Está en la página 1de 1

¿Y quién eres tú para darme órdenes?

" es una pregunta que resuena en la mayoría de las


instituciones educativas. Los estudiantes cuestionan la autoridad de los profesores y el porqué
deben obedecer sus órdenes. Este es un signo de la época, ya que el fin de la modernidad ha
traído consigo el debilitamiento de las normas sociales.

Antes, la escuela representaba la norma y el maestro era un referente de conocimiento y


deber. Su autoridad emanaba de su pertenencia institucional y los estudiantes obedecían sus
órdenes porque era su deber. Si había problemas de comportamiento, los maestros los
señalaban y los padres estaban de acuerdo, ya que el maestro era "respetado". Si el maestro
decía algo, se tomaba como verdad.

Pero el contrato social comenzó a resquebrajarse y empezamos a cuestionar los valores


vigentes. El mayo francés comenzó a vivirse dentro de las escuelas. Los estudiantes se
rebelaron y comenzaron a preguntar por qué deberían obedecer a los maestros. Gritaban
"abajo las reglas" y "castración de la libertad" al unísono.

Este fue el comienzo de una flexibilización de las normas y el disciplinamiento social. El


contrato social ya no era tan importante como la individualidad y el derecho a ser uno mismo.
Padres y maestros, sin la norma castradora, deben construir su propia autoridad.

La figura sagrada del docente fue derribada y se comenzó a juzgar sus métodos, intenciones y
formas de disciplinar, hasta llegar a la violencia física. Quitamos esa figura porque nos pareció
castradora, pero nos quedó un vacío que nos genera incertidumbre.

Muchos padres y docentes se encuentran temerosos de poner límites y reglas,


experimentando la tiranía de la libertad. Nuestros jóvenes crecen sin claras referencias y
límites. Destrozamos los muros antiguos, pero nos quedamos con los ladrillos en la mano,
olvidándonos de que la existencia conjunta demanda límites y reglas claras.

La anomia social se ha generalizado y no son solo los estudiantes rebeldes los que nos
cuestionan, sino todo el conjunto. El debilitamiento de las normas sociales no ha producido los
resultados esperados y las generaciones jóvenes se enfrentan a la incertidumbre y la "tiranía
de la libertad". Están acostumbrados al principio del placer, que derriba toda posibilidad de
vivir juntos.

También podría gustarte