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La felicidad...

un proceso de vida interior


Existencialismo de la interioridad

Editorial Ecce Búho


Ricardo Fajardo

La felicidad...
un proceso de vida interior
Existencialismo de la interioridad

Editorial Ecce Búho


New York, USA.
La felicidad... un proceso de vida interior
Existencialismo de la interioridad

© 2007, Ricardo Fajardo

Editorial Ecce Búho


506 West 153 Street
New York, NY 10031
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Impreso en los Estados Unidos
ISBN: 0-9672593-2-0
Library of Congress Control Number: 2006905136

Diseño y diagramación: Ramón E. Peralta


Diseño de portada: Milito Peralta
Fotografía del autor: Guillermo Sáez
Primera edición: Febrero 2007

Prohibida la reproducción total o parcial de esta obra, el almacena-


miento en sistema informativo y la transmisión en cualquier forma o
medio electrónico, mecánico, por fotocopia, registro u otros méto-
dos, sin el permiso previo y por escrito de los titulares del copyright.
Dedicatoria

A todos los que quieren encontrar la sanación in-


terior a sus dificultades psicológicas, emocionales,
humanas y espirituales, los invitamos a iniciar el viaje
hacia la felicidad.
La felicidad es una realidad que hay que crear en el
interior de sí mismo. Es un largo viaje que acontece y
precede en múltiples elementos, en la profundización
acerca del significado y el sentido de la existencia, des-
cubriendo por medio del conocimiento de nosotros mis-
mos, la inmensa riqueza personal, la profundidad de
nuestra naturaleza y la razón de nuestro porvenir.
Contenido

Presentación ..............................................................13
Prólogo ......................................................................15

Capítulo I
Tú puedes ser feliz .................................................... 21

Capítulo II
La felicidad: una tarea interior .................................39

Capítulo III
El cambio psicológico ..............................................49

Capítulo IV
El proceso de transformación ...................................67

Capítulo V
La persona autorrealizada .......................................115

Epílogo .................................................................143
Bibliografía ..........................................................145
Presentación

Si la felicidad es un proceso alcanzable sólo


desde la interioridad del ser, y el existencialismo con-
sidera la experiencia inmediata de la existencia propia
como el fundamento del conocimiento de la realidad,
entonces el ser en este proceso tendrá que aprender a
ver lo invisible, a sentir lo abstracto, lo inmaterial; a
hacer que lo natural y sobrenatural converjan en su
vida como afluentes que forman un río inagotable de
felicidad, que existe potencialmente en cada ser.
En este sentido, es que el escritor, en esta obra
nos quiere hacer comprender los aspectos más vivos
y cambiantes en el proceso de transformación ascen-
dente en la vida humana, hacia un éxito total en el
logro de la convivencia social como pauta fundamen-
tal de la felicidad.
La obra nos lleva, desde su inicio, por un cami-
no cada vez más luminoso de interiorización que nos
hace descifrar, con simpleza, las zonas más oscuras de
nuestra vida, aquellas que jamás nos han permitido
alcanzar la felicidad, y que como murallas han dico-
tomizado nuestra vida interior del ser real que debe-
mos alcanzar, pero que aquí, en el proceso de lectura
se nos va colocando etapa por etapa en nuestras
manos la vida misma con cada una de nuestras acep-
ciones.
En el capítulo primero, quiere hacernos com-
prender la capacidad o poder que poseemos, otorgado
en la Creación como coronación del universo, para
transformarnos y transformar nuestro entorno en la
búsqueda de la felicidad. Con estas herramientas de
poder absoluto nos coloca en el capítulo segundo,
para realizar las excavaciones más profundas de nues-
tra interioridad, para llegar a aquellos lugares total-
mente desconocidos, y que en el capítulo tercero, ten-
dremos la oportunidad, ya sin temor alguno, de
encender la luz de la felicidad en esos baches para
alcanzar, como nos lo presenta el escritor en el
capítulo cuarto, el proceso de transformación ascen-
dente hasta llegar automáticamente y sin desvío a una
autorrealización o coronación de la vida misma en un
ser maduro o convertido en causa segunda, como con-
cluye en el capítulo quinto.
He aquí donde el ser humano cumple con su fun-
ción de desarrollo de lo natural, de lo físico o palpa-
ble, en tanto que retiene lo sobrenatural, lo invisible o
espiritual de su vida.

Dr. Miguel Ángel Cepeda, Ph.D.


Filósofo y Escritor
Woodbridge, New Jersey, USA.
Prólogo

El ser humano busca la felicidad. Es una realidad interior que


acontece y precede en múltiples elementos en el modo de viajar.

La felicidad, existencialismo de la interioridad

¿Tiene la felicidad relación con la interiori-


dad?, ¿el conocimiento de sí mismo?, ¿el amor a la
sabiduría?, ¿la búsqueda de la verdad?, ¿la trascen-
dencia?, ¿la apertura y disponibilidad?, ¿la superación
del mundo cósmico y contingente?, ¿el descubrimien-
to de quiénes somos y para qué estamos hechos? La
búsqueda de dar respuestas a estas preguntas resultará
una tarea compleja, a saber y conocer en qué consiste
explorar lo más profundo, para alcanzar el sentido de
nuestra existencia.
El hombre de hoy navega en la inseguridad y
es acosado por el miedo. Su vida agoniza envuelta
entre el nihilismo y el relativismo. Desprovisto de los
valores en que se afirmaba, vive la angustia de un ser
convulsionado y abatido, cansado y moribundo, sin
encontrar la razón de su destino.
El avance de la ciencia y la tecnología con sus
múltiples conquistas, lejos de haber encaminado a la
humanidad a un mayor progreso humano, ha condu-
cido al ser a un vacío interior. Ha creado un mundo
invertebrado en sus más mínimas creencias y elemen-
tales valores. Una sociedad que ha llevado a vivir a la
persona en una continua despersonalización, anoni-
mato, masificación y superficialidad. Durante este
tiempo el hombre ha construido templos para ren-
dirles culto al consumo, endiosamiento del tener, el
poder, el placer y el deseo de fama. Esto ha significa-
do una amenaza y exclusión de sus costumbres, va-
lores y tradiciones, dejándolo a la intemperie en un
mundo descarnado, selvático y descreído, árido y
despoblado, en crisis de tiempo y cobijado por un
cielo nublado que vive el absurdo, angustia y la alie-
nación como fuga y evasión, permaneciendo sin
hogar ni resquicio, sin chispa de interioridad y sobre
todo: voluntad de vivir.
Por esta circunstancia, es necesario y urgente
proclamar una y otra vez el descubrimiento del espa-
cio interior, en la tarea de ayudarnos a conocer
¿quiénes somos? ¿de dónde venimos? y ¿hacia dónde
vamos? Las respuestas a estas preguntas marcan el
método de explorar el espacio más íntimo en la
dinámica que acontece y precede en los múltiples ele-
mentos el modo de viajar buscando la felicidad, y que
permitirá encontrar el poder de la inmensa riqueza de
lo que es la persona, la profundidad de su naturaleza
y el sentido a su existencia.
En medio de esta hambruna por desentrañar la
realidad ontológica del ser humano, su trascendencia
más allá de las cosas temporales, su inmensa riqueza
y alcanzar su destino, nace el existencialismo de la
interioridad como filosofía de la felicidad.
Si el mundo antiguo vivió la incertidumbre de
los académicos con sus doctrinas, los maestros de la
no verdad y de la no certeza, el influjo de los mani-
queos, los maestros de la vida moral sin responsabili-
dades, y hoy padecemos el pensamiento de la post-
modernidad y la tranquilidad de una conciencia dor-
mida, se hace necesario que hoy a igual que ayer,
encontremos en el corazón el cimbel que sostenga el
señorío de sí mismo, para que conduzca a un puerto
seguro el destino de la vida, aún en medio del barco
que sin brújula parece hundirse.
El existencialismo de la interioridad como
filosofía de la felicidad es un pensamiento basado en
el conocimiento de sí mismo, amor a la sabiduría,
contemplación de la verdad, apertura y disponibili-
dad, constituyendo estos los elementos indispensa-
bles para alcanzar la plenitud de la vida.
La felicidad es el proceso interior que permite el
conocimiento de sí mismo, el crecimiento y desarro-
llo, como condición indispensable para alcanzar la
madurez y la realización. No hay que buscarla fuera
en el mundo de la sensibilidad, sino dentro, donde se
enciende la luz de la razón. Como diría San Agustín:
“No vayas fuera, regresa a ti mismo, pues la verdad
habita en el interior del hombre, y si encuentras que tu
naturaleza es mudable, trasciéndete a ti mismo”.
La búsqueda de la interiorización no es una
tarea fácil, como tampoco resultaría una conclusión
fácil la aceptación y el conocimiento sí mismo.
Vivimos en una cultura plagada de imágenes y ca-
rente de pensamiento y razón. Mediante el pensa-
miento el ser humano se sitúa en la existencia, consti-
tuye su mundo, transforma el entorno dado y supera
su ser cósmico. En consecuencia, al no ser mera ima-
gen y naturaleza, su espíritu trasciende la realidad
existencial.
La felicidad, como el fin último de la vida, ayu-
dará al ser humano a situarse, orientarse y conducirse
en su vocación de ser persona. Ser persona no es
meramente funcionar; las cosas y los entes del univer-
so natural funcionan según sus leyes sin que ellas
tomen iniciativa, porque carecen de espíritu; es decir,
de inteligencia y voluntad, y no toman parte de esas
leyes ni de esos movimientos creativos. El ser huma-
no, en cambio, tiene una dimensión cósmica, está lla-
mado a superar su ser cosa; entra en sí mismo y se
ubica en la vida superarando su exterioridad. No se
ubica en un sistema de conducta social, político,
económico o religioso; ubicar el yo no es ubicar una
cosa, porque una cosa se ubica definiéndola, descri-
biéndola, controlándola, clasificándola y metiéndola
en un sistema de control; en cambio, en una persona
se cuenta su historia y relación con la circunstancia y
el horizonte hacia donde se encamina.
Durante el proceso de interiorización logramos
alcanzar la sabiduría y libertad, que nos da el conoci-
miento de nuestra realidad humana y espiritual. Este
diálogo consigo mismo desglosa el yo auténtico y se
encamina hacia el ámbito de lo inteligible donde se
encuentra la verdad. Se percata que no puede apre-
henderla por su condición finita, entonces trasciende
el entorno y se aproxima a ella alcanzando el núcleo
fundamental de nuestra finalidad.
El itinerario de la interioridad require la iniciati-
va de la voluntad y libertad para explorar y adquirir la
experiencia que junto con la vida es dada como his-
toria, dejando el hombre de ser mera memoria de
repetición, adquiriendo la capacidad de observar y
retener, dejando de ser un simple ente o una simple
cosa del universo, sino un ser dueño de sus propios
actos.
El resultado final del conocimiento y explo-
ración de la interioridad entronca con la inmanencia
en el alma de algo distinto y diferente de sí mismo,
que es lo que permite la trascendencia, la alegría, la
realización y plenitud de la vida.
Este ensayo es un enfoque que trata de aproxi-
marse a la realidad interior del ser humano, misterio
insondable donde habita un mundo mágico y
maravilloso. Explorar este mundo tan propio, íntimo
y cercano, es navegar en sí mismo, descubriendo su
realidad finita y cósmica, y que por medio de la inte-
riorización encuentra la sabiduría y la verdad, de
donde nace la felicidad, como realidad de su propia
trascendencia.
Este recorrido no pretende ser un estudio exhaus-
tivo, acerca del existencialismo de la interioridad
como filosofía de la felicidad, sino un ensayo que pre-
tende encender una luz como ha sido a lo largo de los
siglos el discurrir del pensamiento de los hombres; en
los del ayer lejano, como fue el caso de Sócrates con
su “conócete a ti mismo”, de Platón con su “mundo
de las ideas” y de Aristóteles con su “mundo único y
plano”; así como el pasado inmediato y los elementos
positivos del presente, planteando que la felicidad es
una realidad que hay que crear en el interior de sí
mismo. En el itinerario que sucede y anticipa en los
diferentes componentes la profundización acerca del
significado y el sentido de la existencia, descubriendo
el mundo real y maravilloso de lo que es la persona,
la anchura y el destino de su porvenir en lo que ama-
mos, creemos y esperamos, tratando que esa luz guíe
al ser humano a vivir con mayor dignidad y esperan-
za en un mundo más equilibrado, solidario y fraterno.
I

Tú puedes ser feliz


La felicidad es la condición interior
de quien ama, cree y espera.

La felicidad es el proceso interior de crecimiento


y desarrollo, que nos permite alcanzar el conocimien-
to acerca de nosotros mismos, como condición indis-
pensable para alcanzar la madurez y la realización. Es
una realidad cósmica, experiencia mística y trascen-
dente, que supone la tarea de buscar respuestas al mis-
terio humano en saber y conocer: ¿quiénes somos?,
¿de dónde venimos? y ¿hacia dónde vamos? Las
respuestas a estas preguntas constituyen el fin último
de todo saber y conocimiento. Desentrañar la realidad
ontológica del ser humano, su trascendencia más allá
de las cosas temporales, su inmensa riqueza y profun-
didad, establece su autorrealización.
La felicidad implica una larga reflexión a través
de la cual la persona, que hasta entonces no es más que
La felicidad... un proceso de vida interior

el sueño de una sombra, logra conocerse a sí misma y


alcanza la plenitud. Es también el camino para restau-
rar su integridad, lacerada por las heridas emocio-
nales, que traen consigo la cotidianidad y que son
agudizadas por su confusión acerca de cuáles son sus
posibilidades para ser feliz. Esta filosofía de la vida
constituye un momento del principio fundamental en
la búsqueda de respuestas a las grandes incertidum-
bres humanas, y a la comprensión de su naturaleza
como dimensión antropológica, orientada siempre
hacia algo o alguien distinta de sí misma. En esta con-
quista de autohumanización encontramos personas
exitosas y gentes fracasadas; individuos satisfechos y
seres insatisfechos.
Este itinerario permitirá a la persona explorar su
mundo interior, no para que se desentienda de la reali-
dad que acontece a su alrededor, sino para que la inte-
gre con capacidad crítica, como parte de su estrategia
de crecimiento. Para que descubra las fuerzas con las
que puede contar al enfrentar las adversidades de la
vida, y busque la felicidad, no como un lugar al que
se llega, sino como un viaje en el que será preciso ir
descifrando todas las señales.
No consiste en buscar el placer, tener dinero,
poder o el sexo. Ser feliz es saber separar en el mundo
los espejismos de la realidad encontrando la verdad.
Porque la felicidad es y tiene que ser una vida plena y
realizada.

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Ricardo Fajardo

He conocido a un sinnúmero de personas, que


teniendo todo el confort material, no eran felices.
Como dijo un sabio: “Lo tienen todo y no tienen nada;
lo poseen todo y no disfrutan de casi nada”. Y es que
la felicidad, contrario a lo que se cree, no reside en las
cosas materiales; es la búsqueda creativa y dinámica
para hacer realidad nuestros proyectos de vida.
Todo el mundo quiere ser feliz, pero pocos bus-
can la felicidad donde realmente está. El único modo
de encontrarla es cultivándola. Esto así, pues la felici-
dad sólo puede manifestarse en una experiencia afec-
tiva. A tal grado, que si la separamos del sentimiento
sería una realidad sin significado.

En qué consiste vivir la felicidad


Si vives, hazlo para ser feliz, porque la felicidad
es la suma de la vida. No consiste en desear lo que no
tenemos, sino en aprovechar lo que tenemos; porque
no es hacer lo que uno quiere, sino querer lo que uno
hace en la tarea de comprometerse consigo mismo sin
garantías de que las cosas sucedan como uno quiere,
sino como son. Es como una mariposa que, cuando se
la persigue, vuela sin detenerse buscando espacio
para ponerse fuera de nuestro alcance; pero si te paras
y te sientas en el silencio, ella podría posarse encima
de ti. En este sentido, la felicidad no es una condición
de las circunstancias, es una disposición interior en la
misión de creer, confiar, aceptar y esperar.

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La felicidad... un proceso de vida interior

La felicidad no es una realidad acabada; se debe


cultivar poco a poco en nuestro ser más profundo. Por
considerar que ella es una realidad humana, mística y
trascendente. Todo el mundo la busca, pero no todos
la alcanzan, porque no consiste en buscar gloria,
fama, honor y riqueza. Todo eso es concedido; es
momentáneo y temporal. Mientras que la felicidad es
la realidad más íntima y profunda que manifiesta un
modo de vivir en la búsqueda ascendente.
La mayoría de la gente nace, vive y muere sin
descubrir el propósito de sus vidas. Debemos conver-
tir cada momento en una oportunidad para descubrir
quiénes somos, y de este modo quitarnos la máscara
que oculta el yo real, condenándonos a vivir en una
pobreza ontológica.
La vida se realiza en la búsqueda y posesión de
la verdad. Esto trae consigo la felicidad; porque sólo
a través de la interioridad se llega a la verdad. Este
proceso de búsqueda requiere el consentimiento de su
voluntad y libertad. Es como romper el alba, dejando
en cada huella constancia de nuestro tránsito, y dejan-
do atrás la sombra que impide el impulso orgánico,
vital e integral, que nos hace movernos hacia algo
nuevo y distinto de sí mismo. La felicidad es el modo
de ser de la persona que esperar. Este modo de ser
constituye la clave y sabiduría que abre la puerta de
la interioridad. En la interioridad el ser descubre su
propia contingencia, se acepta y se afirma en la liber-

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Ricardo Fajardo

tad, siendo consciente y responsable de sus actos.


Reafirma su fe como proyección y garantía de la ver-
dad. Del anhelo de la felicidad surge la esperanza; de
ésta, la fe, que permite el conocimiento y la profun-
dización; y de la fe y esperanza, la totalidad como el
cumplimiento de lo que creemos esperar.
Este pensamiento de vida íntima quiere rehacer
al hombre en su relación con el universo, porque la
vida interior está en peligro. Un parásito roedor está
en progreso por la concepción del mundo moderno,
enfermando y destruyendo la vida humana.
Cuanto mayor sea la capacidad de interiorización
en nuestras vidas, mayor será el grado que tiene la luz
para ayudarnos a comprender el fin más elevado de
nuestra existencia. Todas nuestras energías deben ser
encauzadas en esta empresa. Sólo así podríamos com-
prender el afán por ampliar el conocimiento acerca de
nosotros mismos y del mundo que nos rodea, buscan-
do progreso. Muestra de ello son los grandes adelan-
tos de la ciencia y la tecnología. Pero resulta paradóji-
co que mientras nos aproximamos a la felicidad, esta
se hace más esquiva e inalcanzable, por el mal uso y
solemos confundirla con nuestra posibilidad de
poseer cosas, lo cual nos vuelve más tristes.
Vivimos a merced de nuestros instintos y de las
circunstancias. Y nuestro obrar humano debe esti-
marse por la capacidad de nuestro pensamiento crítico
y positivo. Quizás por esta razón Goethe decía que:

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La felicidad... un proceso de vida interior

“Todo hombre debe discurrir a su manera, pues siem-


pre encuentra en su camino una verdad o una cuasi
verdad, que le ayuda a lo largo de su vida. Sólo que no
ha de dejarse llevar; debe autoinspeccionarse; no le va
bien al hombre simple e ingenuo de instinto”1.
La interioridad es la parte más reservada de una
persona, la parte más profunda, esencial y genuina,
donde habitan todas sus posibilidades. Es lo que mejor
define el núcleo de su personalidad, y es la región más
escondida que guarda y oculta todo aquello que es muy
propio.
En su parte más íntima la persona encuentra el pozo
que contiene los secretos y sacia la sed de su búsqueda.
Conociendo esa parte, pasa revista a sus recuerdos;
nacen los proyectos; razona su experiencia y encuentra
los principios y los valores que le ayudarán a vivir de una
forma más auténtica. Este es el lugar adonde la persona
debe mantener una conversación continúa. Ya decía
Unamuno: “La verdadera conversación es la que soste-
nemos en nuestro interior”2.
El término íntimo procede del latín íntimus, que
significa “de lo más adentro”3.
Un discípulo preguntó a su maestro dónde podía
______________

1 GOETHE, J. W., Máximas y reflexiones, Obras Literarias, Madrid,


Aguilar, 1945.
2 UNAMUNO, Miguel de, Soliloquios y Conversaciones, Ensayo,
Madrid, Aguilar, 1951.
3 COROMINAS, J., Breve diccionario etimológico de la lengua
castellana, Madrid, Gredos, 1994.

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Ricardo Fajardo

encontrar la sabiduría. El maestro le respondió: “Ve,


siéntate en el sepulcro de tu silencio, él te la mostrará”.
El discípulo, muy confundido, pues no sabía si el sabio
se refería a su muerte o a que en verdad tendría que ir al
cementerio a sentarse en un panteón, entonces preguntó
al maestro: ¿Señor, es que acaso tengo que morir para
encontrar la sabiduría? El maestro lo miró muy entriste-
cido y le dijo: “De ninguna manera; tú ya tienes un
sepulcro. ¿“Y dónde está?”, preguntó el discípulo.
“Dentro de ti”, contestó el maestro. Luego agregó:
“Déjalo hablar”.
Las personas de hoy viven perdidas en una su-
perficialidad de la que no siempre se sienten respon-
sables. Se entretienen con un sinnúmero de cosas que
no aportan ningún sentido a su existencia. Viven en
un mundo lleno de ruido, y cuya vertiginosidad no le
deja tiempo para pensar acerca de su origen y sus
metas. “La soledad y el silencio son como la madre y
el padre de los pensamientos profundos”4. Este ritmo
de vida aleja cada día más a las personas de su reali-
dad íntima y profunda. “De nadie huimos tanto como
de nosotros mismos”5.
Sólo en la interioridad de la persona se podrá
encontrar las múltiples respuestas a su existencia, por
considerar que ahí es donde se plantean las grandes
_______________
4 BARAJA, Pío, Mala hierba, Obras Completas, Madrid,
Biblioteca Nueva, 1978, p. 83.
5 BALMES, J. L., El criterio, XXII, Editorial Araluce, Barcelona, 1901,
p. 143.

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La felicidad... un proceso de vida interior

interrogantes: ¿quién soy? ¿qué significado tiene mi


existencia? y ¿cuál es mi destino?
No sabemos la hora en la que el ser humano des-
cubrió el inmenso espacio de tiempo que precedía a las
memorias, los mitos y las leyendas. De lo que sí esta-
mos seguros es que dichos descubrimientos y desarro-
llo les abrieron las puertas hacia una esperanza.
A lo largo de los siglos hubo una significativa
evolución del pensamiento. Muestra de ello son los
planteamientos de Sócrates, en su método filosófico
“conócete a ti mismo”; Platón, con el “mundo de las
ideas”, y Aristóteles con su “mundo único de diversos
planos”; así como el pasado inmediato y los elemen-
tos positivos del presente, que permitieron la creación
de grandes corrientes filosóficas y proyectos genera-
dores de vida.
No obstante, los vientos han cambiado, a mayor
progreso en la búsqueda del desarrollo y la tec-
nología, menos supervivencia de la vida humana, y
mayor pobreza en la tarea de lograr una profunda
realización personal y colectiva.
En la actualidad las personas navegan en la inse-
guridad y son acosadas por el miedo. Su espíritu se
debate entre el nihilismo y el relativismo. Desprovis-
tas de los valores en que se afirmaban, viven angus-
tiadas, cansadas y moribundas. Por ello, es urgente
proclamar que la felicidad sólo puede acontecer en
nuestro interior, señorío de nuestra existencia.

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Ricardo Fajardo

Es importante considerar que por más amarga y


difícil que hayan sido nuestras decepciones y sufri-
mientos, en lo que respeta a la búsqueda de la felici-
dad, las razones científicas son más fuertes que nunca
para pensar que avanzamos ciertamente hacia ella, y
que podemos avanzar mucho más todavía, a condi-
ción de que definamos correctamente el sentido de
nuestro avance, y que nos decidamos a emprender el
camino correcto hacia su encuentro. Porque la exis-
tencia humana es una llamada a ser, a alcanzar la
plenitud, que se encuentra en la aproximación de su
apertura y disponibilidad, a la verdad, a la belleza y al
bien. Cuya tarea y meta es realizarse lo más humana
y plenamente posible, por considerar, que el hombre
es un ser libre, que se hace a sí mismo y que busca la
plenitud.
La vida humana es el trayecto vital de la persona
en un recorrido por alcanzar la mayoría de edad. Este
caminar es un reflexionar acerca de su vida y destino.
Porque vivir es caminar hacia el futuro. Algo que
exige de nosotros perspectiva y planificación, para
que venga a nuestro encuentro, y que si aún no se ha
hecho realidad, es porque no hemos hecho los cam-
bios que se requieren para lograrlo. Todo fluye hacia
algo, es decir, todo se mueve; sólo que cuanto mayor
es una cosa, más lento es su movimiento. Esto quiere
decir: que la felicidad es un fragmento del movimien-
to que contiene la sed y búsqueda de plenitud, y que

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La felicidad... un proceso de vida interior

es una realidad que engloba a millones y millones de


células que pertenece a los elementos intrínsecos de la
realidad humana.
Ser feliz significa optar por un cambio de actitud,
de pensar y de vivir. Es comprometerse a ser una per-
sona distinta y responsable; que trascienda la mera
supervivencia. Implica percibir el futuro no como un
estado ni un lugar, sino como un momento que
requiere vigilancia y perseverancia.
La felicidad es el signo de una humanidad capaz
de elegir el mundo venidero, mediante lo que piensa,
crea y proyecta. Como una persona piensa así es su
vida; si no piensas ni creas nada, el próximo mundo
será igual que éste, limitado y difícil.
La vida es un permanente viaje hacia la felicidad,
cuyo recorrido debe realizar cada persona. Durante
este camino va creciendo, madurando, tomando con-
ciencia. De las preguntas ¿quién soy?, ¿qué quiero?,
¿hacia dónde voy?, nacen metas, propósitos y nuevas
posibilidades, que te permitirán avanzar en su viaje
hacia la felicidad. Porque la vida humana es el trayec-
to vital de un viaje de estar a gusto consigo mismo,
con la vida, con lo que eres, haces, sientes, piensas y
esperas. Cada persona tiene la particularidad, capaci-
dad y posibilidad de empezar el trayecto de su propia
razón de vivir, lo cual consiste en dirigirse hacia una
meta, un sentido y un fin, y esto es el movimiento de
la tensión que lo hace inquieto y lo impulsa hacia nue-

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Ricardo Fajardo

vos fines y realidades.


El camino hacia la felicidad supondrá también
un proceso de aprendizaje, que según los psicólogos
está formado: por la herencia, el ambiente o la edu-
cación y la respuesta personal.

• La herencia es la suma de todas las realidades


y posibilidades inalterables, que una persona ha acu-
mulado a lo largo de su vida.
• La educación es el conjunto de conocimien-
tos (alterables) que da a las personas las posibilidades
de construir el mundo mediante un proceso de toma
de conciencia y capacitación.
• La repuesta personal es el desarrollo total de
nuestro potencial; el ciento por ciento de la capacidad
que poseemos.
Es hora de reaprender, de cambiar el “yo soy así”
por el “yo aprendí a ser así”; el “yo no puedo” por una
respuesta más responsable: “yo no quiero”; el “yo no
sé” por el “yo puedo aprender”. De este modo, nos
volveremos más conscientes y responsables6.
El ser humano ha sido creado para ser feliz. Cada
día trata de descubrir lo “real maravilloso”en lo bello,
humano y espiritual, dormido en su interior como una
energía que se transformará en lo que es y debes ser:

_______________
6 Cf. ANDRES, Mateo, S.J., Puedo ser otro… y feliz, Santo Domingo,
República Dominicana, Amigo del Hogar,1999, p. 22.

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La felicidad... un proceso de vida interior

persona abierta a lo que puede acontecer, como parte


de su búsqueda de plenitud.
El ser humano es el único ser capaz de pregun-
tarse y reflexionar acerca de su identidad. ¿Cuántas
veces te has preguntado quién eres realmente?,
¿cuáles son tus proyectos, valores, miedos y tus
expectativas? Es cierto que hurgar en lo más recón-
dito de nuestra intimidad puede resultar muy doloro-
so, ya que la verdad acerca de nosotros mismos nos
asusta; nuestras miserias humanas nos avergüenzan.
Pero si queremos ser felices, debemos comenzar for-
mulándonos estas preguntas. Estas preguntas acerca
del por qué de la existencia y la razón de ser en alcan-
zar el destino de la esperanza, se las hizo el israelita
en los tiempos mesiánicos, cuando esperaba el cum-
plimiento de la promesa, y es la misma reflexión que
aparece en los Vedas y en los Avestas; las encontra-
mos en los escritos de Confucio y Lao-Tze y en la
predicación de los Tirthankara y de Budas. Asimismo,
en los poemas de Homero y en las tragedias de
Eurípides y Sófocles; en los tratados de filosofía de
Platón y de Aristóteles.
La siguiente parábola ayudará a comprender
mejor en qué consiste la profundización de la interio-
ridad.
Un hombre encontró un huevo de águila. Lo
llevó a su casa y lo colocó en el nido de una gallina.
El aguilucho fue incubado y creció junto a los pollos.

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Ricardo Fajardo

Durante toda su vida el águila hizo lo mismo que ha-


cían los pollos: escarbaba la tierra en busca de gusa-
nos e insectos, piaba y cacareaba. Incluso sacudía las
alas y volaba unos metros por el aire, igual que los
pollos. Pasaron los años y el águila se hizo vieja. Un
día divisó en el límpido cielo una magnifica ave que
volaba elegante y majestuosa, moviendo apenas sus
poderosas alas doradas. La vieja águila miraba asom-
brada hacia arriba “¿Qué es eso?”, preguntó a una ga-
llina que estaba junto a ella. “Es el águila, el rey de las
aves. Pero no pienses en ella; tú y yo somos muy dife-
rentes de ella”, respondió la gallina. De manera que el
águila no volvió a pensar más en el asunto, y murió
creyendo que era un ave de corral7.
Cuando la persona descubre sus potencialidades
humanas, psicológicas y espirituales, se realiza. La
falta de sentido es lo que impide la plenitud y la ver-
dadera realización.
Tú puedes ser feliz, la felicidad es parte de tu
naturaleza humana y es la garantía del porvenir.
Comienza tu viaje hacia ella valorando los elementos
sencillos de la cotidianidad, y en un corto período de
tiempo podrás notar los avances. Deja de lado los
actos que reducen tu calidad de vida. Construye tu
futuro no sobre la frágil y quebradiza montaña de

_______________
7 MELLO, Anthony de, S.J., El Canto del pájaro, Santander, España, Sal
Tarrae, 1982, pp. 129 - 130.

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La felicidad... un proceso de vida interior

arena, sino sobre la roca firme de tu interior y descu-


bre la inmensa riqueza que vive en ti. Desafortuna-
damente sólo estás desarrollando un diez por ciento
de las reales capacidades y posibilidades que posees,
quedando estériles y escondidas un sinnúmero de
acciones creadoras. Deja que todo ese mundo que
duerme muy dentro de ti, brote y florezca. Con razón
decía Bécquer: “Del salón, en el ángulo oscuro; de su
dueña tal vez olvidada silenciosa y cubierta de polvo,
veíase el arpa”.
“¡Cuántas notas dormían en sus cuerdas, como el
pájaro duerme en las ramas, esperando las manos de
nieve que sepan arrancarlas!
¡Ay!, pensé; cuántas veces el genio así duerme en
el fondo del alma y una voz como Lázaro espera que
diga levántate y anda”8.
No caben dudas de que el viaje a la felicidad está
amenazado. Vivimos en un mundo inverosímil; roto
en su fe más elemental. La persona de hoy experimen-
ta la crisis y el deterioro más relevante de sus valores,
costumbres y tradiciones. Ha perdido el sentido de sí
misma y de su dignidad. Vive en un mundo desarrai-
gado, víctima de la manipulación psicológica y la
mercadotecnia.

_______________
8 MONTESINOS, R., Rimas, Cátedras, Madrid, 1997, p. 177.

36
Ricardo Fajardo

Seducido por este intervalo de tiempo, el hombre


ha quedado sin referencia, convirtiéndose en un viaje-
ro, donde entra y sale de un hotel, sin tener ningún
compromiso ni elemento que lo mantenga unido.
El hombre de hoy debe romper el cascarón de su
propia existencia para que encuentre en su interiori-
dad la energía que le permitirá crear algo nuevo y
diferente en su modo de vivir, y por otro lado, le
permita afrontar los grandes desafíos de la existencia.
Este es el camino que condujo al hombre de ayer a
sentirse dueño de sí mismo y artífice de su propio des-
tino. Aunque no poseía las condiciones mínimas para
el desarrollo técnico y científico, supo elaborar un
método que le permitió profundizar el conocimiento,
y en base a esto, elaboró un conjunto de maravillas
que se convirtieron en epopeyas de la humanidad. En
este sentido, el Olimpo morada de los dioses, época
maravillosa por su trascendencia y civilización, ge-
neró el orgullo de la exaltación del género humano
con su inspiración, creación e imaginación. Este pe-
ríodo de tiempo no debió nada a ningún otro pueblo,
porque todo lo que salía de sus entrañas era obra de su
propia inteligencia o un don concedido a su raza por
los dio-ses. De ahí que Grecia, civilización de los
grandes filósofos y los artistas, desarrolló una
sabiduría y todo un conocimiento, que permitió las
bases en el mayor grado de profundización en la cien-
cia.

37
II

La felicidad: una tarea interior


La felicidad es una realidad que tiene lugar dentro de
cada persona como un modo de ser.

La felicidad es un modo natural de la condición


humana. Es algo que se vive y se siente. Existe como
una innata y persistente actitud, que nos da la certeza
de que hemos sido creado para ser felices y por esta
razón somos capaces de trascender lo ordinario para
mantenerla. El valor de la felicidad no está en obse-
quiar o abrir un regalo, sino en desvelar el interior,
porque ella no está en lo que se ve, sino en el conteni-
do. Este impulso no proviene de las cosas externas,
sino que nace de la misma realidad ontológica y bús-
queda intrínseca de explorar lo más íntimo.
El desarrollo de esta manera de ser consiste en el
resultado de un proceso orgánico y vital que genera
cambios en las múltiples formas de vivir. Algo que
está sucediendo continuamente y que no se ha dado
La felicidad... un proceso de vida interior

por completo. Durante este tiempo el individuo es


capaz de aceptarse y estar satisfecho de sí mismo, lle-
gando a una experiencia sanadora y transformadora
en su vida. Willian James, psicólogo americano, ha
expresado claramente: “La mayor revolución de nues-
tra generación es el descubrimiento de que los seres
humanos, mediante el cambio de las actitudes internas
de sus mentes, pueden cambiar los aspectos externos
de sus vidas”.
Este modo de ser no es un estado o un lugar al
que se llega en el crecimiento humano, sino un proceso
progresivo de lo que la razón puede saber y conocer, la
conducta humana debe obrar mirando nuestro interior
para encontrar lo que buscamos. Con razón dijo Dag
Hammarskjöld que “Somos grandes exploradores del
espacio exterior, pero muy pocos hábiles explorando el
espacio interior”.
La felicidad es una tarea interior. Es el sendero
de un largo viaje de acciones vitales, que no consisten en
tener, comprar y usar cosas, sino en el modo de disfrutar
de ellas; no es lo que se hace, sino el modo de hacerlo;
no es el camino, sino cómo se camina al llegar. Su pro-
mesa no está en aceptar o encontrar una cosa detrás de la
puerta, sino en buscar y creer lo que no vemos. Ya decía
Unamuno: “La fe no es creer lo que no vimos, sino crear
lo que no vemos”9. No es ver para creer, sino creer para
_______________
9 UNAMUNO, Miguel de, La fe, ( ensayo I, 245) 1897.

42
Ricardo Fajardo

ver. La fe es el poder creador del hombre. Es lo que ilu-


mina el camino de la vida, quita los estorbos y conduce
el diario obrar de nosotros mismos en algo creíble. Es lo
que permitirá rehacer el universo porque nuestra civi-
lización está en peligro por su ceguera. A medida que el
hombre con la ciencia y la técnica parece dominar el uni-
verso, pierde éste el dominio de su universo interior;
penetra en el misterio de los mundos, en el de lo infinita-
mente pequeño y en el de lo infinitamente grande, y se
pierde en su propio misterio; quiere regir el universo y
no sabe regir su propia persona; domeña la materia, pero
cuando debería vivir de una forma más libre, la materia
perfeccionada se vuelve contra él. Si el hombre de hoy
pierde su interioridad lo pierde todo. De la profundidad
nace el saber y conocimiento que permitirá la felicidad y
la sabiduría como la luz para alcanzar la consecución del
señorío absoluto de la existencia humana y el equilibrio
del universo.
La felicidad es una forma de intención de la
naturaleza humana, que despierta y suscita una inquietud
en saber, hacer y conocer como lo planteó Enmmanuel
Kant en la Crítica de la razón pura: ¿qué puedo yo saber?
¿ qué debo yo hacer? y ¿ qué me es lícito esperar?10.
Estas preguntas plantean el origen, sentido y futuro de
la vida. Contrario a lo que el filósofo Jean Paul Sastre

_______________
10 KANT, Emmanuel, Crítica de la razón pura, ed. de Ernst Cassirer, T.
VIII, pp. 343-344.

43
La felicidad... un proceso de vida interior

pensaba: “Que la existencia era un absurdo y que la


única solución real era el suicidio”. Esta filosofía de
la inutilidad representa una amenaza y es un miedo
latente en el itinerario del hombre. El hombre de hoy
vive amenazado por un peligro, que puede ser real o
imaginario, cercano o lejano, presente o futuro, que le
causa preocupación. Esta modalidad es muy comple-
ja y puede asumir diversos modos en la actividad
humana: por un lado, puede sentirse inútil y sin senti-
do; puede gritar o quedarse sin habla; puede darse a la
fuga o quedarse paralizado y puede rendirse o tratar
de defenderse. La interiorización pone el remedio a la
enfermedad del miedo, marca el fin a las causas de ese
vacío interior y abre al individuo a unos principios
básicos de esperanza.

Principios básicos en los modos de la felicidad

• Capacidad de Amar
El primer principio básico de la felicidad es el
amor, nuestra capacidad de darnos a los demás, lo
cual podrá ser posible en la medida en que nos acep-
temos a nosotros mismos. Es así como nace la necesi-
dad de compartir y ofrecerse, porque contrario a lo
que dijo el poeta: “Yo seré para ti en tanto tú seas para
mí”, el amor perfecto es el que lo da todo sin esperar
nada a cambio. Cuando esta cualidad del amor no está
muy clara, la persona vive decepcionada y en una
total soledad.

44
Ricardo Fajardo

El amor nos permite crecer y sentirnos seguros


de nosotros mismos. A pesar de nuestras limitaciones
físicas, económicas y sociales. Esta aceptación re-
quiere confianza en nosotros mismos y en los demás;
pero también, aceptar las críticas. Es poder disfrutar la
vida desde una perspectiva positiva, sin que nada nos
distraiga y nos haga perder el control.

• Capacidad de relacionarnos con los demás


Cuanto más grande sea el amor, mayor será nuestra
capacidad de convivir con los otros. El amor es la fuente
y la base de la comunión y sintonía en la convivencia
humana. Esto es lo que se podría llamar “empatía”, tér-
mino que procede de la palabra griega empatheia, que
significa sentir dentro. Es donde el amor adquiere sig-
nificado, porque se da, se ofrece y se relaciona. Los
teóricos de la estética lo utilizaron para describir la
capacidad de algunas personas para percibir los senti-
mientos de otras. La empatía es la capacidad de conver-
tir al otro en una prolongación de nosotros mismos, de
colocarnos en su lugar, para entender su realidad.
Las ciencias psicológicas y sociológicas afirman
que las personas son por naturaleza seres sociales, que
viven, crecen y se desarrollan en relación con los demás.
De este modo, el crecimiento de cada persona está vin-
culado al desarrollo de las demás. Los otros son sus alia-
dos en la meta de alcanzar la felicidad.

45
La felicidad... un proceso de vida interior

• Necesidad de amar y ser amados


La persona necesita amar y ser amada. Sólo el
amor puede llenar el vacío de la soledad que padece
hoy la humanidad, y que es la causa de tantos sui-
cidios. La soledad es un enemigo tan devastador, que
puede atacarnos incluso aún cuando estemos rodea-
dos de otras personas.
Está demostrado por las ciencias médicas, psi-
cológicas y sociales, que los niños cuyos padres han
tenido una mala convivencia, o han abandonado el
hogar, sufren de muchos trastornos en su desarrollo.
Cada persona es un ente nuevo, que nunca había exis-
tido ni existirá jamás; alguien original y único, llama-
do a dar amor para ser amado. El amor es el cumpli-
miento de una vida realizada. Quien ama todo lo tiene
cumplido y todo lo puede. El que no ama está muer-
to. El amor es lo que da sentido a la vida. Amar es
vivir y sentirse responsable de alguien, querido y cui-
dado por alguien.
El amor es lo que da valor, estima y durabilidad,
a la persona en la convivencia. Cuando el amor
muere, todo se convierte en algo inútil. Es un árbol
sin frutos, una tierra reseca, un río sin agua y todo se
acaba; porque el amor tiene significado solamente
mientras se vive el presente como una oportunidad,
que nos sitúa en el camino de la interioridad para con-
fiar, aceptar, y crecer sin garantías a cambio de nada.

46
Ricardo Fajardo

• Aceptarnos a nosotros mismos


En la Antigüedad, el filósofo Sócrates planteó
su famosa máxima “conócete a ti mismo”, como una
condición indispensable para lograr la felicidad. Hoy
este principio vuelve a ocupar el centro de la
antropología filosófica y de la vida. El ser humano
tiene que saber quién es, para ubicarse en el contex-
to de su diario vivir, y descubrir que su existencia no
consiste sólo en vivir, sino más bien en vivir siendo
uno mismo en los demás. Cuando no tenemos una
idea clara de para qué vivimos, comenzamos un
proceso de aniquilamiento, que se manifiesta en un
vacío interior. La búsqueda de sentido a la vida con-
siste en llegar a tener conciencia de nuestra identi-
dad, como persona; de nuestros valores humano y
místico, en la conformación del ideal a vivir y de
nuestro yo real, en la tarea de alcanzar nuestra rea-
lización.

47
III

El cambio psicológico
La felicidad consiste en un proceso
de cambio y crecimiento.

Es preciso ir transformando la vida para obtener


mejores resultados. Esta transformación debe ser inte-
gral: una renovación de mente, corazón y espíritu.
La transformación interior es un proceso conti-
nuo de renovación y revitalización orgánicas, en el
que la persona desarrolla la creatividad necesaria
para mejorar su vida, y con ello contribuir al mejo-
ramiento de la sociedad. Por medio de la transfor-
mación, la persona logra adquirir una mente lúcida,
serena y sosegada, que le permitirá descifrar con
profundidad el misterio de las cosas que suceden y
sucederán.
El mundo de hoy ha experimentado un sin-
número de revoluciones: políticas, económicas,
sociales, industriales, científicas, etc., que han preten-
La felicidad... un proceso de vida interior

dido lograr la prosperidad de la humanidad. No


obstante, y aunque resulte sorprendente, la sociedad
no ha mejorado en proporción a tantos esfuerzos. Sólo
mejorará cuando las personas sean las protagonistas
de estos cambios. Pero para esto, antes deben ser
capaces de deshacerse de las tendencias negativas que
les dañan.
A través de este cambio interior, el potencial
humano podría ser revelado, mostrándonos un yo más
independiente e invencible, que continuará desarro-
llándose sin límites.
Seducidas por la ciencia, las personas han descu-
bierto el mundo de los átomos y los electrones, en una
continua exploración de los espacios más extremos
del cosmos. Sin embargo, la vida humana sigue sien-
do un misterio desconocido. La verdadera sabiduría
no consiste en buscar una explicación teórica del acer-
tijo de la vida, sino en enseñar a las personas a supe-
rar sus sufrimientos, frustraciones, decepciones y
depresiones, para que sean más personas.
El cambio psicológico es un proceso inherente
a nuestra propia condición humana, en el que nos
hacemos conscientes de nuestra propia personalidad,
a fin de tomar bien las riendas del destino para el que
hemos nacido.
El animal no puede dejar de ser animal, la plan-
ta no puede dejar de ser planta. La existencia del ani-
mal está determinada por el instinto. El ser humano es

52
Ricardo Fajardo

el único que puede cambiar, mejorar o desintegrarse


al deshumanizarse.

Etapas del desarrollo y crecimiento humano

• Etapa infantil: Está condicionada por los


padres, cuya responsabilidad es ayudar a sus hijos a
crecer y a ser autosuficiente.

• Etapa adolescente: Momento en el que co-


mienza a descubrir su originalidad y autonomía. Se
siente un ser distinto y se rebela contra toda persona
o situación que coarte su libertad. Su vida está llena
de conflictos y marcada por la "revolución del yo".

• Etapa juvenil: Se caracteriza por una mayor


conciencia, responsabilidad, claridad y encauzamien-
to de sus ideales. Tiene como meta la “conquista del
yo”.

• Etapa adulta: Está marcada por la madurez, el


equilibrio y la conquista de sus metas. La “posesión
del yo” define esta etapa.

• Etapa de la vejez: Es la coronación de la vida,


el disfrute sereno y pausado del éxito; una eterna con-
templación. Es volver a ser un niño, pero con
experiencia y madurez.

53
La felicidad... un proceso de vida interior

¿Te has preguntado en qué tramo del camino del


crecimiento te encuentras? Quien no asume de manera
responsable su propio crecimiento, no es capaz de ejecu-
tar la tarea de construir su destino, y se reduce a la condi-
ción de planta o animal.
No es suficiente vivir, si ignoramos que vivimos
en una lucha continua, que demanda de nosotros la
toma de conciencia y la aplicación de todas nuestras
fuerzas.
Salir al encuentro de algo significa intuir el hori-
zonte que aparece ante nuestros ojos, el nuevo ama-
necer que se aproxima.
Comienza a caminar, sal de esa encrucijada;
naciste para algo importante. Sé tú mismo, construye
tu vida en libertad. Que donde has dejado tus huellas,
nazcan miles de senderos.
La persona que camina hacia la construcción de
su realización tiene que vivir bajo el imperativo de la
felicidad para superar la despersonalización y la masi-
ficación.
El peligro más grande que confrontan las perso-
nas hoy día es el poco conocimiento que tienen acer-
ca de sí mismas. En este mundo civilizado y tecnifi-
cado, lleno de tanta modernidad, afirma M. Quoist,
“Existe un peligro muy superior al de la amenaza de
las bombas atómicas: la explosión interior del hom-
bre, su atomización psicológica y espiritual. Si bien el
hombre domina cada vez más el universo material,

54
Ricardo Fajardo

parece que, hostigado por las múltiples solicitaciones


exteriores, se domina cada vez menos a sí mismo”11.
El avance de la técnica y las múltiples conquistas
de la civilización contemporánea, lejos de haber
encaminado a la humanidad a una mayor dignifi-
cación de las personas y a una sociedad más humana,
han terminado convirtiéndolas en seres programados
y sin personalidad.
Las personas de esta era moderna han olvidado
su más importante tarea: el conocimiento de sí mis-
mas, como condición indispensable para lograr su
felicidad. La formación de su conciencia social, el uso
de la libertad de elegir, sus criterios para manejar la
técnica, producir dinero, consumir y poseer cosas12.
Nuestro tiempo, con todo su progreso y sus
múltiples experimentos, no ha logrado llenar el vacío
interior del ser humano. El avance de la ciencia no se
ha correspondido con el grado de solución de las
necesidades humanas.
La gente vive desarraigada, se divierte, produce
y consume cosas, sin darse cuenta que estas constitu-
yen un flagelo que destruye el sentido de su existen-
cia. La felicidad es la manera de viajar al paraíso que
el hombre ha olvidado por no saber vivir como ángel.
Sólo quien tiene fe en sí mismo, puede encontrar

_______________
11 QUOIST, M., Triunfo, Herder, Barcelona, 1990, p. 28.
12 FERNANDEZ, Rafael, Cuaderno de formación, La autoformación,
Serie introducción, Schöoenstatt, Chile, 1977, pp. 6-7.

55
La felicidad... un proceso de vida interior

el éxito donde los demás han fracasado por no creer y


luchar por sus sueños.

Elementos del cambio psicológico

• Aprender a disfrutar la vida: Consiste en vivir


con plenitud y entusiasmo los acontecimientos que en
ella suceden. Sufrir menos y gozar más la diversidad
de elementos que la componen y las circunstancias
que la rodean.

• Vivir con libertad y sin sentimiento de culpa:


Estar a gusto con nosotros mismos. En cada situación
adversa o provechosa. Es una ocasión para aprender a
elegir el destino correcto. No hay razón para sentirnos
preocupados y ansiosos por lo que no conocemos, lo
que no ha sucedido o el qué dirán. Hay que aprender
a vivir libre de estos elementos negativos y frustrato-
rios, que consumen toda nuestra energía emprendedo-
ra. Aprende a vivir la realidad presente, discerniendo
lo que acontece y olvidando las cosas negativas que
pasaron o ya no tienen remedio.

• Liberarnos de las preocupaciones: La preocu-


pación nos inhibe, robándonos el tiempo y la alegría
de vivir; nos vuelve esclavos de una falsa ilusión. Hay
que aprender a vivir la realidad presente como el
único momento pleno y hermoso que nos llena de
energía.

56
Ricardo Fajardo

• Vivir el presente: El pasado ya no interesa y el


futuro es una realidad que vendrá a nosotros por lo
que construyamos ahora. Tendremos mañana lo que
logremos sembrar, cuidar, proteger y alimentar,
teniendo presente que debemos hacer lo necesario y
dedicarnos a lo que hacemos mientras vivimos plena-
mente.

• Ser responsables e independientes: No debe-


mos vivir de espalda a la realidad, pero debemos tener
la capacidad de seguir nuestro propio camino. No hay
que estar de acuerdo con todo el mundo, podemos di-
sentir de los demás y al mismo tiempo mantener nues-
tra propia opinión. No es necesario tener la aprobación
de otros para sentirnos satisfechos.

• Aprender a reír y sonreír: La risa es la mani-


festación de la alegría. El buen sentido del humor
consiste en la capacidad de encontrar la parte más
divertida de una situación. La sonrisa es un gesto
social que ayuda a desarrollar una serie de actitudes
positivas. Saber sonreír en el momento propicio, es el
vehículo más adecuado para conseguir lo que desea-
mos. La sonrisa es la manifestación más profunda de
la felicidad. Enriquece a quien la recibe sin empobre-
cer a quien la da. Es sólo un instante, pero el recuer-
do de esa sonrisa dura para siempre.

57
La felicidad... un proceso de vida interior

• Sentido profundo de autoestima: La autoestima


es un estado de autoaceptación, que se manifiesta en
la satisfacción de ser uno mismo. Constituye la sen-
sación de bienestar de quien es capaz de experimentar
el éxito y el fracaso. La persona que se autoestima
goza, valora y disfruta de su existencia13.
Cada persona tiene una personalidad, que consti-
tuye su modo característico de pensar, sentir y obrar.
Por su naturaleza cada persona es y tiene conciencia
de lo que la diferencia de las demás, y de lo que la
hace única, al mismo tiempo que está dotada de un
conjunto de potencialidades recibidas como herencia
en los genes que se desarrollan en contacto con el
medio. La conciencia es lo que regula el modo de
actuar, de pensar, sentir y actuar, de modo que el ser
y la conciencia se ínter penetran y complementan en
nuestra realización.
La conciencia no logra hacer consciente todo lo
que constituye su potencial hereditario; es decir, no
posee todo, no goza ni actualiza lo que piensa y siente
en su forma de obrar. Lo que significa que la persona
es un celaje de sí mismo. Es aquí otros planteamien-
tos: Si el mundo que experimentamos es real o es sim-
plemente una ilusión. ¿Es real la conciencia o es solo
una ilusión más? Entonces habrá que ir más allá de la

_______________
13 Cf. ANDRES, Mateo, S.J., Al hilo de la vida, reacciones de la per-
sona madura, República Dominicana, Amigo del Hogar, 1999,
pp. 61-62.

58
Ricardo Fajardo

cuántica en busca de los elementos que conforman el


universo y la conciencia.

Estructura de la personalidad

• Dimensión piramidal. Existen dos formas de


relación entre las personas: piramidal y dinámica.
La relación piramidal tiene sus antecedentes
históricos y filosóficos en Platón, que concebía la per-
sonalidad como la suma de tres elementos fisiológi-
cos y antropomórficos, recibidos por la vía genética y
que se denomina constitución. En la constitución se
asientan los factores psicológicos y neurológicos que
forman el temperamento y de ellos surge el carácter,
el comportamiento consciente y autorregulador. Es
decir, la personalidad es el resultado de la integración
de estos tres elementos constitutivos.

• Dimensión dinámica. La teoría dinámica


entiende los tres elementos que componen la perso-
nalidad: Carácter, temperamento y constitución. Estos
elementos no se superponen el uno al otro, sino que
interactúan entre sí, de forma que cualquier cambio
que suceda en uno repercute en los demás, y, por
ende, en la personalidad como conjunto. La personali-
dad no es la suma de estos tres elementos, sino el
resultado de su interrelación dinámica y dialéctica.
¿Qué tienen de verdad estas teorías? Si acepta-

59
La felicidad... un proceso de vida interior

mos la estructura piramidal, decimos que la personali-


dad ya está determinada desde la base constitucional y
muy poco podemos hacer para modificarla. Esta ten-
dencia está muy arraigada en nuestra cultura y cons-
tantemente la estamos reforzando cuando decimos:
“Yo soy así”.
“Cada uno es como es”.
“Las personas no cambian”.
“Genio y figura, hasta la sepultura”.
Ahora bien, si optamos por la estructura dinámica,
estamos aceptando el cambio psicológico. La personali-
dad no es algo rígido, sus distintas partes interactúan y la
persona es como es, pero al mismo tiempo, puede llegar
a ser de otra manera. No necesariamente distinta, debido
a los condicionamientos constitucionales que marcan
unos límites; pero si realmente quiere cambiar, es posi-
ble, a condición de que crea y trabaje en ello. La perso-
na a través del comportamiento autorregulador, es decir,
a través de las manifestaciones del carácter podrá incidir
sobre la personalidad en su conjunto, sin dejar de ser ella
misma, no distinto a lo que era, sino más de lo que era
hasta entonces. Tendríamos que busca el término
medio14.
_______________
14 ARISTOTELES (384 a.C.-322 a.C.) La virtud es, por tanto, un hábito
selectivo, consistente en una posición intermedia para nosotros,
determinada por la razón y tal como la determinaría el hombre
prudente. Posición intermedia entre dos vicios, el uno por exceso y el
otro por defecto. Y así, unos vicios pecan por defecto y otros por
exceso de lo debido en las pasiones y en las acciones, mientras
que la virtud encuentra y elige el término medio.

60
Ricardo Fajardo

Con relación al dinero, entre el avaro y el despil-


farrador, que serían los dos extremos opuestos y a la
vez defectuosos, se encontraría la persona que sabe
disfrutar adecuadamente de sus bienes.
Lo más importante es buscar el equilibrio, como
decía Aristóteles, refiriéndose a la virtud.
En el amor ocurriría otro tanto. Entre la persona
insensible, incapaz de sentir amor, y la persona que se
encuentra en trance amoroso constante, incapacitada
para cualquier otra actividad, situaríamos a la persona
capaz de amar y de ser amada cerca de su plenitud y
madurez. Por lo tanto, lo significativo o trascendente
no es si decimos “sí” o “no”, “depende” o “quizás”. La
idoneidad de una respuesta conductual sólo se puede
determinar en función de las circunstancias. Como
decía José Ortega y Gasset “Yo soy yo y mis cir-
cunstancias, y si no la salvo a ella no me salvo yo”15.
Esto no significa pasividad o conformismo, o
que esas circunstancias me determinen y condicionen
o que mi capacidad de acción está limitada. Porque
las circunstancias y posibilidades son grandes. Toda
persona es dueña de sí misma y de su destino, es ella
quien conforma su realidad y orienta su futuro.

_______________

15 ORTEGA y GASSET, José (1883-1955) Su filosofía se popularizó en


torno a la expresión "yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella
no me salvo a mí". En 1914 publica Las meditaciones del Quijote, donde
plasma su pensamiento filosófico de clara influencia kantiana y
Estudios sobre el amor, Espasa, Barcelona

61
La felicidad... un proceso de vida interior

Personalidad creadora

La vida está llena de grandes oportunidades, pero


resulta lamentable ver que muchas personas nacen,
crecen y se desarrollan sin disfrutar de ninguna opor-
tunidad, porque no estaban dispuestas a descubrir el
potencial que había en ellas, o porque tuvieron miedo
de cultivar y administrar correctamente sus talentos y
prefirieron enterrarlos, antes que hacerlos producir
con su inteligencia.
Si para ti es más importante tu trabajo que tu pro-
pia persona, tu esposa y tus hijos; si te estás poniendo
viejo en una empresa que consume todo tu tiempo y
casi no duermes, pensando en el trabajo que no termi-
naste, es hora de que tu vida dé un giro. No significa
que ignores tu responsabilidad en tu trabajo. Se trata
de entender que ser responsable consiste en aprender
a vivir, en organizarse y dedicar tiempo a tu familia.
Vivir es caminar hacia una meta, que comienza
con reflexionar; descansar y respirar lentamente;
viendo el despertar del día y el descanso de la tarde,
llenos de múltiples colores. Si ahora ves más cerca
el éxito y la felicidad que antes, entonces tomaste la
decisión correcta: renunciar a las cosas que con-
sumían todo tu tiempo.
¡Comienza a celebrar tu libertad! Ya no necesitas
vestirte de traje para asistir al trabajo, desayunarte con
altos ejecutivos y recorrer grandes distancias para lle-

62
Ricardo Fajardo

gar a la empresa. Ahora tienes tiempo para vestir


playeras, desayunarte en la cocina y disfrutar con tu
familia. Todo cambió, porque la vida fue más produc-
tiva y gratificante que las preocupaciones del trabajo.
Las cosas grandes que se han logrado en la vida,
fueron realizadas por personas de muy pocos recursos
económicos, pero de una enorme capacidad creativa,
que emanaba de lo más profundo de su corazón. Hay
una leyenda sobre un artista que durante muchos años
buscó un pedazo de madera preciosa para tallar una
imagen, y desesperado, al no encontrar la madera, se
dio por vencido. Un día mientras dormía, soñó que
podía tallar su imagen en cualquier pedazo de madera.
Durante muchos años olvidó esa idea y un día, mien-
tras caminaba por un bosque, descubrió a un madero
que recogía troncos para llevarlo a su casa y producir
fuego. Se detuvo frente a él y le pidió un pedazo de
roble. Luego se dirigió a su casa y comenzó a tallar la
imagen en el pedazo de madera que estaba destinado
al fuego.
Dicen que Miguel Ángel encontró en un basurero
de una de las tantas calles de Florencia, un pedazo de
mármol desecho y abandonado. Algunas personas ha-
bían notado su calidad, pero al estar completamente
arruinado, lo desecharon. Sin embargo, el artista vio
un ángel en la ruina y con su cincel y su mazo hizo de
él una de las mejores esculturas que la humanidad ha
creado: El David.

63
La felicidad... un proceso de vida interior

Muchos de nosotros hemos perdido grandes


oportunidades, buscando el pedazo de madera precio-
sa y el mármol adecuado para tallar la imagen perfec-
ta, sin darnos cuenta que en cualquier pedazo de ma-
dera y mármol está oculta la verdadera obra de arte.
Caminamos por la vida sin ver las grandes oportuni-
dades que tenemos por delante y que sólo requieren
de nosotros un poco de atención para que ocurra el
milagro.
Una mañana que me disponía a tomar un taxi
para ir al trabajo, abordé el primero que pasó y du-
rante el trayecto conversé con el chofer, que, entre
muchas otras cosas, me dijo que era ingeniero en
energía nuclear. Sorprendido, le pregunté dónde había
estudiado y me contestó que en Rusia. “¿Por qué
entonces conduces un taxi, si puedes hacer algo más
acorde con tus capacidades?”, le pregunté. “Es lo
único que puedo hacer por ahora”, me dijo. ¿No es
este el caso de cientos de taxistas y otros trabajadores
que viven bajo su propia sombra, trabajando en algo
diferente a aquello para lo cual se prepararon, debido
a su poca iniciativa y mediocridad? Son personas que
han dejado de lado su potencial porque temieron en-
frentarse a la vida.
Conocí a otro hombre, que durante toda su vida
se afanó por conseguir dinero, y acumuló una gran
fortuna. No obstante, su forma de vivir, comer y ves-
tir era la de un mendigo. Murió rico y dejó una gran

64
Ricardo Fajardo

fortuna, que sus hijos no tardaron el dilapidar. Como


él, muchas personas trabajan para producir y acumu-
lar grandes riquezas, sin ser capaces de disfrutar ni
siquiera una pequeña parte.
La vida es una gran oportunidad para conocer,
amar y realizar cosas que nos acerquen a la verdade-
ra realidad de nosotros mismos. Para qué preocupar-
nos de tantas cosas, si a la hora de la muerte todo ter-
mina. De qué sirve el conocimiento y la cultura, si no
se emplean para ser útil; y el dinero y la inteligencia,
si no son medios para vivir con dignidad.
Hay quienes son ricos y viven como pobres,
quienes son pobres y mueren ricos. El gran problema
de la vida humana es la mediocridad, los complejos,
el miedo, la poca estima y libertad para crear o con-
quistar lo que se desea. Desarrollar al máximo nues-
tro potencial es vivir conscientes de la responsabili-
dad de ser distinto y no ser esclavo de nuestro egoís-
mo y mediocridad.
Para poder cambiar se necesita confiar y tener
fuerza de voluntad. Se requiere la búsqueda, análisis,
evaluación, práctica y esfuerzo para producir cual-
quier cambio significativo.

65
IV

El proceso
de transformación
El descubrimiento de nuestra interioridad
es un puente infinitamente largo
hacia la felicidad.

Si queremos ser felices, es preciso limpiar nues-


tra mente, alimentar nuestro corazón y fortalecer
nuestro espíritu, para que nuestros pensamientos sean
positivos, nuestros sentimientos sean motivadores y
nuestra voluntad tenga las energías suficientes para
que lleguemos a ser aquello que debemos y necesita-
mos llegar a ser: personas autorrealizadas.
La felicidad es la actitud que se crea dentro de sí
mismo como proceso de conocimiento en la búsqueda
y transformación de nuestra propia realidad.
Una joven pasó un largo tiempo tratando de
determinar en qué consistía y cómo encontrar la feli-
cidad. Después de mucho reflexionar al respecto, llegó
a la conclusión de que la felicidad residía en la seguri-
dad económica, por lo que se casó con un hombre rico.
La felicidad... un proceso de vida interior

Pero tras un corto tiempo de casada, descubrió que el


matrimonio no necesariamente representaba la felici-
dad. Conoció parejas que se amaban con pasión, pero
que eran víctimas de desavenencias conyugales y por
tal motivo se habían separado. Supo de muchachas
que, como ella, se habían casado con hombres ricos o
que ocupaban algún alto nivel social de importancia
en la sociedad, pero que debido a sus diferencias cul-
turales, siempre terminaban enfrascados en una aguda
discusión. Entonces la muchacha comprendió que la
felicidad no residía en un matrimonio económica-
mente exitoso, sino en sus fuerzas para superar sus
propias debilidades.
La felicidad no es una vida excluida de proble-
mas, sino la fortaleza para enfrentar las adversidades
que se nos presentan. Las dificultades son inevitables
y forman parte de la vida, pero nuestra reacción ante
los problemas, dependerá de lo que hayamos sembra-
do en nuestro interior.
Conocí a un joven que sentía pasión por navegar.
Quería contemplar el horizonte coronado por las
inmensas olas; deseoso de surcar los mares. Entonces
descubrió, que lo primero que hay que aprender es a
remar un bote pequeño. Parecido al descubrimiento
de nuestra interiorioridad. La función del bote no es
permanecer en la orilla, sino adentrase en el mar.
Remar es aprender a vivir; a separar la densa niebla
para poder ver el horizonte. Es cierto que el miedo

70
Ricardo Fajardo

siempre nos abruma, y que los fuertes vientos y el


vaivén de las aguas impetuosas hacen tambalear nues-
tra barca sin saber a dónde llegar. Pero desafiante e
imponente resiste el hundimiento, aunque no haya
manera de mantener el equilibrio. Todo parece morir.
El horizonte está muerto. El puerto está desolado,
todos se han ido. No se vislumbra vida, sólo la dimi-
nuta luz de un viejo faro enciende y apaga, tratando
de cultivar alguna tranquilidad. No hay manera que la
naturaleza duerma. Ahí esta la barca, sola, destrozada
y perdida, llena de preocupaciones en medio de ese
vasto mar. En medio de esa inmensa marea, bañado
por el agua y cubierto de una inmensa capa de nebli-
na está la barca estática sin nadie en la proa y sosteni-
da por el áncora.
Sólo en el interior de la barca podríamos en-
contrar las energías necesarias para vencer las adver-
sidades y continuar nuestra ruta.
Se debe crear la confianza dentro de uno mismo.
Crearla es la manera de navegar hacia dentro del
océano, para mirar el inmenso mundo que habita en el
interior de uno mismo.
Durante muchos años una ballena trató de buscar
el océano y no sabía donde encontrarlo, hasta que un
día preguntó a un pez pequeño: ¿dónde está el océa-
no? El pez le respondió: “El océano es dónde tú estas
ahora mismo”.
Un maestro solía hablar a sus discípulos de la

71
La felicidad... un proceso de vida interior

existencia de dos tipos de felicidad, la “relativa” y la


“absoluta”. “La felicidad relativa —les dijo— es la
que depende de las cosas que están fuera de uno
mismo: los amigos, la familia, el ambiente, el tamaño
de su casa o el ingreso familiar. Es esto lo que senti-
mos cuando logramos alcanzar algo que
anhelábamos. Pero aunque la felicidad que nos pro-
ducen tales cosas es real, nada de esto dura para siem-
pre; las cosas cambian y también las personas. La feli-
cidad sustentada en las cosas se pierde fácilmente
cuando las condiciones externas se alteran”.
“La felicidad relativa —continuó explicando el
maestro— se basa también en la comparación con los
demás. Puede que sintamos este tipo de felicidad por
tener una casa más nueva o más grande que la de los
vecinos. Pero este sentimiento se convertirá en des-
dicha tan pronto como ellos empiecen a hacer nuevas
ampliaciones a la suya. No construyan sus vidas sobre
las apariencias, sino sobre la realidad”. Los discípu-
los comprendieron entonces, el tiempo que habían
perdido, sin nunca haber visto el amanecer en sus
vidas.
La mayor parte de las personas tienen miedo de
profundizar acerca de quiénes son. La psicología del
análisis transaccional plantea que hay tres elementos
constitutivos en la conformación y estructura del inte-
rior de cada persona:

72
Ricardo Fajardo

• El padre, es una recopilación de todos los


mensajes y programaciones grabados en nosotros
durante los primeros años de nuestras vidas.

• El adulto, que corresponde a la mente y a la


propia voluntad. Constituye el elemento que nos per-
mite pensar y elegir.

• El niño, representa el almacén de todas nues-


tras respuestas emocionales o sentimentales.

Los creadores del análisis transaccional, Eric y


Thomas Harris, plantean que en los primeros cinco
años de edad las personas tienden a ser más profundas
que durante el resto de sus vidas. Es por este motivo
que resulta sumamente sorprendente y complejo có-
mo en el proceso de madurez interactúan varias fuer-
zas que limitan dicho proceso, creando en las per-
sonas un estado de confusión. Pero la teoría del análi-
sis transaccional afirma que podemos analizar nues-
tras capacidades y averiguar cuáles elementos consti-
tutivos de nuestra personalidad han mantenido el con-
trol sobre el resto, si el padre, el adulto o el niño.
Ahora bien, debemos sentirnos en plena libertad,
pues la herencia de nuestros padres o los conocimien-
tos aprendidos no deben determinar nuestro destino.
El autoconocimiento supone tantos obstáculos,
que el individuo, incapaz de soportarlos, dedica toda

73
La felicidad... un proceso de vida interior

su energía a superarlos, olvidándose de disfrutar la vida.


Sin embargo, tales defensas impiden el conocimiento pro-
fundo de nuestro verdadero yo.
La mente humana está formada por tres elemen-
tos: el consciente, subconsciente y el inconsciente.

• El consciente implica que nuestra mente está


involucrada en lo que hacemos y pensamos en un
determinado momento.

• El subconsciente registra los hechos que recor-


damos.

• El inconsciente oculta nuestros recuerdos


desagradables, los que no queremos afrontar o con los
que no queremos vivir. Todo lo que se oculta en el
inconsciente (sentimientos, acontecimientos, reaccio-
nes, prejuicios...) impacta de forma increíble el desa-
rrollo de nuestra vida cotidiana, sin que nos demos
cuenta de ello.
Permítame poner un ejemplo que ilustre esta
realidad. Supongamos que alguien es gemelo y siente
un rencor grande hacia su hermano y su madre.
Porque su madre le dijo que su hermano nació pri-
mero que él y que ella estuvo a punto de morir antes
que él naciera. Eso lo hizo sentir muy mal. Un día
compartió ese sentimiento con algunos amigos y ellos

74
Ricardo Fajardo

le dijeron que era muy egoísta, y un mal agradecido,


porque no sabía valorar la bendición de haber crecido
y desarrollarse en el vientre de su madre junto con su
hermano. Entonces decidió ocultar un fuerte rencor, y
vergüenza en el inconsciente. Al que los psicólogos
llaman el “sótano” de la mente. El resultado fue que
suprimió el rencor y la vergüenza, creando un estado
defensivo, pero con muchos efectos negativos. Llegó
a considerar a su hermano una bendición en su vida y
a su madre una extraordinaria mujer por haber alum-
brado dos vidas. Desde el momento que reprimió este
sentimiento no fue consciente de ningún rencor y
vergüenza. Sin embargo, esta realidad no había desa-
parecido en él, porque seguía teniendo influencia en
su comportamiento. Dirigía el rencor y vergüenza
contra niños y mujeres, y nunca imaginó que con ello
intentaba, sin darse cuenta, castigar a su hermano y a
su madre. La situación es que su hermano y su madre
se habían convertido en la lente a través de la cual
veía a los demás niños y mujeres.
Los mecanismos de defensa suelen ser el resulta-
do de una frustración acumulada. La frustración es
una forma de fracaso, producto de dos sentimientos
negativos, el amor propio herido y la ansiedad. Para
comprender esta realidad les pondré otro ejemplo.
Hace unos años conocí a un estudiante brillante,
que poco a poco fue perdiendo el interés por los estu-

75
La felicidad... un proceso de vida interior

dios, hasta que un día fue suspendido. Su primera


reacción fue sentirse herido y humillado por el ma-
estro, y por otra parte, ansioso, inquieto y tenso, sin
saber qué hacer para recuperar la eficiencia y el con-
trol de antes. Para superar esta situación, recurrió a un
tipo de conducta con la finalidad de superar esos sen-
timientos y comenzó a defender su yo herido. Esta
conducta es llamada mecanismo de defensa.

Función del mecanismo de defensa

• Censurar en la memoria la información


dolorosa.

• Aislar con una mentira la causa del problema.

• Crear una coraza psíquica, que se convierte


poco a poco en un hábito emocional.

• Proteger el sistema familiar de información


dolorosa.

Principales mecanismos de defensa

• Represión: olvidarnos de lo que sentimos.

• Negación: desconocer el problema.


• Proyección: ver el problema en los demás.

76
Ricardo Fajardo

• Reacción formativa: hacer lo contrario de lo


que realmente sentimos.

• Desplazamiento: dirigir el problema hacia otra


persona (chivo expiatorio) para liberar las
energías intrapsíquicas.

• Sublimación: usar energía reprimida y


expresarla en el trabajo creativo.

• Regresión: volver a etapas de crecimiento


anteriores, como la niñez y la adolescencia.

• Racionalización: usar razonamiento


intelectual para validar un comportamiento
irracional.

• Conversión: síntomas físicos por el


traslado de una actividad emocional
negativa a través del cuerpo físico
(enfermedad psicosomática).

• Desatención selectiva: esquema de


distracción que ignora las cosas que le
desagradan.

• Automatismo: vivir sin tomar conciencia de


sus sentimientos.

77
La felicidad... un proceso de vida interior

• Identificación: se manifiesta siempre que nos


conducimos como si fuéramos otra persona
con la cual nos sentimos emocionalmente vin-
culados. Implica equipararnos a otras per-
sonas cuyas virtudes, cualidades o aptitudes
admiramos.

• Eludir: cambiar de tema cuando alguien nos


confronta; rehusar tomar responsabilidad y
alejarnos de la realidad.

• Culpabilidad: culpar a otro de nuestras


acciones.

El primer elemento que forma parte de los meca-


nismos de defensa es la represión: recluir los sen-
timientos en nuestro inconsciente. La mayor parte de
las cosas que hacemos, decimos y pensamos sin
reflexionar, están basadas en elementos inconscien-
tes. Si preguntáramos a las personas que actúan sin
antes detenerse a pensar las implicaciones de sus
acciones, por qué lo hacen, seguro que no podrían de-
cir la razón. La represión sucede cuando el individuo
siente algo indigno acerca de sí mismo, y rechaza
pensar en lo que está sintiendo. Esto sucede con fre-
cuencia cuando se siente culpable por tener pen-
samientos y deseos, a su juicio impropio, especial-
mente institintos agresivos o sexuales. La manera

78
Ricardo Fajardo

más fácil de enfrentar estos sentimientos es negándo-


los, pero en el fondo siguen latentes y dominándolo.
El segundo elemento es la negación: rehusarse a
enfrentar el problema. La mente se cierra a una reali-
dad que no quiere afrontar, a fin de evitar el dolor. Un
ejemplo de esto es la realidad de la muerte: el ser
humano se resiste a pensar acerca del ineludible fin
de la existencia humana. Pero lo cierto es que en el
fondo nos atormenta la idea de morir. El resultado es
la supresión de una parte de nuestra realidad humana.
El otro mecanismo de defensa es la racionali-
zación: usar un razonamiento intelectual para validar
un comportamiento irracional. El individuo hace un
esfuerzo extraordinario por engañarse a sí mismo, sin
que haya sido advertido. Este mecanismo tiene lugar
habitualmente cuando existe una situación en la debe
escoger entre el bien y el mal. Si desea elegir el mal,
racionalizará sus criterios de elección hasta conven-
cerse de que ha escogido el bien. El proceso de este
mecanismo es el siguiente: mi mente (la capacidad de
saber) propone una elección a mi voluntad (la capaci-
dad de elegir) y la voluntad sólo es capaz de elegir lo
que redunde en beneficio personal; no elige el mal
por un mal, lo elige como algo que parece bien.
Quizás el siguiente ejemplo ilustre mejor esta
realidad.
Un peregrino encuentra un bolso que contiene
mucho dinero. También unos documentos con mu-

79
La felicidad... un proceso de vida interior

chas informaciones, entre ellas, el nombre, la dire-


cción y número telefónico del dueño del bolso. El
hombre tiene muchas necesidades, por lo que cuando
encuentra el bolso se dice sí mismo: “Encontré la for-
tuna con la que puedo resolver mis problemas”. Ante
el dilema de quedarse con el dinero o devolverlo,
racionaliza el problema, y lo que al principio era ma-
lo, aparece luego como normal, y decide quedarse con
el dinero.
Una forma de mejorar esta realidad, es crear una
actitud positiva, madura y responsable, que nos per-
mita asumir la realidad tal cual es, sin que perdamos
el control. No se trata de negar la realidad para olvi-
dar un momento difícil o doloroso; se trata de vivir en
plena confianza con nosotros mismos, dando sentido
a cada una de nuestras acciones.
Los mecanismos de defensa producen sen-
timientos de inferioridad y complejos, son verdaderos
obstáculos, producidos principalmente por la repre-
sión, la racionalización y la negación, que impiden a
las personas ver la realidad más allá de la máscara.

En busca del señorío

La meta del ser humano consiste en la consecu-


ción del señorío de su existencia. El posee la capaci-
dad de mirarse a sí mismo, ver, juzgar y actuar según
las normas del ideal que mantiene el equilibrio y la

80
Ricardo Fajardo

jerarquía de sus valores.


El ser humano vive en la época de la mo-
dernidad. Vive rodeado por la ciencia y la tecnología
lo que ha dado origen al progreso. El genio humano
ha dominado las fuerzas de la naturaleza y la ha
puesto a su servicio. Ha unido la distancia del orbe, ha
explorado los abismos del mar, ha perforado las mon-
tañas y ha explorado las alturas del espacio16. Según
un informe de la Unesco17, el siglo pasado se
caracterizó por ser una de las épocas en las que se
realizaron más inventos.
Sin embargo, en los pueblos más adelantados se
presiente una desintegración interior en sus habi-
tantes. A medida que la ciencia y la técnica avanzan
en el dominio del universo, el ser humano pierde el
control de su ser más íntimo.
El tiempo moderno se caracteriza por una rup-
tura entre el desarrollo humano y el avance científico.
Esta realidad constituye el drama de nuestro tiempo
por no corresponder el grado de avance científico tec-
nológico con la realidad humana. Con razón se ha
dicho que la modernidad es “un mundo sin hogar”18.
_______________
16 FERNANDEZ, Rafael, Cuaderno de formación, La autoformación,
Santiago, Chile, 1977, p. 8.
17 UNESCO, Conferencia Mundial Sobre Política Cultural, Reporte de la
declaración final (Julio 20 - Agosto 1982), 1982.
18 BERGER, Peter L; BERGER, Brigitte y KELLER, Hansfried, Un
mundo sin hogar. Modernización y Conciencia, Sal Terrae,
Santander,1979, p. 80.

81
La felicidad... un proceso de vida interior

Las personas se empobrecen interiormente y sufren


una atomización psicológica y espiritual; incapacitán-
dolo a vivir sin identidad. Esta incapacidad humana y
espiritual es algo superior a la bomba atómica que se
lanzó en Hiroshima19.
Hay que dejar germinar la felicidad en el silencio
interior, “cuna de lo eterno”20 y alegría del alma en la
epifanía del espíritu.

Los tesoros de la felicidad

Hace ya mucho tiempo vivió un sabio del que se


decía guardaba en un cofre bajo un gran secreto algo
que lo hacía ser el ser humano más feliz y realizado
del mundo. Muchas personas le ofrecían poder, dinero
y gloria, a cambio de que les enseñara y revelara su
secreto. En múltiples ocasiones, hasta intentaron
robarle el cofre, pero todo era en vano; mientras más
lo intentaban, más infelices eran, pues la envidia no
los dejaba en paz. Pasaban los años y el sabio era cada
día más próspero. Un día llegó ante él un niño, con

___________
19 Op. Cit., QUOIST, Michel, p. 29.

20 UNAMUNO, Miguel de, El cancionero, Poema “Por dentro”(1928 -


1936),obra inédita y publicada por vez primera por Federico de Onís, en
Buenos Aires en 1953. En algunos poemas del Cancionero se nos
muestra desdoblado en un íntimo monólogo de su yo personal y
de suyo poético. Según Torrente Ballester, la poesía se manifiesta
como parte integrante de un hombre “como manifestación casi material
de su actividad humana integral. Es quizá la más auténtica de sus
autobiografías literarias”

82
Ricardo Fajardo

una enorme pasión por la vida, la naturaleza y los


seres humanos. “Señor, al igual que usted —yo tam-
bién quiero encontrar el secreto de la felicidad” dijo al
sabio—. Durante muchos años la he perseguido, pero
esta búsqueda ha resultado inútil. En este mundo pro-
gramado, harto y satisfecho de sí mismo, he experi-
mentado el rechazo de muchas gentes, que creen tener
siempre la razón. Así que decidí ir a otros planetas,
adonde no existiera la hipocresía, el conformismo, la
mentira y el engaño. Mi primer encuentro fue con un
rey, para el que todos los hombres eran sus vasallos.
El segundo encuentro fue con el vanidoso, que sólo
atendía a las alabanzas. El tercero fue con el beodo,
que bebía para olvidar la pena y el dolor. El cuarto fue
con un hombre de negocios, que poseía para comprar,
administrar, contar y recontar, y encerrar bajo llave
todo lo que tenía. Por último, me encontré con el
zorro, que me pidió que lo domesticara, a fin de que
nos perteneciéramos mutuamente. Mi vida es monó-
tona y todos los hombres se parecen entre sí, pero si
tú me domesticara, mi vida sería radiante y cálida.
Porque sólo se conocen bien aquellas cosas que se
domestican21, le dijo el Zorro. El sabio, al ver la sen-
cillez y la pureza del niño, le dijo: “A ti, niño dorado
y sin malicia, te enseñaré el secreto de la felicidad.
Ven conmigo y presta mucha atención, pues en reali-
_______________
21 Cf. SAINT - EXUPERY, Antoine de, El principito, Editores
Mexicanos Unidos, S. A, México 1977, p. 72.

83
La felicidad... un proceso de vida interior

dad son tres cofres y no uno, en los que guardo el


secreto para ser feliz. Son estos mi mente, mi corazón
y mi espíritu. La mente es el jardín donde florecen los
pensamientos. Ella se debe cultivar para que dé frutos,
porque según como una persona alimente su corazón
y su espíritu, así será su vida. El gran secreto consiste
en una serie de pasos que debes seguir a lo largo de
toda tu vida. El primer paso es descubrir quién eres,
qué buscas y hacia adónde vas. El segundo paso es
quererte a ti mismo. Afirmar todos los días, antes de
acostarte y al levantarte, que eres importante, valioso,
capaz, inteligente y cariñoso. Y lo más importante,
que no hay obstáculos que no puedas vencer. El tercer
paso es actuar según el tipo de persona que crees ser.
Si dices que eres inteligente, debes actuar inteli-
gentemente. Si piensas que eres capaz, haz lo que te
propones. Si piensas que no hay obstáculos que no
puedas vencer, entonces proponte metas y lucha por
ellas hasta lograrlas. El cuarto paso es no envidiar a
nadie por lo que tiene o por lo que es, pues cada quien
alcanza sus metas con trabajo y sacrificio. Tú, en
cambio, esfuérzate por lograr las tuyas. El quinto paso
es evitar albergar en tu corazón el rencor hacia
alguien, pues ese sentimiento no te dejará construir
nada bueno. El sexto paso es hacer de tu vida un acto
de amor. El amor es la fuente de la vida. El séptimo
paso es que debe ser solidario y comprensivo con los
demás, pues en eso consiste la práctica del amor. El

84
Ricardo Fajardo

octavo paso es no tomar las cosas que no te


pertenecen. Cada quien tiene lo que merece. El
noveno paso es no maltratar a nadie. Todos los seres
del mundo tienen derecho a que se les respete y se les
quiera. El décimo paso es no culpar a los demás de tus
errores y aceptar tu responsabilidad. El décimo
primer paso es no mentir para lograr un fin. Di siem-
pre la verdad aunque te afecte. Y por último, levántate
siempre con una sonrisa en los labios. Observa a tu
alrededor y descubre en todas las cosas el lado bueno
y bonito. Piensa en lo afortunado que eres al tener
todo lo que tienes. Ayuda a los demás, sin pensar qué
vas a recibir a cambio. Descubre en las personas sus
mejores cualidades y comparte con ellas el secreto de
la felicidad.
El niño descubrió que uno puede sentarse sobre
una duna sin ver ni escuchar, y, sin embargo, siempre
hay algo que brilla en el silencio, y que lo que hace
una cosa hermosa es invisible; los ojos no siempre
ven, hay que buscar con el corazón22.

Desarrollo y conocimiento de la personalidad

Al nacer cada persona tiene el corazón, los pul-


mones y riñones desarrollados en proporciones pe-

_______________
22 Ibidem., p. 72.

85
La felicidad... un proceso de vida interior

queñas. Contrario al cerebro, que comienza su desa-


rrollo desde el mismo momento de la concepción, y a
través del tiempo va desarrollando sus conexiones. El
cerebro es el órgano más complejo y complicado del
cuerpo humano, contiene más 30 billones de células,
llamadas neuronas, y cada una es como una computa-
dora en miniatura, pero mucho más perfecta.
Tienen unas 100.000.000.000.000 conexiones entre
ellas con idéntica capacidad de “bits”. Esto es mucho
más que el número de estrellas que se estima hay en
la Vía Láctea, y equivale en la computadora a unos 20
mi-llones de libros de 500 páginas cada uno; o sea, la
suma de todos los textos contenidos actualmente en
todas las bibliotecas de la Tierra.
Se creía que el cerebro era un diamante, algo es-
tático y que no se rompía. La neurología actual afir-
ma que el cerebro puede cambiar y manipularse, por-
que es algo dinámico. No obstante, cuando
controlamos o manipulamos el cerebro, estamos
eliminando su capacidad propia y creativa. Las emo-
ciones y los estímulos hacen que cambie nuestro
modo de pensar y de ser. Este cambio manifiesta vul-
nerabilidad, por ejemplo, en la religión cuando
aparece como elemento de manipulación. Un caso
típico de esto fue lo que sucedió en Georgetown y
Waco, Texas, USA. Cuando se trató de crear en las
personas actitudes dogmáticas y radicales, que termi-
naron en un suicidio colectivo. Otro ejemplo es la

86
Ricardo Fajardo

educación, por medio de la cual la persona es libera-


da o manipulada, según el interés del educador. Y
otro ejemplo es el de la seducción, que consiste en
someter a una persona a la autoridad, dejándola sin la
capacidad de tener iniciativas y alejándola de su
familia.
Ahora bien, ante esta situación qué pueden
hacer las personas. Deben tener una actitud madura y
equilibrada, apegada a principios y valores; deben
desarrollar una conciencia crítica, que le conduzca a
actuar con libertad, en lo que reorienta su cerebro en
base a principios conductuales.
Podemos notar que hay un crecimiento simultá-
neo del bien y el mal. En efecto, cuanto más poder
tiene el hombre, mayor es el mal que le acecha. Toda
esta realidad hay que enmarcarla dentro de un pen-
samiento metafísico-dialéctico, que por un lado ex-
presa el crecimiento del bien, y por el otro, la apari-
ción del mal. Como también la media de la naturale-
za humana entre el ángel y la bestia.
La siguiente parábola puede darnos una idea de
estos conceptos.
Una vez un campesino sembró buenas semillas
en su conuco; pero mientras dormía vino un enemigo
y sembró cizaña entre el trigo y se fue. Cuando la
planta creció y dio frutos, también apareció la ciza-
ña. Vinieron entonces los siervos del campesino y le
dijeron: “Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu

87
La felicidad... un proceso de vida interior

campo, cómo, pues, tiene cizaña?” El les contestó:


“Un enemigo ha hecho esto”. Y los siervos le dijeron:
“¿Quieres que la arranquemos? No; no sea que al ha-
cerlo, arranquéis también el trigo. Dejad crecer juntos
lo uno y lo otro y al tiempo de la siega yo diré a los
segadores que recojan primero la cizaña y la aten en
manojos para quemarla; pero que recojan también el
trigo, el cual deben depositar en mi granero”,
respondió el campesino23.
La modernidad trajo consigo la libertad del indi-
viduo y su conciencia de ser único (conciencia per-
sonal). Pero el individualismo fue su pecado24.
En la Antigüedad Clásica, y todavía más en la
Edad Media, existió una sociedad denominada orgáni-
ca: las personas se consideraban a sí mismas como
parte de un organismo, más que entes dotados de li-
bertad individual. Fue en los tiempos modernos cuan-
do cada individuo empezó a tener conciencia de su
individualidad, de que correspondía a cada persona
encontrar su misión en la sociedad. Esta conquista fue
un proceso muy difícil. Aunque cada persona se con-
sideraba piececita anónima del gran organismo social
y se sentía segura. Al sentirse fraccionadas,
empezaron a experimentar “miedo a la libertad”25, que
_______________
23 Cf. MATEO, 24, 13.
24 Cf. LUKE, Steven, El individualismo, Penísula, Barcelona,1975, p. 18.
25 Cf. FROMM, Erich, El miedo a la libertad, Buenos Aires, Paidós, 6.a
ed.,1989, pp. 30 - 31.

88
Ricardo Fajardo

consistió en volverse entreguitas y sumisas al poder.


El sistema fascista de los años treinta y el conformis-
mo colectivo, surgieron como resultado de esta renun-
cia a la propia individualidad, a cambio de seguridad.
Como afirmara Dostoievski, “No hay para el
hombre preocupación más grande que la de encontrar
cuanto antes a quién entregar ese don de la libertad
con que nace esta desgraciada criatura”26.
No obstante, donde primero se manifestó el indi-
vidualismo fue en la economía, aunque la economía
medieval se inspiraba en un espíritu de colaboración
a través de los gremios, que impedían toda compe-
tencia desleal entre sus miembros y les obligaban a
cooperar en la compra de materia prima, en la pro-
ducción y la fijación de los precios. Sin embargo, en
el sistema capitalista desapareció esta conciencia so-
lidaria debido a los intereses personales.
De este modo fue surgiendo una sociedad indi-
vidualista, en la que todos son enemigos, como el
trigo y la cizaña. El mundo globalizado en la compe-
tencia capitalista ha hecho que la economía resulte ser
dura, cruel e implacable, una de la razones del vacío
existencial que padecen las personas hoy día. Hay
una actitud farisaica-burguesa tanto en el protes-

_______________
26 DOSTOIEVSKI, Fiodor Mijailovich, Los hermanos Karamazof
(Obras Completas, T. 3, Aguilar, Madrid, 10.a ed., 1973, p. 210).

89
La felicidad... un proceso de vida interior

tantismo, el catolicismo y el judaísmo en las que la


relación del hombre con lo trascendente es igual a la
de un banquero con sus bienes. Esta concepción se
conoce en los Estados Unidos como el camino de la
vida americana (american way of life)27. Esta menta-
lidad burguesa se caracterizó por una vida cómoda,
sin valores humanos y espirituales.
El vacío espiritual y la mentalidad individualista,
la vulgaridad y la decadencia, promueven un mundo
sin diálogo y sin sentido, descreído y sin ningunas
conexiones con la realidad del universo cósmico.
La modernidad engendró un malestar en el
desarrollo de la sociedad y la realidad humana. En la
primera mitad del siglo XIX surge el Romanticismo,
movimiento intelectual que tuvo lugar en Europa
Occidental, como la primera reacción contra la mo-
dernidad. Aunque fue más bien una reacción nostálgi-
ca, que tenía como finalidad la vuelta a la Edad
Moderna.
Otro movimiento inconformista, no tanto nostál-
gico, sino más progresista, fue La Bohemia, referente
al estilo de vida que tomaron los artistas, escritores,
estudiantes, etc., descrito en la obra Escenas de la vi-
da bohemia, de Henri Murger28, y después popula-
_______________
27 HERBERG, Will, Protestant-Catholic-Jew. An Essay in American
Religious Sociology, Doubleday & Co., New York, 1955, p. 88.
28 MURGEN, Enrique, Escena de la vida bohemia, Ediciones
Alonzo, Madrid, p. 70.

90
Ricardo Fajardo

rizado en la famosísima opera de Puccini “La


Boheme”. Algo más reciente que podemos recordar
son los “hippies” y su “Flower Power”, los “beatnik”,
los “provos” y, sobre todo, la revuelta de 1968, en
París. Estos fueron movimientos distintos entre sí,
pero todos se alimentaron de una realidad común: el
individuo enajenado y frustrado.
Se podría decir que la Modernidad fue el perío-
do de las grandes utopías: los ilustrados creyeron en
el valor de la ciencia, una victoria sobre la ignorancia
y la servidumbre; los capitalistas confiaban alcanzar
la felicidad gracias a la racionalización de las estruc-
turas de la sociedad y el incremento de la producción;
y los marxistas esperaban la emancipación del prole-
tariado a través de la lucha de clases.
No se puede negar el enorme beneficio que ha
traído la ciencia a la humanidad, pero también ha
propiciado enormes atrocidades consideradas como
tragedias de la humanidad: el holocausto judío, Hiro-
shima y Nagasaki; el marxismo, que en vez de traer el
paraíso comunista dio origen al Archipiélago Gulag;
las sociedades capitalistas, que han alcanzado un alto
nivel de vida, pero están corroídas por el gusano del
aburrimiento, el suicidio y el sin sentido, y el concep-
to de postmodernidad, que es la idea del eterno
retorno planteado por Nietzsche en su obra Za-
________________
29 NIETZSCHE, Friedrich, Ecce Homo ( Obras Completas, T. 4. Prestigio,
Buenos Aires, 1970, p. 301)

91
La felicidad... un proceso de vida interior

ratustra29.
El mundo de hoy conduce al ser humano a aho-
garse en una total indiferencia y apatía. En un pre-
sente sin raíces ni proyectos, en el que cada quien
hace lo que quiere. No existe un Prometeo que desafíe
la ira de este siglo y traiga a la tierra el fuego del cielo,
desencadenando el progreso. Vivimos en la época de
Sísifo, condenado por los dioses a hacer rodar sin
cesar una roca hasta la cumbre de una montaña, desde
donde volvía a caer siempre por su propio peso. La
historia de la humanidad ha oscilado entre Prometeo
y Sísifo. Ejemplo de esto es la Primera Guerra
Mundial, que arrinconó en un montón de escombros
la utopía, y cuando las personas siguieron trabajando
para lograr rescatar la esperanza perdida, la Segunda
Guerra Mundial destruyó todo de nuevo, dando
origen a nuevos sistemas, instrumentos de enrique-
cimiento y miseria, que trajeron consigo un presente
atormentado y carente de vías.
Ante esta situación, hace falta la aparición del
duende de las utopías, que nos ponga en camino hacia
la búsqueda de ese paraíso que constituye un mundo
maravilloso, aunque no tengamos ni la más remota
idea de cómo se puede llegar a él. ¿Dónde está el
coraje y la valentía de ese caballero loco, que con su
armadura y montura en un Rocinante, concibió la idea
de que puede uno apoderarse de la cima? ¿De dónde
encontró las alabanzas huidizas de la esperanza abri-

92
Ricardo Fajardo

gada en sus ojos infinitos? El Quijote, duende excep-


cional, que trepándose en los rieles de su locura, en
ella deshizo los convencionalismos y las condiciona-
lidades, habló lo que habló, y nada de lo que habló fue
en balde. Dejó en su palabra el memorial de todos los
quijotes que burlen la muerte y decidan caminar en la
memoria de los pueblos, dejando como huellas el
imperativo en la educación, el conocimiento y la
responsabilidad; la vocación de servicio, el amor, la
compasión y la solidaridad; el hombre nuevo y los
cielos nuevos, que haga en el mundo de capa y espa-
da un converso de verbo flamígero. ¿Por qué disentir
del valor audaz del noble heraldo, que visualizó la
podredumbre del mundo y decidió sembrar una semi-
lla que contiene grandes utopías?
Pero las personas prefieren cerrar los ojos o es-
conder la cabeza como el avestruz, antes que darse
cuenta de la realidad. Esta es la gran tragedia de hoy.
Sólo en el silencio del camino que contiene la utopía,
las personas podrán encontrar los elementos y crear
los cambios que permitan la madurez y realización.
Los grandes hombres y mujeres que han descu-
bierto la profundidad de su interioridad y el ideal de
su vida, lo han hecho desde el sepulcro silencioso de
su realidad humana, en momentos muy difíciles, de
grandes tensiones y duros sacrificios. Este proceso de
silencio interior consiste en lo que dijo Michel Quoist:
• “Si empujas siempre el coche con

93
La felicidad... un proceso de vida interior

mucha velocidad, cansarás el motor.


• Si vives sin cesar bajo presión, tu cuerpo
y tu espíritu se agotarán muy pronto.

• Si tanto corres, no encontrarás a nadie y


lo que es peor no te encontrarás ni a ti mismo.

• Si quieres captar lo más profundo que


hay en ti, has de saber detenerte.

• Comiendo de pie, digiere mal los alimentos.


Siéntate.

• Si discurres corriendo, reflexiona mal.


Siéntate.
¿No tienes tiempo de detenerte? Sé leal, hay mo-
mentos libres en tus actividades. No corras a llenarlo
con el ruido, el diario o una conversación”30. Cada
momento o espacio en tu vida, requiere mucha aten-
ción. No dejes pasar por inadvertido lo que ha sucedi-
do, está sucediendo y sucederá. Para percatarse de esa
realidad hay que estar en acecho.

Elementos de la personalidad

El ser humano es una realidad misteriosa y com-


_______________
30 Op. Cit., QUOIST, Michel, pp. 101 - 102.

94
Ricardo Fajardo

pleja. Está formado de una realidad biológica, psi-


cológica y social. La parte biológica viene dada por la
herencia, la parte social se refiere a la influencia que
tienen en nosotros las relaciones con los demás:
Familia, comunidad y trabajo. La unión de estos dos
parámetros dará como resultado la formación del
carácter, y el carácter a su vez definirá nuestra per-
sonalidad. Otros elementos que forman partes del
proceso de transformación es la conducta y la actitud.

• El carácter es el conjunto de reacciones y


hábitos de comportamiento que se han adquirido
durante la vida y que dan especificidad al modo de ser
individual, que junto con el temperamento y las apti-
tudes configura la personalidad de un individuo. La
palabra carácter en su esencia quiere decir caracterís-
ticas de la persona.

• La personalidad se define como: Pautas de pen-


samiento, percepción y comportamiento relativa-
mente fijas y estables, profundamente enraizadas en
cada sujeto. La personalidad es el término con el que
se suele designar lo que de único, de singular, tiene un
individuo, las características que lo distinguen de los
demás. La herencia y el ambiente interactúan para
formar la personalidad de cada sujeto. Desde los pri-
meros años, los niños difieren ampliamente unos de
otros, tanto por su herencia genética como por

95
La felicidad... un proceso de vida interior

variables ambientales dependientes de las condi-


ciones de su vida intrauterina y de su nacimiento.
Entre las características de la personalidad que
parecen determinadas por la herencia genética, al
menos parcialmente, están la inteligencia y el tempe-
ramento, así como la predisposición a sufrir algunos
tipos de trastornos mentales.

• La conducta se define como el modo de ser del


individuo y el conjunto de acciones que lleva a cabo
para adaptarse a su entorno. La conducta es la res-
puesta a una motivación en la que están involucrados
componentes psicológicos, fisiológicos y de motrici-
dad. La conducta de un individuo, considerada en un
espacio y tiempo determinados, se denomina compor-
tamiento.

Toda conducta está determinada por múltiples


factores: los genéticos o hereditarios y los situa-
cionales o del medio. Los primeros hacen referencia a
la conducta innata (instintiva) que existe en el indi-
viduo al nacer; los segundos, a la conducta concreta
que se da ante una determinada situación (aprendida).
Durante mucho tiempo se pensó que gran parte
de la conducta humana era instintiva: el individuo a lo
largo de su vida llevaba consigo un repertorio de
respuestas organizadas que se adecuaban a las dife-
rentes situaciones. Hoy sabemos que a los instintos se

96
Ricardo Fajardo

superponen las respuestas aprendidas, y que la con-


ducta instintiva es característica de las especies ani-
males, aunque éstas puedan también desarrollar pau-
tas de conductas aprendidas.
El estudio de la conducta no se limita a investi-
gar la evolución de ciertas etapas formativas en el
individuo, como la infancia o adolescencia, sino que
va unida a su desarrollo físico desde el nacimiento
hasta la muerte.
También se ha denominado pauta de conducta, al
tipo de conducta que sirve como modelo. Los
patrones de conducta son normas de carácter especí-
fico que sirven de guía para orientar la acción ante cir-
cunstancias concretas.

• La actitud es la forma de motivación social que


predispone la acción de un individuo hacia determi-
nados objetivos o metas. La actitud designa la
orientación de las disposiciones más profundas del ser
humano ante un objeto determinado. Existen acti-
tudes personales relacionadas únicamente con el indi-
viduo y actitudes sociales que inciden sobre un grupo
de personas.

El ser humano es el resultado de una serie de


influencias que nos han caracterizado a lo largo de
nuestra vida, tomando espacio en nuestra mente, de-
terminando de esta forma nuestra personalidad y con-

97
La felicidad... un proceso de vida interior

ducta.
En el desarrollo y crecimiento de la personalidad
las metas ayudan a obtener éxito en la vida y estable-
cen metas y propósitos. Sin este ingrediente principal
la vida, el trabajo y las demás cosas no tienen sentido.
El individuo debe empezar en su vida a proponerse
metas y propósitos y dedicar toda su energía y capaci-
dad a alcanzarlos.
Cada persona debe tomar tiempo para sentarse y
meditar que es lo que quiere alcanzar. Profundizar en
sus verdaderas y aspiraciones. Debe definirlas bien
claras en su mente. Luego escribirlas y posterior-
mente empezar a trabajar por aquello que se ha pro-
puesto sin descanso hasta conseguirlo. En este proce-
so debe aprender a morir y sacrificarse aquello en lo
que cree. Durante este proceso debe conocer muy
bien los factores de influencias en el desarrollo de su
personalidad.

Los temperamentos

La palabra temperamento viene del latín tem-


peramentum. “Es el tono o atmósfera anímica de la
persona, depende de su constitución física, y se pone
de manifiesto en su manera de reaccionar ante los
diversos estímulos, la duración y profundidad de di-
_______________
31 Op. cit., FERNANDEZ, Rafael, p. 20.

98
Ricardo Fajardo

cha reacción”31.
Los temperamentos nos dan una información de
las características del tipo de carácter, personalidad y
conducta que tenemos. Hipócrates y Galeno, médicos
de la Antigüedad, distinguían cuatro tipos de tempe-
ramentos, considerados como emanación del alma por
la interrelación de los diferentes humores del cuerpo.
Todos los seres humanos somos la combinación
de dos o más de los cuatro temperamentos básicos,
aunque lo más frecuente es que uno de ellos sea el
predominante.
Los cuatro tipos de temperamento, según Hipó-
crates y Galeno, son: colérico, palabra que viene del
griego kolé-bilis; sanguíneo, que viene del término
sanguis, que significa sangre; melancólico, procedente
del término melas, que significa negro, y flemático,
que viene de phlema, cuyo significado es fluido.
El conocimiento de los temperamentos, nos ayu-
dará a la profundización de nuestra naturaleza
humana en saber quiénes somos y cuáles son nuestros
valores, cualidades y antivalores, para alcanzar la
madurez que se requiere para vivir.

99
La felicidad... un proceso de vida interior

Los temperamentos (visión panorámica)


El temperamento es la disposición anímica fundamental que caracteriza
a la persona en el modo de reaccionar ante los estímulos.

COLÉRICO SANGUÍNEO MELANCÓLICO FLEMÁTICO

1. Excitabalidad: Fácil y Fácil y Progresivo


Capacidad de fuerte; fuerte; y poco al Difícil
interesarse o gran gran prinicipo. y poco.
asequiblilidad. capacidad. capacidad. Llega a ser
fuerte.
Débil y
2. Intensidad Fuerte. superficial. Fuerte. Débil.

3. Reacción: Rápida Rápida, Lenta, Lenta


Tiempo: Profunda y superficial profunda y superficial
Intensidad, larga. y corta. larga. y corta.
duración.

4. Apariencia Activa y Activa y Activa e


finalizada. vivaz. Plácido.
interior.

COLÉRICO SANGUÍNEO MELANCÓLICO FLEMÁTICO

5. Propiedades Aspiración a lo Superficialidad Inclinacion a la Inclinación al


grande y noble. Inconstancia. reflexión, a la descanso.
Intelectual. Interés por las soledad. Trabajador de
Instinto de cosas exte- Quietud, tris- poca iniciativa.
mando. riores. teza. concep-
Imprudencia. Carencias de ción seria de la
pasiones vida.
arraigadas. Indecisión.

6. Cualidades Activo, Trato fácil, Inclinación a la Perseverancia,


buenas entendimiento afabilidad, vida interior, paciencia,
agudeza, vol- sinceridad, religiosidad, ecuanimidad,
untad fuerte, alegría y misericordia. discreción y
liberalidad, docilidad. Benefactor, carencia de
concentración servicial y fiel. mayores
y ecuanimi- pasiones.
dad

100
Ricardo Fajardo

COLÉRICO SANGUÍNEO MELANCÓLICO FLEMÁTICO

7. Malas Orgullo, Vanidad, com- Pasividad, Falta de


cualidades arrogancia; placencia en sí desaliento; energía.
ira, mismo, recelo; Comodidad.
insensibilidad, galantería pusilanimidad,
dureza y envidia, irresolución,
obstinación. parcial, miedo desconfianza y
al sacrificio y miedo a la
superficial. humillación.

COLÉRICO SANGUÍNEO MELANCÓLICO FLEMÁTICO

Dificultades Ataca, estudia Les saca el Inseguro, pien- Mide sus


posibilidades, cuerpo, no las sa llegar tarde fuerzas con
no se apoca, le toma en serio, a la solución. tranquilidad;
gusta superar- se le ocurren Piensa en la comienza poco
las. cosas absur- maldad de los a poco a darles
das, se mete demás y desea solución.
en camisa de que no puedan
once varas. superarlas.

Cartas Con motivo, Comienza y Medita antes de Escribe pau-


claros, termina 100 escribir. sadamente con
objetivos y veces cosas Escribe cosas detalles.
fríos. sin importan- profundas.
Las termina y cia. Rompe la carta
despacha. Entretenidas, y comienza de
las echa al nuevo.
correo sin
dirección.

101
La felicidad... un proceso de vida interior

COLÉRICO SANGUÍNEO MELANCÓLICO FLEMÁTICO

Le gusta ser el Gustar estar Se pone en Se deja llevar


En grupo primero, orga- en el medio y segundo plano, con facilidad;
niza, planifica. pasarlo bien. se retrae donde poco ocurrente
Siempre cree Es amistoso, no hay confan- pero traba-
tener la razón, cuenta chistes, za. Es fiel, jador. Hace
se cree llama- le gusta ser anhela relación cosas que
do a ser jefe y admirado. personal. requieren dedi-
tiende a ser cación y rigor.
tirano.

Vacaciones Trabaja en el Busca aven- Desea tran- No hace


tiempo libre, turas y quidad, admira grandes paseos
y hace un nuevas emo- la naturaleza, ni esfuerzos.
plan para ciones. Estar gusta la com- Le gusta con-
vacaciones. en compañía, pañía, oye músi- versar, se
que alarga lo ca, lee y pasea acuesta a la
más posible. tranquilo. sombra, lee un
Es su mejor libro y se
tiempo. queda dormi-
do.

COLÉRICO SANGUÍNEO MELANCÓLICO FLEMÁTICO

Qué piensa Se cree superior Se cree “la Se juzga crítica- No le gusta su


uno del otro a los otros, que muerte”. mente en forma temperamento,
lo ven como un Admira la negativa. Al envidia a los
capataz, y que fuerza, profun- cólerico lo juzga otros, sufre la
pasa con facili- didad y tran- duro; al sanguí- postergación.
dad por encima quilidad de los neo superficial;
de ellos. otros, pero los al flemático le
encuentra ter- tiene compasión
cos, serios.

Mirada Resuelta, Alegre, Triste, Lánguida o


firme, despreocupa- preocupado, inexpresiva,
enérgica, da, vivas y cierra los ojos plácida, cierra
crítica y curioso. para pensar, un con gusto los
dura. tanto doloroso ojos para
e introvertido. dormir.

102
Ricardo Fajardo

COLÉRICO SANGUÍNEO MELANCÓLICO FLEMÁTICO

Paso Con firmeza y Ágil, ligero, Lento, Calmo, anda


decisión, descuidado, arrastrado, perezosamente,
seguro, avanza anda con gusto apesadumbra- no le gusta ir
de prisa. en zig-zag. do. lejos.

Saludo Da la mano Saluda según Quisiera salu- Tranquilo y sin-


con fuerza. No su estado de dar a todos, cero, no repara
se inhibe, fun- ánimo. pero no se mucho en los
cional. Efusivo y atreve. Se demás.
aparatoso. entrega todo
Palmotea. al saludar.

Conversar Voz clara y Habla antes Piensa y no se Habla pausada-


dominante, de pensar. atreve a hablar, mente; a veces
piensas antes o lo hace bueno para
de hablar. después de hablar.
cavilar: Hace Habla con cierta
duras críticas a monotonía.
veces.

COL RICO SANGU˝NEO MELANC LICO FLEMÁTICO

Risa Con motivo, de Ríe en todo Ríe para aden- Ríe calmada-
corazón, fuerte, momento, a tro. mente, pero
no larga. veces sin Alegría con gusto.
motivo. interior.
Recorre todas
las octavas.

Dolor Pone cara Se alborota. Pone cara de No se excita


dura, no Gusta ser com- dolor, se retrae, mucho y
quiere que se padecido. Tirita sufre heroica- aguanta tran-
le note. y transpira. mente y busca quilo32.
Valiente. apoyo.

32 FERNANDEZ, Rafael, Cuaderno de formación, La autoformación,


_______________

serie introducción, Santiago, Chile, 1977, p. 22.

103
La felicidad... un proceso de vida interior

Temperamento colérico

La persona de temperamento colérico reacciona


de inmediato y con vehemencia ante la influencia que
recibe. La impresión queda en ella por mucho tiempo
y le conduce con facilidad a nuevas excitaciones. Se
entusiasma por lo grande; no busca lo ordinario, sino
que aspira a lo grandioso. Tiende a lo alto: una fortu-
na grande, un comercio muy extenso, una casa mag-
nífica, un nombre prestigioso, un puesto destacado,
una gran misión y llegar a la cumbre de la perfección.
Es una persona de grandes ideales y de acción. Su vir-
tud innata es la generosidad, que desprecia lo bajo y
vil, y suspira por lo noble, grande y heroico.

Elementos positivos

• Entendimiento: Posee un entendimiento agudo


y siempre le gusta la claridad de las ideas, tendiendo
a la objetividad. Es una persona muy calculadora, por
lo que planifica tomando en cuenta todos los detalles.

• Voluntad: Tiene una voluntad fuerte, que no se


amilana ante las dificultades, por el contrario, emplea
toda su vitalidad y persevera a costa de grandes sacri-
ficios hasta lograr su meta. No conoce la pusilanimi-
dad ni el desaliento. Es una persona segura de sí
misma y le gusta el riesgo.

104
Ricardo Fajardo

• Afecto: No es emotiva ni sentimental. Puede


tener un gran afecto, aunque le cuesta demostrarlo,
pues piensa que es signo de debilidad. Es una persona
de grandes pasiones. Rebosa de violento apasio-
namiento cuando encuentra resistencia o persigue un
gran proyecto.

• Ante los demás: Ha nacido para mandar y le gusta


ponerse a la cabeza de todo. Toma iniciativas, es activa,
trabajadora y desconoce el respeto humano. No tiene
temor de presentarse en cualquier ambiente. Es abierta y
franca.

Elementos negativos

• Orgullo: Es muy centrada en sí misma, despre-


cia a los demás por incapaces y hace ella misma lo que
podrían o deberían hacer los otros. Es muy difícil tra-
bajar en equipo con ella, pues es muy mandona y
quiere ser la primera en todo.

• Dureza: Puede ser una persona muy violenta.


Se deja llevar por la ira y dice palabras dura, que
hieren fácilmente. No toma en cuenta la realidad y la
circunstancia de la otra persona. Se deja llevar por
acciones que sabe muy bien le serán perjudiciales.

• Insensibilidad y dureza: Es ante todo, una per-


sona intelectual; tiene, por decirlo así, dos inteligen-

105
La felicidad... un proceso de vida interior

cias, pero un solo corazón. Puede permanecer indife-


rente e insensible frente al dolor ajeno y por su propio
encumbramiento, no vacila en pisotear sin piedad la
felicidad que otros disfrutan.

• Testarudez: Es una persona bien terca y obsti-


nada. No tolera que se le contradiga, pues siempre
quiere salirse con la suya. No cede y se ciega ante la
realidad. Si se da cuenta que ha fallado, le cuesta
reconocerlo y tiende a justificarse.
La persona colérica logra hacer grandes cosas
también en su labor profesional. Por ser su tempera-
mento activo, se siente incitada continuamente a la
actividad y al trabajo. No puede estar desocupada y
sus trabajos los hace con rapidez y aplicación. En sus
empresas es persistente y no se amedrenta ante las
dificultades. Puede colocársela en puestos difíciles y
confiarle grandes cosas.

Temperamento sanguíneo

La persona sanguínea se excita rápidamente por


cualquier impresión, pero esta dura muy poco tiempo
en su alma. El recuerdo de cosas pasadas no le provo-
ca tan fácilmente nuevas emociones. Es afable, opti-
mista y liviana. No se complica con las cosas ni se
apresura ante las dificultades. Es de fácil trato, in-
constante y tiende a ser superficial.

106
Ricardo Fajardo

Elementos positivos

• Intelecto: Posee una gran capacidad intelec-


tual; es ocurrente e ingeniosa. Cuando lee o escucha
algo, lo capta con facilidad, aunque no siempre com-
prende su profundidad. Su capacidad intelectual e
imaginación fecunda le permiten improvisar con
facilidad.

• Voluntad: Tiene una disposición positiva para


emprender cosas. Es de buena voluntad y colaborado-
ra. Se adapta y adecúa a las circunstancias y sabe lo
que conviene en cada momento.

• Afecto: Es muy alegre y optimista. No se com-


plica sin necesidad. Goza con la vida y las cosas
pequeñas. No es ensimismado ni meditativo. Tiene su
propia filosofía, es extrovertido y se ríe un poco de
todo. Expresa todo lo que piensa o siente.

Posee una gran capacidad para relacionarse;


puede hacerse amigos en todas partes. Es confiado y
locuaz; puede comunicarse con facilidad con otras
personas. Es afable y alegre. Sabe entretener y contar
interesantes narraciones con un colorido muy espe-
cial; es una persona muy querida por las demás, cortés
y generosa. Es de naturaleza compasiva. Sabe corre-
gir a las demás personas sin herirlas. Si se enoja o es

107
La felicidad... un proceso de vida interior

ofendendida explota y se desahoga con facilidad, pero


luego olvida todo y no guarda rencor.

Elementos negativos

• Superficialidad: No penetra hasta lo profundo,


sino que se contenta con la superficie y una parte del
todo. Antes de concentrarse en un objeto, su interés se
paraliza y desvanece por las nuevas impresiones que
le ocupan. Prefiere los trabajos fáciles y vistosos.

• Inconstancia: Es inconstante en su disposición


de ánimo; pasa rápidamente de la risa al llanto, y
viceversa. En sus opiniones, hoy defiende con tesón
lo que impugnó hace una semana. Es inconstante en
sus resoluciones: al proponérsele un nuevo punto de
vista abandona sin remordimientos todos sus planes y
proyectos anteriores. Esta inconstancia suya hace a
veces sospechar que no tiene carácter ni principios.

• Interés por las cosas exteriores: No profundiza


en el descubrimiento de sí misma, sino que fija su
atención en las cosas exteriores.

• Vanidad: Su soberbia no se manifiesta en un


afán inmoderado de mandar como en el colérico, ni en
el miedo a las humillaciones, como en la persona me-
lancólica, sino en cierta vanidad y complacencia de sí

108
Ricardo Fajardo

misma. Experimenta una alegría casi pueril al mirarse


en el espejo. Es adicta a los elogios y lisonjas, los que
fácilmente le inducen a las mayores necedades y los
más vergonzosos pecados.

• Inclinación a los galanteos, la envidia y los


celos: Como es tan susceptible a la adulación y tan
poco profundo, se inclina fácilmente a las amistades
particulares y a los amoríos. Pero su amor inconstante
no le penetra hasta el fondo del alma.

Temperamento melancólico

La persona melancólica se excita con poca fre-


cuencia por influencias externas, y cuando suele rea-
ccionar, lo hace sin mucho entusiasmo. Pero tal
excitación, aunque siempre débil, es larga y favoreci-
da por nuevas impresiones, que se repiten en el
mismo sentido, cada vez más y más hondas, hasta
apoderarse de ella. Sus impresiones se parecen a un
poste, que a fuerza de martillazos se va hundiendo en
la dura tierra, fijándose con tanta firmeza, que luego
resulta difícil de arrancar.

Elementos positivos:

Intelecto: En su modo de razonar hurga dema-


siado en los antecedentes hasta las últimas causas. Su

109
La felicidad... un proceso de vida interior

pensamiento tiende hacia lo profundo; no se queda en


la superficie, sino que, siguiendo las causas y la
conexión de las cosas, indaga las leyes activas de la
vida humana, los principios según los cuales ha de
obrar el ser humano.

• Voluntad: Tiene una voluntad fuerte, la cual


puede llevarlo a hacer los más grandes sacrificios por
una causa o por una persona. Sin embargo, le cuesta
bastante tomar iniciativas.

• Afecto: Es muy afectiva y sensible. Piensa más


con el corazón que con la cabeza, y se siente siempre
conmovida. Posee un gran sentido para captar las
necesidades de los demás y es bastante solidaria y desin-
teresada.

• Ante los demás: Difícilmente se acerca a las


personas extrañas, y es muy reservada con los des-
conocidos, ante quienes les cuesta mucho expresar lo
que siente.

Elementos negativos

Cae fácilmente en la excesiva reflexión y


ensimismamiento. No es capaz de enfrentar la reali-
dad con decisión, sino que da vueltas y vueltas a los
asuntos, sin atreverse a resolver los problemas.

110
Ricardo Fajardo

• Pesimismo: Considera las cosas en su aspecto


más adverso. Siempre espera que todo salga mal. Es
hipocondríaca, esto es, lamentarse continuamente de
las enfermedades; y es misántropa, que esquiva el
trato humano.

• Se considera menos de lo que es y puede.

En los trabajos cede el lugar a otras personas


menos capaces, en gran parte por miedo al fracaso.
No obstante, se siente herida cuando su talento no es
apreciado. Es muy susceptible a la más pequeña críti-
ca, la cual recuerda siempre con rencor.

Temperamento flemático

Las personas flemática, al igual que la


melancólica, reacciona lentamente ante los estímulos
exteriores; pero, a diferencia de estas, su reacción no
es profunda, asemejándose en esto a las personas san-
guíneas. No se interesa vivamente por las cosas,
podría caerse en el mundo y ella no se inmutaría. Es
por lo general una persona tranquila y solitaria.

Elementos positivos

• Intelecto: Tiene una percepción lenta de las


cosas. Su fuerte es la capacidad de abocarse al estu-

111
La felicidad... un proceso de vida interior

dio sistemático, razonando paso a paso hasta llegar a


la posesión de la verdad. No es una persona dada a
fantasear, más bien es sobria en sus razonamientos.

• Voluntad: La voluntad de la persona flemática


no se mueve por el ímpetu del riesgo, pero puede lle-
gar a ser extraordinariamente constante y fiel.

• Afecto: No es una persona de grandes pasiones


ni especialmente sensible. En ciertos casos, podría
pasar por una persona completamente apática. Sin
embargo, posee una gran estabilidad emocional, que
pone de manifiesto en las situaciones más difíciles.
Su estabilidad emocional le permite un racionamien-
to objetivo.

• Ante los demás: Al igual que la persona


melancólica, a la flemática le cuesta mucho entrar en
la sociedad e integrarse en un grupo. A pesar de esto,
sus motivos son diferentes a los de las personas
melancólicas, pues se queda al margen por falta de
iniciativa para tomar contacto y para entablar un diá-
logo. No es problemática, es tranquila y con frecuen-
cia está dotada de un cierto sentido del humor que le
permite hacerse notar.

• Trabaja despacio, pero asiduamente, con tal de


no tener que pensar mucho en lo que hace. No se irri-

112
Ricardo Fajardo

ta con facilidad por insultos, fracasos o dolencias. Es


discreta, práctica y sobria. No conoce mayores
pasiones, ni exige demasiado de la vida.

Elementos negativos
• No se interesa casi nunca por lo que sucede a
su alrededor.

• Muestra pocas ganas por el trabajo, es muy


propensa a descansar, comer y beber. Es perezosa y
negligente en el cumplimiento de sus obligaciones.
No tiene energía, ni se propone grandes metas, o bien
no ve la urgencia que ellas entrañan. Su objetivo
principal es gozar la vida. En este sentido, se puede
convertir en una hedonista, ávida de placeres y de
sensualidad, indiferente a todo lo que sucede a su
alrededor33.

_______________
33 Cf. Ibid., FERNANDEZ, Rafael, pp. 130 - 131.

113
V

La persona
autorrealizada
La autorrealización es un proceso a través
del cual la persona da significado y sentido
a su vida.

La autorrealización consiste en un proceso pro-


gresivo, en el que la persona trata de encontrarse con
su yo más auténtico. Este proceso transforma y
crea una personalidad madura. En este camino
autorrealizado, la persona crea una actitud responsable
que le permite coronar el universo; la persona va más
allá del mundo material, logrando de este modo una
síntesis que integra en sí mismas, todas las polaridades
y dicotomías; entre ellas, cuerpo-mente, razón-intui-
ción, femenino-masculino, materia-espíritu, sujeto-
objeto, yo-tú, nosotros-los otros, organismo-mundo y
mundo-cosmos. La unificación de los opuestos consti-
tuye la vía de conversión, originando estabilidad y
equilibrio. Es decir, toda persona, en su proceso de
reencuentro, tiende naturalmente hacia el desarrollo
La felicidad... un proceso de vida interior

del potencial de todas sus dimensiones humanas.


La persona autorrealizada manifiesta unos
cambios que se verifican en la actitud y la percepción
acerca de sí misma, los demás y el entorno.

Cambios vivénciales en el proceso


de autorrealización

• Mejora la espontaneidad conductual y


la capacidad de analizar con objetividad
las cosas.

• Crece la confianza interna y con ello la per-


sona se siente más libre y segura, y eso hace
que se acepte mejor a sí misma y
a las demás.

• Mejora la capacidad de reaccionar de


forma madura y se adapta a situaciones
conflictivas o imprevistas.

• Se ensancha el campo perceptivo y con


ello mejora la capacidad de relativizar
las cosas y de comprender a los demás.

• Como consecuencia de la ampliación del


campo perceptivo, mejora la capacidad de

118
Ricardo Fajardo

innovar, crear y responder con imaginación


a los estímulos ambientales.

• Todo este proceso genera un cambio en la


escala de valores sobre parametros más
firmes, propios y maduros, conduciendo pro-
gresivamente a la persona hacia la introdeter-
minación34.
Estos cambios vivenciales que ocurren en el pro-
ceso de la autorrealización orientan a la persona hacia
su yo potencial, haciéndole sentir una completa sen-
sación de bienestar. Vive y actúa movida por un
imperativo que lo consagra a trabajar en algo con
devoción; camina hacia algo movido por una voz inte-
rior que la guía a encontrar “los valores del ser”35.
El comportamiento humano en el proceso de
autorrealización adquiere una compresión cabal y sig-
nificativa, que permite a la persona encontrar el sig-
nificado y sentido de su vida. Esto permitirá vivir de
forma más orgánica, vital y existencial la vida, bus-
cando integrar su yo real y vivenciar al mundo que le
rodea, para producir mayor equilibrio, determinación
y desarrollo.

______________
34 BOLICHES, Antonio, El cambio Psicológico, 3.a ed., Editorial Kairós,
S. A., Barcelona, 1995, p. 242.
35 MASLOW, Abraham, La personalidad Creadora, 4.a ed., Editorial
Kairós, Barcelona, 1990, p. 70.

119
La felicidad... un proceso de vida interior

Modos de la autorrealización

Abraham Maslow, describe los modos de una


persona autorrealizada de la siguiente manera.

• Primero: La autorrealización significa vivencia


plena, vivida y desinteresada, con una concentración
y absorción total. Es vivenciar sin la timidez del ado-
lescente. En este momento, la persona es total y ple-
namente humana. Este es un momento de autorrea-
lización, en el que el yo mismo (self) se actualiza.
Como individuos todos pasamos por tales momentos
de vez en cuando. Como consejeros, podemos ayudar
a los pacientes a sentirlos más a menudo, alentándoles
a que se absorban totalmente en algo y a que se olvi-
den de poses, defensas y timideces; es decir, a que se
lancen a la aventura sana”.

• Segundo: Consideremos la vida como un pro-


ceso de elecciones sucesivas. En cada instante existe
una elección progresiva o regresiva. Podemos orien-
tarnos hacia la defensa, la seguridad o al miedo. Pero,
en el lado opuesto, está la opción de crecimiento.
Elegir el crecimiento en lugar del miedo doce veces al
día, significa avanzar igual número de veces hacia la
autorrealización. La autorrealización es un proceso
continuo.

120
Ricardo Fajardo

• Tercero: Hablar de autorrealización implica que


hay un yo mismo que se actualiza. Un ser humano no
es una tabla rasa, una masa de arcilla o plastilina. Es
algo que ya está, por lo menos una especie de es-
tructura “cartilaginosa”. Existe un yo mismo, y lo que
a veces he llamado “escuchar las voces del impulso”,
significa dejarlo que emerja. Muchos de nosotros, la
mayor parte del tiempo (y esto se aplica en especial a
niños y jóvenes), no nos escuchamos a nosotros mis-
mos, sino a las voces introyectadas (interna-lizadas)
de mamá, papá, el sistema, los mayores, la autoridad
o la tradición.

• Cuarto: En la duda, optar por ser sinceros.


Estoy a resguardo con la frase “en la duda”, así que no
necesito debatir cuestiones de diplomacia. A menudo,
cuando dudamos no somos sinceros. Los clientes casi
nunca lo son. Juegan y adoptan poses. No aceptan con
facilidad las sugerencias de ser sinceros. Mirar dentro
de uno mismo en busca de respuestas implica asumir
responsabilidad. Esto es en sí mismo un paso hacia la
autorrealización. Cada vez que uno se responsabiliza
hay una realización del yo.

• Quinto: Hasta ahora hemos hablado de viven-


ciar sin timidez, de elegir la opción del crecimiento y

121
La felicidad... un proceso de vida interior

no la del temor, de escuchar las voces del impulso, de


ser sinceros y responsables. Todos esos son los pasos
hacia la autorrealización, y todos garantizan mejores
opciones de vida. Quien haga cada una de estas pe-
queñas cosas cada vez que llega el punto de decisión,
descubrirá mejores opciones acerca de lo que está
constitucionalmente bien para él. Sabrá cuál es su des-
tino, quién será su cónyuge, cuál será su misión en la
vida. No se puede escoger sabiamente para toda una
vida, a menos que uno se atreva a escucharse a sí
mismo, a su propio yo (self), a cada instante de la vida,
y a decir con alma: “No, esto no me gusta”. Expresar
algo sinceramente implica atreverse a ser diferente,
impopular, inconformista.

• Sexto: La autorrealización no es únicamente un


estado final, es también un proceso de actualización
de las propias potencialidades, en cualquier momen-
to, en cualquier grado. Es, por ejemplo, cuestión de
hacernos más despiertos mediante el estudio, si so-
mos inteligentes. No significa, necesariamente, hacer
algo fuera de lo común. Supone hacer bien aquello
que uno quiere hacer. Convertirse en un médico de
segunda no es un buen camino hacia la autorreali-
zación. Hay que ser de primera, o tan bueno como
uno pueda ser.

122
Ricardo Fajardo

• Séptimo: Las experiencias cumbres son


momentos transitorios de autorrealización. Se trata de
momentos de éxtasis, que no pueden compararse,
garantizarse ni buscarse. Debemos dejar, como escri-
bió C. S. Lewis, “que el gozo nos sorprenda”. Pero
podemos establecer las condiciones para que las ex-
periencias cumbres sean más probables, o, y de ma-
nera perversa, para que sean menos probables.
Prácticamente todo el mundo tiene experiencias
cumbres, pero no todos lo saben. Algunos restan im-
portancia a esas pequeñas experiencias místicas.
Ayudar a la gente a reconocer esos breves momentos
de éxtasis, es parte de la tarea del consejero o meta-
consejero. Sin embargo, ¿cómo logra nuestra propia
psique, sin ninguna señal externa como referencia —
aquí no hay pizarra—, mirar dentro de la psique ocul-
ta de otra persona y luego tratar de comunicarse? Te-
nemos que elaborar una forma de comunicación
nueva.
He intentado una que describo en otro apéndice,
descubrir quién es uno, qué es, qué le gusta, qué no le
gusta, qué es bueno o malo para uno, hacia dónde va
y cuál es su misión –abrirse para sí mismo–, significa
desenmascarar la psicopatología. Quiere decir identi-
ficar las defensas, y después de haberlas identificado,
encontrar coraje para renunciar a ellas. Eso es dolo-
roso, porque las defensas se erigen contra algo desa-
gradable. Pero vale la pena renunciar a las defensas.

123
La felicidad... un proceso de vida interior

Si la bibliografía psicoanalítica nos ha enseñado algo,


ha sido que la represión no es un buen modo de
resolver los problemas.”36.

Y pocas veces muestra desconcierto en la forma


de ser y vivir.
Durante este espacio de interiorización, la per-
sona autorrealizada transmite un conjunto de viven-
cias y energías positivas, aprendiendo de todos, sin
necesidad de enseñar a nadie; utilizando lo que sabe,
sin necesidad de exhibirlo; en lugar de criticar, com-
prende a los demás, y en lugar de castigar, está dis-
puesto a ayudar.
La persona autorrealizada vive el momento pre-
sente con tanta intensidad y profundidad, que a pesar
de no tener lo que quiere, quiere lo que tiene. Vive la
vida llena de satisfacciones, aún cuando acepta las
cosas que no puede cambiar, tiene el valor para cam-
biar aquellas que puede y ofrece por amor lo que tiene.
La vida es una aventura que consiste en crear la
felicidad para alcanzar la autorrealización. Es la ma-
nera de encontrarse consigo mismo que se podrá
alcanzar a través del significado y el sentido, que el
individuo le de a sus ideas y a sus acciones.

______________
36 Ibid., MASLOW, Abraham, pp. 71-75.

124
Ricardo Fajardo

Por muchos años conocí a un hombre que fue


hecho preso por sus grandes ideales, los cuales defen-
día, pues no sólo creía en ellos, sino que se sustenta-
ban en lograr el bienestar social de su pueblo. En la
cárcel conoció a muchos presos que no tenían ganas
de vivir, y que abandonados al aburrimiento y a la
rutina de cada día, iban muriendo poco a poco, sin una
razón que diera sentido a sus vidas. Sin embargo, este
hombre pudo sobrevivir a todas las inclemencias,
porque aunque su cuerpo estaba preso, su mente era
libre y su vida estaba llena de significado. Al final de
la jornada, sólo él pudo sobrevivir.
Se ha dicho que “el que persevera triunfa”, pero
lo que en verdad engendra dicho éxito es la fe en lo
que se cree y esto es lo que permite la perseverancia.
Cada mañana mientras iba camino a su trabajo,
un anciano se detenía a observar la caída de una gota
de agua en una roca. Al cabo de un tiempo notó que
la roca estaba perforada. Entonces pensó: “Un día
dejaré de trabajar y empezaré a disfrutar de lo que he
acumulado para mi retiro”, y siguió su trabajo como
un agota de agua, perforando las adversidades de la
vida, para un día poder disfrutar del beneficio de tan-
tos años de trabajo.
En una persona autorrealizada no puede existir
desaliento, miedo y temor. Debes creer en ti mismo
para que nada pueda herirte, ninguna persona y
ningún acontecimiento impida el camino de la fe.

125
La felicidad... un proceso de vida interior

Factores claves en el proceso de autorrealización

El proceso de autorrealización implica varios


factores claves, entre ellos los siguientes:

• ¿Quién soy?, ¿qué quiero?, ¿hacia dónde voy?,


son preguntas frecuentes en la vida cotidiana y la
comunidad científica, que reflejan la eterna preocu-
pación acerca de su propia esencia. Preguntarse por su
esencia ayuda a las personas a descubrir sus ante-
cedentes y avanzar en el viaje que supone la felicidad.

• Profundización en el conocimiento de sí misma


y su alteridad: Indica que la persona está vinculada a
su entorno, del cual aprende su lenguaje, sus costum-
bres y su cultura, elementos que conforman su for-
mación individual. De este modo, su crecimiento
espiritual, su madurez y desarrollo están referidos al
mundo que le rodea. Es decir, lo que es como persona,
sus percepciones y conocimientos, son el resultado de
su relación con el mundo.
En dicha relación con el entorno la persona logra
su realización y su enriquecimiento. La profundiza-
ción en el conocimiento de sí misma, puede conside-
rarse como la acción dialéctica entre el interior y el
exterior.
• Confianza y determinación en lo que hace: La
confianza y la determinación son actitudes de la per-

126
Ricardo Fajardo

sonalidad, que se desarrollan cuando comenzamos a


creer en nosotros mismos, a confiar y expresar sin
reservas nuestros pensamientos, y amar a los demás.
Se mantiene cuando la persona es respetada, com-
prendida y acogida; cuando es comunicativa, soli-
daria y amistosa. Se desarrolla de manera gradual a
partir de hechos reales que exigen sacrificios, entrega
y renuncia. Tiene un carácter humano y social; hu-
mano, porque confiar es aceptar las diferencias de los
demás, y social, porque nuestro estilo de vida trans-
mite valores.

• Perseverar: Lograr una meta que nos hemos


propuesto, para obtener un resultado concreto.

• Autodeterminación: El ser humano no es una


cosa entre otras, pues él se determina a sí mismo,
mediante la libertad, autoridad, autonomía y respon-
sabilidad.

• Desarrollo de la libertad como elemento que


permite el crecimiento personal y madurez en las
decisiones: La libertad es la facultad que tiene el ser
humano de obrar según su inteligencia y conciencia.
Consiste en ser responsable de sus actos y su destino.
Por ser consciente de su vida y poseer la capacidad de
de elegir su naturaleza trasciende y le permite tomar
el mando de sí mismo y realizarse como persona.

127
La felicidad... un proceso de vida interior

• Conciencia de que los sentimientos son transi-


torios, no permanentes
Los sentimientos son algo así como disposi-
ciones que favorecen la actividad, si son positivos, o
la inhiben, si son negativos. Proceden de ciertas direc-
ciones del pensamiento y de ciertos rasgos de la con-
ducta, a las que suelen acompañar.

Rasgos de las personas autorrealizadas

La autorrealización, según el estudio que realizó


Abraham Maslow, con sus estudiantes y algunos per-
sonajes públicos e históricos, entre ellos Albert
Einstein y Franklin Delano Roosevelt, puede consi-
derarse el clímax de la plenitud humana. Ahora bien,
desarrollarse y vivir a este nivel óptimo requiere ex-
periencias que no pueden producirse en la juventud, y
logros que con frecuencia no se obtienen hasta la edad
adulta. Maslow observó que las personas autorrea-
lizadas se sitúan, por regla general, en los años
medios o más allá, y que poseen las siguientes carac-
terísticas.

• Percepción más eficaz de la realidad


Las personas realizadas juzgan las cosas más co-
rrectamente. Pueden descubrir el fraude y la simu-
lación con más facilidad que otras. Las realidades es-
condidas y confusas las captan más rápidamente. De-

128
Ricardo Fajardo

muestran una habilidad superior para predecir acon-


tecimientos, porque son capaces de juzgar situaciones
de modo perceptivo y de extraer las implicaciones de
los hechos. No abrigan prejuicios, son observadores
neutros y desinteresados. Perciben las cosas, situa-
ciones o personas tal como son, sin ningún prejuicio.
Las personas realizadas, pueden tolerar la incertidum-
bre y la ambigüedad. Maslow lo dijo en forma muy
pintoresca: “Cuando la situación objetiva total lo exi-
ge, estas personas pueden ser confortablemente desor-
denadas, descuidadas, anárquicas, caóticas, vagas, re-
celosas, inseguras, indefinidas, aproximadas, inexac-
tas o negligentes, todo lo cual es en determinados
momentos, perfectamente deseable. Resulta así que la
duda, la vacilación y la inseguridad, lo que para la ma-
yoría constituye una tortura, puede ser un reto agra-
dablemente estimulante”.

• Aceptación del yo y de los demás


Las personas autorrealizadas aceptan la esencia
de las cosas y de la gente, incluidas ellas mismas. Por
ejemplo, el niño es tomado como un ser por derecho
propio y no como un adulto inferior. Algunas per-
sonas no saben comprender o tolerar a los niños, ni
relacionarse con ellos, ni con alguien que sea total-
mente distinto de ellas. Las personas autorrealizadas,
en cambio, pueden aceptar las cosas y las gentes tales
como son.

129
La felicidad... un proceso de vida interior

La forma más básica de aceptación es la satis-


facción consigo mismo. Las personas autorrealizadas
carecen de timidez, sentimiento de culpabilidad y
duda, tan dominantes en la gente en general. Pueden
no conseguir sus ideales, pero perciben sus ideas e
inclusive sus inferioridades con respecto a otros como
tales, y no por esto se aceptan menos a sí mismas. La
persona autorrealizada no quiere ser otra persona,
aunque perciba de modo muy claro la realidad de sus
propios defectos, antes bien, se esfuerza por mejorar-
los.

• Espontaneidad, simplicidad y naturalidad


A las personas autorrealizadas se las puede
describir como espontáneas, sencillas y naturales. No
son víctimas de prácticas o creencias culturales.
Tratan de elaborar sus propios sistemas de valores y
estos influyen realmente sobre su conducta. Sin
embargo, no son, por extraño que parezca, anticon-
vencionales. En efecto, se adaptan a las situaciones de
modo que no causan molestias a los demás. Son bas-
tante individualistas. Se las podría caracterizar como
ajenas al medio ambiente. Son mucho más parecidas
entre sí de lo que lo son las personas corrientes de
dichos medios, pues no temen ser ellas mismas, ya
que confian en sus propios sentimientos y actos.
Sus motivaciones son distintas a las de las per-
sonas corrientes, que suelen ser reservadas y vacilantes,

130
Ricardo Fajardo

y fingen la mayor parte del tiempo. Actúan y viven


movidas siempre por un ideal, que representa un con-
junto de valores.

• Centrada en los problemas


Maslow observó que las personas autorrea-
lizadas suelen tener una percepción de su misión, pre-
sente en la solución que dan a cada problema; esto es,
pueden adoptar serenamente decisiones que implican
una frustración temporal, pero a que a la larga realizan
sus objetivos. Poseen la habilidad de involucrarse
totalmente en su trabajo; se identifican tanto con él,
que cuando trabajan se están expresando de la manera
más personal.

• ecesidad de intimidad
Muchas personas no pueden estar solas por
mucho tiempo, por miedo a autodescubrirse. Las per-
sonas autorrealizadas, en cambio, necesitan la intimi-
dad y la soledad, gozan de ellas. No tienen el hábito
de pegarse a otros, y, por consiguiente, disfrutan de la
riqueza y plenitud que confiere la amistad con los
demás.

• Autonomía
Las personas autorrealizadas son autosuficientes.
Pueden soportar presiones ambientales, porque son
relativamente independientes de las condiciones de

131
La felicidad... un proceso de vida interior

entorno. El alejamiento de una persona querida, por


ejemplo, no les produce una reacción catastrófica.
Utilizando esta distinción entre personas moti-
vadas por la deficiencia y personas motivadas por el
desarrollo, Maslow las compara como sigue:
Las personas motivadas por la deficiencia nece-
sitan tener a otras personas disponibles, puesto que la
satisfacción de sus necesidades, afecto, seguridad,
respeto, prestigio, etc., sólo puede provenirles de
otros seres humanos. En tanto que las personas moti-
vada por el desarrollo pueden verse impedidas por
otras. En efecto, los elementos determinantes de satis-
facción son internos y no sociales. Se han hecho lo
suficientemente fuertes para ser independientes de la
buena opinión de los demás, inclusive de su afecto.

• Apreciación continua
Los sujetos de Maslow poseen la rara cualidad de
ser capaces de apreciar una y otra vez las satisfa-
cciones que les ofrece la vida. El mismo aconte-
cimiento que para otras personas puede convertirse
en una experiencia común y en algo pesado, está para
ellos lleno de belleza, inspiración y maravilla. La cen-
tésima puesta de sol es tan hermosa como la primera;
un paseo a través del bosque jamás deja de constituir
una experiencia gozosa; contemplar el juego de un
niño les levanta el espíritu.
Maslow observó que mucha gente tiende a perder

132
Ricardo Fajardo

el aprecio por lo que tienen, en sus esfuerzos por con-


seguir algo distinto, llegando incluso a considerarlo
como carente de valor; de este modo se encuentran la
mayor parte del tiempo en un estado de satisfacción.

• Experiencia mística, experiencia cumbre


Maslow descubrió que sus sujetos podían des-
cribirse como religiosos, pero no en un sentido for-
mal. Poseen convicciones firmes y experiencias cum-
bres como los místicos, pero no se dejan seducir por
las prácticas rituales de las religiones corrientes. Él
entendió la experiencia mística como sigue. “Al pare-
cer, la experiencia mística aguda o cumbre constituye
una insatisfacción enorme de cualquiera de las expe-
riencias en las que hay pérdida o trascendencia del yo;
por ejemplo, resolución de problemas, concentración
intensa, conducta límite, experiencia sexual intensa,
olvido y gozo intenso de la música o del arte, etc.”

• Sentimiento de comunidad
Las personas realizadas parecen identificarse con
cualquier ser humano. En efecto, experimentan afec-
to, comprensión y simpatía hacia otras que podrán no
estar tan desarrolladas como ellas mismas. Adoptan
con los demás una actitud de hermano mayor. Hay
que tener presente que la persona autorrealizada se
siente a menudo enajenada y es tratada como tal por
los demás, no porque no haya logrado establecer un

133
La felicidad... un proceso de vida interior

sentimiento firme de identidad, sino porque es muy


distinta de aquellos con quienes convive. Sin embar-
go, aunque anhele la compañía de otras personas
como ella, es capaz de experimentar simpatía e interés
por toda la humanidad

• Relaciones personales
Las personas realizadas son capaces de uniones
muy firmes. Limitan sus amistades a unos pocos, a los
que en cambio quieren mucho, en lugar de buscar un
amplio círculo de relaciones.

• Carácter tolerante
Las personas autorrealizadas son tolerantes y
respetan las diferentes ideas políticas, religiosas, ra-
ciales, la edad, la profesión o clase. Pueden apreciar
los conocimientos y la habilidad de los demás, inclu-
sive si la competencia de estos es superior a la suya.
La superioridad ajena se aprecia y no se percibe en
modo alguno como una amenaza.

• Distinción entre fines y medios


Poseen una noción clara de la diferencia entre los
fines y los medios. En efecto, los medios pueden
intercambiarse con facilidad, en tanto que los fines
tienden a ser permanentes. Dichas personas no
operan con principios rígidos ni métodos prejuzgados.
También los medios pueden apreciarse y valorarse, de

134
Ricardo Fajardo

modo que el trabajar por un objetivo podrán propor-


cionar acaso tanto placer y satisfacción como con-
seguirlo. Y lo que es sorprendente: pueden obtener
placer, al igual que los niños, incluso de las tareas más
rutinarias y en apariencia insípidas.

• Sentido del humor filosófico, no hostil


Maslow observó que el humor de sus sujetos era
muy distinto del de la persona corriente. Lo describió
como filosófico, porque versa sobre situaciones
humanas tales como las discrepancias entre aquello
que es y aquello que debería ser, y sobre las pecu-
liaridades de las cosas. Por ejemplo, la persona rea-
lizada podrá reírse de su actitud pretenciosa cuando
vuelve a leer un trabajo que escribió hace años. Por el
contrario, el humor clásico se centra en la exterio-
rización de la hostilidad, en el relajamiento de la
autoridad y en impulsos prohibidos.

• Creatividad
Maslow observó en todos sus sujetos que reali-
zaban una cualidad que designó como “creatividad”.
No entendía por esto las realizaciones notables de una
persona de mucho talento, sino más bien la inventiva,
la originalidad, la espontaneidad y la frescura de
enfoque.
El describió la creatividad en términos de actitud
de espíritu. Siendo menos inhibidos, restringidos, o

135
La felicidad... un proceso de vida interior

imbuidos de cultura, los autorrealizados pueden ser


más espontáneos, naturales y humanos. Estos términos
vagos se utilizan para designar una cualidad que es
sumamente difícil de describir. Podríamos pensar, por
ejemplo, en la excitación de un perro cuando ve llegar
a su dueño a casa; en el entusiasmo de los niños cuan-
do descubren una nueva forma de juego, o en el go-
zoso juego amoroso de una pareja de enamorados.

• Resistencia a los aspectos negativos de la


cultura
¿Son acaso personas bien adaptadas, amables,
fáciles de comprender? ¿Encajan en la imagen de un
extrovertido cordial al que todo el mundo quiere? La
respuesta es ¡No! De hecho, quienes no las conocen,
consideran a las personas autorrealizadas como ex-
trañas, excéntricas e inclusive antisociales. Hay en
ellos un aire de autosuficiencia que resulta ofensivo
para algunas personas.

• Integridad de la personalidad
Las personas autorrealizadas no experimentan
fragmentación de la personalidad, ni elementos aisla-
dos que funcionen como “personalidad” separadas.
No hay en ellos oposiciones ni conflictos entre impul-
sos básicos y conciencia, entre egoísmos e ideales,
entre impulsos infantiles y conducta adulta.

136
Ricardo Fajardo

• Trascendencia de las divisiones


En este contexto, el término división indica
oposición; son los extremos de una dimensión, tales
como trabajo y juego; adulto y niño; masculinidad y
feminidad; egoísta y altruista; interesado y generoso;
racional y emocional. Esto significa que cualidades
opuestas se integran y expresan por la misma conduc-
ta, no una cosa u otra, sino ambas a la vez. Por ejem-
plo, un hombre varonil podrá ser capaz de tener cua-
lidades femeninas. La mayoría vive en uno y otro de
los extremos mencionados. Consideremos al carpin-
tero que disfruta trabajar la madera. El se siente orgu-
lloso de su trabajo. Más, aunque llegara al extremo de
la altanería, debido a su gran desempeño, su trabajo
proporciona también placer y goce a los demás. Así
que, siendo tan buen carpintero como es, se beneficia
a sí mismo y a los demás, trascendiendo de esta ma-
nera, la división entre altanería y orgullo. Para él, en
efecto, la diferencia entre trabajar y jugar no es estric-
ta, pues su trabajo le proporciona una forma de recreo.
De este modo trasciende también los extremos traba-
jo-juego.
Un ejemplo llamativo de la trascendencia de los
extremos es el del principio filosófico adoptado por
los Shakers, una secta religiosa austera cuyas creen-
cias cristianas estaban organizadas alrededor de dos
principios, aparentemente contradictorios: “Vive este
día como si fuera tu último, y como si fueras a vivir

137
La felicidad... un proceso de vida interior

mil años”. La primera parte de la frase nos aconseja


vivir cada día lo más plenamente posible, porque no
sabemos cuánto tiempo durará nuestra vida. Vivir
cada día como si fuera el último tiene muchas impli-
caciones, tales como no inquietarse excesivamente
por un futuro desconocido; evitar la excesiva ambi-
ción, de modo que el hecho de no conseguir nuestros
objetivos no constituya una tragedia. La segunda
parte, en cambio, aconseja ver nuestras vidas de
manera opuesta; esto es, con la esperanza de que sea
larga. Se aconseja pensar de modo optimista en un
mañana mejor; tener sueños y no dejarnos atrapar por
tensiones momentáneas. A pesar de la naturaleza de
una y otra norma de vida, ambas implican vivir con
plenitud el presente. Se trata de integrar a nuestras
vidas ambos enfoques, para vivir de manera más sa-
tisfactoria37.

Vida plena y realizada

Tanto el pensamiento oriental como el occidental,


han querido, a lo largo de la historia de la humanidad,
encontrar un camino que permitiera a las personas des-
cubrir su verdadera identidad y su propia esencia.
Cuando el oráculo de Delfos “Conócete a ti mismo” se

______________
37 MASLOW, Abraham, El hombre autorrealizado, hacia una psicología
del ser 11. ed., Editorial Kairós, Barcelona, 1995, p. 198.
a

138
Ricardo Fajardo

esculpió en el dintel del templo de Apolo, dio la impre-


sión de estar dirigido sólo a los griegos; pero fue el
umbral de una utopía dirigida a toda la humanidad.
Este mandato, que fue también una de las ideas
preferidas de Sócrates, constituye una regla de oro
para toda persona que aspire a la plenitud.
Porque la vocación del ser humano no constituye
un elemento perdido en las soledades cósmicas, sino
que posee una voluntad de vivir, que busca, se realiza
y se hominiza en él38. Mediante el proceso de des-
cubrimiento y el cambio interior, logra encontrar la
felicidad, una realidad humana, de experiencia mís-
tica y trascendente, que da sentido a la existencia.
Fue el trágico Esquilo el primero que presentó
la figura de Prometeo como la encarnación de la
libertad humana enfrentada con orgullo al destino.
Prometeo permanece indisolublemente ligado a la
humanidad, quien recibió de él sus conocimientos
y técnicas. Tú, que no estás sujeto a ningún límite,
determina por ti mismo, tu propia naturaleza y
conocimiento, según tu libre y universal voluntad.
Prometeo representa todas las tendencias que
nos empujan a entender qué significa el pen-
samiento previsor, la revuelta de la mente creando
la felicidad como la fuerza de la autorrealización.

______________
CHARDIN, Teilhard de, El fenómeno humano, 4. ed., Taurus
a
38
Ediciones, Madrid, 1967, p. 49.

139
La felicidad... un proceso de vida interior

“... Me estremezco al verte desgarrado por mil


tormentos.
Sin temblar ante Zeus, te esfuerzas con toda tu
alma al servicio de la humanidad, Prometeo.
Pero, ¡qué inclemente es contigo la clemencia
misma, oh amigo!
Habla, ¿dónde está tu defensa? ¿Dónde la cle-
mencia de los mortales?
¿Has visto la raquítica y fantasmagórica impo-
tencia que mantiene encadenado al ciego linaje hu-
mano? Jamás los designios de los mortales traspa-
sarán las órdenes preestablecidas por Zeus...”39.
El pensamiento filosófico-antropológico-psi-
cológico, que plantea el existencialismo de la inte-
rioridad, es un intento de recuperar el sentido a la
existencia y la libertad humana, en un mundo can-
sado y moribundo que se resiste a vivir.
El hombre interiormente vacío no puede ser
libre ni puede alcanzar la plenitud. El ser humano
no es una sustancia cerrada o un ser que ya es todo
lo que tiene que ser. El hombre no sería capaz de
verse a sí mismo de manera completa fuera de la
Humanidad, ni la Humanidad fuera de la Vida, ni la
Vida fuera de la Humanidad40. Su vocación es lle-
______________
39 ESQUILO, 525, Trágico Griego. Prometeo encadenado, es una de las
obras más importantes del gran trágico griego. Es el cuadro del suplicio
impuesto por Júpiter al titán que se compadeció de la miseria e ignoran-
cia de los hombres. Vulcano, asistido del Poder y la Fuerza, encadena a
Prometeo en una peña escarpada, en la cumbre de un monte.

140
Ricardo Fajardo

gar a ser lo que es alcanzando el destino de su pro-


mesa. Que se actualiza en la búsqueda y respuesta
a la llamada en conquistar la libertad.
Esta búsqueda constituye la condición en la
que el ser humano se plantea a sí mismo las inte-
rrogantes sobre el sentido de la vida, el fin que
quiere darle y sobre todo, lo que espera después del
cumplimiento. Esto significa para la exploración de
la interioridad, el preámbulo necesario para que
también hoy, de por medio de la fe, del
conocimiento de sí mismo y la razón, el espíritu
descubra la verdad y muestre el camino para que
encuentre la felicidad y descubra la riqueza del
misterio revelado, donde se encuentra el sentido
último de su vocación humana.
Entonces como una inmensa marea, el Ser
habrá dominado el temblor de los seres, en el seno
de un océano en mansedumbre, en el que cada gota
tendrá conciencia de seguir siendo ella misma y
terminará la extraordinaria aventura del mundo. El
sueño de toda mística habrá hallado su satisfacción
plena y legítima41, porque la felicidad es la acción
creadora y autorrealizada en la trascendencia del
misterio humano, habiendo sostenido el señorío de
______________
a
40 Ibidem., CHARDIN, Teilhard de, El fenómeno humano, 4. ed., Taurus
Ediciones, Madrid, 1967, p. 47.
41 CHARDIN, Teilhard, El porvenir humano, Taurus Ediciones, Madrid,
1967, p. 381.

141
sí mismo en el significado y sentido de la existen-
cia, porque sólo en el interior de sí mismo se podrá
encontrar la inmensa riqueza de lo que es la per-
sona, la profundidad de su naturaleza y la razón de
su destino.
Epílogo

El ser humano es la plenitud de la coronación


trascendente del universo. “No sería capaz de mirarse
a sí mismo de manera completa fuera de la
Humanidad, ni la Humanidad fuera de la Vida, ni la
Vida fuera de la Humanidad”. Sólo él posee la capaci-
dad, inteligencia y sabiduría de situarse dentro de sí
mismo. Porque no es un ser acabado, siempre está en
un proceso de afirmarse, tratando de encontrar la
inmensa riqueza de lo que es, la profundidad de su
naturaleza y la razón de su destino.
De este modo y sólo así, logrará alcanzar el
resultado de su parte más íntima, obrando conforme a
lo que cree, ama y espera. El hombre es un ser que por
imperativo de su propia constitución ontológica,
necesita saber, conocer y esperar. Esta espera signifi-
ca la fe de ver más allá del escenario convulsionado,
la luz que alumbra el camino para alcanzar aquello
que no vemos.
Espero que el camino recorrido buscando la feli-
cidad como un proceso de interiorización, basado en
el conocimiento de sí mismo, haya permitido llenar el

143
La felicidad... un proceso de vida interior

vacío interior, alimentado el crecimiento y el desa-


rrollo, como la condición indispensable para alcanzar
la madurez y la realización.
Confío que este ensayo te haya ayudado a encon-
trar tu propia realidad. Porque el conocimiento de tu
parte más íntima será la respuesta a la búsqueda de
alcanzar tu propio destino. Puede ser que algún día
sientas el cansancio de todo; pero otros días tendrá la
energía de mover montañas.
Mediante el proceso de interiorización, el cam-
bio interior y la autoayuda, el ser humano podrá en-
contrar el grado de saber ¿quién es? ¿de dónde viene?
y ¿hacia dónde va? Este proceso no es un refugiarse
en sí mismo para alcanzar transitoriamente un cierto
nivel de alegría o satisfacción, que va y viene, y
pierde su valor; al contrario, esta interiorización con-
siste en la búsqueda y profundización de la felicidad,
realidad natural, humana, mística y trascendente, que
ayudará a encontrar el camino que da sentido vital a
la existencia.
Entonces como una inmensa llama, el fuego del
espíritu habrá consumado la realidad temporal en el
tiempo de cada persona. Toda realidad cósmica y con-
tingente desaparecerá para renacer siendo ella misma.
La utopía de toda experiencia mística habrá hallado su
satisfacción plena y legítima, porque la esperanza del
ser es la convicción de morir y vivir en la consu-
mación trascendente del universo.

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