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El 11 de marzo de 2011, el Japón se vio sacudido por el que se conocería como el gran terremoto del
Japón oriental (Tohoku), tras el cual un tsunami trajo consigo olas de más de 10 metros de altura. Si
sumamos el impacto y las repercusiones de ambos, el terremoto y el tsunami causaron muchas
muertes y gran devastación en el Japón nororiental.
Aproximadamente a las 8.15, hora de Viena, el Centro de Respuesta a Incidentes y Emergencias (IEC)
del OIEA recibió información del Centro Internacional de Seguridad Sísmica sobre un terremoto de
magnitud 9,0 en las inmediaciones de la costa oriental de Honshu, la principal isla del Japón.
En los días posteriores al accidente, la radiación emitida a la atmósfera obligó al gobierno a declarar
una zona de evacuación cada vez más grande alrededor de la planta, que culminó en una zona de
evacuación con un radio de 20 kilómetros.9 En total, unos 154 000 residentes fueron evacuados de
las comunidades que rodean la planta debido a los crecientes niveles de radiación ionizante
ambiental fuera del sitio causados por la contaminación radiactiva en el aire de los reactores
dañados.
Grandes cantidades de agua contaminada con isótopos radiactivos fueron liberadas en el Océano
Pacífico durante y después del desastre.
El accidente dio lugar a la emisión de radioisótopos al medio ambiente. La mayor parte de las
emisiones a la atmósfera fueron transportadas hacia el este por los vientos dominantes,
depositándose en el océano Pacífico Norte y dispersándose dentro de él. Los cambios en la dirección
del viento hicieron que una parte relativamente pequeña de las emisiones atmosféricas se
depositara en la tierra, principalmente hacia el noroeste de la central nuclear de Fukushima Daiichi.
La actividad medida de los radioisótopos se reduce con el paso del tiempo debido a los procesos de
desintegración física y transporte medioambiental, así como a las actividades de limpieza.
Además de los radioisótopos que entraron en el océano por deposición atmosférica, hubo emisiones
líquidas y descargas desde la central nuclear de Fukushima Daiichi directamente al mar frente al
emplazamiento.
La magnitud de las emisiones fue aproximadamente unas cinco veces menor que la del accidente de
Chernóbil y similares a las emisiones de la planta de reprocesamiento de combustible nuclear de
Sellafield durante el incendio de Windscale.
No se han observado muertes relacionadas con la radiación ni enfermedades graves entre los
trabajadores y el público en general expuestos a la radiación del accidente.392431 Considerando el
nivel de las bajas dosis recibidas por la población de la prefectura de Fukushima, estimadas en
menos de 2 mSv con una media de 0,8 mSv y un máximo de 25 mSv.40 (como comparación, una
persona recibe una media de 2,4 mSv anuales como radiación natural de fondo y 0,1 mSv en una
radiografía de tórax),41 los riesgos de cáncer inducidos por la radiación de por vida, además de la
tiroides, son pequeños y mucho más pequeños que la tasa base de cáncer de la población. Desde
una perspectiva de salud global, los riesgos para la salud directamente relacionados con la
exposición a la radiación son bajos en Japón y extremadamente bajos en los países vecinos y el resto
del mundo.
Con respecto al riesgo de cáncer de tiroides en lactantes, niños y adolescentes expuestos (algo más
de 350 00041), el nivel de riesgo es incierto aunque pequeño, y aunque es difícil verificar las
estimaciones de dosis de tiroides mediante mediciones directas de la exposición a la radiación (100 a
1000 veces menor que las producidas en el accidente de Chernóbil), no cabría esperar más de 1 caso
por año como resultado de la radiación.