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La relación que una persona tiene con los objetos marca, sin lugar a

dudas, el comportamiento que esta tiene sobre los mismos. El mismo


derecho romano, base de renovada vigencia para todo el ordenamiento
jurídico moderno occidental, estableció una serie de diferenciados bienes,
cuyas características configuran el derecho que tiene una persona sobre
estos.
No es lo mismo una persona que se percibe a si misma como un simple
tenedor, es decir un sujeto que tiene la mera administración de un objeto,
que una persona que se reputa propietaria. En este ultimo caso, el
propietario actuará con total libertad de disponer de su bien como mejor
le parece.
La discusión en torno a la naturaleza filosófica y jurídica de lo que, de
manera superficial se ha denominado un recurso de uso común, se nutre
de muchas ramificaciones del saber que pretenden definir lo que significa
que algo es de uso común.
La expresión latina “Res Nullius” conlleva la idea de algo que no es de
nadie, y que en consecuencia podría pensarse que es a la vez de todos;
misma descripción que sin ser oficial se ha predicado para los recursos
naturales, y por lo cual se han menospreciado.
Es importante observar el discernimiento de Ostorm, quien aborda el
problema de los viene comunes desde el concepto mismo de la propiedad
privada bajo los siguientes términos:

“A pesar de que este no es un sistema de propiedad privada, los derechos


para utilizar areas d pesca y las obligaciones para respetarlos están bien
definidos. A pesar d que no se trata de un sistema centralizado., los
funcionarios locales aplican la legislación nacional, que otorga a dichas
cooperativas la jurisdicción sobre “arreglos locales, para legitimar el papel
que desempeñan ayudando a la creación de un conjunto de reglas
viables. El hecho que los funcionarios locales acepten cada año los
acuerdos firmados también aumenta la legitimidad. Si embargo, la
supervisión de las reglas y el acto de hacerlas cumplir se deja en manos
de los pescadores” (Ostorm 1999, p. 50)

La condición de accesibilidad de los recursos naturales ha jugado en


contra misma de su correcto aprovechamiento, toda vez que al pensarse
que no es de nadie se trata de un recurso que puede ser explotado
indiscriminadamente. El problema se encuentra en que las personas no
se perciben a si mismas como propietarias de los recursos comunes y por
lo tanto no hay un vinculo ni de responsabilidad ni de pertenencia.

Ostorm hace referencia clara a lo que significa la tragedia de los comunes


al observar que: “La parábola de Hobbes sobre el hombre en un estado
natural es el prototipo de la tragedia de los bienes comunes: los hombres
persiguen su propio bien y termina peleando entre sí”(Ostorm 1999,p. 27)

Y es que a la dificultad reestablecer una relación de pertenecía entre los


individuos y los bienes comunes se ve empeorada por la actitud ambiciosa
y egoísta de muchas personas, que ven en la explotación de los bien
comunes el insumo para sacar gran provecho personal.
Así las cosas, el beneficio personal de una persona puede contraponerse
al beneficio de toda una comunidad, de manera que buscar la
maximización de los beneficios personales supone la degradación del
bienestar general.

No es posible evadir la responsabilidad que el pensamiento económico ha


tenido sobre la forma y ritmo de explotación de los recursos de las
industrias, pues se ha difundido la falsa creencia que el ritmo de
producción no encontraba otro límite más allá que lo que los limites del
ejercicio de oferta y demanda, dejando por completo de lado restricciones
de tipo ambiental y de la sostenibilidad de los recursos.
La educación es otro elemento clave para la reposición de los recursos naturales.
Los gobiernos y las organizaciones ambientales pueden crear programas que
enseñen a las personas sobre la importancia de proteger y conservar el medio
ambiente, así como ofrecer entrenamiento técnico para la operación de tecnologías
verdes y sostenibles.

En conclusión, la reposición de los recursos naturales es una tarea enorme y


desafiante. Sin embargo, es fundamental que asumamos nuestra responsabilidad
en la protección del medio ambiente si queremos asegurar un futuro sostenible. Solo
mediante un esfuerzo conjunto y una acción colectiva podemos restaurar los
ecosistemas y garantizar que los recursos naturales estén disponibles para las
generaciones futuras.

La planeada solución en el marco de ¿l problema de los comunes, como un dilema


en la gestión de recursos compartidos, donde cada individuo busca su propio interés
en lugar de considerar el bien común. El resultado es una sobreexplotación del
recurso y su eventual agotamiento o degradación.

Un ejemplo de esto es la pesca en alta mar, donde los pescadores de diferentes


países buscan capturar la mayor cantidad posible de peces para obtener beneficios
económicos, sin considerar el impacto que esto tiene en la sostenibilidad de las
poblaciones de peces y en el ecosistema en general. Este comportamiento lleva a
una disminución en la disponibilidad de peces para la pesca, y a su vez, reduce los
ingresos económicos de todos los pescadores en el futuro.

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