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BIOGRAFÍA DE ERNESTO SABATO

Nació en Rojas, Buenos Aires (Argentina), en 1911 y murió en Santos


Lugares, el 24 de junio de 2011 (Argentina). Cursó estudios
superiores de Física en la Universidad de la Plata, Buenos Aires.
Trabajó en el Laboratorio Curie en Francia sobre radiaciones
atómicas, al tiempo que tomó contacto con los surrealistas. De vuelta
a su país, impartió clases de Física en la universidad.

En 1945 publicó su primera obra "Uno y el Universo", colección de


breves ensayos. Ese mismo año abandonó su primera vocación
científica para dedicarse por completo a la literatura.

En los años cincuenta atravesó una crisis que fue producto de las


contradicciones entre un mundo "claro y luminoso de las
matemáticas", según sus palabras, y el atormentado y complejo
mundo de la literatura. A esta época corresponden sus ensayos
"Hombres y engranajes", escrito en 1951, y "Heterodoxia", 1953, en
los que realiza una crítica en profundidad sobre el futuro de la ciencia
desde una óptica humanista.

En 1948 publicó su primera novela, "El túnel", y trece años después


la que le dio fama internacional "Sobre héroes y tumbas", 1961";
quedando consagrado como novelista con su obra "Abaddón el
exterminador", 1974, visión apocalíptica de la realidad Argentina,
premiada en Francia con el Premio al Mejor Libro Extranjero en 1974.

Su pensamiento político también ha sido importante y se ha visto


reflejado en artículos y columnas de la prensa, así como en sus libros
"El caso Sabato; torturas y libertad de prensa; carta abierta al
General Aramburu", 1956 y "El otro rostro del peronismo: carta
abierta a Mario Amadeo", 1956.

Como escritor que ha alentado la defensa de los valores y derechos


de la persona, además de su postura contraria a la política dictatorial
y autoritaria de algunos políticos argentinos, presidió en 1984 la
Comisión Nacional sobre Desaparición de Personas (CONADEP), que
redactó el "Informe Sabato", conocido en España como "Nunca más",
sobre los desaparecidos argentinos entre 1976 y 1982.

En 1984 Sabato obtuvo el Premio Miguel de Cervantes de Literatura,


máximo galardón de las letras españolas, y cuenta en su haber con
otras distinciones como el galardón Gabriela Mistral, otorgado por la
Organización de Estados Americanos (OEA).

Vinculado a la capital argentina, fue nombrado Ciudadano Ilustre de


la ciudad de Buenos Aires en 1984 y ocho años después (septiembre
de 1992) recibió el título de doctor honoris causa de la Universidad de
esa ciudad.

Debido a su ceguera, en los últimos años Ernesto Sabato ha


abandonado casi por completo la lectura y la escritura y llena su
tiempo con la pintura y otras aficiones, además de participar en
diversos cursos y en los homenajes que se le dedican.

En diciembre de 1991 presentó en Barcelona la edición revisada por


él mismo, de su obra narrativa, que comprende las novelas "El túnel",
"Sobre héroes y tumbas" y "Abaddón el exterminador". Y en abril de
1992, expuso en Madrid, en el Centro Cultural de la Villa, treinta y
seis de sus cuadros.

El 22 de junio de 1996 el Gobierno chileno le concedió el Premio


Gabriela Mistral, que compartió con la también argentina María Elena
Walsh. El 9 de septiembre de ese mismo año fue investido doctor
"honoris causa" por la Universidad de la República de Uruguay.

El 11 de junio de 1997 le fue concedido el Premio Internacional


Menéndez Pelayo, galardón con el que la Universidad de este mismo
nombre distingue a personalidades destacadas en el ámbito de la
creación literaria, artística o científica, cuya obra pueda evocar por su
capacidad humanística la de Menéndez Pelayo.

En 1998, el escritor publicó sus memorias "Antes del fin". En esta


novela, publicada por Planeta de Argentina, editorial de origen
español, Sabato relata sus recuerdos de infancia, sus estudios junto
al Premio Nobel de Física argentino Bernardo Houssey y el impacto
que le provocaron algunos acontecimientos en este país y en el
mundo.

En 1999, una empresa privada de correo de Argentina, puso en


circulación un sello postal ilustrado con la fotografía de Ernesto
Sabato, considerado el más importante escritor vivo de este país.

Ese mismo año, Ernesto Sabato quiso dejar en "Antes del Fin", su
testamento espiritual, un resquicio de esperanza para la utopía que le
ha atormentado toda la vida.

En el 2002 recibió el Premio “Rosalía de Castro” por su trayectoria de


escritor en lengua castellana.

Bibliografía

Narrativa
ABADDÓN EL EXTERMINADOR, Barcelona, Planeta,1999

ANTES DEL FIN, Barcelona, Seix Barral, 1999

APOLOGÍAS Y RECHAZOS, Barcelona, Seix Barral, 1987

Ensayo

CLAVES POLÍTICAS, Buenos Aires, Rodolfo Alonso, 1971

CONFESIONES DE UN VIEJO ESCRITOR, Oviedo, Universidad de


Oviedo, 2002

CONVULSIÓN POLÍTICA Y SOCIAL DE NUESTRO TIEMPO, LA, Buenos


Aires, Edicom, 1969

ERNESTO SÁBATO : EL ESCRITOR Y LA CRISIS CONTEMPORÁNEA,


Quito, Casa de la Cultura Ecuatoriana, 1976

RESISTENCIA LA, Barcelona, Seix Barral, 2003

Poesía

ANTOLOGÍA DE ERNESTO SÁBATO, 1978, Edhasa, 1978

ITINERARIO, Buenos Aires, Sur, 1969

Obras en colaboración

BUENOS AIRES, Buenos Aires, Peuser, 1946

DIÁLOGOS, Buenos Aires, Emecé Editores, 1982

ENTRE LA LETRA Y LA SANGRE, Barcelona, Seix Barral, 1989

Obras prologadas por el autor

COSTA GÓMEZ, Antonio, Revelación, Lugo, El autor, 1981

GARCÍA, Prudencio, El drama de la autonomía militar: Argentina bajo


las Juntas Militares, Madrid, Alianza Editorial, 1995
Obras traducidas por el autor

LIPFERT, Kurt, La televisión: una breve exposición del estado actual


de la técnica de la televisión, Buenos Aires, Espasa Calpe, 1940

Artículos

“Más alto honor de mi vida, El”, Cuadernos Hispanoamericanos,


(1985)

“Exorcismo y gloria de la literatura”, Monteagudo, (1987)

“Desconocido de Vinci, El”, Nueva Estafeta, (1979)

Artículos en colaboración:

"Cervantes en los premios Cervantes

Vicente Gerbasi
(Canoabo, 1913 - 1992) Poeta venezolano, principal representante del
grupo Viernes y uno de los líricos contemporáneos más importantes de su
país. Nació en Canoabo, un pueblo de agricultores situado en uno de los
paisajes más propicios al encantamiento y el misterio, en medio de las
selvas nubladas de la región septentrional del estado Carabobo. "Pueblo
rodeado de montañas, de cacaotales, de cafetales, de camburales,
donde viven las serpientes, donde viven leones y dantas, animales
maravillosos", recordará después el poeta.

Vicente Gerbasi

Sus padres, Juan Bautista Gerbasi Vita y Ana María Federico Pifano,
eran inmigrantes llegados hacía pocos años a Venezuela, oriundos
ambos de Vibonati, una aldea vinatera en el piedemonte de los
Apeninos, con vistas al golfo de Policastro y el mar Tirreno. Al cumplir
diez años, Vicente Gerbasi se embarcó en Puerto Cabello rumbo a
este otro paisaje ancestral. Pasó el primer año en Cámpora, donde
fue al colegio, y después continuó sus estudios de Media Scuola y
Liceo en Florencia. La muerte repentina del padre, en 1928, le obligó
a regresar a Canoabo.

Para Gerbasi, que se trasladó a Valencia, comenzó entonces un largo


periplo por toda suerte de ocupaciones: oficinista en una agencia
bancaria, traductor de cables de agencias noticiosas, secretario del
sindicato de tranviarios, redactor del diario Ahora. En sus ratos libres
viajaba a Caracas, donde comenzó a frecuentar la tertulia de los
sábados en la casa del poeta Jacinto Fombona Pachano, a la que
asistían también, entre otros, Fernando Paz Castillo, Enrique Planchart y
Rodolfo Moleiro, y a las reuniones literarias en la casa de José
Antonio Calcaño, en las que hacían acto de presencia músicos como
Moisés Moleiro y pintores como Manuel Cabré.
En 1938 la tertulia se convirtió en el grupo Viernes, que supuso para
él la gran zambullida en el mar de la poesía. "El grupo Viernes era,
prácticamente, un seminario de poesía", apuntaría Gerbasi muchos
años después. Hacía cinco años que Gerbasi vivía en Caracas. Había
publicado su primer libro, Vigilia del náufrago (1937), y vivido durante
seis meses en México, donde conoció a Nicolás Guillén y a Waldo
Frank; se había iniciado en la política, con la fundación, junto
a Rómulo Betancourt, del Partido Democrático Nacional. Y había
conocido a su esposa, Consuelo Orta Bercht, inseparable compañera
desde 1931 hasta su muerte en 1990.
Desde ese año, la carrera de Gerbasi fue la de un ejemplar
funcionario de la cultura y la diplomacia venezolanas. Secretario
(1939-1946) y director (1971-1992) de la Revista Nacional de Cultura ,
fundada por Mariano Picón Salas; fundador de la revista Bitácora, con
Mario Briceño Iragorry (1944); agregado cultural de la embajada de
Venezuela en Bogotá (1946), donde frecuentó a Germán
Arciniegas, Eduardo Carranza, Carlos Gaitán Durán, Fernando Charry
Lara; cónsul en La Habana (1947); cónsul en Ginebra (1948), donde
participó en la fundación del grupo Jeune Poésie Genevoise y conoció,
en un viaje a París, a Octavio Paz; consejero cultural de la embajada
de Venezuela en Chile (1958), donde conoció a Pablo Neruda;
embajador en Haití (1959); embajador en Israel (1960-1964);
embajador en Dinamarca y Noruega (1964-1968); y embajador en
Polonia (1969-1971).
Paralelamente a esta vida, que bastaría para llenar la de cualquier
mortal, discurre el río de su producción poética, que es una de las
más abundantes de la poesía venezolana del siglo XX: no menos de
dieciséis libros, media docena de antologías y alguna que otra
incursión en la prosa, de la que es memorable Creación y
símbolo (1942). El libro que lo estableció como creador original es Mi
padre, el inmigrante (1945), largo poema elegíaco en treinta cantos en
el que se trenzan el paisaje italiano y americano, la travesía del padre
y la suya propia, la búsqueda de la memoria de su infancia a través
de la del padre inmigrante. En la década de 1950 aparecen los libros
que establecieron su reputación de poeta de la naturaleza del
trópico: Los espacios cálidos (1952), Tirano de sombra y fuego  (1955) y Por
arte de sol (1958).
Gerbasi, hombre proverbialmente modesto, decía que a él la poesía
no se le había dado fácilmente, que tuvo que pasar mucho tiempo
dedicado a leer poesía y hablar de poesía con amigos poetas antes de
asumir su vocación. Señalaba que su formación italiana le había
hecho muy consciente de no poseer las herramientas adecuadas para
enfrentarse a la poesía en lengua española. Fue sin duda capital en
este proceso la experiencia del grupo Viernes. El gran "viernista" que
sería a la postre Gerbasi recibió buena parte de su formación de los
venezolanos de la generación del 18, quienes leían sobre todo
a Antonio Machado, a Juan Larrea y a los españoles de la generación del
27: Federico García Lorca, Rafael Alberti, Pedro Salinas, Jorge Guillén, Luis
Cernuda o Miguel Hernández, entre otros.

Vicente Gerbasi es, junto con Rafael Cadenas, el poeta más leído por
los jóvenes en Venezuela. Al menos eso indican las ventas de sus
libros y el hecho de que sus obras sean materia obligatoria de lectura
en las aulas de los planteles educativos del país. Son obras que
comparten pocos rasgos comunes. Cadenas escribe para inventariar
las aporías e insuficiencias del yo, mientras que la poesía de Gerbasi
está centrada en la evocación del paisaje de su infancia, que logra
transmutar en estados de ánimo. Sin embargo, comparten una
dicción clara, alejada de efectos retóricos, que es característica de
una buena parte de la poesía escrita en Venezuela desde mediados
del siglo XX; una poesía que ha estado al margen de las grandes
vanguardias hispanoamericanas y se ha buscado a sí misma por otras
vías. Gerbasi es el poeta de la infancia, aunque ello no quiere decir
que escriba solamente sobre ella, sino que su obra se ha nutrido
principalmente de ese momento de la biografía del poeta

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