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MARZO 10 DE 2010

LA PROMESA DEL CRUCIFICADO

LUCAS 23:43

Introducción: Hoy continuamos la serie de enseñanzas titulada: “Las Siete Palabras de Jesús en la Cruz” que nos ayudará a
entender el mensaje de Jesús. Su misión y Su muerte. Esta es nuestra 2ª enseñanza de esta serie. Surgen unas preguntas
antes de entrar en la enseñanza: ¿A quiénes Dios da Sus promesas? Hch.2:39. ¿Cuál es la promesa que nos ha hecho Dios?
1ªJn.2:25. ¿Cómo se alcanza una promesa? He.6:12.

I. “De cierto te digo”: Las promesas del Señor son ciertas y seguras. Él no puede mentir. Jesús dijo estas palabras en
medio del intenso dolor de la cruz. Probablemente Sus palabras fueron balbuceadas, pausadas y débiles, o tal vez fueron
difíciles de entender, sin embargo, son palabras ciertas. Era difícil creer que un Cristo indefenso, moribundo e incapaz de
usar sus manos, pudiera todavía prometer algo. Algunas veces las promesas de Dios vienen envueltas en situaciones “poco
creíbles”, cuando ya no hay más remedio o salida, pero debemos confiar que sin importar las circunstancias, Él siempre
cumple lo que promete. 2ªCo.1:20.

II. “Que hoy estarás conmigo”: Esta promesa viene en respuesta a la petición de aquel ladrón que le dijo: “Jesús, acuérdate
de mí cuando vengas en Tu reino”. Este ladrón arrepentido esperaba un favor futuro, pero Jesús le dio una gracia
inmediata. Para Dios la promesa de la vida eterna empieza hoy. 1ªJn.2:25. Si hoy aceptamos a Jesús como nuestro
Salvador y lo reconocemos como Rey sobre nuestras vidas, hoy mismo Él escribe nuestros nombres en el libro de la vida.
El regalo de la salvación es inmediato, porque ya lo pagó Jesús en la cruz. En el momento que creemos, en ese momento
lo recibimos. Jesús le dijo “estarás conmigo”, es decir, no estarás solo. La salvación es estar con Cristo. No es una religión a
la que uno se somete para cumplir reglas. La promesa es estar con Cristo. Una relación personal con Jesús es la
experiencia más hermosa que el hombre puede tener.

III. “En el paraíso”: El paraíso representa la vida abundante que Dios ofrece a todos los que creen en Él hoy. Es también un
lugar de belleza indescriptible donde podemos vivir junto a la presencia de Dios. A aquellos que se arrepienten de sus
pecados Dios no les da un “rincón en el cielo”, al contrario, les promete disfrutar de la parte más selecta de la ciudad de
Dios. En medio del paraíso de Dios se encuentra el árbol de la vida, cuyas hojas son para la sanidad de las naciones. Pero
el paraíso no tiene sólo que ver con hermosos paisajes, lo maravilloso de este lugar es la transformación interna que Dios
hará en el corazón de los hombres. Allí no habrá más maldad. Si no hemos sido muy afortunados en este mundo, si hemos
sufrido en nuestro caminar, si hemos llorado, si hemos desmayado, podemos estar seguros en la promesa de Dios que un
día todo será hecho nuevo. Al final de todo, Dios triunfará y hará justicia. Y todos sus hijos tendrán la bendición de estar con
Cristo Jesús. Ap.21:4. Esta promesa de Jesús fue hecha a un hombre indigno, un ladrón. Aunque eran dos los que habían
sido crucificados con Él, sólo uno recibió esta promesa: aquel que se arrepintió. No importa nuestra vida pasada, cuánto
hemos sufrido o cuánto hemos hecho sufrir a otros, hoy Jesús quiere perdonarte y darte una nueva oportunidad y una
promesa, la promesa de la vida eterna. Todo esto si le entregas hoy tu corazón a Él. Jn.14:1-3.

Conclusión: ¿Cuál es la promesa que nos ha hecho Dios? La vida eterna con Cristo. ¿Por qué Jesús dijo “de cierto te digo”?
Porque Sus promesas son verdaderas y siempre se cumplen. ¿Por qué Jesús prometió “que hoy estarás conmigo”? Porque las
promesas del Señor son para nosotros hoy. Porque la vida eterna es “estar con Él”. ¿Qué es el paraíso? Es un lugar de belleza
indescriptible donde podemos vivir junto a la presencia de Dios. ¿Qué promete Dios hacer con nosotros en ese lugar? “Secará
todas las lágrimas de ellos, y ya no habrá muerte, ni llanto, ni lamento, ni dolor; porque todo lo que antes existía ha dejado de
existir” (Ap.21:4). Líder: Dirige en oración de fe a los nuevos, e invita y anima a permanecer al resto de miembros del grupo, y
de igual manera invita a todos los miembros del grupo a participar de los servicios de la Iglesia. También los motiva a que sea
personas que tenga comunión íntima con Dios a través de una vida devocional, motívenlo adquirir el Devocional de nuestra
Iglesia: “Lluvia de bendiciones”.

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