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Antimonio

Por Fernando González


¿Qué es el antimonio?

El antimonio es un elemento químico que forma parte del


grupo de los metaloides de número atómico 51 situado en el
grupo 15 de la tabla periódica de los elementos. Su nombre y
abreviatura (Sb) procede de estibio, término hoy ya en
desuso, que a su vez procede del latín stibium ("Banco de
arena gris brillante").

Este elemento semimetálico tiene cuatro formas alotrópicas.


En su forma estable es un metal blanco azulado. El
antimonio negro y el amarillo son formas no metálicas
inestables. Principalmente se emplea en aleaciones
metálicas y algunos de sus compuestos para dar resistencia
contra el fuego, en pinturas, cerámicas, esmaltes,
vulcanización del caucho y fuegos artificiales.

Historia:

Estudios arqueológicos e históricos indican que el antimonio y sus sulfuros han sido
usados por los humanos al menos durante los últimos 6 milenios. En la antigüedad
la antimonita o estibina, Sb2S3, la forma más común de sulfuro de antimonio fue el
principal ingrediente del “kohl”, una pasta negra usada por los egipcios, entre otros,
como maquillaje para los ojos.2​Los babilonios conocían la forma de obtener
antimonio de sus compuestos y lo usaban como ornamento para vasijas.

Usos del antimonio


Desde que la batería eléctrica de plomo y ácido fue desarrollada en el siglo XX, ha
sido en gran medida la batería secundaria más importante por todo el mundo. Se
utilizan en vehículos de motor, o como baterías industriales.
Las baterías eléctricas industriales incluyen las baterías de acumuladores de
tracción en las locomotoras de las minas, carros de golf, y así sucesivamente,
baterías de «energía de emergencia». El antimonio en aleación con plomo es usado
para ciertas piezas de los acumuladores eléctricos para las cuales la resistencia a la
corrosión es necesaria.
El antimonio se ha utilizado como un endurecedor para el
plomo usado en la munición.
En los Estados Unidos su uso se confina en gran parte a la fabricación de balas y
perdigones. La contaminación del agua subterránea, del suelo y de la cadena trófica
con el tóxico plomo ha preocupado por muchos años, y las regulaciones
ambientales han conducido al reemplazo del plomo del antimonio con una aleación
de tungsteno.
El metal que se emplea para la fabricación de
caracteres y demás material tipográfico se obtiene con
una aleación de plomo, antimonio y estaño. El plomo se
usa por la fácil fusión y para que la aleación sea dúctil y
compacta. El antimonio sirve para dar más resistencia
al metal con el fin de que no se aplaste tan fácilmente
durante las repetidas y numerosas tiradas.

Obtención:
El antimonio se encuentra en la naturaleza en numerosos minerales, aunque es un elemento
poco abundante. Pero es posible encontrarlo libre, normalmente está en forma de sulfuros; la
principal mena de antimonio es la antimonita (también llamada estibina), Sb2S3.20​

Mediante el tostado del sulfuro de antimonio se obtiene óxido de antimonio (III), Sb2O3, que se
puede reducir con coque para la obtención de antimonio.

2Sb2O3 + 3C → 4Sb + 3CO2


También se puede obtener por reducción directa del sulfuro, por ejemplo con chatarra de hierro:

Sb2S3 + 3Fe → 2Sb + 3FeS

Compuestos:

Sus estados de oxidación más comunes son el 3 y el 5.

Los términos antimonio crudo y crudum se aplican al mineral que contiene más de
90 por ciento de antimonio, y al mineral del sulfuro licuado, que es esencialmente
una mezcla del antimonio-sulfuro que contiene 70 por ciento o más antimonio. El
metal refinado del antimonio es la forma común estable de antimonio.
Peligros:
El antimonio y muchos de sus compuestos son tóxicos, debiéndose tener los mayores cuidados
posibles en su manipulación. Reacciona violentamente con oxidantes fuertes (ejemplo:
halógenos, permanganatos alcalinos y nitratos) originando riesgo de incendio y explosión.
Reacciona en medio ácido con hidrógeno naciente produciendo un gas muy tóxico (estibamina).
Estos compuestos se forman en presencias de metales atacables por el ácido que se está
usando, como por ejemplo el hierro, por lo que nunca deben emplearse objetos metálicos
(recipientes, pinzas, etc.) cuando se limpien con ácido minerales de antimonio.

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