ACOMPAÑAR A LAS PERSONAS DE MI COMUNIDAD.
TERCER
INSUMO.
… Desde una poesía
Abordemos el tema que profundizamos desde la
siguiente composición de Silvio Rodríguez:
“… Todo empezó en la sorpresa,
en un encuentro casual,
pero la noche es traviesa
cuando se teje el azar.
Sin querer se hace una ofrenda
que pacta con el dolor
o pasa un ángel,
se hace leyenda
y se convierte en amor.”
“… Todo empezó en la sorpresa, en un encuentro
casual”
Los encuentros son las posibilidades para
intercambiar, conocerse, descubrir la presencia del
otro. En ocasiones no necesariamente debe darse un
diálogo formal, pues con solo escuchar al otro, o
detallar algunas actitudes se puede generar un
aprendizaje.
En el acompañamiento comunitario se debe estar
atento a las diferentes experiencias que son
“encuentros” y que constituyen en sí una condición
de posibilidad para el crecimiento.
Se constituyen en desencadenantes para un trabajo
de “acompañamiento”. Pueden darse a nivel:
 Personal
 Comunitario – grupal
 Aglomeración
Formación Permanente para los Directores de los
Distritos Antillas México Sur y Centro América
“pero la noche es traviesa…”
Las necesidades, los sufrimientos, las heridas y las
adversidades son los momentos de oscuridad que se
presentan en la vida, entre otros. Las tonalidades
son distintas en cada situación. Es allí donde la tarea
de acompañar ejerce su función y ministerio.
Ayudar para que la persona pueda focalizar e
identificar los aspectos que la interpelan y también
los que la motivan es una tarea sutil que se va
descubriendo en los diálogos.
“cuando se teje el azar”.
Es la oportunidad que ofrece el acompañamiento.
La oportunidad para que la persona se pueda
reinventar y descubrir lo mejor de sí en el momento
en que se encuentra. Permitir desenredar para tejer.
Es casi una oportunidad de resiliencia. Tejer los
sueños, los ideales, el día a día que la vida va
mostrando. Es ayudar a descubrir la posibilidad de
cambiar para construir nuevos caminos, abrir
horizontes y lo más importante, identificar el pozo
de valores y posibilidades con que se cuenta como
persona. Reconstruir las relaciones que dan sentido,
la red afectiva, los compromisos que mueven en el
día a día, los ritmos y hábitos desde experiencias de
espiritualidad.
“Sin querer se hace una ofrenda”
El protagonismo es del Hermano. El acompañante
no busca, no espera nada. En ocasiones, solo el
silencio acompaña. Se produce una empatía, un lazo
de confianza, una apertura para compartir.
Formación Permanente de Directores 1

Implica el respeto, el cuidado, se entra en la tierra
sagrada. La escucha requiere toda la atención. El
lugar, el espacio donde se atiende debe permitir la
comodidad, la tranquilidad, la concentración y la
disponibilidad. ¡Qué maravilla cuando el Hermano
logra expresarse, comunicar y compartir las
experiencias vitales! Los sentimientos, las
emociones, las tristezas y alegrías desencadenan una
expresión del ser.
“que pacta con el dolor”
El encuentro da la oportunidad de verse a sí mismo
como un ser completo, capaz, con capacidad de
amar y de ser amado, digno, de ver entre su dolor un
atisbo de esperanza, una luz momentánea, que
ilumina e indica que hay más camino. Descubrir la
llama que está en las cenizas. Que puedan descubrir
que son mucho más que el mismo dolor que los
embarga.
Que puedan, incluso, sonreír y respirar profundo,
reflejando una mirada más serena. En medio de las
dificultades, se tejen las esperanzas.
“o pasa un ángel”
Es la mirada,
es la presencia,
es la palabra,
es la actitud,
es el silencio
de quien se acerca sutilmente y reconoce el valor,
estimula la confianza y da seguridad.
Figura profunda del acompañante como “ángel” que
está presente con sabiduría, profundidad y
significatividad. Los detalles cuentan cuando se
trata de acompañar, la palabra certera, la llamada
oportuna y la rapidez para responder y atender.
“se hace leyenda”
Un acompañamiento significativo se recuerda y
rememora años después como alguien o algo
fundamental para su proceso de crecimiento y de
desarrollo. La persona después del encuentro no es
la misma, lo marca. Es la presencia significativa que
deja huella, que cautiva el corazón y lanza para
caminar. La memoria y el recuerdo genera
sentimientos de gratitud y reconocimiento.
El acompañamiento se convierte en paradigma de
vida al que se tiene en cuenta en otras etapas.
“y se convierte en amor.”
La experiencia del acompañamiento cobra un
sentido, un para qué, despierta nuevas motivaciones
y dinámicas de vida. El ser humano vuelve a creer
en sí mismo. Recupera la confianza básica, la que
nos permite amar y ser amados. El acompañamiento
trasciende la vida de la persona. Dispone para ir por
los caminos de la vida con la mochila cargada de
sueños e ideales, superando las dificultades y
acogiendo las nuevas posibilidades. Se reconoce el
valor de la vida y se compromete a asumirla con
pasión. El amor es una actitud que se evidencia en
las relaciones y el deseo de asumir la cotidianidad
con plenitud.
Formación Permanente de Directores 2
Formación Permanente de Directores 3