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ARBOR Ciencia, Pensamiento y Cultura

CLXXXVI 743   m ayo-junio (2010)   417-424   I SSN: 0210-1963


doi: 10.3989/arbor.2010.743n1206

¿QUÉ ES LA HISTORIA WHAT IS THE CULTURAL


CULTURAL DE LA CIENCIA? HISTORY OF SCIENCE?

Juan Pimentel
Instituto de Historia
Centro de Ciencias Humanas y Sociales, CSIC
c/ Albasanz, 26-28
28037 Madrid

ABSTRACT: This essay examines what the cultural history of science RESUMEN: Este ensayo trata de explicar qué es la historia cultural
is, and points out some of the problems with regard to its correct defi- de la ciencia y apunta algunos de los problemas para su correcta
nition and demarcation. It emphasizes some key concepts (practices definición y demarcación. Destaca algunos términos clave (prácticas
and representations) and some significant approaches (the visual, the y representaciones) y algunas orientaciones significativas (lo visual,
material, the symbolic) in the development of this line of inquiry that lo material, lo simbólico) en el desarrollo de un área de estudios que
may contribute to our understanding of science as culture. puede contribuir a entender la ciencia como cultura.

KEY WORDS: Cultural history of science; practices; representations; PALABRAS CLAVE: Historia cultural de la ciencia; prácticas; repre-
material culture; visual culture. sentaciones; cultura material; cultura visual.

Para hablar del significado y el lugar de la historia cultural de sentido es una reminiscencia de la versión popular de la
la ciencia quizás no esté de más comenzar por la pregunta dialéctica entre las dos culturas, originada en la confe-
preliminar: ¿Existe, es reconocible e identificable una historia rencia que dictó Charles P. Snow en el Senate House de
cultural de la ciencia? ¿Se trata de una rúbrica à la page, otro Cambridge en 19592. Pese a que la polémica entre Snow
modismo pasajero, la penúltima sutileza escolástica con que y C.R. Leavis entrañaba una consideración de la ciencia
se trata de relanzar una disciplina algo marginal como es la como cultura, incluso en medios académicos son numero-
historia de la ciencia? ¿O por el contrario es una categoría sos quienes todavía presuponen que ciencia y cultura ocu-
útil que recoge el pulso más actual de uno de los subgéneros pan hemisferios opuestos del conocimiento: uno habitado
historiográficos más innovadores de los últimos tiempos? por la racionalidad, la objetividad, el método y el conoci-
miento de la naturaleza; el otro por aspectos vinculados
a lo subjetivo, lo afectivo y lo creativo, a las artes y las
letras. El propio Snow daba carta de naturaleza a esta vi-
1. El doble vínculo y la redundancia sión, cuando arrancaba su famoso texto con una confesión
francamente reveladora: “Por formación yo era científico;
Vaya por delante que quizás para algunos la fórmula “his- por vocación, escritor”. Es un lugar común: una cosa es el
toria cultural de la ciencia” entrañe algo parecido a una mundo del conocimiento, asociado al método, la peda-
doble constricción, un doble requerimiento o doble vínculo, gogía, al logos y a lo público; otra bien distinta el de las
a double bind, como se dice en inglés, una expresión –dicho artes y las letras, donde adquieren desarrollo aspectos más
sea de paso– acuñada por el antropólogo Gregory Bateson creativos y afectivos de la personalidad humana, un espa-
en el ámbito de la psiquiatría terapéutica para referirse a una cio donde cobran vida el pathos y lo privado. El lenguaje
información paradójica o esquizofrénica, donde una parte del sanciona esta economía binaria: los científicos conocen o
mensaje niega y contradice otra parte del mismo mensaje1. descubren; los artistas crean o transmiten emociones; la
ciencia transcribe el mundo, la cultura lo recrea.
En efecto, quienes lo entienden así dan por hecha una
suerte de oposición entre ciencia y cultura, una relación Es preciso dejarlo muy claro: quienes piensan así, creen
paradójica o esquizofrénica entre ambas, lo que en cierto que detrás de la fórmula historia cultural de la ciencia se
tratan los aspectos culturales de la ciencia, es decir, los que (“hay tanta ciencia fuera como dentro del laboratorio y
no son científicos estrictamente hablando, una afirmación tanta sociedad fuera como en su seno”) y canjear el tér-
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que niega la mayor, esto es, que la ciencia es cultura. mino cultura por sociedad. En ambas fórmulas se deshace
el antiguo binomio internalismo/externalismo y se pone
Esa forma de entender las cosas vendría a reproducir otro de manifiesto que hablar de historia social o cultural de la
¿QUÉ ES LA HISTORIA CULTURAL DE LA CIENCIA?

esquema antiguo, el que oponía a internalistas y exter- ciencia viene a redundar sobre cosas –esta vez sí– que de-
nalistas en la historia de la ciencia de mediados del siglo beríamos dar por supuestas y que quizás no sería necesario
pasado, la clásica dialéctica de la época de la Guerra Fría, enfatizar o subrayar. ¿Por qué se hace entonces?
como ha señalado Peter Gallison en un artículo reciente3.
Desde esta perspectiva –que aquí estamos caricaturizando,
obviamente– los historiadores culturales de la ciencia de
ahora –huelga decir– se corresponderían con los exter- 2. Una disciplina reorientada
nalistas de entonces. Esta visión, finalmente, reproduciría
la propia oposición entre naturaleza y cultura. Mientras Lo cierto es que también se habla de historia cultural de la
que por ciencia entendemos el conocimiento de la natu- ciencia de manera justificada por el giro culturalista que
raleza, la expresión historia cultural de la ciencia vendría ha experimentado la historiografía en términos generales,
a recordar cuánto de artificial o de humano hay en este así como por el propio desarrollo de la historia de la cien-
conocimiento de la naturaleza. cia en los últimos veinte años, una disciplina que venía de
una tradición muy vinculada a la historia de las ideas. Se
Así las cosas, resulta explicable que otros muchos, entre los trataba de un relato que había hecho de la ciencia (y en
cuales me encuentro, tengamos ideas encontradas (y hasta concreto de la ciencia moderna occidental) una epopeya
sentimientos ambivalentes) respecto a la expresión. Guar- del pensamiento, una cruzada liberadora de la razón contra
damos ciertos recelos, lo que resulta paradójico en cierto la superstición y la ignorancia, en fin, la aventura por an-
modo, pues somos considerados historiadores culturales tonomasia del género humano (una gesta paradójicamente
de la ciencia, incluso damos por buena la etiqueta, y sin sin hechos físicos, sino intelectuales).
embargo discrepamos de la forma de entender las cosas
recién descrita y advertimos el pleonasmo, la redundancia Fijémonos en aquella historia de la ciencia moderna ela-
innecesaria que anida bajo la fórmula historia cultural de borada entre 1920 y 1970, la llamada gran tradición que
la ciencia. Toda historia, por definición, es historia cultural, hunde sus raíces en figuras como Herbert Butterfield, que
en la medida en que toda expresión o manifestación de conecta precisamente con la historia de las ideas de la
la actividad humana es culturalmente significativa o está Johns Hopkins (Lovejoy, Marjorie Hope Nicholson) y que
instalada en una trama que puede ser leída en términos se despliega con propiedad con el gran fresco de la Re-
culturales. Desde el momento en que aceptamos que la volución Científica trazado por Westfall, Bernard Cohen,
cultura (sea cuál sea la acepción de un término elusivo A.R. Hall o Koyré4.
pero no por ello prescindible) viene a ser, como se ha dicho
a menudo, la naturaleza del ser humano (no importa si la Era un formato historiográfico característico de una gran
consideramos primera o segunda naturaleza), habremos narrativa, centrado en ciertos héroes del pensamiento y en
de inferir que todo relato histórico recoge o reconstru- sus textos, una historia hecha de descubrimientos, teorías,
ye, explícita o implícitamente, de manera más diáfana, ideas y palabras. Su inconfundible aliento neoilustrado
consciente o todo lo contario, elementos y perfiles de las convertía los hechos del pasado en un relato ascendente
formas y los significados con que las distintas sociedades y progresivo de carácter emancipador. Reproducía el irre-
o grupos humanos emprenden cualquier actividad. mediable ascenso y la difusión de las luces.

Todo hecho científico, toda teoría o toda práctica rela- Frente a dicho formato surgieron nuevas propuestas de
cionada con el conocimiento de la naturaleza es un he- entender y practicar la disciplina desde mediados de la
cho profundamente cultural. Tal y como también es un década de 1980, algunas de las cuales han terminado
hecho social. Podríamos tomar el dictum de Bruno Latour por ser calificadas como historia cultural de la ciencia, un

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hecho que sin duda obedece al doble influjo de la historia dos a la antigua historia de las mentalidades (¿acaso la
cultural y los estudios culturales –dos campos muy dife- Historia del miedo en Occidente de Delumeau no es una
rentes– y que sin embargo tiende a esconder o a maquillar historia cultural?), hasta la nueva historia del libro y la
un dato fundamental: que el énfasis sobre la dimensión cultura escrita (Chartier), pasando por la sombra alargada
cultural en los estudios históricos de la ciencia se debió de Foucault y el postestructuralismo.

JUAN PIMENTEL
en un primer momento y fundamentalmente al impacto de
los SSK (estudios sociológicos del conocimiento científico), La historia cultural en el mundo anglosajón, por su parte,
al doble giro antropológico, pero también sociológico que es otro repertorio de tradiciones que guardan relación unas
experimentó la historia de la ciencia como disciplina5. con la historia del arte (con Panofsky, Gombrich y el Insti-
tuto Warburg), otras con los estudios sobre cultura popular
Así tenemos, por chocante que pueda parecer, que cuando (como los del propio Burke e incluso E.P. Thompson) o con
se habla de historia cultural de la ciencia se está haciendo los trabajos del americano Robert Darnton sobre el episo-
referencia a un dominio ciertamente difuso donde confluye dio de la matanza de los gatos en la época de la Revolución
una amalgama de miradas alternativas a la historia de la francesa o el negocio editorial de la Enciclopedia, por citar
ciencia more tradicional (vinculada a la historia intelec- algunos referentes conocidos.
tual y de las ideas), marcadas en cierto modo por los SSK,
aunque también –como es lógico– por la antropología, los Precisamente y a propósito de Darnton, la historia cultural
estudios culturales y la propia historia cultural (Dear, 1995, debe mucho al giro antropológico de las ciencias sociales
159; Golinski, 1998, 162-170). y en concreto a la antropología simbólica. Tras el estruc-
turalismo, la obra de Clifford Geertz, La interpretación de
Tenemos el caso sintomático de la UCLA, en cuyo departa- las culturas (1973), marcó un hito en este sentido y sigue
mento de historia se creó a principios de los ’90 un Center siendo un referente obligado. La descripción densa con que
for the Cultural History of Science que rápidamente fue retrató las famosas peleas de gallos en Bali tuvo la virtud
rebautizado como Center for Cultural Studies of Science, de desvelar el juego profundo y la pluralidad de significa-
Technology, and Medicine. Si echamos un vistazo a los dos que se movilizaban tras algo aparentemente trivial. La
programas de doctorado de historia de la ciencia en todo acción social pasaba a ser vista como un discurso al que el
el mundo, veremos que muchos incluyen asignaturas bajo etnógrafo –o cualquier estudioso de la conducta humana–
sendas fórmulas. se enfrentaba con el objeto de interpretar sus significados.
Los significados, los ritos y los símbolos se introducían así
Respecto a los estudios culturales, no parece exagerado en la agenda de todos los estudiosos e historiadores de la
afirmar que son un cajón de sastre en todo el mundo. Ori- cultura. El propio Geertz reconocía que su punto de vista
ginalmente remiten a Birmingham, donde allá por 1964 se nacía del interés creciente que, dentro de la antropología,
creó el Center for Contemporary Cultural Studies, dedicado pero también en el resto de las ciencias sociales, había
al estudio simultáneo del cine y los media, los museos, logrado despertar el papel de las formas simbólicas en la
la comunicación y la teoría social, un tipo de estudios vida humana6.
deudores de la Escuela de Frankfurt con un acento polí-
tico determinado. Por el contrario, los actuales estudios Cierto que ese interés se había desatado ya desde el es-
culturales en Estados Unidos están más relacionados con tructuralismo y la obra de Lévi-Strauss, pero el acento
la crítica literaria, los estudios de género y las culturas científico, explicativo, se trasladó hacia una orientación
marginales. más weberiana, más autoconsciente de la inconmensu-
rabilidad de la acción humana y más próxima al sentir
La historia cultural, a su vez, también comprende temas y de las ¿cómo llamarlas? ¿Humanidades, ciencias sociales?
trabajos muy dispares. Por un lado remite a cierta tradi- Sucede, sencillamente, que algunos historiadores siempre
ción germánica o centroeuropea. Pensamos en Burkhardt, se reconocieron mejor (nos hemos reconocido mejor, para
naturalmente, en el propio Norbert Elias, pero también en qué ocultarlo) en quienes –como Geertz– defendieron que
Huizinga, incluso en Cassirer. En Francia, por ejemplo, se su tarea o la nuestra, más que una ciencia experimental
encuentran ejemplos muy diversos, desde los más liga- en busca de leyes, era una ciencia interpretativa en busca

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de significado. Esta mirada nos resulta más ajustada a la Las comunidades científicas, sus reuniones y actividades,
naturaleza de nuestro objeto de estudio, esto es y preci- podían ser tratadas con la mirada etnográfica de quien
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por caso– de una tribu en la Polinesia. Frente a la manera
No sería difícil detectar la influencia de algunos de estos wigh (presentista) de abordar la tradición científica occi-
¿QUÉ ES LA HISTORIA CULTURAL DE LA CIENCIA?

ejemplos en la historia cultural de la ciencia, en absoluto dental, esa manera convencional de rescatar y proyectarse
un campo bien definido y delimitado como estamos vien- sobre los antecedentes de nuestras formas actuales de
do, pero sí al menos una perspectiva o una manera de conocimiento, la historia cultural de la ciencia ha tratado
acercarse al pasado de la ciencia marcada por una serie de acogerse a un lema antropológico que Shapin y Schaffer
de estrategias, preguntas, puntos de atención y tópicos ejercieron como pocos: play the stranger.
recurrentes. Veamos algunos.
El caso de los viajes también es un buen ejemplo. Siempre
se ha sabido que buena parte de la geografía, la cartogra-
3. Prácticas y representaciones fía, la historia natural e incluso la astronomía moderna
se habían nutrido de las observaciones y noticias recopi-
Quizás sean los dos términos más repetidos en los últimos ladas por los viajeros y los exploradores. Sin embargo, la
años: prácticas y representaciones. La historia cultural de antigua historia de la ciencia, centrada en los resultados
la ciencia los emplea por razones fáciles de explicar. y no en cómo se habían generado, tendía a silenciarlos
o al menos no los situaba en el centro del relato. Hoy
La noción de práctica viene a recordar algo tan elemental día, la proliferación de estudios sobre viajes y prácticas
como que los científicos no sólo hablan, no sólo dicen que viajeras en el seno de la nueva historia cultural de la
hacen cosas, sino que también las hacen. Las “prácticas ciencia no sólo es proverbial, sino también sintomática
experimentales” o las “prácticas médicas”, las “prácticas (Elsner y Rubies, 1999). Unos agentes y una actividad an-
de la historia natural” o las “prácticas de observación tes considerados menores resultan ahora de gran interés.
astronómicas”, cualquier escenario se ha transformado en En realidad, toda la actividad científica tiende a ser vista
un campo idóneo para estudiar el comportamiento de los hoy como una actividad que se comunica y se desplaza:
científicos y las formas de producir conocimiento. El libro la circulación del conocimiento ha devenido en uno de
de Shapin y Schaffer, El Leviatán y la bomba de aire (1985), los grandes tópicos de la historia de la ciencia actual
sigue ocupando un lugar destacado en este capítulo. El (Secord, 2004).
extrañamiento de la mirada antropológica sobre lo que
hacían Boyle y el resto de los honorables caballeros en el Otro tanto podría decirse de las prácticas sociales de los
laboratorio, así como el desplazamiento del interés desde científicos o de la propia actividad científica como práctica
las palabras y los textos hacia las reglas sociales que social, cuyo nacimiento en la temprana Edad Moderna ha
rigen las relaciones en las comunidades y el manejo de sido dibujado en el contexto de las relaciones de corte y las
los instrumentos, convirtieron la vida experimental en un de mecenazgo, como es el caso del libro de Mario Biagioli,
espacio abonado para indagar cuánto de artificial hay en Galileo Courtier. The practice of science in the culture of
la elaboración del conocimiento natural. Absolutism (1994).

La ciencia moderna, en cierto sentido, abandonaba aquel Así que el acento se ha ido desplazando desde el qué al
aire estilizado, abstracto, evanescente, para transformarse cómo, siendo éste uno de los rasgos más distintivos de
en una actividad sometida a una serie de contingencias una nueva historia de la ciencia que, como vemos, tiene
sociales y materiales. Y también dejaba de estar fijada a tanto de cultural como de social. Hoy día los historiadores
la palabra escrita y la teoría. Dejaba de ser exclusivamente ya no se preocupan tanto de los contenidos de la ciencia
una historia textual o libresca para convertirse también como de las formas con que los obtuvieron quienes los
en la historia de cómo se realizó tal o cual experimento y crearon, constatando por otra parte la estrecha relación
cómo se replicó en otro espacio o en otro momento, bajo –por no decir la fuerte dependencia– que hay entre lo
otras circunstancias. uno y lo otro.

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Ligado en cierta manera a esta preocupación por las 4. Cultura visual y material
formas de producción de conocimiento, aunque también
motivado por el giro lingüístico y la influencia de la El énfasis en las formas de producción y comunicación de
semiótica y del llamado literary criticism, tenemos el conocimiento, en sus medios de representación, así como
segundo término, representaciones, un término verdade- la fuerte conciencia de que la ciencia no sólo se dice –se

JUAN PIMENTEL
ramente polisémico y polifónico. La historia de la ciencia enuncia– sino que fundamentalmente se hace, ha moti-
también se ha visto anegada por este concepto tan car- vado una apreciable deriva hacia las dimensiones visuales
gado desde la epistemología y la filosofía del lenguaje. y materiales de la ciencia. En realidad, la deriva podría
Su sola mención pone sobre la mesa un hecho notable, ampliarse hacia sus aspectos físicos, tangibles o visibles.
la cercanía entre la actividad científica, la pintura, la Forma parte de la reacción comentada arriba contra la
poesía, la narrativa de ficción, el teatro y en general ciencia entendida como una abstracción, un producto in-
cualquier actividad humana impregnada por la poética material procedente del intelecto.
y la retórica.
Las manos y los ojos, los soportes materiales y las propias
Se han multiplicado los estudios que subrayan cómo el cosas han entrado en escena para los historiadores de la
lenguaje y el discurso científico, lejos de mimetizar los ciencia, de la misma forma que lo han hecho otros elemen-
fenómenos naturales estudiados, lejos de copiarlos asép- tos relacionados con lo físico y lo sensible (así, el cuerpo,
ticamente, los fabrican o si se prefiere los reconstruyen el espacio, la arquitectura y todo lo vinculado a los lugares
con el ánimo de persuadir o convencer a una comunidad donde se produce la ciencia, puesto que la propia noción de
(de expertos o legos, según el caso). Es decir, el lengua- cultura tiende a resaltar lo local frente a lo universal).
je científico hace cosas (interviene sobre la realidad) y
está dotado de los mismos aspectos comunicativos que Respecto a lo visual, qué duda cabe que vivimos una era
cualquier otro lenguaje. Es un lenguaje, en este sentido, de expansión del mundo de la imagen (Rodríguez de la Flor
poético y retórico. se refería a ello como una “hiperplasia de la imagen”). Los
estudios visuales han penetrado con fuerza en la historio-
Esto explica que se hayan estudiado las técnicas literarias grafía y en términos generales podemos decir que hoy día
de comunicación científica, la retórica de la objetividad, la los historiadores han dejado de considerar las imágenes
prosa o la estructura narrativa de los escritos científicos. como ilustraciones, para tratarlas como fuentes, suscep-
Palabras como argumentación o metáfora son hoy día co- tibles de ser interrogadas, leídas e interpretadas como si
munes en los estudios culturales de la ciencia. Precisamen- fueran un texto.
te y a modo de ejemplo, podemos citar el libro Darwin’s
Metaphor: Nature’s Place in Victorian Culture (1985), un En historia de la ciencia moderna se citan además otras
texto que trató de superar las divisiones disciplinares ac- circunstancias que han contribuido a revalorizar la imagen,
tuales para estudiar el darwinismo dentro de un amplio la vista y las artes visuales. Al fin y al cabo, como afirma
sistema de valores y referencias culturales en la época Norton Wise en la introducción de un monográfico de la
victoriana. No es casual que su autor, Robert M. Young, sea revista Isis dedicado a la ciencia y la cultura visual, “gran
el editor de la revista británica Science as culture, una de parte de la historia de la ciencia puede ser escrita en tér-
las publicaciones periódicas donde tienen cabida trabajos minos de cómo se hicieron visibles cosas nuevas”7.
de esta nueva orientación. Tampoco es casual que otra
revista se llame precisamente Representations, editada en Tenemos la propia importancia que los partidarios de la fi-
la UCLA. Pese a no estar centrada en historia de la ciencia, losofía natural moderna concedieron a los hechos sensibles
resulta ilustrativo ver cómo entre sus tópicos se encuen- sobre la autoridad de la palabra escrita. El contacto directo
tran mezclados algunos de los más recurrentes dentro de con los fenómenos naturales frente al saber textual –el
los estudios culturales y la historia cultural: junto a los triunfo del libro de la naturaleza frente al Libro– condujo
estudios de ciencia y tecnología, tenemos los de género, a exaltar la cultura visual. Se inventaron y perfeccionaron
cuerpo y sexualidad, raza y etnicidad, historia y memoria, nuevos instrumentos y métodos de observación. No ca-
narrativa y poética, cultura visual, etc. sualmente, una de las primeras academias científicas se

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llamó los Lincei, una elección que nos recuerda el papel Por último, es evidente que dicha orientación visual, ico-
de la agudeza visual en los tiempos fundacionales de la nográfica e incluso iconológica de los estudios sobre el
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nueva ciencia. Se generalizó la idea de que las imágenes pasado de la ciencia ha discurrido en paralelo con la re-
representaban las cosas de manera más fidedigna que valorización de la cultura material. Si nos preocupa cómo
el lenguaje y el discurso. Recordemos la cruzada de los se obtiene el conocimiento, nada más normal que nos
¿QUÉ ES LA HISTORIA CULTURAL DE LA CIENCIA?

modernos contra la retórica escolástica y el “ruido del interese con qué procedimientos y medios materiales se
mundo”. A falta de la presencia real de un objeto o un obtiene. Esto explica el lugar central que han adquirido
fenómeno, se llegó al acuerdo de que las imágenes los los instrumentos en la nueva historia de la ciencia. Los
sustituían mejor que las palabras. Merecían mayor crédito, instrumentos no son ya sólo “teoremas rectificados”, como
tenían un estatus epistemológico de mayor rango. Desde quería Bachelard, sino que han pasado a soportar toda una
entonces, la alianza entre iconografía y verdad se convirtió trama de ideas, prácticas, negocios y relaciones sociales
en un artículo de fe compartido por los partidarios de la que forman parte de la actividad científica. La construc-
ciencia moderna. ción, venta y difusión del instrumental científico, así como
su empleo y el conjunto de reglas no escritas que comporta
La relación entre ciencia y arte es mucho más acusada de éste para que las observaciones o los experimentos puedan
lo que nuestra economía binaria está dispuesta a admitir. Si ser replicados, forman parte de la literatura común hoy día
pensamos en lo que supuso la revolución de la pintura en el en historia de la ciencia.
Renacimiento, la alianza entre el dibujo y los tratados de me-
dicina, botánica e historia natural, no tardamos en apreciar Se escriben artículos y libros sobre la historia cultural
la importancia de lo artesanal y lo artificial en la confección del barómetro o el microscopio. Hemos aprendido detalles
del conocimiento, ese dios otrora incorpóreo que sólo desde decisivos sobre los prismas con que Newton realizó el ex-
tiempos recientes estamos aprendiendo a dotar de forma, perimento crucial para descomponer la luz y demostrar su
color, peso y medida, en una palabra, a materializarlo. teoría del color. La historia cultural de la ciencia tiene en
la historia cultural de la tecnología más que un apéndice
¿Y qué decir de la estampa y el grabado? El mecanismo de o un derivado.
reproducción de la imagen ideado a finales del siglo XV fue
tan decisivo en su día para la implantación y la expansión Igualmente, los historiadores de la medicina estudian
de la ciencia moderna, como luego ha sido ocultado por la los modelos anatómicos de cera; los de la biología y la
historiografía tradicional de la Revolución científica, cen- geología los fósiles y su comercio a través de las redes
trada en la imprenta de tipos móviles, en la reproducción científicas y diplomáticas del siglo XIX. Se han multipli-
de la palabra escrita y en su producto más característico, cado los estudios sobre coleccionismo y repositorios de
el libro. Se trata de un hecho muy sintomático. De nuevo objetos y productos naturales en gabinetes de curiosida-
tenemos otra versión del enfrentamiento ya comentado: des y museos de historia natural. Al igual que Appadurai
la antigua historia de la ciencia se ocupaba de las ideas y reivindicaba una historia social de las cosas, los historia-
la palabra escrita, frente a la nueva historia cultural de la dores de la ciencia hemos acabado por trazar biografías
ciencia, más interesada por las prácticas y las imágenes. de objetos científicos, haciendo hablar a esos spechless
objects, testigos antes mudos donde ahora se precipitan
Son muchos los estudios que transitan entre la ciencia y y proyectan relatos inéditos, discursos reveladores de los
el arte, estableciendo puentes y recordándonos el indiso- propósitos y las condiciones con que fueron fabricados
luble vínculo que hay entre lo que pensamos, hacemos y o adquiridos, puestos en circulación o exhibidos. En la
vemos, tres operaciones tan conectadas como lo están la introducción de uno de los textos que sirve para ilustrar
vista, las manos y el cerebro. Podemos mencionar en este este apartado, Things that talk. Objects lessons form Art
capítulo la dilatada obra de Martin Kemp, quien lleva una and Science (2004), Lorraine Daston, su editora, reconocía
vida trabajando en esta dirección, el volumen colectivo que su “colección de ensayos afronta y da por hecha la
C.A. Jones y P. Gallison (ed.) Picturing Science, Producing paradoja de que las cosas son materiales y a la vez están
Art (1998), o el citado monográfico de la revista Isis sobre dotadas de significado. Asumimos que la materia tiene
ciencia y cultura visual (Isis, 2006, 97). significado y viceversa”8.

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5. La ciencia como cultura ciencia9. Un historiador del electromagnetismo, en efecto,
debe entrar en contacto con las ecuaciones de Maxwell,
Bien mirado, es una afirmación que recoge los dos aspectos pero también con los diseños y planos del laboratorio que
quizás más característicos de la historia cultural de la cien- dirigió, los instrumentos que se conservan de entonces, las
cia, lo material y lo simbólico. La ciencia nos parece hoy técnicas pedagógicas que empleó con sus estudiantes en

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una actividad por una parte más tangible, más física, más Cambridge o las propias relaciones que había entre compe-
cercana a un bien de consumo o un producto que circula ticiones matemáticas y deportivas en la universidad.
en el espacio y con el que se comercia; y por otra, se nos
antoja como una práctica profundamente significativa de La tarea, en consecuencia, se ha diversificado notablemen-
la conducta humana, una actividad donde se plasman y te y se ha vuelto más penosa en cierto sentido. La historia
hacen visibles las estrechas relaciones entre orden natural cultural de la ciencia que se escribe hoy es una práctica
y orden social. sofisticada que ha logrado remodelar la imagen que tenía-
mos de la actividad científica y que se ha convertido en
En lugar de estudiar la ciencia en la cultura, la ciencia una referencia imprescindible dentro de la historia cultural,
es vista como cultura, una distinción que puede parecer como lo muestra la atención que le prestan algunos his-
escolástica, pero que revela concepciones muy diferen- toriadores destacados que no procedían de la historia de
tes de lo que es la ciencia y también de la propia tarea la ciencia y que han acabado por incorporar sus tópicos
del historiador. Respecto a la primera, una concepción y preocupaciones en su agenda y en sus investigaciones
cultural entiende la ciencia como una realidad diversa y (Darnton, Chartier, el propio Burke).
mutable (las culturas son diversas y mutables), diferente
a la antigua concepción universalista y permanente del La antigua visión textual, ideal y universal del conoci-
conocimiento. miento científico ha devenido en un conjunto de miradas
más fragmentarias sobre las prácticas, los significados, la
Respecto al trabajo de los historiadores culturales de la cultura visual y material de la actividad científica.
ciencia, viene definido por su visión integradora del campo
de visión y actuación de un historiador. Un historiador cul- Por descontado, como ocurre cuando las etiquetas respon-
tural de la ciencia, por ejemplo, no se contenta con saber den a modismos de época muy generalizados, junto al uso
cuándo fue traducido el tratado de Óptica de Newton o encontramos el abuso, una banalización fruto de una moda
cuando llegó a tal biblioteca o a cual ciudad. Tampoco que, como todas, tiene o puede tener algo de impostura.
induce de sendos hechos la arribada del newtonismo. Un ¿Quién no se acuerda de cierta historiografía marxista de
historiador cultural de la ciencia se pregunta cómo, cuán- los años ’70 que en realidad se limitaba a citar el materia-
do, de qué forma y con qué resultados se replicaron sus lismo histórico sin haber leído a Engles, a Feuberbach o a
experimentos; se interroga sobre el significado cultural del Hegel? No todo lo que se presenta como historia cultural
newtonismo; rastrea si al ser trasladado fuera de Inglaterra de la ciencia lo es. Y como sucede con cualquier orienta-
mantuvo las implicaciones antitrinitarias y latitudinarias ción, dentro de ésta hay trabajos de calidad desigual. Sólo
que había tenido en el contexto de los debates religiosos el tiempo juzgará qué aportaciones han sido relevantes,
y políticos en la Inglaterra de la Restauración o si por el pues una de las peculiaridades del trabajo historiográfico
contrario adoptó otras nuevas; permanece atento a las ma- bien hecho es que perdura aunque sea superado o pase
nifestaciones artísticas o poéticas que originó; se pregunta de moda, lo que provoca que ciertos trabajos antiguos
si su adopción llevó aparejada la de otras formas de newto- sigan diciendo y enseñando tanto, mientras que otros,
nismo filosófico o social (Locke, el lenguaje de la economía muy actuales o muy aggiornados, sean prescindibles. Al
política, etc.). Su batería de preguntas es amplia. fin y al cabo, como a los científicos o a los políticos, a los
historiadores conviene juzgarlos por lo que hacen y dan,
También son variadas las fuentes con las que trabaja: más que por lo que prometen o teorizan. La historiografía,
documentos, materiales, imágenes, espacios urbanos, etc. como género narrativo, muestra más de lo que dice. En
Lorraine Daston habla del tratamiento ecuménico de las realidad, sólo puede llegar a decir cosas –como quería
fuentes como el rasgo distintivo de la historia cultural de la Aristóteles– poniéndolas delante de los ojos.

doi: 10.3989/arbor.2010.743n1206 ARBOR  CLXXXVI  743  mayo-junio [2010]  417-424  ISSN: 0210-1963
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NOTAS rrero M. y Scholz, J.-M., Las ciencias
sociales y la modernización, Madrid,
1 Este texto tuvo su origen en mi par- Real Academia de Ciencias Morales y
Nº 743
ticipación en la mesa redonda sobre Políticas, pp. 33-53.
historia cultural de la ciencia, dentro Daston, L. (ed.) (2004): Things that talk.
¿QUÉ ES LA HISTORIA CULTURAL DE LA CIENCIA?

del seminario en homenaje a Peter Objects lessons from Art and Science,
Burke, una mesa en la que los organi- New York, Zone Books.
zadores nos propusieron como tema Dear, P. (1995): “Cultural history of Scien-
a discutir, precisamente: A double ce: An Overview with Reflections”,
bind? Perspectives on a Discipline. Science, Technology & Human Values,
2 Como los Principia de Newton o el vol. 20, n.º 2, pp. 150-170.
Quijote de Cervantes, Las dos cultu- Dear, P. (2001): Revolutionizing the Scien-
ras de Snow es un texto más citado ces, London: Palgrave (hay trad. al
que leído. Nos permitimos recomen- castellano: Marcial Pons, 2007).
dar la cuidada edición de Cambridge Elsner, J. and Rubies, J. P. (ed.) (1999): Vo-
University Press, que incluye las dos yages and Visions: Towards a Cultural
partes (la Rede Lecture de 1959 y The History of Travel, London, Reaktion
two cultures: a second look, 1963), Books.
introducidas por un extenso ensayo Gallison, P. (2008): “Ten problems in His-
de Stefan Collini: Snow, 1998. tory and Philosofphy of Science”, Isis,
3 Gallison, 2008, 112. vol. 99, pp. 111-124.
4 Para una visión panorámica de esta Geertz, C. (1973): The interpretation of cul-
tradición historiográfica, véase el tures, New York, Basic Books.
monográfico que publicó la revista Golinski, J. (1998): Making natural
Isis con ocasión del 75 aniversario de knowledge. Constructivism and the
la fundación de la Sociedad de His- history of science, Cambridge, Cam-
toria de la Ciencia (Isis, 1999). Para bridge University Press.
un público más ancho, Shapin, 1996; Isis, 1990, vol. 90. Suppl: Catching up with
Dear, 2001. the vision.
5 Dear, 1995, 159. Secord, J. (2004): “Knowledge in transit”,
6 Geertz, 1973, 29. Isis, vol. 95, pp. 654-672.
7 Wise, 2006, 75. Shapin, S. and Schaffer, S. (1985): Levia-
8 Daston, 2004, 17. than and the Air-Pump. Hobbes, Boyle
9 Daston, 2002, 48. and the Experimental Life, Princeton,
Princeton University Press (hay trad.
castellano: Quilmes, 2006).
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miento, Madrid, Paidós. bridge, Cambridge University Press.
Recibido:  1 de diciembre de 2008 Daston, L. (2002): “Knowledge and Science: Wise, N. (2006): “Making visible”, Isis,
Aceptado:  1 de junio de 2009 the new history of science”, en He- vol. 97, pp. 75-82.

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