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Hoy, Vilcapoma tiene 55 años y es el dueño de 

Rock Drill, Codrise,


Overprime y Helix, empresas asociadas al rubro de la minería. “Desde
pequeño ya tenía claro que quería trabajar en la mina”, comenta. Su plan
inicial era estudiar Ingeniería Metalúrgica en la Universidad Nacional del
Centro del Perú, en Huancayo, pero los escasos recursos, la muerte
temprana de su padre y el terrorismo, que tenía secuestrada la
universidad, frustraron esa idea. “Entonces, estudié Mecánica en un
instituto técnico y, apenas acabé, entré a trabajar con esas máquinas que
antes veía como juguetes enormes”.
“¿Cómo continuó su crecimiento? Curiosamente,
en medio de una crisis. Durante la caída del
precio del cobre entre 2007 y 2008, Vilcapoma
entendió la importancia de no depender de nadie
y de abarcar todas las posibles necesidades que
tuviera la minería”.
Su primer trabajo fue en la mina Julcani, en Huancavelica. Tras seis
meses de aprendizaje, se abrió la posibilidad de volver a sus orígenes: le
llegaron noticias de que había vacantes en la mina San Ignacio de
Morococha, justamente el lugar donde se había criado. Postuló y
alcanzó una plaza como técnico mecánico en equipos pesados, puesto
que ocupó entre 1989 y 1996. 
El gran acontecimiento de su vida profesional vino después, cuando
Vilcapoma se muda a Lima con su esposa e hijos, y comienza un nuevo
trabajo en una empresa canadiense. Todo cambia el día en que tiene la
oportunidad de ver detenidamente cómo se construían las máquinas de
la minera. “No me pareció nada del otro mundo. Pensé: ‘yo también
puedo hacer una de estas’”.
Descubrió allí una oportunidad única. No solo para crear sus propios
equipos, sino para adaptarlos a las necesidades locales. Así que, armado
de optimismo, empezó la construcción de su primer prototipo en el taller
que tenía junto con su hermano en San Martín de Porres. “Hice una
máquina hidráulica pequeña y de alta potencia. Ahí empecé a ser
empresario”, cuenta. 
Un amigo le permitió probar la máquina en su mina y el resultado fue
extraordinario. “Tuvo mejor productividad que cualquier otro equipo”,
explica Vilcapoma. Le pidieron que la máquina se quedara y, a partir de
ese mismo día, se encargó de fabricar de toda su maquinaria. 
“Hice una máquina, dos máquinas, tres máquinas. Y me empezaron a
conocer”. Así fue como se formó Rock Drill, el primer emprendimiento de
Vilcapoma, una compañía experta en perforación diamantina y
geotécnica que hoy ya tiene 20 años en el mercado. 
¿Cómo continuó el crecimiento empresarial de Vilcapoma?
Curiosamente, en medio de una crisis. Durante la caída del precio
del cobre entre 2007 y 2008, Vilcapoma entendió la importancia de no
depender de nadie y de abarcar todas las posibles necesidades que
tuviera la minería. Es así que, hoy, su grupo empresarial, compuesto por
cuatro empresas, fabrica, da mantenimiento y opera maquinaria; produce
accesorios y repuestos; y renta transporte para minería.
“HAY QUE AFRONTAR LO
QUE TOCA Y PONER EL
PECHO”.
Para Vilcapoma, los malos tiempos pueden convertirse en verdaderas
oportunidades. “Casi todas mis empresas las he formado en tiempos de
crisis. Cuando todo es bonanza, uno está tranquilo, inmóvil. Pero cuando
los ingresos se empiezan a achicar es cuando buscas nuevas
oportunidades”, comenta Vilcapoma, elegido a principios de 2020
como Empresario del Año en el Premio Líderes Empresariales del
Cambio (LEC).
En medio de la emergencia sanitaria que afrontamos, y que ha costado el
puesto de trabajo a más de 2.6 millones de peruanos, según el INEI,
Vilcampoma tiene un mensaje de optimismo y lucha. “Las crisis suceden,
pero de nada sirve mirar para atrás. Lo que está atrás ya no existe. Hay
que afrontar lo que toca y poner el pecho”.

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