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F A M P 12227 Dispatch: 30.8.

16 CE: Kasthuri S
Journal Code Manuscript No. No. of pages: 22 PE: Nisha Saravanan

Terapias de Pareja Cognitivo-Conductuales: Una


1
2
n de la Evidencia sobre Tratamientos para
Revisio
3
4
Conflicto Relacional, Psicopatologıa y
5 Enfermedades Cro nicas
6
7 MELANIE S. FISCHER*
8 DONALD H. BAUCOM*
91 MATTHEW J. COHEN*
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11
12
13
14 La terapia de pareja cognitivo-conductual (TPCC) es un enfoque de trabajo con parejas
15 que tiene un sustento empırico solido en cuanto a su capacidad de reducir el conflicto rela-
16 cional. Este artıculo ofrece una revision del estatus empırico de la TPCC y la terapia de
17 pareja conductual (TPC), junto a la evidencia sobre aplicaciones recientes de los principios
18 de la TPCC en intervenciones con parejas en casos de psicopatologıa y problemas medicos
19 individuales. Varios metaan alisis y revisiones extensas han confirmado la eficacia de la
20 TPC y la TPCC en diversos estudios clınicos en los Estados Unidos, Europa y Australia, y
21 existe escasa evidencia de que existan diferencias en la efectividad de diversas modalida-
22 des de terapia de pareja derivadas de los principios conductuales. Un n umero mucho
23 menor de estudios sobre efectividad han mostrado que es posible la implementacion exitosa
24 en contextos comunitarios, si bien los tama~ nos del efecto tienden a ser un poco menores que
25 aquellos que se evidencian en los estudios clınicos randomizados y controlados. Las inter-
26 venciones cognitivo-conductuales en pareja que han sido adaptadas para tratar problemas
27 individuales parecen ser al menos tan efectivas como la terapia cognitivo-conductual indi-
28 vidual (TCC) en diversos trastornos psicol ogicos, y a menudo serıan m as efectivas, espe-
29 cialmente cuando el otro miembro de la pareja participa de manera significativa en el
30 tratamiento. Por otra parte, las intervenciones con la pareja generalmente tienen el benefi-
31 cio adicional especıfico de mejorar el funcionamiento de la relacion. Los hallazgos con
32 intervenciones con parejas en casos de problemas medicos son m as variados y m as comple-
33 jos de interpretar, dado que los resultados esperados son m as diversos (variables psicologi-
34 cas, relacionales y medicas).
35
36 Palabras clave: Terapia de Pareja Cognitivo-Conductual; Terapia de Pareja Conductual;
37 Intervenciones con Parejas; Conflicto Relacional
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39 Fam Proc 0:1–22, 2016
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L a terapia de pareja cognitivo-conductual (TPCC) es un enfoque de trabajo que tiene un
olido en cuanto a su capacidad de reducir el conflicto de pareja1 y
sustento empırico s
abordar dificultades individuales en un contexto relacional. La TPCC ha evolucionado a lo
44
largo de d
ecadas, bas andose en gran medida en la terapia de pareja conductual (TPC)
45
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47 *Department of Psychology and Neuroscience, University of North Carolina at Chapel Hill, Chapel Hill, NC.
48 La correspondencia en relaci on a este artıculo debe dirigirse a Melanie S. Fischer, Department of Psy-
49 chology and Neuroscience, University of North Carolina at Chapel Hill, Davie Hall, CB#3270, Chapel Hill,
NC 27599-3270. Correo electr onico: \msfi@email.unc.edu.
50 1
En ingles, relationship distress, que en el DSM-5 se ha traducido como “relaci on conflictiva”. En algunos
51 contextos distress tambi en se traduce como angustia, preocupaci on o malestar. (N. de la T.)
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Family Process, Vol. 0, No. 0, 2016 © 2016 Family Process Institute
doi: 10.1111/famp.12227
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1 previamente existente, la terapia cognitiva individual y la investigacion b asica de la psi-


2 cologıa cognitiva y social sobre procesamiento de la informacion.2 Si bien los enfoques ini-
3 ciales de la TPC se centraban casi exclusivamente en promover el cambio conductual
4 (Jacobson & Margolin, 1979; Liberman, 1970; Stuart, 1969), la TPCC se ha ampliado para
5 incluir intervenciones que tambi en abordan directamente los pensamientos y las emo-
6 ciones. De este modo, las y los terapeutas disponen de una amplia variedad de interven-
7 ciones que se basan en una comprensi on bien conceptualizada de las necesidades de cada
8 pareja (Epstein & Baucom, 2002). Esta conceptualizacion usa una perspectiva contextual
9 amplia que toma en cuenta: (a) el bienestar de ambos miembros como individuos, (b) la
10 pareja como unidad y (c) el contexto en que la pareja vive. Se considera que en estos tres
11 dominios, las conductas, los pensamientos y las emociones est an interrelacionados y son
12 igualmente importantes para el funcionamiento de la relacion (Epstein & Baucom, 2002).
13 De acuerdo a este marco conceptual, se considera que una relacion sana contribuye al crec-
14 imiento y bienestar de ambos miembros; la pareja forma un equipo que funciona bien y
15 responde en forma adaptativa a las demandas y recursos de su ambiente fısico y social
16 (Baucom, Epstein, Kirby, & LaTaillade, 2015). En consecuencia, los terapeutas que traba-
17 jan con la TPCC eval uan cuidadosamente una variedad de factores dentro de estos diver-
18 sos dominios, y el conflicto en la relaci on es entendido como una confluencia u  nica de
19 factores individuales, relacionales y contextuales que son especıficos para cada pareja.
20 De ahı que un plan de tratamiento efectivo debe tomar en cuenta este conjunto u  nico de
21 factores y usar intervenciones cognitivas, emocionales y conductuales que sean adecuadas
22 para abordar las preocupaciones relevantes. Por ejemplo, las intervenciones pueden cen-
23 trarse directamente en modificar conductas usando estrategias de desarrollo de habili-
24 dades. Esto incluye el entrenamiento en habilidades de comunicacion, especıficamente en
25 torno a la toma de decisiones o a la resoluci
on de problemas vinculados a conductas conflic-
26 tivas. Del mismo modo, el o la terapeuta puede utilizar el cambio conductual guiado para
27 apuntar a dominios especıficos —como sugerir citas rom anticas—, con el fin de aumentar
28 las actividades potencialmente placenteras sin que se requieran nuevas habilidades. Para
29 abordar visiones distorsionadas de la relaci on pueden implementarse intervenciones cog-
30 nitivas por medio del descubrimiento guiado (que incluye ofrecer a la pareja nuevas expe-
31 riencias que los llevar an a nuevas perspectivas acerca de la relacion) o intervenciones
32 cognitivas m as habituales como el cuestionamiento socr atico. Finalmente, un terapeuta
33 puede emplear diversas intervenciones dentro y fuera de las sesiones para (a) contener
34 emociones cuando son muy intensas o poco reguladas, o (b) intensificar las emociones y su
35 expresi on cuando la pareja est a distanciada o aborda los temas desde una perspectiva
36 extremadamente intelectual que resulta problem atica. El tratamiento no est a manual-
37 izado, sino que descansa en la habilidad del terapeuta para dise~ nar un plan de tratamiento
38 flexible a la medida de cada pareja, con base en una conceptualizacion cuidadosa del caso
39 que toma en cuenta los factores reci en mencionados.
40
41
42 2
Dado que los enfoques conductuales para intervenir con parejas han evolucionado a lo largo del tiempo
43 y se ha empleado terminologıa diferente, nosotros usamos los siguientes terminos para describir las inter-
44 venciones. El termino “terapia de pareja conductual” (TPC) se usa para describir las primeras versiones de
intervencion que se centraban casi exclusivamente en intervenciones conductuales con escaso foco directo
45
en los pensamientos o emociones (el grupo de Christensen se refiere a este mismo enfoque como terapia de
46 pareja conductual tradicional o TPCT). El t ermino “terapia de pareja cognitivo-conductual” (TPCC) se usa
47 en referencia a enfoques de m ultiples facetas que incorporan intervenciones conductuales, cognitivas y
48 emocionales basadas en un modelo te orico conductual amplio, como el modelo que han propuesto Baucom
49 y Epstein (Baucom & Epstein, 1990; Epstein & Baucom, 2002), que es tambi en el enfoque que han adop-
tado los autores de este trabajo. Finalmente, el termino “intervenciones de base conductual” se usa en un
50
sentido mas amplio al referirse a cualquier intervenci
on con parejas que tiene una orientaci
on conductual,
51 incluyendo la TPC y la TPCC.

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FISCHER ET AL. / 3
1 En consonancia con esta perspectiva contextual, la raza/etnia, el genero, la orientacion
2 sexual, tener o no alg un grado de discapacidad, el nivel socioeconomico y otras caracterısti-
3 cas relacionadas con la identidad de cada miembro y sus orıgenes culturales son parte fun-
4 damental de la conceptualizaci on del caso, tomando en cuenta los factores individuales,
5 relacionales y ambientales que caracterizan a la pareja. Desafortunadamente, todavıa hay
6 pocas investigaciones clınicas que hayan explorado la forma m as efectiva de ofrecer las
7 terapias de pareja conductuales para satisfacer las necesidades de una amplia variedad de
8 parejas. Aunque claramente se requiere m as investigacion sobre tratamientos para pare-
9 jas que tradicionalmente est an subrepresentadas en estudios clınicos, en a~ nos recientes se
10 han discutido en forma m as sistematica las adaptaciones de los tratamientos y las consid-
11 eraciones especiales (por ej., Hardy & Laszloffy, 2002), particularmente en el caso de las
12 parejas LGBT (por ej., Green & Mitchell, 2015) y las parejas de minorıas etnicas/raciales
13 (por ej., Falicov, 2013; Kelly, 2006; LaTaillade, 2006). Para desarrollar una conceptual-
14 izacion de los casos y los tratamientos que refleje una comprension cuidadosa de la experi-
15 encia de una pareja especıfica, sin sobreestimar ni subestimar el impacto de un
16 determinado dominio sobre el funcionamiento de la relacion, es fundamental estar famil-
17 iarizado/a con los desafıos especıficos en un amplio espectro de parejas. Por ejemplo, si
18 bien el conflicto relacional en una pareja del mismo sexo bien puede originarse en factores
19 que habitualmente se encuentran presentes en parejas de distinto sexo, es importante
20 explorar desafıos especıficos vinculados con su condicion de pareja de minorıa sexual, tales
21 como falta de apoyo de las familias de origen y el estres de ser minorıa (Green & Mitchell,
22 2015). El foco de la TPCC en lo contextual permite al terapeuta identificar tem aticas
23 especıficas que pueden caracterizar el conflicto en diversas relaciones de pareja y ayudar-
24 les a apoyarse en sus fortalezas y recursos personales (Kelly, Bhagwat, Maynigo, & Moses,
25 2014; LaTaillade, 2006).
26 La evolucion de la TPCC hacia un modelo teorico de base amplia con un vasto espectro
27 de intervenciones se ha empleado fundamentalmente para tratar el conflicto relacional.
28 Sin embargo, las intervenciones que han surgido a partir de estos esfuerzos son flexibles y
29 pueden entenderse como formas de promover el cambio cognitivo, conductual y emocional
30 dentro de un contexto relacional. Por consiguiente, los principios e intervenciones de la
31 TPCC pueden adaptarse para trabajar con parejas cuando el foco del tratamiento no es el
32 conflicto relacional per se. M as especıficamente, los enfoques de TPCC se han utilizado en
33 los u ltimos a~
nos para ayudar a parejas en las cuales un miembro presenta una psicopa-
34 tologıa o complicaciones de salud. En esos casos, las intervenciones con TPCC se integran
35 con el conocimiento actual sobre c omo ayudar a un individuo a abordar formas especıficas
36 de psicopatologıa o problemas m edicos; la pareja se incorpora como un recurso y constituye
37 la modalidad de intervenci on para abordar estas preocupaciones individuales. Con el fin
38 de diferenciar entre estos enfoques y la “terapia de pareja” para el conflicto relacional,
39 nosotros nos referimos a ellos como “intervenciones con la pareja” para tratar problem ati-
40 cas individuales (Baucom, Kirby, & Kelly, 2009; Baucom, Shoham, Mueser, Daiuto, &
41 Stickle, 1998).
42 En el presente trabajo presentamos una discusion de la situacion empırica de la TPCC,
43 haciendo  enfasis en su utilidad para aliviar el conflicto relacional, junto a los mecanismos
44 de cambio que se han propuesto y estudiado empıricamente. Asimismo, ofrecemos un
45 panorama general de aplicaciones recientes de los principios de la TPCC en intervenciones
46 con la pareja en casos de psicopatologıa y problemas medicos individuales. Dado que un
47 gran n umero de investigadores/as han estudiado el enfoque teorico de la TPCC, y que ter-
48 apeutas de muchos paıses han utilizado diversas variaciones de este enfoque en su trabajo
49 clınico, esta revision abordar a investigaciones e intervenciones que incluyen aquellos
50 esfuerzos que est an dentro de una perspectiva cognitivo-conductual amplia. Del mismo
51 modo, dado que la TPC constituye la base del desarrollo de derivados m as recientes de

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1 TPCC, incluimos tambi en el estatus empırico de la TPC en este concepto amplio de enfo-
2 ques de orientaci
on conductual para el trabajo con parejas.
3
4  SOBRE EFICACIA
INVESTIGACION
5
6 La investigaci on con estudios clınicos sobre terapia y tratamientos de pareja de ori-
7 entacion conductual basados en la TPC se ha venido desarrollando durante m as de cuatro
8 d
ecadas. Con el tiempo, los tratamientos de orientacion conductual se han vuelto m as
9 sofisticados y han experimentado cambios importantes como, por ejemplo, aquellos rela-
10 cionados con el abordaje m as directo de los pensamientos y las emociones, como en el caso
11 de la TPCC (Epstein & Baucom, 2002). Se han llevado a cabo varios metaan alisis y revi-
12 siones extensas para evaluar la eficacia reportada de la terapia de pareja en estudios clıni-
13 cos en Estados Unidos, Europa y Australia. Aun cuando estas revisiones han utilizado
14 diferentes criterios de inclusi on, ellas llegan a la misma conclusion: las terapias de pareja
15 de orientaci on conductual son eficaces en el tratamiento del conflicto relacional, y los hal-
16 lazgos son similares cuando las intervenciones se aplican en distintos paıses. La evidencia
17 indica que la eficacia de diversas formas de terapia de pareja derivadas de los principios
18 conductuales es fundamentalmente la misma. Tambien se ha investigado sobre su apli-
19 caci
on a temas especıficos como infidelidad, violencia de pareja y separacion o divorcio. La
20 discusion de estas aplicaciones a tem aticas relacionales especıficas va mas alla del alcance
21 de este artıculo, pero hay varias revisiones y descripciones de tratamientos que se encuen-
22 tran disponibles (Epstein, Werlinich, & LaTaillade, 2015; Gordon, Khaddouma, Baucom,
23 & Snyder, 2015; Lebow, 2015).
24 Varios metaan alisis han examinado tambi en los efectos de la terapia de pareja desde
25 diferentes enfoques te oricos. Shadish and Baldwin (2003) condujeron una revision de
26 diversos metaan alisis de terapias de pareja y encontraron que la terapia de pareja era
27 claramente eficaz comparada con ausencia de tratamiento con un tama~ no del efecto
28 promedio de 0,84 entre los enfoques te oricos. Con respecto a la TPC y la TPCC, los autores
29 concluyeron que habıa poca evidencia de eficacia diferencial de los diversos enfoques teori-
30 cos. Varios otros metaan alisis y revisiones llevados a cabo por otros grupos de autores lle-
31 garon a conclusiones similares con respecto al efecto general y los efectos relativos de
32 diversos tipos de terapia de pareja, incluyendo la TPC y la TPCC (Baucom et al., 1998;
33 Dunn & Schwebel, 1995; Hahlweg & Markman, 1988; Snyder, Castellani, & Whisman,
34 2006). Shadish and Baldwin (2005) condujeron un metaan alisis centrado en 30 estudios de
35 TPC, incluyendo varios estudios no considerados en la revision de 2003. Los autores con-
36 cluyeron que el menor tama~ no del efecto promedio que se encontro en esta u  ltima revision
37 -un 0,59- probablemente era atribuible a disertaciones no publicadas con efectos m as
38 peque~ nos que no habıan sido incluidas en revisiones previas. Sin embargo, este metaan ali-
39 sis posterior incluyo un amplio rango de formatos de tratamiento, yendo m as alla de lo que
40 generalmente se considerarıa “terapia de pareja”. Por ejemplo, algunas de las interven-
41 ciones eran bastante limitadas, tales como el entrenamiento de habilidades de resolucion
42 de problemas sin otros componentes de la TPC. Por lo tanto, un tama~ no del efecto de 0,84
43 parece una aproximaci on razonable de tama~ nos del efecto promedios para estudios contro-
44 lados randomizados revisados por pares, incluyendo la TPC y la TPCC.
45 Algunos estudios en menor escala han explorado diversos aspectos en relacion a la efica-
46 cia de las terapias de pareja conductuales y su impacto especıfico en distintos dominios.
47 Por ejemplo, los estudios han mostrado de manera consistente que las terapias de pareja
48 conductuales reducen efectivamente los comportamientos negativos en la comunicacion,
49 pero se observa un cambio menor en lo referente al aumento de la comunicacion positiva
50 (Baucom & Adams, 1987). Algunos estudios de menor tama~ no tambien han tratado de
51 identificar los “ingredientes activos” de la TPC en varios estudios que separan los

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1 componentes de la intervenci on terap eutica3 y, por lo general, han encontrado que las
2 intervenciones que incluyen entrenamiento en habilidades de comunicacion y resolucion
3 de problemas, contratos sobre patrones conductuales, o una combinacion de estos elemen-
4 tos, son igualmente efectivas (Baucom, 1982; Emmelkamp, van der Helm, MacGillavry, &
5 van Zanten, 1984; Ewart, 1978; Jacobson, 1984). Otros estudios en relacion a la pr actica
6 optima de la TPC han concluido que un terapeuta de pareja es igualmente efectivo que un

7 equipo de coterapeutas (Mehlman, Baucom, & Anderson, 1983), y tratar a una pareja sola
8 es preferible a emplear TPC en un formato grupal (Hahlweg, Schindler, Revenstorf, &
9 Brengelmann, 1984).
10 En estos y otros estudios, ha quedado claro que un determinado componente de la TPC
11 habitualmente produce cambio en los dominios a los que est a dirigido (por ej., habilidades
12 de comunicaci on). Sin embargo, en las terapias de pareja de orientacion conductual, la
13 cantidad total de cambio en la satisfacci on con la relacion tiende a ser el mismo. Es posible
14 que la eficacia global sea mayor cuando los dominios a los que se dirige un tratamiento
15 especıfico coinciden con el dominio en el cual una pareja requiere m as cambio, aun cuando
16 esta cuesti on no se ha examinado en forma sistem atica mediante investigacion empırica.
17 Desde el extenso metaan alisis mencionado previamente, se ha realizado solo un estudio
18 controlado randomizado de terapias de pareja de base conductual. Christensen y sus cole-
19 gas compararon la eficacia de la terapia de pareja conductual tradicional (TPC o, como
20 ellos la llaman, TPCT, que es una versi on de terapia de pareja que se centra casi exclusiva-
21 mente en el cambio conductual y hace poco  enfasis en los pensamientos y emociones, a
22 diferencia de los tratamientos m as modernos como la TPCC) y la terapia de pareja conduc-
23 tual integrativa (TPCI), en lo que constituye el mayor estudio clınico controlado random-
24 izado de terapia de pareja realizado hasta la fecha (Christensen et al., 2004). A pesar de
25 las diferencias con respecto a la rapidez y los mecanismos del cambio, ambos tratamientos
26 tuvieron como resultado mejoras similares en la satisfaccion con la relacion, con un
27 tama~ no del efecto global de d = 0,86 en el postratamiento (Christensen et al., 2004), que es
28 casi identico a los tama~nos del efecto obtenidos en metaan alisis previos. Entre las parejas
29 que recibieron TPCT, el 44% se clasificaron como recuperadas en terminos de su satis-
30 facci
on con la relacion al t
ermino del tratamiento. Otro 15% de las parejas mostraron una
31 mejorıa confiable pero no llegaron al rango de ausencia de conflicto (Christensen et al.,
32 2004). Asimismo, los niveles de satisfacci on con la relacion siguieron siendo similares en
33 ambos tratamientos a los dos y a los cinco a~ nos de seguimiento (Christensen, Atkins, Bau-
34 com, & Yi, 2010; Christensen, Atkins, Yi, Baucom, & George, 2006). Cinco a~ nos despues de
35 completar el tratamiento, la satisfacci on con la relacion habıa mejorado de manera impor-
36 tante en las parejas en ambas condiciones en comparacion con el pretratamiento, con un
37 tama~ no del efecto de 0,92 para la TPCT. En el grupo que estuvo en TPCT, el 37% de las
38 parejas todavıa se consideraban recuperadas en el seguimiento a los dos a~ nos y un 23%
39 adicional mejoraron en forma confiable, en comparacion con la lınea base de satisfaccion
40 con la relacion (Christensen et al., 2006). En el seguimiento a los cinco a~ nos, el 33% de las
41 parejas se categorizaron como recuperadas y un 13% adicional como mejorıa confiable
42 (Christensen et al., 2010). Por lo tanto, los resultados del mayor estudio clınico sobre
43 tratamientos de orientaci on conductual demuestran la equivalencia de la TPCT y la TPCI
44 en el alivio del conflicto relacional. Resulta bastante prometedor que los efectos globales
45 del tratamiento se mantienen en el seguimiento a los cinco a~ nos. Como se discutir a a con-
46 tinuaci on, para fortalecer aun m as estas intervenciones eficaces, es importante clarificar
47 los mecanismos de cambio de la TPCC (junto a otras formas de terapia de pareja) e identifi-
48 car qu e parejas responden a las diversas intervenciones dentro de este enfoque de m ulti-
49 ples componentes. Finalmente, casi todos estos estudios sobre intervenciones se realizaron
50
51 3
En ingles, augmentation or dismantling studies. (N. de la T.)

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1 en contextos universitarios controlados, y es necesario evaluar la efectividad de todas las


2 formas de terapia de pareja en contextos comunitarios, es decir, contextos mas cercanos a
3 la realidad com
un.
4
5  SOBRE EFECTIVIDAD
INVESTIGACION
6
7 A pesar de que existen numerosos estudios clınicos sobre la eficacia de las terapias de ori-
8 entacion conductual en contextos controlados (por ej., clınicas universitarias), casi no se
9 han realizado estudios de efectividad en contextos de la vida real (comunitarios), ya que a lo
10 largo de las u ltimas d
ecadas solo se han llevado a cabo cuatro estudios de efectividad. Cabe
11 hacer notar que tres de los cuatro estudios utilizaron una combinacion eclectica de enfoques
12 de terapia de pareja que no necesariamente se basaban en la evidencia o eran de tipo con-
13 ductual o cognitivo-conductual. Sin embargo, dada la escasez de investigacion sobre efectivi-
14 dad, estos estudios ofrecen la estimaci on mas cercana disponible de los efectos en contextos
15 comunitarios. Dos de dichos estudios se realizaron en Alemania (Hahlweg & Klann, 1997;
16 Klann, Hahlweg, Baucom, & Kroeger, 2011). Las y los terapeutas de estos estudios, que en
17 su mayorıa tenıan grado de maestrıa, ofrecieron terapia de pareja de su eleccion por un
18 numero variable de sesiones. En ambos estudios, los hallazgos indicaron que se lograron
19 mejorıas significativas en la comunicaci on y la satisfaccion global con la relacion, y los
20 tama~ nos del efecto variaron entre 0,22 y 0,52. Ambos estudios tambien ofrecieron resulta-
21 dos alentadores en cuanto a la modificaci on de los niveles de depresion en ambos miembros
22 de la pareja (d = 0,46 en el primer estudio; d = 0,72 en el segundo). Estos resultados sug-
23 ieren que la terapia de pareja es efectiva en reducir el conflicto en la relacion y tambien la
24 sintomatologıa depresiva en ambos miembros de la pareja. De forma similar, un equipo de
25 investigacion noruego llev o a cabo un estudio sobre efectividad de la terapia de pareja en
26 una agencia de terapia familiar (Anker, Duncan, & Sparks, 2009). En este estudio los ter-
27 apeutas usaban diversos enfoques de terapia de pareja de su eleccion (cognitivo-conductual,
28 humanista, etc.), los que tenıan efectos positivos en el funcionamiento individual (d = 1,14)
29 como tambi en en la satisfacci
on con la relaci on (d = 0,52). Finalmente, un estudio con ex-
30 combatientes obtuvo los mismos resultados que los otros tres estudios ya mencionados (Doss
31 et al., 2012). En este caso, los terapeutas usaron principalmente enfoques conductuales y,
32 en promedio, las parejas experimentaron una mejorıa en su satisfaccion con la relacion (d =
33 0,44 para los hombres; d = 0,47 para las mujeres). Los tama~ nos del efecto tambien variaron
34 dependiendo de los niveles iniciales de conflicto relacional, de manera que las parejas que
35 ingresaron a terapia con niveles m as altos de conflicto mostraron mejorıas significativa-
36 mente m as altas que las parejas que al inicio reportaron niveles de conflicto mas bajos.
37 En terminos generales, los resultados de estos cuatro estudios sugieren que, si bien los
38 estudios de efectividad en contextos comunitarios est an recien en sus etapas iniciales, la
39 terapia de pareja serıa un enfoque efectivo para mejorar la relacion y el funcionamiento
40 individual fuera de los contextos universitarios controlados. Sin embargo, los tama~ nos del
41 efecto en general parecen ser un poco menores que los evidenciados en estudios clınicos
42 randomizados controlados que se realizan con supervision y control significativos en
43 cuanto a los criterios de selecci on. Es importante considerar que la mayor parte de estos
44 estudios no se centraron especıficamente en terapias de pareja de orientacion conductual,
45 y que los tratamientos basados en la evidencia pueden obtener efectos de mayor magnitud
46 en contextos comunitarios.
47
48
MECANISMOS DE CAMBIO
49
50 Los intentos por aislar los mecanismos de cambio en TPCC han sido variados. En los
51 primeros, estudios que tenıan tama~ nos muestrales peque~
nos que carecıan de potencia

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FISCHER ET AL. / 7
1 suficiente para detectar mecanismos de cambio, tanto Iverson and Baucom (1990) como
2 Halford, Sanders, and Behrens (1993) encontraron que, en contra de las predicciones, los
3 cambios en las habilidades de comunicaci on durante la TPCC no predecıan el ajuste en la
4 relacion al final del tratamiento. Sin embargo, una investigacion m as reciente que cuenta
5 con una muestra de mayor tama~ no, evaluaciones m as frecuentes y estrategias de an alisis
6 m as sofisticadas permite entender posibles mecanismos de cambio de las terapias de par-
7 eja de orientacion conductual. Doss, Thum, Sevier, Atkins, and Christensen (2005) estudi-
8 aron los mecanismos de cambio en el estudio comparativo de resultados de TPCT y TPCI
9 de Christensen (Christensen et al., 2004). Los investigadores concluyeron que la TPCT
10 promovıa un grado significativo de cambio en la conducta objetivo durante la primera
11 mitad de la terapia, y estos cambios predecıan aumentos en el nivel de ajuste de la relacion
12 en la mitad de la terapia. Estos cambios en la conducta objetivo disminuıan durante la
13 segunda mitad del proceso terap eutico, con reducciones correspondientes en el ajuste rela-
14 cional durante ese perıodo. La aceptaci on de la conducta del otro miembro de la pareja era
15 un predictor importante de cambios positivos en el funcionamiento de la relacion a lo largo
16 de todo el tratamiento. Es importante se~ nalar que, al contrario de lo reportado en investi-
17 gaciones anteriores, los aumentos en la comunicacion positiva y las disminuciones en la
18 comunicaci on negativa —ambos autorreportados— predecıan cambios en el ajuste de la
19 relacion en las direcciones esperadas. En conjunto, estos hallazgos indican que los cambios
20 que la TPC busca obtener son importantes para un tratamiento exitoso. Es decir, ayudar a
21 las parejas a comunicarse en forma m as efectiva es importante para promover cambios
22 positivos en el funcionamiento de la relaci on. Otro resultado esperado que tambien se con-
23 firmo es que el grado de cambio en la conducta objetivo que alcanzan los miembros de la
24 pareja durante el tratamiento predice un cambio en el ajuste de la relacion. Un hallazgo
25 importante que genera preocupaci on es que algunos cambios conductuales observados al
26 inicio del tratamiento parecıan ir disminuyendo a medida que el tratamiento avanzaba, lo
27 que sugiere que la motivaci on inicial de las parejas puede declinar durante el proceso ter-
28 apeutico, y por lo tanto, debiera abordarse como parte del tratamiento mismo. Los cambios
29 cognitivos-afectivos internos, tales como la aceptacion, tambien son importantes para
30 mejorar el ajuste de la relacion y se pueden abordar en forma m as efectiva a traves de la
31 TPCC (y otros desarrollos modernos de la terapia de pareja de orientacion conductual,
32 tales como la TPCI), en comparaci on con intervenciones puramente conductuales. Como
33 se~nalan Doss et al. (2005), estos hallazgos son dignos de ser replicados, y los resultados
34 mencionados acerca de los cambios en la comunicacion y la conducta se basaban solo en el
35 autorreporte. Por lo tanto, es esencial realizar una evaluacion conductual directa de estos
36 dominios. A un ası, estos hallazgos son consistentes con los fundamentos teoricos y las apli-
37 caciones terap euticas de las terapias de pareja de orientacion conductual.
38 Adem as de los mecanismos de cambio que son importantes para las parejas, el conflicto
39 relacional puede originarse a partir de una amplia variedad de factores (Epstein & Bau-
40 com, 2002; lo que sugerirıa que para diferentes parejas pueden ser importantes distintos
41 mecanismos de cambio. Es decir, diferentes parejas pueden necesitar distintos tipos de
42 intervenci on (por ej., apuntar a cogniciones, conductas o factores emocionales), o bien, es
43 posible que existan factores moduladores del resultado del tratamiento. Lamentable-
44 mente, no se han realizado estudios clınicos que pusieran el enfasis en asignar a determi-
45 nadas parejas a intervenciones especıficas, aun cuando se han realizado algunos esfuerzos
46 por identificar a posteriori qu e parejas pueden beneficiarse m as con una determinada
47 intervenci on. Por ejemplo, O’Leary and Turkewitz (1981) encontraron que las parejas jove-
48 nes se beneficiaban m as de la TPC que del entrenamiento en comunicacion, mientras que
49 las parejas de m as edad se beneficiaban m as de una intervencion de entrenamiento en
50 comunicaci on. Sin embargo, las parejas se asignaron aleatoriamente a las diferentes
51 condiciones y los resultados a posteriori no son suficientes para determinar si los

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8 / FAMILY PROCESS

1 resultados del tratamiento pudieran optimizarse pareando a las parejas con diferentes
2 tratamientos.
3 Por otro lado, es posible que exista un cambio inespecıfico m as amplio o factores
4 comunes a las intervenciones que trascienden las diferentes orientaciones teoricas,
5 incluyendo la TPCC. Por ejemplo, en su discusi on sobre un protocolo unificado para inter-
6 venciones de pareja en casos de conflicto relacional, Benson, McGinn, and Christensen
7 (2012) ofrecen un marco conceptual para tener en cuenta cinco principios comunes que tra-
8 scienden a diferentes modelos de terapia de pareja. Para intentar disminuir el conflicto
9 relacional, las y los terapeutas intentan: (a) modificar la vision que la pareja tiene de sus
10 dificultades, para que  estas adquieran un caracter mas di
adico que individual; (b) reducir
11 la conducta desadaptativa de origen emocional; (c) visibilizar que ciertas conductas se orig-
12 inan en sentimientos de vulnerabilidad, ya que puede ser adaptativo que la pareja con-
13 verse al respecto; (d) favorecer patrones de comunicacion constructivos, y (e) enfatizar las
14 fortalezas de la pareja. Centr andose en la evidencia empırica, Davis, Lebow, and Sprenkle
15 (2012) revisan factores comunes en terapia de pareja e identifican procesos especıficos sim-
16 ilares de diversos tipos de terapia de pareja, adem as de otros factores que probablemente
17 compartan tambi en los enfoques individuales (como las expectativas y la alianza ter-
18 apeutica). Sin embargo, la mayor parte de la evidencia empırica est a basada en terapia
19 individual o en estudios cualitativos, en lugar de estudios cuantitativos que examinen
20 relaciones causales entre factores comunes y el resultado de la terapia de pareja.
21 Integrar estos diversos hallazgos empıricos y consideraciones acerca de los factores
22 comunes apunta a la complejidad de comprender la naturaleza del cambio terapeutico.
23 Puede que existan intervenciones centrales de la TPCC que promuevan un cambio adapta-
24 tivo en la mayor parte de las parejas; incluso en el marco de la TPCC, puede que algunas
25 parejas respondan bien a ciertas intervenciones, mientras que otras necesiten trabajar en
26 otros focos de la TPCC durante su proceso terapeutico. M as aun, puede que existan fac-
27 tores comunes que est en presentes en todos los tratamientos efectivos en los distintos enfo-
28 ques teoricos. Aunque tomamos en cuenta todos estos factores, debemos seguir siendo
29 realistas acerca de lo que podemos lograr con una pareja determinada. Incluso si los miem-
30 bros interactuan entre sı de manera sana, puede que no quieran pasar el resto de su vida
31 juntos. Uno de los desafıos que enfrenta este campo es desarrollar criterios para determi-
32 nar si terminar una relaci on estable debiera ser visto como un fracaso del tratamiento o
33 como una decisi on sana para seguir adelante en una nueva direccion.
34
35
APLICACIONES DE LA TPCC EN PROBLEMAS INDIVIDUALES
36
37 A lo largo de las u
 ltimas dos d
ecadas, las intervenciones con TPCC se han adaptado
38 para abordar un amplio espectro de problemas individuales de tipo psicologico y medico.
39 El impulso para el desarrollo de estas intervenciones ha sido el reconocimiento de que el
40 funcionamiento individual y la calidad de la relacion se influyen mutuamente, y trabajar
41 con la pareja ofrece la promesa de una eficacia adicional m as all
a de las intervenciones
42 individuales en la medida que (a) aprovecha el apoyo del otro miembro y (b) aborda direc-
43 tamente el contexto interpersonal dentro del cual tiene lugar el problema individual.
44 Estas aplicaciones pueden identificarse como intervenciones con la pareja, y el objetivo
45 fundamental es abordar el trastorno individual (por ej., depresion, abuso de sustancias,
46 cancer, enfermedad cardiovascular) mediante el trabajo conjunto con ambos miembros, en
47 lugar de abordar en el conflicto relacional. Muchas veces se trabaja tambien en los
48 patrones disfuncionales de interacci on de pareja que tienen un impacto negativo sobre el
49 trastorno objetivo del tratamiento (por ej., altos niveles de criticismo, acomodacion al
50 sıntoma), y con frecuencia un resultado secundario de muchos de estos tratamientos es un
51 mejor funcionamiento de la relaci on. Las intervenciones con la pareja en casos de

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FISCHER ET AL. / 9
1 psicopatologıa y problemas m edicos individuales pueden agruparse a grandes rasgos en
2 tres enfoques sobre c omo incorporar al otro miembro de la pareja en el tratamiento (Bau-
3 com et al., 1998): (a) Intervenciones con asistencia del compa~ nero/a, que recurren al apoyo
4 y participaci on del compa~ nero/a como “coach”4 y no tratan de cambiar la relacion misma.
5 Por ejemplo, se puede ense~ nar a los compa~ neros a ayudar a los pacientes deprimidos con
6 la activacion conductual, o los compa~ neros pueden ayudar a los pacientes con diabetes a
7 implementar cambios en su dieta. (b) Intervenciones especıficas seg un el trastorno, que
8 amplıan el foco de la intervenci on para incluir aspectos de la relacion de pareja que son
9 relevantes en la mantenci on y el tratamiento del trastorno. Por ejemplo, si el otro miembro
10 se ha hecho cargo de roles y responsabilidades tales como las compras de alimentos debido
11 a los temores del paciente a salir de la casa, el objetivo de las intervenciones especıficas
12 dirigidas al trastorno serıa ajustar estas conductas para disminuir la acomodacion al
13 sıntoma y aumentar la exposici on informal del paciente a las situaciones temidas como
14 parte de la vida cotidiana. (c) Terapia de pareja, que es el tipo de intervencion m as abarca-
15 tivo y apunta a dificultades generales en la relacion, ya que el conflicto relacional opera
16 como un estresor cr onico que impacta negativamente la psicopatologıa o el problema
17 m edico del paciente. Es importante hacer notar que de estos tres tipos de intervencion, la
18 terapia de pareja es la u  nica en que se supone que existe un conflicto relacional. Las inter-
19 venciones con asistencia del compa~ nero/a y las intervenciones con la pareja se apoyan fun-
20 damentalmente en los compa~ neros como un recurso y usan estrategias que apuntan a las
21 formas en que incluso las y los compa~ neros felices y bienintencionados pueden contribuir
22 sin darse cuenta a la mantenci on de un trastorno (por ej., mediante la acomodacion al
23 sıntoma) o al malestar emocional asociado a una enfermedad medica.
24 Aun cuando estas categorıas se aplican tanto a la psicopatologıa como a las enfer-
25 medades m edicas, las intervenciones con la pareja en estos dos contextos difieren entre sı
26 de modos importantes. Como se~ nalamos m as adelante, las aplicaciones en las dos a reas
27 han sido bastante exitosas. Sin embargo, la eficacia de las intervenciones basadas en la
28 pareja en casos de psicopatologıa parece ser m as consistente, mientras que los hallazgos
29 en el area de salud son m as variados. Consideramos que las siguientes dos observaciones
30 sobre las diferencias entre intervenciones con la pareja en casos de psicopatologıa y de
31 condiciones m edicas son fundamentales para comprender el desarrollo actual de este
32 campo, en t erminos de las aplicaciones de la TPCC en problemas individuales. En primer
33 lugar, la naturaleza de los resultados deseados difiere de forma importante: en las inter-
34 venciones con la pareja en casos de psicopatologıa, los sıntomas psicologicos son siempre el
35 objetivo primario (por ej., aliviar la depresi on o los sıntomas de un trastorno de estres pos-
36 traum atico [TEPT]). Dentro de las intervenciones con la pareja en casos de enfermedad
37 m edica, los objetivos son m as variables. Algunas intervenciones apuntan directamente a
38 la disminuci on de sıntomas fısicos y los principales resultados a evaluar son los sıntomas
39 m edicos (por ej., la disminuci on de los niveles del dolor en casos de artritis). Otras inter-
40 venciones con la pareja apuntan al cambio conductual (por ej., un aumento del ejercicio en
41 pacientes cardıacos), con el fin de mejorar resultados medicos a largo plazo que no es posi-
42 ble alcanzar durante la extensi on habitual de la mayorıa de los ensayos clınicos. Otras
43 intervenciones con la pareja apuntan a lograr resultados en factores psicologicos derivados
44 del trastorno m edico (por ej., aliviar la depresi on o la ansiedad despues de un diagnostico
45 de cancer). Adem as, si bien un problema psicol ogico determinado puede variar en terminos
46 de su severidad (por ej., depresi on leve versus moderada), en algunas enfermedades medi-
47 cas hay etapas m as diferenciadas que tienen implicancias para la intervencion (por ej.,
48 puede ser muy diferente trabajar con una pareja en la Etapa I versus la Etapa IV de un
49
50 4
En este rol, la persona ayuda a su pareja enferma, le da a nimo y le recuerda las habilidades que ha
51 aprendido en la terapia. (N. de la T., con consulta a los autores)

Fam. Proc., Vol. 0, September, 2016


10 / FAMILY PROCESS

1 c
ancer). Finalmente, para algunas condiciones fısicas de salud, los tratamientos medicos
2 tienen distintas etapas, y por lo tanto, la temporalidad de las intervenciones con la pareja
3 en casos de tem aticas m edicas tambi en suele ser importante (por ej., ofrecer la inter-
4 vencion poco despues del diagn ostico versus hacerlo despues del termino de la quimioter-
5 apia). Por lo tanto, “ exito” se define de formas muy diferentes en las diversas
6 intervenciones con la pareja en casos de problemas de salud fısica, y tanto la severidad del
7 cuadro como el momento de la intervenci on probablemente afectar an el resultado. Todos
8 estos factores hacen m as difıcil alcanzar conclusiones amplias acerca de la eficacia de estas
9 intervenciones en casos de problemas m edicos.
10 En segundo lugar, al parecer la psicopatologıa es un factor que tiene mayor influencia
11 en las interacciones de pareja. Un determinado tipo de psicopatologıa parece provocar
12 patrones especıficos de interacci on con las personas cercanas que tienen un impacto en el
13 curso del trastorno. Por ejemplo, en miembros de la familia y parejas de pacientes con tras-
14 tornos ansiosos, TEPT o trastornos obsesivo-compulsivos (TOC), se ha observado una
15 extensa acomodaci on al sıntoma que busca ayudar a la persona a evitar la ansiedad (tran-
16 quilizar, colaborar con la evitaci on) (Boeding et al., 2013; Fredman, Pukay-Martin, et al.,
17 2015). Por otra parte, los individuos con anorexia nerviosa (AN) a menudo mantienen su
18 trastorno en secreto o minimizan su gravedad, lo que frecuentemente les lleva a distancia-
19 rse de su pareja en t erminos m as generales (Fischer, Kirby, Raney, Baucom, & Bulik,
20 2015). Estos patrones de interacci on caracterısticos implican que hay objetivos claros para
21 intervenciones especıficas en los distintos trastornos psicologicos (por ej., detener la aco-
22 modaci on al sıntoma en los trastornos de ansiedad y aumentar la apertura con la pareja
23 en casos de AN). Por el contrario, las enfermedades medicas especıficas no provocan
24 patrones interpersonales singulares con tanta intensidad, con excepciones destacadas
25 como las conductas de acomodaci on asociadas al dolor en casos de artritis y no expresar
26 abiertamente las propias preocupaciones para proteger a la pareja con c ancer. Por su
27 parte, las conductas y experiencias de parejas en que existe un problema medico determi-
28 nado parecen variar ampliamente, lo que plantea la pregunta de si todas las parejas que
29 enfrentan un determinado diagn ostico necesitan una intervencion psicosocial, y como
30 identificar al subgrupo que sı la necesita.
31 En el siguiente resumen presentamos evidencia con respecto a la eficacia de interven-
32 ciones de orientacion conductual con la pareja en casos de psicopatologıa y problemas
33 medicos. En concordancia con las consideraciones recien planteadas, el foco de las inter-
34 venciones en casos de psicopatologıa ha sido un poco m as directo que para los problemas
35 medicos, acompa~ nado por lo que parece ser un patron m as consistente de hallazgos hasta
36 la fecha.
37
38 Intervenciones con parejas en casos de psicopatologıa individual
39
Trastornos del a
 nimo
40
41 La depresion y el abuso de sustancias son los trastornos psiqui atricos mas comunmente
42 estudiados en el contexto del funcionamiento de las relaciones. Tanto transversal como lon-
43 gitudinalmente, el conflicto en la relaci on y los sıntomas depresivos est
an estrechamente
44 asociados y se predicen mutuamente (v ease la revision de Whisman & Baucom, 2012), y la
45 presencia de conflicto relacional al final del tratamiento es un factor de riesgo de futuras
46 recaıdas (Whisman, 2001; Whisman & Baucom, 2012). Por lo tanto, los tratamientos para
47 la depresi on que abordan tanto los sıntomas depresivos como el funcionamiento de la
48 relacion son de especial valor al tratar individuos cuyas relaciones estan en conflicto.
49 Se ha demostrado repetidamente que las terapias de pareja conductuales son efectivas
50 en el tratamiento de la depresi on, incluso cuando el tratamiento est a centrado en el con-
51 flicto relacional m as que en la depresi on misma, en un contexto de pareja especıfico

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FISCHER ET AL. / 11
1 (Baucom et al., 1998). En una revisi on metaanalıtica, Barbato and D’Avanzo (2008) encon-
2 traron que la terapia de pareja era tan efectiva como la terapia individual para reducir la
3 depresion, y adem as mejoraba significativamente el conflicto relacional, abordando por lo
4 tanto un importante factor de riesgo de recaıda de la depresion. Si bien este metaan alisis
5 tambien incluyo investigaciones basadas en otras orientaciones teoricas (por ej., terapia de
6 pareja centrada en las emociones), los resultados de los cinco estudios que usaron modelos
7 de orientacion conductual eran consistentes con las conclusiones globales. M as reciente-
8 mente se han adaptado los principios de intervencion de la TPC para abordar la depresion
9 de modo m as dirigido incluyendo, por ejemplo, la activacion conductual asistida por la par-
10 eja u otras intervenciones especıficas para cada trastorno, lo que tambien mejora tanto la
11 depresion como la satisfacci on con la relaci
on (Bodenmann et al., 2008; Cohen, O’Leary, &
12 Foran, 2010). Aunque la evidencia indica que es muy probable que los individuos deprimi-
13 dos que estan en relaciones conflictuadas experimenten el mayor beneficio adicional en un
14 tratamiento de pareja versus uno individual (Beach & Whisman, 2012), todavıa es nece-
15 sario determinar otros factores moduladores. Un estudio reciente sobre terapia familiar
16 conductual (TFC) en casos de trastorno bipolar (62% de los familiares en el estudio eran la
17 pareja del paciente) destaca la importancia de examinar dichos moduladores (Fredman,
18 Baucom, Boeding, & Miklowitz, 2015). Las y los pacientes en cuyas familias habıa miem-
19 bros que exhibıan altos niveles de sobreinvolucracion emocional inadecuada se beneficia-
20 ron mas de la TFC en comparaci on con la intervencion individual, mientras que no hubo
21 diferencias entre las dos intervenciones cuando los niveles de involucracion emocional
22 inadecuada eran bajos. Es decir, cuando habıa patrones desadaptativos de interaccion
23 familiar, una intervenci on familiar era el tratamiento de eleccion.
24 En resumen, por lo general, la evidencia indica que las terapias de pareja de orientacion
25 conductual son al menos igual de efectivas que los tratamientos individuales en casos de
26 depresion, pero son m as efectivas para tratar el conflicto relacional simult
aneamente. Es
27 posible obtener efectos a un mayores cuando se incorporan intervenciones de asistencia de
28 la pareja e intervenciones focalizadas por trastorno que a su vez integran elementos de los
29 tratamientos individuales basados en la evidencia.
30
Trastornos por abuso de sustancias
31
32 Esta bien establecido que hay una fuerte asociacion entre conflicto relacional y trastor-
33 nos por consumo de alcohol (TCA) (Whisman, 2007). Las terapias de pareja conductuales
34 para los trastornos por consumo de alcohol (McCrady & Epstein, 2009; O’Farrell & Fals-
35 Steward, 2006) son intervenciones que han sido bien investigadas y apuntan a los
36 patrones de interacci on de pareja para promover abstinencia y sobriedad mediante una
37 reduccion de los patrones negativos de comunicacion y un aumento de las interacciones
38 positivas asociadas a conductas en estado de sobriedad. Tambien se han desarrollado
39 adaptaciones para otros trastornos por consumo de drogas, pero hay mucho menos investi-
40 gaci
on empırica disponible (por ej., Epstein, McCrady, Morgan, & Cook, 2007). Se ha
41 demostrado consistentemente que la TPC en casos de TCA es eficaz, tanto en terminos de
42 reducir el consumo de alcohol como de mejorar el funcionamiento de la relacion (O’Farrell,
43 Cutter, Choquette, Floyd, & Bayog, 1992; O’Farrell, Cutter, & Floyd, 1985; Walitzer &
44 Dermen, 2004). En diversos estudios, los resultados especıficos vinculados con el alcohol y
45 la relaci
on muestran que la TPC es siempre superior a los tratamientos individuales y es
46 igualmente efectiva en otros resultados evaluados (Bowers & Alredha, 1990; McCrady,
47 Epstein, Cook, Jensen, & Hildebrandt, 2009; McCrady, Stout, Noel, & Abrams, 1991;
48 McCrady et al., 1986; Vedel, Emmelkamp, & Schippers, 2008). Algunas adaptaciones m as
49 recientes han confirmado la eficacia del tratamiento con la pareja cuando en lugar del
50 hombre es la mujer quien presenta el TCA, (McCrady et al., 2009; Schumm, O’Farrell,
51 Kahler, Murphy, & Muchowski, 2014) o son ambos miembros simult aneamente (Schumm,

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12 / FAMILY PROCESS

1 O’Farrell, & Andreas, 2012). Muy recientemente, una integracion importante de TPC para
2 casos de TCA y TPCC para casos de TEPT —dos condiciones de alta comorbilidad— mostro
3 resultados iniciales promisorios (Schumm, Monson, O’Farrell, Gustin, & Chard, 2015).
4 Para terminar, se ha demostrado consistentemente que la TPC en casos de trastornos por
5 consumo de alcohol y de substancias es al menos igual de efectiva y a menudo m
as efectiva
6 que los tratamientos individuales, tanto en t
erminos de resultados asociados al abuso de
7 substancias como del ajuste relacional.
8
Trastornos de ansiedad, TEPT y TOC
9
10 Las intervenciones con la pareja en casos de trastornos de ansiedad, TEPT y TOC son
11 diversas en terminos del grado de participacion del compa~nero/a, incluyendo por lo general
12 alguna variante de exposiciones asistidas por la pareja e intervenciones especıficas para
13 cada trastorno. En su revisi on de 1998, Baucom y sus colaboradores concluyeron que en
14 casos de TOC y agorafobia, las intervenciones con la pareja en las que los compa~ neros sim-
15 plemente tenıan un rol de apoyo durante los ejercicios de exposicion tendıan a ser igual-
16 mente efectivas que las intervenciones individuales, mientras que cierta evidencia
17 preliminar sugerıa que intervenciones especıficas para cada trastorno que apuntaban a la
18 comunicaci on y/o patrones de interaccion de la pareja se asociaban con efectos mas robus-
19 tos, en comparaci on con los tratamientos individuales (Daiuto, Baucom, Epstein, & Dut-
20 ton, 1998). Desde entonces, se han desarrollado dos intervenciones en pareja para casos de
21 TOC y TEPT que tienen un foco m as amplio en los patrones de interaccion de pareja que
22 involuntariamente mantienen los sıntomas (por ej., intervenciones especıficas para el tras-
23 torno e intervenciones para la terapia de pareja). Estos enfoques m as comprehensivos
24 tuvieron como resultado una mejorıa notoria en los sıntomas de TOC y TEPT de los
25 pacientes, como tambi en un aumento de la satisfaccion con la relacion por parte de ambos
26 miembros de las parejas (Abramowitz et al., 2013; Monson et al., 2012; Schumm, Fred-
27 man, Monson, & Chard, 2013; Schumm et al., 2015). Sin embargo, no existen en la actuali-
28 dad estudios clınicos controlados que comparen directamente estas intervenciones en
29 pareja con tratamientos individuales, aun cuando las comparaciones con otros estudios
30 clınicos que habitualmente se usan como punto de referencia sugieren que los efectos del
31 tratamiento en pareja en casos de TOC serıan m as robustos (Abramowitz et al., 2013).
32 Tanto en los estudios clınicos con TOC como con TEPT, la acomodacion al sıntoma del otro
33 miembro de la pareja modulaba los efectos del tratamiento (Boeding et al., 2013; Fredman,
34 Pukay-Martin, et al., 2015). Por lo tanto, futuras investigaciones debieran examinar si el
35 tratamiento debiera dirigirse especıficamente a parejas en las que la acomodacion al
36 sıntoma es intensa.
37
Otros trastornos y tratamientos emergentes
38
39 Los hallazgos positivos reci
en descritos han servido de base para el desarrollo de inter-
40 venciones con parejas para otros trastornos, las que han tenido resultados iniciales alenta-
41 dores. Por ejemplo, Kirby and Baucom (2007) desarrollaron una intervencion con parejas
42 para tratar la desregulacion emocional severa. En un estudio inicial abierto, esta inte-
43 gracion de la terapia conductual dial
ectica (TCD) con la TPCC mostro resultados favor-
44 ables, tanto para el funcionamiento individual como para el de pareja. Las intervenciones
45 con parejas para trastornos de alimentaci on tambien han sido un area reciente de investi-
46 gaci
on. Un estudio abierto de una intervenci on con parejas para casos de anorexia ner-
47 viosa (que integra las tres formas de intervenciones con parejas) ha mostrado resultados
48 muy prometedores, tanto en t erminos de mejorıa de los sıntomas como de satisfaccion con
49 la relaci
on (Bulik, Baucom, Kirby, & Pisetsky, 2011, 2012; Fischer et al., 2015), y actual-
50 mente se esta llevando a cabo un estudio controlado randomizado que compara esta inter-
51 vencion con la TCC individual en casos de anorexia nerviosa. Adem as, actualmente se

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FISCHER ET AL. / 13
1 est
an desarrollando y evaluando intervenciones para el trastorno de comer compulsivo y
2 la bulimia (Kirby, Runfola, Fischer, Baucom, & Bulik, 2015).
3
Conclusiones y orientaciones futuras
4
5 En t
erminos globales, se ha observado que en diversos trastornos psicologicos por lo
6 general las intervenciones cognitivo-conductuales con parejas son al menos tan efectivas
7 como la TCC individual y en ocasiones resultan m as efectivas, especialmente cuando el
8 otro miembro de la pareja est a significativamente involucrado/a en el tratamiento.
9 Adem as, en comparacion con los tratamientos individuales, las intervenciones con parejas
10 tienden a tener el beneficio adicional de que mejoran el funcionamiento de la relacion,
11 tanto para el paciente como para su pareja. Sin embargo, solo se han estudiado extensa-
12 mente la terapia de pareja conductual general (enfocada en el conflicto de pareja) en casos
13 de depresi on, y las intervenciones con parejas en casos de abuso de sustancias. Existen
14 estudios recientes cuyos resultados apoyan intervenciones m as especıficas con parejas
15 para casos de depresi on, TEPT, TOC y trastornos de alimentacion. Por otra parte, general-
16 mente no se han considerado los efectos sobre el funcionamiento psicologico individual del
17 miembro que no es el paciente ındice, con algunas excepciones que muestran efectos posi-
18 tivos, particularmente en el caso de personas que se declaraban infelices en su relacion
19 (Belus, Baucom, & Abramowitz, 2014; Cohen et al., 2010; Shnaider, Pukay-Martin, Fred-
20 man, Macdonald, & Monson, 2014).
21 Uno de los aspectos m as importantes que deben abordar las futuras investigaciones es
22 identificar qu e pacientes van a experimentar el mayor beneficio adicional de una inter-
23 vencion con la pareja, en comparaci on con la terapia individual. Este tema no solo es
24 importante desde la perspectiva de la investigacion, ya que tambien los clınicos tienen que
25 enfrentar esta pregunta constantemente en t erminos practicos: que tratamiento recomen-
26 dar a pacientes que tienen pareja. Aun cuando se requiere mucha investigacion adicional
27 para poder desarrollar guıas claras con respecto a las recomendaciones para el trata-
28 miento, hasta ahora parece ser que: (a) el conflicto relacional y (b) los patrones de inter-
29 accion de pareja que contribuyen a la mantencion del trastorno (por ej., altos niveles de
30 sobreinvolucraci on emocional o acomodaci on del otro miembro) pueden justificar que se
31 incluya en el tratamiento al otro miembro de la pareja. Desde una perspectiva amplia, par-
32 ece ser que las intervenciones con parejas desarrolladas originalmente para aliviar el con-
33 flicto relacional pueden adaptarse con  exito para centrarse en dificultades psicologicas
34 individuales en un contexto interpersonal.
35
36 Aplicaciones a problemas fısicos de salud
37
Los principios de intervencion de la TPCC tambien se han adaptado exitosamente para
38
parejas en las cuales uno de los miembros sufre una enfermedad fısica, nuevamente con el
39
objetivo primario de mejorar los resultados con el paciente que tiene el problema medico.
40
Comparadas con las intervenciones con parejas en casos de psicopatologıa, las interven-
41
ciones para problemas m edicos tienden a ser m as breves. Las intervenciones con apoyo de
42
la pareja y las intervenciones especıficas para determinados trastornos se basan en el con-
43
ocimiento m edico y conductual de la medicina acerca de lo que se requiere para tratar o
44
manejar condiciones de salud especıficas, mientras que los principios de la terapia de par-
45
eja se basan en investigacion que ha mostrado consistentemente que una relacion positiva
46
y comprometida puede conllevar beneficios de salud fısica, mientras que el conflicto rela-
47
cional puede tener efectos da~ ninos para la salud (vease la revision de Kiecolt-Glaser &
48
Newton, 2001). A continuaci on se discute sobre la adaptacion de intervenciones de TPC y
49
TPCC, junto a otros tratamientos con parejas que no se clasifican como cognitivos ni con-
50
ductuales pero aplican los principios fundamentales de la TPCC.
51

Fam. Proc., Vol. 0, September, 2016


14 / FAMILY PROCESS

1 C
ancer
2
La intervenci on con parejas centrada en el c ancer es una de las m as comunes en el
3
a
mbito de los problemas m edicos. Un diagn ostico de c
ancer y sus secuelas fısicas y psi-
4
cologicas tienden a producir niveles elevados de angustia y preocupacion, tanto en los
5
pacientes como en sus parejas (Bowman, Rose, & Deimling, 2006). Por esta razon, se han
6
realizado crecientes esfuerzos para examinar la eficacia de las intervenciones para parejas
7
que enfrentan un c ancer, las que habitualmente enfatizan: (a) las habilidades de afronta-
8
miento, (b) el apoyo social o (c) ambas dimensiones.
9
Las intervenciones centradas en las habilidades de afrontamiento se orientan a ayudar
10
a los pacientes a manejar sus sıntomas y los efectos secundarios del tratamiento contra el
11
c
ancer, mientras el otro miembro de la pareja est a en el rol de “coach” o colaborador/a. Ası,
12
se le ense~ na como ayudar al paciente a comprender y utilizar habilidades de afronta-
13
miento, las que pueden incluir relajaci on, reestructuracion cognitiva u otros metodos para
14
reducir el estr es emocional. En t erminos amplios, se ha observado que estas interven-
15
ciones mejoran la experiencia tanto de los pacientes como de sus parejas, por ejemplo, dis-
16
minuyendo el estr es del cuidador/a (Campbell et al., 2007; Porter et al., 2011), junto a
17
varios otros resultados individuales e interpersonales (Kuijer, Buunk, De Jong, Ybema, &
18
Sanderman, 2004; Scott, Halford, & Ward, 2004).
19
Las intervenciones de apoyo social se dise~ nan para ayudar a la pareja a abordar la
20
enfermedad juntos y como equipo, generalmente a traves de ense~ narles habilidades de
21
comunicaci on y resoluci
on de problemas, de modo que el compa~ nero/a pueda ofrecer a la
22
persona con c ancer un apoyo emocional e instrumental apropiado (Baucom, Porter, et al.,
23
2009). Por ejemplo, Porter et al. (2009) desarrollaron una intervencion de apoyo social en
24
casos de c ancer gastrointestinal que mejor o la calidad de la relacion, especialmente en
25
parejas que inicialmente reportaron niveles altos de autocontencion cuando conversaban
26
sobre preocupaciones especıficas vinculadas con el c ancer (Porter et al., 2009). Hasta la
27
fecha, las intervenciones con parejas en casos de c ancer se han orientado principalmente
28
al cancer de mamas (Baucom et al., 2005; Baucom, Porter, et al., 2009; Heinrichs et al.,
29
2012; Manne et al., 2005; Scott et al., 2004), el cancer de prostata (Campbell et al., 2007;
30
Northouse et al., 2007), y el c ancer gastrointestinal (Porter et al., 2009). Como se men-
31
ciono previamente, la gran variabilidad entre los estudios en terminos de buscar resulta-
32
dos psicosociales versus resultados m edicos muy diversos hace difıcil elaborar
33
conclusiones generales sobre la eficacia de las intervenciones con parejas, y los hallazgos
34
mixtos son un poco difıciles de interpretar. En una revision reciente, Shields, Finley,
352
Chawla, and Meadors (2012) informaron sobre cinco intervenciones con resultados psi-
36
cologicos positivos, que iban desde mejorıas en la comunicacion y la satisfaccion con la
37
relacion, hasta la disminucion de la preocupacion y la angustia en ambos miembros de la
38
pareja. Sin embargo, tambi en destacaron cuatro estudios que no encontraron diferencias
39
entre intervenciones con la pareja versus intervenciones individuales en casos de c ancer,
40
ya que los individuos en ambos grupos experimentaron las mismas reducciones en el male-
41
star psicologico y mejoraron los indicadores de calidad de la relacion (Shields et al., 2012).
42
Por lo tanto, aun cuando las intervenciones con la pareja han mostrado tener efectos posi-
43
tivos en el funcionamiento individual y de pareja, no est a claro si hay beneficios adi-
44
cionales especıficos y qu
e parejas se beneficiarıan con ellos m as que con una intervencion
45
individual, lo que subraya la necesidad de nuevos estudios en esta a rea.
46
47 Artritis
48
La literatura sobre intervenciones con la pareja en casos de artritis muestra resultados
49
prometedores, y tambi en se constata que las distintas intervenciones tienen una variedad
50
de objetivos. En t
erminos generales, las intervenciones con la pareja en casos de artritis se
51

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FISCHER ET AL. / 15
1 centran en estrategias cognitivas y conductuales de manejo del dolor, como tambien en el
2 desarrollo de habilidades relacionales (por ej., entrenamiento en comunicacion). Dichas
3 intervenciones tienden a mejorar la comunicaci on de las y los pacientes con artritis y sus
4 parejas, pero los avances en cuanto al dolor y el funcionamiento fısico no son igualmente
5 consistentes (Martire, Schulz, Keefe, Rudy, & Starz, 2007, 2008; van Lankveld, van Hel-
6 mond, Naring, de Rooij, & van den Hoogen, 2004). En dos estudios que comparaban una
7 intervenci on con parejas con una intervenci on individual, los pacientes en ambas condi-
8 ciones tuvieron los mismos avances en cuanto a resultados psicologicos, relacionales y fısi-
9 cos (van Lankveld et al., 2004; Martire et al., 2007). Sin embargo, cuando estas
10 intervenciones con parejas se combinaban con el entrenamiento fısico, los pacientes logra-
11 ban mayores progresos en autoeficacia, en comparacion con el tratamiento est andar de
12 entrenamiento fısico (Keefe et al., 2004). La intervencion con parejas combinada con ejer-
13 cicio tambi en obtenıa una mejorıa en la condicion fısica y la fuerza que era superior a la
14 mejorıa alcanzada por el grupo que s olo habıa tenido la intervencion de habilidades de
15 afrontamiento. Asimismo, los pacientes del grupo de la intervencion combinada reportaron
16 una mayor capacidad para afrontar el dolor que los pacientes del grupo de entrenamiento
17 fısico (Keefe et al., 2004). Tomados en conjunto, estos hallazgos sugieren que la inclusion
18 del otro miembro de la pareja tiende a generar mayores beneficios cuando la intervencion
19 tiene elementos tanto fısicos como psicologicos.
20
Dolor cr
onico
21
22 Dado el impacto de los factores psicosociales sobre el dolor cronico (West, Usher, Foster,
23 & Stewart, 2012), las y los investigadores han puesto cada vez m as atencion a las interven-
24 ciones con parejas en casos de dolor, especialmente en el contexto de la artritis y el c ancer.
25 Reportamos estas investigaciones por separado, dado que los hallazgos tambien pueden
26 tener implicancias para otros tipos de dolor cronico.
27 Dos estudios de dolor cronico en casos de osteoartritis (Keefe et al., 1996, 1999, 2004) se
28 centraron en la comunicaci on de pareja con respecto al dolor y el conflicto emocional asoci-
29 ado, facilitando procesos de expresion de apoyo y ofreciendo la oportunidad de que el com-
30 pa~nero/a elabore la dificultad de estar en el rol de cuidador/a. Los hallazgos de estos
31 estudios mostraron que los pacientes que participaron en la intervencion con la pareja
32 experimentaron una reducci on significativa en los niveles de dolor, en comparacion con los
33 pacientes de los grupos control. Del mismo modo, Keefe et al. (2003) desarrollaron una
34 intervenci on con la pareja para el manejo del dolor durante el proceso de morir, la que
35 ayudaba a los compa~ neros/as a tener una mayor sensacion de autoeficacia al entregar su
36 ayuda, como tambien niveles m as bajos de estres del cuidador, en comparacion con un
37 grupo control que ofrecıa los cuidados habituales. En conclusion, si bien los resultados han
38 sido un poco variados en diversas enfermedades, estos estudios ofrecen evidencia de una
39 forma alternativa de enfocar el manejo del dolor, un a rea creciente y que es importante
40 explorar.
41
Enfermedad cardiovascular
42
43 Las y los individuos con enfermedades cardiovasculares (un termino abarcativo que
44 incluye la enfermedad al corazon, la presi
on arterial alta y otras condiciones relacionadas)
45 son candidatos serios para una intervenci on con la pareja, dado que los cambios en el estilo
46 de vida que se recomiendan para el manejo de la enfermedad (por ej., cambios en la ali-
47 mentacion, ejercicio) a menudo ocurren en un contexto familiar e impactan tambien al otro
48 miembro de la pareja. En su revisi on, Martire, Schulz, Helgeson, Small, and Saghafi
49 (2010) reportaron que, en comparaci on con la terapia individual, las intervenciones con
50 parejas para pacientes con operaciones al corazon producıan mayores avances en autoefi-
51 cacia en una de las cuatro a reas relacionadas con la actividad fısica. Sin embargo, los

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16 / FAMILY PROCESS

1 pacientes en las intervenciones con la pareja tambien reportaban una menor tolerancia al
2 conflicto emocional, en comparaci on con aquellos que habıan estado en terapia individual
3 (Martire et al., 2010). Otros estudios m as recientes tambien apoyan la posibilidad de que
4 en esta poblaci on las intervenciones con parejas hayan sido muy exitosas en promover el
5 cambio conductual, y hayan tenido menos  exito en cuanto al cambio psicologico. Por ejem-
6 plo, los pacientes que habıan sufrido un infarto al miocardio y habıan recibido una inter-
7 vencion de pareja regresaron a trabajar antes que el grupo control y tuvieron una mejor
8 adherencia a sus planes de recuperaci on (Broadbent, Ellis, Thomas, Gamble, & Petrie,
9 2009). Asimismo, los pacientes con enfermedad cardıaca que recibieron la intervencion de
10 pareja desarrollaron una mayor actividad fısica y tuvieron mejor adherencia a la medi-
11 caci
on, en comparaci on con los pacientes del grupo control que recibieron una intervencion
12 individual (Sher et al., 2014). La intervenci on con la pareja fue la u  nica que mejoro
13 tambi en la satisfacci
on con la relaci
on.
14 En resumen, se ha demostrado consistentemente que las intervenciones con la pareja
15 en casos de enfermedad cardiovascular logran efectuar cambios en el estilo de vida frente
16 a una condici on que requiere ese tipo de cambios, mientras que los efectos de corto plazo
17 sobre indicadores psicol ogicos han sido mas variados.
18
Diabetes Tipo 2
19
20 A pesar de la incidencia creciente de la diabetes y los profundos cambios en el estilo de
21 vida que se requieren muchas veces para manejar dicho cuadro, se han desarrollado pocas
22 intervenciones con parejas para casos de diabetes. En dos estudios randomizados (Trief
23 et al., 2011; Wing, Marcus, Epstein, & Jawad, 1991), las intervenciones con la pareja se
24 centraban en el cambio conductual en el a rea de la salud (por ej., cambios en la ali-
25 mentaci on) y las habilidades de comunicacion. En ambos estudios, los pacientes mostraron
26 mejorıas significativas en conductas de salud y resultados fısicos (por ej., cambios en la
27 dieta y perdida de peso), pero las intervenciones con parejas no ofrecieron ventajas por
28 sobre las intervenciones individuales en estos ambitos. Si bien a simple vista estos resulta-
29 dos podrıan sugerir que el enfoque individual y el de pareja son equivalentes en casos de
30 diabetes, ninguno de los estudios midi o resultados psicologicos individuales (por ej.,
31 sıntomas depresivos), aunque se ha visto que influyen en el curso de la enfermedad (de
32 Groot, Anderson, Freedland, Clouse, & Lustman, 2001). Por lo tanto, se requieren estudios
33 adicionales para explorar los beneficios de las intervenciones diadicas en este contexto.
34
VIH
35
36 Las intervenciones con parejas en el contexto del VIH por lo general se han centrado en
37 la transmision de VIH y las conductas de riesgo, con el fin de prevenir la diseminacion de
38 la enfermedad (v eanse las revisiones de Burton, Darbes, & Operario, 2010; y El-Bassel &
39 Wechsberg, 2012). Tanto la revisi on de Burton como la de El-Bassel destacan que hay
40 muchas intervenciones que se enfocan en los ex amenes y la consejerıa acerca las conductas
41 de sexo seguro, llamadas Consejerıa Voluntaria en Pareja y Examen de VIH (CVCT, por
42 su sigla en ingl
es), pero hay una carencia de intervenciones conductuales orientadas a las
43 parejas serodiscordantes (en las que un miembro es VIH positivo y el otro es VIH nega-
44 tivo). Para abordar este vacıo en la literatura, estudios recientes han evaluado la eficacia
45 de intervenciones con parejas que est an en relaciones serodiscordantes. Las interven-
46 ciones dirigidas a esta poblacion habitualmente usan la psicoeducacion y el entrenamiento
47 en comunicaci on con el fin de optimizar el apoyo del compa~ nero/a, aliviar el impacto de la
48 enfermedad y reducir el riesgo de transmisi on de dos maneras diferentes. Un enfoque es
49 mejorar la adherencia a la medicaci on antiviral mediante un tratamiento con la pareja,
50 que ha demostrado ser m as efectivo que el tratamiento habitual a traves del proveedor de
51 salud (Remien et al., 2005). Adicionalmente, otro enfoque apunta a mejorar las estrategias

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FISCHER ET AL. / 17
1 de afrontamiento a trav es de fortalecer el apoyo social y entregar tecnicas de manejo del
2 estres a ambos miembros de la pareja (Fife, Scott, Fineberg, & Zwickl, 2008). Mejorar las
3 estrategias de afrontamiento no s olo ayuda a los pacientes y sus parejas a manejar la
4 enfermedad en forma m as efectiva y colaborativa, ya que tambien se ha demostrado que
5 mejoran los indicadores psicol ogicos de los pacientes (Fife et al., 2008). En terminos mas
6 amplios, un metaan alisis del a~
no 2013 examino 29 intervenciones con parejas centradas
7 en la prevenci
on del VIH y determin o que hubo una disminucion del sexo sin proteccion en
8 el contexto de las relaciones de pareja (LaCroix, Pellowski, Lennon, & Johnson, 2013).
9 Tomadas en conjunto, estas intervenciones con parejas presentan un a rea de estudio
10 prometedora en el contexto de la prevenci on y el tratamiento del VIH.
11
Conclusiones
12
13 La literatura acerca de las parejas y las intervenciones en salud fısica es compleja y
14 tiene multiples facetas dada la amplia variedad de condiciones de salud y tratamientos
15 indicados, y por la gran variabilidad que supone situar el foco en (a) resultados psicoso-
16 ciales versus fısicos, y (b) resultados individuales versus relacionales. En terminos gen-
17 erales, estas intervenciones serıan a lo menos tan efectivas como las intervenciones
18 individuales con respecto a los resultados evaluados, con los beneficios adicionales eviden-
19 tes de una intervenci on con parejas, que habitualmente se reflejan en el a mbito del fun-
20 cionamiento de la relaci on mas que en los resultados individuales. Sin embargo, fuera del
21 a
mbito del cancer, ninguna otra intervenci on para una condicion medica ha sido evaluada
22 en forma comprehensiva en un contexto interpersonal. Por otra parte, es posible que algu-
23 nas diferencias en los resultados no se hagan evidentes hasta a~ nos despues de la inter-
24 vencion, como ocurre, por ejemplo, cuando las intervenciones se centran en lograr cambios
25 en conductas de salud que pueden influir sobre el trastorno en una etapa posterior. Un
26 camino importante para la investigaci on futura sera evaluar que parejas se benefician
27 mas de las intervenciones con la pareja y qu e pacientes se benefician en forma optima o
28 equivalente con un tratamiento individual.
29
30
RESUMEN Y CONCLUSIONES
31
32 A lo largo de d ecadas de investigacion en los Estados Unidos, Europa y Australia, se ha
33 demostrado que la TPCC y otras terapias de pareja conductuales relacionadas son eficaces
34 en el tratamiento del conflicto relacional. Los escasos estudios de efectividad sugieren que
35 estos tratamientos tambi en son exitosos en contextos comunitarios, aun cuando los
36 tama~ nos del efecto tienden a ser un poco menores que en los estudios controlados random-
37 izados. Con frecuencia las investigaciones sobre los mecanismos de cambio no han logrado
38 aislar los procesos de cambio, pero algunos intentos m as recientes con muestras m as
39 grandes y enfoques m as sofisticados han ofrecido apoyo a los mecanismos de cambio prop-
40 uestos, incluyendo las habilidades de comunicacion y los cambios conductuales especıficos.
41 Durante los u  ltimos a~
nos, una direccion importante en este campo ha sido adaptar princip-
42 ios de intervenci on de TPCC para abordar casos de psicopatologıa y cuadros medicos indi-
43 viduales en el contexto de la relaci on de pareja. La hipotesis a la base es que aprovechar el
44 apoyo de la pareja, apuntar directamente al entorno social —incluyendo patrones de inter-
45 acci
on desadaptativos, tales como la acomodaci on al sıntoma por parte del compa~ nero/a—
46 y aliviar el conflicto relacional como estresor cronico traerıa beneficios adicionales en com-
47 paraci on con los tratamientos individuales habituales. En terminos generales, estos
48 esfuerzos han sido consistentemente m as exitosos en el tratamiento de casos de psicopa-
49 tologıa y han sido m as variados en el contexto de las condiciones medicas, donde los obje-
50 tivos de los tratamientos varıan en gran medida entre los distintos estudios (por ej.,
51 resultados m edicos, psicol
ogicos y relacionales).

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18 / FAMILY PROCESS

1 Entonces, ¿hacia ad onde se dirige este campo de aquı en adelante? El modelo teorico de
2 la TPCC es claro; se han desarrollado y evaluado una variedad de intervenciones, y los
3 resultados de las intervenciones a lo largo de los u ltimos 40 a~
nos demuestran que un enfo-
4 que cognitivo-conductual puede ayudar a las parejas a realizar cambios adaptativos en
5 una multiplicidad de contextos. Este reconocimiento es importante. Despues de todo,
6 muchas parejas tendr an dificultades en su relacion, o bien uno o ambos miembros tendr an
7 que enfrentar problemas psicol ogicos o medicos en algun momento de su vida compartida.
8 Dado que hoy tenemos herramientas para ayudar a las parejas en un amplio espectro de
9 condiciones, el siguiente paso importante es aprender como implementar estas interven-
10 ciones de manera m as focalizada. Como ya se menciono, todavıa tenemos que investigar si
11 estas intervenciones se aplican a un espectro amplio de parejas y en que condiciones el tra-
12 tamiento de eleccion es la intervencion con la pareja o la intervencion individual. Es decir,
13 las preguntas que falta responder se relacionan no tanto con considerar la posibilidad de
14 usar intervenciones con parejas basadas en los principios conductuales, sino como y
15 cuando usarlas de la manera m as efectiva para ayudar a las parejas a enfrentar diversos
16 problemas complejos a lo largo de su ciclo vital.5
17
18
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47
48
49 5
Traduccion: Ps. Soledad S
anchez D., Instituto Chileno de Terapia Familiar, Santiago de Chile. Agrade-
50
cemos a los autores por su colaboraci
on en la traduccion de este artıculo. Formato y diagramaci
on: Family
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