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LA CONQUISTA DE LA VERDAD:

Si para el negro africano el mundo es la Belleza porque su ser logra una plena
encarnación formal, para el asiático el mundo es la Verdad porque la forma es
ilusoria, es maya, es un simple vehículo, una mera revelación, un reflejo
empañado de ella. «De lo irreal llévame a lo real», es la plegaria por excelencia
de la religión hinduista, porque la forma es apenas el débil destello y, por lo
tanto, la versión engañosa y precaria de la recóndita realidad del espíritu. No
quiere decir esto que la forma no exista en el plano objetivo o que no debemos
contar con ella, sino que no puede nunca traducir completamente la esencia
profunda de la Verdad, a la manera como el virtuoso no alcanza a traducir en
su plenitud el sentido último que puso el artista creador en su obra. Así se
comprende que el centro vital del Oriente resida íntegramente en la sabiduría.
Para su ser es una necesidad vital alcanzar el sentido último, la fuente
primigenia, no sólo de la existencia humana, sino de la existencia total del
Cosmos.
SABIDURIA Y PODER:
En el Occidente la sabiduría consiste más que en la posesión de la verdad, en
la investigación, en la rebusca de ella. Más que la meta, que sabe ya de
antemano que es inaccesible, al científico le atrae la voluptuosidad del camino
hacia el conocimiento. El sabio occidental siente la embriaguez del camino. La
ciencia es, hasta cierto punto, hedonista, sensual, voluptuosa y, en algunos
casos -en aquellos que encarna mejor este espíritu- es casi báquica y
orgiástica. De allí que la facultad racional haya sido elevada hacia el pináculo
de la inteligencia y que haya usurpado todas las otras valías esenciales del ser
humano. Más que la verdad, a Europa le ha interesado siempre la
demostración de ella, el camino lógico, la prueba y la contraprueba del proceso.
Nunca el mundo discutió más, con mayor superficialidad y esterilidad, que en el
llamado Siglo de las Luces o en el Medioevo con la Escolástica. Todavía se
sigue ergotizando sin alcanzar verdad sustancial alguna en el orden de la
creación, de la superación y de la vida misma.

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