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Lunes Santo

“Pero Jesús dijo: Déjala, pues lo tenía reservado para el día de mi entierro. A los pobres los
tienen siempre con ustedes, pero a mí no me tendrán siempre” Jn. 12,7-8

El evangelio de hoy nos narra cómo una mujer llena de amor por Jesús, decide ungir sus pies con el
mejor perfume que poseía. Este acto es criticado por quienes observaron lo acontecido y pensaron
en diferentes formas de haber aprovechado mejor ese perfume. Pero Jesús, que veía el corazón y
no lo externo percibió que era una auténtica demostración de afecto por lo que lo recibió con
alegría. Como esos testigos, no realicemos juicios sin saber las motivaciones más profundas ante
gestos de amor que observamos. Por el contrario, como la mujer, ofrezcamos el corazón como
perfume que regalamos a Jesús y que el aroma de bondad que genera, llegue a todos los que nos
rodean. Paz y bien.

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