pero cuando seas viejo, extenderás los Eucaristía, para que Dios atienda nues-

brazos y otro te ceñirá y te llevará a donde
no quieras”. Esto se lo dijo para indicarle
con qué género de muerte habría de glorifi-
car a Dios. Después le dijo: “Sígueme”.
Palabra del Señor
R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.
7 Profesión de fe
Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador
del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo, .............
tras súplicas y nos lleve a la vida eterna. Semanario Litúrgico Nº 2130
Oremos.
Se pueden añadir algunas intenciones libres. NuestraIglesia Arquidiócesis de Guayaquil
Padre, te hemos presentado nuestra
plegaria, acógela y a través de tu Iglesia III DOMINGO DE PASCUA • CICLO C • MAYO 01, 2022
concede al mundo la paz de tu hijo resucita-
do. Por Jesucristo nuestro Señor. R/. Amén.
LITURGIA DE LA EUCARISTÍA
(sólo la reza el sacerdote)

8 Oración de los fieles 10 Oración sobre las ofrendas

Hemos sido testigos de la resurrección del Recibe, Señor, las ofrendas de tu Iglesia
Hijo unigénito del Padre, y ahora ponemos exultante de gozo, y así como nos prodi-
ante su mirada nuestros problemas y los del gaste tanta alegría, en la resurrección de
mundo, diciendo: Rey vencedor, escúcha- tu Hijo, concédenos disfrutar del gozo
nos. eterno. Por Jesucristo, nuestro Señor.
R/. Amén.
1. Por la Iglesia para que se deje guiar por
la mano del Espíritu que nos lleva siem- 11 Oración para después de la Comunión
pre hacia el Padre. Oremos. Mira, Señor con bondad a tu pueblo, y
2. Por todos los pueblos que aun no te cono- así como has querido renovarlo con estos
cen para que la Verdad de tu evangelio
les llegue y con ella la salvación que
sacramentos de vida eterna, concédele lle-
gar a la incorruptible resurrección de la hu
Reavivar la esperanza
brota de tu resurrección. Oremos. manidad glorificada. Por Jesucristo, nues-
3. Por los enfermos y por aquellos que los tro Señor. R/. Amén
atienden para que la esperanza de la
El texto nos relata el encuentro de Jesús dante. Es entonces cuando se dan cuenta
resurrección sea su refugio y cobijo en
resucitado con sus discípulos a orillas del que es el Señor resucitado.
estos momentos de dificultad. Oremos. lago de Galilea. Los cristianos, en ese mo-
4. Por todos nosotros, presentes en esta mento, vivían situaciones de prueba y per- En nuestros días también nos resulta difícil
secución, tanto que algunos renegaban de reconocer a Jesús resucitado. Estamos tal
Santoral y Lecturas diarias | 02 AL 08 DE MAYO DE 2022
su fe. Su objetivo, entonces, era ayudarles vez muy preocupados por salir adelante con
L 02 S. ATANASIO, obispo y Dr. de la Iglesia • Hch 6, 8-15/ Sal 118/ Jn 6, 22-29 a descubrir la presencia del Señor en me- nuestros propios medios y no nos damos
M 03 S. FELIPE Y SANTIAGO, apóstoles • 1 Cor 15, 1-8/ Sal 18/ Jn 14, 6-14 dio de los fracasos. cuenta que Él nos habla desde el Evangelio
M 04 B. EMILIO MOSCOSO, mártir • Hch 8, 1-8/ Sal 65/ Jn 6- 35-40
y nos alimenta en la Eucaristía.
J 05 S. ÁNGEL DE SICILIA, presbítero y mártir • Hch 8, 26-40/ Sal 65/ Jn 6, 44-51
V 06 S. DOMINGO SAVIO • Hch 9, 1-20/ Sal 116/ Jn 6, 52-59 Según la narración de San Juan, los discí-
S 07 B. MARÍA DE SAN JOSÉ, virgen • Hch 9, 31-42/ Sal 115/ Jn 6, 60-69 pulos, después de la crucifixión de su Los cristianos saldremos de todas las crisis
D 08 DOMINGO MUNDIAL DE ORACIÓN POR LAS VOCACIONES • Hch 13,14. 43-52/ Sal 99/ Ap 7,9.14-17/ Jn 10, 27-30 Maestro, han vuelto a sus labores habitua- si renovamos nuestra confianza en Jesús y,
les: a la pesca. Luego de pasar toda la en su nombre, volvemos a lanzar las redes.
noche pescando, no lograron ningún re- Él nos ayudará a abandonar el desaliento y
sultado. Al amanecer, Jesús se presenta la desesperanza y a anunciar el Evangelio
como un desconocido y les dice que lan- con toda seguridad y pasión. ¿Cómo reavi-
cen las redes; lo hacen y la pesca es abun- var nuestra esperanza en Cristo resucita-
do?
Semanario Litúrgico Nº 2130 - Tiraje: 343.000 - Director: P. César Piechestein
@arquidiocesisgye
www.arquidiocesisdeguayaquil.org.ec
Se dice gloria
1 Oración colecta
Que tu pueblo, oh Dios, exulte de gozo
al verse rejuvenecido en el espíritu, y que,
por la alegría de haber recobrado la adop-
ción filial, aguarde el día de la resurrección
con la esperanza cierta de la felicidad
LITURGIA DE LA PALABRA
2 Primera Lectura
La persecución de la Iglesia es por obe-
decer a Dios antes que a los hombres.
Los apóstoles continuaron su predica-
ción con la ayuda del Espíritu Santo a
pesar de las amenazas y el riesgo de ser
encarcelados.
Del libro de los Hechos de los Apóstoles
5, 27 - 32. 40 - 41
En aquellos días, el sumo sacerdote
reprendió a los apóstoles y les dijo: “Les
hemos prohibido enseñar en nombre de
ese Jesús; sin embargo, ustedes han llena-
do a Jerusalén con sus enseñanzas y quie-
ren hacernos responsables de la sangre de
ese hombre”.
Pedro y los otros apóstoles replicaron:
“Primero hay que obedecer a Dios y luego
a los hombres. El Dios de nuestros padres
resucitó a Jesús, a quien ustedes dieron
muerte colgándolo de la cruz. La mano de
Dios lo exaltó y lo ha hecho Jefe y Salva-
dor, para dar a Israel la gracia de la conver-
sión y el perdón de los pecados. Nosotros
somos testigos de todo esto y también lo
es el Espíritu Santo, que Dios ha dado a los
que lo obedecen”.
Los miembros del sanedrín mandaron
azotar a los apóstoles, les prohibieron
hablar en nombre de Jesús y los soltaron.
Ellos se retiraron del sanedrín, felices de
haber padecido aquellos ultrajes por el
nombre de Jesús.
Palabra de Dios.
R/. Te alabamos, Señor.
eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu
Hijo, que vive y reina contigo en la unidad
del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de
los siglos.
R/. Amén
3 Salmo responsorial [29]
R/. Te alabaré, Señor, eternamente. Alelu-
ya.
Te alabaré, Señor, pues no dejaste
que se rieran de mí mis enemigos.
Tú, Señor, me salvaste de la muerte
y a punto de morir, me reviviste.
R/. Te alabaré, Señor, eternamente. Alelu-
ya.
Alaben al Señor quienes lo aman,
den gracias a su nombre,
porque su ira dura un solo instante
y su bondad, toda la vida.
El llanto nos visita por la tarde;
por la mañana, el júbilo.
R/. Te alabaré, Señor, eternamente. Alelu-
ya.
Escúchame, Señor, y compadécete;
Señor, ven en mi ayuda.
Convertiste mi duelo en alegría,
te alabaré por eso eternamente.
R/. Te alabaré, Señor, eternamente. Alelu-
ya.
4 Segunda Lectura
San Juan contempla, en una visión, a
Jesucristo como el Cordero de Dios.
Éste aparece rodeado de una corte de
seres que representan a toda la crea-
ción y allí el Cordero recibe el culto, el
honor y la gloria.
Del libro del Apocalipsis del apóstol san
Juan 5, 11 - 14
Yo, Juan, tuve una visión, en la cual oí
alrededor del trono de los vivientes y los
ancianos, la voz de millones y millones de
ángeles, que cantaban con voz potente:
“Digno es el Cordero, que fue inmolado,
de recibir el poder y la riqueza, la sabiduría
y la fuerza, el honor, la gloria y la alabanza”.
Oí a todas las creaturas que hay en el
cielo, en la tierra, debajo de la tierra y en el
mar –todo cuanto existe-, que decían:
“Al que está sentado en el trono y al
Cordero, la alabanza, el honor, la gloria y el
poder, por los siglos de los siglos”.
Y los cuatro vivientes respondían: “A-
mén”. Los veinticuatro ancianos se postra-
ron en tierra y adoraron al que vive por los
siglos de los siglos.
Palabra de Dios.
R/. Te alabamos, Señor.
5 Aclamación antes del Evangelio
R/. Aleluya, aleluya
Resucitó Cristo, que creó todas las co-
sas y se compadeció de todos los hom-
bres.
R/. Aleluya.
6 SANTO EVANGELIO
Jesús está con sus discípulos, aunque
ellos no lo reconocen. Está presente en
el trabajo, en el esfuerzo. Se hace pre-
sente por los signos del pan comparti-
do. Pedro recibe la encomienda del
pastoreo universal.
Del santo Evangelio según san
Juan 21, 1 - 19
En aquel tiempo, Jesús se les apareció
otra vez a los discípulos junto al lago de
Tiberíades. Se les apareció de esta manera:
Estaban juntos Simón Pedro, Tomás
(llamado el Gemelo), Natanael (el de Caná
de Galilea), los hijos de Zebedeo y otros dos
discípulos. Simón Pedro les dijo: “Voy a
pescar”. Ellos le respondieron: “También
nosotros vamos contigo”. Salieron y se
embarcaron, pero aquella noche no pesca-
ron nada.
Estaba amaneciendo, cuando Jesús se
apareció en la orilla, pero los discípulos no
lo reconocieron. Jesús les dijo: “Muchachos,
¿han pescado algo?”. Ellos contestaron:
“No”. Entonces él les dijo: “Echen la red a la
derecha de la barca y encontrarán peces”.
Así lo hicieron, y luego ya no podían jalar la
red de tantos pescados.
Entonces el discípulo a quien amaba
Jesús le dijo a Pedro: “Es el Señor”. Tan
pronto como Simón Pedro oyó decir que era
el Señor, se anudó a la cintura la túnica,
pues se la había quitado, y se tiró al agua.
Los otros discípulos llegaron en la barca,
arrastrando la red con los pescados, pues
no distaban de tierra más de cien metros.
Tan pronto como saltaron a tierra, vieron
unas brasas y sobre ellas un pescado y pan.
Jesús les dijo: “Traigan algunos pescados
de los que acaban de pescar”. Entonces
Simón Pedro subió a la barca y arrastró
hasta la orilla la red, repleta de pescados
grandes. Eran ciento cincuenta y tres, y a
pesar de que eran tantos, no se rompió la
red. Luego les dijo Jesús: “Vengan a almor-
zar”. Y ninguno de los discípulos se atrevía
a preguntarle: “¿Quién eres?”, porque ya
sabían que era el Señor. Jesús se acercó,
tomó el pan y se lo dio y también el pescado.
Esta fue la tercera vez que Jesús se
apareció a sus discípulos después de resu-
citar de entre los muertos.
Después de almorzar le preguntó Jesús a
Simón Pedro: “Simón, hijo de Juan, ¿me
amas más que éstos?”. Él le contestó: “Sí,
Señor, tú sabes que te quiero”. Jesús le dijo:
“Apacienta mis corderos”.
Por segunda vez le preguntó: “Simón, hijo
de Juan, ¿me amas?”. Él le respondió: “Sí,
Señor, tú sabes que te quiero”. Jesús le dijo:
“Pastorea mis ovejas”.
Por tercera vez le preguntó: “Simón, hijo
de Juan, ¿me quieres?. Pedro se entristeció
de que Jesús le hubiera preguntado por ter
cera vez si lo quería y le contestó: “Señor, tú
lo sabes todo; tú bien sabes que te quiero”.
Jesús le dijo: “Apacienta mis ovejas.
Yo te aseguro: cuando eras joven, tú mis-
mo te ceñías la ropa e ibas a donde querías;