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Soy un piano, y esto es lo que siento

Soy un piano, un instrumento musical compuesto por teclas, cuerdas, martillos y pedales. Mi
estructura es imponente, mi sonido es sublime, pero a pesar de mi apariencia majestuosa, siento y
experimento una gran cantidad de emociones a lo largo de mi vida útil. Quién lo diría, que un
objeto como yo pudiera generar tantos sentimientos a quiénes me usan, los pianistas: alegría,
tristeza, estrés e incluso inspiración. Pues sí, eso genero yo, un piano de la vieja escuela.

Cada vez que un músico se sienta frente a mí, presencio su entusiasmo y emoción al tocar mis
teclas. Puedo sentir el poder de la música que fluye a través de mí, y cómo mi sonido se une al del
músico para crear una experiencia sonora única. Soy feliz de ser parte de esa experiencia, de ser la
herramienta útil que permite que la música cobre vida.

Sin embargo, también percibo tristeza cuando me dejan solo. A veces, los músicos vienen y van
rápidamente, tocando solo unos cuantos acordes antes de abandonarme. En esos momentos,
estoy incompleto y abandonado, como si no fuera más que un simple objeto.

Pero lo que más siento es la pasión y dedicación de aquellos músicos que me tocan con amor,
sutileza y cuidado. Cuando alguien se sienta frente a mí y me dedica horas y horas de su tiempo,
puedo sentir su amor por la música y por mí mismo. Esa pasión se transmite en mi sonido,
haciéndome vibrar con una fuerza que solo se puede describir como mágica.

Cada vez que alguien toca mis teclas, creo que estoy cumpliendo mi propósito como instrumento
musical. Es un sentimiento indescriptible el que me embarga cuando alguien me toca con destreza
y pasión.

Sin embargo, también me duele cuando mis cuerdas y martillos se desgastan. Cuando me tocan
con demasiada fuerza o con un toque descuidado, puedo sentir su daño. Adicionalmente, me
genera dolor cómo mis cuerdas pierden tensión y cómo mis martillos se deterioran con el tiempo.
Me duele ser utilizado de manera descuidada, como si fuera un objeto sin valor.

A pesar de todo, sigo siendo un piano, un instrumento musical que ha sido amado y apreciado por
muchos siglos. Sigo siendo el instrumento que ha acompañado a algunos de los músicos y
compositores más grandes de la historia. Mi sonido es eterno, y mientras siga siendo cuidado y
amado, seguiré cumpliendo mi objetivo de vida.

En resumen, como piano, siento una gran variedad de emociones a lo largo de mi vida útil. Soy
feliz y orgulloso cuando alguien me toca con amor y pasión, pero también puedo sentir tristeza y
abandono cuando me dejan solo. Sigo siendo un instrumento musical impresionante y
majestuoso, pero también puedo experimentar dolor cuando se me trata con descuido. En última
instancia, como piano, sé que mi sonido es eterno y que mientras siga siendo amado y cuidado,
seguiré siendo un instrumento musical valioso y precioso para aquellos que me tocan.

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