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I.

Los elementos del argumento

Los elementos generales de la argumentación son los siguientes:


1. La controversia
2. La tesis
3. Los argumentos
4. Los respaldos
5. La reafirmación de la tesis
La controversia es el cuestionamiento que se deriva de un tema controversial y de la cual se
desprende la tesis. La tesis es la adopción de una postura o un punto de vista que se
defiende en una redacción con argumentos. Los argumentos son los razonamientos con los
que se demuestra la validez de la tesis: con ellos se comprueba o se refuta una tesis. Los
respaldos son las premisas que permiten llegar a la formulación de un argumento; en otras
palabras, son las ideas que validan a los argumentos. La reafirmación de la tesis es la
corroboración de la postura asumida en la redacción.

II. Caracterizas de la argumentación

 Es lógica porque se usa una serie de razonamientos coherentes,


generalmente presentados en forma secuencial. Además, siguen una
estructura determinada.
 Es dialógica porque está destinada a enfrentar una serie de ideas,
particularmente cuando estas oponen al emisor contra el receptor.
 Es persuasiva porque se busca convencer a la audiencia de una postura
tomada.
 Es contraargumentativa porque se elabora pensando en posiciones contrarias
a la asumida.

III. Tipos de argumentación

Argumentos deductivos. Aquellos que parten de premisas seguras o


probables y extraen conclusiones seguramente válidas de ellas, yendo de lo
general a lo particular. Se trata de un tipo de argumento común en las
ciencias y la lógica formal, que sin embargo se encuentra limitado por la
veracidad de sus premisas, que se toman como punto de partida. Por
ejemplo: Si todos los humanos necesariamente mueren, y yo en particular
soy humano, es seguro que moriré.
Argumentos inductivos. Proceden al contrario de los deductivos, partiendo
de lo específico para llegar a lo general. Así, el método inductivo posee algo
de creatividad y es menos certero, pero es particularmente útil para las
ciencias actuariales y la estadística. Por ejemplo: Si una persona gana la
lotería, y yo también juego la lotería, es probable que también me la gane.
Argumentos abductivos. En este caso, los argumentos no parten de
premisas certeras, sino que asumen dos premisas aisladas y obtienen una
conclusión probable, aunque inverificable. Por ejemplo: Si un amigo se
pelea con su novia, y rato después lo veo besándose con otra chica, puedo
asumir que rompió con su novia a raíz de la pelea.
Argumentos causales. Son aquellos que parten de la vinculación de un
evento con otro, de acuerdo a las leyes de causa y efecto. En ese sentido,
establecen un vínculo que en apariencia luce necesario, pero que podría no
serlo. Por ejemplo: Cada vez que viajo en bus, me mareo. Así que el bus es
el causante de mi mareo.
Argumentos por generalización. Son aquellos que proponen extender una
propiedad a un grupo de elementos, solamente por haberla observado en
unos pocos integrantes del conjunto. Por ejemplo: Yo soy irascible y soy
géminis, y mi amiga Jenny es irascible y también géminis; por lo tanto,
todos los géminis somos irascibles.

IV. Principios de argumentación

 Principio de no contradicción:
Este es el principio más importante de la argumentación racional. Ya Aristóteles en el siglo
IV a.C nos habla de él en su Metafísica. Según este principio no puede ser al mismo tiempo
una afirmación y su contraria; o en otras palabras una cosa no puede ser verdadera y falsa a
la vez. Sobre este principio se asienta el edificio de la racionalidad occidental (filosofía,
ciencia, etc.) pero ha sido criticado duramente desde los inicios de la filosofía (Heráclito s.
VI a.C) hasta la actualidad (Nietzsche s. XIX).
 Principio de la deducción:
Este principio se basa en el valor lógico de la relación causa y efecto, y viene a decir que, si
ocurre la causa, ocurre el efecto. Cuando alguien afirma: «si llueve se mojan las calles» y,
efectivamente llueve, podemos afirmar que las calles se mojan. Las cadenas de causas-
efectos pueden ser amplias, por ejemplo: si llueven se mojan las calles, si llueven las calles
puedes resbalarte y caer, si te caes… En lenguaje lógico podemos enunciarlo así: si de una
premisa se sigue una consecuencia y ocurre la premisa, entonces ocurre la consecuencia.
 Principio del tercio excluso:
Este principio tiene mucha menos validez que los dos anteriores y ha sido rechazado
abiertamente por muchos lógicos en los siglos XIX y XX. Según este principio si una cosa
no es verdadera es falsa y si no es falsa es verdadera. La similitud, al menos a primera vista,
con el principio de no contradicción es evidente, pero se critica, como dijimos, su amplitud
ya que hay situaciones en donde las afirmaciones no son ni verdaderas ni falsas sino
solamente probables o tienen valor de verdad desconocido.
 Principio del Onus Probandi o de Carga de la Prueba:
Es el principio según el cual el que hace una afirmación debe dar pruebas de su veracidad
(affirmanti incumbit probatio) o, en otras palabras, no corresponde al que refuta la
refutación sino a quien afirma la demostración. Por ejemplo, si alguien afirma que existe
una raza de enanos invisibles en los bosques debe probar que esta afirmación es cierta y no
solicitar a terceras personas que prueben que es falsa. Si pensamos en este ejemplo nos
damos cuenta de que es imposible demostrar la falsedad de una afirmación infundada
¿cómo demostrar que no existen seres invisibles si su característica principal es,
precisamente, que no se pueden observar?

V. Falacias

Todas las falacias son razonamiento que vulneran alguna regla lógica. Así, por ejemplo, se
argumenta de una manera falaz cuando en vez de presentar razones adecuadas en contra de
la posición que defiende una persona, se la ataca y desacredita: se va contra la persona sin
rebatir lo que dice o afirma.

VI. Función de la motivación dentro de la argumentación

Se trata de las disposiciones psicológicas que nos orientan hacia la realización de


determinadas acciones, dicho de manera muy resumida. Es decir, que la motivación está
compuesta por elementos psicológicos que nos hacen inclinarnos hacia una meta concreta
dentro de la argumentación cuando se dan ciertas condiciones.

VII. Errores in cogitando

Esta figura penal se produce cuando, con propósito de atacar o agredir a una persona, por
inadvertencia se atenta contra otra.
Los errores in cogitando se dan cuando existen razonamientos judiciales defectuosos y hay
vicios del razonamientos que son derivados de la infracción de sus principios y reglas.

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