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MATERIALES Y MATERIAS PRIMAS: MADERA

Desde épocas remotas es utilizado como combustible y material de construcción

Desde épocas remotas, se utiliza como combustible y como material de construcción. Lanzas
prehistóricas, utensilios, la rueda, barcos vikingos, esculturas egipcias, imágenes religiosas,
durmientes de ferrocarril, templos, palacios, viviendas, puentes, muebles, son ejemplos de su
empleo a lo largo de los siglos. Cuesta pensar en otro material que haya sido parte de la
historia de tantas industrias y utilizado para producir tantos objetos como la madera. De la
madera, como ésta, con la que se hizo este mueble, se obtiene la celulosa, con la cual se
fabrica el 95 por ciento del papel que se produce en el mundo, como, por ejemplo, el de este
diario. El agua es uno de los componentes principales de la madera verde. Otro, en menor
medida, es la lignina, que se utiliza en fármacos veterinarios y además parece tener un gran
futuro en la producción de plásticos biodegradables. Además, la madera es lo que le da a
calidez y confortabilidad a este espacio. Pero, ¿qué es la madera? La madera es un material
biológico de origen vegetal que constituye la parte sólida de árboles y de arbustos y que está
recubierta por la corteza. En general, para obtenerla se utilizan los troncos, pero también
ramas y raíces.

La madera de los troncos puede emplearse en forma de láminas, chapas finas, triturada en
tableros y como macizo para obras de construcción y carpintería. También la aprovecha la
industria química, en especial para la obtención de celulosa, nitrocelulosa, aceites y ácidos. La
madera de ramas y de raíces se utiliza para obras finas de carpintería o triturada para la
obtención de alguna resina o la elaboración de medicamentos regionales. Su función en el
árbol es de sostén y transporte del agua y las sustancias nutritivas del suelo hacia las hojas. La
madera del tronco da soporte a las ramas que forman la copa y fija las sustancias de reserva,
almacenando los productos transformados en las hojas. Todas estas funciones determinan la
naturaleza de la madera, caracterizada por su porosidad y por su alta resistencia en relación
con su peso, propiedades que la hacen totalmente distinta a otros materiales de construcción.
Según una milenaria leyenda oriental, cada día nacen tantos árboles como personas hayan
muerto. Según la mitología maya, el Dios creador probó con unas pocas sustancias para dar
vida al hombre, entre estas, la madera de los árboles. Muchas otras leyendas de distintas
culturas asocian al árbol con el nacimiento, la vida, los orígenes y reflejan su valor simbólico,
tal vez anterior a su valor como recurso natural y fuente de materias primas.

El árbol puede crecer aislado o en forma colectiva, y de esta manera genera la formación de
bosques y selvas. En su estado natural, el bosque permanece en condiciones autorreguladas
durante largos períodos de tiempo. Los bosques pueden ser generados por el hombre o
implantados, con especies nativas o exóticas, con estrategias de planificación volcadas hacia
fines económicos, sociales o ambientales. En el primer caso, el bosque o la selva se convierten
en una explotación forestal de especies proveedoras de madera, destinada a cubrir
necesidades industriales. Tanto los bosques nativos como los implantados pueden ser
homogéneos, es decir, de una sola especie, como las plantaciones de eucaliptus, o
heterogéneos, como la selva subtropical. La legislación para la explotación forestal de bosques
nativos tiene por objeto erradicar la cultura extractiva sin planificación para reemplazarla por
una explotación planificada que persigue la sustentabilidad del bosque y sus características
económicas en el tiempo con el menor impacto ambiental posible. Existen distintos tipos de
maderas y cada una tiene un uso específico. Por ejemplo, ¿qué sucedería si la madera de este
embarcadero fuera de pino o de álamo sin un tratamiento específico? Simplemente se pudriría
en poco tiempo por el contacto con el agua.

En cambio, hay maderas que naturalmente se mantienen en perfecto estado durante cientos
de años, incluso sumergidas, como el roble, el apacho, el anchico y el quebracho. Y hoy, con
ayuda de la tecnología y de sustancias químicas, maderas no resistentes al agua ya son
utilizadas, como es el caso de la madera de pinos. Pero las variables para considerar son
muchas más. Tenemos que conocer propiedades, composición, costos y, por supuesto,
comenzar por la forma en que se genera la madera. En nuestras latitudes, el mayor
crecimiento del árbol se produce desde la primavera hasta fines del verano o del otoño y
disminuye en los meses de invierno. El crecimiento en longitud es primario. Comienza con la
gemación de los brotes extremos del tronco, de las ramas y de las ramificaciones. En los brotes
se encuentran zonas de crecimiento o meristemas en las cuales las células se dividen
continuamente y luego se alargan. Los brotes son blandos y verdes y con el tiempo se hacen
leñosos. El crecimiento diametral es secundario. Se produce en el cambium una capa cilíndrica
muy fina de células alrededor del leño del árbol, generadora de corteza hacia afuera y de
madera hacia adentro. Durante el crecimiento desarrolla tres tipos de células para su propio
engrosamiento, para el Liber que lo circunda y para el leño que se encuentra en su interior.

La formación de madera se da desde afuera hacia adentro. Es decir, que la masa neosa está en
el centro del tronco y tiene muy poca o nula actividad de transporte de agua. Su función es casi
exclusivamente de sostén. La corteza externa es la cubierta protectora del árbol, constituida
por tejido muerto llamado corcho o suber. La corteza interna o Liber está formada por tejido
vivo y cumple la función de distribuir los productos elaborados por las hojas mediante el
proceso denominado fotosíntesis. Dentro de la zona de la madera propiamente dicha, se
encuentra la albura, en general de color claro, constituida por una banda angosta
fisiológicamente activa, encargada del transporte de materiales absorbidos por las raíces hasta
las hojas. El resto de la albura está fisiológicamente muerto y allí se almacenan reservas,
además de cumplir la función de sostén. Hacia adentro, el duramen, también fisiológicamente
muerto y con función de sostén, suele ser más oscuro por acumulación de aceites esenciales,
gomas o resinas, taninos y sustancias que colorean la madera. Finalmente, el centro mismo del
tronco se denomina médula. Como la mayoría de los vegetales, la madera está compuesta por
numerosas células. La pared celular es fina y flexible, y luego se endurece sobre todo por
acumulación de celulosa y de lignina, sustancia que le otorga rigidez e impermeabilidad.

Las fibras de celulosa forman un entramado en el cual se almacena la lignina. Cuando ésta se
deposita en la pared celular, se forma la madera. La célula de madera acabada es dura, rígida y
de forma definitiva. En cuanto a la composición química de la madera, un 50 % corresponde a
la celulosa, un 30 % a la lignina y un 20 % a productos orgánicos y a sustancias varias, como
almidón, azúcares, grasas, taninos, aceites esenciales, sales minerales, colorantes, ceras y
resinas.
Madera se denomina a uno de los grupos de instrumentos que componen una orquesta,
aunque no todos estén fabricados con ese material. Pero, ¿qué relación tiene la madera con la
calidad del sonido de un instrumento o con la acústica de un teatro? En los pianos, por
ejemplo, hay una pieza delgada de madera llamada tabla armónica que refuerza notablemente
sus sonidos. Esto se debe a una de las propiedades del material. Por ser un material elástico,
tiene la propiedad de resonancia con las ondas sonoras, es decir, vibra en simpatía con éstas.
Por eso se utiliza en la fabricación de instrumentos y para recubrir salas de conciertos. La
madera posee propiedades que la convierten en un material ideal para diversos usos

Entre estas propiedades se destacan una óptima relación entre peso específico y resistencia
mecánica, su bajo peso en relación al volumen y la facilidad que brinda para trabajarla y
acoplarla. Además, cuando se seca es un excelente aislante térmico, eléctrico y acústico, y su
brillo y diseño natural le confieren un alto valor económico. Una característica física de la
madera es su densidad.

La densidad absoluta, que es constante, es su peso sin las cavidades o poros de la celulosa y
sus derivados. La densidad aparente tiene en cuenta los vasos y poros de la madera y por lo
tanto es muy variable dependiendo del grado de humedad que posea. Hay maderas muy
densas, como el quebracho, el incienso, el lapacho y el guatambú, y de menor densidad, como
el pino, el paraíso y el cedro misionero. La homogeneidad de una madera se da cuando la
estructura y la composición de las fibras es uniforme en cada una de sus partes, como en los
pinos. En cambio, el fresno es una madera poco homogénea. Se dice que una madera es
plástica cuando puede doblarse y al desaparecer la fuerza que provoca la flexión, no recupera
su forma original.

Cuando alcanza el límite máximo de plasticidad, empieza a romperse. La madera es un


material mal conductor del calor y esta propiedad la convierte en un excelente aislante
térmico, ideal para su aplicación en cielorrasos. También es aislante de la corriente eléctrica.
Su conductividad aumenta en forma proporcional a su contenido de humedad. El lapacho o el
incienso son muy utilizados para pisos por su dureza. El lapacho negro es perfecto para
estantes de bibliotecas o barras de armarios por su resistencia. Y el eucalipto y el fresno son
ideales para producir artículos deportivos por su elasticidad. Son tres propiedades de la
madera que explican muchas cosas acerca de sus usos.

La dureza de la madera radica en su resistencia a la penetración de cuerpos extraños en su


superficie o contra la abrasión. La mora amarilla, el lapacho y el incienso son muy utilizados
para pisos por poseer esta característica. Se entiende como resistencia de la madera aquella
que ofrece la madera frente a la actuación de fuerzas externas. La resistencia a la tracción es el
esfuerzo que soporta antes de desgarrarse y es muy importante en el caso de su uso en
elementos exteriores, como columnas y vigas. La resistencia a la compresión es clave en la
arquitectura, por ejemplo, en columnas y tabiques, por la carga que soportan.

En el sentido longitudinal de la fibra, es de cinco a ocho veces mayor que transversalmente. La


resistencia a la flexión es la resistencia a la rotura de piezas delgadas, largas y planas. La flexión
de la pieza se produce cuando se carga fuera de los apoyos, como en el caso de estantes, de
asientos de bancos y de barras de armarios. El lapacho negro tiene un alto módulo de
elasticidad y una alta tensión de rotura. Es decir, es muy flexible y muy difícil de quebrar. La
resistencia a la cortadura es la que presenta frente a la fuerza de una pieza de material que
actúa en una superficie de corte tratando de desplazarla. Esta resistencia se da en los
apuntalamientos y en los acuñados. También es importante para los trabajos de la madera con
arranque de viruta, como el aserrado, el mortajado y el limado. Una de las maderas que
permite muy buenos cortes en carpintería es el cedro misionero. La resistencia al pandeo se
presenta en piezas delgadas en comparación con su longitud, como postes, varas, puntales,
columnas y patas de sillas. Si estas piezas se someten a una fuerte compresión longitudinal, se
pandean por la parte más débil.

Esto equivale a que la pieza tienda a deformarse y se rompa si no se corrige la carga. Así, de
acuerdo a la carga que deberá soportar y al tipo de madera que se utilice, se calcularán las
dimensiones de la pieza. La resistencia a la escisión es la que presenta la madera a la abertura
de su estructura cuando se introduce una acuña en el sentido de las fibras. La mora amarilla y
el eucalipto son maderas que tienden a rajarse con facilidad. La elasticidad es la propiedad por
la cual una madera, luego de ser sometida a una carga de compresión y de ser retirada a dicha
carga, recupera sus dimensiones originales. Por su gran elasticidad, el eucalipto y el fresno son
aplicados para la producción de artículos deportivos, como palos de hockey y de críquet, o
bates de béisbol.

Rojo. Blanco. Verde. Gris. Amarillo. Negro. Seguramente no son colores que asociamos con la
madera. Sin embargo, esos pueden ser sus tonos naturales, que dependen de diversos
factores. Pasando del color al aroma. Aunque parezca curioso, esa puede ser una característica
importante para una madera o en algún caso, la única razón para desecharla. Color y aroma
son dos de las llamadas propiedades organolépticas, que hasta incluye el sabor de la madera.

La combinación de color, brillo, diseño y aroma confiere a la madera su belleza natural. El color
y el brillo natural dependen de factores como los pigmentos en sus células, las proporciones de
celulosa y de lignina, el grado de mineralización y el efecto de la luz y del oxígeno. También
están vinculados al diseño, que es el dibujo en la cara de la madera aserrada, chapa o lámina.
La gama de colores abarca desde el blanco del guatambú, al negro de la madera de Guayuvira.
Los tonos amarillos son abundantes, como los pinos, grapias, rabos, por ejemplo, y también los
pardos de los laureles y el loro negro, además de los rojizos, como el del cedro, anchico,
algarrobo y algunos eucaliptos. Pero más escasos son los grises y verdosos, como el del
lapacho negro y del tarumá. Según la forma de estar distribuidos y orientados, los elementos
leñosos presentan distintos diseños. Veteado, característico del peteribí, jaspeado, de la
grevilea y el íptico del paraíso. El olor también permite diferenciar los tipos de madera. La
madera recién cortada tiene un olor fuerte, al igual que el de la almacenada, que es producido
por la evaporación lenta de los aceites, resinas y esencias.

Hay maderas de exquisito aroma como el incienso y otras maderas cuyo olor desagradable
limita sus aplicaciones, como el laurel negro. El sabor no es una característica habitual en las
maderas y esto está estrechamente vinculado al olor, porque las sustancias que los provocan
son las mismas. No es lo mismo comerse un rico chocolate frente a un lago del sur que
comerlo en medio de la selva tropical. Algo parecido sucede con los diferentes tipos de
madera. Una puerta de idéntica construcción tiene un comportamiento distinto en la puna que
en las islas Malvinas. Difiere en su peso e incluso varía en su durabilidad. La razón de dichos
cambios se debe a una desventaja de la madera, la forma en que reacciona ante la humedad.
En contraste con las propiedades que hacen a la madera un material ideal para tantas
aplicaciones, los factores que restringen su uso son pocos. Uno es su predisposición a
descomponerse por ser de origen orgánico. Y otro, la inestabilidad de sus dimensiones por ser
un material higroscópico, es decir, que se hincha cuando absorbe agua en un ambiente de alta
humedad y se contrae cuando la pierde. Estas variaciones implican también un cambio en el
peso.

El hinchamiento por la absorción de agua y la contracción por su eliminación son mayores en


las maderas blandas, como pinos, álamos o cedro miccionero, y menores en las duras, como el
incienso y el lapacho. La durabilidad de la madera también está relacionada con el medio
ambiente en el que se encuentra. Hay maderas como la del roble, entre otras, que, en
condiciones de alta humedad, como en zonas donde llueve 250 días al año, pueden
preservarse en perfecto estado y otras que se verían rápidamente afectadas, como el álamo.
La Segunda Guerra Mundial jugó un papel importante en la historia de casi todos los
materiales y la madera no fue la excepción. Antes del conflicto bélico, estaba siendo sustituida
por otros materiales y su industria se veía muy afectada y en decadencia. Pero la guerra abrió
un nuevo capítulo. El uso de la madera para la construcción aumentó considerablemente. La
escasez de otros materiales fue uno de los motivos, pero el mayor impulso se produjo por los
avances en la tecnología maderera que repercutieron en todos sus procesos. El proceso de
aserrado fue la primera transformación mecánica del tronco con sierras y consistió en dar a la
madera dimensiones en espesor, ancho y largo en el menor tiempo y con la menor potencia
posibles.

Entre las máquinas para cerrar, se distinguen las sierras circulares, que pueden ser simples,
dobles o múltiples, con distintas funciones y variantes. Sierras sin fin, verticales o horizontales.

Sierras alternativas, vertical múltiple o horizontal, y sierras astilladoras. La sierra circular es la


más sencilla, pero la que menor aprovechamiento permite de la madera redonda. Su velocidad
de avance es igual o mayor que en la sierra sin fin y permite cortes paralelos al eje del rollo,
como así también cortes transversales cuando se dimensiona el largo de una pieza de madera.
La sierra sin fin también es mecánicamente sencilla. Permite mayor aprovechamiento de la
madera redonda, necesita mayor potencia y brinda más precisión de corte. Permite cortes
paralelos al eje y a la corteza y es de fácil adaptación a rollos de diámetros variables y a la
producción de distintas piezas. En comparación con la sierra sin fin, la sierra alternativa es más
compleja, permite similar aprovechamiento de los troncos y brinda mayor precisión. La
velocidad de avance es menor, pero se compensa con la posibilidad de cortes simultáneos.
Puede ser solo cortes paralelos al eje del rollo. La sierra astilladora es la más compleja, permite
el máximo aprovechamiento del rollo en una operación, requiere elevada potencia y permite
gran precisión de corte. Se adapta a rollos de diámetros variables y a la producción de distintas
piezas.
Existe una gama muy amplia de sistemas de aserrado o corte de la madera, todos ellos mucho
más modernos que este método que estoy utilizando. Una de las modalidades es el aserrado
respecto de los anillos de crecimiento y los radios leñosos. En el corte tangencial, el plano del
corte es tangente a los anillos de crecimiento y, por lo tanto, perpendicular a un radio leñoso.
En general, se aplica por su simplicidad. En el corte radial, el plano de corte coincide con algún
radio leñoso e intercepta los anillos. Es costoso y se aplica solo por pedidos especiales. Otro
sistema es el aserrado en planos paralelos al plano que contiene el eje longitudinal del rollo,
que hace que el desperdicio sea el trozo de madera que contiene la corteza. El aserrado
también puede realizarse en planos paralelos a la corteza. En este caso, los trozos que
contienen la corteza son piezas finas y de igual espesor en todo su largo. Este aserrado se
recomienda cuando interesa la resistencia mecánica de las piezas. El sistema de cortes
simultáneos consiste en la realización de dos o más cortes a la vez en el sentido longitudinal
del tronco. Es el trabajo típico de las sierras alternativas múltiples.

Así, en una sola operación, se obtienen dos o más piezas según la cantidad de sierras.
Descortezar una madera es un proceso parecido al de pelar una manzana. Consiste en separar
la corteza de la madera. Es una operación que puede no ser necesaria para algunos usos, pero
resulta imprescindible para otros. El descortezado puede realizarse en forma manual o
mecánica, y es necesario en la madera destinada a procesos de conservación industrial o a la
fabricación de pulpas para la producción de papel. La corteza puede aprovecharse luego como
combustible. En aserraderos, esta operación no es imprescindible, pero incorpora ciertas
ventajas. Mejora la conservación de los elementos cortantes, ya que se eliminan del rollo
materiales que los afectan, como arena o pequeñas piedras. La eliminación de la corteza
también resulta un medio para controlar el desarrollo de algunos insectos que atacan la
madera verde. El descortezado también hace factible el aprovechamiento de laterales del
tronco como materia prima para la elaboración de pasta celulósica. En el secado de la madera
se elimina el agua, que puede significar entre un tercio y la mitad de su peso total. Tanto el
secado como el descortezado son procesos que pueden tener efectos insospechados, por
ejemplo, sobre los filos de las sierras o hasta en el desarrollo de insectos que atacan la madera.

En algunos casos, la madera puede emplearse en estado verde o con alto contenido de
humedad. Así se la utiliza para andamios, puntales de obra o encofrado. Pero el proceso de
secado genera muchas ventajas. La madera disminuye su peso y es más estable respecto de los
cambios de dimensiones por variación de la humedad. En general, mejoran las propiedades de
resistencia. Otro beneficio se da en el comportamiento de la madera en operaciones de
cepillado, de lijado y de aplicación de colas y pinturas, y también mejora su resistencia a la
mayoría de los hongos e insectos que pueden atacarla. La madera seca se almacena
generalmente apilada y en paquetes fajados con una cinta plástica para evitar su desarme.
Frecuentemente se envuelve en plástico termo contraíble que evita que se ensucie y adquiera
humedad ambiente. Esta es una condición para la exportación.

La utilización de madera contribuye al ahorro de energía, pero también puede contribuir a


malgastarla. Todo depende de dos de sus aplicaciones. La energía necesaria para la fabricación
de la madera es nula, ya que el árbol utiliza la energía solar. Entonces, podemos comparar la
energía que requieren los procesos de transformación de la madera con la que insume la
producción de otros materiales, como el acero o el aluminio.
Para una tonelada de madera, el consumo es de 430 kilo vatios hora. Ese valor se eleva a 2700
para una tonelada de acero y a 17 000 kWh para una tonelada de aluminio. Si pensamos en su
aplicación como combustible, hoy la madera representa el 13 por ciento de la energía y la
mayor parte se quema ineficazmente para generar calor o para cocinar en regiones pobres del
mundo. Bosques, selvas y montes están sufriendo por esta práctica. También se ven afectados
bosques por la tala para abrir tierras para la agricultura. Lo que parece ignorarse es que la
cosecha de productos forestales en forma sustentable, sin destruir los bosques, puede ser más
rentable que esa alternativa dominante que provoca gravísimas consecuencias al medio
ambiente. A través del tiempo, distintos materiales reemplazaron a la madera en muchas
aplicaciones. Pero qué difícil es pensar en un material que no sea la madera para conferir, por
ejemplo, la misma sonoridad a un instrumento o el aroma y el sabor a un buen vino. En la
actualidad, el uso de la madera se está revalorizando. Se vuelve a utilizar en construcciones,
interiores, decoración y muebles para lograr la calidez y la armonía que a juicio de muchos,
ningún otro material puede brindar.

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