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UNAM

Facultad de arquitectura
Taller Juan Antonio García Gayoú
Sistemas Estructurales Básicos I 5243
Ricardo González Tejero
Soto García Iván

Introducción

En la actualidad vivimos en un mundo desarrollado, con plena evolución en


todos los aspectos, desde sociales hasta tecnológicos, que abarca muchos
rubros. Si observamos a nuestro alrededor, todo ha sido previamente
diseñado; todo tiene una función específica, por más insignificante que esta
pueda ser. Toda creación nace de una necesidad y, en consecuencia, todo
creador sería un “diseñador”. La naturaleza es la madre de las creaciones
en un nivel de perfección. Todo a nuestro alrededor está diseñado, o fue
diseñado y creado alguna vez por algo o alguien.

Desde sus inicios el hombre siempre ha sido un ser creativo. Si nos


adentramos en ámbitos de historia podemos retomar indicios de creación en
muchos apartados y lapsos de la vida del hombre. Cada creación fue dando
pie a la vida que actualmente conocemos, como si de eslabones se tratara:
desde que los primeros humanos que crearon sus primeras herramientas de
caza, basándose en los grandes depredadores y con la clara necesidad de
alimentarse, hasta los que vistieron por primera vez con pieles animales,
para salvaguardarse de los gélidos climas.

El hombre ha manifestado arte en sus cuevas, se ha inspirado en el sol y


las estrellas, y hasta ha imitado a las manadas salvajes en sus los modos
de agruparse para convivir. De alguna u otra manera el hombre siempre
creó. En un principio guiado e impulsado por el instinto de supervivencia y la
curiosidad, pero siempre con una firme intención: la de cubrir necesidades,
como si crear formara parte de su esencia, y ha mejorado en las
realizaciones de sus necesidades, el actual documento registrará un breve
vistazo a los momentos más relevantes de la arquitectura y la ingeniería que
la hizo posible.
HISTORIA DE LAS ESTRUCTURAS

En el año 10.000 a.C. se inventa la Agricultura y en 8.000 a.C. la


Ganadería, pasando así del Paleolítico al Neolítico. Las tribus comienzan a
tener excedentes de comida y recursos, por lo que dejan de ser nómadas
que van de cueva en cueva, para ser sedentarios y establecerse en las
primeras aldeas. Construyen chozas hechas de palos de madera y paja.
Más adelante usarán piedras y bloques de arcilla.

Un punto de comienzo para la Ingeniería Estructural puede fijarse en el año


500 a.C. cuando los griegos empezaron a utilizar piedra para construir
estructuras cuyas columnas soportaban vigas horizontales (el templo de
Hera, el túnel de Eupalinos y la escollera del actual puerto de Pitagorion son
las tres grandes obras de su ingeniería).

A la vez que la experiencia y las reglas empíricas iban conformando el


conocimiento, Aristóteles y Arquímedes establecían los principios de la
Estática. Utilizando algunos metales, madera, piedra y mampostería, los
romanos continuaron construyendo, hasta la mitad del primer milenio,
introduciendo nuevas formas como el arco, la bóveda y el marco; no fueron,
sin embargo, los romanos demasiado analíticos pues concentraron sus
esfuerzos más en las técnicas constructivas, sobre todo de ciertas formas.
También el arte de construir en hormigón fue dominado por los romanos.
Construido por Agripa hacia el año 27 a.J.C. y después reconstruido bajo el
reinado de Adriano entre los años 115 y 125

ESTRUCTURAS MASIVAS Y ADINTELADAS.

Sobre el 4.000 o 3.500 a.C. nacen los


primeros Imperios: Babilonia, Egipto y
Grecia, que construyen estructuras masivas
y adinteladas. Son estructuras muy pesadas
y macizas, construidas con elementos muy
gruesos, anchos y resistentes.

Las primeras construcciones realizadas por


el hombre se realizaban acumulando
materiales sin dejar apenas huecos. En la
antigüedad, si se separaban demasiado los
pilares, la viga situada encima se partía por
el esfuerzo de tracción y por lo tanto de
flexión, ya que los materiales de entonces,
como la piedra, no lo soportan, por lo que
hubo que inventar, más adelante, formas
que paliaran este problema. Ejemplos claros
de este tipo de estructuras son las pirámides
mayas y egipcias o los templos griegos.

El esfuerzo de flexión es un esfuerzo de


compresión en la cara de arriba más una
tracción en la cara de abajo de la viga.

ESTRUCTURAS ABOVEDADAS.

El descubrimiento posterior del arco y la bóveda permitió cubrir cada vez


espacios mayores, aumentando los huecos de las estructuras. Debido a que
la piedra central del arco empujaba a las dos de al lado y estas a su vez a
las siguientes y así sucesivamente hasta transmitir todo el peso a los pilares
y estos a los cimientos.

El Panteón de Roma es, con su cúpula, una de las más notables


realizaciones romanas en hormigón. En su bóveda se encuentra todo el
saber hacer de la civilización romana en materia de construcción. Se trata
de una semiesfera de 44 m de diámetro colocada sobre una base cilíndrica.
El espesor variable de la bóveda proviene de la superposición de anillos
concéntricos posibilitando una buena repartición de esfuerzos. El peso
específico del hormigón se reduce a medida que disminuye el espesor de la
cúpula; esta reducción se logró haciendo variar el tipo de áridos del
hormigón, es decir utilizando sucesivamente y hacia arriba fragmentos de
ladrillo, de toba volcánica y de piedra pómez.

Todos los elementos estaban


sometidos a esfuerzo de
compresión, que la piedra sí que
soporta bastante bien. Con este
tipo de estructuras se construyeron
edificios realmente grandes, tales
como catedrales, panteones,
basílicas, puentes, etc. Los
elementos arquitectónicos de este
tipo de estructuras se siguen
empleando actualmente. Tanto en
Roma como en la Edad Media, se
usó mucho este tipo de estructura.
En el Románico se usaba el arco
de medio punto que descansaba
sobre los muros de carga. Las
ventanas tenían que ser pequeñas
para no debilitar los muros, por lo
que estos edificios eran muy poco
luminosos.

Durante la edad media (500-1500)


la principal aportación de la
tecnología de la época fueron las
construcciones góticas
caracterizadas por arcos
apuntados estabilizados
horizontalmente por arbotantes voladores, esto demuestra que la
construcción de edificios necesita de ingenio pues las grandes obras de la
antigüedad solo usaron conocimiento rudimentario de la estática. Antes del
renacimiento las estructuras se construyeron sin cálculos, pero se apoyaban
en un código de la buena práctica, que es un manual cuyo contenido fue
cimentado progresivamente en el arte y la ciencia de construir “Ingeniería
Estructural”. Con el paso de la historia se fue perfeccionando pero siempre
fue con un carácter artesanal.

Renacimiento al siglo XIX Fue Leonardo da Vinci quien formuló los


principios de la teoría estructural. A. Palladio arquitecto italiano introdujo el
concepto de cercha o entramado. Galileo Galilei establece las primeras
bases de la Resistencia de materiales. Trató el problema de la resistencia
de una ménsula empotrada con una carga en el extremo, incluyendo la
dependencia respecto al
momento en el
empotramiento, pero no
tomo en cuenta la
deformabilidad de los
materiales y es Hooke
quien en 1660 emite la
hipótesis que en 1680
Mariotte aplica llegando a
la conclusión de que la
resistencia a flexión
procede de la extensión y
contracción de las fibras
de la ménsula. 

Para que los muros no se abrieran se utilizaban contrafuertes arbotantes.


En el Gótico se usaron arcos ojivales y cúpulas que descansaban sobre los
pilares, por lo que los muros podían ser más delgados y hacer puertas,
ventanas y rosetones de gran tamaño, dando origen a edificios y catedrales
muy luminosas. Para que no se abrieran los pilares y muros se utilizaban los
arbotantes y contrafuertes.

ESTRUCTURAS ENTRAMADAS

En 1855, Bessemer crea la Industria metalúrgica del acero. Estructuras


constituidas por barras de acero (hierro y carbono) o de hormigón armado
(arena, grava, cemento, agua y barras de acero), unidas de manera rígida y
entrecruzadas entre sí, como vigas y pilares.

Son las estructuras empleadas en los edificios de bloques de pisos. A partir


de la Revolución Industrial, ya en siglo XIX, con el uso del acero y del
hormigón armado, los elementos estructurales podían ser más ligeros y
adoptar posiciones horizontales, pues estos materiales soportan el esfuerzo
de flexión perfectamente. Además, los pilares podían estar más separados
entre sí y por tanto crear edificios con mucho espacio interior. Se
construyeron así, las nuevas ciudades con edificios muy altos (rascacielos).
En 1705 Johann Bernoulli concluye que el momento flector en una pieza
prismática es proporcional a la curvatura de la misma, lo que dio lugar a
estudios posteriores (de 1744-1778) de Euler sobre la ecuación diferencial
de la elástica y sobre la aplicación de métodos variantes a un problema de
flexión en vigas y pandeo de columnas, así como la forma de una columna
de óptima resistencia.

Coulomb desarrollo la actual teoría de la flexión y elaboro una teoría de la


torsión (1787) en la que supuso que la rigidez del elemento torsionado era
proporcional al momento de inercia polar de la sección transversal, lo cual
no era correcto como lo demostró más tarde Saint-Venant. Young en 1807
definió el módulo de la elasticidad como una constante dependiente del
material y por tanto susceptible de ser determinada mediante experimentos.

Todos esos eventos fueron necesarios para los desarrollos en materiales y


procesos de construcción que más adelante en el siglo XVIII revolucionaron
las dimensiones y formas de las estructuras con el hierro y el acero. En
1750 se industrializo el acero fundido, así que Abraham Darby construyó el
primer puente metálico de 250m con tramos semicirculares en
Coalbrookdale en Inglaterra. Durante el siglo XIX la edad de oro en la
ingeniería estructural se produjeron avances significativos del cálculo
estructural debido a estudios de físicos y matemáticos.
ESTRUCTURAS TRIANGULADAS

Basadas en el empleo de perfiles, normalmente


metálicos, formando triángulos, obteniéndose
estructuras muy ligeras y resistentes. Ejemplos:
grúas, andamios, puentes, torretas de alta
tensión, etc.

ESTRUCTURAS COLGANTES O ATIRANTADAS

En este caso las estructuras emplean cables (normalmente de acero),


llamados tirantes (cuando se pueden regular estirándolos o acortándolos se
llaman tensores) de los que cuelgan gran parte o el resto de la estructura.
Ejemplos: carpas, puentes colgantes, antenas, cubiertas de pabellones,
torres....

LAMINARES

Están constituidas por láminas finas de metal, plástico o materiales


compuestos que se emplean como carcasas en todo tipo de objetos y en
cubiertas que envuelven y protegen. Ejemplos: carrocería del coche,
carcasa del ordenador, de un teléfono móvil etc. En 1909, el americano
Baekeland fabricó el primer plástico totalmente sintético de la historia. Gran
parte de los objetos con estructuras laminares usados hoy, están fabricados
con plásticos.

LA CONSTRUCCIÓN ESTRUCTURAL

Es uno de los campos de ingeniería más antiguos o especializados. Puede


configurar un punto desesperado de ingeniería estructural en 500 a. C. Son
tres maravillosas obras de griegos cuando los griegos comenzaron a usar
piedras para construir el puerto actual del puerto actual del edificio, pilares,
líneas horizontales, templos de espátula, túneles eperrinos y puerto de
Piagorion. Así como la experiencia y las reglas empíricas forman el
conocimiento, Aristóteles y Arquímedes establecen los principios de la
estática. Los romanos continuaron construyendo hasta mediados del primer
milenio, utilizando ciertos metales, madera, piedra y mampostería.

Tan pronto como se desea cubrir un espacio, salvar un vano o transmitir un


empuje (vertical u horizontal), es preciso el desarrollo de un conocimiento
específico. El dominio de las técnicas para resolver, en particular, tales
problemas han sido transmitidos a través de construcciones religiosas que
han permanecido a través de los siglos como puntos de referencia y
muestra de la habilidad, el ingenio y la audacia de las generaciones
predecesoras.

Obras como el puente de Alcántara (Cáceres), la mezquita de Córdoba y el


monasterio de El Escorial (Madrid) -de los siglos 1, X y XVI,
respectivamente- demuestran la personalidad de sus proyectistas, pero
también sus conocimientos constructivos, su capacidad organizadora y la
ambición y poderío económico de sus promotores. De hecho, aunque la
habilidad para combinar mecanismos estructurales se encuentra en todos
los artefactos manejados por el hombre, es en el ámbito de la edificación y
de las obras públicas donde, hasta épocas relativamente rec ientes, se
encuentran los ejemplos más espectaculares de estructuras resistentes.

Debido a la industrialización del acero fundido en 1750, Abraham Derby


construyó el primer puente semicircular de acero hilado de 250 metros en
Coalbrookdale, Inglaterra. En la época dorada de la construcción, en el siglo
XIX, los cálculos estructurales dieron grandes pasos gracias al trabajo de
físicos y matemáticos. En 1864, Maxwell y Mohr derivaron de los primeros
estudios pictóricos cómo determinar el desplazamiento de las estructuras
articulares.

´
Como parte del auge de la construcción del siglo, se desarrolló la teoría de
la estructura de varillas. Cuando. Whiple, K. Kallman y JW Schwedler
formularon el principio de la armadura plana determinada estáticamente.
Navier ha desarrollado un método para resolver problemas ultra estáticos
basado en la integral de la ecuación diferencial del haz. En 1857, Clausius-
Clapeyron formuló el teorema de los 3 momentos para resolver el problema
de la viga continua. Breath analizó la tensión y la distribución de tensiones
del arco.

Éstos sólo aparecen, sin embargo, cuando coincide la calidad de cada uno
de los tres factores que intervienen en la obra, es decir, un proyectista con
imaginación y conocimientos, una industria de la construcción capaz de
ofrecerle los materiales más adecuados y de llevar a cabo los procesos
constructivos que aquél imagine, y un promotor con solvencia económica
pero también capaz de calibrar las ventajas de las soluciones que se
ofrecen y apreciar factores imponderables como la innovación o la estética,
que tanto añaden al cumplimiento de los factores utilitarios que se
encuentran en la motivación de las construcciones.

A lo largo de la historia los proyectistas españoles han dado pruebas de


calidad en algunas realizaciones que se comentarán a continuación y
siempre han demostrado un buen conocimiento del estado del arte en el
exterior. Sin embargo, no puede decirse que ése haya sido el caso de los
promotores o de la industria que, por uno u otro motivo, se ha visto muy
afectada por avatares políticos o decisiones económicas equivocadas.

Las quejas de Pablo Alzola sobre el "espíritu cosmopolita con que abrimos
nuestras puertas a quienes nos las cierran herméticamente", el cual, en el
siglo XIX, facilitó las franquicias a la importación de materiales relacionados
con la industria ferroviaria, condenando esta importación "a muerte el
porvenir de la industria española de hierro y acero, base muy principal de
prosperidad en todas las naciones juntas", resuenan de nuevo en relación
con la integración europea. El lo se explica por la tendencia general hacia el
rendimiento inmediato de las capitales con la consiguiente des tecnificación
propia y penetración de productos extranjeros conseguidos mediante una
investigación coordinada entre administración, industria y universidad.

La falta de grupos organizados, de lo que es una interesante excepción la


industria del hormigón, ha provocado en muchos ámbitos una ausencia de
legislación propia que la industria nacional actualmente echa en falta corno
defensa específica en términos técnicos.

Maxwell y Mohr en 1864 dedujeron a partir del principio de los trabajos


visuales el método para la determinación de desplazamientos en estructuras
articuladas. Debido al auge de la construcción del siglo se fue desarrollando
la teoría de estructuras de barras. S. Whipple, K. Cullman y J.W. Schwedler
formularon los principios de los entramados planos estáticamente
determinados.

Navier desarrollo un método para resolver problemas hiperestáticos


basados en la integración de la ecuación diferencial de la viga. En 1857
Clapeyron enunció su teorema de los tres momentos para resolver
problemas de vigas continuas. Bresse analizó la deformación y distribución
de tensiones en arcos. El trabajo de los ingenieros estructuralistas que
diseñaban estructuras articuladas se facilitó con la aparición de los métodos
gráficos de Mohren 1874, Cullman en 1875 y con el método de Ritter en
1883.

La edificación y las obras públicas han dejado a lo largo de historia algunas


de las muestras más importantes de estructuras resistentes. listas pueden
ser de espectacular notoriedad cuando se usa la imaginación, los
conocimientos y calidad, mientras que en otros casos son sólo resultado de
lo que la necesidad ha determinado. Construcción del acueducto de
Colmena rejo (Madrid), obra realizada durante el reinado de Isabel II (1833-
1868) traída de aguas a Madrid.

Las soluciones estructurales a problemas complicados encuentran una de


sus máximas expresiones en la mezquita de Córdoba, edificada
principalmente entre los reinados de 'Abd ai-Rahman I (756-788) e Hisam
(976-1009, 1010-1013). Cúpula de la capilla del mihrab. De dimensiones
inusuales, fue erigida sobre la base de ocho arcos de medio punto y
destaca, sobre todo, por haber sido construida en una única pieza de
mármol.

ESTRUCTURAS NOTABLES ANTERIORES Al SIGLO XIX

Si se prescinde de las limitadas habilidades necesarias para construir los


monumentos megalíticos, puede decirse que, en España, las soluciones
estructurales a problemas complicados aparecen con las grandes obras
estratégicas ele la colonización romana. En particular, son estructuras
famosas los acueductos de Segovia, Tarragona y Los Milagros (Mérida) y el
anteriormente citado puente de Alcántara. Tras las estructuras romanas, las
aportaciones autóctonas más interesantes se dan durante el reinado ele
Ramiro 1 de Asturias (842-850) y en la propia mezquita de Córdoba del
período de ai-Hakarn 11 (961-976).

En el arte se observa la aparición de un constructor potente que, con fuerza


imaginativa, preludia la tendencia a concentrar los esfuerzos en líneas, que
luego será típica del gótico. El ejemplo arquetípico es Santa María del
Naranco (848), aula regia del palacio de Ramiiro, en el que la bóveda de
cañón está reforzada por arcos fajones que llevan la carga a esbeltos
estribos y en el que existen arquerías ciegas en las paredes que permiten
aligerar los muros o arcos para sus perforaciones. Todo ello, combinado con
la altura de la bóveda, produce una sensación de ligereza que se adelanta a
los mejores hallazgos estructurales de siglos posteriores. No obstante, la
influencia del desconocido maestro de Naranco es nula en las generaciones
siguientes. En la misma dirección que la obra de éste, en cambio, se
mueve, la cúpula de nervios cruzados del mihrab de la mezquita de
Córdoba.

Frente a la tendencia de la cúpula maciza que reparte esfuerzos en forma


más o menos global, la maestría del constructor le lleva a adoptar aquí a
una solución que se repetirá en otras obras españolas -corno el Cristo de la
Luz de Toledo (999)- y cuya influencia se puede seguir hasta la cúpula de
San Lorenzo de Turín, donde Guarino Guarini (1624-1683) utiliza, en 1668-
1687, la misma solución estructural, que causará automáticamente el mismo
efecto estético en el espectador. Con los tipos estructurales románicos o
góticos traídos desde Francia, las estructuras constructivas autóctonas
ceden el paso a fórmulas experimentadas en otros países, que maestros
extranjeros repiten en España a la vez que crean grupos de discípulos
españoles que reciben los secretos de las "logias" o gremios de
constructores, probable origen de la masonería.

Generalmente se trata de una experiencia codificada en reglas de


proporción geométrica, ya que no se disponía de conocimientos para tratar
racionalmente el equilibrio mediante composición de fuerzas, pues cabe
recordar al respecto que el matemático y físico Simón Stevin (1548-1620)
no publicó en latín su libro de Estática hasta 1608. Las reglas debieron de
adquirirse mediante ensayos en modelo físico y fracasos in situ
convenientemente interpretados, siendo tales reglas la base del
conocimiento de las estructuras. Por lo que a ello se refiere, es instructivo
observar, p. e., la ausencia de una auténtica discusión estructural en las
actas del panel de expertos (1416) que decidieron sobre la ampliación de la
nave de la catedral de Girona que, por otro lado, con una luz de 23 m y 34
m de altura en clave, demuestra la confianza que en el tipo estructural y en
los materiales utilizados habían alcanzado los constructores.

De todas formas, la interpretación mecánica de todas las sutilezas de la


arquitectura gótica sólo ha comenzado recientemente con los tratados y
artículos de Heyman, que son altamente estimulantes por la claridad y
sencillez de sus análisis. En España, la fiebre tratadista arranca con la
llegada del Renacimiento. Debido a la sencillez de las reglas vitrubianas en
oposición a la complicada, o inasequible, interpretación de los manuscritos
de las "logias" de constructores góticos, desaparecen, por un lado, las
técnicas medievales y, por otro, cambia el tipo de profesionales. En ese
sentido, si Leon Battista Alberti (1404-1472) es el paradigma del arqu itecto
que se jacta de no estar a pie de obra, del mayor interés resulta la obra de
Simón García,4 a la que aluden todos los estudiosos sobre el tema, dada la
escasa bibliografía existente al respecto; en el la Simón García recoge
algunas de las reglas del que fue su maestro, Rodrigo Gi l de Hontañón
(1500-1577), que posiblemente transmitía la experiencia del grupo burgalés
de Simón de Colonia.

LAS ESTRUCTURAS

Strauss y otros estudiosos consideran 1742 como la fecha clave en el


cambio de mentalidad. Tras Stevin, Galileo (1564-1642) publica en 1638 la
obra Consideraciones y demostraciones matemáticas sobre dos nuevas
ciencias relativas a los movimientos de traslación.
Diálogo en el que una de las ciencias es la Resistencia de Materiales; en
una de sus partes plantea el famoso problema del voladizo, lo que significa
que el equilibrio y la descomposición de fuerzas están comprendidos, así
como la importancia de la deformación (hay que recordar al respecto la
interesantísima discusión de Galileo sobre los asientos diferenciales). Para
conectar ambas ideas se precisa la ley de comportamiento de la materia,
mencionada por Robert Hooke (1635-1703) en 1678.

A continuación, Santiago (1654-1704) y Juan Bernoulli (1667-1748),, junto


con Daniel Bernoulli (1700-1782) y Leonhard Euler (1707-1783), aplican su
capacidad matemática a problemas
físicos, poniendo las bases del
planteamiento que, en el siglo XVIII,
dará lugar a las carreras de ingeniería;
se formula, en particular, el principio
de los desplazamientos virtuales, que
es publicado por Juan Bernoulli en
1717. Por eso, cuando surgen fisuras
en el templo de San Pedro del
Vaticano, tres matemáticos, Le Seur,
Jacquier (1711 -1788) y Ruggero
Giuseppe Boscovich, familiarizados
con las investigaciones citadas, se
atrevan a proponer un análisis basado
en términos abstractos para interpretar
los fenómenos observados.

El seguimiento de estos progresos de


la ciencia positiva, por una u otra
razón, parece tener poco impacto en
España. Tan solo Jorge Juan (1713-
1773) demuestra estar familiarizado
con las técnicas matemáticas y ello
favorece la tremenda diatriba de
Agustín de Betancourt para apoyar su
demanda de una escuela de
ingeniería: "no ha habido en España
donde aprender no sólo cómo se clava una estaca para fundar un puente,
pero aun cómo se construye un muro.

En la Academia de San Fernando y en las demás que se titulan de Bellas


Artes no enseñan más que el ornato de la arquitectura, dándoles a los
alumnos la patente para dirigir toda clase de edificios, puentes, caminos y
canales". Con ello finaliza una etapa de la historia de la construcción9 y se
entra en una época que todavía marca algunas actitudes de la ingeniería
estructural española.

PERÍODO 1800-1936

Aunque el impulso que el proyecto y cálculo de estructuras resistentes


recibe en el siglo XIX es una consecuencia directa del esfuerzo
modernizador que se prolonga desde Fernando VI (1746-1759), se ha
elegido el período delimitado por los años 1800 y 1936 por marcar estas dos
circunstancias semejantes: una guerra que envuelve todo el país, divide a la
clase intelectual y es seguida por un período de aislamiento que trunca el
contacto con la evolución del saber que en el extranjero experimenta una
aceleración notable; aislamiento debido, en parte, a condicionamientos
políticos y, en parte también, a la concentración de los técnicos en el
esfuerzo de reconstrucción, con medios limitados, posterior a cada una de
las contiendas.

El desarrollo de la construcción metálica está marcado en los siglos XIX y


XX por algunos hechos relevantes de los cuales se destacan los siguientes;
en 1801 se construyó la primera estructura metálica de edificio en Inglaterra;
Joseph Paxton construye en Londres el Crystal Palace, hecho con vidrio y
metal, para que albergara la primera Exposición Universal de 1851; en
1820, Telford inició la construcción de un puente colgante (sus originales
cables de hierro fueron substituidos en 1940 por cables de acero) sobre los
estrechos Menai.

En el norte del País de Gales; en 1881 se descubre y desarrolla la


soldadura por arco eléctrico; en 1889 y con motivo de la Exposición
Universal, se construye en París, utilizando viguetas metálicas ensambladas
en el lugar, la torre Eiffel con 300 m de altura; en 1931, con una altura de
380 m se construye la estructura de acero del Empire State Building en New
York y en el mismo año se utilizan hilos de acero estirado en frio en la
construcción en New York, por el ingeniero suizo O.H. Ammann, del puente
George Washington de 1067 m de luz.

En 1973 construcción en New York de los dos edificios del World Trade
Center con 442 m de altura; en 1974 construcción, en Chicago, de la Torre
Sears con 110 pisos y 410 m de altura cada una; en 1981 realización del
puente colgante Humber en Hull (Gran Bretaña) con 1410 m de vano central
y en 1998 el puente colgante Akaski Kaikyo en Japón con 1990 m de luz
central.
El cemento adquirió importancia como material constructivo después que el
acero. Aunque el cemento Portland apareció al principio del siglo XIX (en
1824, J. Áspid era beneficiario de una patente inglesa para la "fabricación
del cemento Portland"), no es hasta la invención del hormigón armado que
este material ocupó un lugar de primera línea en el mundo de la
construcción, abriendo nuevos horizontes y posibilidades en el diseño de
estructuras.

Los ingenieros constataron enseguida que el cemento resultaba


particularmente eficaz combinado con el acero. La idea de combinar la
piedra y el metal en la construcción data de comienzos del siglo XIX, pero
solo con el cemento Portland pudo ser puesta en práctica.

Entre las principales ventajas que se encontraron enseguida al hormigón


armado estaban su carácter monolítico, la libertad en la elección de formas,
la buena durabilidad, su buena resistencia al fuego y la economía de
ejecución gracias a la utilización de materias primas poco costosas; sin
embargo, resultaban evidentes desventajas la influencia desfavorable del
elevado peso propio, un aislamiento térmico débil que requiere la previsión
de medidas de protección suplementarias y la necesidad de complicados
trabajos de modificación o demolición. 

La aparición del concreto armado modificó los tipos estructurales de forma


apreciable, el cálculo de estructuras al aparecer entramados de barras con
nudos rígidos. Cross en 1932 publicó su método para resolver entramados
intraslacionales.

Desde las primeras construcciones hasta nuestros días se ha innovado en


el ámbito de la construcción y aunque no todas han resistido los cambios
del medio no cabe duda que los materiales obtenidos de la naturaleza son
los que perduran y sobre pasan las expectativas de los mismos
constructores. Debemos seguir aprendiendo de la arquitectura clásica pues
dicen mucho de sí al estar en pie durante tantos años.

Además, es el período en que se produce la aparición pública del primer


estructuralista moderno, Agustín de Betancourt y Molina (1758-1824), y la
muerte de José Eugenio Ribera (1864-1936), maestro de maestros en el
proyecto y construcción. El marqués de la Ensenada (1702-1781) y el conde
de Floridablanca (1728- 1808) promueven con empeño la incorporación a
España de científicos y técnicos extranjeros, entre los que cabe citar, en el
campo de la Ingeniería civil, a Carlos Le Maur, pero también envían
sistemáticamente grupos españoles Jorge Juan, Antonio de Ulloa, los
Elhúyar, Cavanilles, etc.) a los países más avanzados.

Entre ellos se encuentra Agustín de Betancourt que, tras su paso por los
Reales Estudios de San Isidro y la Real Academia de Bellas Artes de San
Fernando, es enviado a París en 1784 para iniciar estudios de técnica
minera. Una vez allí descubre la École des Ponts et Chaussées que, tras
ser fundada en 1747 por Daniel Charles Trudaine (1703-1796), había sido
reorganizada en 1760 por Jean Rodolphe Perronet (1708-1794) planteando
la ingeniería como aplicación de los conocimientos físico-matemáticos en
oposición al empirismo de épocas anteriores. Inmediatamente, a través del
embajador de España en París, envía un memorial (1785) a Florida blanca
instándole a formar un centro semejante.

TECNOLOGÍA

Se crea un grupo dedicado en París a los estudios hidráulicos y mecánicos


y la construcción de las maquetas y planos sobre los últimos avances en
maquinaria que darán origen, en 1788, al Real Gabinete de Máquinas. La
vuelta de máquinas y becados en 1791 conduce a la creación del Cuerpo
Facultativo de la Inspección de Caminos y Canales en 1799 y a la de la
Escuela correspondiente en 1802.

Sólo recientemente se ha hecho justicia a la categoría técnica y organizativa


de Betancourt, auténtico padre de la moderna Ingeniería civil española y
creador de otra escuela en Rusia, el Instituto de Vías de Comunicación de
San Petersburgo, adonde se había trasladado en 1809. Su figura semi-
olvidada durante algún tiempo (Timoshenko, autor de una Resistencia de
materiales de amplia difusión, incluso le adjudica nacionalidad francesa) ha
sido motivo de estudios que ponen de manifiesto su maestría en el tema de
la ingeniería. Basta ver la
espectacular cubierta de madera
para el picadero de Moscú (1817)
con una luz de 44 m, o la
impresionante disposición de
andamios y cabrestantes para
elevar la columna de Alejandro o
la catedral de San Isaac en San
Petersburgo.

Los sucesivos cambios y


alternativas del centro fundado
por Betancourt no corresponden
al tema de este texto, aunque
cabe decir que, cuando
desaparece el Gabinete de
Máquinas, sus restos sirven para
la creación del Real
Conservatorio de Artes (1824)
que se transforma en 1850 en el
Real Instituto Industrial,
encargado de la formación de los
titu lados superiores en
Ingeniería Industrial.

Puesto que la Escuela de Minas


de Almadén (Ciudad Real , 1777) había sido trasladada a Madrid en 1835,
se observa que a mediados del siglo XIX existía un grupo muy preparado
para afrontar el proyecto y construcción de las estructuras resistentes
necesarias como infraestructura del desarrol lo industrial.

Es asombroso el dominio demostrado por esos ingenieros en las estructuras


tradicionales de piedra y madera, como puede observarse en las obras de
Lucio del Valle (1815-1874), autor de bóvedas tan limpias y elegantes como
el puente sobre el río Cabriel (1850), en la nueva carretera de Madrid a
Valencia que sustituyó el camino real, más allá del embalse de Contreras, y
el acueducto de las Cuevas (1853), pero también de estructuras de
contención, como la presa del Pontón
(1854), entre Patones (Madrid) y Uceda y Valdepeñas de la Sierra
(Guadalajara).

Dos de las características esenciales de los ingenieros estructurales de esta


etapa son el interés por mantenerse al día respecto a las realizaciones en el
extranjero y el gusto por el tratamiento científico de los problemas.

Tales rasgos pueden constatarse tanto en los artículos de las revistas


técnicas (Obras Públicas, Anales de la Construcción y la Industria, Gaceta
Industrial, Madrid Científico, etc.) como en los textos utilizados para la
enseñanza. Entre estos últimos, correspondientes a la segunda mitad del
siglo XIX, cabe destacar las obras de Eduardo Saavedra (1 829-1912) sobre
Mecánica aplicada (1855), Resistencia de materiales (1859) o Puentes
colgados (1864), así como su traducción (1857) de la obra de William
Fairbairn (1789- 1874), Investigaciones experimentales sobre las
aplicaciones del hierro fundido y forjado a las construcciones, en que se
describen, entre otros, los ensayos que permitieron a Robert Stephenson
(1803-1859) la construcción del primer puente metálico en cajón: el puente
Britannia (1846-1850), sobre el estrecho de Menai, que une Gran Bretaña y
la isla de Anglesey.

Pero los excesos en el virtuosismo matemático son los que provocan, en el


cambio de siglo, la reforma de la enseñanza, así como la reacción había la
creación de laboratorios, como el Laboratorio Central de Ensayo de
Materiales de Construcción (1898), siguiendo las tendencias observadas en
instituciones extranjeras. El cambio de siglo sirve, igualmente, para acabar
con el dominio de las estructuras metálicas; el invento del hormigón armado
y la personalidad de los ingenieros que lo introdujeron en España marca el
final de la época con un desarrollo sin precedentes, tanto en real izaciones
prácticas como teóricas, y con la participación de los ingenieros españoles
en todos los foros internacionales.

ESTRUCTURAS METÁLICAS

La estructura metálica más antigua de cuya existencia se tiene constancia y


certeza son las cerchas de bronce del pórtico que da entrada al Panteón de
Roma, construidas a comienzos del siglo 11, descritas por Paladio (1508-
1580) y fundidas en el siglo XVI I por Urbano VIII (1623-1644) para fabricar
cañones. También se utilizaron anillos de hierro para reforzar las estructuras
cúpulas en los casos en que se apreciaron fisuras, como la del Vaticano a
que se ha hecho referencia anteriormente.
Sin embargo, es en el siglo XVIII cuando comienza el uso del hierro en
estructuras de puentes, siendo la primera aplicación la construcción de las
cadenas de un puente colgado de 21m sobre el río Tees, en Inglaterra
(1741), y la consagración definitiva de la erección del puente de hierro
fundido de Coalbrookdale, construido en 1775 por Abraham Darby 111
(1750-1791) y que, considerado parte del patrimonio cultural inglés, fue
restaurado entre 1972 y 1975. La evolución sigue con las obras de Thomas
Telford (1757- 1834), que construyó un segundo arco de fundición a unos S
km del puente anterior y, sobre todo, fue capaz de coronar en 1825 la
colosal obra del puente colgado sobre el estrecho de Menai en Gales con
una luz de 165 m.

En esta obra se ponen de manifiesto todas las virtudes de la ingeniería


estructural inglesa, basada en un conocimiento profundo de los materiales,
en un estudio sistemático en modelos a escala y, como dice el propio
Belfort, "en un perfecto conocimiento de los hábitos y disposición de los
trabajadores que realizaban nuestros proyectos.

La utilización de estructuras metálicas en puentes nació en Inglaterra a


mediados del siglo XVI, pero alcanzó su máximo desarrollo durante el
siguiente. Puente transbordador Vizcaya, diseñado por el ingeniero Alberto
de Palacio. Construido en 1891 entre Las Armas y Portugal (Vizcaya), sobre
la ría de Nervión, permitía el paso de buques.
El éxito de las estructuras metálicas en las obras de ingeniería radica,
fundamentalmente, en su extrema funcionalidad, a la vez que da origen en
todo un símbolo del progreso técnico de la segunda mitad del siglo XIX y
desplazan a los materiales tradicionales.

La ingeniería metálica encuentra su expresión artística en la arquitectura


del hielo y del cristal, otro de les símbolos técnicos y estéticos de la
segunda mitad del siglo XJX Crucero del Palacio de Cristal de Les Halles de
Paris, paradigma de la arquitectura del hielo y del cristal. En el trabajo de los
ingenieros de las décadas de 1970 y 1980, los cálculos mediante ordenador
y la consiguiente recesión tamo de los métodos de ensayo m modelo físico
como de Los estudios de tipo lineal determinan un espectacular desarrollo
de Las estructuras mixtas y atirantadas.

DESDE 1936 HASTA LA ACTUALIDAD

Pueden distinguirse diferentes etapas marcadas por la influencia de factores


sociales y económicos que, debido a la interrelación promotor proyectista-
industria a que se ha hecho referencia al comienzo de este capítulo, marcan
ciertas pautas de comportamiento.

De forma sucinta, puede decirse que hasta la década de 1950, debido al


esfuerzo de reconstrucción, el diseño se ve muy afectado por la necesidad
de recurrir a una tipología generalmente rutinaria y basada en el dominio del
hormigón armado (con el consiguiente desarrollo de la industria cementera)
que, ante la escasez de acero, es utilizado de forma casi exclusiva; sólo la
existencia de algunas realizaciones brillantes, a las que se hace referencia
más adelante, demuestran las potencialidades latentes en la profesión.

Es la época de dos institutos de investigación que tendrán una marcada


influencia en la formación de elites intelectuales: el Instituto de la
Construcción y del Cemento, cuya alma era Eduardo Torroja, y el Instituto
Nacional de Técnica Aeronáutica, fundado por Esteban Terradas (1883-
1950). En este período cabe citar, finalmente, un magnífico arranque, y
posterior desvanecimiento, de los estudios relativos a la Fiabilidad de
Estructuras.

El desarrollo de las décadas de 1960 y 1970 traslada a España la influencia


de las técnicas de proyecto de estilo estadounidense y, con ella, la aparición
de oficinas técnicas de consultoría, así como un florecimiento de las
empresas de prefabricación de estructuras armadas y pretensadas, oficinas
y empresas que permiten satisfacer, respectivamente, la demanda de
proyectos y de estructuras económicas y de rápida erección.

Se observa también un lento despegue de las estructuras metálicas con el


desarrollo de la industria siderúrgica. Si el pretensado es dominado y
aceptado como una solución cotidiana, también cabe citar, como brillante
producto de esta época, la floración de la normativa resultado de los
esfuerzos llevados a cabo en el Instituto de la Construcción. Finalmente, la
construcción de centrales nucleares introduce técnicas de control de obra y
de cálculo dinámico que eran desconocidas o poco utilizadas con el resto de
las obras.

En las décadas de 1970 y 1980 se produce un espectacular desarrollo de


las estructuras mixtas, así como un dominio de la tipología de estructuras
atirantadas, gracias a los proyectos del cálculo apoyado en el computador.
Precisamente la incorporación masiva de tal cálculo en los estudios de
ingeniería hace que los métodos de cálculo dominados por los
procedimientos tipo Castigliano o Cross típicos de los años cincuenta del
siglo XX cedan el paso a métodos de diferencias finitas o elementos finitos.
Con ello se produce también la práctica desaparición de los métodos de
ensayo en modelo físico a favor de modelos numéricos y se quiebra el
dominio absoluto de los estudios de tipo lineal que habían dominado casi
completamente, a excepción de tímidos intentos de cálculo plástico o líneas
de rotura, el panorama de las estructuras resistentes. Es curioso constatar
que, debido probablemente a la necesidad de estudiar complicados
problemas acoplados y no lineales, los métodos de elementos finitos o
elementos de contorno son introducidos en España por los especialistas en
mecánica del suelo y rocas y por los proyectistas de presas-bóveda.

Asimismo, es característico de esta época el desplazamiento de la


investigación estructural a las universidades, favorecido, sin duda, por la
creación de numerosos centros por toda la geografía con la exigencia de
investigación y publicación permanente. Estas circunstancias han favorecido
el contacto con técnicas de cálculo emergentes, así como la participación en
el esfuerzo de estudio global, nacional y extranjero.

Finalmente, de la década de 1990 merecen destacarse los alardes


constructivos que muestran la maestría alcanzada en todos los aspectos
anteriores y la participación de España en el debate y la redacción de
normas internacionales, de lo que son un claro ejemplo los llamados
Eurocódigos.

Junto al hormigón armado, cuyo uso, tras unos inicios inseguros, se


generaliza conforme avanza el siglo XX el dominio de los cálculos y la
espectacular evolución de las técnicas y tipologías constructivas en las
últimas décadas del siglo marcan las grandes obras estructurales
características, entre otros ejemplos, de las vías de comunicación.
Es imposible, en el limitado espacio disponible en este trabajo, hacer justicia
a todos los profesionales que han contribuido a mejorar el conocimiento en
esta rama de la Ingeniería; debido a ello, en lo que sigue, solamente se
hace referencia a tres personalidades descollantes que, en forma directa o
indirecta, han sido maestros de las generaciones posteriores.

La obra simbólica que enlaza con el período anterior es el viaducto de


Martín Gil sobre el Esla (León, 1939-1942), donde Torroja combina las ideas
clásicas de Ribera (armadura rígida) con nuevas formas de comprender su
funcionamiento (apertura en clave) para dar lugar a una estructura
majestuosa (200 m de luz) que fue récord mundial.

Este "isótopo" de los viejos tiempos deja paso a nuevas ideas como el
pretensado en el viaducto de Alloz (Yerri, Navarra) o las estructuras mixtas
del puente de Tordera (Barcelona), ambos en 1939, temas que alcanzarán
desarrollos inusitados en años posteriores. Torroja también construye
interesantes tipos de estructuras metálicas entre 1942 y 1949 entre las que
cabe citar los hangares de Barajas y Cuatro Vientos (Madrid), y colabora en
la desaparecida cubierta de la tribuna del campo de fútbol de Les Corts
(Barcelona, 1943).

La labor de Torroja hasta su muerte es múltiple. Como proyectista, su


actividad fundamental es la introducción del pretensado en España y su
autoridad llega a ser tal en este campo que es elegido presidente de la
Federación Internacional de Pretensado. Como profesor, introduce las
teorías anelásticas de hormigón armado en las que trabaja desde 1943,
sintetiza sus conocimientos y filosofía del proyecto estructural en su famosa
obra Razón y ser de los tipos estructurales (1957), que es publicada
inmediatamente en inglés (1958) por la Universidad de California (Berkeley,
Estados Unidos) y posteriormente es traducida a todos los idiomas cultos.

Como investigador, y en colaboración con Alfredo Páez (1917), elabora la


teoría semi probabilista de la seguridad desde 1945, por la que es elegido
presidente del joint Committee for Overloads and Safety Factors. Además,
patrocina la aparición de empresas nacionales capaces de fabricar los
instrumentos de precisión y ensayo necesarios para la actividad
investigadora o de desarrol lo en los laboratorios.

El Instituto de la Construcción se transformará en un foco por donde desfilan


los investigadores extranjeros más prestigiosos y un lugar de encuentro en
el que la profesión debate su puesta al día. En este sentido son dignos de
recordar los esfuerzos de actualización de la normativa entre las que
destacan la Instrucción de hormigón HA-61 (1957) y las de estructuras
metálicas. Aunque Torroja fue elegido presidente de la Asociación
Internacional de Estructuras Laminares y Especiales (IASS), el gran
constructor español de láminas de esta época es el arquitecto Félix Candela
(191 O) que, tras emigrar a México, crea un estilo propio tanto de diseño
como de cálculo.

Aunque es difícil elegir entre su numerosa producción, una muestra de su


depurada elegancia es la lámina de las Lomas de Cuernavaca (México).

Candela siempre se ha jactado de la sencillez de sus cálculos frente a la


pesada aparamenta germánica utilizada por Torroja, lo que no le impidió
hacer una apasionada a la importancia de la formación matemática del
constructor en su investidura como doctor honoris causa por la Universidad
Politécnica de Madrid.

Una personalidad igualmente influyente ha sido el anteriormente citado


Carlos Fernández Casado. Muy pronto produjo obras ingeniosas desde el
punto de vista estructural y constructivo (estación central de autobuses de
Madrid, 1950), así como estructuras tan espectaculares como el arco
metálico para la tribuna del estadio de San Mamés (Bilbao, Vizcaya). Su
dominio del pretensado le permitió producir puentes elegantísimos, como
los del pantano de lznájar (Córdoba), y su interés por todos los tipos
estructurales le llevó a construir las primeras cubiertas colgantes de
España, como el picadero del Club de Campo de Madrid (1983), y a ser
pionero en el proyecto de puentes atirantados. Una de sus últimas
producciones, el puente de Los Barrios de Luna (León, 1983), ha sido
récord mundial y ha sido bautizado con su nombre.

Fernández Casado ejerció su magisterio a través de sus libros. El más


famoso, ya mencionado, sobre estructuras reticulares alcanzó diez
ediciones y fue traducido al francés (1954), pero igualmente influyente es su
obra sobre Estructuras de edificación (1955), magnífica colección de
ejemplos prácticos reales rigurosamente descritos, que sirvieron de apoyo a
los ingenieros noveles.

Su sentido estético de la Ingeniería queda magistralmente expuesto en su


obra La arquitectura del ingeniero. Como punto final, merece señalarse el
carácter competitivo de la Ingeniería estructural española, que se proyecta
en su actividad en el extranjero, donde las empresas constructoras llevan el
resultado de su experiencia y conocimiento.

Conclusión

En un sentido estricto, la arquitectura es inherente a la civilización humana y


no puede escaparse de ella mientras se viva en sociedad. Cuando el ser
humano erige una choza con maderas para guarecerse de los elementos,
cuando pavimenta la tierra para erigir encima una plaza con las estatuas de
sus mártires, cuando diseña un templo con que rendir culto a sus dioses, o
cuando erige una torre inmensa de oficinas, el hombre pone en práctica sus
conocimientos arquitectónicos.

Los diversos estilos y modos de la arquitectura en la historia humana, de


hecho, reflejan muchas de las condiciones y momentos de su pensamiento,
ya sea en términos artísticos o pragmáticos. De hecho, su conocimiento se
basa en tres principios fundamentales: belleza, firmeza y utilidad.

Al mismo tiempo, la arquitectura ha sido incluida entre las Bellas Artes de la


humanidad, junto a la pintura, la literatura, la música, la escultura, la danza,
el cine y la fotografía.

Fuentes

 Sutton, ian; história da arquitectura do ocidente; lisboa: verbo, 2004.


 Benevolo, leonardo; história da arquitetura moderna; são paulo: editora
perspectiva, 2001.
 Argan, giulio carlo; arte moderna; companhia das letras, 1992.
 Aa.vv. (1991). Enciclopedia del arte garzanti. Barcelona: ediciones b
 Roth, leland m.; understanding architecture: its elements, history and
meanings; nova iorque: harpercollins publishers, 1993.
 Strickland, carol; arquitetura comparada: uma breve viagem pela história
da arquitetura; são paulo: ediouro; 2003.

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