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1. Introducción
La facultad de cuidado y restablecimiento del control interno como parte de la función policial
encuentra fundamento constitucional en en el art. 166 de la Constitución Política, que a letra
indica:
La Policía Nacional tiene por finalidad fundamental garantizar, mantener y restablecer el orden
interno. Presta protección y ayuda a las personas y a la comunidad. Garantiza el cumplimiento
de las leyes y la seguridad del patrimonio público y del privado. Previene, investiga y combate
la delincuencia. Vigila y controla las fronteras.
Aunado a ello, el Decreto Legislativo 1267 – Ley de la Policía Nacional del Perú, establece como
una de sus atribuciones que el efectivo policial debe hacer uso de la fuerza acorde a la
normatividad vigente, al código de conducta para funcionarios encargados de hacer cumplir la
Ley, y principios básicos sobre el empleo de la fuerza y de armas de fuego, en el marco de los
acuerdos adoptados por las Naciones Unidas.
Dicho en otras palabras, el uso de la fuerza está limitado y condicionada por los protocolos,
explícitos y previamente establecidos legalmente para el ejercicio legítimo de esta atribución.
El principio de necesidad supone someter a análisis del efectivo, si no existen otros medios que
resulten eficaces para garantizar el objetivo de su intervención u operativo. en otras palabras,
cuando la situación en la que se encuentra no amerita recurrir al ejercicio de la fuerza, los
policías no harán uso de dicha facultad, en cambio, si frente a un nivel de resistencia
amenazante o agresivo que presente un intervenido, resulta lógico suponer que se requerirá
necesariamente otro nivel del uso de la fuerza policial superior al de una llamada de atención
moderada. Pero si luego o durante de la acción policial requieren ejercer esa facultad, esta
deberá ser utilizada de manera necesaria para lograr el éxito de la actividad policial.
La necesidad del uso de fuerza también implica dejar de ejercerla tan pronto como se haya
superado el riesgo originado (por ejemplo, en cuanto el intervenido desista o reduzca su grado
de resistencia al efectivo policial, deje de resistirse o se haya encontrado el objeto buscado).
Sin embargo, la Ley 31012 de Protección Policial, en su única disposición derogatoria, derogó
el literal c) del numeral 1 del art. 4 del Decreto Legislativo 1186, en donde se encontraba
regulado este principio de proporcionalidad.
Al respecto, cabe precisar que a pesar de ello, realizando un análisis sistematizado del marco
normativo, nuestro ordenamiento jurídico es claro en señalar que el uso de la fuerza se aplica
con un criterio diferenciado y progresivo, teniendo en cuenta el nivel de cooperación,
resistencia o agresión que represente la persona a intervenir o la situación a controlar.
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Por otro lado, el Decreto Legislativo 1186 señala que el personal de la PNP puede hacer uso de
la fuerza atendiendo a los principios mencionados y de encontrarse en las siguientes
circunstancias:
El reglamento del Decreto Legislativo 1186, clasifica cuales son los grados de resistencia del
intervenido frente a una intervención policial, tratándose de una resistencia pasiva en un
primer momento, para luego transitar a una resistencia activa.
5.1.2. Cooperador
Acata todas las indicaciones del efectivo policial sin resistencia manifiesta durante la
intervención. Debe entenderse como el ciudadano, presunto infractor de la ley, que mantiene
respeto hacia el acto de autoridad cumpliendo las indicaciones que el efectivo policial le da
para garantizar el orden e incluso efectuar un arresto.
5.1.3. No cooperador
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Del mismo modo, dicho reglamento también clasifica los niveles de uso de la fuerza aplicados
por el personal policial, siendo su reacción preventiva frente a una resistencia pasiva y
reacción reactiva frente a una resistencia activa del intervenido:
5.1.2. Verbalización
Es el uso de la comunicación oral con la energía necesaria y el uso de términos adecuados que
sean fácilmente entendidos y comprendidos por las personas a intervenir, facilitando su
control individual o grupal.
Es el uso de las técnicas policiales que permiten controlar, reducir, inmovilizar y conducir a la
persona intervenida, evitando en lo posible causar lesiones.
Es el uso de medios de policía no letales para contrarrestar y/o superar el nivel de agresión o
resistencia.
6.2.3. Fuerza letal
Es el uso de armas de fuego por el personal de la Policía Nacional contra quien realiza una
acción que representa un peligro real e inminente de muerte o lesiones graves, con el objetivo
de controlarlo y defender la vida propia o de otras personas.
Al respecto, el numeral 3, art. 8 del Decreto Legislativo 1186 establece que el efectivo podrá
hacer uso de su arma reglamentaria en:
i) defensa propia o de otras personas en caso de peligro real e inminente de muerte o lesiones
graves;
ii) cuando se produzca una situación que implique una seria amenaza para la vida durante la
comisión de un delito particularmente grave;
iii) cuando se genere un peligro real e inminente de muerte o lesiones graves como
consecuencia de la resistencia ofrecida por la persona que vaya a ser detenida;
iv) Cuando la vida de una persona es puesta en riesgo real, inminente y actual por quien se
está fugando; y,
v) cuando se genere un peligro real o inminente de muerte del personal policial u otra
persona, por la acción de quien participa de una reunión tumultuaria violenta.
a) Los policías tienen escaso tiempo (fracciones de segundo) para tomar decisiones frente a un
agresor armado, el análisis del uso legítimo de la fuerza se realiza conforme a los principios de
legalidad, necesidad y proporcionalidad (excluyéndose el criterio de igualdad de medios). El
análisis se realiza considerando la información que disponían los policías en el momento de su
intervención (valoración ex ante). según el criterio de razonabilidad subjetiva (honesta
creencia), conforme a la directiva que regula el ejercicio de la función fiscal en caso de uso de
la fuerza por parte de la Policía Nacional del Perú.
b) El disparo al aire no constituye un procedimiento obligatorio por parte de los policías ante
una agresión armada, conforme al manual de derechos humanos aplicados a la función policial
(Resolución ministerial 952-2018-IN, que desarrolla el objetivo del disparo en su página 45). Su
exigencia en un evento armado pondría en riesgo a las personas (policías y civiles).
c) En muchos casos, no puede exigirse el disparo selectivo al policía (ej.: disparo en la rodilla,
hombro, entre otros) por lo rápida y dinámica que resulta la agresión armada (ej.: movimiento
del agresor, riesgo injustificado para las personas, entre otros). El disparo selectivo no
constituye un requisito de la eximente analizada frente a una agresión armada, conforme a la
interpretación sistemática del reglamento del 1186 (decreto supremo 012-2016-IN. artículo
11.2.e).
d) En los casos que el agresor armado fuga y constituye un riesgo para la vida e integridad de
las personas: policías y civiles (ej.: el agresor que fuga portando arma o dispara mientras fuga,
entre otros), el disparo del policía que impacta en espalda del agresor procura que el agresor
cese su ataque ilegal de manera inmediata, conforme a la interpretación sistemática del
reglamento del D.L. 1186 (decreto supremo 012-2016-IN, artículo 11.1.d.5).
e) El objetivo del disparo del policía es lograr que el agresor cese su ataque ilegal de manera
inmediata; en algunos casos por lo rápida y dinámica que resulta la agresión, un solo disparo
resulta inadecuado para incapacitar de forma inmediata al agresor:
f) La mayoría de las agresiones armadas se ejecuta con armas de fuego reales, empero, en
algunos casos que posterior a la agresión legitima, se descubre que se trataba de un arma
aparente, ello no afecta la configuración de la eximente analizada. Las situaciones de agresión
en las que la vida e integridad de las personas se encuentra en inminente riesgo toma en
inviable distinguir un arma aparente de un arma real, conforme prescribe la directiva que
regula el ejercicio de la función fiscal en caso de uso de la fuerza por parte de la Policía
Nacional del Perú (directiva general nro. 003-2018-MP-FN), punto 3.3.3.g. así como el acuerdo
plenario 5-2015/CIJ-116, sobre el concepto de arma.
g) En casos con indicios de imprudencia en el uso de la fuerza por parte del policía frente a una
agresión armada, no resulta indispensable recurrir a la prisión preventiva contra los policías.
Medidas de coerción como la comparecencia con restricciones, el impedimento de salida e
incluso la suspensión preventiva de derechos, pueden conjurar el peligro procesal.
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8. Técnicas de intervención
Toda intervención policial, por lo general, debe ser efectuada como mínimo por dos policías,
debiendo ser planificada definiendo los roles que le corresponda cumplir a cada uno de los
policías. P1 será el que se encargue de efectuar el contacto con la persona a intervenir; P2
prestará la seguridad respectiva.
Se han considerado dos situaciones que se presentan en forma cotidiana en el servicio policial:
i) con fines de identificación, y ii) cuando se trate de un presunto infractor en flagrancia.
Estas intervenciones son las que representan un mayor nivel de riesgo para el personal policial.
Pueden presentarse durante el patrullaje o a mérito de una comunicación radial o telefónica
de la unidad policial. En ese sentido, es de suma importancia que la información que recabe el
personal policial que va a intervenir sea detallada con la finalidad de tomar conocimiento de la
situación.
Toda intervención policial con uso de la fuerza que tenga como resultado heridos o muertos,
será informada de inmediato y por escrito a la comisaría de la jurisdicción o dependencia con
funciones de investigación, la cual, además de realizar los actos de investigación respectivos,
con conocimiento del Ministerio Público, dará cuenta a la Inspectoría General de la Policía
Nacional del Perú, u órgano dependiente de ésta, para el inicio de la investigación
administrativa correspondiente. Asimismo, se comunicará a la Dirección de Defensa Legal de la
Policía Nacional del Perú de ser necesaria su actuación.
Aunado a ello, el art. 9 del Decreto Legislativo 1186 , establece las acciones a realizar por el
personal policial con posterioridad al uso de la fuerza son las siguientes:
Artículo 9.- acciones posteriores al uso de la fuerza.
a) adoptar las medidas necesarias para que se brinde asistencia y servicios médicos a las
personas heridas o afectadas, salvo que existan circunstancias que impidan su realización.
b) adoptar las medidas necesarias para comunicar lo sucedido a los familiares de las personas
fallecidas, heridas o afectadas o a aquellas que estas últimas indiquen, salvo que existan
circunstancias que impidan su realización.
10. Conclusiones
Los niveles del uso de la fuerza policial son de aplicación diferenciada y progresiva, es
diferenciada puesto que existe un nivel distinto para identificar el grado de resistencia del
intervenido y el nivel del uso de la fuerza aplicable a cada situación. Mientras que resulta
progresiva porque el efectivo no puede iniciar inmediatamente con el empleo de una táctica
letal a menos que concurran uno de los supuestos para usar arma de fuego.portantes sobre la
exención de responsabilidad penal (inciso 11, art. 20, CP)