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Pilato pregunta «¿De dónde eres tú?

» Los acusadores habían dramatizado su pretensión


de que Jesús fuera condenado a muerte. El juez romano, había manifestado anteriormente
su escepticismo ante la cuestión sobre la verdad, podria haber considerado como ridícula
esta afirmación del acusado. No obstante, se asustó. El acusado había declarado que era
rey, pero que su reino «no es de aquí» (Y luego habla aludido a un misterioso «de dónde»,
y a un «para qué», afirmando: «Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo,
para ser testigo de la verdad» Todo eso debió de parecer al juez un desvarío. El juez
romano pregunta sobre el origen de Jesús para entender quién es él realmente, y qué es lo
que quiere.
En Juan, como en los Sinópticos, esta cuestión se plantea con una singular paradoja. Por
un lado, Jesús y su pretendida misión habla el hecho de que se conoce con precisión su
origen: en modo alguno viene del cielo, del «Padre», de «allá arriba». No: «¿No es éste
Jesús, el hijo de José? ¿No conocemos a su padre y a su madre? ¿Cómo dice ahora que
ha bajado del cielo? Los Sinópticos relatan un debate muy similar en la sinagoga de Nazaret
el pueblo de Jesús. Jesús no había interpretado las palabras de la Sagrada Los oyentes -
muy comprensiblemente- se asustan de esta relación con la Escritura. Y el miedo se
transforma en oposición: «"¿No es éste el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago
y de José y Judas y Simón? Y sus hermanas, ¿no viven con nosotros aquí?" Y esto les
resultaba escandaloso» En efecto, se sabe muy bien quién es Jesús y de dónde viene. A
esto se añade además que Nazaret no era un lugar que hubiera recibido promesa alguna
de este tipo y precisamente en el debate sobre la curación del ciego de nacimiento que
recobró la vista.Algo muy similar habían dicho también los de Nazaret tras el discurso en la
sinagoga «¿De dónde saca todo eso? ¿Qué sabiduría es esa que le han enseñado? ¿Y
esos milagros de sus manos?». En Cesarea de Filipo, Jesús preguntará a sus discipulos:
«Quién dice la gente que soy yo?... Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» . ¿Quién es
Jesús? ¿De dónde viene? Ambas cuestiones están inseparablemente unidas.
comienza su Evangelio con la genealogía de Jesús, la pregunta sobre el origen de Jesús.
Lucas, a su vez, ha colocado la genealogía de Jesús al comienzo de su vida pública, para
responder con matices diversos a la misma pregunta. Tratemos ahora de comprender mejor
la intención esencial de las dos genealogías.
Para Mateo, hay dos nombres decisivos de Jesús: Abraham y David. Con Abraham -tras la
dispersión de la humanidad después de la construcción de la torre de Babel. Para Abraham,
la promesa se refiere en primer término a su descendencia. Abraham y se dirige hacia
Jesús. David, su nombre y su promesa, marcan la vía desde Abraham hasta Jesús.
Apoyándose en esto, podría decirse que la genealogía, con sus tres grupos de catorce
generaciones, es un verdadero evangelio de Cristo Rey: cuyo trono perdurará para siempre.
Sólo Dios es su «Padre» en sentido propio. La genealogía de los hombres tiene su
importancia para la historia en el mundo. Y, a pesar de ello, al final es en María, la humilde
virgen de Nazaret, donde se produce un nuevo inicio, comienza un nuevo modo de ser
persona humana. Dice Lucas. Cuál era su verdadero origen, Lucas presenta sus 76
nombres sin ninguna articulación reconocible externamente.
El evangelista Juan, que tantas veces evoca la pregunta sobre el origen de Jesús,
comienza ha presentado de manera explícita y grandiosa la respuesta a la pregunta sobre
el origen de Jesús, El hombre Jesús es el «acampar» del Verbo, del eterno Logos divino en
este mundo. La «carne» de Jesús, su existencia humana, es la «tienda» del Verbo: la
alusión a la tienda sagrada del Israel peregrino es inequívoca. Jesús es, por decirlo así, la
tienda del encuentro. Por Cristo, mediante la fe en él, ahora nos ha enseñado a entenderlas
también como una explicación de nuestro propio origen, de nuestra verdadera
«genealogía».

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