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CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

SALA DE CASACIÓN CIVIL

Magistrado Ponente
FERNANDO GIRALDO GUTIÉRREZ

Bogotá, D.C, veintisiete (27) de noviembre de dos mil trece (2013)

Discutido y aprobado en Sala de veintisiete (27) de noviembre de dos mil trece (2013).

Ref: Exp. T. N° 6800122130002013-00324-01

Decide la Corte la impugnación formulada respecto del


fallo del 1° de agosto de 2013, proferido por la Sala Civil-Familia del
Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bucaramanga que concedió
el amparo que Ana Cristina Castellanos Amado formuló en
representación de Aura Cristina Barrera Castellanos, contra el
Juzgado Segundo de Familia de la misma ciudad, siendo vinculado
Jorge Eliécer Barrera Hernández.

ANTECEDENTES
I.- Obrando en condición de madre de la agraviada, la
promotora sostiene que le fue vulnerado el derecho al debido
proceso.

II.- Señala como lesiva a sus garantías la decisión de


no librar mandamiento de pago por los intereses legales sobre las
cuotas de alimentos y gastos de vestuario, así como por la
indexación de las prestaciones reclamadas, en el ejecutivo que
promovió contra Jorge Eliécer Barrera Hernández.

III.- Apoya la protección en los siguientes supuestos


fácticos (folios 2 a 6, cuaderno 1):

a.-) Que con la aludida demanda pidió el recaudo


forzado de cinco millones cuatrocientos cincuenta y nueve mil
trescientos trece pesos con setenta y cinco centavos ($5’549.313,75)
por concepto de saldos de cuotas alimentarias insolutas durante los
años 2008 a 2013; sus intereses legales del seis por ciento anual
(6%) anual sobre cada mensualidad; más un millón cuatrocientos
ochenta y tres mil pesos ($1’483.000) por vestuario; los intereses
legales a la tasa antes indicada respecto del último concepto, y la
indexación sobre las anteriores cantidades.

b.-) Que las obligaciones cobradas tienen soporte en


acta de conciliación suscrita entre las partes el 30 de enero de 2003.

c.-) Que el 19 de febrero de 2013, el Juzgado Segundo


de Familia de Bucaramanga libró la orden de apremio por cuatro
millones novecientos treinta y siete mil quinientos treinta y cinco
pesos con ochenta y nueve centavos ($4’937.535,89), por los
incrementos de las cuotas del año 2010 a febrero de 2013, pero la
negó en cuanto a “los intereses legales”, las mudas de ropa y el
reajuste de las sumas deprecadas.

d.-) Que el fundamento de esa decisión consistió en


que de acuerdo con el artículo 1617 del Código Civil, no cabe el
cobro de “intereses moratorios” sobre prestaciones periódicas como
los alimentos y que en el “acta de conciliación”, no se estipuló un
valor en dinero respecto del “vestuario”.

e.-) Que formuló reposición contra el anterior proveído,


que desestimó el juez atacado el pasado 13 de junio.

f.-) Que el pronunciamiento censurado configura una


vía de hecho porque el artículo 498 del estatuto procesal civil, en
modo alguno prohíbe el cobro de réditos sobre cuotas de alimentos;
desconoció el artículo 16 de la Ley 446 de 1998, que impone al juez
el deber de actualizar las condenas; se interpretó equivocadamente
la jurisprudencia constitucional, al deducir que ésta restringió el
ajuste de cifras al caso de ocultamiento de la verdad con respecto a
la capacidad económica del alimentante, y porque pese a que en el
acta de conciliación no se registró un valor en dinero, se presentó el
fenómeno de la subrogación toda vez que la ejecutante asumió el
costo del ajuar de su hija.

g.-) Que la alimentaria es mayor de edad, quien fue


declarada interdicta mediante sentencia judicial.
h.-) Que apeló el auto que negó parcialmente la orden
de pago, pero no fue otorgada.

IV.- Pide que se invalide la providencia del 13 de junio


de 2013 y, en su lugar, se ordene la indexación de las cuantías
decretadas, más los intereses legales sobre las mismas y el pago de
las prendas de vestir deprecadas (folio12, cuaderno 1).

RESPUESTA DEL ACCIONADO Y VINCULADOS

El funcionario de conocimiento señaló que no ha


vulnerado ningún derecho fundamental toda vez que respetó las
formas propias del proceso (folio 51, cuaderno 1).

Jorge Eliécer Barrera Hernández manifestó que ha


cumplido a cabalidad con el acuerdo conciliatorio, cancelando mes a
mes los alimentos estipulados, más sus respectivos incrementos.
También dijo que ha entregado a su hija las cuatro mudas de ropa
anuales desde el año 2003 hasta el presente; que la negativa al
cobro de intereses sobre las cantidades incoadas y a su indexación
tiene sustento en criterios jurisprudenciales que respaldan la
resolución reprochada (folios 52 a 59, cuaderno 1).

FALLO DEL TRIBUNAL


Concedió el amparo dejando sin efecto el auto
censurado y ordenó resolver de nuevo el recurso de reposición
contra el mandamiento de pago en la parte que no ordenó el cobro
por los rubros echados de menos por la actora. Para ello expresó
que la autoridad de conocimiento debió estudiar la jurisprudencia de
esta Sala según la cual, es pertinente el recaudo de intereses en la
forma pedida, así como la indexación de las mensualidades.
También destacó que es factible el reclamo de las “mudas de ropa”
adeudadas e impagadas por el deudor, porque se trata de una
obligación en especie cuyo recaudo forzado está regulado por el
artículo 499 del Código de Procedimiento Civil, atinente a las
obligaciones de dar (folios 96 a 119, cuaderno 1).

IMPUGNACIÓN

El funcionario censurado no expresó las razones de


inconformidad (folio 126, cuaderno 1).

La anterior alzada se concedió en providencia del 20 de


agosto de 2013, pero la Secretaría del Tribunal radicó el expediente
en la Corte Constitucional el pasado 4 de septiembre, y aquella lo
remitió a esta Corporación el 1° de noviembre siendo repartido al
Despacho el 5 siguiente.

CONSIDERACIONES
1.- La controversia se centra en establecer si se
menoscabaron las garantías superiores con el pronunciamiento que
negó la orden de pago frente a los gastos de vestuario, intereses
moratorios sobre las mensualidades de sustento adeudadas y la
indexación de los conceptos solicitados.

2.- Por la consagración constitucional de la autonomía


judicial, las providencias de los jueces o funcionarios que
administran justicia son en principio ajenas al análisis propio de la
acción de amparo prevista en el artículo 86 de la Carta Política; la
excepción a dicha regla, lo ha precisado reiteradamente la
jurisprudencia, se presenta en los eventos en los que la respectiva
autoridad profiere alguna decisión ostensiblemente arbitraria y
caprichosa, esto es, producto de la mera liberalidad, a tal punto que
configure una “vía de hecho”, y bajo los presupuestos de que la
persona afectada acuda dentro de un término razonable a formular la
queja, y no tenga o haya desaprovechado otros remedios ordinarios
y efectivos para conjurar la lesión de sus garantías superiores.

3.- Para los efectos del análisis que se realiza se


encuentra probado:

a.-) Que Aura Cristina Barrera Castellanos, quien


cuenta con veinte años de edad, es hija de Jorge Eliécer Barrera
Hernández y Ana Cristina Castellanos Amado (folio 9, Corte).

b.-) Que el 3 de enero de 2003, los padres de la citada


celebraron una conciliación, donde pactaron que Barrera Hernández
se comprometía a pagarle a su hija la suma de cuatrocientos mil
pesos ($400.000) mensuales de cuota alimentaria, que se
incrementaría a partir del mes de enero de cada año y en el mismo
porcentaje que el salario mínimo, así como el suministro de cuatro
mudas de ropa anuales (folio 12, ibídem).

c.-) Que en fallo del 28 de agosto de 2012, se declaró


interdicta a Aura Cristina Barrera Castellanos por demencia,
designándose como curadora a su progenitora (folios 14 y 15,
ibídem).

d.-) Que el 19 de febrero de 2013, la quejosa radicó


demanda ejecutiva contra Barrera Hernández, para obtener el pago
de cinco millones quinientos cincuenta y nueve mil trescientos trece
pesos con setenta y cinco pesos ($5’459.313), por concepto de
saldos de cuotas alimentarias atrasadas desde enero de 2010, hasta
la presentación de la demanda; un millón cuatrocientos ochenta y
tres mil pesos ($1’483.000) por vestuario; intereses de mora a la tasa
del seis por ciento anual (6%) sobre los anteriores rubros y su
indexación (folios 14 a 19, cuaderno 1).

e.-) Que en la misma fecha, el Juzgado Segundo de


Familia de Bucaramanga libró mandamiento ejecutivo por cuatro
millones novecientos setenta y tres mil quinientos treinta y cinco
pesos con ochenta y nueve centavos ($4’973.535,89) como
“sumatoria de los incrementos del valor de la cuota alimentaria
pactada entre las partes y adeudada entre enero de 2010 y febrero
de 2013”. Sin embargo, se abstuvo de hacerlo por el vestuario,
intereses legales e indexación de esos emolumentos (folios 20 al 21,
ibídem).
f.-) Que en interlocutorio del pasado 13 de junio, el
juez encartado desestimó la reposición presentada por la actora, con
fundamento en que los artículos 1617 del Código Civil y 498 del
Código de Procedimiento Civil prohíben el cobro de intereses sobre
prestaciones periódicas, la jurisprudencia constitucional sustenta tal
razonamiento y porque en el acta de conciliación no se estipuló con
claridad la cantidad correspondiente a vestuario de la alimentaria
(folios 32 al 37, ídem).

4.- Se refrendará parcialmente la determinación


cuestionada, por las razones que pasan a mencionarse:

a.-) Para negar el mandamiento de pago por los montos


atinentes a vestuario, el juzgador censurado, al resolver el recurso
que interpuso la querellante, expresó que no se trata de una
prestación de dar o entregar, sino que se pide su valor representado
en dinero, que no aparece cuantificado en el acta de conciliación
soporte del cobro.

Dichas motivaciones no aparecen afortunadas, porque se


limitó a examinar si el título ejecutivo, esto es, el acta de conciliación,
contenía o no las obligaciones que echa de menos la accionante,
desconociendo que los créditos de vestuario, no necesariamente
deben estar precisados y cuantificados, sino que basta con que sean
contemplados en el documento base de la ejecución y sean
apoyados con otras documentales de las cuales se pueda dilucidar
el valor de la deuda relacionada con esos conceptos.
Eso significa que el juez, al examinar los requisitos del
“título ejecutivo”, deberá verificar no sólo aquél que sirve de génesis
a las prestaciones, sino también los demás elementos de juicio que
lo apoyan para deducir la presencia de un título complejo y que de
ambos aflore una deuda clara, expresa y exigible.

Tal premisa debe regir los cobros por alimentos en los


que se encuentren involucrados menores de edad, como en el
presente caso, en los que debe procederse atendiendo al interés
superior de los infantes y la garantía de que sus derechos
alimentarios sean amparados en debida forma.

La Corte Constitucional, frente a un asunto semejante,


expuso que “resulta usual que dentro de los procesos adelantados
para demandar el cumplimiento de la obligación alimentaria, ésta
sea fijada en forma indeterminada pero determinable,  acudiendo a
fórmulas como la utilizada en el caso que ocupa la atención de la
Sala, en donde el padre responsable resulta gravado con la
obligación de cubrir los gastos de educación de su hijo menor, o los
gastos de salud, o similares. El cobro ejecutivo de las obligaciones
así fijadas, exige la integración de un título ejecutivo complejo,
compuesto por la providencia judicial respectiva, sea la sentencia o
el auto que aprueba la conciliación, y los recibos de pago que
demuestran que dichos gastos se han efectivamente causado y la
cuantía de los mismos. Esta circunstancia no impide el cobro
ejecutivo respectivo, pues hoy es comúnmente admitido que la
unidad del título ejecutivo no consiste en que la obligación clara,
expresa y exigible conste en un único documento, sino que se
acepta que dicho título puede estar constituido por varios que en
conjunto demuestren la existencia de una obligación que se reviste
de esas características. Así pues, la unidad del referido título
ejecutivo es jurídica, mas no física” (sentencia T-979 de 1999).

Y esta Corporación también dijo en otra oportunidad que


“[e]xaminado el material probatorio allegado se desprende que el
accionante  presentó ante el juzgado acusado demanda ejecutiva
(…), con el fin de obtener, con base en la sentencia de divorcio del
matrimonio celebrado entre ellos y unos recibos, que se librara
mandamiento de pago en contra de aquella, por la suma de
$9.690.647.93, correspondientes a la mitad de los gastos de
educación, recreación y vestuario asumidos por el actor durante los
fines de semana y los días de vacaciones, en los cuales tiene a su
cargo a los menores, gastos causados durante el año de 2005 y lo
corrido de  2006. (…) El Juzgado se abstuvo de librar dicha orden de
pago por considerar que los comprobantes de pago que anexó el
accionante no constituían una obligación clara, expresa y exigible a
cargo de la demandada; (…) Y en verdad no se avizora en esas
determinaciones capricho alguno, pues de los documentos
aportados por el frustrado ejecutante no se advierte de manera
resplandeciente la existencia del título ejecutivo por el que reclama.
(…) Trátase por consiguiente de un conjunto de elucidaciones que
no pueden tildarse de manifiestamente arbitrarias o antojadizas,
pues corresponden tanto al examen fáctico que incumbe a los jueces
de instancia como a la labor de interpretar la ley  que es de su
resorte.” (sentencia del 12 de junio de 2006, exp. 2006-00270-01).

b.-) En lo que respecta a los intereses de mora sobre las


cuotas de alimentación insolutas y el monto correspondiente a
vestuario, el funcionario de conocimiento trajo a cuento los
numerales 3° y 4° del artículo 1617 del Código Civil, de los cuales
dedujo que “no hay lugar a perjuicios sean estos intereses u otra
especie, (…) regla aplicable a las rentas y pensiones periódicas,
éstas que comprende necesariamente las mesadas alimentarias a
cargo del alimentante u obligado”. Adicionalmente, señaló que según
el artículo 498 del Código de Procedimiento Civil, “cuando se
persigue el pago de obligaciones alimentarias se librará
mandamiento de pago por las sumas vencidas y las que se causen
pero no hace mención alguna a intereses y mucho menos a
indexaciones”.

Esta apreciación es razonable, pues, partió del análisis al


precepto legal en cita, su hermenéutica no escapa del contenido de
la norma en cuestión, de modo que, ningún desajuste se advierte al
respecto y, por lo mismo, era inviable imponerle al juez encartado
por vía de tutela que impulsara el ejecutivo por tales intereses, al
margen de que el caso admitiera una interpretación diferente a la
que se cuestiona.

En un asunto semejante, la Sala señaló que “[e]l Juzgado


(…), resolvió mantener la decisión de no librar mandamiento de pago
por concepto de intereses legales argumentando, que ‘(…) los
ordinales 3º y 4º del artículo 1617 del Código Civil prevén lo
siguiente: ‘… 3). Los intereses atrasados no producen intereses. 4).
La regla anterior se aplica a toda clase de especie de rentas y
pensiones periódicas’. De donde se colige claramente que las cuotas
alimentarias no producen intereses por tratarse de obligaciones
periódicas; (…) Lo expuesto en precedencia, admite arribar a la
conclusión que el acusado realizó una prudente interpretación de la
situación puesta en su conocimiento, de la cual si bien
eventualmente puede disentirse, no se erige en razón suficiente para
conceder el amparo, pues como de vieja data lo tiene dicho la Sala
‘no constituye vía de hecho las meras discrepancias que se tengan
con las interpretaciones normativas y las apreciaciones probatorias
en las decisiones judiciales, por ser ello de competencia de los
jueces’” (sentencia del 19 de mayo de 2011, exp. 2011-00106-01).

Lo expuesto indica que no se abría paso el auxilio para


ordenar al juez censurado reexaminar su análisis en torno al cobro
de intereses moratorios sobre las prestaciones periódicas objeto de
recaudo forzado, ya que, insístase, la valoración del punto luce
acorde con la normatividad.

Similares argumentos caben respecto del cobro de tales


“intereses” frente al vestuario, pues, aunque esa obligación llegase a
ser exigible, si no hay elementos de juicio para determinar en qué
momento incurrió en mora el deudor, es inviable su cobro.
Únicamente procede el decreto sobre las sumas de ropa que
acreditó haber sufragado la acreedora.

Este razonamiento guarda armonía con lo señalado por


la Sala, en el sentido de que “exigibilidad y mora de la obligación son
dos nociones jurídicamente diferentes, la primera se predica de las
obligaciones puras y simples, esto es, las que no se encuentran
sometidas a plazo, condición o modo, ya porque nunca han estado
sujetas a una cualquiera de estas modalidades, ora porque estas ya
se realizaron, y, por ello el acreedor se encuentra autorizado a exigir
al deudor su cumplimiento aún cuando para el efecto a la realización
coactiva del derecho mediante la ejecución judicial; la mora, en
cambio, supone el retardo culpable del deudor en el cumplimiento de
la obligación, y para constituir en ella al deudor, se requiere que sea
reconvenido por el acreedor, esto es, que se le intime o reclame
conforme a la ley la cancelación de la prestación debida. De tal
suerte que, sólo a partir de surtida la interpelatio puede afirmarse
que el deudor incumplido, además ostenta la calidad de deudor
moroso, momento este a partir del cual puede exigirse el pago de
perjuicios conforme a lo dispuesto por los artículos 1610 y 1615 del
Código Civil, o reclamarse el pago de la cláusula penal, que
entonces se torna exigible de acuerdo con lo preceptuado por los
artículo 1594 y 1595 del Código Civil. Como se ve de lo expuesto, si
una de las partes contratantes incumple con su obligaciones, el
acreedor, por el solo hecho de este incumplimiento no puede
reclamar el pago de los perjuicios que le hubieren sido causados con
el, pues, para ello se requiere constituir en mora al deudor. Sin
embargo, en manera alguna puede aseverarse que el acreedor se
encuentre entonces impedido para exigir el cumplimiento de la
prestación que se le debe, pues este derecho surge de la exigibilidad
de la obligación pactada en el contrato y no de la existencia de la
mora, que son, sin duda, fuentes diferentes. Porque desde aquél
momento pueden los contratantes reclamar el cumplimiento de la
obligación contractual cuya certeza jurídica resulta indiscutible, o
bien en caso de falta de certeza jurídica sobre su existencia o sobre
alguno de sus elementos, pueden los contratantes solicitar
previamente la declaración de su existencia jurídica y su posterior
cumplimiento, o simplemente solicitar este último bajo la condición
implícita de que se establezca dicha certeza” (sentencia de casación
de 10 de julio de 1995, exp. 4540, citada en fallo de tutela del 9 de
agosto de 2012, exp. 2012-01620-00).

c.-) En cuanto a la indexación de las cantidades


demandadas, dijo el funcionario encartado que la jurisprudencia
constitucional invocada para solicitarla no era viable para el caso
concreto porque las providencias citadas se referían a situaciones
distintas a la examinada en este caso, y para ello se apoyó en las
reglas 3 y 4 del artículo 1617 del Código Civil según los cuales, “los
intereses atrasados no producen intereses”, y que “la regla anterior
se aplica a toda especie de rentas y pensiones periódicas”, para
colegir la improcedencia de dicha actualización monetaria.

Las anteriores motivaciones no son satisfactorias ni


solucionan de fondo la inquietud en torno a la viabilidad de actualizar
las sumas de capital por las que se dispuso iniciar el cobro forzado.

Si bien las sentencias C-397 de 1995 y T-1021 de 2007,


refieren a la exequibilidad del artículo 1617 del Código Civil en el
primer evento, y en el segundo a un litigio de revisión de alimentos
en el que el demandado ocultó su condición económica para efectos
de determinar su real capacidad de pago, ello no subsana el error en
la motivación del juez para desechar tal prestación, ya que la
observancia del artículo mencionado es errónea, pues, se trata de un
precepto que alude a las reglas para indemnizar perjuicios por mora
en obligaciones civiles, mas no a la actualización de condenas u
otros conceptos por los que se ejecuta.
Es de advertir que el funcionario censurado olvidó tener en
cuenta que la indexación no tiene carácter resarcitorio, sino que
busca proteger el poder adquisitivo de la moneda, para que el pago
no se vea menoscabado considerablemente por el paso del tiempo y
los fenómenos inflacionarios.

También debe tenerse presente que la alimentaria sufre


una discapacidad mental y, por lo mismo, es sujeto de especial
protección constitucional, situación que amerita atención particular
para efectos de mantener debidamente actualizada la cantidad por
alimentos y vestuario reclamada en la ejecución.

Debe observarse entonces, lo que la Sala de Casación Civil


indicó acerca de la “indexación”, en el sentido de que “la naturaleza
de la indexación no es resarcitoria ni hace parte del objeto de la
pretensión, sino que es una simple variación de las condiciones
externas del perjuicio, debido a la depreciación que sufre el dinero
en el tiempo por la incidencia de ciertos factores de la economía; por
lo que el juez está facultado para decretarla aún de oficio, pues lo
contrario supondría la aceptación de una situación inequitativa en
contra del acreedor. (…) ‘Incurre, pues, en desacierto la censura, en
cuanto en términos absolutos asevera que el pago de obligaciones
dinerarias corregidas monetariamente obedece a la necesidad de
resarcir un perjuicio y que, subsecuente-mente, mientras el deudor
no sea constituido en mora no hay lugar a tal reconocimiento, (….)’
(Corte Suprema, Sala Civil. Sentencia de 14 de febrero de 2005.
Exp.: 7095) …. En consecuencia, el error que se endilga al fallo por
haber ordenado la corrección de la condena del daño emergente
pasado con base en el IPC, no encuentra ninguna comprobación,
como quiera que ese mecanismo es una de las formas usuales de
actualización del valor del dinero. Entonces, habiendo sido solicitada
la indexación por el actor, o aunque no lo hubiera hecho, el juez
estaba facultado para conceder ese rubro en la sentencia” (Cas.
Civil. Sentencia del 18 de diciembre de 2012, exp. 2004-00172-01).

Es por ello que, al hacer mención a fundamentos en


derecho que no tocan lo atinente a la actualización de las cuantías
adeudadas, se incurrió en vía de hecho que ameritaba su enmienda
a través de este remedio extraordinario, como en efecto lo hizo el
Tribunal de primera instancia.

5.- Así las cosas, se modificará la decisión del Tribunal,


para denegar la protección salvo en lo que concierne al estudio
sobre la reclamación de los réditos por mora, y en lo demás, se
confirmará.

DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de Justicia


en Sala de Casación Civil, administrando justicia en nombre de la
República y por autoridad de la ley, REVOCA la sentencia
impugnada, exclusivamente en lo relacionado con la orden de librar
mandamiento de pago por los intereses moratorios sobre el capital
decretado; en lo demás, se CONFIRMA la providencia apelada.
Comuníquese telegráficamente lo aquí resuelto a las
partes y oportunamente envíese el expediente a la Corte
Constitucional para su eventual revisión.

Notifíquese

MARGARITA CABELLO BLANCO

RUTH MARINA DÍAZ RUEDA

FERNANDO GIRALDO GUTIÉRREZ

ARIEL SALAZAR RAMÍREZ

LUIS ARMANDO TOLOSA VILLABONA


JESÚS VALL DE RUTÉN RUIZ

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