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Reseña critica del

libro los 4 acuerdos


de Miguel Ruiz

Herrera Olivas Jose Luis 2°F


22/11/2007
656-532-5038
joseluisherreraolivas@gmail.com
CBTIS 128

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La sabiduría

Jose Luis Herrera Olivas, estudiante del centro de bachillerato tecnológico industrial y de

servicios N° 128 de la especialidad de electrónica cursando el segundo semestre en el grupo F.

Miguel Ruiz, Los cuatro acuerdos, México, Urano, 1997.

Miguel Ruiz es un actor escritor y orador mexicano de textos espiritualistas o neochamanísticos,

nació el 27 de agosto de 1952 en Guadalajara, México en una familia de sanadores y criado en el

México rural por una madre curandera y un abuelo nagual.

El libro "Los Cuatro Acuerdos" es una obra escrita por el autor mexicano Miguel Ruiz que se

enfoca en las creencias y prácticas de la sabiduría tolteca. Los cuatro acuerdos mencionados en el

libro son:

Sé impecable con tus palabras: este acuerdo se refiere a la importancia de utilizar el lenguaje con

responsabilidad y cuidado, para evitar crear problemas y herir a los demás con nuestras palabras.

No te tomes nada personalmente: el segundo acuerdo se trata de no permitir que las acciones o

palabras de los demás nos afecten negativamente, evitando que nuestro bienestar emocional

dependa de las opiniones y juicios de otros. No hagas suposiciones: este acuerdo se enfoca en la

importancia de no dar por sentado lo que otras personas piensan o sienten, y de en su lugar,

buscar la claridad y comunicación directa. Haz siempre lo mejor que puedas: el cuarto acuerdo se

trata de hacer nuestro mejor esfuerzo en cada momento y en cada situación, sin importar las

circunstancias.
El libro profundiza en cada uno de estos acuerdos y ofrece consejos y técnicas para 2

implementarlos en la vida diaria y también argumenta que, al seguir estos acuerdos, podemos

liberarnos de muchas de las creencias y actitudes que nos limitan y nos hacen infelices.

En los cuatro acuerdos, Miguel Ruiz nos explica cómo debemos tener mucho cuidado con lo que

hacemos y decimos con las reglas de cada uno de ellos.

En el primer acuerdo se nos explica cómo debemos ser impecables con nuestras palabras y el

cómo manejarlas bien y de forma correcta sin terminar usando mal su poder.

Aunque el primer acuerdo suene fácil no lo es ya que el poder que tiene una palabra es inmenso e

incontrolable ya que esa simple frase o palabra tiene la fuerza y el poder de construir o destruir

teniendo dependiendo el caso en el cual haya sido usada y el contexto al cual se refirió.

La mente humana es como un campo fértil en el que continuamente se están plantando millones

semillas. Las semillas son opiniones, ideas y conceptos. Tú plantas una semilla, un pensamiento,

y este crece. Las palabras son como semillas, ¡y la mente humana es muy fértil!

Cada palabra tiene la capacidad de entrar a la mente como una idea y cambiar para bien o para

mal todas las creencias que cada persona tiene.


El primer acuerdo se trata de la importancia de utilizar las palabras de manera sabia y positiva.
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Ruiz afirma que las palabras son poderosas y que pueden ser utilizadas para crear o destruir. Ser

impecable con tus palabras significa hablar con sinceridad y evitar el uso de palabras que puedan

causar daño o crear conflicto. También significa ser fiel a tus promesas y evitar hablar mal de ti

mismo o de los demás.

Las palabras no son solo sonidos o símbolos escritos. Son una fuerza que constituye el poder que

tenemos para expresar y comunicar para pensar y, en consecuencia, para crear los

acontecimientos de nuestra vida.

Un ejemplo del poder de las palabras paso en Alemania por Hitler mediante el uso de estas

manipuló a un país entero y los llevó a una guerra mundial solo con el poder de las palabras.

El segundo acuerdo se refiere a la idea de que todo lo que los demás hacen es una proyección de

sus propias realidades, y no tiene nada que ver contigo. Ruiz afirma que muchas veces nos

tomamos las cosas personalmente y nos ofendemos o nos sentimos heridos por los comentarios o

acciones de otras personas. Este acuerdo nos invita a no tomar las cosas personalmente, a no

reaccionar de manera impulsiva y a no permitir que las opiniones de los demás nos definan.
El segundo acuerdo habla de no tomar nada personal porque como seres pensantes los humanos

podemos controlar los actos y palabras que nos cuestionan.

Un ejemplo de estos es ir caminando por la calle y que una persona te diga Gordo por tu

apariencia física, tú puedes controlar el peso que la palabra tiene sobre ti y en qué te afectan o

benefician.

Mientras más cosas te tomas personales es porque estás de acuerdo con cualquier cosa que te

digan. Y tan pronto como estás de acuerdo, él veneno te recorre y eso conlleva a que tomes más a

pecho las cosas que te dicen.

El tercer acuerdo se trata de la importancia de comunicarse de manera clara y efectiva. Ruiz

sostiene que muchas veces hacemos suposiciones sobre las intenciones de los demás y sobre lo

que piensan o sienten sin tener pruebas concretas. Esto puede llevar a malentendidos y conflictos

innecesarios. Este acuerdo nos invita a hacer preguntas y aclarar nuestras dudas antes de hacer

suposiciones. Si alguien te da su opinión y dice ¡Oye eres muy feo! no hay que tomarlo personal

ya que se refiere a sus propios sentimientos, carencias y opiniones.

Cuando las cosas se toman personalmente, nos sentimos ofendidos y reaccionamos definiendo

nuestras creencias y creando conflictos ya que sentimos la necesidad de tener la razón dando

nuestras propias opiniones.


No hagas suposiciones es lo que nos dice el tercer acuerdo ya que tendemos a hacer suposiciones

sobre todo y el problema no es eso, sino que creemos que lo que suponemos es cierto y

juraríamos que es real.

Hacer suposiciones en relaciones o amistades solo significa buscarse problemas ya que a menudo

suponemos que las personas saben lo que pensamos y que no es necesario que les digamos lo que

queremos y que suponemos que hará lo que queremos porque nos conocen muy bien.

Haz siempre lo máximo que puedas es de lo que nos habla el cuarto acuerdo. Limítate a hacer lo

máximo que puedas cualquier constancia de tu vida.

El cuarto acuerdo se refiere a la idea de que siempre debemos hacer nuestro mejor esfuerzo en

todo lo que hacemos. Ruiz afirma que muchas veces nos limitamos a nosotros mismos por miedo

o falta de confianza en nuestras habilidades. Este acuerdo nos invita a hacer siempre lo máximo

que podamos, sin importar las circunstancias. También nos recuerda que nuestro máximo puede

variar según el momento y las condiciones, y que no debemos juzgarnos a nosotros mismos por

no ser perfectos.

No importa si estás enfermo o te sientes cansado si siempre haces lo máximo que puedas, no te

juzgarías a ti mismo en modo alguno.


Si haces lo máximo que puedas, hábitos como emplear mal tus palabras, tomarte las cosas

personalmente y hacer suposiciones se debilitarán y con el tiempo serán menos frecuentes.

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Al dar lo máximo en nuestro esfuerzo significa actuar porque amamos hacerlo, no porque esperas

una recompensa o intentas impresionar a alguien solo por dar lo máximo.

Si haces lo máximo que puedas en la búsqueda de tu libertad personal y de tu autoestima

descubrirás que encontrar lo que buscas es solo cuestión de tiempo. No se trata de soñar despierto

ni de sentarse varias horas a soñar mientras meditas. Debes ponerte de pie y actuar como ser

humano.

Uno de los aspectos más positivos del libro es la claridad y accesibilidad del lenguaje utilizado

por el autor, lo que hace que la lectura sea fácil de seguir y comprender. Además, los consejos y

técnicas que se ofrecen para implementar los acuerdos son prácticos y aplicables a situaciones

cotidianas.

Sin embargo, algunos críticos argumentan que el libro puede resultar demasiado simple en su

enfoque, ofreciendo soluciones fáciles a problemas complejos. Además, algunos de los conceptos

presentados pueden parecer bastante abstractos y difíciles de aplicar en la vida para algunas

personas.
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