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Las c�lulas del tejido epitelial presentan formas variadas y se disponen unas junto
a otras, sin dejar espacios entre ellas. Recubren las superficies externas e
internas del cuerpo y realizan una gran variedad de funciones: absorci�n de
nutrientes (las c�lulas del epitelio intestinal presentan numerosas vellosidades
para incrementar la superficie de absorci�n); secreci�n de muchas sustancias, como
mucosidades, la grasa de la piel, sudor, l�grimas, enzimas digestivas u hormonas;
protecci�n contra las lesiones o recepci�n de est�mulos sensoriales de todo tipo
(para lo cual adoptan estructuras muy especializadas y alcanzan un nivel de
sensibilidad extremo). Las c�lulas del h�gado est�n especializadas en degradar
muchas de las sustancias t�xicas que podamos ingerir.
Las neuronas son las principales componentes del sistema nervioso. Son c�lulas muy
ramificadas que establecen m�ltiples conexiones entre s� por medio de sustancias
qu�micas y por las cuales se desplazan impulsos el�ctricos. Nos permiten aprender y
pensar. Est�n rodeadas de otro tipo de c�lulas, las de la gl�a. Antes se cre�a que
�stas s�lo realizaban funciones de nutrici�n y protecci�n de las neuronas, pero hoy
se sabe que intervienen en las conexiones neuronales y modulan procesos como la
memoria. Tambi�n podr�an desempe�ar un papel en la reparaci�n del tejido nervioso.
Otros componentes especiales de nuestro cuerpo son las c�lulas reproductoras (los
�vulos, enormes sacos de materias nutritivas para alimentar al embri�n en sus
primeras etapas, y los espermatozoides, simples veh�culos del material gen�tico del
var�n) y las c�lulas madre, c�lulas con una capacidad variable de diferenciaci�n,
que est�n presentes en muchos de nuestros tejidos (salvo, por desgracia, algunos de
los m�s vulnerables, como la corteza cerebral). Las c�lulas madre pueden
especializarse en diferentes tipos celulares en funci�n de las necesidades (para
reparar una lesi�n, por ejemplo).
Nuestro particular zoo celular se completa con �otras� c�lulas: las de miles de
especies de bacterias, hongos y otros peque�os seres que pululan por muchos de los
recovecos �ntimos de nuestro cuerpo. En realidad, son parte de nosotros: su n�mero
supera muy ampliamente al de nuestras c�lulas humanas, realizan multitud de tareas
para nosotros, como absorber nutrientes o protegernos de intrusos peligrosos, y si
desaparecieran de golpe todas es muy probable que muri�ramos.