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JUGAR EN ZONA

SIMPLEMENTE

Estructuración defensiva

Manuel Conde Moldes


Entrenador Nacional Nivel III
Director Editorial MCSports

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INDICE

A. INTRODUCCION
1 ¿Qué es jugar en zona? Desarrollo del concepto.
2 ¿Porqué utilizo la zona?
3 Acercamiento al pensamiento zonal.
4 Mentalidad zonal
4.1 Equipo ambicioso.
4.2 Moverse hacia el esfuerzo.
4.3 Predisposición anímica.
B. CONSIGNAS GENERALES EN DEFENSA.
C. CONTEXTOS PROPICIOS Y ADVERSOS PARA SU UTILIZACION.
D. OBJETIVOS GENERALES:
1 Reducir la imprevisibilidad con respecto a la competición.
2 Conseguir rendimiento individual y colectivo.
3 Gestar una cultura técnico-táctica.
4 Donde está el rol del entrenador y los jugadores. Su camino
5 Simplificar.
E. COMPORTAMIENTOS TACTICOS:
1 Fundamentos básicos individuales y colectivos.
2 Referencias Zonales.
3 Establecer la ubicación defensiva.
4 Modificación de la zona en función de la posición del balón.
5 Orientación corporal y visual.
6 ¿Quién marca la línea defensiva?
7 No dejarse ganar la posición ni la espalda.
8 Progresión del adversario con balón.
9 Jugador contrario que recibe de espaldas a nuestra portería.
10 Defensa del juego aéreo.

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11 Reducción de espacios
11.1 Movimientos de la línea defensiva. Balón borde del área.
11.2 Movimientos de la línea defensiva. Balón línea de fondo.
11.3 Movimientos de la línea defensiva: despeje largo.
11.4 Movimientos de la línea defensiva: despeje en acciones de
reanudación del juego

12 Funciones tácticas de los jugadores.


13 Repliegues. Carreras de recuperación.
14 Transición defensa - ataque / ataque – defensa.
F. ENTRENAMIENTO METODOLOGICO.
1 Preparación inicial a la defensa zonal.
Situaciones de superioridad numérica defensiva.
Situaciones de igualdad numérica defensiva.
Situaciones de inferioridad numérica defensiva.
2 Juegos aplicativos.
Introducción.
Líneas de pase. Situaciones prácticas.
Tiempo de desplazamiento del balón. Situaciones prácticas.
Bloque permanente. Situaciones Prácticas.
3 Aplicaciones progresivas por líneas.
Entrenamiento con una línea.
Entrenamiento con dos líneas.
Entrenamiento con varias líneas.
4 Análisis constante.

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A. INTRODUCCIÓN

1.- ¿QUE ES JUGAR EN ZONA? DESARROLLO DEL CONCEPTO.

“Una teoría no tiene sentido si no podemos llevarla a la práctica”


(F. Font Roig)

Inicialmente necesitaré un soporte teórico para conocer los


fundamentos que voy a utilizar, partiendo que éste sirve de partida para
cualquier actividad ó ¿Dónde apoyan sus ideas los pragmáticos? ¿Cuál es la
antesala, la teoría o la práctica? Lo que es incuestionable es que ambas
deben de estar hermanadas en fondo y forma y como argumenta Kart
Lewwin - Universidad de Harvard- “No hay nada más práctico que una buena
teoría”.
Es incuestionable que teorizar significa acción inmediata. De hecho
sin la acción todo es teoría pensada, pero no teoría vivida. Entenderemos
por lo tanto que el significado de las palabras radica en los actos en los que
se manifiestan.
Para su desarrollo y análisis parto de la idea inicial que la
conceptualización teórica es errónea cuando hablamos de lo que se
entiende por jugar en zona.

Desde una óptica defensiva:


“Cuando no se tiene la posesión del balón
hay que defender, no contener.”
(Lillo)
El diferenciar zona en contraposición a hombre es poco preciso.
Optaría personalmente por establecer una diferencia entre defensa
individual (No al hombre, ya que se anulan las posibilidades de
colaboración; atenta contra el sentido colectivo. Aunque en la zona se dan
situaciones de hombre) y colectiva. La diferencia entre defensa
individual y al hombre, es que en la primera existe referencias zonales,

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balón, compañero, adversario, altura del campo… y en la segunda la
referencia es solamente el adversario. Con lo cual me aleja del primer
propósito que aboga el juego en zona, que no es otro que conseguir
ventajas numéricas y posicionales en la zona de influencia del juego.

“En la zona el concepto individual del juego desaparece, para


convertirse en, una suma de respuestas individuales” formula Raúl Caneda.

Cuando se juega en zona, si hablamos de orden, deben estar bien


ordenados los conceptos, debemos partir que conceptualmente el fútbol se
fundamenta en 11 situaciones de 1 x 1. Generalmente lo que se pretende es
que cuando se produzca la entrada se efectúe en las mejores condiciones
tanto individualmente (orientación, temporización, entrada…) como
colectivamente (coberturas, basculaciones…). Es decir iremos sumando
conceptos hasta el desarrollo del juego del conjunto.

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Desde una óptica ofensiva.

Tendremos presente que jugar en zona engloba atacar y defender.


¡Que ocurre! ¿No se juega en zona ofensivamente? Es decir, que en ataque
¿no se busca superioridad numérica, posicional? ¿El equipo no tiene que
estar agrupado? ¿No existen ayudas? ¿Mientras se ataca no debe preverse
una perdida de balón? (aquí entra el equilibrio, con lo cual no disociamos
ataque y defensa ¿Se puede ser equilibrado en ataque y desequilibrado en
defensa o viceversa?) ¿No debo tener presente el espacio, el tiempo, el
balón, compañeros, adversarios, altura del campo…?... El divorcio ataque-
defensa sólo existe en los libros de texto, no se pueden separar son la cara
de una misma moneda. Desde el rigor metodológico os hago la siguiente
pregunta ¿Quién ha analizado y desarrollado la teoría del fútbol? ¿Nos
hemos edificado al amparo de esta teoría? ¿Hemos encontrado
incoherencias en nuestra andadura entre la teoría, la práctica y sus
consecuencias? ¿No somos capaces de
reciclar las mismas?.

Raúl Caneda nos nutre con la


siguiente argumentación“Un entrenador
se puede considerar capaz, cuando es
capaz de teorizar”.

Consecuentemente en ambas
ópticas para llegar al juego colectivo e
interpretarlo gestaremos constantemente
conductas psicomotrices
extremadamente colaborativas para
combatir o neutralizar al adversario. Este intercambio de funciones obliga a
un funcionamiento colectivo y constata el divorcio hombre y zona. Arrigo
Sacchi manifiesta que “Es correcto comprender la preparación del deporte de
equipo como el desarrollo de la capacidad creativa en la persecución del
proyecto del juego colaborativo”.

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Considero entonces que JUGAR EN ZONA es resolver las
situaciones de influencia del juego (ataque/defensa) en las mejores
condiciones. Significa por tanto que la atención del jugador está centrada
en el desarrollo del juego, para poder facilitar dichas situaciones al
compañero.

Apoyándome en la siguiente ilustración intentaré explicar con la


mayor eficacia lo que entiendo por JUGAR EN ZONA.

En el desarrollo del juego según la imagen ¿Cómo resuelvo la


situación de 1 x 1 (zona de influencia del juego o zona activa) en las mejores
condiciones?

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a) Defensivamente:
• A nivel individual: Con el conocimiento táctico idóneo a través
de la lectura e interpretación del juego del 1 x 1 (orientación
visual y corporal, ubicación de los pies, decisión si entrada o
temporización…).
• Con el aporte colectivo: Buscar ventajas numéricas, tanto
cualitativamente (saber como actuar), como cuantitativamente
(igual o superior número que el adversario) mediante
coberturas, basculaciones, orientaciones, vigilancias…

b) Ofensivamente:
• A nivel individual: Conocimiento táctico idóneo a través de la
lectura e interpretación del juego.
• Con el aporte colectivo: Buscando la superioridad numérica.
Tanto cualitativamente (saber como actuar), como
cuantitativamente (igual o superior número que el adversario)
mediante ayudas ofensivas; 2 x 1, temporizaciones,
desdoblamientos, cambios de orientación, paredes,
triangulaciones…

Es evidente que en las dos situaciones (ofensiva y defensiva) el


equipo debe tener funciones o efectuar movimientos que le permitan
permanecer asociado, junto, “cosido”, es decir en cada una de ellas debe
existir colaboraciones por delante, detrás, a la derecha e izquierda.

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2.- ¿POR QUE UTILIZO LA ZONA?
“La colaboración, es la arquitecta de la zona.”

Porque la asociación fundamentada en la utilización de coberturas,


permutas, temporizaciones…, nos va a permitir adquirir una mayor cohesión
y control del juego defensivo. Paralelamente las acciones ofensivas de
ataque y contraataque, ayudas ofensivas, paredes, desdoblamientos…, se
plantean de forma optimizada ya que se realiza en el hábitat natural de cada
jugador (transiciones más rápidas…) que hermanándolas nos otorgan un
mayor control del juego ofensivo.
La conjunción de estos dos factores
me permite potenciar el primer objetivo
que persigue el juego zonal:
“Búsqueda coordinada de ventajas
numéricas y posicionales (significa que
cuando estas en inferioridad o igualdad
numérica con los argumentos tácticos
idóneos llevas dicha situación a donde tu
crees conveniente), en las zonas donde
evoluciona el balón tanto ofensivamente
como defensivamente”
Simone Mazzali advierte de una cuestión primordial “Jugar en zona
obliga a que exista una participación activa y global del colectivo
sincronizando los movimientos de todos los jugadores con respecto al espacio
y al tiempo; determinando en función de las posibilidades y capacidades del
equipo y conocimientos tácticos adquiridos, el grado de eficacia y
rendimiento” coincidiendo Lillo que “Es un concepto que permite el reparto
de esfuerzos ya que los espacios los distribuimos nosotros, no los adversarios.
La zona dota al conjunto de un concepto integral”.

Los equipos que viven de su calidad ofensiva descansan en la zona.

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3. ACERCAMIENTO AL PENSAMIENTO ZONAL.
“En la exigencia está la virtud,
pero como estimulo no como carga”.

Para adentrarse inicialmente y sumergirse posteriormente en el


“Olimpo Zonal”, estaremos obligados a comprender que este recorrido sólo
puede efectuarse de manera eficaz si somos capaces de “instalar” nuestro
pensamiento en el “marco de la colectividad”, partiendo de la creencia
madre que su productividad estará refrendada si el individuo considera que
su mayor rendimiento personal lo establecerá a través de su integración y
solidaridad con el grupo.

Como explica José Carrascosa “Todo equipo es un grupo, pero no todo


grupo es equipo”. Jesús Cuadrado añade “Un grupo es simplemente la
reunión de varias personas en un determinado contexto. Pero para que exista
equipo se necesita un establecimiento de funciones y tareas, un sentimiento de
identidad, afinidad y cohesión (Unir esfuerzos para buscar un objetivo
común)”.

Si no colaboramos y confiamos en el compañero no existe juego en


zona. “En la zona los problemas son colectivos; todo es de todos y nada es de
nadie” advierte Lillo. Debemos “hacer a uno participe de lo que uno tiene”
aconseja Unamuno. Fomentaremos una dimensión extremadamente
colaborativa, de solidaridad, de compromiso, en definitiva, de querer ser
equipo. Primero el equipo y después yo. Buscaremos patrones
colaboradores no distanciadores. Es fundamental “llevarse bien con el
vecino”.

Todos trabajan para el colectivo y el trabajo en equipo logrará


potenciar y destacar las características de cada uno. Las individualidades
potencian al colectivo y viceversa. En la misma línea se expresa Rafa
Benitez. “Para jugar en zona, existe la necesidad de una adhesión convencida.
Implica una absoluta concentración, mucha sincronización de movimientos, un

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deseo de aprender superior a lo acostumbrado. El concepto básico es que
todos trabajan para el equipo y el trabajo de equipo logrará potenciar y
destacar las características de
cada uno”

“El fútbol es un juego de


equipo que requiere un grado
máximo de capacidad de
comunicación y cooperación. Se
debe concienciar al jugador para
desarrollar el sentido colectivo, el
compañerismo, la ayuda mutua y
la subordinación de los intereses
personales a la colectividad. El
individuo es formado por el
equipo” sostiene Chema Sanz.

Javier Azkargorta argumenta acerca del PENSAMIENTO EN EQUIPO.


“Cuando una persona acepta integrarse en un grupo de trabajo acepta una
fórmula de comportamiento, no piensa sólo para él, pero no es fácil renunciar
a una dinámica particular por una dinámica de grupo”.

Consideraremos finalmente que la calidad de las respuestas zonales va


a depender de los pensamientos zonales, pero con una idea única. El juego
en zona no admite la duda, no admite la desobediencia porque crea
debilidad en el colectivo. El juego en zona no se estudia, se interpreta y se
expresa a través de las convicciones.

“Equipo y servicio son conceptos sinónimos, sin el segundo no cabe


hablar del primero”, nos recuerda Víctor Frankl a raíz de su dramática
experiencia en Austswich y afirma “que la motivación más cuajada y sublime

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de una persona cultivada al máximo, de todo hombre o mujer que aspira a la
plenitud, es trascender su propia mismidad y trabajar al servicio de una causa
o proyecto que dé sentido a su vida”.( Víctor Frankl. El hombre en busca de
sentido, 1987, citado por Santiago Alvarez de Mon)

PARA REFLEXIONAR
“La manada es la fuerza del lobo” R. Kipling.

“El mejor líder es el que apenas se hace notar, no aquel al que la gente obedece y aclama, ni
al que todos desprecian. El buen líder habla poco, y cuando ha concluido su trabajo y
alcanzado su propósito, la gente dirá: <lo hicimos nosotros>”. (Lao Tse)

“No preguntes que pueden hacer por ti tus compañeros de equipo. Pregunta lo que puedes
hacer tu por ellos” (Magic Jhonson)

“Dos son mejor que uno, si los dos actúan como uno” (Krzyzewski, Mike . 2000, citado por
Santiago Alvarez de Mon)

“Los buenos equipos se transforman en extraordinarios cuando sus jugadores confían unos en
otros y supeditan el yo al nosotros”. (Phil Jackson,1995, citado por Santiago Alvarez de Mon).

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4.- MENTALIDAD ZONAL.

4.1.- EQUIPO AMBICIOSO.


“Iré a cualquier sitio siempre que
sea hacia adelante”. Dr. Livingstone.

Creer en lo que se hace es el mejor argumento para acercarse al éxito.


Equipo ambicioso es aquel que entiende que cuando se compite solo hay un
camino ser el mejor. Tendremos presente que los ganadores provocan que
las cosas ocurran sin esperar que suceda por si mismas.

Partiremos constantemente de querer que nuestro equipo sea


protagonista, para eso debe tener una mentalidad ganadora, apostar a
ganador. No nos olvidemos que la única batalla perdida es aquella que uno
se deja perder. Gane o pierda creeré que siempre he dado un paso hacia
adelante. La respuesta a ¿Quién me cura de la derrota? Es: el siguiente reto.
Orison S. Marden apunta “No se sale adelante celebrando éxitos sino
superando dificultades”. Nuestro punto de partida siempre estará en la
cabeza, en la inteligencia.

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Se puede fallar y aun así seguir sintiendo que el juego en zona es una
“errata” que siempre tiende a la eficacia y que está se obtendrá con la suma
de convencimientos.
4.2.- MOVERSE HACIA EL ESFUERZO.
El futbolista que juega en zona va a ser un “empleado” muy ocupado,
movido hacia el esfuerzo, dentro
de la cohesión interna. La zona es
un hotel donde no tienen cabida
los huéspedes que no pongan de
moda la actitud. Lo bueno de la
entrega es que hace sentir a uno
que se encuentra cerca de la
recompensa, está estará en
proporción a la energía que uno
produzca. Los grandes
vendedores se escudan en el
siguiente mandamiento: “Nunca
prometas lo que no puedas dar y
siempre da más de lo que has
prometido”.

4.3.- PREDISPOSICIÓN ANIMICA.

Evitaremos el ¿No podemos hacerlo? Y diremos ¡tenemos que hacerlo!


para ello modificaremos hábitos mentales y pautas de actuación. Hay
equipos con pasividad vital. Gestaremos un equipo con una extraordinaria
seguridad en si mismo, sabiendo lo que se desea. La diferencia entre un
buen equipo y uno regular se encuentra en la forma de entregarse, no
podemos poner el piloto automático e ir permanentemente con la misma
actitud. Una mentalidad deportista debe estar tomando siempre impulso.
No se puede tener a media asta la ambición.
Hay que entender que debemos sumergirnos con ganas, no quedarse
en la superficie. Apostar a todo o a nada. O gana él, o gano yo, ¡Pero gano

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yo! Generalmente gana el que más predisposición anímica tenga. “El
hombre que gana es aquel que cree poder hacerlo” matiza R. Kipling.
En definitiva, estaremos siempre en constante evolución para no
acomodarse, para despertar un espíritu lógico de ambición que todo
deportista debe tener para endurecerse mentalmente.

B- CONSIGNAS GENERALES EN DEFENSA

1 El primer mandamiento
defensivo es NO PERDER EL
BALÓN, así no tenemos que
recuperarlo. Es importantísimo
que el jugador se
responsabilice del mismo.
2 Aptitud/actitud: Primero se
quiere (por que se siente),
después nos movemos (por
que nos atrevemos).
Tendremos que exponer
continuamente.
3 Compromiso anímico colectivo
con la idea de sensación de
superioridad (incomodidad para el rival, que quiera que acabe el
partido, crearle inseguridad, desgaste…).
4 Anticipación mental constante, el mejor defensor es el que adivina las
intenciones del poseedor. Hay que jugar con las mismas.
5 “Defender no es interrumpir el juego, sino recuperar la pelota, es decir,
quitársela a un adversario y dársela a un compañero” afirma Menotti.
6 Defendemos para atacar. Estar organizados no es un fin, es un medio. El
fin es hacer gol.

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C- CONTEXTOS PROPICIOS Y ADVERSOS
PARA SU UTILIZACIÓN

Las conclusiones vertidas en este apartado nacen del análisis y del


intercambio de impresiones con Alberto Argibay, así como de la
observación atenta durante mi colaboración en la grabación del video “Los
secretos de la Zona” (1.996) y que sintetizo y expongo a continuación:

CONTEXTOS PROPICIOS
1 Sentido colectivo de la defensa.
El equipo se organiza defensivamente, colocando sus líneas de un modo
escalonado, de manera que juegan en relación a balón y espacio. Se obliga
a que el juego de ataque contrario lleve menos profundidad obligándole a
desarrollarlo desde zonas menos favorables. Es decir, aumenta el carácter
colectivo de la defensa. Los
errores individuales son
corregidos por sus compañeros.

2 Orientación de las líneas


de pase al contrario.
Teniendo en cuenta que
defendemos en función del balón
y el espacio, podemos obligar al
contrario a buscar sus líneas de
pase en la dirección que nos
interesa, jugando con nuestra
colocación y con los ángulos de
entrada al balón. Favoreceremos
un juego predecible hacia las
zonas que más nos interese

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3 Defensa con superioridad numérica.
El sentido colectivo hace que ayudemos constantemente al
compañero que defiende al poseedor del balón mediante coberturas.
Buscamos, de ese modo, la constante superioridad defensiva en la zona del
balón. En caso de inferioridad numérica nos permite efectuar la acción del
adversario de manera ralentizada permitiendo los oportunos repliegues.

4 Mejor ocupación racional del terreno de juego.


Al distribuirnos mejor en el espacio, podemos reducir este
eliminando la defensa temporal de las zonas más alejadas del balón lo que
facilita defender en un espacio útil, y permite reducir la distancia entre los
hombres de una misma línea o líneas.

5 Mejor defensa del área.


A medida que se acerca el balón
al área, reduciremos las distancias
entre jugadores y líneas lo que
produce una mayor densidad defensiva
dominando así los ángulos de tiro más
favorables.

6 Una presencia intensiva


facilita la precipitación.
La posibilidad de constantes
coberturas, favorece la intensidad
defensiva sobre el jugador con balón lo
que conlleva una precipitación del que
ataca tanto en sus controles como en
sus pases. Romperemos el ritmo del
adversario.

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7 Dificultad para crear espacios libres.
El atacante, tiene dificultades para desplazar al defensor, puesto que
juega desde una zona determinada. Cuando el defensor se desplaza para
intensificar su presión, un compañero domina su espalda mediante
coberturas imposibilitando crear espacios libres.

8 Transición defensa-ataque más rápida.


Al colocar al jugador, en su
puesto habitual-natural, mejora la
predisposición ofensiva, ello facilita
una transición más rápida puesto que
el jugador parte de una posición más
favorable para su rendimiento e
inclusive permite incorporar más
efectivos.

CONTEXTOS ADVERSOS

El juego en zona, conlleva


consigo una serie de automatismos
defensivos, que conociéndolos,
podemos plantearnos como combatirlos. Estos aspectos que
denominaremos desfavorables, el defensor debe conocerlos y entrenar las
soluciones para neutralizarlos.
1 Superioridad numérica en la zona de influencia del juego.
La posibilidad de buscar un 2 x1 en la zona, es una de las acciones
más utilizadas para combatir la zona. Por ello deberemos entrenar
soluciones para reconvertir estas situaciones en acciones de 2x2 ó 2x3 a
través de temporizaciones, coberturas, y basculaciones que nos permitan
una mayor densidad defensiva en la zona balón. Tal circunstancia nos obliga
a adiestrar al colectivo en la búsqueda de ventajas numéricas y obtener con
ello una mayor y mejor eficacia.

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2 Debilidad en los pasillos laterales.
Buscamos una máxima, la de reducir la zona a espacios muy pequeños
para mayor eficacia y rendimiento, esto hace que, sobre todo, nuestra
primera línea de defensa tienda a estrechar la distancia entre sus hombres
por lo que es vital el repliegue individual de los centrocampistas que juegan
por banda.

3 Más concentración e inteligencia táctica.


Como consecuencia de los movimientos en función de las referencias
zonales, el jugador zonista a de tener una gran concentración en el juego e
inteligencia táctica para poder coordinar sus acciones y las de sus
compañeros con la mayor productividad puesto que debe existir una
identificación colectiva.

4 Reducir las zonas al máximo para obtener eficacia.


Si no reducimos el espacio no tendremos efectividad, sobre todo, en
zonas como:
- Pasillos laterales (facilitan el reducir el campo visual al poseedor
del balón).
- Área de penalti (dejaríamos espacio a los ángulos de finalización).

5 Necesidad de más comunicación defensiva.


El juego en zona, se sostiene en la necesidad de constantes
coberturas y permutas, por lo que los hombres que hacen coberturas y
tienen un mayor campo visual sobre la acción que el que defiende al
poseedor del balón, debe comunicarse con este y transmitirle sus
intenciones. Lo mismo debiera suceder a la inversa, en caso de que sea
necesario la permuta. La comunicación verbal favorece una buena
sincronización colectiva, otorgando mayor efectividad a la “recompensa”
defensiva.

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6 Inhibición de los hombres más alejados del balón.
La posibilidad de combinar
ventajas numéricas y cambios de
orientación para combatir la
zona, a que exista la tendencia a
buscar basculaciones sobre la
zona del balón inutilizando las
más alejadas para poder reducir
el espacio.
Esto no debe implicar, que
los hombres más alejados del
balón dejen de realizar
vigilancias defensivas sobre ese
espacio o sobre los hombres que
lo ocupan para evitar ser
sorprendidos con cambios de
orientación o desplazamientos
largos.

D- OBJETIVOS GENERALES DEL ENTRENAMIENTO


ZONAL

1 REDUCIR LA IMPREVISIBILIDAD CON RESPECTO A LA


COMPETICION.
“Recuerda que lo importante no es comer mucho sino
alimentarse bien”.

Todas aquellas facetas del juego influyentes en la competición,


obligatoriamente tienen que estar representadas en el entrenamiento. Este
será eficaz si su contenido cualitativo y cuantitativo extraído del análisis del
jugador y de la competición nos permite “sumar” en la misma.

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“Una vez que conocemos la estructura del fútbol y efectuando el análisis
funcional como deporte de equipo estamos en condiciones de hacernos una
concepción de qué orientación metodológica debe tener el entrenamiento del
futbol” (Romero Cerezo, C. 2000)

Victor Fernández deja la siguiente consigna“Nuestra misión como


entrenadores se centra en observar y analizar las diversas posibilidades
que exterioriza este deporte y aprender a transmitirlas; intentando
colaborar con ello a que estas tareas conviertan a nuestros <alumnos> en
jugadores pensantes, educarlos a que perciban, analicen e interpreten
tanto desde una perspectiva individual como colectiva, de la forma más
optima posible, las distintas situaciones que se vayan produciendo, ir
adaptándose a ellas, identificarlas y que la estimulación de su capacidad de
decisión les permita ser capaces de generar respuestas adecuadas a estas
circunstancias, para, posteriormente ejecutarlas correctamente,
procurando que esta sea inesperada para el rival” y no menos clarividente
resulta su siguiente reflexión “Todas las actividades que generemos,
estarán enfocadas, partiendo en principio de la idea de juego que rige el
equipo. Para ello, el camino a seguir para el desarrollo de cualquier tarea,
es conocer los medios técnicos y tácticos que tenemos a nuestro alcance
(conocimiento del futbolista). Debemos estructurarlas racionalmente,
desde el contexto de la competición, y evitando utilizar medios
esteriotipados o estándar (aquí va a ser determinante la capacidad de
observación y análisis del entrenador). Me inclino por elegir actividades,
partiendo de las diversas reflexiones del último encuentro, o bien de las
exigencias del próximo”.

El grado de eficacia en la competición será mayor si integramos e


implicamos en los contenidos diarios, propuestas encaminadas a fortalecer
los mecanismos decisionales (tácticos-cognitivos). No sólo nos permitirá
comprender cualitativamente el juego, equiparando lo más y mejor posible
entrenamiento – situación real, sino también mejorar y dar réplica a la

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retahíla de interrogantes ¿cuándo?, ¿cómo?, ¿dónde?, ¿por qué?, ¿quién?,
¿quiénes?
Lillo propone que “La
metodología básica de estas
actividades ha de consistir
en provocar situaciones en
las que el jugador tenga
que pensar constantemente
y que mejoren las
respuestas del juego.
Deberemos recurrir a
formas de entrenamiento
encaminadas a desarrollar
la inteligencia del jugador
tanto para el juego con balón como sin él, que le permitan percibir todas las
posibilidades que existen alrededor suya y que busque sus respuestas sin que
el entrenador le diga las soluciones, es decir que tenga lectura o
interpretación del juego”.
Debemos entender que el fútbol es una globalidad y por lo tanto el
aprendizaje debe partir de esa globalidad en la cual el jugador vaya dando
respuestas a las distintas situaciones que se le van planteando, aunque a
veces existan situaciones que obliguen a una intervención puntual y
analítica.(Ésta es la diferencia de la anterior en que no toma en cuenta la
propia dinámica del juego)
2 CONSEGUIR RENDIMIENTO INDIVIDUAL Y COLECTIVO
“¿Alguna vez ha trabajado con un equipo de gente capaz de funcionar a
la perfección? Lo más probable es que le haya ocurrido sólo una o dos veces
en la vida. Seguramente era un grupo de personas que confiaban unas en
otras, unían sus fuerzas, compensaban sus debilidades, se fijaban objetivos
más altos de los que hubiesen propuesto de manera individual, y el resultado
de la combinación era extraordinario”.(Peter Senge citado por Luis Casais-
2005)

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Cuanto mayor capacidad individual, más posibilidades de eficacia
técnico-táctica colectiva. Las individualidades destacan a través del
colectivo y no al revés. Un jugador es más importante cuanto más lo sea el
colectivo.
Con autoridad y conocimiento de causa postula Lillo “La táctica nace de los
problemas que plantea el juego por un lado, y de las soluciones que encuentra
el jugador para esos citados problemas, y todo esto trasladado a la
colectividad, la génesis es el juego y el jugador. La unión tiene que ver con la
zona, si no hay solidaridad no hay ayudas, apoyos…. “

Viene a proponer la misma idea Luis Casais “Aparentemente, no


parece complicado el conseguir que un grupo de personas, en este caso
futbolistas, manifiesten durante la acción de juego un comportamiento no
singular como jugadores, sino plural como equipo. Ello lleva a que
necesariamente tengan que asumir criterios decisionales similares ante

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situaciones que juzguen
de aplicación de los
mismos principios. Se
trata de unificar pautas
comportamentales, de
forma que todos actúen
bajo las mismas
directrices, con el objetivo
de conseguir una acción
final integrada. De está
forma, ante situaciones del
juego deberían asumir
modelos de
comportamiento similares,
respondiendo ante los
mismos hechos con las
mismas conductas”. El
mismo autor apunta “Para
conseguir un equipo de
nuestro grupo de
jugadores necesitaremos una serie de requisitos previos: que los jugadores
unifiquen patrones decisionales, esto es, que valoren de la misma forma una
situación, y que seleccionen las mismas respuestas”. Terminando por recalcar
Lillo “La zona constituye la expresión de un sentimiento que fomenta la
dimensión colectiva e inteligente del juego. Representa solidaridad,
compromiso y ser equipo. En la zona los problemas son colectivos; todo es de
todos y nada es de nadie”.

Se adentra en las afirmaciones anteriores Pacho Maturana para


dejar constancia que “el fútbol es una combinación de organización
colectiva, pero de exaltación de la capacidad individual”

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3. GESTAR UNA CULTURA TECNICO- TACTICA.
“Aspiro a dirigir a un tipo de jugador
capaz de comprender el fenómeno táctico
en su totalidad” Marcelo Bielsa.

El juego tiene unos conceptos generales que lo definen. Que los


transmitiremos a través de un lenguaje táctico común. Necesitamos generar
un código táctico para establecer el funcionamiento colectivo.
Luis Casais formula certeramente “El entrenamiento de la táctica no es más
que un entrenamiento colectivo e individual de la toma de decisiones”. Y
continua enriqueciendo su
propia reflexión “el
entrenador decide el patrón de
conductas a modelar: qué
estímulos son los importantes
(situaciones del juego) y qué
decisiones hay que tomar
(procedimientos táctico-
estratégicos a realizar) y debe
lograr que todos los jugadores
interioricen de forma uniforme
esas pautas comportamentales.
Así conseguirá que
percepciones y actuaciones de
los 11 jugadores, se conviertan
en una misma forma de ver el
juego y una forma común de
resolverlo e intervenir sobre él”.
Victor Fernández postula desde su convencimiento “La técnica y la
táctica irán hermanadas tanto desde una óptica individual como colectiva,
porque considero que el jugador de fútbol tiene que ser consciente de que la
mejora de su calidad técnica y su buena utilización, le va a permitir no tener

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tanta dependencia del balón, con lo cual dispondrá de más tiempo para captar
información del juego, que es lo que demanda el fútbol actual”.

4. AVERIGUAR DONDE ESTA EL ROL DEL ENTRENADOR, LOS


JUGADORES Y SU CAMINO.
“Mostrar un camino es crear diferentes llamadas que sigan una misma
razón” (Proverbio Chino)
Debemos entrenar con el propósito y la responsabilidad diaria de que
el futbolista mejore la comprensión en el juego y averigüe las
soluciones sin decírselas. Le
orientaremos para que
aprenda a jugar (extrayendo
lo mejor de su capacidad
reflexiva), no le enseñaremos
a hacer jugadas. Para obtener
el máximo rendimiento es
importante que el entrenador
vea al jugador como un ser
con capacidad de mejora.

A la hora de manifestar nuestra


idea y sentir, tendremos en
cuenta que nosotros somos
dueños de la orientación
táctica durante los
entrenamientos (generaremos
un marco de actuación, basado
en las características de la plantilla, sobre la cual se moverán en función de
las distintas circunstancias) Pero en la competición la táctica pasa a ser
propiedad del jugador, las decisiones finales en el desarrollo táctico del
juego pertenecen a los jugadores que decidirán ante las cambiantes
circunstancias que el juego le vaya ofertando.

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Refuerza Lillo este sentir argumentando “El jugador ha de conocer el
porqué de cada cosa y para esto hay que conocer el juego… ya que lo que
busco es que el jugador sepa resolver las situaciones por sí mismo, cualquier
tipo de situaciones, basado en una buena cultura táctica. De nada sirve que
sepamos muchos conceptos si no sabemos transmitirlos y entrenarlos, que es
lo más complejo, hacérselo ver a los jugadores y que los jugadores lo sientan.
No es lo mismo leerlo que saberlo, ni saberlo que entrenarlo, ni es lo mismo
hacérselo ver a los jugadores que saberlo tú”.Y Chema Sanz aconseja “Pensar
siempre, correr cuando sea necesario. El jugador tiene que jugar mejor, no
correr más, sabiendo que cuanto mejor se juega, mucho mejor se corre”.

Advierte Oscar Cano sobre esta cuestión primordial frecuentemente


ignorada por los técnicos “el entrenador no sólo será un preparador de
futbolistas, sino debe ser un constante creador de conocimientos captados de
la verdadera lógica del fútbol”.

Valdano nos incide en referencia a los primeros que: “el entrenador


propone y el jugador dispone, pero los límites que impone la táctica son cada
día más carcelarios para la expresión de los nuevos talentos.
Lástima”.Mientras Angel Cappa pone el dedo en la llaga con el bisturí de
cirujano al certificar que “el jugador del fútbol perdió la pasión; y perdió la
pasión porque muchos entrenadores les dicen, Vd. haga lo que yo le digo y
punto. Entonces les dan la tarjeta de embarque, la hora a la que se levantan,
que tienen que comer, a que hora se acuestan, cuando se tienen que dormir, le
masajean, le ponen aquí, le ponen los pantalones, le sacan a la calle…
Entonces no piensan, ¿Cómo van a tener alegría y van a tener pasión? Todos se
lo dicen”.Esta afirmación lleva implícita la “denuncia” en referencia al
jugador “al abandono” a su personalidad y su acercamiento e “ingreso” al
mundo autómata. En términos semejante se manifiesta Valdano. “Un jugador
tiene que saber dos cosas: a qué juega su equipo (la obra general) y a qué
juega él dentro del equipo (su papel dentro de la obra). Sin tener claras estas
dos referencias, no se puede salir ni al campo. Teniéndolas claras, es

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importante buscar los estímulos que nos ayuden a jugar con entusiasmo y, si no
se encuentran, hay que dedicarse a otra cosa o activar el profesionalismo”

Guillermo Masutti apela a la comunicación como receta para su buen


entendimiento y por ende su consecuente rendimiento “El mayor trabajo del
director es durante el ensayo. Si trabaja bien, en la función se dará el diálogo
entre el director y los músicos. Su tarea es permitir que el diálogo se dé. Lo
más hermoso que puede hacer el director es lograr conversar con los músicos.
Dirigir es lograr ese intercambio. No sólo debe rescatar lo que hago como
músico, sino también generar ese diálogo. Encontrarse con la mirada del otro
es un momento humano sublime, intenso. Eso lo permite, lo genera, el buen
director”. (Guillermo Masutti, 2004, citado por Santiago Alvarez de Mon del
caso del IAE/universidad Austral <Ángel Mahler-Director de Orquesta>
cuyo autor es Rubén Alfredo Figueiredo)

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5. SIMPLIFICAR.
“La calidad de la información es la obligación, la cantidad la
amenaza”

El futbolista al igual que la sociedad actualmente despersonalizada,


estandarizada y con comportamientos autómatas no esta preparada para
recibir mucha información.

Por lo tanto el entrenamiento ha de basarse en dar información simple


(“Simplificar tiene la ventaja de no crear problemas adicionales o, lo que es
mejor aún, de no inventar problemas donde no existen” Jorge Valdano y Juan
Mateo) y referencial (equipo contrario, tipo de ataque, situaciones de
inferioridad, igualdad…) al jugador para que luego él sepa interpretar las
soluciones a los problemas que le planteará el juego.

No se trata de hablar mucho, sino bien. Tenemos que conseguir con


la mayor economía de palabras, el mayor efecto. Hablar más no es más
eficaz que hablar mejor. No importa la cantidad de información que se
tenga, sino como la entregues ordenada. Como argumenta Bernardino de
Rebolledo, “No sabe más el que más cosas sabe, sino el que sabe las que
más importan”.
Las cosas sencillas no necesitan ser complicadas para parecer más
interesantes o para parecerlo nosotros. Parece que algunos están
enamorados del sonido de su voz. Debemos abonarnos a lo sencillo y
“pelear” contra la complicación.

Si exigimos a nuestros jugadores que el mejor atajo para la eficacia es


simplificar, jugar a no equivocarse; es decir a eliminar lo innecesario o
irrelevante dando protagonismo a lo necesario o relevante; entenderemos
que el contenido de nuestros pensamientos adquirirá el mismo sendero.
Tienen que servirle por tanto de estimulo no de carga. “Más vale una palabra
acertada que cien atolondradas”.

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Tenemos que ser
conscientes que mucha
información puede llegar a
bloquear o nublar la mente
de los jugadores. No nos
olvidemos que podemos
llegar a “encarcelar” su
mente. La artimaña para que
la mente perciba y decida a
la máxima velocidad y
eficiencia es recortar la
información. Debemos
reducir el “ruido mental” al
jugador “aligerarle el
equipaje en la
mente”.Tendremos presente
que la simplicidad es la madre de la velocidad. “La falta de sencillez lo
estropea todo” nos aconseja Miguel de Unamuno. Y como escuche alguna
vez “las grandes ideas casi siempre se expresan con palabras simples”.

Es innegable que las palabras tienen mucha importancia porque por ellas
nos comprendemos y son la llave del conocimiento y de la información, pero
debemos de entender, pero el bombardeo de información es incapaz de
absorberlo la mente, genera ansiedad. Estamos “reduciendo” la necesidad
que le exigimos, la de reflexionar. La palabra no se usa para dar un “paseo”
a la lengua, si no para regalar algo al oído. Lo importante no es hablar con el
otro, si no que lo entienda.

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Aunque entendamos que debemos de escuchar el doble de lo que se
habla, nuestros requerimientos verbales (pensamientos, reflexiones) se los
debemos entregar con significado, escuetos (concisos) pero productivos.
Aun así estamos obligados a tener presente para ello la reflexión de Albert
Einstein. “todo ha de hacerse lo más simple posible, pero no más simple”.

PARA REFLEXIONAR

“Bienaventurados los simples porque tendrán mucha paz” (Jack Trout)


“Una palabra mal colocada estropea el más bello pensamiento” (Voltaire,
escritor Francés)
“Hay que hablar buscando menos el efecto y más la sustancia”
“Una persona debe aprender de lo que se hace y lo que se dice”
“A veces es mejor observar que hablar. Observar y aprender. Y una vez que sabes
entonces, ya puedes tomar la palabra.”(Zidane, 2006)
“A veces has de permanecer en silencio para que te escuchen” (Stanislaw Lec)
“Eres dueño de lo que callas y esclavo de lo que dices” (Anónimo)
“Mejor que levantar la voz, reforzar el argumento” (George Herbert)
“Habla solamente cuando tus palabras sean más importantes que el silencio”
(Buda)

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