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Creo que en las escuelas modernas si se hubiera seguido la visión de Simón Rodríguez tendría

lugar una fuerte inversión en escuelas rurales y en escuelas del interior del país en lugar de en los
grandes centros urbanos. Porque para él había que ver más hacía el interior de nuestras regiones
que para afuera de ellas (visión particularmente influida principalmente por la dependencia
económica de América con Europa). Porque aparte veía en la enseñanza no sólo la oportunidad de
ser una persona libre, sino también la oportunidad de aprender a trabajar, y el trabajo en esa
época se basaba en el trabajo de la tierra principalmente, aunque en sus escuelas se formaban
ciertos talleres para aprender a trabajar el vidrio y la cerámica.

Creo que las escuelas de Simón Rodríguez explotarían (en el buen sentido de la palabra) las
virtudes que tiene un chico o chica de temprana edad; como con respecto a la creatividad; como
con la capacidad que tienen de aprender de otros; como también a la curiosidad extraordinaria
que tienen las criaturas. Y principalmente a esto apuntaba su enseñanza, a aprender de los demás
y no de una persona, que podría ser el caso del método Lancasteriano, como el profesor o sus
ayudantes, sino aprender de sus compañeros.

Imagino en las escuelas actuales si hubieran seguido la idea de Rodríguez una sociedad bastante
más preocupada por enseñar e incluir a los más desfavorecidos, porque es principalmente la
escuela la que te da herramientas necesarias para ser partícipe activo en una sociedad.

Me parece notable también cuánta relevancia le da Simón Rodríguez al dialecto originario de las
tierras donde daba clases y el desplazamiento de la enseñanza de lenguas tan ajenas en nuestro
continente como el latín. Por lo que podemos observar cómo estaba en contraposición con una
escuela que no educaba en base a las identidades originarias sino a una ‘europeización’ de
América.

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