Está en la página 1de 6

Página 1 de 6

¿COMO REDACTAR UN TEXTO ARGUMENTATIVO?

A continuación, se presenta el esquema de una estructura sugerida para organizar los


contenidos de un texto argumentativo. Cabe aclarar que esta no es la única forma
posible de estructurar este tipo de escritos. No obstante, el modelo recomendado es
común en el ámbito académico y posee una estructura sencilla, divisible en términos de
una sección introductoria, una sección de desarrollo argumentativo y una sección de
conclusión. En todo caso, recuerde siempre consultar y acatar las instrucciones que
recibió para elaborar su texto argumentativo.

1. SECCIÓN INTRODUCTORIA

Como su nombre lo indica, este apartado inaugura el texto. En textos argumentativos


breves, esta sección puede ser desarrollada en un único párrafo. En el caso de escritos
más largos, los elementos que componen esta sección pueden abordarse en múltiples
párrafos. De cualquier manera, la sección introductoria de un texto argumentativo
debería dar cuenta de los siguientes elementos:

a. Contexto, tema y delimitación: La introducción del texto argumentativo tiene el


propósito de contextualizar a los lectores con respecto a aquello que se abordará en el
escrito. Por este motivo, es necesario que en este apartado se establezca el tema del
texto, se ofrezcan elementos que permitan entenderlo y se definan los aspectos
específicos del tema en los cuales el escrito se centrará.

Una forma posible de redactar estos elementos consiste en plantear oraciones o párrafos
que, inicialmente, aborden el tema del texto de forma general. Luego, se puede dar
paso a oraciones o párrafos que particularicen o especifiquen el tema del texto, de
forma que este resulte cada vez más acotado.

b. Problema o pregunta: La contextualización y delimitación del tema del escrito


permiten que, posteriormente, se plantee de forma concreta el problema o la pregunta
que serán abordados en el texto. Recuerde que la tesis del escrito debe responder a
dicho problema o pregunta, por lo cual es indispensable que aquellos elementos se
planteen de forma explícita y clara. De igual modo, para los lectores debe ser evidente
que el problema o la pregunta que se resolverán en el texto se derivan del tema que fue
planteado con anterioridad. Por este motivo, busque que la transición entre el tema del
escrito y el problema o pregunta sea fluida.

c. Justificación: En la sección introductoria puede ser útil explicarles a los lectores por qué
el tema, el problema o la pregunta elegidos son relevantes en el contexto académico.
Por ejemplo, es posible que la pregunta que se aborda en el escrito se refiera a un vacío
Página 2 de 6

en la investigación sobre un tema, que el enfoque propuesto en el texto resulte único o


innovador, o que el asunto desarrollado en el ensayo sea crucial en términos sociales,
económicos o científicos. De cualquier modo, justificar la importancia de aquello que se
explorará en el escrito contribuye a que la audiencia se interese en leerlo.

d. Propósito del texto: En algún punto de la sección introductoria debe enunciarse de


forma directa y explícita el propósito del texto. Este elemento puede expresarse a partir
de verbos en infinitivo, asociados con acciones argumentativas, tales como: defender
que..., sustentar que..., demostrar que..., argumentar que..., sostener que..., ,etc. Enunciar
el propósito del texto es necesario para que los lectores sepan a qué tipo de escrito se
están enfrentando y cuál es la promesa que el autor busca cumplir en él. Es
recomendable que el propósito de su texto argumentativo se asocie directamente con
la tesis del escrito.

e. Tesis del escrito: En la fase de planeación se mencionó la necesidad de formular una


tesis que fungiera como columna vertebral del texto argumentativo. Dicha tesis debe
plantearse en la sección introductoria del texto, pues las secciones siguientes cumplirán
con la función de desarrollarla y sustentarla. Aproveche la fase de redacción del texto
para revisar y pulir la tesis que formuló en la etapa de planeación.

f. Estructura del texto: Luego de haber establecido la tesis del texto conviene plantear
un apartado que dé cuenta de la ruta que seguirá el escrito. Así, dicho apartado les
permitirá a los lectores entender la forma en la cual el texto está estructurado, así como
los contenidos que se presentarán en él. En este sentido, después de establecer la tesis,
se sugiere sintetizar los argumentos del texto y mencionarlos en el orden en que serán
expuestos.

2. SECCIÓN DE DESARROLLO ARGUMENTATIVO:

Luego del apartado introductorio del texto argumentativo se sugiere plantear la sección
de desarrollo. Dicha sección contendrá los argumentos que se usarán para sustentar la
tesis. En la fase de planeación usted debió haber formulado un esbozo de los
argumentos. Ahora, usted deberá redactarlos y articularlos con el resto del escrito. Para
llevar a cabo esta labor, tenga en cuenta las siguientes recomendaciones:

a. Escritura de los argumentos: A la hora de redactar los argumentos cabe recordar que
estos se componen de una o varias premisas a partir de las cuales se infiere una
conclusión. Habitualmente, tanto las premisas como la conclusión pueden expresarse en
la forma de oraciones que luego se vinculan, mediante conectores discursivos, para
formar párrafos de carácter argumentativo.
Página 3 de 6

Sin embargo, cabe resaltar que un argumento no siempre se desarrolla en un único


párrafo. Así en el caso de textos extensos o que aborden temáticas complejas, es
perfectamente posible que un único argumento se formule en el espacio de varios
párrafos (o, incluso, varias páginas). Esto es así en virtud de que el desarrollo de una única
premisa (así como su concatenación con las demás premisas y con la conclusión del
argumento) puede requerir de una extensión considerable. En este sentido, no existe un
número determinado de párrafos que deban conformar la sección de desarrollo de un
texto argumentativo. El número de párrafos dedicado a elaborar esta sección variará
según cada caso. De cualquier manera, a la hora de redactar un argumento siempre
se debe procurar que sus elementos básicos (premisas y conclusión) queden claros y que
la forma en que estos se vinculan sea igualmente explícita.

b. Relación entre la tesis y los argumentos: No pierda de vista que la labor de los
argumentos es sustentar la tesis del escrito. De este modo, es indispensable que la
conclusión a la que llegue cada argumento contribuya a demostrar la tesis (o sea la tesis
misma). Al redactar un argumento pregúntese, entonces, si este incluye y desarrolla
conceptos o aspectos relevantes de la tesis y si, de esa manera, el argumento ofrece
pruebas o razones para demostrarla. Ahora bien, es posible que la construcción de los
argumentos le revele la necesidad de refinar, ajustar o replantear su tesis. También
puede ocurrir que, mediante su argumentación, usted descubra una arista nueva o
insospechada del tema o el problema. Tome nota de estas observaciones, pues le
servirán para construir la conclusión del escrito.

c. Relación entre los argumentos: Así como debe existir un vínculo claro entre la tesis y
cada argumento, también debe haber una conexión sólida entre los argumentos que
componen la sección de desarrollo del texto. Por un lado, esto implica que los
argumentos deben ser coherentes entre sí, en el sentido de que no puede haber
contradicciones entre ellos (ni entre estos y la tesis). Por otro lado, cada argumento
debería aportar una justificación original para la defensa de la tesis. Esto significa que el
contenido de un argumento no debería ser repetitivo ni redundante con respecto al de
los demás. Por último, al interior del texto los argumentos deberían estar articulados
mediante conectores discursivos o expresiones de enlace, de forma que el paso de uno
a otro sea lo más fluido posible.

d. Tipos de argumentos: Los argumentos pueden construirse a partir de dos tipos básicos
de inferencias: la deducción y la inducción. La diferencia entre ambas radica en el tipo
de relación (ya sea de necesidad o de probabilidad, respectivamente) que permiten
establecer entre las premisas y la conclusión del argumento.

Ahora bien, tenga en cuenta que un mismo texto argumentativo puede incluir tanto
argumentos de tipo deductivo como de tipo inductivo. La elección de uno u otro tipo
Página 4 de 6

de inferencia dependerá de las características de aquello con respecto a lo cual se esté


argumentando, de la información con la que se cuente y del tipo de conclusión a la que
se quiere llegar.

En todo caso, recuerde que es perfectamente posible que en su texto coexistan


argumentos deductivos e inductivos (así como distintos sub-tipos de argumentos tanto
deductivos como inductivos). Más aún: estas estrategias argumentativas también
pueden complementarse con herramientas como la contraargumentación. De
cualquier forma, es necesario que usted tome decisiones conscientes con respecto al
tipo de inferencias y estrategias argumentativas. Es decir, usted debería estar en
capacidad de saber qué tipo de inferencia o estrategia argumentativa está utilizando
en cada caso y por qué optó por dichas alternativas.

e. Uso de fuentes: En el contexto académico, la construcción de argumentos implica


también hacer uso de fuentes que les otorguen solidez y sustento. Así, al momento de
escribir los argumentos, es recomendable que las premisas que componen a cada uno
remitan a datos, evidencias, ejemplos o citas. En este sentido, se sugiere retomar los
materiales seleccionados en la fase de preescritura del texto y consultar nuevas fuentes,
con el fin de garantizar que cada argumento tenga el debido sustento. Más aún: en la
etapa de escritura de los argumentos se requiere lograr una articulación clara y precisa
entre las citas de las fuentes y el texto que usted está escribiendo.

d. Falacias: Las falacias son argumentos que aparentan ser sólidos, pero que, en
realidad, contienen algún tipo de falla en su inferencia. En el contexto académico,
incurrir intencional o inadvertidamente en falacias se considera reprochable, pues
hacerlo resta legitimidad al discurso y hace que la defensa argumentativa de la tesis
resulte defectuosa. Por este motivo, le invitamos a conocer los distintos tipos de falacias
con el fin de evitar incurrir en ellas.

3. SECCIÓN DE CONCLUSIÓN

El último apartado que compone la estructura de texto argumentativo sugerida en esta


guía es la sección de conclusión. Al igual que lo que ocurre con la introducción, en el
caso de escritos breves es posible plantear la conclusión en un único párrafo. No
obstante, en el escenario de escritos extensos se recomienda desarrollar este apartado
a lo largo de varios párrafos. Ahora bien, al margen de lo anterior se sugiere incluir los
siguientes elementos en la conclusión de un texto argumentativo:

a. Recapitulación del recorrido del texto: Los lectores del texto podrían beneficiarse de
una síntesis de la ruta que siguió el escrito. En este sentido, conviene retomar el problema
o pregunta de los cuales partió el texto y resumir tanto la postura que se adoptó en él
Página 5 de 6

como los argumentos utilizados para sustentarla. No obstante, tenga en cuenta que su
conclusión no debe limitarse a recapitular lo planteado en el escrito. A partir de allí,
pueden formularse los elementos que se sugieren a continuación.

b. Reformulación o refinamiento de la tesis: Como se estableció anteriormente, es posible


que a la hora de construir y redactar sus argumentos usted perciba que estos lo obligan
a revaluar o refinar la tesis original de la cual partió. En este sentido, después de la
recapitulación de los argumentos de su texto, usted podría describir las formas en las
cuales estos implican ajustes, modificaciones o matices para su tesis. Desde luego,
también es posible que su tesis se haya visto robustecida tras el ejercicio argumentativo.
Así, una explicación de las maneras en las que sus argumentos fortalecieron su tesis
también podría figurar en la conclusión de su escrito. De cualquier forma, es útil plantear
nuevamente la tesis del escrito, esta vez con los aspectos complementarios, derivados
de su refinamiento o su fortalecimiento.

c. Limitaciones del texto y preguntas por resolver: Todos los textos académicos cuentan
con limitaciones, es decir, aspectos que no lograron abordar o agotar. Señalar las
limitaciones de un escrito permite que los lectores comprendan las formas en las que la
discusión sobre un asunto podría seguir avanzando. Por este motivo, la explicación de
las limitaciones del texto puede acompañarse de la mención de las preguntas o caminos
de investigación que quedan por resolver.

4. SECCIÓN DE BIBLIOGRAFÍA O REFERENCIAS

Al final de todo texto académico es necesario agregar un apartado en el que se enlisten


todas las fuentes que usted utilizó para desarrollar su texto. Este listado de bibliografía o
referencias permitirá que sus lectores conozcan los materiales de los que usted se sirvió y
puedan remitirse a ellos. Las maneras específicas en las cuales se construye la lista de
referencias dependen del formato de citación que usted utilice o le haya sido asignado.

¿COMO REVISAR Y EDITAR UN TEXTO ARGUMENTATIVO?

El último paso, que será crucial para finalizar y publicar su texto argumentativo, consiste
en releerlo y revisarlo con detenimiento con el objetivo de identificar y corregir errores.
Para hacer esto, tenga en cuenta las siguientes recomendaciones:

• En la medida de lo posible, distánciese del texto durante algunos días u horas. Esto le
permitirá retornar a él con una mirada renovada y crítica.

• Verifique que su escrito cuente con los parámetros de presentación que le hayan
solicitado. Aquí se incluyen tanto disposiciones específicas de formato (número de
Página 6 de 6

páginas o palabras, tipo y tamaño de fuente, etc.) como pautas asociadas a estilos
de citación (APA, MLA, Chicago, IEEE, etc.).

• Revise que todas las fuentes que usted incorporó a su texto estén articuladas con el
escrito y estén correctamente citadas y referenciadas.
• Evalúe la construcción y la extensión de cada una de las oraciones de su texto.
Verifique que cada oración esté bien estructurada y que su uso de los signos de
puntuación haya sido correcto.

• Constate que cada párrafo cumpla con una función específica y que la conexión
entre las oraciones que lo componen sea clara y fluida. Pregúntese, también, si el
vínculo entre los párrafos de su texto es evidente y preciso.

• Relea el texto en voz alta y de manera pausada. Esto le permitirá advertir errores de
puntuación, ortografía y construcción de oraciones y párrafos.

• Asegúrese de que su texto argumentativo tenga una sección introductoria que


incluya los aspectos sugeridos en esta guía.

• Asegúrese de que su texto argumentativo parta de una tesis que tenga las
características sugeridas en la guía sobre cómo formular la tesis de un texto
argumentativo.

• Asegúrese de que su texto argumentativo incluya una sección de desarrollo que


cuente con argumentos presentados y articulados según lo recomendado en este
recurso.

• Asegúrese de que su texto argumentativo posea una sección de conclusión que


incluya los aspectos sugeridos en esta guía.

• Solicíteles a otras personas que lean su texto a la luz de los aspectos sugeridos en este
apartado. La perspectiva de otro lector enriquecerá su texto argumentativo y le
ayudará a identificar errores o falencias que usted pudo haber ignorado.

Fuente: https://leo.uniandes.edu.co/guia-para-la-elaboracion-de-textos-argumentativos/

También podría gustarte