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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria

Universidad Nacional Experimental “Rómulo Gallegos”

Área: Ciencias de la salud – Medicina

Calabozo – Edo. Guárico

2do Año Sección 8

Profesor (a):

Maurys Maluenga

Bachilleres:
David Guillen C.I: 18908773
Melanie Monagas C.I: 26614600
Wilson Delgado C.I: 29982691
Rogelio Fontaines C.I: 29878223
Carlos Pérez C.I: 30168470

Mayo, 2022
1. El dolor es una señal del sistema nervioso de que algo no anda bien. Es una
sensación desagradable, como un pinchazo, hormigueo, picadura, ardor o
molestia. El dolor puede ser agudo o sordo. Puede ser intermitente o ser
constante. Puede sentir dolor en algún lugar del cuerpo, como la espalda, el
abdomen, el pecho o la pelvis. O puede sentir dolor generalizado.

El dolor puede ayudar a diagnosticar un problema. Sin dolor, usted podría


lastimarse gravemente sin saberlo o no darse cuenta de que tiene un problema médico
que requiere tratamiento.

Tipos de dolor:

Hay dos tipos de dolor: Agudo y crónico. En general, el dolor agudo aparece de
repente, debido a una enfermedad, lesión o inflamación. A menudo puede ser
diagnosticado y tratado. Generalmente desaparece, aunque a veces puede convertirse
en dolor crónico. El dolor crónico dura mucho tiempo y puede causar problemas
graves.

El dolor no siempre es curable, pero hay muchas formas de tratarlo. El


tratamiento depende de la causa y el tipo de dolor. Hay tratamientos que usan
medicamentos, como los analgésicos. También hay tratamientos sin medicamentos,
como la acupuntura, la fisioterapia y, a veces, la cirugía.

Dolor agudo

Se considera como dolor agudo una respuesta normal, fisiológica y predecible


del organismo frente a una agresión química, física o traumática. Por tanto, dolor agudo
es aquel que persiste mientras dura el proceso de curación o cicatrización de los
tejidos. En este sentido, un dolor cuya duración excede de 3 ó 6 meses puede
considerarse como crónico. Bonica propone hablar de dolor agudo y crónico en función
de la duración y de la cantidad de patología subyacente, de manera que los procesos
de corta duración con mucha patología subyacente coincidirían con dolor agudo y los
procesos dolorosos de mayor duración y menor patología subyacente se enmarcarían
como dolor crónico.

El dolor agudo es un elemento fundamental para la supervivencia del organismo.


Constituye un sistema de alarma de primer orden y advierte o avisa de que existe algún
peligro para la integridad del organismo que merece atención, permitiendo poner en
marcha los mecanismos de evitación o protección.

Entre las características del dolor agudo podemos mencionar las siguientes:

 Es secundario a una lesión tisular real o potencial.


 Constituye un sistema de alarma de primer orden.

 Su curso temporal discurre paralelo al proceso de reparación.

 Desaparece la cicatrizar los tejidos.

 Es un síntoma de enfermedad.

Dolor crónico

Es el que persiste más de 3 a 6 meses desde el momento de la agresión tisular. Entre


las características del dolor crónico podemos destacar las siguientes:

 La persistencia temporal más allá de la reparación tisular.

 Ser secundario a cambios fisiopatológicos que se producen en el sistema


nociceptivo.

 A diferencia del dolor agudo que constituye un síntoma de una enfermedad, el


dolor crónico constituye una enfermedad en sí mismo.

2. Dolor según su fisiología:

El dolor representa un mecanismo protector del cuerpo, porque no es una


sensibilidad pura, sino más bien la respuesta al daño tisular que se genera dentro del
sistema nervioso. Todos los receptores para el dolor son terminaciones nerviosas
libres.

 Percepción del dolor: estas vías inician con la estimulación de axones


sensitivos que inervan distintas estructuras como la piel u otros tejidos. La
estimulación de estos axones tienen que generar potenciales de acción que se
conduzcan por las vías del dolor hasta llegar al tálamo; una vez que se llega al
tálamo, el dolor empieza a pasar al plano de la conciencia.

Los mediadores químicos son liberados en respuesta al daño de los tejidos y


pueden sensibilizar o activar directamente a los nocirreceptores. Estos factores
contribuyen a la hiperalgesia y a la alodinia. La hiperalgesia es una respuesta
acentuada a un estimulo nocivo, es posible que su causa sea la presencia de una
lesión o inflamación de los tejidos. La alodinia es una sensación de dolor en respuesta
a un estímulo normalmente inocuo, ejemplo es la sensación de dolor por una ducha
con agua tibia cuando la piel está lesionada por una quemadura solar.

Los axones en su extremo distal no tienen cápsula sino que se encuentran libres, y
estas tienen receptores para sustancias y la unión de estas sustancias generan
despolarización por aumento del flujo iónico. De estas sustancias nos interesa destacar
la prostaglandina, que son producidas por una enzima llamada cicloxigenasa que la
inhibición de la cicloxigenasa disminuye la producción de la prostaglandina y por ende
hay menos dolor y la inhibición de la cicloxigenasa se la realiza a través de fármacos
conocidos como AINES que son los antiinflamatorios no esteroideos.; otra forma de
inhibir la prostaglandina es inhibir a la producción de ácido araquidonico libre que es
producto de la fosfalipasa C y esta se inhibe es con el uso de corticoides que son los
fármacos como: dexametasona, prednisona, betametasona, beclometasona.

La tensión del tejido libera bradicinina y protaglandina que sesibilizan o activan a los
nocirreceptores, los cuales, a su vez liberan sustancia P y péptido relacionado con el
gen de la calcitonina (CGRP). La sustancia P actúa sobre las células cebadas y
produce desgranulación y liberación de histamina, la cual activa a los nocirreceptores.
La sustancia P produce extravasación de plasma y el CGRP dilata los vasos
sanguíneos, el edema resultante origina la liberación adicional de bradicinina. La
serotonina (5-HT) es liberada por las plaquetas y activa a los nocirreceptores. Cuando
estas sustancias generan despolarización acaban despolarizando al axón y este
transmite la información a la medula espinal por medio de un ganglio sensitivo.

 Transmisión del dolor:

Dolor rápido: Fibras A-delta. Mielinicas.

Dolor lento: Fibras C. Amielinicas.

Cuando estos dos tipos de fibras entran en la médula espinal a través de las
raíces dorsales, se segregan, de tal suerte que las fibras A – delta excitan
fundamentalmente las neuronas de la lámina I del asta dorsal, y las fibras C establecen
sinapsis con neuronas de la sustancia gelatinosa. Estas últimas se proyectan en la
profundidad de la sustancia gris y activan fundamentalmente neuronas de la lámina V
pero también de las láminas VI y VII.

Las neuronas que reciben aferencias de las fibras A – delta (dolor rápido)
originan el fascículo neoespinotalámico, mientras que las que reciben aferencia de las
fibras C crean el fascículo paleoespinotalámico.

El fascículo neoespinotalamico sirve para localizar el dolor. Los axones de las


neuronas de la lámina I que forman el fascículo espinotalámico, cruzan la línea media
cerca de su origen y ascienden por la sustancia blanca de la medula como parte del
sistema anterolateral. Algunas de estas fibras terminan en la formación reticular del
tronco encefálico, peo la mayoría acaban proyectándose en el núcleo ventral
posterolateral (VPL) del tálamo. Desde aquí las neuronas talamicas se proyectan hasta
la corteza somatosensitiva primaria (área I). Este sistema se utiliza, principalmente para
localizar los estímulos dolorosos.
La actividad del sistema poleoespinotalámico puede impartir una percepción
desagradable del dolor. Los axones de las célula de la lamina V como los de la lámina
I, cruzan la línea media cerca de su origen y ascienden por el sistema anterolateral. Los
axones de la célula de lamina V terminan casi exclusivamente en el tronco encefálico y
no en tálamo. En el troco estas fibras alcanzan la formación reticular , el colicuo
superior y la sustancia gris periacueductal. El sistema de fibras ascendentes sobre todo
de la formación reticular prosigue rostralmente hasta los núcleos intralaminares y los
núcleos posteriores del tálamo, y hasta porciones del hipotálamo. Las señales de dolor
transmitidas por esta vía se localizan e forma característica en une región del
organismo. Por ejemplo si el estimulo procede de la mano, se puede localizar en
cualquier lugar del miembro superior.

Sistema de supresión del dolor (analgesia) en el encéfalo y en la médula espinal:


existe una enorme variabilidad en el grado de reacción de las personas a los estímulos
dolorosos, en gran medida por el mecanismo que suprime el dolor (analgesia) y que
reside en el sistema nervioso central. Este sistema de supresión del dolor consta de
tres componentes fundamentales:

 La sustancia gris periacueductal del mesencéfalo y de la porción rostral de la


protuberancia reciben aferencias de las vías ascendentes del dolor, además de
proyecciones descendentes desde el hipotálamo y otras regiones del
postencéfalo.

 El núcleo magno del rafe (serotonina) y el núcleo paragigantocelular


(noradrenalina) del bulbo reciben aferencias de la sustancia gris periacueductal y
se proyectan hacia neuronas del asta dorsal de la médula.

 Las interneuronas encefalínicas del asta dorsal reciben aferencias de los axones
descendentes serotoninérgicos del nucle magno del rafe, que entablan contacto
sináptico directo con las fibras aferentes del dolor, causando una inhibición
presináptica y postsináptica de la señal de entrada. Se cree que este efecto está
mediado por el bloqueo de los canales del calcio en la membrana de la
terminación de la fibra sensitiva.

3. Tipos de dolor atendiendo a la etiología:

Dolor oncológico

El dolor oncológico es un síntoma complejo, que cambia a lo largo del tiempo y


que es el resultado final de varios mecanismos de dolor. Abarca mecanismos
inflamatorios, neuropáticos, isquémicos y compresivos en diversos lugares.

El dolor oncológico puede ser secundario a:


La propia enfermedad por invasión y compresión de estructuras.

Los tratamientos aplicados para el proceso oncológico: cirugía, quimioterapia y


radioterapia.

Los efectos de la enfermedad, como úlceras y debilidad.

Otras comorbilidades, muchas veces, relacionadas con la edad.

El dolor oncológico, a su vez, puede ser agudo o crónico. Además de la propia


enfermedad, existen otros factores que pueden influir en la percepción del dolor
oncológico como:

 El componente emocional, incluido la ansiedad y la depresión.

 El componente cognitivo, que implica la confianza del paciente en su habilidad


para manejar el dolor, la catastrofización o la desesperanza.

 El componente social, que incluye el soporte que el paciente recibe por parte de
su entorno.

Otro factor a tener en cuenta en el caso del dolor oncológico es la presencia de


dolor irruptivo. Se considera como dolor irruptivo un recrudecimiento del dolor
superpuesto a un patrón de dolor de base estable en pacientes tratados con opiáceos
mayores. El dolor irruptivo puede ser secundario a causas reconocibles como caminar
o toser, sobre todo, en presencia de metástasis óseas. En otras ocasiones puede no
estar asociado a ninguna causa (siendo por ello incidental y volicional. O
desencadenado por causas conocidas, pero no voluntarias, por ejemplo toser o respirar
(siendo entonces incidental no volicional). El dolor incidental secundario a alguna
actividad puede ser más previsible y, por lo tanto, puede tratarse con alguna antelación,
pero habitualmente condiciona una disminución importante en la actividad y calidad de
vida del paciente. El dolor irruptivo sin causa reconocible es más imprevisible y, por
tanto, más difícil de tratar satisfactoriamente (no incidental).

Dolor no oncológico

También se llama dolor no maligno o benigno e incluye todos aquellos dolores


que no son secundarios a un proceso oncológico o a sus tratamientos.

4. Tipos de dolor atendiendo al sistema afectado:

En función del sistema que se vea afectado podemos encontrar diversos tipos de
dolor: el que afecta al sistema nervioso, al sistema respiratorio y cardiovascular, al
sistema musculoesquelético, al sistema cutáneo y subcutáneo, al sistema
gastrointestinal y al sistema genitourinario. Los más comunes son los que afectan al
sistema nervioso y al sistema musculoesquelético.

Sistema nervioso

Si el sistema nervioso se ve implicado, puede producirse dolor neuropático


central o periférico.

Sistema musculoesquelético

El dolor musculoesquelético afecta al esqueleto, articulaciones y a las partes


circundantes. Dentro del dolor musculoesquelético podemos hablar de dolor agudo o
crónico en función de su duración, de dolor nociceptivo o mixto en función de la
fisiopatología, y de dolor articular, miofascial o tendinoso, en función de la estructura
que genere dolor.

La importancia del dolor musculoesquelético, al margen de que es el que con


mayor frecuencia vemos en las unidades del dolor, es el enorme impacto
socioeconómico que implica. De hecho, el dolor musculoesquelético supone una carga
económica que se coloca inmediatamente detrás de la carga que supone la
enfermedad cardiovascular.

5. Tipos de dolor atendiendo a la intensidad:

Cuando clasificamos el dolor en función de su intensidad, debemos ser conscientes


de que nos basamos en la información aportada por el paciente y que ésta siempre es
subjetiva.

La Escala Visual Analógica (EVA) es la escala más utilizada para medir el dolor. Se
representa, habitualmente, como una línea horizontal de 100 mm con anclajes en
ambos extremos que van desde ausencia de dolor hasta el peor dolor imaginable.

En función de la puntuación obtenida hablaríamos de dolor:

Leve

Moderado

Intenso

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