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ÁREA DE COMUNICACIÓN
Competencia Lee diversos tipos de textos escritos en lengua materna. Docente Karina Francia Ruelas
En principio, las democracias modernas (participativas o representativas) buscan que venza el ejercicio de la
soberanía del pueblo. Sin embargo, si alguien vence, otro pierde, creando así dos opuestos de vencedores y
vencidos. En el clásico de la literatura El arte de la guerra, el filósofo y estratega militar chino Sun Tzu
afirmó que “cualquiera que tenga forma puede ser definido y cualquiera que pueda ser definido puede ser
vencido”. Ahora bien, la pregunta es ¿lo vencido siempre es un alguien o también hay un algo que pierde? Así
pues, en la política electoral costarricense de las pasadas elecciones presidenciales se ha tornado borrosa la
que en mi opinión es la peor forma de enemigo, desdibujada por varias apariencias de “enemistad” que son
trazadas según quien las conciba (el populismo, el conservadurismo, el liberalismo y el progresismo; entre
otras tendencias políticas).
Así las cosas, a tan solo ocho meses de que el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) realice la convocatoria
oficial a elecciones presidenciales de 2022, el “monstruo enemigo” sigue invisible en la conciencia de las
personas electoras, pero sobre todo en la actividad política del país. Personalmente, considero que el
verdadero enemigo de la democracia electoral costarricense es la tajante separación de lo social y lo
económico (como quien separa alma y cuerpo de un ser vivo). Por ejemplo, ante la actual crisis sanitaria por el
COVID-19, los políticos opositores al Gobierno actual han reivindicado la necesidad de “reactivar la economía
del país”, la cual es ciertamente justa y necesaria; sin embargo, olvidan que el verdadero desarrollo del país (a
mediano y largo plazo) no se limita únicamente a la economía del país ni al fenómeno de la productividad.
SEMANA 4
ÁREA DE COMUNICACIÓN
Es una falacia (de consecuencia y del hombre de paja) pensar sin ninguna duda que determinada consigna
política es ruinosa o beneficiosa por sí misma: por ejemplo, es erróneo creer que, si un movimiento político
reivindica la participación ciudadana, los derechos colectivos y los bienes jurídico-sociales, ello es perjudicial,
o bien que sea desfavorable —en sentido contrario— proteger el ejercicio de las libertades individuales y los
derechos fundamentales. Queda claro con la experiencia histórica que cualquier extremo político resulta
insuficiente por sí mismo. Por ende, ni el socialismo es malo per se, ni el liberalismo tampoco lo es. En
consecuencia, en el mundo globalizado actual, las estrategias políticas requieren de la búsqueda de balances,
reflexiones, estudios, conciencias, diálogos y conciliaciones, que ante todo respeten los derechos humanos
(civiles, políticos, sociales, económicos y ambientales) de las personas. En conclusión, siguiendo a Martin
Luther King, mi sueño es que desde las precandidaturas y hasta el fin de la próxima campaña electoral de
2021-2022, quien se postule al puesto presidencial sepa reunir los mejores acuerdos de los dos mundos (de lo
social y lo económico) y no se dividan los partidos políticos entre quienes apoyan lo social y quienes buscan
fortalecer la economía. Finalmente, dijo Luther King “no saciemos nuestra sed de libertad tomando de la copa
de amargura y del odio”. Por ello, como sociedad electoral costarricense, debemos seguir el camino político de
países como Dinamarca, donde la división social-económica ha sido superada gracias a una socialdemocracia de
libre mercado (regulado).