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Responsables:
Alberto Ló pez
Laura García
Matias Uriarte
Sandra Usabarrena
Autora:
Julieta Tripailao.
1 La prensa gráfica ante el golpe militar de 1976
INTRODUCCIÓN:
DESARROLLO:
1
AAA (Alianza Anticomunista Argentina) conocida como la Triple A. Grupo parapolicial y terrorista de extrema derecha
de la Argentina gestado por un sector del peronismo, la Policía Federal y las Fuerzas Armadas Argentinas, que persiguió
y asesino a los que él consideraba como infiltración marxista en el peronismo.
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Isabel Perón anuncio la creación de una política industrial que mantendría el orden en las
fábricas, pero los intentos del gobierno por erradicar las conducciones gremiales
combativas no tuvieron éxito. Esto provocó que el gobierno de Isabel Perón comenzará a
negociar con las fuerzas armadas. Fue así que el gobierno firma un decreto que autoriza a
las Fuerzas Armadas a combatir la guerrilla hasta su aniquilamiento en la provincia de
Tucumán.
2
Ley antisubversiva. Ley 20.840 de seguridad nacional. Fue utilizada para legitimar innumerables detenciones, el cierre
arbitrario de medios de prensa, la demonización de los conflictos y la persecución de la militancia de izquierda.
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El 5 de Julio de 1975 obligada por los hechos la CGT declaro un paro nacional, era la
primera vez en la historia argentina que los trabajadores declaraban una huelga general
contra un gobierno peronista.
En diciembre de 1975 faltaban 10 meses para las elecciones presidenciales, sin embargo
las fuerzas armadas afirmaban que ningún partido político podría contener la cantidad de
estallidos sociales que se producían día a día en a Argentina.
Al principio de 1976 más de 500 personas habían sido asesinadas por razones políticas, la
economía argentina estaba fuera de control y la dirigencia gremial no lograba contener las
protestas salariales que estaban en todo el país. Mientras tanto la mayor parte de la prensa
Argentina sobreexponía la realidad que miraba día a día la gobernabilidad de Isabel y
acompañaba la gestación de la intervención militar.
Mientras Buenos Aires se llenaba de reporteros que esperaban el desenlace de los hecho,
en la oficina del ejército el General Roberto Eduardo Viola redactaba el plan de batalla,
habría un día y una fecha en el que las tropas se desplazarían a escuelas, universidades,
hospitales, edificios de prensa, sedes partidarias y dependencias públicas, como ser la
casa de gobierno y el congreso de la Nación. Todo movimiento de tropa seria encubierto
bajo la apariencia de la lucha antiterrorista, el plan establecía prioridad de captura, en
primer instancia figuraban guerrilleros, políticos, sindicalistas combativos, economistas y
periodistas que serían apresados por fuerzas militares, en un nivel inferior figuraban los
colaboradores, los simpatizantes de las agrupaciones guerrilleras y sindicales que serían
arrestados por fuerzas policiales. Por último se establecía que la primera fase del plan
seria la detención de Isabel Perón.
El 24 de marzo de 1976 una junta militar integrada por el teniente general Jorge Rafael
Videla, el almirante Eduardo Emilio Masera y el Brigadier Orlando Ramón Agosti jefes de
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las fuerzas armadas ejército, marina y fuerza aérea, derrocó al gobierno de Isabel, el
nuevo gobierno se autodenomino “Proceso de Reorganización Nacional” y sus primeras
medidas fueron suspender la actividad de los partidos políticos y el derecho de Huelga,
establecer la pena de muerte para los delitos de orden público según el orden de justicia
militar, arrestar a funcionarios y dirigentes del gobierno anterior presuntamente implicados
en negocios perjudícales para el país, disolver el congreso nacional, remover a los
miembros de la suprema corte de justicia de la Nación y la imposición de una fuerte
censura sobre todos los medios de comunicación. El golpe cuenta con la complicidad de
varios sectores civiles, como la sociedad rural, grupos empresarios y financieros, el sector
más conservador de la iglesia católica y por el apoyo de muchos medios de prensa que
colaboraron en la preparación de la sociedad para aceptar el golpe como última alternativa
para salir de la crisis.
Los militares entendían que el enemigo comunista se infiltraba no sólo por intermedio de
las organizaciones armadas, sino también a través de un entramado cultural. La prensa, la
radio y la televisión son dispositivos fundamentales de producción de subjetividad. Fue por
eso que los militares pensaron a los medios como un lugar estratégico en su política de
control. La desinformación a través del ocultamiento de hechos y la censura explícita,
fueron mecanismos que tendieron a la construcción de un discurso hegemónico oficial, sin
posibilidad de ser contrarrestado. Este modo de construir opinión pública a partir de
dispositivos de colonización de la cultura y la subjetividad, puso en riesgo la concepción
democrática entendida como pluralidad de voces.
Antes del golpe, los militares habían hecho circular una cartilla con las palabras que
consideraban inadecuadas, una larga lista de términos prohibidos y aceptados por los
dueños de las empresas periodísticas que la hicieron respetar. Una vez en el poder estas
sugerencias se convirtieron en normas. En las primeras horas del 24 de marzo la junta
militar redactó una serie de comunicados que recortaban las libertades y garantías
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En la madrugada del golpe fueron convocados todos los directores de los medios de
difusión metropolitanos a la sede del Comando General del Ejército, donde se les informó
la decisión de implantar un régimen de censura y les fue entregada una cartilla para que
faciliten la tarea del censor. También se creó un “Servicio Gratuito de Lectura Previa” que
funcionaba en el interior de la Casa Rosada, donde debían enviarse un juego por triplicado
de cada edición: una de esas copias era devuelta con las ‘correcciones’, y las otras dos,
eran remitidas para el análisis de censura posterior.
Por otro lado, desde la Secretaría de Prensa y Difusión se hizo llegar a los distintos medios
los dieciséis principios y procedimientos. También se conformaron organismos específicos
como el Comité de Estudios sobre los Medios de Comunicación Escritos, el cual se
encargaba de elaborar informes sobre análisis políticos, el diseño de una estrategia de
medios y una minuciosa recopilación de normas acerca de las alternativas legales de
censura contra los medios.
La dictadura no tuvo matices en su accionar frente a las empresas de prensa. Los medios
críticos fueron acallados, aquellos que quisieron mantener algún rasgo de autonomía frente
a su accionar político eran reprimidos, y aquellos que funcionaron como adictos, fueron
tratados con esmero. Se priorizó la relación con las empresas de prensa, y se contempló
situaciones de privilegio para el sector.
humanos fueron el diario de habla inglesa Buenos Aires Herald que, si bien apoyó la
intervención militar, pronto se convirtió en el medio al que acudían los familiares de los
desaparecidos para difundir su búsqueda a través de solicitadas y cartas de lectores que
eran publicadas mientras otros medios se negaban a hacerlo. Otro de los diarios fue La
Opinión hasta el secuestro de su director en abril de 1977 y la posterior intervención del
diario, y en menor medida La Prensa, que fue el primero en publicar una solicitada en favor
de los desaparecidos, el 15 de octubre de 1977. Estos periódicos no se consideraban
opositores y daban su apoyo global al régimen, pero pedían que la represión del peronismo
se hiciera dentro de marcos legales y reproducían denuncias de desapariciones, lo cual en
el contexto dictatorial marcaba una diferencia crucial con el resto de los medios. Algunos
medios gráficos actuaron directamente como portavoces del gobierno militar; ya sean por
convicciones ideológicas propias, por acomodamientos a las circunstancias o por
conveniencia en términos de beneficios económicos o empresariales.
Estaban aquellos diarios donde los militares tenían una influencia directa ya sea por ser de
propiedad estatal o por haberlos intervenido. Los que desde una comunión ideológica
sostenían el discurso represivo de las FFAA y fomentaban las políticas económicas
adoptadas como La Nación y La Prensa. Otros recostados en una pretendida postura
aséptica, como Clarín. Otros, que sin llegar a manifestar oposición al régimen, sufrieron
mayores niveles de vigilancia, Crónica cargaba el peso de su vinculación histórica con el
peronismo, El Cronista Comercial que había pasado por una etapa politizada previa al
golpe, y otros que directamente tuvieron que dejar de salir como Mayoría (peronista), El
Mundo (vinculado al ERP) y Noticias (de los Montoneros)
Con respecto de las distintas revistas, entre ellas también se replicó esta situación, aunque
en este segmento se permitió un mayor nivel de disidencia. Entre las editoriales más
colaboracionistas se encuentran Atlántida y Perfil, los diferentes productos apuntalaban las
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políticas del régimen. Con menos circulación, la prensa política también se alineaba en
esta tendencia. Una de las revistas que se destacó por un posicionamiento cuestionador
frente al poder, fue Humor, de Ediciones La Urraca, cuyos ejes temáticos iban desde la
política económica hasta los derechos humanos. Hacia fines de la dictadura apareció El
Porteño, una experiencia que venía a ampliar la crítica política con la incorporación de
nuevas temáticas como la sexualidad, lo juvenil, etc., y la revista de ensayos Punto de
Vista, que comenzó a editarse como un espacio de resistencia y reflexión, aunque con una
circulación muy restringida. Otras revistas tuvieron que dejar de salir como por ejemplo
Cuestionario y Crisis.
Los medios de comunicación constituyen una fuente investida de autoridad que determina
que las personas acepten y obedezcan de manera inconsciente e incondicional los
mensajes comunicacionales, los sentidos y la configuración de la realidad que imponen.
Los medios de comunicación se convirtieron en dispositivos privilegiados de
disciplinamiento social: producen una cultura de masas y una subjetividad uniformada a
través de la sugestión. Es por eso que los militares lo tomaron como un punto clave, para
colonizar las conciencias y someter la subjetividad, adoptando políticas de control y
dominación sobre ellos.
medios periodísticos: captar, seleccionar y difundir aquellos hechos noticiables que tienen
una gran repercusión pública. Más aún cuando se trataba de informar sobre los actos del
Estado y sus efectos en la sociedad civil (y teniendo en cuenta que se trataba de crímenes
realizados en forma clandestina y con fines políticos).
CONCLUSIÓN:
El gobierno militar que tomó el poder en 1976 utilizó de manera sistemática no solo los
medios de prensa gráfico, sino a todos los medios de comunicación como espacio de
construcción de un discurso oficial, como estrategia para imponer su ideología. El gobierno
militar quiso utilizar el poder comunicacional de la prensa gráfica para colonizar la
subjetividad de las personas. Los militares querían colonizar las conciencias y someter la
subjetividad. La prensa fue tomando el espacio público, convirtiéndose en un dispositivo
fundamental de producción de subjetividad. Con su proliferación se fueron instalando en un
lugar idealizado como garantes de “La Verdad”, constituyéndose paulatinamente en la
principal fuente de noticias e información. Por eso los militares lo tomaron como un punto
clave. Su estrategia consistía en homogeneizar el discurso ideológico de los medios
masivos, demostrando de cierta manera en que se basaba el sistema, exponiendo noticias
que les permita a ellos construir la realidad que querían mostrar y silenciando cualquier
posibilidad de disidencia a través del bloqueo de la información.
La dictadura militar fue una amenaza para la libre expresión debido a que ha sido capaz de
tergiversar a la prensa frente a la situación por la cual sufría el país, para no verse afectada
su imagen. En este periodo había una alta represión, se tenía un manejo y control sobre la
ciudadanía y se castigaba cualquier evento contrario al régimen como una manera de
neutralizar un discurso y un tipo de movimiento opositor que dañara su propia imagen o
que desestabilizara el poder mismo, por lo tanto, cualquier elemento que afectara o
interviniera al poder, se hacía todo lo posible por censurarlo.
BIBLIOGRAFÍA: