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La sabiduría

que duerme en ti
J. Nicolás Vigo

La sabiduría
que duerme en ti
Inteligencia emocional
Editorial Verbo Divino
Avenida de Pamplona, 41
31200 Estella (Navarra), España
Teléfono: +34 948 55 65 11
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© 2023, Juan Nicolás Vigo Pineda


© 2023, Editorial Verbo Divino

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Fotocomposición: Equipo diseño EVD

Impreso en España - Printed in Spain


Impresión: Liber Digital, Casarrubuelos (Madrid)
Depósito legal: NA 208-2023
ISBN: 978-84-9073-869-6
ISBN Ebook: 978-84-9073-881-8

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Para los filósofos que, sin saber que lo son,
testimonian la sabiduría utópica de ser.
Para los sabios que, sin saber que lo son,
transitan por el camino de la felicidad.
Para los discípulos que, sin saber que lo son,
siguen con esmero al maestro que es.
El retorno de la sabiduría
Angustia, silencio y destierro bullen,
en las subterráneas ciénagas del ser.
Es un mar sombrío, oscuro, sin saber.
Aguas sin espíritu, corren sin bien.
Es la vida sin luz que oscurece.
Es la pena que entroniza el dolor.
Es la estrella insensata sin ardor.
¿Será el caos que, una y otra vez, renace?
El ser marchito del hombre precisa
el retorno de la sabiduría,
río amado de paz maravillosa.
¡Sabio, líbranos por fin de la muerte!
¡Muerte, da sentido hondo a esta vida!
¡Vida, redescubre el ser que nos diste!
Soneto, J. Nicolás Vigo
Índice

Introducción. Despertar a la sabiduría....... 15


El ser humano es un buscador
esencial ..................................................17
Alcanzar la sabiduría ..........................20
Los filósofos y los sabios .....................22
Dos filosofías y un camino
de sabiduría ..........................................24

I.  El arte de pensar bien para ser felices .... 31


Tener una buena salud mental
y lograr inteligencia emocional...........33
En resumen............................................36
1.  Saber pensar. Somos nuestros
pensamientos..............................................37
Solo el conocimiento es liberador.......42
Saber que no todo depende
de nosotros ...........................................47
2.  Saber interpretar. Leer las cosas
que nos pasan todos los días....................53
Saber hablarnos a nosotros mismos...55
La opinión sí cuenta ............................57
La clave está en la interpretación
de los hechos.........................................59

11
Cuidar nuestro lenguaje exterior .......63
Cuidar el modo en que nos hablamos ...65
Es cuestión de interpretación..............68
3.  Saber actuar. Vivir una vida despierta....71
Despegarse de los demás......................73
Liberarse de las personas.....................76
Liberarse de las cosas...........................81
Lo poco que tengo lo necesito
muy poco...............................................85
Estar en la vida como
en un banquete ....................................87
Saber que vamos a morir ....................89
Todos moriremos .................................91
La muerte, un instrumento
unificador..............................................95

II.  Estar bien con nosotros mismos


para estar bien con todos............................... 101
En resumen............................................104
1.  Autoconocimiento, autoimagen
y autoconcepto...........................................107
Autoconocimiento: ¿quién soy?..........108
Autoimagen: ¿cómo me veo?...............112
Autoconcepto:
¿qué digo de mí mismo?........................118
2.  La soledad fecunda....................................125
La soledad terapéutica .........................127
La soledad, un laboratorio
para la creatividad ...............................130

12
3.  Regresar a la naturaleza............................137
Redescubrir la magia de la naturaleza... 141
La naturaleza refleja a Dios.................146
La naturaleza, un referente universal.... 151

III.  Buscadores de felicidad:


el filósofo griego y el sabio hebreo ............... 155
En resumen............................................157
1.  La sabiduría griega que atrae:
saber vivir...................................................159
Del principio unificador al hombre....160
Sócrates, el hombre que hizo escuela.... 162
La filosofía, una simbiosis cultural
enriquecedora........................................165
El encuentro de un mundo nuevo
y un cambio de paradigma...................167
2.  La sabiduría hebrea que desafía:
vivir lo cotidiano.......................................171
Egipto, un entorno sapiencial
enriquecedor e influyente....................174
Mesopotamia, una influencia
profunda e inspiradora........................176
La filosofía de las cosas
de todos los días ...................................180

Bibliografía..................................................... 183

13
Introducción
Despertar a la sabiduría

El ser humano necesita ser feliz. De hecho, no


se resigna a tener una vida precaria, efímera y
breve, llena de fracasos y sinsabores. Su his-
toria vital no puede estar construida en fun-
ción de la muerte y su desaparición inevita-
ble. El hombre no puede vivir por vivir.
Tampoco la presencia del hombre en este
mundo es accidental y fortuita. Todo lo con-
trario, el ser humano sabe que su existencia
tiene una finalidad superior, que supera toda
intuición.
Se trata de una razón trascendente que le
reta a encontrar el camino que lo conduzca
a la felicidad, para, de este modo, vivir una
vida plena y apasionada: una vida intensa y
reconciliada.
Esta búsqueda de la felicidad está en su
ADN y en su constitución vital; por ello, la
primera tarea que emprende el ser humano,
apenas comienza a razonar, es perseguirla.
De hecho, el hombre podría definirse como
un perseguidor eterno y perseverante de la

15
felicidad, aquella que está intrínsecamente
relacionada con la posesión de la sabiduría.
La sabiduría lo envuelve e invade todo.
Está en todos y en todas partes, pero su pa-
sión especial es alojarse en el ser humano.
Allí está sosegada y oculta, esperando el mo-
mento preciso para ser despertada y cambiar
la vida de aquel visionario intrépido que ha
sido capaz de liberarla.
La sabiduría duerme en nosotros. En ti y
en mí. Estoy convencido de ello. Nuestra ta-
rea es despertarla. Por ello, este libro preten-
de ser un instrumento provocador para des-
pertar a la sabiduría, y, de este modo, lograr
el crecimiento emocional e intelectual que
se concretará en el modo de ser y hacer en
nuestra vida.
La sabiduría es y se ha manifestado en mi-
llones de personas. Ha aparecido en las múl-
tiples autopistas existenciales construidas en
el tiempo. Ha sido el sostén de culturas y ha
cambiado la vida de incontables personas.
Cuando la sabiduría es descubierta y asi-
milada a la vida, produce una revolución
trascendental que no se puede limitar. Por
su propia naturaleza, es práctica y vivencial.
Creada para producir cambios y dar senti-
do a la existencia de quien la posee. Por ello,

16
el reto del ser humano es hacerse sabio, des-
pertar a la sabiduría, para que nos dé la fe-
licidad y nos libere de la ignorancia y el sin-
sentido en nuestra vida.
Bajo esta empresa, las personas de todos
los tiempos se han lanzado a la búsqueda de
la felicidad. Ha habido millones de iniciati-
vas llevadas a cabo en la historia. Si mira-
mos con detenimiento, nos daremos cuenta
de que existen huellas de una red innume-
rable de caminos existenciales, urdidos por
hombres y mujeres impetuosos, que se lan-
zaron tras de esta aventura desafiante y pro-
vocadora.
En realidad, el ser humano de todos los
tiempos siempre ha sido un ser indigente,
mendicante entusiasta, creador de razones
para explicar su existencia. Siempre ha es-
cuchado con atención aquellas palabras que
dejaban entrever sabiduría, eternidad, tras-
cendencia, sentido y felicidad. El ser huma-
no está persuadido de que la vida es una
cuestión de sabiduría, esperanza y libertad.

El ser humano es un buscador esencial


El mexicano Alfonso Junco (s. xx), en su
poema Así te necesito de carne y hueso, al expli-
car el sentido religioso de su vida, dice:

17
Hombre quisiste hacerme,
no desnuda inmaterialidad de pensamiento.
Soy una encarnación diminutiva;
el arte, resplandor que toma cuerpo:
la palabra es la carne de la idea:
¡encarnación es todo el universo!

Hombre, mortal, pasajero, finito y contin-


gente; no obstante, a pesar de la sabida con-
tingencia, inevitable, y de su paso efímero
por este mundo, el ser humano sabe rebelar-
se y convertirse en un audaz rastreador de
la felicidad; e, incluso, es capaz de volverse
un ser sabio, que solo pide para sí una vida
tranquila, sosegada y serena: sin exabruptos
y alejada de la preocupación, el dolor y la
muerte.
De hecho, él sabe que su premeditada y
sutil huida de la muerte es una empresa de-
rrotada, casi inútil, condenada siempre a la
resignación y abierta a la esperanza; sin em-
bargo, el hecho de promover una disimula-
da rebeldía en busca de otras verdades re-
presenta ya en sí misma una victoria tácita y
revitalizadora que da sentido al regalo inna-
to de vivir y morir.
Sobre ello, la poeta polaca, premio Nobel,
Wislawa Szymborska (s. xx) dice:

18
No existe vida que,
aun por un instante,
no sea inmortal.
La muerte
siempre llega con ese instante de retraso.
En vano golpea con la aldaba
en la puerta invisible.
Lo ya vivido
no se lo puede llevar.

Así, el ser humano, zambullido en su pro-


pia existencia, busca un asidero eterno, una
clave reconfortadora de sabiduría, propia,
incorruptible y eterna, que se permute con
el sufrimiento, el dolor y la angustia, para,
de este modo, alejar, aunque sea por unos
instantes, la amenaza de muerte y la inevita-
ble presencia del no ser.
Esta búsqueda intensa del hombre es ina-
cabable. Y siempre en espiral vital, de cre-
ciente utopía. Así lo han planteado y en-
tendido los filósofos, sabios, intelectuales y
místicos de todos los tiempos. Ellos hicieron
sus propias búsquedas y libraron sus propias
batallas para degustar la dulzura del conoci-
miento redentor que da sabiduría.
En la actualidad se siguen dando esas ba-
tallas apasionadas y épicas, búsquedas per-
severantes, arriesgadas y concienzudas,

19
protagonizadas por el hombre de la posmo-
dernidad. Sobre estas investigaciones hay
que decir que solo ha cambiado la circuns-
tancia y el tiempo vital; no obstante, el mis-
terio sigue atrayendo a la mente humana
con la misma violencia y pasión seductora
de siempre. La mente está persuadida de po-
der encontrar el camino que le hará llegar, de
una vez por todas, a poseer para siempre la
sabiduría vivificante y revitalizadora. Aquel
recinto trascendental, que solo encuentran
unos pocos sabios, como lo advirtió ya en su
tiempo fray Luis de León (s. xvi):
Qué descansada vida
la del que huye del mundanal ruido,
y sigue la escondida
senda, por donde han ido
los pocos sabios que en el mundo han sido.

Alcanzar la sabiduría
Para abrazar esta empresa hay que entender
el sentido de la existencia del ser humano.
Esta no es otra cosa que la vida feliz. Por eso,
para asomarnos a esta ventana sapiencial,
es necesario decisión, esfuerzo y talento.
También necesitamos llevar con noso-
tros una actitud audaz y visionaria, que nos

20
mantenga en los cauces, siempre ricos, de la
reflexión intelectual y el pensamiento ágil y
fecundo. Así lo reza el libro de la Sabiduría
hebrea (Sab 6,12), que no disimula el gran te-
soro que representa poseerla:
La sabiduría es radiante e inmarcesible, la ven
sin dificultad los que la aman, y los que van
buscándola, la encuentran; ella misma se da a
conocer a los que la desean.

Solo de este modo podremos llegar al cono-


cimiento práctico y vivencial que se revela en
la sabiduría de las cosas sencillas. Un tesoro
que nos permitirá encarnar una historia úni-
ca, legítima y original, que empieza, primero,
dentro de cada uno, para relacionarse, des-
pués, con la historia de los otros, que com-
parten nuestra misma circunstancia.
Advierto que la sabiduría tiene que estar
cimentada en la interioridad personal y si-
lenciosa: subterránea y profunda. Porque
solo de ese modo podrá ser capaz de ofre-
cernos un sentido duradero, enraizado en el
mismo ser del hombre, para poder propor-
cionarle una felicidad efectiva.
Para llegar a esto, el filósofo español Orte-
ga y Gasset (s. xx) recomendaba calma y so-
siego:

21
Camina lento, no te apresures,
que el único lugar a donde tienes que llegar
es a ti mismo.

¿Se puede alcanzar la sabiduría? Claro


que sí. Basta mirar a ese enorme conjunto
de hombres y mujeres de todos los tiempos,
buscadores de respuestas, inquietos, curio-
sos y arriesgados, que supieron vivir con ella.
Aquellas mentes sencillas y decididas, capa-
ces de husmear en el mismo sentido del Mis-
terio. A ellos se les llamó filósofos, hombres
perseguidores de la felicidad, convencidos de
que el mayor tesoro que hay que poseer no es
material, sino una vida con sentido y una fe-
licidad que traspasa toda materialidad.
Por ello, el romano Cicerón (s. i a.C.) dirá
que el objetivo de su hacer filosófico no es
otra cosa que lograr la felicidad: «La vida feliz
y dichosa es el objeto único de toda la filosofía».

Los filósofos y los sabios


¿Quiénes son los filósofos? Hombres que, des-
de el asombro terapéutico y la curiosidad in-
nata y firme, son capaces de saborear la tan
deseada sabiduría. Aquella fuente siempre
inextinguible, capaz de ofrecer sosiego al cora-
zón y dar premio a la búsqueda perseverante.

22
Aquella luz vislumbrada por estos sabios
ha motivado la vida de muchas personas,
quienes, siguiendo su ejemplo, han decidi-
do transitar por esos senderos provocadores
y siempre retadores de la sabiduría. Esta ha
sido capaz de proporcionar felicidad, juicio
y armonía al espíritu del ser humano. Así lo
confesaba el filósofo estoico romano, Mar-
co Aurelio (s. ii a.C.), quien, en sus Medita-
ciones, sostiene:
En ninguna parte puede hallar el hombre
un retiro tan apacible y tranquilo como en la
intimidad de su alma.

La clave es interior. Algunos filósofos bus-


caron por mucho tiempo el principio de la sa-
biduría en el universo y en la naturaleza; y,
luego, terminaron dándose cuenta de que ella,
en realidad, estaba dentro del ser humano.
Igualmente, en el interior del hombre esta-
ba el conocimiento y la fuente de la grande-
za, la paz y el equilibrio personal y universal.
Allí habitaba el Misterio. Por ello, para atre-
vernos a aspirar a la búsqueda de la sabidu-
ría, primero es necesario hacer un viaje inte-
rior para conocer nuestro propio ser. Séneca
comentaba que en el interior de cada uno
se encuentran muchas cosas, entre ellas, el
poder, que, curiosamente, muchos buscaban

23
fuera, sin saber que él es interior: «El hombre
más poderoso es el que es dueño de sí mismo».
Nadie nos conoce mejor que nosotros
mismos. Ninguno es feliz si no ama lo que
es. Y, nadie ama a los demás si, antes, no se
ha amado a sí mismo. Comprendiendo el
sentido de estas expresiones, nos urge mirar
nuestro propio yo para encontrarnos y salir
al encuentro de los demás.
La gran revolución de cambio se tiene que
dar dentro de nosotros mismos. San Agus-
tín (s. iv), el santo de Hipona, lo confesaba
en sus Confesiones de este modo:
No te vayas fuera. Regresa a ti mismo,
porque en el hombre interior habita la
verdad.

Dos filosofías y un camino de sabiduría


Por ello, en este libro vamos a fijarnos en
las conquistas de aquellos hombres, filóso-
fos griegos y sabios hebreos, que empezaron
a reflexionar desde lo sencillo y cotidiano:
en las cosas de todos los días. Y, como pro-
ducto de su trabajo indagador, construyeron
el pensamiento filosófico y la sabiduría re-
creadora que ha fundamentado la historia
de la humanidad y ha dado sentido y frescu-

24
ra a la vida de millones de personas y cultu-
ras de todos los tiempos.
Sin duda, los griegos fueron los abande-
rados de la razón, del pensamiento lógico,
racional y metódico, capaz de avivar la teo-
rización de la realidad y el cosmos; por ejem-
plo, Pitágoras (s. iv a.C.) sostenía:
Nada perece en el Universo;
todo cuanto acontece en él
no pasa de meras transformaciones.

Por su parte, los sabios hebreos supieron


unir el corazón a la mente, por eso su sabi-
duría deja espacio profundo a la fe sobrena-
tural y a las cosas espontáneas de todos los
días. Por ejemplo, el libro del Eclesiástico
aclara cuál es el sentido de la sabiduría he-
brea (Eclo 4,11-14). El sabio hebreo está con-
vencido de que ella no es otra cosa que un
instrumento del que Dios se sirve para estar
con los hombres:
La sabiduría instruye a sus hijos, estimula
a los que la comprenden. Los que la aman,
aman la vida; los que la buscan, alcanzan el
favor del Señor, los que la retienen consiguen
la gloria del Señor, acamparán con la
bendición de Dios; los que la sirven, sirven al
santo, Dios ama a los que la aman.

25
El sabio bíblico entiende que todo es ma-
nifestación de Dios. Un Dios personal y cer-
cano que está en las cosas pequeñas y gran-
des; para ellos, la vida y la ética (ethos) del ser
humano son la manera como este responde
a Dios. El hombre es criatura, obra divina.
La vida del ser humano es una cuestión per-
sonal, una respuesta de fe (Ecl 8,8):
El hombre no es dueño de su vida ni puede
encarcelar su aliento; no es dueño del día de
la muerte ni puede librarse de la guerra.

Es decir, la fe del ser humano debe com-


prometer toda su vida. Y es, en su hacer
práctico, de todos los días, donde se testimo-
nia a un ser sobrenatural, hacedor de todas
las cosas y señor del tiempo; por ello, en la
vida del sabio hebreo, no tienen espacio el
sinsentido ni la ofuscación paralizante. Dios
sabe hacerlo todo y es capaz de darle una
vida feliz, completa y por etapas. Qohelet, el
sabio del Eclesiastés (Ecl 3,1), concluye:
Todo tiene su momento, y cada cosa su
tiempo bajo el cielo:
Su tiempo el nacer, y su tiempo el morir;
su tiempo el plantar, y su tiempo el arrancar
lo plantado.

26
Las dos filosofías, la griega y la hebrea,
coinciden en la ética, es decir, en el arte del
bien vivir para obtener la felicidad. Este ejer-
cicio se concreta en la praxis cotidiana y en la
búsqueda prudente y metódica de la felicidad.
Para ambas culturas, la sabiduría es la que li-
bra al ser humano de la ignorancia y los vi-
cios esclavizadores, origen de todos los males
y campo de cultivo de la infelicidad, que nos
afecta a nosotros mismos y a los demás.
Por ello, en este libro vamos a abordar el
sentido de la filosofía de los griegos resca-
tando algunos nombres y frases de su pensa-
miento para comprenderlo en su contexto y
poder decodificar con justicia la arquitectu-
ra de su significación.
Asimismo, vamos a matizar nuestra pro-
puesta extrayendo frases y proverbios de la
sabiduría hebrea, con el fin de beneficiar-
nos de ella y emplearla en los problemas y
necesidades concretas que enfrenta el hom-
bre de nuestro tiempo. Hacemos esta tarea
con gusto, convencidos de que la sabiduría
alumbrará el camino de nuestra propia bús-
queda sapiencial, aquella tarea que empren-
deremos en los capítulos siguientes.
En el primer capítulo proponemos un es-
quema sencillo y lógico para convertir nues-
tros días en experiencias felices, apacibles y

27
duraderas, por medio de un correcto proce-
so intelectual de tres saberes: saber pensar,
saber interpretar y saber actuar; tres pasos
necesarios que debemos hacer para tomar
buenas decisiones y conseguir una vida feliz
y reconciliada.
En el segundo capítulo ofrecemos elemen-
tos para construir nuestra propia persona-
lidad, y, desde ella, salir al encuentro de los
demás, reconciliados, empáticos y apasiona-
dos. Para ello, proponemos profundizar en
el autoconocimiento, la autoimagen y el au-
toconcepto, elementos que proponen la psi-
cología y la inteligencia emocional como ba-
ses constructoras de personalidades sólidas.
Después de haber hecho esta tarea, invita-
mos al lector a captar la experiencia de vivir
una soledad fecunda, como requisito nece-
sario para centrarse en lo importante y sa-
ber quién es y mejorar su capacidad creado-
ra y existencial.
Asimismo, en el tercer apartado de este
capítulo, invitamos al lector a emprender
un viaje de retorno a la naturaleza, para vol-
ver a encontrar en ella solaz, sosiego y belle-
za, elementos capaces de devolver la paz in-
terior, arrebatada por el murmullo, el caos
de la ciudad y las artificialidades de la vida
posmoderna.

28
Y, finalmente, en el tercer capítulo, ofre-
cemos un escueto resumen de la historia de
la filosofía griega y hebrea, para poder com-
prender el camino empezado por el filósofo
griego y el sabio hebreo, sutiles protagonis-
tas de este libro.

29
I
El arte de pensar bien
para ser felices

Vivir bien es una cuestión de elección y de-


terminación. Y si queremos vivir mejor aún,
necesitamos tomar decisiones buenas. Me
explico: en realidad, nosotros podemos ele-
gir los matices y los colores con los que dise-
ñamos el día a día de nuestra existencia. No
todo tiene que ser complicado, triste o gris.
¿Por qué no podemos ser felices?
El ser humano tiene un gran poder de de-
cisión, que solo es suyo. Nadie puede deci-
dir por nosotros. Esa capacidad es personal
e íntima; por ello, la clave que nos lleva a la
felicidad está en pensar bien todas las posi-
bles situaciones que pueden desprenderse de
nuestras decisiones.
Y, para ello, necesitamos hacer un riguro-
so ejercicio de pensamiento, como lo sostie-
ne la psicología cognitiva: solo un correcto
proceso mental de razonamiento nos garan-
tizará la capacidad necesaria para resolver

31
problemas cotidianos y tener nuevos cono-
cimientos e inferencias lógicas.
Hace unos años disfruté mucho leyendo
los libros de Rafael Santandreu. De hecho,
tras leer sus obras, confirmé que en la mane-
ra como pensamos nos jugamos la batalla del
éxito o el fracaso, la alegría o la tristeza en
nuestra vida. Él cree firmemente en la psico-
logía cognitiva, que aplica con éxito en sus te-
rapias cognitivas. Asimismo, está convenci-
do de lo beneficiosa que es; y, con autoridad,
propone el siguiente esquema: Hechos / Pen-
samientos / Efectos emocionales.
Tomando en cuenta este esquema, confir-
mamos que es necesario educarnos en el arte
de pensar. Es más, debemos acostumbrarnos a
pensar como científicos; es decir, utilizando un
método correcto y un pensamiento lógico, ra-
cional y riguroso. Me viene a la mente lo que
pensaba Cicerón (s. i a.C.) sobre la importan-
cia de pensar: «Pensar es como vivir dos veces».
En realidad, el pensamiento es el motor
que provoca la felicidad. Lo bueno que nos
sucede en la vida es el resultado de una ar-
quitectura inteligente que diseñamos cada
segundo, con minuciosidad, creatividad y te-
nacidad. Nuestras decisiones, para ser acer-
tadas, necesitan de nuestra capacidad de
análisis y discernimiento. Es decir, piden es-

32
fuerzo, talento y honestidad. Me explico. El
proceso intelectual, lógico y racional que se
da en nuestra mente está condicionado por
el tipo de información que le hacemos llegar
para que la procese.
Si la información es de buena calidad, el re-
sultado será muy bueno, pero si la entregamos
falseada, será negativa e inexacta. O sea, nues-
tra actitud ante la realidad será desesperanza-
da, tóxica y complicada. Sin saberlo, nos ha-
bremos engañado a nosotros mismos porque
hemos hecho un proceso de inferencia erró-
neo. Por ello, Platón (s. iv a.C.) recomendaba
saber conducir los pensamientos para evitar
que nuestros sentimientos se descontrolen:
El cuerpo humano es el carruaje; el yo, el
hombre que lo conduce; el pensamiento son
las riendas, y los sentimientos, los caballos.

Tener una buena salud mental


y lograr inteligencia emocional
La mayor preocupación del ser humano
debe ser desarrollar una buena salud mental
y apostar por la inteligencia en el manejo de
sus emociones, porque es en nuestra mente
donde se almacenan todas las imágenes y las
representaciones simbólicas que hacemos de
la realidad.

33
Este proceso será efectivo si dejamos que
nuestra mente analice, estudie y conclu-
ya sobre los hechos que se dan fuera de no-
sotros, para que esta sepa decidir cuál es la
emoción correcta con la que debe responder
ante tal o cual situación. Sin embargo, hay
que tomar en cuenta la advertencia que nos
hace Lucrecia Pérsico (s. xx), autora del libro
Inteligencia emocional:
El pensar con el corazón y no con la cabeza
puede llevarnos a cometer errores; el utilizar
el cerebro pensante no basta para garantizar
el éxito.

Debemos tener un equilibrio entre am-


bas. En determinadas cosas, nuestra mente
debe ser implacable y en otras hay que de-
jar asomar al corazón, para no convertirnos
en máquinas frías y especuladoras. Por ello
es importante lo que decía el emperador filó-
sofo Marco Aurelio (s. ii d.C.) en sus Medi-
taciones; en la número 48 escribe:
La inteligencia libre de pasiones es como una
ciudadela; y realmente no tiene el hombre
posición más segura donde retirarse para no
ser más adelante capturado. Quien no la ha
visto es un ignorante; quien, habiéndola visto,
no se ampara en ella es un desdichado.

34
El reto es pensar bien para que aquellas
pasiones no nos dominen. Debemos apun-
tar a desarrollar mejor nuestra inteligencia
emocional, que es la suma de muchas inte-
ligencias, como lo sostenía Howard Gard-
ner, quien afirmaba que el ser humano tiene
siete tipos de inteligencia. Y, profundizando
más en su propuesta, en 1995 añadió dos in-
teligencias más; es decir, el ser humano tiene
nueve inteligencias múltiples. Esta propues-
ta cambia el sentido tradicional del concep-
to que se tenía sobre qué es ser inteligente.
Esto es fenomenal, porque quiere decir que
el ser humano, para ser inteligente en el ma-
nejo de sus emociones, necesita desarrollar
varias capacidades, como: lingüístico-verbal,
lógico-matemática, espacial, musical, corpo-
ral cinestésica, intrapersonal, interpersonal,
naturalista y existencial. Es decir, este para-
digma pone el acento en el desarrollo de las
capacidades del ser humano, porque, al fin y
al cabo, son las que garantizan una vida feliz.
Yo comparto con alegría esta intuición de
Gardner, ya que, en el trabajo frecuente con
adolescentes y jóvenes, me he dado cuenta
de que estimular estas inteligencias los con-
vierte en personas seguras de sí mismas, con
una envidiable autoestima y un fuerte cono-
cimiento intrapersonal y habilidades socia-

35
les. Asimismo, crecer en ellas nos ofrece un
enorme poder para discernir qué es lo impor-
tante y lo menos importante, lo fundamental
y lo accesorio, para la construcción o rein-
vención de nuestra personalidad y el fortale-
cimiento de nuestras relaciones sociales.
Igualmente, no basta con desarrollar
nuestras capacidades; es necesario fortalecer
nuestra inteligencia emocional, que nos ga-
rantizará una vida feliz sin descalabros men-
tales ni dramas. De allí la importancia de
saber pensar de forma lógica, racional y or-
denada.

En resumen
La clave para una vida feliz está en el modo
en que pensamos. Ejercitados en el arte de
pensar correctamente, podemos despertar a
la sabiduría. Por ello, en este capítulo pro-
pongo tres pasos necesarios que debemos
dar para tomar buenas decisiones y conse-
guir una vida feliz:
1. Saber pensar: somos nuestros pensamientos.
2. Saber interpretar: leer las cosas que nos pa-
san todos los días.
3. Saber actuar: vivir una vida despierta.

36
1. Saber pensar
Somos nuestros pensamientos
Las cosas y las personas
no son lo que deseamos que sean
ni lo que parecen ser. Son lo que son.
Epicteto

Una de las tareas fundamentales de nuestro


cerebro es analizar, a través del ejercicio del
pensamiento, nuestras emociones, de modo
que sean orientadas, filtradas y reconduci-
das para que se concreten en nuestras accio-
nes. Estas no son otra cosa que la puesta en
práctica del dictado de nuestra capacidad re-
flexiva y agudeza intelectual.
Para poder tener un correcto proceso de
pensamiento que nos haga actuar bien, de-
bemos tener diálogos mentales como este:
¿esta emoción que puedo despertar, es bue-
na o mala, positiva o negativa, me ayuda o
me complica, me hace mejor o peor persona?
En la respuesta que da nuestra mente nos ju-
gamos nuestro bienestar interior y el éxito o
fracaso en nuestras relaciones sociales. Por
ello, en el arte de pensar ponemos a prueba
nuestro mundo interior y simbólico. En él se

37

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