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Tema 1: Proceso de neolitización en la Península

Ibérica.
Prehistoria de la Península Ibérica
Curso 2022-2023

Alumna: Lucía Dopico García

Profesora: Mar Llinares García

Grupo expositivo: 1

Grupo interactivo: B

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Índice de contenido
Introducción. ................................................................................................................................. 3

Modelos de la neolitización........................................................................................................... 3

Etapas del Neolítico. .................................................................................................................... 9

Las transformaciones económicas. .............................................................................................. 10

Agricultura. ............................................................................................................................. 10

Ganadería. ............................................................................................................................... 11

Cultura material. .......................................................................................................................... 12

Cerámica. ................................................................................................................................ 12

Artefactos líticos. .................................................................................................................... 12

Lugares de vida y muerte. ........................................................................................................... 13

Asentamientos. ........................................................................................................................ 13

Lugares de explotación de recursos mineros........................................................................... 14

Lugares funerarios. .................................................................................................................. 14

El Neolítico en el Noroeste ......................................................................................................... 14

Anexo .......................................................................................................................................... 16

Bibliografía ................................................................................................................................. 19

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Introducción.
Tradicionalmente se ha relacionado el origen del período neolítico a la tesis de Gordon
Childe, prehistoriador australiano que defendía la existencia de la denominada
Revolución Neolítica.

En la actualidad, esta teoría está descartada por la historiografía, dado que el neolítico
tendría un desarrollo más dilatado en el tiempo.

Se considera el rasgo fundamental del Neolítico a la aparición de una economía


productora, normalmente de carácter agrícola o ganadera. Así pues, para el desarrollo de
este proceso fue crucial la domesticación por los humanos de las distintas especies tanto
animales como vegetales. La acción humana sobre dichas especies dio lugar a una serie
de transformaciones en las mismas e incluso hizo que dependiesen en cierta medida de
los humanos.

Para estudiar estos cambios se realizan, en caso de las plantas, un análisis en torno a su
morfología y genética. En el caso de los animales, se analizan también los aspectos de
carácter morfológico y fisiológico con el fin de determinar si la especie en cuestión es
salvaje o está en cautividad. Asimismo, hay un cambio también en la producción lítica y
aparecen las elaboraciones cerámicas.

No obstante, cabe destacar que las transformaciones citadas anteriormente, en muchos


casos no tienen por qué figurar en el registro arqueológico.

Modelos de la neolitización.
El desarrollo del neolítico tiene lugar en diferentes focos del planeta, a partir de los cuales
se extiende a otros lugares. En el caso de la Península Ibérica, interesa estudiar el
nacimiento del neolítico en los territorios del Sur de Anatolia, el Creciente Fértil y el
Norte del actual Irak, de donde llegaría a territorios europeos. Existen diversas hipótesis
acerca de las causas que motivaron su desarrollo, tales como el cambio climático o la
concentración poblacional, pudiendo combinarse entre ellas. No obstante, estos
elementos so se dan en el ámbito peninsular, por lo que deducimos que el neolítico tiene
carácter importado.

Se pueden diferenciar dos grandes tendencias cuyo objetivo es explicar el desarrollo del
neolítico en Europa.

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I. Modelos difusionistas: aquellas propuestas que dan preeminencia al movimiento
de la población.
- Modelo de difusión démica (véase figura nº 1)

Este modelo se basa fundamentalmente en la inexistencia de una domesticación autóctona


en Europa, y en las evidencias materiales y cronológicas que sugerían una expansión del
Neolítico por el continente, con una clara gradación en sentido este-oeste. A estos datos
se añadió el estudio genético y estadístico realizado sobre las poblaciones europeas, cuyo
primer componente principal ofrecía un patrón similar al indicado por los materiales
arqueológicos y las dataciones, por lo que fue considerado como el marcador genético de
la neolitización en Europa. Tras la constatación de estos patrones genéticos y
arqueológicos, se estableció la difusión démica como el mecanismo responsable de la
expansión neolítica. El término difusión démica fue acuñado para definir el tipo de
desplazamiento experimentado por las primeras comunidades neolíticas, que no sería
propiamente una migración en masa, es decir, una población completa que abandona un
área trasladándose a otra nueva, ni tampoco una colonización, en cuanto que
desplazamiento planificado a un lugar distante por parte de un grupo de población de un
tamaño relativamente importante. Se trataría más bien de la inflación progresiva de
individuos o pequeños grupos.

La difusión cultural sería el otro responsable de la expansión del neolítico, entendida


como la transmisión de estas innovaciones tecnológicas entre los grupos locales, sin
desplazamiento geográfico poblacional. Eso sí, estos investigadores defienden la
preeminencia e importancia de la difusión démica, basándose en la naturaleza de la
neolitización, ya que el aprendizaje de las nuevas técnicas relacionadas con la agricultura
y la ganadería, y en definitiva de todo un nuevo modo de vida, sería realmente difícil y
no podría desarrollarse en el contexto de una simple difusión cultural, sin negar que esta
pudiera también contribuir al proceso de neolitización.

- Modelo dual.

La aplicación de la difusión démica a la realidad de la Península Ibérica ha dado lugar al


“modelo dual” que, en este ámbito, es uno de los que mayor desarrollo y número de
publicaciones ha generado en las últimas décadas.

Según este modelo, los responsables de la neolitización peninsular serían las comunidades
neolíticas colonizadoras que llegarían a la Península Ibérica provenientes del

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Mediterráneo occidental. Tradicionalmente se consideraba que estas comunidades
pertenecían al grupo del Cardial franco ibérico, y que este tipo de cerámica era una de sus
principales señas de identidad. Sin embargo, recientemente, se ha propuesto otra hipótesis
a partir del descubrimiento y la datación del yacimiento de El Barranquet (Oliva,
Valencia) y de la revisión de otros lugares como el asentamiento de Mas Dís (Penàgulia,
Alicante). Las características de la cerámica de estos contextos los relacionan con
distintos enclaves que aparecen desde la región italiana de Liguria hasta el litoral del Midi
francés, con dataciones anteriores al “Cardial clásico”, y cuya alfarería parece mostrar
similitudes con la denominada cerámica impressa italiana. Esta nueva versión del
“modelo dual” no lo modifica sustancialmente, ya que si bien las comunidades del cardial
franco ibérico dejan de ser el primer agente colonizador peninsular, asumen ese mismo
papel los “neolíticos pioneros de la cerámica impressa” cuya presencia en la zona
levantina estaría atestiguada desde el c.5650-5500 cal. a.C.

Al igual que la difusión démica, esta propuesta opta por un “modelo mixto” a la hora de
explicar la neolitización del territorio, en el que se combina el movimiento de la población
y de la información. En el primer caso, el resultado sería una neolitización indirecta,
mediante la circulación de la información por las redes sociales mesolíticas.

El marco teórico dominante en la Prehistoria peninsular ha sido el histórico-cultural, lo


que ha hecho que el debate sobre la neolitización se haya centrado fundamentalmente en
las características de la cultura material (cerámica, etc.). Por ello, desde estas perspectivas
la existencia de estas comunidades de colonos neolíticos (con cerámicas impressas y
cardiales) habría originado una dualidad cultural en la Península, al coexistir dos grupos
culturales con características étnicas y rasgos culturales diferentes.

- Modelo de colonización “a saltos” o “de pídola”.

En la línea interpretativa difusionista se encuentran los modelos de colonización de


Pídola, que defienden una expansión neolítica a través de fenómenos de colonización
pionera a pequeña escala, pero discontinuos en el espacio. Estas propuestas surgieron a
partir de la crítica de ciertos aspectos de la difusión démica, como la expansión gradual
en la ocupación del espacio y aleatoria en su dirección, cuando los datos mostraban un
patrón espacial puntuado y direccional, a la vez que restrictivo y selectivo, centrado en
las zonas de lagunas y humedales, con suelos muy fértiles para el desarrollo de la
agricultura. La principal característica de estos entornos sería su máxima productividad
agrícola y el empleo de una tecnología simple, con siembra a voleo, cultivo de azada o
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palo cavador, muy pocos o ningún aclarado de la masa boscosa, etc. En contra de lo que
se pensaba hasta hace bien poco, el sistema de cultivo de “tala y quema” no sería el más
antiguo, por lo que no tenemos por qué encontrar necesariamente indicios de alteración
del medio ambiente de origen antrópico en los registros palinológicos de esta primera fase
de introducción de la agricultura.

Según Van Andel y Runnels la preferencia por esos entornos favorables de lagunas y
humedales, unida a la limitada disponibilidad y la gran dispersión geográfica de los
mismos, conduciría a una rápida y amplia expansión de estas comunidades, sin necesidad
de que se produjese un crecimiento demográfico importante, como postulaba el modelo
de difusión démica.

Dentro de este grupo de propuestas debemos mencionar también el “modelo de


colonización marítima pionera” planteado por Zilhao para explicar neolitización de la
Península Ibérica, y la costa atlántica portuguesa en particular. Su idea fundamental es
que el Neolítico Antiguo en el Mediterráneo occidental se caracteriza tanto por la
presencia de cerámicas con la decoración cardial como por un poblamiento que presenta
una distribución geográfica discontinua pero una cronología sincrónica, que Zilhao
considera que son la consecuencia de una colonización marítima rápida y a larga
distancia. De hecho, distingue hasta cinco grupos del Neolítico cardial en la Península
Ibérica, que se encuentran geográficamente distantes entre sí, y que en su opinión, serían
los responsables de la neolitización del resto del territorio peninsular: Llobregat, Or-
Cendres, Granada, Algarve y Mondego.

- Modelo arrítmico

Guilaine y Manen plantean que la neolitización de Europa se manifiesta como un proceso


arrítmico e irregular, no acompasado en el tiempo ni con una velocidad continua de
expansión, como sugería el modelo de difusión démica. Estas pausas se corresponderían,
según estos autores, con momentos de “mutación cultural”, que supondría un freno en la
velocidad media de su dispersión. Las causas de estas interrupciones habría que buscarlas
en las propias circunstancias de este primer Neolítico continental, que debe adaptarse a
entornos muy variados, buscar medios aptos para ser colonizados, y que pudo incluso
encontrar la resistencia de las poblaciones “indígenas” de cazadores recolectores.

Todas estas circunstancias provocarían una ralentización del proceso y abriría un período
de transformación o “fermentación” de estas “culturas primarias”. Con el paso del tiempo

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se producirían tensiones en la periferia de estas comunidades de pioneros, cuando
alcanzasen los límites de su adaptación ecológica. se iniciaría entonces un nuevo período
de rápida expansión, que seguiría dos grandes vías de transmisión por Europa, una
continental y otra mediterránea, a lo largo de las cuales se producirían procesos de
aceleración y ralentización.

En algunas zonas, tras una veloz propagación marítima, tendría lugar una difusión más
lenta hacia el interior, como, por ejemplo, según estos autores, ocurriría en la meseta
central de la Península Ibérica, cuya neolitización se produciría al mismo tiempo que los
“navegadores cardiales” llegaban desde Liguria a Portugal. Sin embargo, las últimas
dataciones disponibles para el interior peninsular hacen necesaria una revisión de esta
idea, ya que demuestran que la neolitización de esta zona se produjo a comienzos de la
segunda mitad del VI milenio cal. a.C., en fechas prácticamente coetáneas con las del
Neolítico cardial del área levantina.

Por otro lado, los datos que plantean la posible existencia de una colonización marítima
pionera anterior al Cardial clásico, que ya hemos comentado anteriormente, ilustran una
vez más cómo las nuevas evidencias pronto hacen saltar los goznes de los modelos, como
ocurre en este caso, ya que los grupos de la cerámica impressa italiana que se expanden
por el Mediterráneo no habrían necesitado un período de “fermentación” o
transformación muy largo para generar supuestamente los grupos cardiales y expandirse
de nuevo, sino que este prácticamente no habría existido.

II. Modelos indigenistas/integracionistas: aquellos que dan preeminencia al


movimiento de la información.
- Modelo de la frontera agrícola

Las críticas a las teorías difusionistas sirvieron a Zvelebil y a Rowley-Conwy para


plantear una hipótesis alternativa sobre la neolitización de Europa, de gran repercusión
en los últimos años. Para ellos, una postura integracionista es la mejor opción para
explicar en su conjunto la neolitización del continente. Ello se sustenta en la
consideración de que tanto el movimiento de la población como el de la información son
los responsables del proceso, pero teniendo en cuenta que todo ello se incorporó e integró
en las condiciones sociales e históricas de las comunidades mesolíticas que vivían en cada
región, mediante mecanismos diversos, como los contactos con grupos que ya habían
adoptado el Neolítico y la transmisión del conocimiento entre ellos.

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Para estos autores, el análisis de la información disponible nos muestra un continente
dividido en dos amplias zonas, que presentan características arqueológicas bien distintas,
y donde se desarrollarían procesos de neolitización diferentes.

- El sureste y centro del continente, y determinadas zonas del Mediterráneo.

En ellos, el Neolítico sería introducido mediante fenómenos de “colonización de pídola”


o inflación. Posteriormente, alrededor de estos primeros enclaves se producirían contactos
con poblaciones indígenas en las zonas de frontera. Finalmente, los grupos locales
adoptarían las prácticas agropecuarias, adaptándolas a las características de su propia
región ecológica, lo que provocaría un cierto conocimiento poblacional, que no tuvo por
qué ser muy importante.

- El resto de Europa:

La neolitización se produciría a través del contacto y la movilidad en las zonas de frontera.


Ello se reflejaría, desde el punto de vista arqueológico, en la existencia de límites
culturales duraderos, ya que en estas zonas la transición a la economía productora fue
mucho más lenta, debido a la exitosa persistencia de los grupos de cazadores-recolectores
indígenas. Entre ambas comunidades se producirían intercambios socialmente
contextualizados a través de lazos de parentesco, alianzas matrimoniales, asociaciones de
intercambio/comercio y otras relaciones de reciprocidad y obligación. Según Zvelebil en
un primer momento prevalecería la cooperación en estas relaciones, lo que se detecta en
el registro arqueológico a través de los elementos intercambiados. Posteriormente, se
incrementaría la competitividad y la territorialidad, lo que pudo dar lugar incluso a
conflictos entre comunidades.

Según este modelo, la neolitización se desarrollaría en tres fases sucesivas:

1º. Fase de disponibilidad: en ella comienzan los contactos entre los grupos de
cazadores-recolectores y las comunidades neolíticas que se asientan en territorio
indígena, de tal manera que entre ambos lados de la zona de frontera circulan
objetos e información. Los mesolíticos conocen la agricultura y la ganadería pero
no las practican, por lo que ambos grupos forman unidades culturales y
económicas independientes. En las zonas en las que se estabilizó esta frontera la
transición hacia la producción de alimentos fue lenta y esta primera fase pudo
durar siglos.

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2º. Fase de sustitución: la agricultura y la ganadería suplantan progresivamente a la
caza y la recolección, aunque todavía se mantiene un modo de vida básicamente
depredador. Esta fase es relativamente corta, debido a los costes organizativos y
de trabajo que supone el mantenimiento de una economía a medio camino entre
la depredación y la producción. Esta fase concluirá cuando los cazadores-
recolectores no logren competir ya con las comunidades neolíticas, o cuanto la
caza y la recolección dejen de ser la principal fuente de alimento.
3º. Fase de consolidación: es el estadio final en la transición hacia la agricultura. La
economía, en su mayoría neolítica, se caracteriza por el crecimiento extensivo e
intensivo de la producción de alimentos. Siguen aprovechándose de los recursos
silvestres, pero solo como una estrategia complementaria para casos de
emergencia o en determinadas actividades artesanales. Esta fase concluye cuando
las condiciones socioeconómicas de un área llegan a ser idénticas a las de la otra
y los efectos de la transición desaparecen.
- Modelos eclécticos.

La gran variedad del registro y la diversidad de situaciones detectadas han hecho que
aparezcan en los últimos años modelos y propuestas eclécticas, que combinan elementos
de diferentes modelos en busca de explicaciones más completas de una realidad muy
compleja, que no cabe dentro de los estrechos márgenes de los esquemas indigenistas o
difusionistas.

Schumacher y Weniger (1995) recogieron en su “modelo de mosaico” tres posibilidades


teóricas distintas para explicar el proceso de neolitización. En primer lugar el “modelo de
los dos mundos”, muy similar al “modelo dual”, ya que se basa en la existencia de una
dualidad cultural y la interacción entre las comunidades existentes. En segundo lugar el
“modelo del mundo único”, que daría una explicación funcional a la diversidad del
registro. Por último, el “modelo de mosaico”, por el que parecen decantarse los autores,
se inclina por una interpretación ecléctica de la gran heterogeneidad del registro y la gran
variedad de situaciones posibles.

Etapas del Neolítico.


Podemos estructurar cronológicamente el período conocido como Neolítico en torno a
dos bloques.

I. Neolítico Antiguo de cerámicas decoradas (5600-4500 AC)

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- Neolítico de cerámicas cardiales.
- Neolítico de cerámicas incisas e impresas
II. Neolítico Reciente de cerámicas lisas (4500-3300 AC)

Las transformaciones económicas.


Agricultura.
El desarrollo de la agricultura en el territorio de la Península Ibérica tuvo un carácter
desigual, motivado por la extensión diferencial del neolíticos y por la variación climática
que presentan los distintos territorios. De acuerdo con Peña y Zapata , la cronología de
las primeras prácticas agrarias sería la siguiente:

- En la costa mediterránea (5600-5500 cal. a.C.) en Cova de l’Or y Mas d’Is


(Alicante): granos de cereal.
- En Cataluña e Andalucía (5500-5300 cal. a.C.) Can Sadurní e Los Castillejos:
granos de cereal.
- En los Pirineos: cereales en contextos antiguos como Balma Margineda
(Andorra): 6010-5480 cal. a.C. sobre madera; Chaves (Huesca): polen de cereal
desde 5300-4850 cal. a.C.
- En la Meseta: 5470-5080 cal. a.C. sobre cereal; Cueva de la Vaquera (Segovia):
5480- 5320 cal. a.C. e 5220-4790 cal. a.C. sobre landra; La Paleta (Toledo): 5673-
5373 cal. a.C. (sobre cereal).

La gran variedad de especies cultivadas en el territorio peninsular parece tener un origen


exógeno, por tanto, serían traídas por los grupos neolíticos, una vez domesticadas.

I. Cereales:
- Trigos vestidos:
 Triticum monococcum (escaña)
 Triticum dicoccum (escanda menor)
- Trigos desnudos:
 Triticum durum
 Triticum aestivum (trigo harinero)
- Cebada vestida (Hordeum vulgare var. Vulgare)
- Cebada desnuda (Hordeum vulgare var. Nudum)

II. Legumbres:

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- Guisante (Pisum sativum)
- Lenteja (Lens culinaris)
- Haba (Vivia faba)
- Yero/Arveja (Vicia ervilia)
- Almorta y/o Almorta de monte (fabácea) (Lathryus sativus/Lathyrus
cicera).

III. Otras:

- Lino (Linum usitatissimum). Fibra textil, aceite de las semillas.


- Adormidera (Papaver somniferum). Aceite, posibles usos rituales (véase
figura nº 2)
En cuanto a su distribución territorial, la totalidad de las especies mencionadas aparecen
en las zonas costeras mediterráneas y en la región de Andalucía. Una vez que nos
adentramos en el interior peninsular, la información es cada vez más imprecisa (ej.; en la
zona del valle del Ebro o la Meseta norte aparecen restos de cerámica, pero hay muy
pocos indicios de cultivos agrícolas. En el caso cántabro y gallego, los datos son escasos
debido a la acidez del suelo.

En conclusión, se tiene conocimiento de que en torno al 6.000 a.C. ya aparecerían las


primeras manifestaciones agrícolas en la zona de los Pirineos, y también se sabe los
distintos tipos de cultivos practicados. Al mismo tiempo, se desconoce si los datos
obtenidos con relación a la distribución del cultivo se corresponden con la realidad o si
se trata de problemas ocasionados por la escasez de datos.

Ganadería.
Con relación al estudio de la ganadería (véase figura nº 3), estamos ante una situación
complicada debido a la ausencia de los denominados agrotipos (especies salvajes las
cuales fueron domesticadas con posterioridad), pues provoca que sea casi imposible a la
hora de estudiar los registros, la tarea de diferenciar la fauna salvaje de la domesticada
(ej.; el caso de los ovicápridos, es decir, ovejas y cabras).

De todos modos, parece ser que la fauna domesticada no tiene un carácter autóctono
peninsular, sino que sería traída por las poblaciones neolíticas.

Los registros arqueológicos a cielo abierto, a pesar de la complejidad de sus estudio,


aumentan progresivamente con respecto a los registros en cuevas. Se tiene constancia de
la presencia de fauna salvaje en todos los ámbitos, pero con especial mención a las cuevas

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y abrigos rocosos. Con todo, es preciso tener en cuenta que no todos los animales salvajes
que se manifiestan en estos espacios tienen una causa antrópica.

Los datos de la práctica ganadera se buscan en los yacimientos que comprenden una
cronología bastante amplia, permitiendo observar las diferentes variaciones con mayor
facilidad.

La especie predominante en las cabañas domésticas son los ovicápridos. Los bóvidos
suelen presentar lesiones ocasionadas por el empleo del arado de madrea, mostrando su
condición de carga, este tipo de registro se puede ver por ejemplo en el yacimiento de La
Draga.

La distribución espacial de los animales también es irregular, al igual que el caso agrario.
Las especies vacunas y porcinas tienden a aparecer en mayor medida en los yacimientos
al aire libre, mientras que los ovicápridos son más numerosos en las cuevas.

Cultura material.
Dentro de la cultura material neolítica, encontramos evidencias de diferentes tipos de
artefactos, siendo la cerámica el fósil director del período neolítico.

Cerámica.
La cerámica aparece ya plenamente formada, alcanzando altos niveles de calidad y cierta
sistematización en sus decorados. Al mismo tiempo pueden presentar amplias variaciones
pasando por formas a figuras.
Como veíamos en el esquema de la división del período neolítico, para establecer la
cronología del Neolítico Antiguo, nos basamos en la cerámica cardial (véase figura nº 4),
caracterizada por las decoraciones realizadas mediante impresiones de los bordes
dentados de las conchas, de ahí su denominación. Su origen probablemente se halle en la
región de Génova; y las cerámicas incisas, también llamadas de boquique (véase figura
nº 5), caracterizadas a su vez por sus decoraciones de puntos y rayas.

Artefactos líticos.
Sigue presente la industria lítica de talla (ej. Cova de L´Or). Aparecen grandes láminas
con filos rectos, a modo de cuchillos, que conservan marcas de uso, indicando que se
emplearían para cortar la hierba. Se mantienen las variedades del período anterior
(buriles, microlitos, puntas de flecha, etc.)

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Aparece la innovación técnica de la piedra pulimentada, empleada para la fabricación de
herramientas, dependiendo de la colocación del filo. Podría haberse empleado para la
agricultura o para el trabajo de la madera. También aparece aplicada en elementos de
adorno (ej.: brazaletes, colgantes…).
Dentro de la cultura material se conservan ciertos elementos de madera (ej. hoces),
destacando el yacimiento neolítico de La Draga (Girona).
Aparecen también realizaciones de la industria ósea, presentando ciertas innovaciones,
como la elaboración de cucharas (ej. Cova de l´Or, Alicante).

Por último, destacan las elaboraciones de fibra vegetal (ej.; cestos, esterillas de esparto,
sandalias, etc.) (ej. Cueva de los Murciélagos, Granada).

Lugares de vida y muerte.


Asentamientos.
Con respecto a los poblados, podemos distinguir dos tipos.

- Agrupados.

Los poblados al aire libre tienden a ubicarse en zonas al fondo del velle, con un terreno
adecuado para el cultivo. Destaca el caso de La Draga (Girona), ocupado
aproximadamente entre el 5.200 y 5.000 a.C., el cual estaba conformado por un conjunto
de cabañas, apoyadas sobre pilotes. De él se conservan diversas herramientas y tablones
de madera, que formaban parte de la propia construcción. En cuanto a la alimentación,
aparecen registros de cultivos, especialmente de trigo, habas y guisantes. También hay
restos de animales domésticos (vacunos), probablemente empleados como animales de
tiro.

- Disgregados (Denominación aplicada a cabañas que aparecen dispersas en el


espacio, aparentemente carentes de una relación entre ellas.).

Un ejemplo de poblado disgregado corresponde a Mas d´Is, en Alicante, asentamiento


que consiste en una casa de amplias dimensiones de las que se conservan los huecos de
los postes y algún que otro resto de la construcción, en que en torno de la cual aparece
una serie de agujeros cuya función es a día de hoy desconocida, pero que también se da
en otras construcciones neolíticas.

Otro ejemplo de poblado disgregado es el de Los Cascajos, Navarra.

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Ya en el Neolítico Medio-Final, aparece una mayor variedad de asentamientos, surgiendo
poblados costeros donde aparentemente, predominan las actividades de marisqueo.

Lugares de explotación de recursos mineros.


A lo largo del período Neolítico, surgen una serie de minas dedicadas en su mayoría a la
extracción de sílex o de variscita (mineral empleado para fines ornamentales).

Un ejemplo de mina de sílex lo encontramos en Casa Montero, Madrid, ubicada al aire


libre, es decir, se trata de una cantera. Por otro lado, en Can Tintorer, Gavà (Barcelona),
tenemos un ejemplo de mina subterránea dedicada a la extracción de variscita, la cual
pertenece a finales del Neolítico Medio, acabando de explorarse en torno al 3.400 a.C.

Lugares funerarios.
En cuanto a las prácticas funerarias, distinguimos principalmente dos tipos:
enterramientos en fosas (en su mayoría individuales), y en cuevas. El número de personas
enterradas varía (enterramientos individuales, duales o múltiples). La mayoría suele
presentar elementos de ajuar. La datación más antigua se corresponde con la inhumación
en fosa de la Plaça de la Vila de Madrid, Barcelona (aprox. 4490-4440 a.C.). Destacan
también otros yacimientos como el enterramiento en cueva de La Sarsa, Valencia, donde
se halló una doble sepultura con un ajuar consistente en piezas líticas, óseas, etc.

En el norte peninsular destaca una posible necrópolis en Los Cascajos, Navarra, dado que
se trata de un conjunto de veinte enterramientos con ajuar.

El Neolítico en el Noroeste
Podemos dividir el Neolítico en el noroeste peninsular en tres fases a nivel cronológico:

I. Neolítico antiguo:
- Pleno (ca. 5500-5100)
- Evolucionado (ca. 5100-4.300)
II. Neolítico Medio (ca. 4.500-3.500)
- Aparición del megalitismo.
III. Neolítico final (ca. 3.500-2.800)
- Megalitismo Pleno.

El Neolítico en el noroeste peninsular presentan un importante obstáculo para su estudio:


la escasez de fuentes, es por lo que en muchos casos ni siquiera se menciona. Parece ser
que llega al sur de Galicia desde el norte de Portugal. Del neolítico antiguo se pueden

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destacar los yacimientos de Cunchosa I y II, pues presentan evidencias materiales de
cerámica, similares al Neolítico Danubiano. En Regueiriño hay restos de cerámica
parecidos a los de Francia y Bélgica.

En el Neolítico Medio aparecen las primeras manifestaciones megalíticas en la región. Su


estudio se ha centrado en la investigación de los diferentes túmulos. Son escasos los
nuevos yacimientos en este ámbito, predominando los estudios de los anteriores. En el
Monte dos Remedio se ha encontrado una fosa que delimita el yacimiento y que podría
tener una finalidad defensiva. Otro ejemplo de yacimiento de este período es el de Chan
das Pozas, en el que existen restos de pavimento, agujeros para los postes y ciertos
ejemplos de arte rupestre al aire libre.

En el Neolítico Final aparece ya el megalitismo plenamente desarrollado, destacando


yacimientos como Agra dos Campos, de estructura lineal y Monte dos Remedios, donde
aparece el fondo de una pequeña cabaña, probablemente un asentamiento temporal.

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Anexo

Figura nº 1: modelo de difusión démica (Rojo et al, coords., 2012, p.78)

Figura nº 2: semillas de adormidera, Cueva de los Murciélagos (Museo Arqueológico


Nacional)

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Figura nº 3: Distribución aproximada de los animales domésticos y silvestres según el
número de restos conservados en la Cova de l´Or durante el Neolítico antiguo y medio.
Según Pérez-Ripoll, 1987.

Figura nº 4: cerámica cardial propia del Neolítico inicial.

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Figura nº 5: cerámica de boquique.

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Bibliografía
M. Rojo Guerra; R Garrido Pena; I. García Martínez de Lagrán;. (2012). El neolítico en
la Península Ibérica y su contexto europeo. Madrid: Cátedra.

E. Álvarez-Fernández, A. Blanco González, O. Rivero Vilá; (2020) Prehistoria de la


Península Ibérica, Ediciones Universidad de Salamanca.

C. Lorenzo Salgueiro; (2016). Asentamientos neolíticos del Noroeste de la Península


Ibérica, TFG.

L. Zapata et al.; (2004) “Early Neolithic Agriculture in the Iberian


Peninsula”, Journal of World Prehistory, Vol. 18, No. 4, DOI: 10.1007/s10963-
004-5621-4.

M. Menéndez; A. Jimeno, V.M. Fernández (1997). Diccionario de Prehistoria, Alianza


Editorial, Madrid.

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