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Velázquez
Perrin Annie. El deseo en suspenso en Viridiana de Luis Buñuel. In: Mélanges de la Casa de Velázquez, tome 30-3, 1994.
Epoque contemporaine. pp. 309-330;
doi : https://doi.org/10.3406/casa.1994.2724
https://www.persee.fr/doc/casa_0076-230x_1994_num_30_3_2724
Annie PERRIN
Centre d'Études et de Recherches Sociocritiques - Clermont-Ferrand
A la luz de esta observaciôn, la relectura del texto filmico déjà aparecer una
ambivalencia fundamental de todo el sistema semiôtico en el que alternan y se
confunden los signos del Bien y del Mal, del goce y del dolor, las figuras de Eros
y Tanatos. En ultima instancia, el concepto cristiano de la expiaciôn queda
subvertido por el texto filmico que desmonta su funcionamiento perverso.
Viridiana es una joven novicia en visperas de pronunciar los votos. Antes de encer-
rarse para siempre en el convento hace una visita de cortesia a su tio quien ha partici-
pado en los gastos de su educaciôn. Este, seducido por el parecido entre Viridiana y
Dona Elvira, la esposa fallecida la noche de bodas, intenta vanamente retenerla a su
lado, hasta prétende que Viridiana ha sido suya mientras ella dormia. Como recurso
ultimo, el dia de la partida de V. se suicida después de redactar un testamento en el
cual se supone que nombra herederos suyos a su hijo natural Jorge y a Viridiana. Para
respetar la voluntad del muerto, Viridiana se instala en la finca acogiendo a una co-
munidad de mendigos y acaba por céder a los asaltos seductores de su primo.
1 - La culpa inconfesable
Después del suicidio de don Jaime, la madré Superiora le hace una visita
interrogândola sobre los motivos del acto escandaloso perpetrado por Don Jaime
y sobre la parte de responsabilidad de la novicia:
[. . .] todos se preguntan la razôn de aquel acto horrible contra Nuestro Senor, £lo sabes
tu? y al contestar Viridiana que se siente culpable de la muerte de Don Jaime, la Su-
priora exclama horrorizada: tu, ^culpable del suicidio de un hombre? Exijo de ti una
confesiôn compléta1.
El texto de referenda es el guiôn, publicado por Pierre Lherminier Éditeur / Filméditions, Paris,
1984.
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- ella ha pecado por falta de afecto negândose a casarse con el tio como él se
lo pedia,
,
No cabe duda que Viridiana tiene por que sentirse culpable y sin embargo,
no es esta la culpa que se propone expiar al retirarse en la finca de su tio con la
comunidad de los mendigos, entonces ^cûal es?
En todo caso, y cualquiera que sea el contenido del infra texto, el texto
manifiesto senala la culpa; ahora bien, segûn la doctrina cristiana, la falta exige la
reparaciôn mediante la expiaciôn. En esa perspectiva, el personaje de Viridiana es
una de las figuras cristicas de la pelicula y, por tanto, ocupa el centro de una
constelaciôn de signos de la expiaciôn.
No te puedes imaginar. . . cuando era joven me sentia lleno de ideal. Queria hacer algo
grande por los otros, algo para demostrar mi amor a la humanidad (p. 53).
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En torno a los dos personajes gravita una constelaciôn de signos que remiten
todos a la expiaciôn:
Sin embargo, al analizar el sistema semiôtico del texto fïlmico, observamos que
aquellos signos manifiestos de la expiaciôn quedan invalidados y desvirtuados por los
signos contrarios como si, a segunda lectura, se produjera un una inversion de la
significaciôn. Entonces es el pecado - y ya no su expiaciôn - el que viene a ser el
nûcleo organizador del texto fïlmico.
3 - Subversion de la expiaciôn
Ademâs, una red significativa vincula el personaje al mito de Don Juan (la
pasiôn de seducir y de forzar la voluntad de las mujeres, el mismo nombre de su
esposa muerta Dona Elvira, el hecho de que va a buscar su presa en el convento),
mientras que la figura del diablo aparece en el toro negro alucinado por la pequena
Rita, la misa negra, el ademân de acariciarse la barbilla sonriendo maliciosamente
al escribir el testamento que someterâ a Viridiana a la voluntad de un muerto.
Viridiana se nos présenta tan ambigua como Don Jaime, aunque de manera
menos explicita, pues en ella domina la apariencia angelica. Con todo emula con
su maestro, pues bajo la inocencia, la bondad y la humildad, que son las virtudes
cristianas por antonomasia, arde el fuego de la rebeliôn orgullosa. Opone una fiera
resistencia a Don Jaime, negândose a perdonarle, y a la Madré Superiora
negândose a obedecer. Como prueba de su orgullo luciferino esta su decision de
salvarse ella sola, sin la ayuda de la comunidad cristiana del convento.
Con Don Jaime comparte la funciôn de la tentaciôn y de la seducciôn - como
se puede observar en el episodio de sonambulismo que tendremos ocasiôn de
comentar mas adelante. De momento resaltaremos los signos de lo diabôlico: el
fuego, la seducciôn y la pasiôn infernal; en efecto, Viridiana saca ceniza ardiente
de la chiminea para verterla en la cama de Don Jaime, junto a la corona de azahar
que simboliza la pureza virginal. En el momento mismo en que se aproxima al
fuego déjà que se le vean los muslos; p. 46 «otro ademân para aproximarse al fuego
descubre mas el muslo».
Por fin, Don Jaime y Viridiana como los dos complices biblicos, comparten
el fruto prohibido, convocando el mito del paraiso perdido, como es el caso cuando
Don Jaime le ofrece a Viridiana la manzana que ella acaba de pelar:
Deposita el fruto en un platillo y se lo lleva a Don Jaime quien esta sentado junto a la
chiminea donde arde un gran fuego... Don Jaime esta muy ocupado en morder en un
trozo de fruto... Don Jaime le ofrece un trozo a su sobrina. Lo coge... Viridiana muer-
de tranquilamente en él (p. 50).
Quisiera que me hicieras un favor, una cosa inocente pero que me importa mucho (p. 50).
Finalmente, coge la pluma y una hoja para escribir. (Se rie por lo bajo frotandose la
barba pensativo. Parece que se le ocurre algo que le da mucho placer) (p. 65).
Por otra parte, el suicidio de Don Jaime tiene como consecuencia la violaciôn
por el mendigo de su bienhechora, crucificada en la cama. Para darle su plena
signification subversiva a la violaciôn de Viridiana conviene recordar que la
intenciôn de Viridiana al retirarse con los mendigos en la fïnca de su tio difunto
era expiar una culpa relacionada, como lo vamos a ver mas adelante, con su propio
fantasma de violaciôn. Por consiguiente, es claro que el resultado del acto
expiatorio es la repeticiôn del mismo pecado ya que, al ser violada por el mendigo,
Viridiana cede por fin a su deseo tanto tiempo reprimido.
A continuaciôn, el suicidio de Don Jaime sigue produciendo efectos
subversivos, los cuales se manifiestan en los pianos finales con la reproducciôn -
inversion:
Por otra parte, una série de secuencias breves que aparecen desconectadas de
la diégesis reproducen la misma estructura de inversion / subversion del concepto
de expiaciôn, poniendo de manifiesto el caracter inûtil, e incluso perjudicial, de la
caridad y de los buenos sentimientos y mostrando a las claras que no hay Bien que
no termine en Mal.
La câmara panorâmica sobre los muebles amontonados se detiene para encuadrar una
rata grande que se afana junto a un viejo saco. El gato de un salto le viene encima.
Observamos que el conjunto del texto fïlmico participa del mismo proceso
de subversion con arreglo al concepto de la expiaciôn, el cual se manifïesta a dos
nivelés:
Este final suena como un eco anticipado de otro final : el de Simon del
desierto, pelicula de 1965 donde la figura cristica de Simon es sustituida, al final,
por la de Satanâs, en una discoteca abarrotada de jôvenes que bailan al ritmo loco
de una mûsica de jazz.
victima de sus pares, usurpando el papel de Dona Elvira, la novia pura y de buena
familia;
II - EL DESEO EN SUSPENSO
1 - Las perversiones
[...] piano cercano de la cabeza despeinada de la nina, sofocada, con los ojos
bril antes y los labios hûmedos. Se muerde el labio inferior dejando aparecer el esfuerzo in-
tenso que tiende sus mûsculos.
mediante la insistancia de la câmara en los primeros pianos sobre los pies de Don
Jaime y de Viridiana; tampoco puede pasar desapercibido el travelling ascendente
desde los pies de Don Jaime, accionando el pedal del armonio en un movimiento
evocador del onanismo, hasta la cara aureolada de santidad. La subversion del
texto filmico consiste en desocultar las raices perversas de la sublimaciôn,
mostrando a las claras que la parte alta del individuo esta intimamente relacionada
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con la parte baja y que la dimension sublime de la actividad musical arraiga en una
sexualidad «perturbada».
mediante el cual el sujeto, al tiempo que formula un deseo hasta ahora reprimido,
sigue negândolo - cabe interrogarse sobre la posibilidad de un amor correspondido
- entre Don Jaime y Viridiana. En esta perspectiva, conviene analizar la conducta
histérica de Viridiana fundamentalmente ambivalente, y de modo general, ver
cômo a la sexualidad perversa de Don Jaime se conjuga con la neurosis de
Viridiana en una alianza monstruosa.
2 - La histeria
Las dos secuencias se nos aparecen como claves de descodifïcaciôn del texto
filmico, operando asi la subversion del concepto de expiaciôn al poner de
manifiesto la carga sexual oculta detrâs de las conductas dictadas por la religion.
Sumida en el estado de hipnosis, Viridiana actûa sin ninguna traba, dejando que
hable su deseo. Asi es como las cenizas ardientes que deposita en la cama de Don
Jaime, junto a la corona de azahar de la esposa fallecida Dona Elvira, sustituyen al
significante de la expiaciôn el deseo de pertenecer a Don Jaime, de ser seducida
por él.
.
3 - La fobia
1 - pies,
2 - crucifïjo,
3 - ubre,
4 - cuerda.
1- Los pies
Las piernas delgadas y sucias de la pequena Rita saltando a la comba. Avanzan, retro-
ceden, se abren y se cierran como un compas. Rita se apoya alternativamente en la
punta de uno de sus pies desnudos, o en la otra. Justo detrâs de ella pasan piernas mas-
culinas. A medida que se alejan aparecen el busto, luego la cara de don Jaime. Sus
ojos siguen el movimiento de las piernas de la nina.
DON JAIME: Basta para hoy, Rita. ^Te gusta la comba que te régalé?
RITA: Es mâs fâcil para saltar porque tiene mangos.
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- Los pies de Don Jaime (Piano 21): primer piano de los pies de Don Jaime
tocando el armonio.
Por otra parte, un montaje en fundido, simulando el ojo que se cierra y se abre
a otra escena, articula este primer piano con otro de la mano de Moncho asida de
la ubre de la vaca; mientras tanto, el sujeto voyeurista ha sido sustituido por otro:
ahora es Rita encaramada en una tranca quien espia la escena de la iniciaciôn a la
vida sexual de Viridiana por Moncho.
[...] con ademân timido e incierto, la joven coge la ubre. En un reflejo de pudor, se
ruboriza, pero sin embargo empieza tirando de la ubre. Primer piano de la mano de
Viridiana que vacila en coger la ubre e intenta ordenar. No cabe duda que Viridiana
siente asco al sentir en la mano la ubre de la vaca [...].
EL CRIADO: Tire, fuerte. jAsi! jPero apriete!
Pero Viridiana abandona la lucha con gesto de asco.
VIRIDIANA: No puedo. Esto me. . . me da una sensaciôn muy. . . Pero no da mas pre-
cisiones (p. 40).
Una vez mas se impone la doble lectura que révéla la manera cômo se
transparenta el texto latente del deseo bajo el texto manifîesto.
4 - El mango de la cuerda
(Piano 2 1 0) en la lucha la joven acaba por caer en la cama, debajo de su agresor. Agita
los brazos desesperada para retenerlo, de su mano crispada agarra la cuerda que el
mendigo lleva a modo de cinturôn. Es la cuerda de Rita, la misma que usé Don Jaime
para colgarse del ârbol. .
.
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.
Una série de elementos nos llama la atenciôn empezando por el piano
cercano de la mano de Viridiana asiendo el mango de la cuerda y las expresiones:
«el contacto equivoco hace que suspende el ademân [...] como si abandonara la
lucha».
.
Una ambivalencia évidente marca las distintas fases de la lucha entre
Viridiana y el mendigo. Primero, hace ademân de agarrar el mango de la cuerda
para defenderse, luego lo suspende antes de abandonar la lucha. Observamos que
la suspension del ademân es consecutiva al contacto equivoco, senal de que se
manifiesta de nuevo el sintoma fôbico generado por el conflicto entre la pulsion y
la censura. Dos tipos de repeticiones, una verbal, o sea la repeticiôn de la expresiôn
abandona la lucha, otra formai, la cual identifica el mango de la cuerda y la ubre
al objeto fâlico, nos inducen a contrastar esta secuencia con la anterior del establo.
Sin embargo, entre las dos se produce un proceso de subversion:
Una vuelta a la diégesis nos permite notar que la violaciôn de Viridiana por
el cojo y el ademân de abandono final de la j oven son seguidos, casi de inmediato,
por el abandono de Viridiana a su primo Jorge quien no esconde su satisfacciôn al
ver céder a su prima después de tanta resistencia. Por consiguiente, es évidente que
la estratagema de Don Jaime que consiste en suspenderse al ârbol de la cuerda de
Rita, a la vez que le produce un goce atribuido tradicionalmente a los ahorcados,
consigue retener a Viridiana, atarla a la finca, vencer por fin su inquebrantable
resistencia, y poner fin a la suspension histérica de su deseo. Esta nueva version
del sacrificio cristico dinamita el concepto cristiano de la expiaciôn, combinando
de modo altamente subversivo perversion y neurosis.
CONCLUSION