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Identifica los artículos que se refieren al factor religioso en las Constituciones históricas
españolas de 1812, 1837, 1845, 1869, 1876 y 1931, así como en la legislación franquista.
Describe los puntos de acuerdo y las divergencias entre las distintas normativas.
Junto con lo anterior, debes exponer una valoración personal ajustándote a criterios
jurídicos y con base en los materiales estudiados hasta el momento.
CONSTITUCIÓN DE 1812:
En el caso de esta constitución, su espíritu democrático queda materializado en el
Principio de Soberanía Nacional y el de Sufragio Universal, a través de un mandato
respresentativo. Por lo que respecta a la cuestión religiosa, la Constitución de 1812
establece en su art. 12 la unidad religiosa y la confesionalidad católica del Estado
español; prohibiendo todo ejercicio cualquier religión que no fuera la católica,
apostólica y Romana, dado que se consideraba como «la única verdadera». Según se
establecían en el art. 47, los procesos electorales se debían abrir con una solemne misa
en cada parroquia, en la que el cura párroco debía de realizar un discurso de acuerdo a
las circunstancias. En el art. 366 del texto constitucional, disponía que en las escuelas
de todos los pueblos se debía enseñar el catecismo de la religión católica. Hay que
destacar que durante este periodo se suprimió la Inquisición, por Decreto de Las
Cortes, que la declaró incompatible con el espíritu constitucional. Y aparecía de manera
clara el dualismo cristiano en el espiritu de la primera constitución española, aunque es
cierto que el carácter confesional del Estado y el arraigo cultural del catolicismo en la
cultura del pais, hará que las interferencias mutuas no cesen en este corto periodo
constitucional que vivió España.
CONSTITUCIÓN DE 1837:
Por lo que respecta a esta constitución, los principios sobre los que se asienta son los
de la Soberanía Compartida (Rey/Cortes), División de Poderes, Libertad Individual y
Tolerancia religiosa. Así, frente a la unidad y confesionalidad del texto de 1812, la del 37
estableció en su art. 11 la obligación estatal de «mantener el culto y a los ministros de la
religión católica que profesan los españoles». No se hacía referencia a la
confesionalidad estatal, pero sí al reconocimiento a la religión del pueblo. Tratándose,
entonces de un texto de un marcado espíritu liberal que muestra a las claras la
intención de las Cortes de separar las esferas de intereses entre la Iglesia y el Estado.
Dualismo cristiano en estado puro, «Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es
de Dios1»1.
CONSTITUCIÓN DE 1845:
En el caso de este texto: Soberanía Compartida, Libertad Individual y Confesionalidad
Católica, serían los Principios Constitucionales de esta Carta Magna. Su art. 11 se
refiere a la cuestión religiosa, promulgando la confesionalidad católica del Reino y
obliga a mantener el culto y a los ministros católicos. Es interesante observar que
mantiene la redacción de la Constitución de 1837, y que además, aparece, en el mismo
artículo, el 11, situación curiosa que volverá a repetirse en otros textos constitucionales
españoles. Esta Constitución dibujó un escenario de mayor interferencia entre los dos
órdenes, el civil y el religioso, sin llegar al cesaropapismo que veremos en otros
periodos históricos.
CONSTITUCIÓN DE 1869:
Los Principios que quedan plasmados en esta Constitución son: Democracia,
Isnaturalismo y Monarquía Parlamentaria. Según su art. 21 la nación se obligaba a
mantener el culto y a los ministros católicos, pero se permitía el ejercicio público o
privado de cualquier otro culto, tanto para extranjeros, como para españoles. El Estado
dejó de ser confesional, y se abrió la puerta a la libertad religiosa. Es una Carta Magna
de marcado carácter dualista cristiano, intentando separar las dos esferas de intereses.
CONSTITUCIÓN DE 1876:
Soberanía compartida y Tolerancia religiosa, eran sus caracteristicas principales. Otra
vez es el art. 11 el que reconocía a la religión católica como la religión del Estado,
promulgando la confesionalidad católica de España. Además, obligaba a la nación a
mantener el culto y a los ministros católicos, aunque también establecía que «nadie
será molestado en territorio español por sus opiniones religiosas o por el jercicio de sus
respectivos cultos», eso sí, «no se permitirán, sin embargo, otras ceremonias ni
manifestaciones en público que las de la religión del Estado». De nuevo, aparece
1
Evangelio de San Mateo 22,15-21
CONSTITUCIÓN DE 1931:
Sus Principios políticos serían la Soberanía Nacional, la República, la Democracia y el
Laicismo. En cuanto a la cuestión religiosa, según su art. 3 el texto declara al Estado
español aconfesional. En el art. 14, el Estado se reservaba para sí la relación con las
Iglesias y el régimen de cultos de estas, para evitar futuras intervenciones en asuntos de
religión de municipios, provincias o regiones. En el art. 26 se dice que las confesiones
religiosas serán consideradas como Asociaciones y estarán sometidas a una ley especial,
de futuro desarrollo. Se prohibió el mantenimiento económico de las confesiones e
instituciones religiosas y del clero católico, que dispondría de un periodo de 2 años para
adaptarse a su nueva situación económica. Se reguló la disolución de «aquellas Órdenes
religiosas contrarias a la autoridad del Estado. Refiriendose (La Compañía de Jesús).
Algo que se reafirmó en su art 26, que por desarrollo legislativo posterior, se
disolverían la Órdenes religiosas que fueran un peligro para el Estado. En su art. 27 se
tipificó la libertad de conciencia y el derecho a profesar y practicar libremente cualquier
religión. Estando las manifestaciones públicas de culto , para cada caso, autorizadas por
el Gobierno. En el art. 43 se positiviza el divorcio y el 48 promulga la enseñanza laica,
aunque reconoce a las Iglesias el derecho de enseñar sus respectivas doctrinas en sus
propios establecimientos. Esta Constitución se muestra como liberal y laica, pero
esconde un anticlericalismo católico muy marcado; que será una de las espitas, que
harán explotar las crisis sociales de este periodo constitucional, que, a la postre,
acabaría en una guerra civil.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
TORRES DEL MORAL, A. Constitucionalismo histórico español. 6ª ed. Madrid:
Servicio de Publicaciones de la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense,
2009