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DESASTRE NUCLEAR DE FUKUSHIMA

El 11 de marzo de 2011, el Japón se vio sacudido por el que se conocería como el gran terremoto del
Japón oriental (Tohoku), tras el cual un tsunami trajo consigo olas de más de 10 metros de altura. Si
sumamos el impacto y las repercusiones de ambos, el terremoto y el tsunami causaron muchas
muertes y gran devastación en el Japón nororiental.

Aproximadamente a las 8.15, hora de Viena, el Centro de Respuesta a Incidentes y Emergencias (IEC)
del OIEA recibió información del Centro Internacional de Seguridad Sísmica sobre un terremoto de
magnitud 9,0 en las inmediaciones de la costa oriental de Honshu, la principal isla del Japón.

En resumen, el accidente fue provocado por el terremoto y tsunami de Tōhoku el 11 de marzo


de 2011. Al detectar el terremoto, los reactores activos apagaron
automáticamente sus reacciones de fisión. Debido a las descargas del reactor y otros problemas
de la red, el suministro de electricidad falló y los generadores diesel de emergencia de los
reactores comenzaron automáticamente a funcionar. Críticamente, estaban alimentando las
bombas que hacían circular refrigerante a través de los núcleos de los reactores para eliminar el
calor residual, que continúa a manar incluso después de que la fisión ha cesado. Pero el
terremoto generó un tsunami de 14 metros de altura que llegó 46 minutos después, superando
el dique de contención de la planta de solo 5,7 metros e inundando los terrenos inferiores de la
planta alrededor de los edificios del reactor de las Unidades 1 a 4 con agua de mar, que llenó
los sótanos y destruyó los generadores de emergencia.

La pérdida accidental de refrigerante resultante condujo a tres fusiones de núcleo,


tres explosiones de hidrógeno y la liberación de contaminación radiactiva en las Unidades 1, 2 y
3 entre el 12 y el 15 de marzo. Ninguna de esas explosiones se produjo en los reactores por lo
que no hubo ninguna explosión nuclear, cosa que además no puede suceder debido al bajo
nivel de enriquecimiento del combustible. El grupo de combustible gastado del Reactor 4
previamente apagado aumentó la temperatura el 15 de marzo debido al calor de
descomposición de las barras de combustible gastado, recientemente agregadas; pero no se
redujo lo suficiente como para exponer el combustible.

En los días posteriores al accidente, la radiación emitida a la atmósfera obligó al gobierno a declarar
una zona de evacuación cada vez más grande alrededor de la planta, que culminó en una zona de
evacuación con un radio de 20 kilómetros.9 En total, unos 154 000 residentes fueron evacuados de
las comunidades que rodean la planta debido a los crecientes niveles de radiación ionizante
ambiental fuera del sitio causados por la contaminación radiactiva en el aire de los reactores
dañados.

Grandes cantidades de agua contaminada con isótopos radiactivos fueron liberadas en el Océano
Pacífico durante y después del desastre.

El accidente dio lugar a la emisión de radioisótopos al medio ambiente. La mayor parte de las
emisiones a la atmósfera fueron transportadas hacia el este por los vientos dominantes,
depositándose en el océano Pacífico Norte y dispersándose dentro de él. Los cambios en la dirección
del viento hicieron que una parte relativamente pequeña de las emisiones atmosféricas se
depositara en la tierra, principalmente hacia el noroeste de la central nuclear de Fukushima Daiichi.
La actividad medida de los radioisótopos se reduce con el paso del tiempo debido a los procesos de
desintegración física y transporte medioambiental, así como a las actividades de limpieza.

Además de los radioisótopos que entraron en el océano por deposición atmosférica, hubo emisiones
líquidas y descargas desde la central nuclear de Fukushima Daiichi directamente al mar frente al
emplazamiento.

Algunos radioisótopos emitidos, fueron encontrados en el agua potable, en alimentos y en algunos


productos no comestibles. En respuesta al accidente, las autoridades japonesas establecieron
restricciones para evitar el consumo de estos productos.

La magnitud de las emisiones fue aproximadamente unas cinco veces menor que la del accidente de
Chernóbil y similares a las emisiones de la planta de reprocesamiento de combustible nuclear de
Sellafield durante el incendio de Windscale.

No se han observado muertes relacionadas con la radiación ni enfermedades graves entre los
trabajadores y el público en general expuestos a la radiación del accidente.392431 Considerando el
nivel de las bajas dosis recibidas por la población de la prefectura de Fukushima, estimadas en
menos de 2 mSv con una media de 0,8 mSv y un máximo de 25 mSv.40 (como comparación, una
persona recibe una media de 2,4 mSv anuales como radiación natural de fondo y 0,1 mSv en una
radiografía de tórax),41 los riesgos de cáncer inducidos por la radiación de por vida, además de la
tiroides, son pequeños y mucho más pequeños que la tasa base de cáncer de la población. Desde
una perspectiva de salud global, los riesgos para la salud directamente relacionados con la
exposición a la radiación son bajos en Japón y extremadamente bajos en los países vecinos y el resto
del mundo.

Con respecto al riesgo de cáncer de tiroides en lactantes, niños y adolescentes expuestos (algo más
de 350 00041), el nivel de riesgo es incierto aunque pequeño, y aunque es difícil verificar las
estimaciones de dosis de tiroides mediante mediciones directas de la exposición a la radiación (100 a
1000 veces menor que las producidas en el accidente de Chernóbil), no cabría esperar más de 1 caso
por año como resultado de la radiación.

El cribado sistemático de tiroides produjo como resultado un aumento de anomalías y cánceres


detectados que se deben probablemente a la sobredetección, puesto que se detectó una tasa
similar en poblaciones no expuestas a la radiación.414243 Este tipo de cribado puede producir más
daños que beneficios, generando una ansiedad innecesaria en los padres y en los niños y en algunos
casos conduciendo a intervenciones quirúrgicas innecesarias

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