Está en la página 1de 3

El país más pequeño de América Central, El Salvador ocupa el tercer lugar en términos de

población (6,5 millones) entre los seis países centroamericanos. Es el país más densamente
poblado de América Central y se ubica en el percentil 83 a nivel mundial en términos de densidad
de población. El Salvador ha experimentado un crecimiento económico modesto en las últimas
décadas, con un crecimiento anual del PIB superior al 3 por ciento solo dos veces entre 2000 y
2020. Aun así, logró reducciones significativas en la pobreza y la desigualdad.

La tasa de pobreza (basada en una línea de pobreza de US$5,5 por persona por día) cayó del 39 %
en 2007 al 22,3 % en 2019. La pobreza extrema, medida en US$1,9 por día, cayó del 13 % en 1995
al 1,5 % en 2019. La reducción de la pobreza ha sido impulsada principalmente por los ingresos
laborales y los trabajadores que pasan de trabajos agrícolas mal pagados a trabajos mejor
pagados. En las zonas rurales las remesas también han tenido un impacto positivo, pero menor en
comparación con los ingresos laborales Impulsado por un crecimiento a favor de los pobres y una
mayor prosperidad compartida, El Salvador se convirtió en el país más igualitario de América
Latina y el Caribe. El índice de Gini cayó de 0,54 en 1998 a 0,38 en 2019, el más bajo de la región.
En las áreas urbanas, la reducción de la desigualdad fue impulsada por los ingresos laborales,
mientras que en las áreas rurales fue impulsada principalmente por los ingresos provenientes de
pensiones y remesas.

Sin embargo, la pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto negativo significativo en la vida de


las personas y en los ingresos familiares. Si bien El Salvador fue el país centroamericano que más
rápidamente adoptó fuertes medidas de contención contra el brote y el gobierno implementó una
fuerte respuesta fiscal para limitar el impacto en hogares y empresas, la pandemia podría hacer
que la pobreza regrese a niveles sin precedentes. Desde 2016, revirtiendo años de progreso.
Debido a la pandemia, se espera que la tasa de pobreza aumente hasta en 5,9 puntos
porcentuales. El Salvador tiene una de las proporciones más altas de población vulnerable en la
región (48 por ciento), y una mayor disminución en la actividad económica puede resultar en una
proporción significativamente mayor de personas en riesgo de caer en la pobreza. La crisis
también afectó el crecimiento, con una contracción significativa del PIB del 7,9 por ciento en 2020.

En 2021, el crecimiento muestra signos de recuperación, respaldado por el consumo impulsado


por las remesas y las exportaciones. Se espera que la economía de El Salvador crezca 8 por ciento
en 2021 y 4 por ciento en 2022. La vacunación contra la COVID-19 ha sido exitosa, alcanzando una
tasa de vacunación cercana al 60 por ciento a finales de septiembre de 2021, entre las más altas
de la región.

Persisten desafíos, como la necesidad de impulsar reformas para la sostenibilidad fiscal. En 2020,
el déficit fiscal fue del 9,2 por ciento del PIB y la deuda fue del 91,8 por ciento del PIB. Los mayores
ingresos fiscales por el repunte de la economía y la eliminación gradual de gastos extraordinarios
ayudarán a moderar el déficit al 4 por ciento del PIB y la deuda al 86,1 por ciento del PIB hasta
2022, pero el desafío para la gestión de deuda permanece más allá de 2023.

El crimen y la violencia también han sido una amenaza para el desarrollo social y el crecimiento
económico en El Salvador y están entre los principales motivos para que muchos salvadoreños
migren. Sin embargo, las tasas de homicidios se han reducido drásticamente desde agosto de
2019, posicionando los indicadores de violencia del país hacia el promedio regional.
El país también tiene alta exposición al riesgo de eventos naturales adversos, incluidos terremotos
y erupciones volcánicas, y es altamente vulnerable a los impactos del cambio climático, incluido el
aumento de inundaciones, sequías y tormentas tropicales, las cuales afectan de manera
desproporcionada a las poblaciones pobres y vulnerables.

A pesar de estos desafíos, El Salvador tiene un gran potencial para impulsar su crecimiento
económico. La ubicación estratégica del país, con acceso a muchos mercados, una fuerza laboral
en crecimiento y una base industrial sólida, podría ayudar a expandir el comercio para lograr un
crecimiento más fuerte e inclusivo. Los objetivos de desarrollo podrían lograrse con un
compromiso a largo plazo con reformas estructurales, la creación de empleos de calidad y la
inversión en capital humano.

A partir de la pandemia de la COVID-19 el Banco Mundial ha trabajado intensamente en acciones


amplias y rápidas para limitar el daño y ayudar a los países, incluyendo El Salvador, a prepararse
para la recuperación y para que puedan reconstruirse mejor y más fuertes que antes, enfocándose
en cuatro prioridades:

-Salvar vidas amenazadas por la pandemia;

-Proteger a los pobres y vulnerables.

-Afianzar las bases de la economía para acortar el tiempo de recuperación; y

-Fortalecer políticas e instituciones para la resiliencia basadas en inversiones y deudas


transparentes y sostenibles.

El apoyo del Banco Mundial a El Salvador sigue centrado en i) promover la inclusión productiva y el
desarrollo del capital humano, y ii) aumentar la sostenibilidad y la resiliencia. Actualmente, la
cartera del Banco Mundial en El Salvador suma US$770 millones e incluye cuatro proyectos de
inversión para apoyar la respuesta ante la COVID-19 y la vacunación, impulsar el desarrollo
económico local resiliente e invertir en la salud y la educación de la primera infancia, como parte
de la política nacional Crecer Juntos.

La cartera de préstamos se complementa con operaciones fiduciarias en los sectores de salud y


ambiente, así como con servicios de asesoría y análisis en facilitación del comercio, educación,
protección social y gestión de riesgos de desastres, entre otros.

El Banco Mundial está actualizando su Diagnóstico Sistemático de País, una evaluación integral de
los desafíos de crecimiento y reducción de la pobreza en El Salvador para los próximos años, y
trabajará en un nuevo Marco de Alianza el País para El Salvador.

El Proyecto para Mejorar la Calidad de la Educación amplió la adopción del Modelo de Escuela
Inclusiva de Tiempo Pleno (EITP) en 29 municipios del país. El proyecto apoyó la construcción de
32 escuelas con infraestructura renovada para implementar el modelo EITP, la renovación de 563
instalaciones escolares (aulas, bibliotecas, salas de estudio, salas de profesores, espacios
deportivos y recreativos) y la provisión de material y equipo educativo a 195 escuelas para adoptar
el modelo EITP. El proyecto benefició a más de 151.000 personas entre estudiantes y personal
docente, incluyendo: 6.259 estudiantes de los grados séptimo a noveno, que recibieron más de 30
horas semanales de actividades pedagógicas adicionales dentro del modelo EITP, y cerca de 2.500
maestros que fueron certificados en habilidades pedagógicas como arte, educación física y
culturas indígenas, entre otros.

El Proyecto del Sistema de Salud Pública apoyó la expansión del Modelo Integrado de Servicios de
Atención en Salud en los 82 municipios más pobres del país. Los resultados del proyecto incluyen
la construcción del primer Centro nacional de radiología, la adquisición de 44 ambulancias
equipadas, el desarrollo de la primera Estrategia nacional para enfermedades crónicas y la
creación de la Dirección nacional de enfermedades crónicas en el Ministerio de Salud, así como la
gestión mejorada de los desechos médicos en 30 hospitales. Desde el comienzo del proyecto, más
de 1.300 mujeres embarazadas y 14.000 niños menores de tres años recibieron servicios de
atención materna e infantil. Alrededor de 85.000 personas se beneficiaron de las vacunas de
inmunización, y cerca de 8.000 pacientes con insuficiencia renal crónica recibieron kits de
tratamiento, suministros y medicamentos. El proyecto también apoyó la capacitación de más de
4.660 empleados del área de salud.

El Proyecto de Fortalecimiento de Gobiernos Locales benefició a alrededor de 3,4 millones de


personas en 262 municipios, a través del desarrollo de 507 proyectos locales de infraestructura en
áreas como electrificación, agua y saneamiento, manejo de desechos, construcción y
mejoramiento de carreteras y puentes, así como la renovación de espacios deportivos y
recreativos para apoyar programas de prevención de violencia. Además, estos proyectos locales de
infraestructura generaron 12.987 empleos temporales.

El Proyecto de Apoyo al Ingreso y el Empleo financió el Programa gubernamental de Apoyo al


Ingreso Temporal (PATI), el cual benefició a aproximadamente 41.000 personas en pobreza con
trabajos temporales en comunidades y capacitación técnica. El programa se implementó
inicialmente en 25 municipios y posteriormente se amplió a ocho más en 2015. Además, el
proyecto apoyó al Ministerio de Trabajo en el establecimiento de 49 oficinas de empleo con
servicios de colocación laboral, además de quioscos móviles de empleo móvil, ferias laborales y un
portal de empleo en línea que ha atendido a alrededor de 200.000 personas.

El Proyecto de Reconstrucción de Emergencia por Terremoto y Extensión de Servicios de Salud


rehabilitó tres hospitales y reconstruyó otros tres hospitales que fueron severamente dañados por
los dos terremotos en 2001. El proyecto también financió el mantenimiento preventivo de
hospitales y mejoró los servicios hospitalarios para más de 3 millones de beneficiarios. El proyecto
amplió además los servicios de salud y nutrición a 1,2 millones de mujeres, niños e indígenas en
141 municipios pobres.

El Proyecto de Consolidación y Administración de Áreas Protegidas actualizaron la Estrategia


Nacional y Plan de Acción para la consolidación y gestión del Sistema de Áreas Naturales
Protegidas y lo puso a prueba en dos áreas protegidas piloto (Bahía de Jiquilisco y San Diego-Las
Barras). El proyecto evitó la deforestación y promovió la regeneración en más de 20.207
hectáreas. Ambas áreas protegidas fueron delineadas y se redujeron los conflictos de tenencia de
la tierra. La capacitación y las inversiones en medios alternativos de vida beneficiaron a grupos y
cooperativas locales y fortalecieron su apoyo a la conservación de la biodiversidad.

También podría gustarte