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ESTUDIO 1082
“CÓMO ENTRAR A UNA VIDA DE BENDICIÓN”
“Y Jabes fue más ilustre que sus hermanos, al cual su madre llamó Jabes, diciendo: Por cuanto lo
di a luz en dolor. E invocó Jabes al Dios de Israel, diciendo: ¡Oh, si me dieras bendición, y
ensancharas mi territorio, y si tu mano estuviera conmigo, y me libras del mal, para que no me
dañe! Y le otorgó Dios lo que pidió.” 1 Crónicas 4:9-10
CUARTA PARTE: “¡OH, SI ME GUARDARAS DEL MAL PARA QUE NO ME CAUSARA DOLOR!”
Esto es una súplica por auxilio sobrenatural. Hemos pedido por las bendiciones, y Dios nos
las da, pero también las bendiciones son el mayor de los peligros porque tienden a embotar nuestro
sentido de dependencia de Dios y nos deja expuestos a la presunción.
Cuantos más adelantos obtenga, en una vida de servicio sobrenatural, mayor necesidad
tendrá de la oración final de Jabes. Orar para que se nos guarde del mal (y del maligno) es parte
básica de una existencia bendecida.
Mateo 6:13: “Y no nos metas en tentación, más líbranos del mal.”
Suplica a Dios que te mantenga lejos de los estímulos que te inducen a pecar. El más
efectivo método de combate contra el pecado que podamos manejar consiste en orar.
“Señor, mantenme libre del dolor y el sufrimiento que vienen con el pecado. Porque los
peligros que no puedo percibir o a los que creo que me puedo arriesgar debido a la soberbia y
descuido, levantan una barrera sobrenatural, ¡protégeme, Padre por tu poder!”
“Dios defiéndeme del empuje de lo que me parece correcto pero que en verdad no lo es.
Líbrame de la tentación que ejerce presión sobre mis emociones y mis necesidades físicas, que se
dirige hacia mi sentimiento de lo que merezco, de lo que tengo el derecho a experimentar y a
disfrutar. Porque sólo tú eres la fuente verdadera y única de todo lo que en realidad es vida. Dirige,
pues mis pasos para apartarme de todo lo que no viene de Ti.”
Permanece fuera de la arena de la tentación cuando te sea posible, pero jamás, vivas en
temor o en derrota. Gracias al poder de Dios, podrás mantener seguro tu legado de bendición.
“Y Jabes fue más ilustre que sus hermanos, y Dios le concedió lo que pidió”