GACETA CONSTITUCIONAL

ANÁLISIS Y CRÍTICA

¿Son nulas las investigaciones contra el Presidente

de la República durante el ejercicio de su mandato?
Comentarios al auto de apelación
del Recurso N° 131-2022/Corte Suprema
Are the investigations against the president of the Republic
null and void during the exercise of his mandate?
Comments to the appeal order of Resource N° 131-2022/Supreme Court
Joel E. CÓRDOVA ROJAS*

Resumen: El autor analiza el Recurso de Apelación N° 131-2022/Corte Suprema a través

del cual el Poder Judicial se pronunció modificando una tradición arraigada en nuestro or-
denamiento que consistía en la imposibilidad de realizar actos de investigación en contra
de un Presidente de la República en ejercicio pleno de sus funciones por la posible comisión
de un delito o supuesto distinto a los indicados en el artículo 117 de la Constitución. Así,
analiza el trámite del proceso, examina si dicha prohibición implica que el mandatario
posee “inviolabilidad penal absoluta” y, posteriormente, evalúa de qué manera debe ade-
cuarse el proceso penal con la investigación preliminar a altos funcionarios por la presunta
comisión de algún delito contra la Administración Pública. Finalmente, expone las dife-
rencias que existirían entre la acusación constitucional y la acusación procesal penal.
Abstract: The author analyzes the Appeal N° 131-2022/Supreme Court through which
the judiciary ruled modifying a tradition rooted in our legal system that consisted of the
impossibility of carrying out acts of investigation against a president of the republic in
full exercise of their functions for the possible commission of a crime or assumption other
than those indicated in article 117 of the constitution. Thus, it analyzes the processing of
the process, examines whether said prohibition implies that the president has “absolute
criminal inviolability” and, subsequently, evaluates how the criminal process should be
adapted to the preliminary investigation of senior officials for the alleged commission of a
crime against the public administration. Finally, the differences that would exist between
the constitutional accusation and the criminal procedural accusation are exposed.

Palabras clave: Tutela de derechos / Inviolabilidad penal absoluta /

Acusación constitucional / Presidente de la República Recibido: 16/12/2022
Keywords: Protection of rights / Absolute criminal inviolability / Cons- Aprobado: 09/01/2023
titutional accusation / President of the Republic

* Abogado por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM), con estudios de maestría en
Ciencias Penales por la UNMSM. Ha cursado una especialización en la Universidad de Salamanca,
España, sobre Responsabilidad de la Persona Jurídica. Actualmente, es abogado de la Procuraduría
General del Estado, delegado en procesos penales seguidos contra altos funcionarios.

GACETA CONSTITUCIONAL | Nº 182 • FEBRERO 2023 • ISSN 1997-8812 • pp. 63-72 63

G A C E TA
CONSTITUCIONAL
I. PRELIMINARES
El 18 de noviembre de 2022, la Sala Penal
Permanente de la Corte Suprema emitió
el auto de vista en el Recurso de Apela-
ción N° 131-2022/Corte Suprema, reso-
lución que para nuestra historia jurídica
representa un hito, por cuanto el Poder
Judicial, en doble instancia, se ha pronun-
ciado modificando una tradición arrai-
gada en nuestro ordenamiento, la misma
que consistía en la imposibilidad de rea-
lizar actos de investigación en contra de
un Presidente de la República en ejerci-
cio pleno de sus funciones por la posible
comisión de un delito o supuesto distinto
a los indicados en el artículo 117 de nues-
tra Constitución.
Este pronunciamiento es de vital impor-
tancia no solamente porque varía una
práctica jurídica histórica, sino, sobre
todo, por la importancia del mismo,
toda vez que, en lo sucesivo, las con-
ductas del Presidente de la República
que tengan sospecha de ilicitud penal
podrán ser objeto de investigaciones de
manera contemporánea, lo que deviene
en la consecuente eliminación del idea-
rio jurídico y ciudadano del axioma que
el presidente posee inviolabilidad penal
absoluta, esto es, dicho en otros térmi-
nos, que nuestro sistema penal no puede
hacer que comparezca mientras dure su
mandato.
No olvidemos que desde el nacimiento
de nuestra República a la fecha ningún
presidente constitucional ha sido objeto
de investigación durante el ejercicio de
1 Al respecto, véase: Acuerdo Plenario N° 4-2010/CJ-116, del 16 de noviembre de 2010.
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su mandato presidencial. Esta situación
ha significado muchas veces, en la prác-
tica, la materialización de impunidad por
cuanto se dificultaba la obtención de los
medios de prueba mínimos necesarios
para obtener una posible sentencia con-
denatoria en la medida que el paso del
tiempo exigido (cese del mandato) para
iniciar los actos de investigación ponía
en riesgo la conservación de las fuentes
de prueba.
A continuación, realizaremos un breve
comentario de la antes referida resolu-
ción, partiendo por hacer un breve resu-
men del trámite del proceso, para luego
enfocarnos en los argumentos principales
desarrollados por nuestra Suprema Corte.
II. TRÁMITE PROCESAL
Con fecha 2 de junio de 2022, la defensa
del entonces Presidente de la República,
José Pedro Castillo Terrones, interpuso
una tutela de derechos1, regulada en el
artículo 71 numeral 4 del Código Proce-
sal Penal, en contra de la disposición de
la Fiscalía de la Nación N° 6 (de fecha 27
de mayo de 2022), emitida por el enton-
ces Fiscal de la Nación, Pablo Sánchez
Velarde, la misma que dispuso ampliar la
investigación contra el antes mencionado,
por la presunta comisión de los delitos de
organización criminal, colusión y tráfico
de influencias agravado.
Esta disposición fiscal significó una rup-
tura con la práctica del propio Ministe-
rio Público, por cuanto era la primera
vez que se disponía el inicio y realización
 ANÁLISIS Y CRÍTICA

de actos de investigación contra un pre-
sidente en ejercicio2.
En ese contexto, la defensa técnica del
presidente formuló una tutela de derechos
contra dicha resolución, argumentando
que la misma vulneraba sus siguien-
tes derechos: a) legalidad procesal, en la
medida que no se está respetando el pro-
cedimiento especial que le corresponde al
Presidente de la República, conforme se
regula en el artículo 117 de la Constitu-
ción; y, b) seguridad jurídica, por cuanto
se ha variado indebidamente del criterio
aplicado por el Ministerio Público ante
este tipo de situaciones; c) vulneración del
derecho a ser investigado por un órgano
fiscal competente, en atención a que la Fis-
cal de la Nación no es competente para
investigar al presidente en funciones por
no haberse tramitado el antejuicio polí-
tico; y, por último, d) una lesión al dere-
cho a la igualdad ante la ley, porque con-
sidera que es objeto de discriminación al
ser tratado de modo distinto a los ante-
riores presidentes.
Con fecha 15 de junio de 2022 se llevó a
cabo la audiencia de tutela de derechos
ante el juzgado de investigación prepara-
toria de la Corte Suprema, emitiéndose
resolución del caso con fecha 22 de junio
de 2022, la misma que declaró infun-
dada la pretensión del tutelante. Poste-
riormente, con fecha 30 de junio, se inter-
puso recurso de apelación, el mismo que
ha sido resuelto mediante la resolución
materia de comentario.
III. OBJETO DEL
PRONUNCIAMIENTO
Conforme la propia resolución establece
en su considerando primero de los fun-
damentos de derecho, la Sala Penal Per-
manente de la Corte Suprema
(…) se circunscribe a dilucidar si se
puede investigar, en sede de diligen-
cias preliminares, al Presidente de la
República desde lo dispuesto en el
artículo 117 de la Constitución, de
suerte que, de la definición de esta
institución constitucional y procesal
penal, depende la propia existencia y
legitimidad de las diligencias prelimi-
nares contra un Presidente de la Repú-
blica en ejercicio.
Así, es objeto de la controversia determi-
nar si es posible realizar diligencias preli-
minares por delitos de colusión y organi-
zación criminal contra un Presidente de la

2 Sin embargo, esta ruptura también tuvo su propio proceso. La primera vez que se emitió una dispo-
sición de inicio de investigación preliminar contra un presidente en ejercicio se dio durante la ges-
tión de la ex Fiscal de la Nación Zoraida Ávalos, quien en el año 2020 dispuso iniciar investigación
preliminar contra el entonces Presidente de la República Martín Vizcarra Cornejo; pero en la misma
disposición señaló que se suspendía la ejecución de los actos de investigación hasta el término del
mandato presidencial, el mismo que se activó recién con posterioridad al proceso de vacancia lle-
vado en contra del mencionado. Asimismo, la primera vez que contra el entonces presidente Pedro
Castillo Terrones se dispuso el inicio de una investigación fue el 4 de enero de 2022 por los hechos
relativos a los ascensos en las Fuerzas Armadas y al caso Puente Tarata. Sin embargo, en esta fecha,
la entonces Fiscal de la Nación, Zoraida Ávalos Rivera dispuso, en coherencia con su anterior pro-
nunciamiento, que la investigación quedaba suspendida hasta el término del mandato presidencial.
Los antecedentes que se tienen anteriores a estas resoluciones se resolvían señalando que no se podía
iniciar investigación preliminar contra el Presidente de la República.

GACETA CONSTITUCIONAL | Nº 182 • FEBRERO 2023 • ISSN 1997-8812 • pp. 63-72 65

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CONSTITUCIONAL
Nuestra Corte Suprema
ha manifestado que sí es
posible realizar diligencias
preliminares contra el
presidente en ejercicio, incluso
por delitos distintos a los
señalados en el artículo 117,
porque este precepto
normativo no aplica sus
alcances al fuero del Ministerio
Público en su búsqueda
de los elementos del delito.
República en ejercicio, en la medida que el
artículo 117 de la Constitución, solamente
permite “acusar” al presidente durante
su periodo, por traición a la patria; por
impedir las elecciones presidenciales,
parlamentarias, regionales o municipa-
les; por disolver el Congreso, salvo en
los casos previstos en el artículo 134
de la Constitución; y por impedir su reu-
nión o funcionamiento, o los del Jurado
Nacional de Elecciones y otros organis-
mos del sistema electoral.
Tengamos en cuenta que el proceso con-
tra altos funcionarios, en su etapa previa
al control del requerimiento fiscal (etapa
intermedia), se puede subdividir a su vez
en tres momentos, los mismos que suce-
den en el orden siguiente: i) diligencias
preliminares –antes denominado investi-
gación preliminar–, a cargo del Ministe-
rio Público; ii) procedimiento del antejui-
cio (o acusación constitucional), a cargo
del Congreso de la República; iii) inves-
tigación preparatoria, nuevamente bajo
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la dirección de la fiscalía. Como puede
advertirse, hay dos momentos que se
encuentran en el ámbito del Ministerio
Público y que se identifican con la inves-
tigación. Luego de las diligencias prelimi-
nares, se presenta una denuncia constitu-
cional que da inicio al procedimiento de
antejuicio. Asimismo, si se emite una acu-
sación constitucional como consecuencia
del mismo, corresponderá que se emita la
disposición de formalización de la inves-
tigación preparatoria.
De lo anterior no se discutirá si es posi-
ble que se formalice investigación prepa-
ratoria contra el presidente por cuanto
se entiende que esta requiere de manera
expresa y previa, un procedimiento de
acusación constitucional. Este escenario
no tiene mayor controversia. El problema
se encuentra en la legitimidad de las dili-
gencias preliminares, por cuanto estas
son anteriores al procedimiento de acu-
sación constitucional y se cuestiona que
el artículo 117 irradie sus efectos hasta
la misma.
Nuestra Corte Suprema ha manifestado
que sí es posible realizar diligencias pre-
liminares contra el presidente en ejer-
cicio, incluso por delitos distintos a los
señalados en el artículo 117, porque este
precepto normativo no aplica sus alcan-
ces al fuero del Ministerio Público en
su búsqueda de los elementos del delito
por, entre otras, las siguientes principa-
les razones desarrolladas.
IV. PRINCIPALES IDEAS QUE
ORIENTAN EL AUTO DE
APELACIÓN DEL RECURSO
N° 131-2022/CORTE SUPREMA
Las premisas más importantes de la reso-
lución son las siguientes:

1. No existe “inviolabilidad
penal absoluta” del Presidente
de la República, no debiendo
confundírsele con la prerrogativa
(un privilegio) presidencial del
antejuicio
La defensa técnica del expresidente Pedro
Castillo Terrones tenía como axioma de
partida la premisa de que un Presidente
de la República en ejercicio posee “invio-
labilidad penal absoluta”, esto es que no
puede ejercitarse en su contra ninguna de
las manifestaciones del ius puniendi. Esta
afirmación venía respaldada por la prác-
tica fiscal, debido a que, hasta la fecha,
había sido ausente la realización de actos
de investigación en contra de los presi-
dentes en ejercicio.
Lo cierto es que el razonamiento jurídico
que fundamentaba sus premisas partía de
un error de interpretación conceptual:
confundía los efectos de la prerroga-
tiva del antejuicio como si fueran los de
una “inviolabilidad penal absoluta”. Nos
explicamos.
Conforme se ha desarrollado en el
artículo 99 de la Constitución, y 449 y ss.
del Código Procesal Penal no se puede
formalizar una investigación penal con-
tra el Presidente de la República sin que,
previamente, el Congreso haya resuelto
acusarlo constitucionalmente. Y si a ello
le añadimos que el artículo 117 de nues-
tra carta magna limita la acusación cons-
titucional contra el presidente en ejerci-
cio solamente a los casos específicos ahí
señalados, entonces este exceso de res-
tricciones fue malinterpretado como la
existencia de una “inviolabilidad penal
absoluta” del mandatario. No obstante,
conforme se advierte, no estábamos ante
la negativa expresa y absoluta de pro-
cesar al mandatario, sino únicamente
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ANÁLISIS Y CRÍTICA
del establecimiento de restricciones que
debían cumplirse previamente para que
se proceda a su procesamiento penal. Y,
más aún, las normas antes indicadas no
son de aplicación absoluta a todo el pro-
ceso penal, sino únicamente regulan dos
etapas: el procedimiento de acusación
constitucional y la formalización de la
investigación preparatoria.
Entonces, conforme a la Corte Suprema,
se debe desterrar el mito de que el man-
datario posee “inviolabilidad penal abso-
luta”, pues ello no se ajusta a nuestro
ordenamiento jurídico, conforme hemos
señalado. Asimismo, debemos añadir que
esta nueva concepción es coherente con el
sistema de derechos humanos que orienta
nuestra Constitución y la teoría moderna,
por cuanto nadie discute la inexistencia
de derechos absolutos, ya que los derechos
pueden ser ejercitados en la medida de las
posibilidades fácticas y jurídicas. Enton-
ces, añadimos, si no pueden existir dere-
chos absolutos, ¿por qué podrían exis-
tir prerrogativas –privilegios– absolutos?
2. Nueva configuración del
proceso penal. Adecuación de
la investigación contra altos
funcionarios
Otra cuestión principal que se desarro-
lló en la resolución en comento es haber
considerado en su interpretación la varia-
ción de la estructura del proceso penal
que hemos sufrido en nuestra legislación.
Nuestro actual Código Procesal Penal
data del año 2004, el mismo que fue dero-
gando en forma progresiva la vigencia del
Código de Procedimientos Penales de
1924 en todo el país. Una de las diferen-
cias que advertimos entre la nueva y ante-
rior legislación estriba en la estructura
del proceso. Conforme la anterior estruc-
tura procesal, la investigación del delito
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G A C E TA
CONSTITUCIONAL

auto apertorio de instrucción, concepto

En el artículo 117 no se regula
la actividad del Ministerio
Público, sino se pretende
regular la actividad del Poder
Legislativo y lo relativo al
antejuicio político
–acusación constitucional–. No
hace mención a la acusación
en sentido procesal penal. Así,
cualquier interpretación que
se haga de la misma debería de
circunscribirse exclusivamente
al procedimiento de acusación
constitucional.
podría subdividirse en dos momentos:
por un lado, la investigación preliminar
a cargo del Ministerio Público; y, pos-
teriormente, la etapa de instrucción, a
cargo de un juez especializado; a diferen-
cia del nuevo esquema que contempla dos
momentos: las diligencias preliminares y
la investigación preparatoria, siendo que
ambas se encuentran bajo la conducción
del Ministerio Público.
Por eso notaremos que nuestra Consti-
tución, en su artículo 100 tercer párrafo
señala que, con posterioridad a la acu-
sación constitucional, se debe emitir un
ajeno a nuestro actual proceso penal.
Por tal razón, la Sala Penal Permanente
entendió que es necesario una interpre-
tación y adecuación del procesamiento a
altos funcionarios bajo los esquemas del
nuevo proceso penal vigente. Por ello,
entiende que contra los altos funcionarios
(señalados en el artículo 99 de la Cons-
titución) se les puede iniciar diligencias
preliminares y, posteriormente, formali-
zar la investigación preparatoria, previa
acusación constitucional del Congreso
de la República.
De ese modo, las acciones que realiza la
Fiscal de la Nación previas a presentar
su denuncia constitucional –que inicia el
trámite de la acusación constitucional–
deberán de entenderse como diligencias
preliminares, por lo que corresponde
aplicar todo lo que es legalmente permi-
tido en este marco, mientras que la for-
malización preparatoria se podrá emitir
con posterioridad al procedimiento de
acusación constitucional3.
Entonces, la Sala Penal Permanente esta-
blece que lo que ha venido desarrollando
la Fiscal de la Nación en contra del enton-
ces presidente José Pedro Castillo Terro-
nes debe entenderse como diligencias
preliminares. Por lo tanto, desde esa afir-
mación estamos ante actos anteriores a
los regulados en el artículo 449 y ss. del
Código Procesal Penal, por cuanto aquí
se habla en específico de la formaliza-
ción de la investigación preparatoria. De

3 Aquí es importante precisar que, anterior a esta resolución, se utilizaba en mayor medida el término
investigación preliminar en atención a que (previo al Código Procesal Penal de 2004) dichos actos de
investigación se encontraban regulados por la Ley N° 27399, del 12 de enero de 2001, Ley que regula
las investigaciones preliminares previstas en la Ley Nº 27379, tratándose de los funcionarios com-
prendidos en el artículo 99 de la Constitución.

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ese modo, entendemos que la consecuen-
cia lógica, o lo que se desprende de esta
afirmación, es que para el ejercicio de las
diligencias preliminares no se requeriría
de una acusación constitucional, como sí
era el caso de la formalización de la inves-
tigación, que exige como condición sine
qua non dicho requisito.
Ahora bien, esta adecuación del procedi-
miento de acusación constitucional con
el nuevo esquema del proceso penal tam-
bién debe tener en cuenta que, conforme
al artículo 89 del Reglamento del Con-
greso de la República, le corresponde al
Fiscal de la Nación formular denuncia
constitucional ante la Subcomisión de
Acusaciones Constitucionales. Es decir,
las diligencias preliminares que prac-
tica el Ministerio Público se harán con la
finalidad de evaluar si existen indicios de
la comisión de un hecho ilícito que ame-
riten una denuncia constitucional. En
consecuencia, vale preguntarse, ¿cómo
podría el Ministerio Público formular
una denuncia constitucional sin previa-
mente realizar algunos actos indagato-
rios? Por ello, bajo el amparo de la figura
de las diligencias preliminares, la Fiscal de
la Nación lleva adelante actos de investi-
gación con tal fin.
3. Los alcances del término “acusar”
que figura en el artículo 117 de la
Constitución
Teniendo el marco conceptual antes des-
crito, la Sala Penal Permanente procede a
desarrollar la cuestión central del debate:
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ANÁLISIS Y CRÍTICA
El presente auto de vista
marcará un hito en el
desarrollo de nuestra historia
jurídica. A partir de él, los
presidentes de la República
podrán ser investigados incluso
durante el ejercicio de su
mandato.
si las restricciones del artículo 117 de
la Constitución también trascienden al
ámbito procesal penal, impidiendo ade-
más el desarrollo de las diligencias preli-
minares (antes investigación preliminar)
contra un mandatario en ejercicio de sus
funciones.
La defensa técnica del expresidente Pedro
Castillo partía en su análisis señalando
que el término “acusar” que se emplea
en el artículo 117 tiene una interpreta-
ción extensiva, abarcando incluso situa-
ciones previas como la investigación.
Ahora bien, considerando que estamos
ante un término equívoco, nos despierta
una primera interrogante si es posible que
el mismo término pueda hacer referencia
a dos situaciones sustancialmente distin-
tas, como lo son una “acusación constitu-
cional” y una “acusación procesal penal”.
Partamos estableciendo cuáles son las
diferencias entre ambas figuras:
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Acusación constitucional Acusación procesal penal

Resultado del procedimiento de acusación consti-

Resultado de la investigación preparatoria.
tucional.

Se evalúa en sede parlamentaria. Su evalúa en sede judicial.

Condición previa para formalización de investiga-

Condición previa para el juicio oral.
ción preparatoria conforme al artículo 450 del CPP.

No determina responsabilidad penal. Busca establecer responsabilidad penal.

Competencia del Congreso de la República Competencia del Ministerio Público.

Requiere que los procesados carezcan de impedi-

Determina el levantamiento del antejuicio.
mentos procesales.

Puede o no tener un contenido penal. Tiene un contenido penal inevitablemente.

En cuanto al estándar probatorio, considerando que

El estándar probatorio es mayor, se requiere sospe-
se deriva para el inicio de la investigación prepara-
cha suficiente, idónea para la acusación y el auto de
toria, estaríamos ante la exigencia de una sospecha
enjuiciamiento.
reveladora.

Procedimiento constitucional. Proceso penal.

Fuente: Elaboración propia.

Por lo que, en atención a las diferencias que podemos establecer diferencias entre
anotadas, estamos ante dos situaciones el procedimiento de acusación consti-
completamente distintas, cuyas diferen- tucional y las diligencias preliminares
cias se agravan aún más en la medida en –investigación preliminar–.

Procedimiento de acusación
Criterio Investigación preliminar
constitucional

Competencia Congreso de la República Fiscalía de la Nación

Resultado Acusación constitucional Denuncia constitucional

Etapa Posterior a la denuncia constitu- Anterior a la denuncia constitu-

cional/ anterior a la formaliza- cional
ción de la investigación prepa-
ratoria

Fuente: Elaboración propia.

Entonces, partiendo de estas diferencias, de la acción penal, el Ministerio Público.

¿qué regula el artículo 117 de la Constitu-
ción: la acusación constitucional o la acu-
sación en términos procesales penales?
Lo primero es competencia exclusiva del
Poder Legislativo; lo segundo, del titular
Se advertirá que ambas figuras no son en
modo alguno compatibles, por lo que no
podrían equipararse sin más. Entonces,
¿a qué hace referencia el artículo en cues-
tión? En una interpretación sistemática,

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considerando que este artículo se aplica
en función a los artículos 99 y 100 de
nuestra Constitución se concluye que lo
que regula es lo relativo a la acusación en
sentido constitucional. Es decir, en este
artículo 117 no se regula la actividad del
Ministerio Público, sino se pretende regu-
lar la actividad del Poder Legislativo y lo
relativo al antejuicio político –acusación
constitucional–. No hace mención a la
acusación en sentido procesal penal. Así,
cualquier interpretación que se haga de la
misma debería de circunscribirse exclu-
sivamente al procedimiento de acusación
constitucional, porque ese es su objeto de
regulación
A criterio de la Sala Penal Permanente de
la Corte Suprema, el concepto de acusar
del artículo 117 regula específicamente
lo relativo al procedimiento de acusación
constitucional, por lo que no puede invo-
carse sus alcances para una etapa del pro-
ceso penal previa a la determinación del
mismo, como las diligencias preliminares.
Ahora bien, si no puede existir formali-
zación de investigación preparatoria sin
la existencia de una acusación constitu-
cional con contenido penal previamente
formulado por el Congreso sería erró-
neo extender estos efectos a una etapa
anterior, como lo es la diligencia preli-
minar, máxime si el concepto “acusar”
del artículo 117 no tiene una naturaleza
procesal penal.
Por otro lado, también se ha afirmado
que entre investigar y acusar existe un
nexo ineludible, por lo que es imposible
hacer referencia al término “acusar” sin
que implícitamente se hable de “inves-
tigar”. Así, se pretendía decir que entre
acusación e investigación existiría una
relación de consecuencia necesaria o cate-
górica. Esto es que uno investiga siem-
pre para acusar, por lo que, al existir este
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ANÁLISIS Y CRÍTICA
nexo teleológico no podríamos hablar
de investigación sin hacer una referencia
directa e inmediata a la acusación. De esa
forma, si se encuentra prohibida la “acu-
sación”, también se encontraría prohibida
la investigación, porque el fin de la inves-
tigación es la acusación. Estas son premi-
sas erradas.
La relación existente entre la investiga-
ción y la acusación es contingente, esto es
que no necesariamente toda investigación
deriva en una acusación, sino que ello
depende de otros factores (en este caso,
del material probatorio que se pueda reu-
nir). Es falso que se investigue para acu-
sar, se investiga para esclarecer si estamos
ante un hecho de trascendencia penal.
La finalidad de la investigación es más
de índole cognoscitivo, es decir, busca
conocer un hecho. Tan es así que luego
de la investigación de un hecho siempre
se tiene hasta tres opciones: puede solici-
tarse el sobreseimiento de la causa, puede
formularse un requerimiento acusatorio
o, en algunos casos, una ampliación de
plazos de investigación para seguir inves-
tigando (sin mencionar que para el caso
de las diligencias preliminares contra altos
funcionarios, las opciones tienen sus pro-
pios matices: se puede disponer la denun-
cia constitucional o el archivo definitivo
o parcial).
Debemos de tener muy claro que la
denuncia constitucional posterior a la
investigación dependerá de la existen-
cia de evidencia probatoria que permita
alcanzar el estándar probatorio mínimo
exigible, lo cual no es una consecuencia
inmediata de la investigación. Esta cir-
cunstancia permite establecer una distan-
cia entre investigar y acusar que impide
que podamos identificar como dos ele-
mentos vinculados categóricamente tanto
a la investigación y la acusación. Por lo
71
G A C E TA
CONSTITUCIONAL
que no se investiga para acusar, se inves-
tiga para aclarar un hecho, y se acusa solo
en caso de que exista material probato-
rio. El elemento que media entre ellos es
la “valoración” que realiza el Ministerio
Público sobre sus elementos de convic-
ción, quien deberá de tomar la decisión de
su mérito. Así, se puede tranquilamente
investigar y no necesariamente existirá
una acusación o denuncia constitucional.
Por lo que, en definitiva, pregonar que
entre investigación y acusación hay un
nexo teleológico es confundir, y señalar
que si la norma al prohibir “acusar” tam-
bién está prohibiendo investigar es equi-
vocado, porque entre ellos la relación es
contingente, sujeta a los resultados de la
investigación.
4. Actos urgentes e inaplazables,
pérdida de fuentes de prueba que
hacen viable una ponderación
Por último, una de las razones que se
invocaron en el auto de vista es la refe-
rida a la actividad probatoria y el peligro
que corría la misma en caso no se reali-
cen los actos urgentes e inaplazables a los
que hacen referencia las diligencias preli-
minares. Se ha manifestado que en caso
se espere un tiempo prolongado hasta que
acabe el mandato presidencial para rea-
lizar los actos de investigación se corría
el riesgo de que las fuentes de prueba
puedan desaparecer, poniendo en riesgo
grave el desarrollo y éxito de la investi-
gación, razón por la cual se hacía necesa-
rio que se ejecuten los actos investigación.
V. CONSIDERACIONES FINALES
El presente auto de vista marcará un
hito en el desarrollo de nuestra histo-
ria jurídica. A partir de él, los presiden-
tes de la República podrán ser inves-
tigados incluso durante el ejercicio de
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Los mandatarios no
podrán pensar que el
ejercicio de la presidencia se
encuentra amparado por una
inviolabilidad penal absoluta
(que nunca fue tal), sino que
también ellos pueden ser
pasibles de investigaciones,
por lo que, con mayor razón,
deberán de enmarcar sus
conductas a los límites
permitidos por la ley y la
Constitución.
su mandato. Esta situación puede tener
sus riesgos, como muchos han señalado
amparándose sobre todo en la aparente
fragilidad que le otorgaría a la figura pre-
sidencial; sin embargo, creemos que ello
no será así, porque con esta interpreta-
ción no se busca debilitar, sino reforzar
los mecanismos de control respecto del
uso del exceso en el ejercicio del poder
que conlleva ser Presidente de la Repú-
blica. Los mandatarios no podrán pen-
sar que el ejercicio de la presidencia se
encuentra amparado por una inviolabi-
lidad penal absoluta (que nunca fue tal),
sino que también ellos pueden ser pasi-
bles de investigaciones, por lo que, con
mayor razón, deberán de enmarcar sus
conductas a los límites permitidos por la
ley y la Constitución. Y, lo más impor-
tante, estas razones no solamente serán
aplicables para José Pedro Castillo Terro-
nes, sino para todos aquellos que a par-
tir de ahora asuman el cargo más alto de
nuestra República.