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EJERCICIO DE REFLEXION PERSONAL

Dios se encuentra en el silencio interior del corazón, ahí se le escucha, se le habla y hay un
encuentro de amor.

Después de haber escuchado la clase me di el tiempo para hacer el ejercicio con las charlas sobre
los ejercicios Ignacianos de los tres primeros días, aunque ya he participado por varios años de
ejercicios espirituales, pues como regla tenemos hacerlos cada año una semana y ahora los tomaré
la semana de pascua en Cuernavaca primero Dios, estas pláticas me han servido para introducirme
e irme preparando en este ambiente espiritual ya que el Padre ha explicado y facilitado algunos
puntos para tener un encuentro fructífero con Dios, con uno mismo y con los demás.

Tiempo que ayer jueves me di para escuchar, meditar y encontrarme con Dios disponiendo de toda
la tarde donde pude oír las charlas y posteriormente me fui con el Santísimo a vivir ese momento
íntimo de oración personal donde pude reflexionar sobre el tema ya anteriormente escuchado de
la oración y el principio y fundamento: fin del hombre, los cuales fueron mi base para la meditación
tomando algunas frases que el Padre compartió.

Algo que me gustó fue pensar en el desierto, donde Dios habla al corazón, donde no hay nada, solo
esta Dios y hay bendiciones; imaginando como Jesús se retira allá para prepararse, lugar difícil donde
es tentado, hay lucha, combate, pero fortalecido con la oración, el ayuno, la penitencia sale
vencedor, llamado que me hace cada día a vivir siguiendo su ejemplo para salir vencedora de todas
las tentaciones que pueda experimentar en el camino, lo cual es indispensable entrar en esta
dinámica constante de oración que es la que me fortalecerá para seguir luchando sin desanimo en
la vida, donde debo buscar constantemente estar en soledad, silencio, aun en medio de los ruidos
de la vida cotidiana, el Padre cuestionaba como vivo mi oración durante el día, si hago en la mañana
como la prolongo en medio de mis trabajos y la verdad es algo que ya estoy trabajando y que a veces
si se me olvida, me he propuesto tomar alguna frase de los salmos o de alguna lectura de oficio y
meditarla o repetirla durante la jornada para mantenerme en contacto con Dios, lo cual si me ha
ayudado aun en momentos de dificultad, dándome serenidad en las batallas propias de la vida.

Orar sin desfallecer, porque quien no reza no quiere un coloquio con Dios, importantísimo para todo
fiel cristiano la oración, nosotras ya tenemos nuestros horarios establecidos, y la oración
comunitaria muy rica, pero la más íntima para vivirla solo Dios y yo, es la personal, experiencia que
hice ayer donde solo Dios y yo, pensé ahora si nadie nos interrumpirá donde pude contemplarle,
hablarle, escucharle, experimenté su amor, su ternura y pude agradecer por saber cuán grande es
su amor por mí que se quiso quedar en la Eucaristía, fue un momento muy tranquilo, renovador
física y espiritualmente, ya que esta forma de trabajar ahora por la pandemia, de repente me
estresa, y me sentí muy en paz y relajada con mi esposo porque estuve sin prisa alguna y en ratos
solo lo miré y me miró sin decir nada, qué experiencias de amor se viven estando junto a Él que es
el dueño de todo y el dador de todo cuanto uno necesita, experiencia inexplicable de amor divino.

Entrar en el mundo de Dios y ahí llevarle mi mundo poniéndolo en sus manos, esta frase me impactó
pues sé que Dios me conoce y que no debo tener miedo de entregarle todo lo que soy y tengo
porque él está siempre para acogerme con amor misericordioso y aun con mis debilidades él quiere
mostrarme un mundo nuevo que solo me descubrirá en la unión íntima con él y que con su gracia
yo podré vivir y crecer, pero sin huir de la tentación sino más bien elevando mi alma a Dios y
aumentando mis momentos de oración personal disponiendo todas mis facultades para entrar en
diálogo con mi Creador.

Que hermoso reconocer que fui creada para alabar, servir a Dios y así salvar mi alma y que salí de Él
y por vocación debo volver a él, pero que responsabilidad tengo, pues debo ser una buena
administradora de la vida que Dios me regala, decía el Padre que debo vivir como si ya fuera a morir
hoy, porque en realidad no sé cuándo y para entregar buenas cuentas debo trabajar los talentos
que se me han dado, creo que Dios es misericordioso pero también me ha dado la libertad para
actuar bajo mi responsabilidad y pues esta es la lucha de cada momento, saber vivir y actuar
conforme al querer de Dios, aun en medio de todas mis limitaciones y que debo pedir en todo
momento su gracia para poder hacerlo y hacerlo bien, este será el camino de la santidad a la que he
sido llamada, desde el bautismo, como decía Santa Teresita del Niño Jesús “ Hacer
extraordinariamente bien y por amor lo ordinario” y así darle gloria a Dios que es mi fin.

Esta frase también me gustó; tristeza es dirigir la mirada a uno mismo, felicidad es dirigir la mirada hacia Dios, pensaba
como cuando todo gira alrededor de mi misma constantemente llega la tristeza, la insatisfacción y cuando todo lo hago
por Dios y para su gloria, hay felicidad en mi vida, por poder servirle y experimento el deseo de seguir haciendo cosas más
grandes por él, porque se, que nunca se deja ganar en generosidad y que todo será retribuido sobre los que amo y en mi
misma, qué amor tan inmenso se desborda del corazón de Dios hacia sus hijos seamos como seamos, no hay duda de que
su amor es incomparable.

Terminé mi oración dando gracias a Dios por tanto amor y beneficios concedidos, quedándome con esta
frase para meditar “Orar, amar, servir y hallareis la felicidad.”
Momentos que me han dado luces para reorientar mi camino y seguir esforzándome por alcanzar la
santidad.

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