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Era un día típico de julio, cálido y soleado, y la ciudad estaba llena de vida y
movimiento. Sin embargo, para Jane, todo parecía estar en cámara lenta. Sus
pensamientos estaban en otra parte.
Había conocido a un hombre hacía unos días en una cafetería local. Se habían
encontrado por casualidad mientras esperaban en la fila para pedir su café, y
habían empezado a hablar. El hombre, llamado Alex, era atractivo y simpático, y
Jane se había sentido inmediatamente atraída por él.
Mientras caminaba por el parque, vio a lo lejos a alguien que se parecía a Alex. Su
corazón latió con fuerza en su pecho mientras se acercaba, pero cuando llegó más
cerca, se dio cuenta de que no era él. Sintió una punzada de decepción, pero
siguió caminando.
De repente, oyó un sonido detrás de ella. Se dio la vuelta y vio a Alex corriendo
hacia ella.
Jane se quedó boquiabierta mientras Alex se acercaba a ella. Se dio cuenta de que
se había arreglado especialmente para la ocasión: llevaba una camisa blanca y
unos pantalones de vestir, y se había peinado el cabello cuidadosamente.
-Hola Alex -dijo Jane, sintiéndose un poco abrumada-. No esperaba verte aquí.
-Te vi caminando por el parque y decidí seguirte -dijo él, sonriendo-. ¿Te importa
si caminamos juntos?
Jane sonrió, sintiéndose un poco tímida. A pesar de que quería pasar tiempo con
él, no estaba segura de cómo empezar una conversación.
Los dos empezaron a caminar juntos, hablando de todo y de nada. A medida que
la tarde avanzaba, Jane se dio cuenta de que se sentía cada vez más cómoda con
Alex. Era fácil hablar con él, y parecía estar interesado en todo lo que ella decía.
Descubrieron que tenían mucho en común: ambos amaban la música, les gustaba
viajar y disfrutaban de los deportes al aire libre. Hablaban de sus sueños y de sus
pasatiempos, y descubrieron que tenían una conexión especial.
Cuando llegaron a un lago dentro del parque, Alex sugirió que se sentaran en un
banco para descansar un poco. Mientras miraban el agua, Jane se dio cuenta de
que no podía evitar mirar a Alex. Era guapo, con unos ojos azules profundos y una
sonrisa encantadora. Jane se sentía cada vez más atraída por él.
Jane se sonrojó al escuchar las palabras de Alex. Era justo lo que ella había estado
esperando escuchar. Tomó aire y respondió:
Alex sonrió y se acercó aún más a ella. Se inclinó y la besó suavemente en los
labios. Jane cerró los ojos y se entregó al beso, sintiendo que todo lo demás
desaparecía.
Mientras se despedían esa noche, Alex tomó la mano de Jane de nuevo y dijo:
-Esta ha sido una de las mejores citas que he tenido en mucho tiempo. Espero que
podamos hacer esto de nuevo pronto.
Finalmente, Alex habló. "Jane, hay algo que quiero decirte", dijo en voz baja.
"Desde que te vi en la cafetería, no he dejado de pensar en ti. Me siento atraído
por ti de una manera que no puedo explicar. Quiero pasar más tiempo contigo,
conocerte mejor y ver a dónde nos lleva esto".
Jane sintió un escalofrío recorrer su cuerpo mientras escuchaba a Alex. Era lo que
había estado esperando, pero al mismo tiempo, estaba nerviosa por lo que podría
significar.
"Yo también siento lo mismo", dijo Jane, sonriendo tímidamente. "Me encantaría
pasar más tiempo contigo y ver adónde nos lleva esto".
Alex pareció aliviado, y la sonrisa que le dio a Jane hizo que se sintiera aún más
atraída por él. Se sentaron juntos en silencio, disfrutando del cálido sol de verano
y el sonido del agua del lago.
Finalmente, Alex rompió el silencio. "¿Te gustaría salir a cenar conmigo esta
noche?", preguntó. "Sé que es un poco repentino, pero me encantaría que
pasáramos más tiempo juntos".
Alex le dio los detalles de la cita y se despidió de ella con un beso en la mejilla
antes de irse. Jane se quedó sentada en el banco, sintiéndose como si estuviera
flotando en el aire.
¿Qué pasaría en su cita? ¿Se sentirían aún más atraídos el uno por el otro, o
descubrirían que no eran compatibles? Solo el tiempo lo diría.
Jane se levantó del banco y empezó a caminar hacia su apartamento, llena de
emoción y expectación por lo que el futuro les depararía.