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Mario González Sánchez

Crónicas indecentes en clave municipal


Guerra de cloacas en el PSOE de Ourense
Todos conocemos las grandes batallas internas que
vive el Partido Socialista en Ourense. Esta guerra
sin cuartel pone de manifiesto que quienes ocupan
los puestos de cierta relevancia anteponen sus in-
tereses personales a los del propio partido y tam-
bién al de los ciudadanos.
Solo necesitamos remontarnos a 2019, cuando
Vázquez Barquero presentó su dimisión pocas se-
manas antes de ser llamados a las urnas. La lista que
había formado para concurrir a esos comicios
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había sido vetada por el Comité Nacional Galego


y, después de una intensa confrontación de fuerzas,
Vázquez Barquero no tuvo más remedio que pre-
sentar la dimisión.
Una vez más, quedaba demostrado que la demo-
cracia interna del Partido Socialista es un brindis al
sol, y cualquier decisión ha de pasar el filtro del Co-
mité Nacional y más tarde el de Ferraz.
La dimisión de Vázquez Barquero provocó un
grave conflicto interno y el partido se vio obligado
a buscar un candidato de última hora. Los instiga-
dores de esta contienda tenían poco margen de ma-
niobra, se jugaba contrarreloj, y tuvieron que tomar
decisiones de gran calado. No había tiempo para
simular unas falsas primarias y era obligado encon-
trar un candidato solvente para afrontar las eleccio-
nes.
Y en este escenario turbulento asomó la figura de
Natalia González Beneitez, que ya llevaba años en
la nómina del partido y que era, además, la prote-
gida del exalcalde Francisco Rodríguez. Natalia en-
tendió que había llegado el momento de dar el salto
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que estaba esperando y se postuló para liderar el


partido en esas elecciones. Sin embargo, su descon-
trolada ambición no fue respaldada por el Comité
Nacional Galego. Natalia González no tenía expe-
riencia en cargo público y su mentor, Francisco
Rodríguez, estaba ocupado en procesos judiciales y
apartado del partido. Bajo estas condiciones, Nata-
lia González no fue capaz de conseguir los apoyos
necesarios para encabezar un proyecto ganador.
Eran malos tiempos para el partido en la ciudad,
pero en una jugada maestra alguien sacó de la chis-
tera la figura de Rafael Rodríguez Villarino. Rodrí-
guez Villarino, que en aquel momento estaba al
frente del consistorio de Amoeiro, donde gober-
naba con una holgada mayoría, aceptó el reto y se
desplazó a la ciudad para liderar una candidatura de
consenso y hacerse cargo de la gestora provincial.
Se organizó un sucedáneo de primarias al estilo
Partido Socialista; primarias en las que nadie cree,
pero que sirvieron para poner en valor algunos
nombres que después terminarían formando parte
de la candidatura en esas elecciones de 2019.
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El Partido Socialista, con Rodríguez Villarino al


frente, ganó las elecciones. Fue la candidatura más
votada, pero no consiguió ninguno de los tesoros
que estaban en juego: Concello y Diputación.
Durante este mandato se atacó desde diferentes
frentes a Rodríguez Villarino, aludiendo a su inca-
pacidad para cerrar acuerdos de gobierno. Se espe-
raba que el Partido Socialista pudiera conseguir el
Concello o la Diputación, y no fue así. Pero la
suerte de Rodríguez Villarino ya estaba echada. En
el Grupo Municipal se empezaba a librar una bata-
lla interna que tenía como objetivo impedir llegar a
cualquier acuerdo con otras formaciones políticas.
Pese a todos estos obstáculos, Rodríguez Villarino
respondió siempre como hombre de partido, in-
tentando apaciguar la revuelta que se estaba li-
brando en el seno del Grupo Municipal. Pero Na-
talia González no había olvidado su fracasado in-
tento por liderar la candidatura para esos comicios
y tenía cuentas pendientes con quien le había ro-
bado el lugar que ella creía merecer.
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En los primeros meses de mandato ya se fueron


conociendo las intenciones de Natalia González
dentro del Grupo Municipal: acabar con cualquier
iniciativa de Rodríguez Villarino. Pero sus ambicio-
nes políticas la llevaron más allá de lo que marca la
ética y la lealtad, y empezó a minar el Grupo Mu-
nicipal desde sus entrañas. Sus primeros movi-
mientos fueron hacerse con el mayor número de
apoyos posibles para controlar cada acción que se
fuera a realizar en el futuro. Y así consiguió ganarse
las simpatías de Borja Iglesias, Concepción Lo-
zano, Juana Ageitos y Wilson Jones. Sin embargo,
las promesas de Natalia a los disidentes nunca se
llegaron a cumplir, ya que todos ellos aparecen re-
legados a los últimos puestos de la lista para estas
elecciones de 2023: Roma no paga a traidores. Ja-
vier Rey decidió mantenerse al margen de esta gue-
rra y su pasividad le hizo quedar en tierra de nadie.
Rafael Rodríguez Villarino solo contaba con el
apoyo de José Rúas y Rosa Martínez, y bajo estas
condiciones la situación se presentaba muy com-
plicada para el portavoz del partido en el Concello.
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A medida que fue pasando el tiempo, la ambición


de Natalia González no tenía límites y en un se-
gundo movimiento logró hacerse con la Ejecutiva
Local. Si quería ser la candidata en el año 2023 tenía
que empezar a moverse ya; no había tiempo que
perder. En unas votaciones que levantaron mucha
polémica por haber sido amañadas, Natalia Gon-
zález Beneitez consiguió hacerse con la Ejecutiva
Local del partido; para ello, tuvo que aliarse con
otros compañeros que habían sido relegados por
Rodríguez Villarino cuando se hizo cargo de la
Junta Gestora. Todo había acontecido según sus
maquiavélicos planes. Sin embargo, aún faltaba el
último y definitivo golpe.
Después de hacerse con la Ejecutiva Local y con-
seguir asestar una estocada de muerte a Rodríguez
Villarino, Natalia González aún no estaba conven-
cida de poder alcanzar sus objetivos. Había logrado
manipular unas votaciones primarias, pero no se
fiaba del Comité Nacional Galego; necesitaba dar
un paso más, quería enterrar definitivamente a Ro-
dríguez Villarino. Natalia empezó a manejar sus
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hilos en la sombra con la intención de recuperar la


figura de Francisco Rodríguez, algo que no le re-
sultó difícil, ya que contaba con todo el apoyo de
su amañada Junta Local.
El Partido Socialista hizo pública la candidatura de
Francisco Rodríguez a espaldas de Rodríguez Vi-
llarino. La trama organizada por Natalia González
había dado, por fin, sus frutos y Rodríguez Villa-
rino se vio obligado a dimitir como portavoz del
Grupo Municipal Socialista.
Hay una hoja de ruta que Natalia González lleva
guardada en su agenda. Si las urnas no le dan al
Partido Socialista los resultados deseables, el ca-
beza de turco será Francisco Rodríguez. La figura
de Natalia saldrá ilesa de este fracaso electoral, y
Francisco Rodríguez se verá obligado a presentar
su dimisión. El escenario ya se lo pueden imaginar:
Natalia González sería la portavoz aclamada por el
Grupo Municipal y la próxima candidata a las elec-
ciones de 2027.
En la Convención Municipal del PSOE en Valen-
cia, celebrada el pasado mes de abril, Natalia
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González apareció en las redes sociales acompa-


ñada de Enma López, también concejala en el
ayuntamiento de Madrid. En la leyenda que apare-
cía al lado de la fotografía rezaba así: «Natalia, la
futura alcaldesa de Ourense». Ella sabe que tiene
todo el tiempo para alcanzar sus ambiciones políti-
cas, aunque lo que parece que no tiene es la decen-
cia necesaria para presentarse ante los ciudadanos
de esta ciudad.
Ourense no se merece esto…

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