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ESCUELA NORMAL SUPERIOR MOISÉS SAÉNZ GARZA

Procesos de los seres vivos.


Docente: Biólogo Jorge Luis Vargas Aguilar.
jvargas8@hotmail.com

Audesirk, T., Audesirk, G., & Byers, B. E. (2013). Biología: la vida en la


tierra. Pearson educación.

Alumno: Alberto Bernal Reyna.


Biología 2ºA

Primavera 2020
Circulación

Nuestro cuerpo se adapta a las necesidades del entorno y es por ello


(y gracias a la evolución de nuestro sistema
circulatorio) que dentro de nosotros se creó
una especie de “océano interno” que permite
el transporte de alimento y de oxígeno a las
células, y a su vez permite desechar los que
las células ya no necesitan.
Cuando hablamos de sistema circulatorio
debemos tomar en cuenta la variedad de seres vivos que existen, por lo que
depende de la especie y no podemos generalizar, sin embargo es bien sabido que
los sistemas se componen de tres partes principales:

1.- Una bomba, el corazón, que mantiene la sangre en


circulación.

2.- Un líquido, la sangre, que sirve como medio de


transporte.

3.- Un sistema de conductos, los vasos sanguíneos,


que transporta la sangre por todo el cuerpo.

Dos tipos de sistema circulatorio


Los sistemas circulatorios de
los animales adoptan dos formas diferentes: abiertos
y cerrados. Los sistemas circulatorios abiertos
están presentes en muchos invertebrados, incluidos
los artrópodos y los moluscos. Un animal con un
sistema circulatorio abierto tiene uno o más corazones
simples, una red de vasos sanguíneos y una serie de
espacios interconectados dentro del cuerpo conocidos
como hemocele. En el hemocele, los tejidos y órganos
internos están irrigados
directamente con hemolinfa, un líquido que funciona como sangre y como
sustancia extracelular que baña a todas las células en los organismos
multicelulares. Cuando las cavidades se contraen, las válvulas en el corazón se
cierran, forzando la salida de hemolinfa a través de los vasos hacia los espacios
del hemocele en todo el organismo. Cuando las cavidades cardiacas se relajan, la
hemolinfa regresa a ellas desde el hemocele.
Los sistemas circulatorios cerrados están presentes en algunos invertebrados,
como la lombriz de tierra y moluscos muy activos, como el calamar y el pulpo. Los
sistemas circulatorios cerrados
también son característicos de todos
los vertebrados, incluidos los seres
humanos. En los sistemas circulatorios
cerrados, la sangre es confinada al
corazón y los vasos sanguíneos, que
se ramifican de manera elaborada por
todos los tejidos y órganos del cuerpo
para permitir el intercambio de
nutrimentos y desechos. Permiten un flujo sanguíneo más rápido, un transporte
más eficiente de las sustancias disueltas y una presión arterial más alta de la que
es posible en los sistemas abiertos.
El sistema circulatorio de los vertebrados realiza las siguientes funciones:
 Transporta oxígeno de los pulmones o branquias a los tejidos, y el dióxido
de carbono de éstos a los pulmones o branquias.
 Distribuye los nutrimentos del sistema digestivo a las células del cuerpo.
 Transporta los productos de desecho y las sustancias tóxicas al hígado y a
los riñones.
 Distribuye las hormonas de las glándulas y órganos que las producen a los
tejidos sobre los que actúan.
 Ayuda a regular la temperatura corporal mediante ajustes en el flujo
sanguíneo.
 Ayuda a curar las heridas y evita el sangrado mediante la creación de
coágulos.
 Protege al organismo de las enfermedades al hacer que circulen los
glóbulos blancos y los anticuerpos.

Funcionamiento del corazón de los vertebrados


El corazón de los vertebrados se conforma de cavidades musculares capaces de
contraerse con fuerza. Las cavidades llamadas aurículas recolectan la sangre. Las
contracciones auriculares envían la sangre a los ventrículos, cavidades cuyas
contracciones hacen circular la sangre a los pulmones y al resto del cuerpo.
En el transcurso de la evolución de los vertebrados el corazón se ha vuelto cada
vez más complejo, con una mayor separación entre la sangre oxigenada y la
sangre desoxigenada.

El corazón de los peces —los primeros vertebrados que evolucionaron— consta


de dos cavidades contráctiles: una sola aurícula que se vacía en un solo
ventrículo. La sangre bombeada del ventrículo pasa primero a través de las
branquias, donde recoge oxígeno y libera dióxido de carbono. La sangre viaja
directamente de las branquias al resto del cuerpo para llevar oxígeno a los tejidos
y recoger dióxido de carbono. La sangre del cuerpo regresa a la única aurícula.
Los corazones de cuatro cavidades pueden considerarse como dos bombas
independientes, cada una con dos cavidades. En cada bomba, una aurícula recibe
y retiene brevemente la sangre antes de pasarla a un ventrículo que la envía hacia
el cuerpo. Una bomba, formada por la aurícula derecha y el ventrículo derecho,
bombea sangre desoxigenada. La aurícula derecha recibe la sangre sin oxígeno
del cuerpo por medio de la vena cava superior y la vena cava inferior, que son las
dos venas más grandes. Después de llenarse de sangre, la aurícula derecha se
contrae y provoca que la sangre pase al ventrículo derecho. Luego, la contracción
del ventrículo derecho envía la sangre sin oxígeno a los pulmones por medio de
las arterias pulmonares.
La otra bomba, que está conformada de la aurícula izquierda y el ventrículo
izquierdo, se encarga de la sangre oxigenada. La sangre rica en oxígeno
proveniente de los pulmones entra en la aurícula izquierda a través de las venas
pulmonares y luego pasa al ventrículo izquierdo. Una fuerte contracción del
ventrículo izquierdo envía la sangre oxigenada por una arteria importante, la aorta,
al resto del cuerpo.
Músculo cardiaco
La mayor parte del corazón está conformada de un tipo de músculo especializado:
el músculo cardiaco, que sólo se encuentra
en ese órgano. Cada célula del músculo
cardiaco es pequeña, ramificada y presenta
un grupo ordenado de cadenas de proteínas
que le dan un aspecto estriado. Las células
del músculo cardiaco están unidas entre sí
mediante discos intercalados, los cuales
parecen bandas entre las
células. Aquí, las membranas celulares
adyacentes están unidas entre sí por medio
de desmosomas, que evitan que las fuertes
contracciones cardiacas separen las células musculares. Los discos intercalados
también contienen uniones que permiten que las señales eléctricas
desencadenadas por las contracciones se extiendan en forma directa y rápida de
una célula muscular a las adyacentes. Esto provoca que las regiones
interconectadas del músculo cardiaco se contraigan de manera casi sincronizada.

El ciclo cardiaco

Cada latido del corazón es una serie de eventos


coordinados, que se conocen como ciclo cardiaco, este
ciclo genera las fuerzas medidas al tomar la presión
arterial. La presión sistólica se mide durante las
contracciones ventriculares y la presión diastólica es la
presión mínima en las arterias cuando el corazón descansa entre contracciones.
Una lectura de la presión arterial menor a 120/80 se considera saludable, y una
presión de 140/90 o mayor se define como presión arterial alta. La presión arterial
alta, o hipertensión, se debe a la constricción de las arterias pequeñas, lo cual a
su vez causa una resistencia al flujo sanguíneo y tensión sobre el corazón.
Impulsos eléctricos y las contracciones
La contracción del corazón se inicia y coordina por
un marcapasos, que es un grupo de células
especializadas del músculo cardiaco que produce
señales eléctricas espontáneas a un ritmo regular.
Hay varios trastornos que pueden interferir con la
compleja serie de eventos que producen la
frecuencia cardiaca normal. Si el marcapasos falla,
se pueden presentar contracciones débiles, rápidas
y descoordinadas, condición conocida como fibrilación. La fibrilación de los
ventrículos es casi mortal, ya que el músculo se estremece y no bombea la
sangre. La fibrilación se puede tratar con una máquina desfibriladora que aplica
una descarga eléctrica en el corazón a fin de sincronizar la contracción de las
células musculares ventriculares. Si funciona, este tratamiento permite que el
marcapasos retome su función coordinadora normal.

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