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▷ El sabor de los alimentos, arsenal terapéutico de la


Medicina Tradicional China
Por FEMTC

8-9 minutos

La Medicina Tradicional China (MTC), como todo sistema sanitario tiene como
objetivo preservar y recobrar la salud del individuo. Pero como medicina
energética, busca el equilibrio energético como fin para conseguir el
restablecimiento de la salud.

Para recobrar este estado de equilibrio energético analiza cómo y cuándo se


produce esta desarmonía, analizando todos los condicionantes que han
provocado dicho desajuste y buscar las actuaciones idóneas para su
restablecimiento, teniendo en cuenta, no solamente las alteraciones producidas
en el mismo individuo, sino también las que influyen en el ambiente, en su
entorno.

De hecho, la definición de Salud propuesta por la OMS, es la que más se ajusta a


la MTC, “estado de completo bienestar físico, psíquico, mental y social del individuo
con su entorno y no solo la ausencia de enfermedades.”

Técnicas terapeúticas en Medicina China


La MTC, en la consecución de todos estos objetivos dispone de diferentes
técnicas terapéuticas a su alcance, que se pueden diferenciar en cinco grandes
bloques:

Acupuntura: se trata de la inserción de finísimas agujas en determinados


puntos, altamente energéticos, los puntos acupunturales, que favorecen la
circulación energética y por ende, el equilibrio energético, con lo que se
conseguirá el restablecimiento de la salud y finalmente combatir la
enfermedad.
Moxibustión: se fundamenta en la aplicación de calor en estos mismos
puntos acupunturales. Esta transmisión de calor mejora las funciones
terapéuticas de las agujas. Suele utilizarse  combinada con la acupuntura.
Tuina: el uso de técnicas manipulativas y la realización de ciertos masajes,
incidiendo en el recorrido de los meridianos y en los mismos puntos
acupunturales.
Fitoterapia: uso de las plantas medicinales en la terapéutica clínica, aunque
no solamente, son de uso las materias de origen vegetal, sino también las
de origen animal y mineral
Qi Gong: la realización de ciertos ejercicios son efectivos en el control y
desarrollo de la energía y de su circulación.

Independientemente de la técnica terapéutica que sea de utilidad, siempre se


sigue el mismo principio terapéutico, recuperar el equilibrio energético. Para ello
pueden ser de utilidad las combinaciones entre dichas técnicas terapéuticas.

En el entendimiento de las patologías según la MTC, es fundamental una de sus


teorías fundamentales, la Teoría de los Cinco Movimientos o de los Cinco
Elementos, no solamente en el aspecto fisiológico, sino también en el aspecto
patológico y terapéutico.

En la teoría de los Cinco Elementos, cada uno de ellos corresponde con los
elementos básicos del universo: fuego, tierra, metal, agua y madera. Al mismo
tiempo cada uno de ellos representa a determinados órganos del ser  humano y
también se corresponden con un sabor determinado. Con todo ello se pueden
explicar, no solamente los fenómenos que se producen en la naturaleza, sino
también, todos los movimientos fisiológicos y patológicos que se dan en los
seres vivos.

Estas leyes son ciertas y constituyen un aspecto muy importante en el


diagnóstico, pero nunca deben considerarse como únicas posibilidades.

LEY DE LOS CINCO MOVIMIENTOS


Atendiendo a las relaciones con los sabores se pueden contrarrestar no
solamente la evolución de la patología sino también el inicio de la terapia.

Para explicar las relaciones fisiológicas que se producen con los sabores

Picante: corresponde al elemento Metal y al órgano Pulmón. Se caracteriza


por realizar una estimulación de la circulación energética y de la sangre, al
mismo tiempo que también es responsable de un aumento de la
sudoración, de la apertura de los poros y estimular la salida de líquidos, de
sudor. Como se puede observar el picante genera el Riñón y cómo éste
controla la Vejiga. Con el sabor picante se favorece la apertura del esfínter
y por tanto la eliminación de líquidos al exterior
Salado: Corresponde al elemento Agua y al órgano Riñón. Se caracteriza
por retener agua y aportar electrolitos, con lo que el Hígado puede realizar
mejor sus funciones metabólicas. 
Ácido: Corresponde al elemento Madera y al órgano Hígado. Todas las
sustancias que son ácidas aportan protones y son necesarios para el buen
funcionamiento del Corazón, el cual dispone de un músculo
autoestimulable, por la bomba de protones. Por tanto ese sabor ácido, en
su justa medida, mejora el funcionamiento de Corazón.
Amargo: corresponde con el elemento Fuego y con el órgano Corazón, y se
caracteriza por estimular la secreción de jugos gástricos, estimular el
proceso digestivo, de ahí que los alimentos amargos sean digestivos. De
hecho los aperitivos son bebidas amargantes.
Dulce: corresponde con el elemento Tierra y con el órgano Bazo. Con el
sabor dulce se hidrata y suaviza la garganta, con lo que se mejora la
ventilación pulmonar. Por tanto el sabor dulce mejora las funciones de
Pulmón.

Y así sucesivamente.

Esto, llevado a práctica clínica, resulta que, solamente teniendo en cuenta los
sabores, se pueden mejorar funciones de los diferentes órganos del ser humano
y de esta forma regular sus funciones fisiológicas.

Ahora bien, esto mismo también se puede interpretar con los aspectos
patológicos del ser humano, el cual, con el uso desmesurado de alguno de sus
elementos, o de sus sabores, se altera patológicamente el órgano
correspondiente.

Picante: teniendo en cuenta los elementos, el Metal explota a Madera


disminuyendo sus actividades. El sabor picante controla las actividades del
Hígado. De hecho, cuando un individuo presenta una afección hepática no
soporta los alimentos de sabor picante. 
Ácido: La Madera explota a Tierra. Un consumo excesivo de ácido termina
afectando a Estómago, produciendo úlceras. Del mismo modo, individuos
aquejados de debilidad en la mucosa gástrica no permiten el uso de
alimentos ácidos.
Dulce: La Tierra explota al Agua.  El dulce ya se conoce como el ladrón del
calcio, con lo que un exceso de dulce termina afectado a las funciones de
Riñón, teniendo en cuenta que este órgano es el que se encarga del buen
funcionamiento de los huesos. “Todo lo que es bueno para el Bazo es malo
para el espinazo”.  Los individuos muy obesos tienen problemas de sustento
por parte de los huesos con lo que no deben excederse en el consumo de
dulces  
Salado: El Agua explota a Fuego. El sabor salado aporta electrolitos, retiene
agua, y con ello aumenta la concentración de sodio en la sangre y la
retención de líquidos, con lo que el Corazón tiene que esforzarse mucho
más en hacer mover los líquidos y la sangre, aumenta la tensión arterial.
Amargo: El Fuego explota al Metal. El sabor amargo tiene la característica
de secar, de purgar el calor y de secar la humedad, con lo que aquellos
individuos que consumen mucho amargo, terminan presentando un
aspecto cutáneo reseco, arrugado y envejecido, pues el buen estado de la
piel depende directamente del buen funcionamiento de Pulmón.

Y así sucesivamente. Lo que contribuye a realizar la terapéutica de un proceso


patológico, tan solo teniendo en cuenta los sabores, se pueden fortalecer y
debilitar las funciones de los órganos y así recuperar el equilibrio energético.

Y esto, se puede considerar, desde la vertiente terapéutica, como una forma de


utilizar los diferentes sabores de los alimentos para conseguir acciones
terapéuticas, de ahí que en Medicina Tradicional China, se utilicen muchas
plantas medicinales dentro de la alimentación, con el intento de estimular los
sabores y por consiguiente las relaciones entre ellos y sus órganos. Buscando la
actividad terapéutica de los sabores y fortalecer o disminuir las funciones de los
órganos correspondientes.

Dr. Carlos Llopis


Escuela Superior de Medicina Tradicional China
http://www.mtc.es

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