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Del admirador de mariposas

Vapor de los rayos reflejados

Con el sol en crisoles volátiles.

Belleza como su símbolo perenne

En todos los horizontes y prados.

Al cielo se elevan sus colores fulgurantes.

Les canta el poeta que sonríe

Las busca el niño serpenteando.

Desean atraparlas, pero escapan elegantes

Hacia un destino incierto

De campos floridos y sonrisas acechantes.

Son libres… son bellas.

¡Son así mariposas! con el aire que las guía.

Con curiosidad se acercan para admirarlas

Y cuando huyen multiplican sus encantos.


Como deseos incumplidos

Que todos los labios van besando.

Las vemos partir y aun así alegres estamos

De haberlas sentido por un rato.

Feéricas gotas de malva,

Suaves y delicadas por fuera

De ágil partida en la huida

Para preservar su soberbia portada.

Son risas de infantes convertidas en seda,

Presagios intensos y rezos profundos,

Son la alegría de la bucólica esfera,

Lo que hace al alma despertar de su siesta.

Mariposa… eres el encanto

Que hace a este día diferente,

Porque nada es la vida


en un mundo igual y corriente.

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