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Según su criterio, ¿Qué nivel de importancia tiene el conocimiento de la


deontología jurídica y la aplicación de la ética del abogado?

En base a la lectura puedo comprender que no importa la edad o experiencia


porque antes que abogados somos ciudadanos, y en ambas condiciones
tenemos posibilidades y responsabilidades mayores que las de otras gentes. Por
lo tanto nuestra profesión no puede ser agraviada por pseudos Abogados que
no respetan los ideales, principios y valores en los que hemos basado nuestra
formación y que dan sustento a la propia existencia; en nuestras manos está la
posibilidad de volver por buen camino el que se reconozca a la profesión de
Abogado como una profesión de honor, con la ayuda de la Deontología Jurídica
lo lograremos la dignidad, la majestad y la efectividad del derecho y de la
justicia, anteponiendo el bien público a cualquier interés particular, y teniendo
presentes en toda oportunidad las exigencias fundamentales de la ciudadanía
en su conjunto en general.

Cuál considera usted que debería ser su rol, como futuro profesional del
derecho para aportar a lograr una sociedad equitativa, justa, transparente y con
igualdad?

Mi rol como Abogada va a ser el de que todos mis actos demuestren el


compromiso que tengo de buscar la justicia en derecho, será un gran esfuerzo
de superación, un esfuerzo constante, perseverante, pero como profesional debo
encabezar y orientar esa cruzada, a sabiendas de su dificultad, de los obstáculos
que se oponen, muchos de ellos inherentes al campo de acción y a la propia
condición humana. Pero es mi deber, que lo cumpliré a cabalidad, buscando
una nueva sociedad, reconstruida con nuestras propias manos sobre la base de
los paradigmas de vigencia universal de los derechos fundamentales, de
igualdad y de realidad de nuestro Ecuador.

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