Está en la página 1de 10

Joha Jadhai Rodríguez Alanis

PROYECTO LITERATURA “¿TIENES MIEDO?”

PLANEACIÓN:

VALOR DE LA
VARIABLE CARACTERÍSTICAS
VARIABLE

TÍTULO No eres, no soy.

La protagonista despierta de una


pesadilla que tuvo. Se arregla para ir a
clases y espera que su mejor amigo
INICIO
pasé por ella. El inicio es el trayecto
que hay desde que despierta hasta
que conoce a la antagonista.

ESTRUCTURA
La chica empieza a sentirse mal en la
Toda narración consta
DESARROLLO escuela y va al baño. Conoce a la
de 3 partes:
antagonista.

Cuando la protagonista se da cuenta


CLIMAX
quien es la antagonista en realidad.

La protagonista termina en el hospital,


FINAL dudando si alucinaba o no porque
vuelve a ver a la antagonista ahí.

NARRADOR
Toda narración puede
PROTAGONISTA La chica
tener uno de estos tipos
de narrador:

PERSONAJES
PRINCIPALES Ximena y Pristal.
En una narración
podemos identificar tres SECUNDARIOS Amigos de Ximena

1
Joha Jadhai Rodríguez Alanis

TERCIARIOS El profesor Carlos.


tipos de personajes:

Casa de Ximena, la escuela y el


ESPACIO LUGAR
hospital.

T. GRAMATICAL Pretérito.

TIEMPO
T. REFERENCIAL Años actuales
En una narración se
pueden identificar 5 tipos
T. DIEGÉTICO Todo pasa en un solo día
de tiempos:

T. PSICOLÓGICO Coincide con la edad.

FIGURAS RETÓRICAS

TERROR U Terror. Con el tipo de miedo de


GENERÓ NARRATIVO
HORROR Doppelganger.

2
Joha Jadhai Rodríguez Alanis

NO SOY, NO ERES

—¿Qué? —me digo a mí misma, sobresaltada. Con mi mano en el pecho, siento mi corazón latir a
mil por hora. Tuve una pesadilla o eso creía, pareció muy real; fue una situación sacada de una
película. Después de calmarme, chequeé mi celular para ver la hora, me había dado la sensación
que ya iba tarde, y en efecto. 7 AM. Solo dormí 3 horas, por tercera vez en esta semana, el
proyecto de arte me había traído estresada y sin dormir.
Me arregle lo más rápido posible, no pude comer nada, ni un café me tomé. El sol estaba dando
sus primeros rayos, y agradezco que suceda eso, tengo frío y mi pelo mojado no ayuda la
situación, estoy esperando a que mi mejor amigo pase por mi, mientras un poco de música ayuda
a mejorar las pocas ganas de asistir al colegio. Agarro mi teléfono, me pongo mis audífonos,
pongo en aleatorio mi playlist del día a día en Spotify. Cuando las primeras notas de Sculptures of
Anything Goes, de Arctic Monkeys, empiezan a sonar . Y con su vibra de color negro abro mi día,
aunque la mañana quiero que sea tranquila, la musica no me lo permite, porque cuando llega al
estribillo un escalofrío recorre toda mi espalda. Así que me decido a cambiarla por una de flores y
color rosa. Josh llegó interrumpiendo media canción, tocando el claxon a las 8 de la mañana como
loco, sabe que me molesta que haga eso. Es poco considerado de su parte y con las grandes
ganas de vivir que tengo, lo miro feo.
—¡Hay gente durmiendo aún! —digo casi gritando.
—Oh vamos, es divertido cuando tu enojo está de por medio —me dice riendo levemente,
mientras me acerco a su coche. —Woah, ¿qué te ha pasado? —me pregunta cuando el sol deja
de darme en la cara.
—¿De qué hablas?
—Pareciera que te ha atropellado la vida, no te veías así ayer —me contestó. Le había comentado
que venía durmiendo una pizca de sal, supongo que por eso lo decía, pero no tenía idea que me
veía tan demacrada.
—¿Me veo muy, pero muy mal? —le digo preocupada y un tanto avergonzada.
—Mmm… Solo arreglate un poco el cabello y… —dijo haciendo una mueca de disgusto— ¡Ay,
Xime! Es que la cara, la cara. Perdón.
—Oh ya cállate, mejor conduce.
En el camino traté de arreglarme el cabello lo mejor posible, decidí hacerme un chongo, no salió
tan bien como esperaba pero era mejor que un nido de cabello mojado por mi cabeza. Respecto a
mi cara, estaba tan mal como el absurdo de Josh había dicho. ¿Cómo es que me deje salir así?
No llevaba nada de maquillaje, porque me daba flojera usarlo. Pero ahora necesitaba, seriamente,
algo para cubrir las ojeras de mapache que llevaba. Casi al llegar a la escuela, me di por vencida
y acepte que mi cara no iba a cambiar por más que lo intentará con solo viendome al espejo. Así
que me dispuse a escuchar lo último de la canción que Josh había puesto, era una canción

3
Joha Jadhai Rodríguez Alanis

desconocida para mí, estaba en español, pero cuando llegamos lo último que se escuchó de
aquella fue su coro “No eres real, no soy real”; y con esas palabras me quedé todo el día.

Entrando al patio del colegio Josh se despidió rápido diciéndome que nos veíamos en el almuerzo,
supongo que tenía algo urgente porque desaparece en la multitud tan rápido como un rayo. En
cambio yo, como tortuga, me dirijo hacía el área de tercero de preparatoria. Ahí encuentro a la
mayoría de mis amigos, cuando llego a mi respectivo locker veo a dos de ellos platicando cerca,
Mateo y Sara.
—Hola chicos —les digo.
—Heeeyy —me responde Mateo y le hace segunda Sara con un tono de querer preguntar algo.
—¿Otra vez no dormiste? —me pregunta finalmente.
—Sí… tres grandes horas —digo con una gran falsa sonrisa en mi cara.
—¡Ay Xime! Ahora sí te ves fatal, lo siento —comenta Mateo.
—Tres días seguidos ya no está bien, Xime, te puedes hacer daño —añadió Sara—. Ten, ponte
un poco en las ojeras si quieres —dijo sacando un producto de maquillaje de su mochila para
dármelo.
—Gracias, mañana prometo regresar como nueva.
Empiezo a meter y sacar algunas de mis cosas al locker y ellos se excusan con irse adelantando
al salón, no les pido que me esperen. Aún tengo cinco minutos así que puedo ir con calma,
además, no tengo horas libres hasta el almuerzo así que aprovecho estos pequeños minutos
afuera. Pude haber ido al baño, pero ya no quedaba de camino así que me dirigí al salón. En el
trayecto, empecé a sentir los efectos colaterales de la falta de sueño, sentía mis ojos cansados y
la cabeza me daba pequeñas vueltas, pero el mareo se fue rápido y cuando entré al salón ¡puf!
había desaparecido. Traté de agarrar un lugar atrás para aprovechar y dormir cuando tenga la
oportunidad. Cuatro horas de aquí al almuerzo, ¡sí puedes! me digo mentalmente.
Diez minutos, solo diez minutos más y saldré. Durante las clases traté de dormir pero no lo
complete con éxito. Cuando la campana sonó, mi cuerpo reaccionó al instante y sin hesitar, me
paré del asiento y me empecé a dirigir al baño.
Una vez ahí, me acerqué a mojarme la cara y empezar a observar en el espejo donde necesitaba
el maquillaje que me dio Sara, en el proceso escuché a alguien llorar, así que me volteé hacia los
cubículos para saber si el sonido provenía de allí. En efecto, solo hay una persona aparte de mí,
así que pregunté:
—¿Está todo bien? ¿Hola? —no hay respuesta. —¿Amiga, estás bien? —sigue sin haber
respuesta, solo sollozos, así que me acerqué a tratar de abrirla. Está abierta, ¿quién llora con la
puerta abierta? me pregunté. Pero al ver a aquella chica triste mis pensamientos triviales quedan
de lado.
—Oh, hola. Perdón por abrir solo porque sí. ¿E-Estás bien?

4
Joha Jadhai Rodríguez Alanis

—S-Sí... No. Lo siento —dice sus primeras palabras, un poco apresurada.


—No, no te disculpes. Ven —me acerco para sacarla del deplorable lugar en el que estaba
sentada—. ¿Necesitas algo? ¿Estás bien?
—¿Por qué preguntas? —dice con un tono de confusión y una pizca de enojo en su voz.
—Eh, porque estás comiendo tu desayuno en el baño, sola y llorando —le respondo lo obvio.
—Bueno... Si —me dice saliendo del cubículo y tirando su sándwich a medio comer a la basura.
¿Por qué lo tira? ¿Qué rayos? Ella desperdiciando comida y yo aquí famélica como cerdo.
—Mmm... Entonces, ¿cuál es tu nombre? —pregunto para romper el hielo y tratar de animarla.
—Pristal
—¿Kristal?
—¡No! ¡Pristal, con P! —me dice a la defensiva.
—Pristal, perdón —me disculpo rápidamente—. Bonito nombre.
—No es cierto —me dice con un timbre de voz agudo. Ay no, ya lo arruine más
—Es... original—suspiro mostrándole una sonrisa compasiva, pero ella no responde así que sigo
—. Bueno, ¿eres nueva? No te había visto por aquí.
—No, llevo estudiando aquí los mismos años que tú.
¿Me conoce?
—Alguna vez estuve contigo en el taller de arte.
—Huh... Prometo que te había visto, perdona.
—No te disculpes, es normal que nadie me note.
Tres años, incluso más, pudo haber pasado sus almuerzos aquí. Pareciera enojada, pero sonaba
triste, incluso frustrada.
—Sería mejor que te integres más. —le digo suavemente—. Sabes, no creo que a mis amigos les
moleste un poco de compañía.
—¿En serio? —responde incrédula—. Que buena persona eres, pareciera que no eres real.
Esas últimas palabras me descolocaron un poco, pareciera que no soy real. Pero lo deje pasar
rápidamente. Entonces le hice un gesto para irnos y salimos del perfecto y limpio lugar para comer
un sándwich.
Caminando por los pasillos no dije ni una palabra y tampoco ella se inmuto a hacerlo también. Es
un poco extraña su aura, pero quería hacerla sentir bien así que no le di importancia. En la
entrada del patio estaban unas mesas redondas, donde alcancé a ver en una a mis amigos, así
que le dije a Pristal que me esperará ahí para acercarme yo primero a ellos.
—Sí, no hay problema —dice—. Woah, es bonito aquí, nunca había salido.
—¿Qué? —le pregunto entre una pequeña risa—. Bueno, velo como si fuera como comer en un
baño abierto.
Dicho eso, empecé a caminar hacia la mesa. De espaldas estaba Josh, cuando llegue lo trate de
asustar pero no funciono.

5
Joha Jadhai Rodríguez Alanis

—Amigoosss, hoy tenemos una invitada. Se llama Pris... —volteo para recibirla, pero no hay nadie
—¿Kristal? —pregunta Sara.
—No. Pristal. Con P. Estaba atrás mío, ¿que...?
—¿Quién es Pristal? —pregunta Mateo.
—¿Quién se llama Pristal, para empezar? —añade Neil, otro amigo.
—Es... —empiezo a decir buscándola con la mirada—. Es alguien que encontré en el baño
llorando y la invite —termino de decir apresuradamente.
—¿En el baño? ¿Llorando? —vuelve a preguntar Sara.
—¡Sííí! Incluso va en nuestro grado. Alguno tuvo que haberla visto alguna vez.
—No creo —dice Josh.
—Sí, no —le hace segunda Mateo.
—Xime, no hay ninguna Pristal en esta escuela —dice por primera vez Mar.
—¿Qué? No, sí hay. La acabo de conocer.
—Será nueva, entonces.
—¡No! —digo un tanto desesperada—. ¿Por que no me creen? Ella...Ella venía atrás mío.
—Xime, no. Cuando venías no había nadie detrás tuyo —agrega Josh.
—¡No es cierto! ¡Agh! Saben, le iré a buscar. ¡Porque sí existe! Pristal.
—Me avisas cuando encuentres a la famosa —digo Neil sarcásticamente.
¿Qué les sucedía hoy? Y, ¿por qué Pristal se fue? Agh. Mi día podría estar yendo mejor. Pero
bueno. Salí del patio para ir en busca de ella.
—¡Pristal! ¡PRISTAL! ¿Dónde estás?
Pasé repitiendo esas mismas palabras diez minutos, en el onceavo me cansé, así que deje de
pensar y fui a comer mi desayuno sola y en paz. Al toque de la campana, me empecé a dirigir a mi
casillero. Llegando ahí, a punto de abrirlo alguien me asusta por la espalda, es ella.
—¡Pristal! ¿Qué rayos? Te busqué y nada. Me dejaste ahí botada como piedra.
—Perdón. Me dio mucha pena y me regresé.
—¡Ay Pristal! —suspiré, abriendo el casillero y sacando mi mochila para ir a la clase—. Bueno.
Tengo que irme o llegaré tarde.
—Sí, con Carlos, vamos —añade, empezando a avanzar.
—Espera, ¿también tomas la clase de Carlos?
—Sí, desde... siempre.
Más confundida no podría haber estado.
—¿Cómo es que nunca te note?
—Ya te dije, no hablo, solo hago gestos. Nadie me notaría.
—Oh, okay. Bueno, el tiempo es oro, así que no lo desperdiciemos, vamos.
Cuando ya íbamos a medio camino, ella se empezó a quejar, tenía dolor creo. La primera vez no
le hice mucho caso, pero la segunda vez me voltee y le pregunté:

6
Joha Jadhai Rodríguez Alanis

—¿Estás bien?
—Sí, espera —dijo soltando su mochila y agarrando su hombro—. Lo siento, tengo problemas en
mi espalda.
—No te preocupes, dame —digo agarrando su mochila y colocándola en mi hombro.
—Gracias.
En el trayecto final, nadie hablaba, pareciera que iba conmigo misma, porque me volví a sentir en
paz. Qué extraño, creo que necesito dormir. Anhelo dormir como un oso cuando hiberna. Al llegar
al salón, todos estaban ya en sus asientos, mis amigos estaban ahí. Les demostraría que Pristal sí
existe, así que entré emocionada.
—¡Ja! Sí exis... —volteo para empujar a Pris al salón, pero no hay nada, nuevamente.
—No otra vez con tu broma, Xime —dijo Sara.
—Pero- ¡Agh! Ella venía detrás mío, no lo entiendo.
—¿De quién habla? —le pregunta el Profesor Carlos a los demás.
—¡De Pristal!
—¿Quién?
—¡Ay Dios! Es tu alumna, Pristal.
—Perdón Xime, no conozco a ninguna Pristal. No creo que haya ninguna en esta escuela.
—No, no es posible —empiezo a decir, frustrada, enojada y confundida—. Si no, ¿cómo tengo su
mochila, huh?
—A ver, muéstranos que hay —dice irónicamente Josh.
—Xime, esa es tu mochila, ¿no? —vuelve a decir Josh.
—No... —vuelvo a mirar la mochila, no es cierto, es igual a una que tengo, pero no, no es mía, es
de ella—. Bueno, es igual, pero no, ella me la dio.
—Xime, basta —se empezó a acercar— ¿Te sientes bien? Te ves un poco pálida.
—Alto. Déjame ver la mochila.
Al abrirla, lo primero que saque fueron sus libretas. Se las pasé a Josh.
—Ximena, esta libreta es tuya, tiene tu letra —dijo.
—A ver —le pidió Mateo—. Es cierto, hasta en esta otra también. ¿Por qué tienes una plana
diciendo “No soy real”?
—¿Qué? —le quité la libreta—. No entiendo. No. No. No fui yo.
Agarré la mochila y traté de buscar algo más que evidenciara su vida. Pero lo que encontré fue lo
más tétrico que pude haber visto en mi corta vida. En mi mano, saqué una muñeca. Una muñeca,
vestida igual que yo en estos momentos, con el mismo color de cabello, los mismos ojos ojerosos,
todo era igual, excepto que esta versión tiene sangre o algo rojo empezando a caer por su
cabeza.
—¿Qué-?
—Woah, Xime —dijo Neil, agarrando la muñeca.

7
Joha Jadhai Rodríguez Alanis

—¿Por qué te harías eso? —me pregunto Mar.


—¡Que yo no soy! —exclamé—. Estoy harta, la voy a buscar.
Con eso, salí de la clase, dando un portazo. Tres pasos y mi cabeza se convirtió en un trompo.
Con ayuda de la pared, seguí el camino. Pero las náuseas aumentaban. Apenas y pude llegar al
baño. Todo parecía estar de cabeza, el piso y las paredes parecían cobrar la vida de un chapulín,
no paraban de saltar hacía mi. Entre al primer cubículo que vi. Y vomité todo el desayuno.
Después de eso, caí como pluma en el piso, aún con mi cabeza martillando. Cerré los ojos. Y la
canción del auto de Josh empezó a sonar en mi mente. “No eres real, no soy real. No eres real, no
soy real”. Abrí mis ojos de golpe, poniéndole pausa a lo que mi mente reproducía. Mi vista era una
cámara sin enfocar. Hasta que vi en la puerta del baño, con labial rojo, decía lo mismo, parecería
que yo lo escribí, es mi letra. ¿Qué rayos? Quiero correr, pero no puedo, no puedo moverme bien.
Salgo como puedo de ahí, con el corazón en la mano. Y la veo. Ella está viéndome, sin ayudarme.
Con mi labial, en la mano.
—¡Tú!
—¿Yo?
—Tú hiciste esto.
—No.
—Deja de mentir, deja de desaparecer —le reprocho.
—No estoy haciendo nada.
—Exacto, no estás haciendo nada.
—¿De qué hablas, Xime?
—Solo... Solo, alejate. Me haces sentir mal.
—¿Yo? —dijo con una sonrisa agria en su boca. ¿Quién era ella?—. Déjame ayudarte Xi-.
Alto. Nunca le dije mi nombre, ¿cómo lo sabe?. —¿Cómo sabes mi nombre? ¿Quién eres?
—¿Quién soy? No lo sé, dímelo tú.
—¡Basta!
Con la espalda hacia la puerta, me giré al escuchar a alguien entrar, era Mar. Y por su cara
parecía preocupada.
—¡Ximena! ¿Qué te pasó?
—Yo... —voltee, no había nadie. —Ella. ¡No! ¡Nooo! ¡No otra vez! ¡Sal de ahí!
—¿Quién?
—Pristal —Mar no dijo nada, se puso a buscar en los cubículos y yo solo la seguía con la mirada.
—Xim, no hay nadie —me dijo suavemente.
—Pe-Pero, eso —señalé la puerta del cubículo de donde salí. Mar se acerca más y más pero yo
me alejaba hasta donde más pudiera.
—”No eres real, no soy real” —susurró y las palabras me dieron un escalofrío de pies a cabeza—.
¿Por qué?

8
Joha Jadhai Rodríguez Alanis

—Yo no.
—¿Qué te esta pasando?
—Pero no.
—Ximena, tienes el labial en tu mano. ¿Qué tú, no, qué?
El labial, era mío, sí. ¿Como? Pero ella. La situación me movía. Mi cabeza estaba dando vueltas,
mi presión arterial, mi corazón, no lo sé, solo sabía que no sabía nada. Pero me sentía en las
nubes, las nubes negras, cargadas de agua listas para una tormenta. No sabía qué decir. Me
sentía avergonzada, pero enojada de una forma tan grande. ¿Quién es ella? ¿Por qué no la ven?
¿Por qué?
—Ven. Vámonos.
—No, pero yo.
—No Xime, vamos, necesitas descansar.
Salimos. Y las palabras rebotaban en mi cabeza, una y otra vez. “No eres real, no soy real”. Me
estaban comiendo, letra por letra. Sé que estaba mal, mi mente estaba mal. ¿Cómo una persona
me puede afectar tanto? Pero, ¿y si...? No. Ella es real. O no. ¿Estoy despierta? Ya no podía
estar ahí. Así que me excusé para ir por mis cosas, Josh me llevaría de vuelta a casa, Mar le
había avisado.
Una vez en los pasillos, mi llanto no pudo resistirse más, que empezó a caer como cascada.
Estaba harta de sentir, quisiera no existir. Como ella.
Al llegar a mi casillero, agarré mi mochila y salí de ahí lo más rápido posible, porque estar en
estas cuatro barreras me sofocaba. Haciéndome sentir lo que este lugar cuando hubiera podido, si
no hubiera sido por mi mente.
Cuando llegué al estacionamiento, me senté en la banca más cerca del coche de Josh, esperando
le mande un mensaje de que ya estaba ahí. Pasaron tres minutos cuando vi a alguien acercarse,
desafortunadamente no pude enfocar hasta que esta persona se sentó a mi lado.
—¿Ya te vas?
—Déjame en paz.
—¿Por qué? ¿Qué has hecho?
—No, ¿qué te has hecho tú? —dijo con un tono más frío que el hielo, entonces, en mi nuca nació
un sentimiento, un sentimiento tan grande y potente que me hizo reaccionar con el instinto animal.
Era yo, me estaba viendo a mí misma. Y cuando lo vi, claramente por primera vez, agarré lo
primero que vi y lo primero que sentí en mi mano. Y un solo segundo faltó para sentir el dolor de
un golpe en la cabeza. Le había pegado, pero la sangre me salía de mi. Y ella, se había esfumado
como humo. Lo último que vi fue a Josh gritándome y preguntándome que hacía. No podía hablar,
ni ver. Había entrado en un sueño sabor a negro.

Ruido. Voces. Lejos. Dolor.

9
Joha Jadhai Rodríguez Alanis

—Pero ¿cómo pasó?


—No, es que no sé. No sé cómo llegó a ese nivel. Yo...Yo iba directo con ella y desde lejos
parecía que hablaba con alguien. Y sí, sí pensé que era la tal Pris o Kris..
—Pristal —dijo alguien, creo que era Mar.
—Ella. Pero no, no había absolutamente nadie. Corrí cuando se dio el golpe en la sien —hubo una
pausa—. Yo...No sé. Dios. Espero que esté bien, nunca la había visto así.
—Va a estar bien. Dice el doctor que fue algo de una alucinación por la falta de sueño. Aunque no
explique mucho de lo que hizo. Pero bueno.
Mar terminó de decir esas últimas palabras y mis ojos abrieron. Ahí estaban ellos dos y Mateo.
Mirándome. No les deje decir nada. No sin antes pedirles perdón.
—Prometo dormir más seguido —traté de bromear, pero no rieron tanto como quería—. Ahora
vayan, consigan comida o juegos, no sé. Pero déjense de sus caras, porque todo está bien.
Después de eso, se fueron e inevitablemente no pude evitar pensar si todo lo que viví no fue real.
Y por que mi mente me hacía pasar estas situaciones. Traté de dejar el tema a un lado pero
seguía pensando y pensando que algo de ello, así fuera una pizca de sal, había sido real porque
no por nada seguía sintiendo el temor en mi nuca.
Pasaron alrededor de quince minutos cuando a nada de caer dormida, una vez más, alguien
entró. Una enfermera, sin decir nada se acercó a mi lado y empezó a cambiar el suero de mi
intravenosa. Diez, nueve, ocho siete... No respiraba, no podía decir nada. No podía moverme, solo
los ojos. Y mi mirada la enfoco a ella, a mi, me miraba a mi misma. Seis, cinco, cuatro.
—Shh. Tranquila. Recuerda que no eres real.
—Tres, dos, uno —terminó por susurrar.

10

También podría gustarte