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En economía se entiende por inversión a un conjunto de mecanismos de ahorro, ubicación de capitales y postergación del

consumo, con el objetivo de obtener un beneficio, un rédito o una ganancia, es decir, proteger o incrementar el patrimonio
de una persona o institución.

Dicho de otro modo, la inversión consiste en el empleo de un excedente de capitales en una actividad económica o
financiera determinada, o también en la adquisición de bienes de alto valor, en lugar de aferrase al dinero “líquido”. Esto
se realiza con la esperanza de que la retribución sea cuantiosa y el dinero invertido se recupere en un plazo no demasiado
extenso.

La inversión, así, puede entenderse desde muchas perspectivas, tanto macro y microeconómicas, es decir: en lo referente
al manejo financiero de países enteros, o bien de individuos y empresas.

En el primer caso, la inversión se considera parte de la formación bruta de capital, uno de los factores determinantes en
la constitución del Producto Interno Bruto (PIB). Los bienes producidos por una nación pueden ir al consumo interno, a
las exportaciones o ser adquirido como bien de inversión.

En el otro, en cambio, se la entiende como al empleo de una porción de capital para impulsar algún tipo de actividad
económica o financiera a la espera de un retorno (utilidades), o al menos de salvaguardar el capital de factores dañinos
como la inflación.

Tipos de inversión
La clasificación de las inversiones puede hacerse desde distintos puntos de vista. Así, no existe una única clasificación, ni
tampoco una que sea mejor. Existen varias, todas válidas y útiles según el contexto.

Según el horizonte temporal:

• Corto plazo: Menos de 1 año.


• Medio plazo: Entre 1 y 3 años.
• Largo plazo: Más de tres años.

Según el ámbito:

• Empresarial.
• Personal.
• Financiera.

Según la naturaleza del sujeto:

• Privada.
• Pública.

¿Cómo funciona una inversión?


Para saber cómo funciona una inversión es importante conocer el significado económico de inversión. Sea cual sea su tipo,
se rige bajo cuatro factores fundamentales. La rentabilidad, el riesgo, la liquidez y el plazo. Esto es, lo que ganamos, lo que
podríamos perder y el tiempo.

• Rentabilidad: La rentabilidad o rendimiento es lo que obtenemos a cambio de realizar la inversión. Normalmente


se mide en términos de beneficio o rentabilidad, aunque no tiene por qué ser así.
• Riesgo: Hace referencia a la incertidumbre. En economía nada es seguro al cien por ciento. Con lo cual, debemos
trabajar siempre con riesgos asumibles por si la inversión no sale como esperábamos.
• Liquidez: Es la capacidad de convertir una determinada inversión en dinero con pérdidas mínimas respecto a su
valor.
• Plazo: El tiempo es la tercera variable fundamental. Podemos esperar un determinado rendimiento pero
dependiendo del tiempo qué tardemos en obtenerlo ¿Compensará o no la inversión?

Atender a estos cuatro factores, aunque pueda parecer obvio no es tan común. Muchos inversores suelen centrarse en el
primero de los factores. Centrarse en cuánto ganaré no siempre es una buena idea. Debemos también prestar mucha
atención a los otros dos factores. Y, en especial, al riesgo.
El ahorro es la práctica de separar una porción de los ingresos mensuales de un hogar, una organización o un individuo,
con el fin de acumularlo a lo largo del tiempo y destinarlo luego a otros fines, que pueden ser gastos recreativos, pagos
importantes y eventuales, o solventar una emergencia económica.

El ahorro es una práctica usual y también un concepto importante en la teoría económica, comprendido como el
porcentaje de la renta o del ingreso que no se destina al consumo. Es por ello que existen distintas formas de ahorro e
incluso se han diseñado instrumentos financieros cuyo rol específico es permitir o incrementar el ahorro deseado.

Normalmente, el ahorro se compone por el excedente del dinero o de los recursos devengados durante el proceso
productivo, ya sea nacional, empresarial, familiar o personal. Sin embargo, el deseo desmedido de ahorro, sacrificando
gastos importantes o necesarios que bien podrían cubrirse, se vinculan con la avaricia y son muy mal vistos culturalmente.

Sus orígenes como práctica están muy vinculados al origen de la civilización, previos a la existencia del dinero, por lo que
se preservaban en realidad bienes de la cosecha para consumirlos posteriormente. La primera sociedad de ahorro y
préstamo surgió durante el siglo XV, como parte del nuevo orden que trajeron consigo las Revoluciones Burguesas, y fue
precursora de los actuales bancos. El ahorro y la acumulación de capitales fue clave en la constitución del capitalismo
temprano como sistema económico.

IMPORTANCIA DEL AHORRO


El ahorro es una actividad de planificación económica vital para la supervivencia de un sistema productivo en el tiempo,
ya que entraña la posibilidad de que parte de los recursos producidos no sean consumidos o despilfarrados, sino
estratégicamente salvaguardados para el futuro.

Por eso el ahorro es fomentado a todo nivel, ya que entraña una utilización más sensata y previsora de los recursos
disponibles, que sirva para enfrentar necesidades venideras o que pueda invertirse en nuevos proyectos.

DIFERENCIAS ENTRE AHORRO E INVERSION


El ahorro consiste en una postergación del consumo para planificar el futuro: yo dejo de gastar mi dinero hoy, para
garantizarme una compra más importante mañana. Además, los bancos recompensan a sus clientes con un porcentaje
muy menor de lo obtenido mediante préstamos hechos con su dinero, añadiendo así al patrimonio del cliente, que en
este caso se halla contenido en una cuenta bancaria.

La inversión, en cambio, convierte el dinero líquido sobrante en bienes materiales o en acciones de alguna empresa
prometedora, que o bien mantenga intacta la relación precio-producto (y por lo tanto no se devalúen). Es una forma
mucho más eficaz de proteger el patrimonio, aunque siempre se corre el riesgo del fracaso de la aventura financiera.

Fuente: https://concepto.de/inversion-2/#ixzz6xWPdy7lP

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