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Vilcapoma comenzó su carrera en la minería a una edad temprana. Aunque inicialmente quería estudiar ingeniería, dificultades financieras lo llevaron a estudiar mecánica e ingresar al sector minero trabajando con maquinaria pesada. Más tarde, después de ver cómo se construían las máquinas en una empresa canadiense, decidió crear su propia compañía, Rock Drill, para fabricar equipos adaptados a las necesidades locales. Años después, durante una crisis en el precio del cobre, Vilcapoma entendió la
Vilcapoma comenzó su carrera en la minería a una edad temprana. Aunque inicialmente quería estudiar ingeniería, dificultades financieras lo llevaron a estudiar mecánica e ingresar al sector minero trabajando con maquinaria pesada. Más tarde, después de ver cómo se construían las máquinas en una empresa canadiense, decidió crear su propia compañía, Rock Drill, para fabricar equipos adaptados a las necesidades locales. Años después, durante una crisis en el precio del cobre, Vilcapoma entendió la
Vilcapoma comenzó su carrera en la minería a una edad temprana. Aunque inicialmente quería estudiar ingeniería, dificultades financieras lo llevaron a estudiar mecánica e ingresar al sector minero trabajando con maquinaria pesada. Más tarde, después de ver cómo se construían las máquinas en una empresa canadiense, decidió crear su propia compañía, Rock Drill, para fabricar equipos adaptados a las necesidades locales. Años después, durante una crisis en el precio del cobre, Vilcapoma entendió la
Overprime y Helix, empresas asociadas al rubro de la minería. “Desde pequeño ya tenía claro que quería trabajar en la mina”, comenta. Su plan inicial era estudiar Ingeniería Metalúrgica en la Universidad Nacional del Centro del Perú, en Huancayo, pero los escasos recursos, la muerte temprana de su padre y el terrorismo, que tenía secuestrada la universidad, frustraron esa idea. “Entonces, estudié Mecánica en un instituto técnico y, apenas acabé, entré a trabajar con esas máquinas que antes veía como juguetes enormes”. “¿Cómo continuó su crecimiento? Curiosamente, en medio de una crisis. Durante la caída del precio del cobre entre 2007 y 2008, Vilcapoma entendió la importancia de no depender de nadie y de abarcar todas las posibles necesidades que tuviera la minería”. Su primer trabajo fue en la mina Julcani, en Huancavelica. Tras seis meses de aprendizaje, se abrió la posibilidad de volver a sus orígenes: le llegaron noticias de que había vacantes en la mina San Ignacio de Morococha, justamente el lugar donde se había criado. Postuló y alcanzó una plaza como técnico mecánico en equipos pesados, puesto que ocupó entre 1989 y 1996. El gran acontecimiento de su vida profesional vino después, cuando Vilcapoma se muda a Lima con su esposa e hijos, y comienza un nuevo trabajo en una empresa canadiense. Todo cambia el día en que tiene la oportunidad de ver detenidamente cómo se construían las máquinas de la minera. “No me pareció nada del otro mundo. Pensé: ‘yo también puedo hacer una de estas’”. Descubrió allí una oportunidad única. No solo para crear sus propios equipos, sino para adaptarlos a las necesidades locales. Así que, armado de optimismo, empezó la construcción de su primer prototipo en el taller que tenía junto con su hermano en San Martín de Porres. “Hice una máquina hidráulica pequeña y de alta potencia. Ahí empecé a ser empresario”, cuenta. Un amigo le permitió probar la máquina en su mina y el resultado fue extraordinario. “Tuvo mejor productividad que cualquier otro equipo”, explica Vilcapoma. Le pidieron que la máquina se quedara y, a partir de ese mismo día, se encargó de fabricar de toda su maquinaria. “Hice una máquina, dos máquinas, tres máquinas. Y me empezaron a conocer”. Así fue como se formó Rock Drill, el primer emprendimiento de Vilcapoma, una compañía experta en perforación diamantina y geotécnica que hoy ya tiene 20 años en el mercado. ¿Cómo continuó el crecimiento empresarial de Vilcapoma? Curiosamente, en medio de una crisis. Durante la caída del precio del cobre entre 2007 y 2008, Vilcapoma entendió la importancia de no depender de nadie y de abarcar todas las posibles necesidades que tuviera la minería. Es así que, hoy, su grupo empresarial, compuesto por cuatro empresas, fabrica, da mantenimiento y opera maquinaria; produce accesorios y repuestos; y renta transporte para minería. “HAY QUE AFRONTAR LO QUE TOCA Y PONER EL PECHO”. Para Vilcapoma, los malos tiempos pueden convertirse en verdaderas oportunidades. “Casi todas mis empresas las he formado en tiempos de crisis. Cuando todo es bonanza, uno está tranquilo, inmóvil. Pero cuando los ingresos se empiezan a achicar es cuando buscas nuevas oportunidades”, comenta Vilcapoma, elegido a principios de 2020 como Empresario del Año en el Premio Líderes Empresariales del Cambio (LEC). En medio de la emergencia sanitaria que afrontamos, y que ha costado el puesto de trabajo a más de 2.6 millones de peruanos, según el INEI, Vilcampoma tiene un mensaje de optimismo y lucha. “Las crisis suceden, pero de nada sirve mirar para atrás. Lo que está atrás ya no existe. Hay que afrontar lo que toca y poner el pecho”.