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Curso de Antropologia Filosofica
Curso de Antropologia Filosofica
INTRODUCCIÓN
1
VELEZ, C.J. El hombre un enigma, 32.
5
3. La antropología social: afín pero distinta de la social, es decir, la red de las
relaciones sociales que componen un grupo, sus clases y funciones; o sea, estudia la
morfología de la sociedad, tanto la especificidad de las formas de que se comprende,
como su fisiología, es decir, las funciones de los diferentes miembros de ese ser
orgánico que es la sociedad. Como ya dijimos antes, ha jugado un papel importante
después del colonialismo para el respeto de los pueblos. La Iglesia debe tener muy en
cuenta en las misiones católicas (una cosa es llevar el Evangelio y otra querer imponer a
la fuerza una cultura determinada con todos sus efectos).
Yo soy una persona única e irremplazable, tengo sin embargo una naturaleza humana
que me hace semejante a los otros hombres. Esas capacidades, de un ahombre (no un
árbol, no una piedra, no un tigre) están bajo mi única y exclusiva dependencia y
responsabilidad. El Papa Juan Pablo II, gran filósofo ha escrito su libro más importante
sobre este tema: PERSONA Y ACCIÓN (BAC). ¿qué es lo que hace de cada hombre
una persona? ¿qué consecuencias trae párale y para los demás?.
2. Las dimensiones del hombre: alma y cuerpo: la antropología de hoy, enigma de
todo dualismo, vuelve a toma ese problema. En este aspecto lo mejor es que nos
refiramos a los grandes filósofos que los han estudiado: Platón, Aristóteles. S. Tomás,
Descartes, etc., Solamente así nos libraremos de la mitología y miraremos los aspectos
positivos y negativos de esas categorías filosóficas. Hay que notar que la Biblia tiene
otras categorías.
3. La libertad y la verdad para el hombre: hay como dos polos de personalización en
el sujeto humano. La A metafísica ha estudiado siempre la inteligencia y la voluntad
como las dos facultades del alma (ver la A. F. de Doncel): la persona se construye
buscando la verdad por su inteligencia y buscando el bien (los valores) por su voluntad.
Pero en medio del clima relativista y escéptico como el actual, ese problema toma
mayor acudes.
4. La sobrevivencia de la persona humana más allá de la muerte: la inmortalidad del
alma (noción filosófica originada en Platón) o la resurrección del hombre (categoría
bíblica). Es la inmortalidad del hombre una cualidad natural, o solo puede pensarse
como obra de la gracia de Dios (como piensan los protestantes?) este problema está hoy
en el centro de las preocupaciones de filósofos y teólogos, debido a la revisión de la
escatología. Frente a la muerte, que produce angustia, se busca la libertad definitiva, un
fundamento eterno del amor, una razón definitiva para esperar. La vida es en definitiva
preciosa , sagrada, la muerte llega y destruye todo (persona y acción) ¿Cuál es el
8
significado último del hombre?. Es necesario en este campo ser prudentes y serios,
evitando todo materialismo y dualismo.
9. El problema del hombre hoy: un sacerdote del siglo XXI no puede plantear el problema
del hombre como en la edad antigua o medieval. Las ciencias humanas y las
antropología científicas nos dan hoy datos que no podemos dejar de lado. Nunca se ha
sabido tanto sobre el hombre como hoy. Sin embargo nunca habíamos tenido tantos
interrogantes sobre el (Puebla. C.V. II y puebla). Vivimos en una sociedad materialista,
dominado por un apotencia, en ambiente de globalización, de guerra entre oriente y
occidente. Acabamos de pasar de la lucha entre las dos potencias, una dirigida por el
colectivismo marxista y la otra por el colectivismo individualista, consumista y pagano.
Es bueno tener en cuenta que aunque la URSS cayó, el materialismo histórico y
dialéctico siguen presentes. La persona humana está sometida a toda clase de afrentas y
seducciones3. Veamos a nivel filsófico cuáles son los retos:
-El naturalismo cuentista absolutiza la ciencia. El hombre es considerado como una
pieza más de la naturaleza, donde el sujeto humano es considerado a base de sus
condicionamientos que hacen de él “un proceso en tercera persona” (como llueve,
truena, arde). Hay que prestar atención al análisis reductor que así se practica: lo
espiritual se explica por lo psicológico (el hombre como un animal de psicología más
avanzada, más desarrollada., lo psicológico se explica por lo anatómico fisiológico (el
hombre como un animal con un cerebro más desarrollado por la posición erecta y azares
de la evolución de las especies), y lo anatómico fisiológico por lo físico-químico
(reduciendo al hombre a su mezcla de componentes químicos.
2. LA VIDA HUMANA
6
Cfr. CAMUS, A., El Mityo de sisyfu, es bueno tener en cuenta el esquema que hay en la mente de Camus: levantarse, el
bus, el trabajo, volver a casa. Eso todos los días hasta caer en el absurdo. Por ello el interrogante fundamental: ¿Vale la
pena vivir? Según Camus, solo hay un problema filosófico fundamental “el suicidio, juzgar si la vida merece o no ser
vivida”. Se trata en filosofía de responder a ese problema, el resto es accesorio.
7
MARCEL, G., Homo viator. Marcel habla del estar en camino, del carácter dinámico de la existencia humana.
8
GEVAERT, J., El problema del hombre, ese es el tema fundamental de este libro.
11
1) ¿Qué es la vida?
1.1 – Un acercamiento general a la problemática de la vida.
Este interrogante ha seducido y atraído a la mente humana desde siempre, pero una
respuesta definitiva e inequívoca no ha sido dada ni será encontrada. El estudio de este
fenómeno se da desde el mismo instante en el que el hombre inmerso en un mundo de
dinamismo, se cuestiona acerca de su propio ser y del ser de aquello que lo rodea,
interactúa y coexiste consigo mismo. Además, es necesario precisar que de la solución
de dicho cuestionamiento, depende toda su propia comprensión, conocimiento e
imagen del mundo y el propio modo de ver las cosas sobre el plano filosófico, ético,
religioso, científico, etc. “Una cosa si es muy cierta y es que el estudio de la vida no
puede considerarse ajeno y verse desde el exterior de una manera fría, indiferente, sin
entusiasmo. Muy importante y necesario es ponerse en juego con ella misma.”9
9
MONDÍN, B., Antropología filosófica, p. 33.
10
Cfr. DONCEL J. F., Antropología filosófica, pp. 47-49
11
Cfr. REALLE, G., Historia del pensamiento filosófico y científico, T. I, p. 179-180
12
ARISTOTELES. De ánima II, 4,415 b.
12
Santo Tomás de Aquino. Explica que los vivientes son los entes que según su
naturaleza les conviene moverse así mismos para obrar (cfr. S.Th. 1q.18,a1, inc.). La
vida queda caracterizada por el movimiento y al haber tomado esto de Aristóteles,
reafirma en decir que este movimiento no es ( ab extrínseco) sino ( ab intrínseco);
luego el agente del movimiento y por lo tanto de la vida misma es: el alma. Según
santo Tomás, el alma no es un principio cualquiera de operación vital, de otro modo
sería necesario decir que es un alma también un ojo, respecto a la vista y así
consecuentemente de los otros órganos. Más bien, por el alma se suele entender como
el primer principio de la vida, pues ella es para los vivientes la causa de su propio ser.13
René Descartes. Este filósofo de la edad moderna ha considerado que tanto los seres
humanos como los seres vivientes irracionales son máquinas y funcionan de acuerdo a
las leyes mecánicas que rigen sus movimientos y sus relaciones. Este principio está
absolutamente en contraposición con lo que veíamos en Aristóteles y Santo Tomás, ya
que excluye la existencia del principio vital. En el tratado del hombre Descartes
escribe: “ Supongo que el cuerpo no es más que una estatua o una máquina de tierra,
formada expresamente por Dios para asemejarla lo más posible a nosotros: y por lo
tanto[...] imita todas aquellas funciones que cabe imaginar que proceden de la materia
y dependen exclusivamente de la disposición de los órganos [...]. Os ruego que
consideréis que estas funciones son una consecuencia del todo natural en dicha
máquina de la simple disposición de sus órganos, ni más ni menos que los
movimientos de un reloj o de cualquier otro autómata proveniente de sus contrapesos y
de sus ruedas; por eso en esta máquina no hay que concebir un alma vegetativa ni
sensitiva, ni ningún otro principio de movimiento y de vida, además de su sangre y de
sus espíritus.”14
2) Origen de la vida.
1 – Introducción.
La cuestión relativa al origen de la vida, o aparición sobre la tierra de los primeros seres
vivientes, pertenece al grupo de los problemas más importantes y básicos de las ciencias
naturales. Toda persona, cualquiera que sea su nivel cultural, se plantea este problema
más o menos conscientemente, y, de mejor o peor calidad, producirá una respuesta, ya
que sin ella no puede concebirse ni la más rudimentaria concepción del Mundo.
La historia nos muestra que el problema del origen de la vida ha atraído la atención de
la humanidad ya desde los tiempos más remotos. No existe un sólo sistema filosófico o
religioso, ni un solo pensador de talla, que no haya dedicado la máxima atención a este
problema. En cada época diferente y durante cada una de las distintas fases del
desarrollo de la cultura, este problema ha sido resuelto con arreglo a normas diversas.
Sin embargo, en todos los casos ha constituido el centro de una lucha acerba entre las
13
MONDÍN, B., Antropología filosófica, p. 34
14
Cfr. REALLE G., Historia del pensamiento filosófico y científico, T. II, p. 329
13
dos filosofías irreconciliables del idealismo y el materialismo. 15
Detengámonos a
analizar las principales explicaciones:
3 - Generación espontánea.
Es el principio según el cual, los seres vivos pueden generarse no solamente a partir de
los semejantes suyos, sino también de una manera primaria, súbitamente, a partir de
objetos pertenecientes a la naturaleza inorgánica, disponiendo además, ya desde el
primer instante, de una organización compleja y perfectamente acabada. La vida tiene
origen en la transformación espontánea de la materia inorgánica en materia viva.
Podemos constatar, cómo durante la historia los filósofos y los científicos han atribuido
el origen de la vida humana a diferentes fenómenos: astros, sustancias espirituales,
virus, proteínas, etc., todo para indicar una fuerza Superior que coloca en la materia un
destino concreto y real, dirigiendo el trabajo que la materia va realizando en su interior.
Por tanto podemos decir, que la vida ha sido creada por una acción voluntaria y libre de
15
Es bueno leer en cualquier diccionario el termino vida.
16
Cf. LUCAS L. R., El hombre espíritu encarnado, p. 44.
17
Cf. LUCAS R., El hombre espíritu encarnado, pp. 45 – 48.
14
Dios. La vida surge por el trabajo combinado entre Dios, quien es el que inicia la obra,
y los procesos que se dan dentro de la materia hasta llegar a un punto determinante en la
cual surge la vida. Se puede afirmar que Dios no sólo creó el principio del universo,
sino que crea continuamente a través de la historia del cosmos con la ayuda de sus
criaturas y sigue cuidando a todos los seres creados.18
Los descubrimientos de Pasteur les negaban toda posibilidad de resolver esta cuestión
por vía experimental. Ello les condujo a conclusiones elevadamente pesimistas, cual fue
el afirmar que el problema del origen de la vida está “maldito” o que es insoluble; que el
ocuparse de él es impropio de un investigador serio, constituyendo solamente una
pérdida de tiempo. Como resultado de ello, numerosos naturalistas de nuestro siglo
experimentaron una profunda crisis de ideas. De esta manera, algunos de entre ellos
procuraban a toda costa evitar esta cuestión, sugiriendo, por ejemplo, que la vida jamás
habría tenido principio y que los primeros seres vivos habían sido trasplantados a la
tierra desde algún punto exterior: desde la superficie de planetas más o menos lejanos.
18
Cf. DONCEL, J. F., Antropología filosófica, p. 69 ss.
19
DEZZA, P., Filosofía, No. 103
15
Otros naturalistas pasaron a ocupar posiciones francamente idealistas y consideraron a
este problema como patrimonio de la Fe y no de la Ciencia. Por supuesto, la causa de
esta crisis no estaba en la esencia del problema en cuestión, sino en el procedimiento
metodológicamente incorrecto con que se intentaba resolverlo.
6 - Teoría evolucionista.
El mérito enorme de Darwin ante la Biología estriba en haber roto con el método
tradicional, metafísico, utilizado para resolver la cuestión del origen de las actuales
especies animales y vegetales. Darwin puso en claro que los seres vivos elevadamente
organizados han podido surgir solamente como resultado de un prolongado desarrollo;
gracias a un proceso de evolución de los organismos, en cuyo transcurso las formas más
primitivas se convierten en otras más elevadas. La aparición del hombre o de cualquier
otro organismo altamente organizado resulta inconcebible fuera de este proceso de
evolución, a menos que se recurra a la intervención de factores sobrenaturales o
espirituales de uno u otro tipo.
7 - Teoría post-darwiniana.
Con respecto al origen de la vida misma y de los seres vivos elementales (progenitores
de todo lo viviente en este planeta), las ciencias naturales de la era post-darwiniana
continuaron, sin embargo, utilizando aquel mismo enfoque metafísico que
anteriormente había sido aplicado también al caso de los seres vivos altamente
organizados.
Vemos así que, incluso después de Darwin, se pretendía explicar el origen de la vida
prescindiendo totalmente del concepto de una evolución general de la materia. El origen
de la vida era concebido como un acto de generación súbita y espontánea de
organismos, donde aun los más sencillos aparecerían ya dotados con todos los atributos
complejos de la vida. Desgraciadamente, este planteamiento del problema se hallaba en
radical contradicción con la experiencia y con los hechos, por lo que no podía conducir
a otra cosa que a la decepción más amarga.
Ya hacia finales del siglo pasado, F. Engels había considerado el estudio histórico del
desarrollo de la materia como el método más adecuado para resolver el problema del
origen de la vida. Sin embargo, sus ideas no obtuvieron un eco suficientemente amplio
en los ámbitos científicos de la época. Aun incluso durante los primeros decenios de
nuestro siglo eran todavía muy escasos los naturalistas que defendían en sus obras un
origen evolucionista de la vida. Por añadidura, estas apologías estaban expresadas en
términos demasiado imprecisos, por lo que resultaron impotentes para vencer el
atascamiento que, con respecto al origen de la vida, imperaba entonces en el campo de
las ciencias naturales.
Ha sido tan sólo en nuestra época, partiendo de una generalización del abundante
material acumulado por las Ciencias Naturales durante el siglo XX, cuando se ha
logrado trazar un bosquejo del desarrollo evolutivo de la materia, llegándose incluso a
precisar las etapas probables que este proceso ha seguido hasta la aparición de la vida.
16
A consecuencia de ello, han quedado abiertas grandes posibilidades para el estudio
experimental del problema de la biogénesis. Pero actualmente ya no se trata de
tentativas desesperadas para sorprender o descubrir casos de generación espontánea de
organismos sino de estudiar y reproducir en el laboratorio los fenómenos que tienen
lugar durante el desarrollo evolutivo de la materia. Tal estado de cosas ha tenido como
consecuencia un cambio radical en la actitud de los naturalistas hacia el problema del
origen de la vida. Si anteriormente, durante casi toda la primera mitad del siglo XX, este
problema se hallaba excluido casi totalmente del campo de las ciencias, siéndole
dedicada una atención mínima en la literatura científica mundial, en la actualidad le son
consagrados numerosos artículos y libros, informes y comunicaciones acerca de trabajos
experimentales. Ahora ya no nos conformamos con un estudio especulativo de la
historia de aquellos fenómenos ocurridos en nuestro planeta en una época determinada.
3) El vitalismo y el mecanicismo.
Los estudiosos de cada época a cerca del fenómeno de la vida se han dividido en dos
corrientes opuestas: unos han considerado la vida como un fenómeno absolutamente
originario u original, irreducible a la materia: es el grupo de los vitalistas. Otros han
visto en la vida un fenómeno derivado que encuentra en la materia todas las razones
suficientes de la razón de su aparición: es el grupo de los mecanicistas.
3.1 - El vitalismo.
Para toda la antigüedad, el medio evo y para gran parte de la época moderna, la
tendencia general de los filósofos y de los científicos, ha sido la de considerar la vida
como un fenómeno singular, originario, irreducible a la materia: ella toma su origen de
lo alto, del Uno, del Nous, del Logos, de Dios, de una inteligencia angélica, del
Espíritu. Cualquier autor (por ejemplo Aristóteles) considera la vida como un
fenómeno primario, una de las formas primarias e inmutables de las cosas. A esta
forma primordial se le dará el nombre comúnmente de “principio vital”. Según
Barthez, uno de los más convencidos defensores del vitalismo en el siglo XVIII
( cuando en Europa comenzaba ya a abrirse camino el mecanicismo), El principio vital
del hombre es la causa que produce todos los fenómenos de la vida en el cuerpo
humano. El nombre de tal causa es absolutamente indiferente y puede ser escogido
según el agrado o el gusto personal. Por mi parte prefiero el nombre de impetum
fascines ( to en hormón, en griego) ( que traducido al español sería algo así como: el
20
Cf. Enciclopedia Encarta, término: vida
17
impulso fascinante) que venía ya dado desde Hipócrates. Las principales razones que
los vitalistas argumentan para sostener su tesis son los siguientes:
3- Las máquinas son invención del hombre, la vida- no es invención del hombre. El
hombre inventa las máquinas imitando a los organismos vivos, sin lograr jamás que
esas máquinas adquieran la perfección de la vida. Por ello la máquina es posterior al
organismo viviente desde el punto de vista histórico y ontológico. Primero ha sido la
vida y después ha sido la máquina. Por ello la vida no puede ser reducida a la máquina.
3.2 - El mecanicismo:
A partir del siglo XVII, los triunfos de la física y de la matemática condujeron primero
a unos filósofos (Descartes y Gassendi) y después muchísimos científicos a abandonar
el vitalismo y a sustituirlo con una interpretación mecanicista de la vida, aplicando a la
21
Cf. MONDIN, B., Antropología filosófica, pp. 34-36
18
biología modelos tomados de la mecánica clásica o incluso de la ciencia física en
general. El entusiasmo por la mecánica galileana inspiró la corriente de los “
iatromecánicos”: ellos buscaban individuar o distinguir en los organismos vivientes y
en sus partes sistemas análogos a aquellos a los de las máquinas.
Los iatromecánicos, fueron los primeros mecanicistas y solo a ellos le corresponde con
exactitud este nombre. Entre ellos se distingue Juan Alfonso Borelli, alumno de
Galileo, un discreto ingenio que Newton mismo reconoció entre los precursores de la
teoría de la gravedad universal. Borelli observó que el cuerpo animal es una máquina
bien compacta, bien lograda con su carrocería ( huesos), su motor (corazón), y su
carburador (pulmones) etc. La analogía entre organismos vivientes y máquinas, en
particular el reloj, fue propuesta también por Descartes y por Leibniz y gozó de una
enorme aceptación hasta nuestros días. Pero con el progreso de las ciencias se han
propuesto nuevas y más teorías mecanicistas.
Hoy la teoría más seguida es la de la biología molecular, esta teoría considera la vida
como una disposición particularmente compleja de un cierto tipo de moléculas. Los
argumentos que los mecanicistas aducen o esgrimen más frecuentemente para sostener
su tesis, son los siguientes:
22
Cf. MONDIN, B., Antropología filosófica, pp. 36-39
19
Como resulta de los dos grupos de argumentaciones que hemos enumerado, la
discusión entre vitalistas y mecanicistas es eminentemente una discusión entre
aproximaciones diferentes a la realidad: la aproximación científico-experimental y la
aproximación filosófico-experiencial.
El primero, en honor a los cánones de la ciencia natural, reconoce como real solamente
aquello que es susceptible de verificación experimental y de determinación objetiva,
por tanto, solo aquellos que es físico o material, sensible, cuantificable, ello fija ciertos
sistemas de comprensión y permanece insatisfecho hasta que las cosas no se unan
verdaderamente a ello y por tanto rechaza el reconocimiento de algo como real si no se
adecua o si no se conforma con tales esquemas.
En conclusión, estos elementos de todo ser vivo nos indican que entre el ser vivo
y el ser inerte no sólo hay una diferenciación material sino, fisiológica, vital,
funcional. En una palabra, el ser vivo es superior a los seres inorgánicos.25
¿Por qué unos se mueven y otros no? La respuesta es clara: porque algunos
tienen la capacidad de moverse y otros no. Esa capacidad de ¿dónde proviene?
Debe ser algo superior a la materia: este es el principio vital. Es la forma
sustancial, el alma, la cual es un ser superior a la del ser inanimado. Ella no es
una actividad. Ella es una sustancia incompleta, no es un accidente ya que es el
constitutivo esencial del ser vivo. Ella se complementa al unirse con la materia
inorgánica con el fin de formar una sola sustancia.
Para determinar el grado de vida de cada uno de los seres vivos, debemos mirar
los elementos esenciales que brotan del movimiento, ellos son: el fin, la forma y
la ejecución del desplazamiento. De esta manera se distinguen los siguientes seres
vivos:
6) La vida humana:
Se distingue de los otros seres vivientes por los niveles espirituales y sociales que
alcanza, de ahí que se hable de vida espiritual, social, política, afectiva, etc.
Además, porque solamente el hombre se interroga por la vida misma de los seres,
aprecia la belleza de la vida, busca mejores condiciones de vida, y le da un
sentido trascendente. En una palabra, es el responsable y el conductor de su
propia vida.
3 LA CORPOREIDAD
26
Cf. LUCAS, L. R., El hombre espíritu encarnado, p. 38 ss.
27
Cf. MONDIN, B, Antropología filosófica, p. 58 ss.
22
El hombre es un ser en el mundo, que se relaciona con otros hombres y se siente
interpelados por ellos. Todo esto es posible gracias a su corporeidad.
La unicidad del yo primordial que se revelará en la comunión interpersonal se realiza a
través del cuerpo. La persona ¿es un cuerpo? O ¿tiene un cuerpo?
- Dentro de los que acentúan la unidad del hombre encontramos las antropologías pre-
filosóficas como la de Homero con sus mitos y de otra parte la antropología bíblica. La
civilización reflejada en loas escritos de Homero no insiste en el dualismo. El termino
psyché no significa alma en oposición al cuerpo, tampoco la unidad o la fuente de los
actos espirituales e intelectuales, ni el núcleo personal que dice yo. Es el soplo vital que
abandona al hombre a través de la boca y de las heridas. Después dela muerte habrá
algo de psyche que sobrevive, no es ya la persona humana sino una sombra
inconsistente. Soma no es el cuerpo en oposición a al alma, sino el cadáver.
Por su parte la antropología semita o hebréa 29. El semita vive y se interpreta a sí mismo
como unidad. Basar-sarx (como carne, en oportunidades cuerpo). La carne no significa
el cuerpo en oposición al alma espiritual; significa a todo hombre, corpóreo y espiritual,
bajo el aspecto de ser débil y frágil. El verbo se hizo carne: se hizo nuestro hermano.
Nefes- psyche (anima) , garganta, cuello, respiración, aliento vital o vida- ser viviente.
El alma mía está triste, yo estoy triste.
Interpretación hilemórfica del hombre: Aristóteles. Todo ser material está compuesto de
materia y de forma, no existe una forma sin materia, la forma substancial e un
organismo vivo se llama psyche o alma. El cuerpo es la materia viva e informada por la
psyche. El cuerpo en Aristóteles tiene dos significados: a. Materia que entra en el
organismo vivo y es informada por el alma. b. indica directamente el organismo vivo
(materia + forma), el cuerpo vivo s materia informada. Sin embargo Aristóteles no logró
totalmente expresar la unidad del hombre. Al analizar la existencia encuentra el NOUS
o inteligencia activa. Para actuar no tienen necesidad del cuerpo, no de funciones
corporales. El nous es diferente a el alma y puede existir sin el cuerpo, es inmortal.
Dualistas: Platón. Con influencia del orfismo (la preexistencia, la caída y la emigración
del alma). El alma es preexistente, se encuentra en el cuerpo como desterrada, alienada.
El alma de naturaleza divina es inmortal, ella tiene que purificarse y liberarse del
cuerpo, este es la prisión del alma, se debe liberar de esta cárcel, de los sentidos para
poder llegara a la verdad auténtica. Separándose del cuerpo podrá contemplar la verdad.
El cuerpo y el alma son realidades diferentes pero interdependientes. La realización del
hombre no esta ni en el cuerpo, ni pasa a través de este, sino que ha de buscarse en la
existencia espiritual que libera gradualmente del mundo y de la materia.
Descartes. Postula una división entre cuerpo y conciencia. No habla explícitamente del
significado del cuerpo. El cuerpo es diverso de alma, existe y funciona en virtud de uso
principios organizativos propios y puramente materiales. No necesita del alma para
explicar el funcionamiento pero lo compara con un mecanismo. El cuerpo no es más
que realidad atómica, física, extensa. El alma es como el motor que está situada en la
glándula pineal. Es una realidad totalmente diversa del cuerpo. Es conciencia pura,
transparente a sí misma, es por lo que yo soy lo que soy. Es bueno tener encuenta que
Malebranche y Leibniz son tambien dualistas.
30
Ibidem, p. 206.
31
Cf. GEVAERT, J., El problema del hombre, p. 86.
32
Cf. GEVAERT, J., Op. Cit., pp. 77 ss.
24
hombre no es de dos seres, sino un ser que vive y despliega su existencia humana
en el cuerpo y a través del cuerpo.
Es un cuerpo humano, donde el hombre tiene que vivir su propia vida, intervenir
en el mundo, transformarlo, humanizarlo y hacer de él un lugar habitable con las
condiciones óptimas para vivir humanamente, en la interrelación con los demás.
Es el cuerpo el que permite ser con los demás y realizarse en el mundo, es el
punto de inserción en el mundo.34 Soy corpóreo, soy mi cuerpo. Mi cuerpo
humano es también orgánico. Pero la no identificación no significa antagonismo
con el cuerpo sino excedencia. Esa no identificación se manifiesta de muchas
maneras. El cuerpo en oportunidades no me obedece: el cuerpo en oportunidades
es estudiado de manera científica con un alto grado de perfección mientras que el
yo profundo y primario escapa.
El significado humano del cuerpo deriva del hecho de que es el cuerpo de una
persona a la luz de la totalidad del ser humano. Así el cuerpo adquiere unos
significados especiales que expresan su nobleza que lo elevan por encima de los
demás cuerpos como una obra maestra. Es un cuerpo que goza de gran
perfección y refleja la perfección e inteligencia del ser supremo. Es un cuerpo
33
Ibidem, pp. 71 ss. Vale la pena sintetizar la visión de Santo Tomás, sobre el cuerpo humano: Cuerpo es todo aquello
compuesto de materia y forma (S. Th., I, q. 3, a. 2). El cuerpo humano por ser cuerpo, está compuesto de materia y forma;
sin embargo, lo que hace específicamente humano a este cuerpo es la unión íntima con su forma humana: el alma espiritual.
No son dos sustancias distintas en oposición, sino más bien debemos hablar del único hombre que existe. Cf. LUCAS, L. R.
Op. Cit., p. 211.
34
Cf. Ibidem, pp. 87 ss.
35
Cf. LUCAS, L. R., Op. Cit., p. 207.
25
digno que merece respeto por estar revestido de un carácter sagrado. 36
Respecto a los demás, el cuerpo es ser para los demás, presencia, principio de
reconocimiento en el amor y promoción del otro que está orientado hacia mí; es
posibilidad de relación. Todo el cuerpo actúa como principio de comunicación,
mediante el cual se expresa el ser del hombre tomando una función especial la
palabra. El cuerpo fundamenta las relaciones con los demás, especialmente un
complemento entre hombre y mujer. La presencia humana se manifiesta en las
siguientes formas: la comunicación y el reconocimiento; la reciprocidad; y la
donación de sí.
El cuerpo como lenguaje: mediante el cuerpo hablo, digo algo, aunque sea en el
lenguaje del silencio. Las diversas partes del cuerpo participan de forma diversa
en el lenguaje. Es lo que se llama el lenguaje facial. Como lo señala Levinas: el
rostro es verdaderamente la manifestación del otro. En el rostro los ojos expresan
un lenguaje particular y más personal. Su orientación expresa con frecuencia el
sentido de la comunicación y de la profundidad de la comunión. ¿Cuánto dicen
las miradas?, lo mismo podemos decir de la boca, el beso, la palabra hablada, la
risa, el llanto, la desnudez, el vestido, la moda, gestos afectivos y toda clase de
gestos. Todo esto expresa una comunicación a los otros.
El cuerpo como límite. Hay siempre un desnivel entre lo que se quiere expresar,
comunicar, realizar, y lo que realmente se expresa, se comunica y se realiza. El
cuerpo es frágil y limitado en su adaptabilidad. El hombre puede fracasar,
desfallecer, mermar su actividad, etc. Está ligado al tiempo y al espacio. El
cuerpo está inevitablemente expuesto a la necesidad de morir.
4 – Funciones de la corporeodad:
36
Ampliar en LUYPEN, W., Fenomenología existencial, pp. 182 ss. ; GEVAERT, J. Op. Cit., pp. 92 ss.
26
37
MONDIN Battista, L’Uomo: Chi é?, p. 36 ss.
27
mano al mismo tiempo manipulamos las cosas y las incorporamos a nuestra
existencia.
Función ascética: la experiencia cotidiana nos confirma que nuestro cuerpo está
directamente implicado en las acciones buenas, como en las acciones malas, bien
sea en las virtudes o en los vicios. Una virtud o un vicio resulta de una larga
práctica que adquiere nuestro cuerpo, por ejemplo quien controla por mucho
tiempo los instintos propios del cuerpo, en un cierto momento lo habitúa a
abstenerse de ellos. No hay ninguna duda que el cuerpo tiene una función
indispensable que desarrollar también en la dimensión espiritual.
38
Cf. GEVAERT, J. Op. Cit., p. 113; A. Jeanniére, Antropologie Sexuelle afirma: “no es la sexualidad la que nos hace
inventar el amor, sino el amor el que nos revela la naturaleza de la sexualidad. No son el hombre y la mujer quienes crean
una relación interpersonal, sino que cuando la persona se hace relación y ser para el otro, ella me revela a mí mismo como
hombre o como mujer en ese cara a cara en el que me reconozco como persona, ya que soy reconocido allí como tal”.
28
El cuerpo humano no es sólo el campo de reacciones de carácter sexual, sino que
es, al mismo tiempo, medio de expresión de todo el hombre, de la persona, que se
revela así misma por medio del lenguaje del cuerpo. Este lenguaje del cuerpo va
más allá de la sola capacidad de reacción sexual. Ésta como expresión auténtica
de la persona, está sometida a la realidad total del ser hombre o mujer, que la
trasciende.
4. LA INTERSUBJETIVIDAD
39
Cf. LUCAS L. R. Op. Cit., p. 211.
29
Vivir en el mundo y experimentar una existencia corpórea es inseparable de la
dimensión comunitaria. El hombre desarrolla su existencia saliendo de sí mismo,
creando vínculos de unión y amor con los demás. La vida humana es esencialmente
convivencia, vivir con los otros. La apertura al “tú” es constitutiva del “yo” y del “yo”
y “tú” a la comunidad humana.
La existencia humana es una coexistencia entre personas. Ser hombre significa ser
con los demás y para los demás. Es un co-existir, Heidegger. El encuentro con el
otro constituye un dinamismo que abre a la trascendencia en el contacto cercano,
especialmente con el absoluto. Es necesario reconocer en el hombre un ser que
necesita y vive en relación con el otro.
La historia nos muestra al hombre como animal racional, (Aristóteles, Santo Tomás)
y se acentúa con mayor profundidad en la edad moderna. El hombre moderno es
interpretado como un individuo solitario, encerrado en sí mismo y aislado de los
demás. Ejemplo claro es Descartes, que parte de la absolutización del yo y termina
negando el yo concreto y singular. La verdad fundamental está en el hombre mismo,
que reflexiona sobre sí mismo y saca la verdad de todos los sujetos. El ser del
hombre queda reducido a la razón. También podemos citar a Hume, quien reduce al
hombre a resultado de sensaciones e impresiones. Esta visión converge en Sartre
cuando habla del conflicto: el otro es el que me roba el mundo. La relación al otro es
rechazo radical del otro. 40
El núcleo esencial de la existencia humana está en ser con los demás y para los
demás. La estructura interpersonal se revela con claridad por medio de la palabra
recibida del otro, es revelación de la persona.
Todas las ciencias no hacen más que crear términos nuevos, un lenguaje apropiado
para expresar las interpretaciones de la realidad. Por lo tanto, el pensamiento
humano se realiza bajo la forma de un pensamiento discursivo o dialogal. El
pensamiento no es prisionero de la palabra. Supera a la palabra por todas partes. La
precede iluminando a las cosas y procurando expresar su significado exacto
mediante el concepto y la palabra.
41
Cf. GEVAERT, J., Op. cit., pp. 37 ss. También, LUCAS, L. R., Op. Cit., p. 241.
42
Cf. GEVAERT, J. Op. Cit. pp. 48 ss.
31
El dominio cultural y técnico del mundo, con las diversas actitudes prácticas que lo
acompañan está estrechamente ligado al contacto con los demás que viven en esa
cultura. Ejemplo: comidas típicas, habilidad en un trabajo, campesino.
A través de la palabra de amor y del lenguaje de amor de otra persona para con él, el
hombre toma conciencia de sí y de su propia dignidad humana; de ahí que la mayor
parte de los inadaptados proceden de familias desunidas, donde se perturbaron las
relaciones del amor o fueron quizás inexistentes.
En síntesis, todo hombre es interpelado como persona por otro ser humano, en la
palabra, en el amor, en la obra. Uno se hace hombre por gracia de otro, amando,
hablando, promoviendo al otro. La relación con la otra persona es por tanto una
dimensión constitutiva del hombre. 44
43
Cf. GEVAERT, J., Op. Cit., p. 52.
44
Cf. GEVAERT, J., Op. Cit., pp. 53 – 56
45
Cf. Ibidem., pp. 57 - 63
32
benevolencia tiene tres características: es incondicional, desinteresado, y fiel. El
amor quiere la libertad del otro. 46
La justicia como concreción del amor. Significa permitirle al otro que sea otro, que
desarrolle las dimensiones fundamentales de su existencia. El amor crea derecho y
justicia. Es la medida mínima de reconocimiento que hay que darle al otro. El amor
se fundamenta en la justicia.47
5 – LA HISTORICIDAD
1) Definiciones y distinciones:
46
Complementar en LUYPEN, W., Fenomenología existencial, No. 5, p. 207 ss.
47
Ibidem., fenomenología del derecho, pp. 223 ss.
48
Complementar en LUYPEN, W., Fenomenología del odio, pp. 189 ss.
49
Ibidem., fenomenología de la indiferencia, pp. 199 ss.
33
La historia es la sucesión cronológica de hechos en el tiempo. En referencia al
hombre es el conjunto de acontecimientos que tiene su raíz en la libertad personal y
en la comunidad humana. Aventura común del devenir humano a través del tiempo
caracterizada por la continuidad cultural hacia la creación y descubrimiento del
porvenir.50 Cuando se piensa en la historia de debe pensar en el pasado, en el
presente y en el futuro.
La historicidad la definimos como un modo específico del existir del hombre, es una
característica esencial del ser humano que realiza su existencia a partir de un nivel
cultural alcanzado por otras generaciones y en tensión hacia el futuro lleno de
posibilidades. Todo el ser del hombre se conoce por la historia, todo la vida humana
es un conjunto de posibilidades para una auténtica realización en la libre elección.52
Heidegger define la historicidad como la respuesta del hombre a la llamada del ser,
que resuena y brilla en las cosas, en los acontecimientos y en las personas. La
historicidad se refiere al encuentro del hombre con las cosas, como ser en el mundo
para descubrir y darles sentido. Se realiza en la opción viva del presente. En su obra
el ser y el tiempo hace una reducción de la historia a la historicidad. Hay que
distinguir entre historicidad pasada o secundaria que es la facticidad objetiva de los
hechos pasados, testigos muertos y silenciosos de una actividad humana que ya no
existe, e historicidad primaria o viviente es la historicidad de lo existente. Se refiere
al pasado en cuanto a conjunto de posibilidades que pueden ser ahora actuales y ser
50
Cf. GEVAERT, J., Op. Cit., p. 233.
51
Cf. DE SAHAGUN, L. J., Las dimensiones del hombre, pp. 110 ss.
52
Cf. GEVAERT, J., Op. Cit. p. 232., LUCAS, L., Op. Cit., p. 229.
53
Cf. ALFARO, J., De la cuestión del hombre a la cuestión de Dios, pp. 255 ss.
34
asumidas en una acción libre. El hombre se hace auténtico a la luz del ser,
54
2) Historicidad y relativismo
Si la historia es la única matriz de la verdad y de los valores, todo está minado por el
relativismo, ya que los puntos de vista cambian con el sucederse de las generaciones.
54
Cf. GEVAERT, J., Op. Cit., p. 235.
55
Ibidem, p. 236.
56
Cf. GEVAERT, J., Op. Cit. p. 241.
35
un proyecto, una misión que realizar, significando con ello el conjunto de la obra
humanizadora del hombre en el tiempo.57
4 – Componentes de la historicidad
5 – El sentido de la historia
La pregunta que nos podemos hacer ahora es ¿la historia se construye según un plan
determinado? Hay tendencias a afirmar el determinismo de una parte debido al carácter
petrificado del pasado, por ello la tendencia a juzgar que los hechos tenían que suceder
necesariamente y que obedecen a una necesidad intrínseca o extrínseca. Tambien la
impotencia ante algunos acontecimientos. El deseo de ofrecer una base ideológica a un
compromiso histórico. N el caso de los creyentes está la predestinación.
Por ultimo nos preguntamos ¿la historia progresa? Progresará si se realiza el ideal de
hombre, pero este varia de acuerdo a la antropología que se maneje. Habrá progreso
cuando las posibilidades de verdad, de valores y de medios que permitan ser plenamente
hombres, cuando el hombre pueda realizar sus posibilidades positivas. Pero digamos
que si bien hay progreso en varios aspectos, sin embargo todo progreso sigue siendo
frágil y provisional. ¿sería necesario un cambio inderivable de la historia humana?
6. EL CONOCIMIENTO HUMANO
37
El hombre tiene la capacidad de entrar dentro de sí, ocuparse de si, pensar, a diferencia
del animal que merodea siempre en su exterior o duerme. “En el hombre interior habita
la verdad”59 decía S. Agustín. Esto mismo lo afirmaba S. Tomás diciendo que el hombre
es capaz de volver sobre sí mismo, capacidad de interioridad, de ensimismarse.
El hombre tiene un conocimiento sensible y otro intelectual pero los dos no van
separados, sino que están compenetrados. Son dos aspectos del conocimiento humano.
Se observa lo sensible y se puede conceptuar. El hombre es capaz de conocer una casa y
de tener la idea de casa en general, algo universal y abstracto. A pesar de estar
compenetradas estas dos formas de conocimiento, hay sin embargo unas características
peculiares. El conocimiento sensible tiene una vinculación más espacio-temporal, a
diferencia del conocimiento intelectual, está más restringido a los limites de la
sensibilidad. En el conocimiento sensible, los fenómenos se suceden casi de modo
automático mientras que los de orden intelectual se suceden según un nexo lógico
superior. El conocimiento sensible depende de una manera más inmediata de las
calidades y de la intensidad de los cambios orgánicos.
59
S. AGUSTÍN, La verdadera religión, 39, 72.
60
LUCAS, R., El hombre espíritu encarnado, 88.
38
2. La percepción interna
En el proceso de percepción todo comienza con una excitación sensorial y termina con
la presentación del objeto intencional sensible a la inteligencia. Los sentidos internos
estructuran y unifican el material psíquico, transformado del material de orden físico
presentado por los sentidos externos.
La doctrina de los sentidos internos permite explicar la unidad y estructura del objeto de
la percepción. Las facultades a través de las cuales se completa la organización y la
estructuración iniciada en la sensación externa son: 1. El sentido común o conciencia de
sentir: sentimos que sentimos y se tiene conciencia de ver. 2. La imaginación sensible
ayuda a unificar el objeto porque en la percepción se integran los aspectos actualmente
percibidos con los de otros momentos, pudiendo imaginar que son parecidos. Cuando
veo la cara de una persona puedo pensarla integralmente, aún su espalda. 3. La memoria
sensible: el objeto es unificado con las imágenes de objetos ya aprehendidos que son
recordados por la memoria. 4. la estimativa-cogitativa: aporta la valoración del objeto,
pues percibe lo útil o lo nocivo. En los animales esto ocurre gracias al instinto natural,
mientras que en el hombre se da una especie de comparación. Esta última facultad da el
último toque al objeto de la percepción y lo presenta al intelecto.
3. El conocimiento intelectual
De otra parte están los idealistas quienes intentan explicar el origen de los conceptos
mediante causas totalmente intrínsecas a la inteligencia humana. Tratan de negar la
influencia de la experiencia; para ellos los conceptos existen por sí mismos de manera
apriorística o son innatos en nosotros porque Dios los infunde. Tenemos a Platón y a
Descartes.
En tercer lugar tenemos el realismo, teoría intermedia entre las dos anteriores.
Recordemos que el estímulo físico, para influir sobre el acto de sensación, debe, de
algún modo, ser transformado en una cualidad de orden biofísico o bioquímico, que
40
consiste en la reacción del órgano al estímulo. La escolástica admite en el paso del
sentido a la inteligencia, un cierto poder de adaptación e iluminación; este poder se
llama inteligencia activa, distinguiéndola de la inteligencia pasiva.
1) Definiciones y distinciones
41
Para el hombre de hoy la palabra libertad tiene una resonancia casi mágica. De alguna
manera la libertad es la suprema aspiración del hombre, la meta de sus esfuerzos
comunitarios y personales. La libertad es sólo una característica de algunos actos
volitivos. Es ausencia de obligación. 61
61
Cf. LUCAS, L. R., Op. Cit., p. 169.
62
Cf. Ibíd., VELEZ C. J., El hombre un enigma, pp. 148 ss.
63
Cf. FERRATER, M., J., Diccionario de filosofía, T. III p. 2137
42
1.3 - Libertad interior.
Existe además un último tipo de libertad que no es humana, pero a la que debemos
referirnos por estar en estrecha relación con la libertad del hombre: Libertad Infinita. Es
la libertad hacia la que tiende el hombre, puesto que siempre su obrar está en función de
hallar el sumo bien. Es la libertad que solo posee Dios, a quien no podemos negar, ya
que sin él no somos libres, pues nuestra libertad sería inconcebible. Nuestra libertad
finita encuentra en la libertad infinita su origen y su fin último. La libertad finita es
impulsada a lo infinito pero sujeta a lo finito. Sin embargo, la libertad infinita es tan
libre que deja libre a la finita, es decir, no tiene razón para limitarla sino que la
enriquece y la desarrolla al máximo65.
2.1 – El determinismo.
64
La libertad de elección es equivalente, en términos de San Agustín, al libre albedrío, (libertum Arbitrium) que para
algunos filósofos tiene la misma connotación que libertad; sin embargo, San Agustín, al introducir el término hace una
distinción entre ambos: Libertad designa el grado de beatitud en el cual no se puede pecar (concepto equivalente en cierto
modo al de libertad moral); el Liberum Arbitrium designa la posibilidad de elegir entre el bien y el mal, “es la facultad de la
razón y de la voluntad, por medio de la cual es elegido el bien, mediante el auxilio de la gracia, y el mal, por la ausencia de
ella” (De corruptione et gratia I, 2). Si se tiene en cuenta esto se entiende por qué el Obispo de Hipona dice que “El
hombre pueda ser libre (en el sentido de libertad) y pueda no ser libre (en el sentido de libre albedrío)”; el hombre no es
siempre libre cuando goza de libre albedrío, depende del uso que haga de él. Cf. M ORA, F., Diccionario de filosofía, T. I ,
pp. 85 – 87.
65
Cf. MONDIN, Battista, Libertá divina ed umana nel pensiero contemporaneo, en AA. VV., “El ateismo actual y la
trascendencia divina”, Vol. V, p. 73.
43
Sostiene que el hombre está determinado en todas sus acciones. Son seguidores de esta
postura los materialistas y sensistas que conciben al hombre como un ser puramente
material (como una máquina) al que se le pueden prever y prevenir todas sus futuras
actividades66.
Con respecto al determinismo físico podemos decir que la libertad lo presupone porque
sin su regularidad ella sería imposible, pues en medio del caos no puede haber libertad
para optar. El determinismo físico no condiciona la voluntad, porque no es material sino
espiritual, y por ende es libre; diferente a la naturaleza que es material y por eso sujeta a
leyes. Ni tampoco podemos reducir el obrar humano total y plenamente a los
Psicológico, limitándosele a ser presentado como una extensión mental opuesto a lo real
y concreto, pues es falso, ya que la libertad permite al hombre que se realice mediante el
desarrollo de otras dimensiones.
Por otra parte, el determinismo teológico es inaceptable, pues es imposible que haya
repugnancia entre la libertad divina (infinita) y la libertad humana (finita); Dios no
puede violentar la obra de sus manos. Decir que Dios determina al hombre sería afirmar
que Dios le niega la posibilidad de obrar humanamente.
68
Cf. GEVAERT, J., Op. Cit., p. 220; LUCAS L. R., Op. Cit., p. 172.
69
Cf. LUYPEN, W., Fenomenología existencial, p. 259
45
Sin embargo, algunos filósofos contemporáneos han pretendido proclamar la
absolutización de la libertad, entre ellos encontramos a Jean Paul Sartre quien afirma
locuazmente que “el hombre está condenado a ser libre” aunque rehuya o no quiera
saber de esta condena. Para él la libertad absoluta es fundamento del hombre y su
esencia. La libertad es ilimitada, infinita. El hombre es totalmente libre, de lo único que
no es libre es de elegir la libertad.
Sin embargo, el hecho de ser libre lleva al hombre a sentirse responsable, no solo de
sus propios actos sino de todos los de la humanidad; y, por consiguiente, esto lo lleva a
experimentar la angustia que surge cuando existe la conciencia de ser libre y siempre
estar eligiendo sin sentir apoyo, de ser libre y experimentar su nada. Esto lo lleva a
exclamar: “El hombre es una pasión inútil”72
Por otra parte, la libertad humana es limitada porque no se identifica enteramente con
el ser del hombre sino que es una característica fundamental de él, además, el hombre
no es libre de ser corpóreo (aunque esto no es negativo pues hace parte de su
constitución ontológica), él depende de la historia, de la sociedad, del mundo y está
70
SARTRE, J., El ser y la nada. p. 35
71
Cf. FERRATER M, J., Op. Cit. T. III p. 3171.
72
SARTRE, J. P., Op. Cit. p. 747
46
condicionado a su modo de ser, a sus pasiones . Aunque, todos estos límites no hacen
73
Cualquier acto libre del hombre tiene su razón de ser en la voluntad. No basta con que
seamos indeterminados, porque si fuera solo eso no desearíamos nada. Sin embargo,
deseamos, no determinamos a “querer”. Pero, esta determinación surge de nosotros
mismos, es autodeterminación.
La gran mayoría de los hombres cree en el hecho de que su voluntad es libre, lo que nos
lleva a pensar en razón del orden universal, que la gran mayoría de los hombres no
pueden engañarse a sí mismos, luego la voluntad del hombre es libre. El sentido común
le permite al hombre reconocerse a sí mismo como un ser libre al igual que sus
semejantes; en este sentido quienes aceptan el determinismo sólo lo hacen en la teoría
porque en la práctica se le hace imposible.
Algunos podrían negar esta tesis diciendo que han existido verdades que durante siglos
fueron aceptadas en el ámbito universal, pero que ahora son consideradas falsas (como
el geocentrismo). Sin embargo, estas verdades no tenían una incidencia práctica, en
cambio, la cuestión de la libertad es eminentemente existencial.
73
Cf. LUCAS L., Op. Cit. pp. 173 – 174.
74
Cf. VELEZ C, J., Op. Cit. p. 156.
75
Cf. DONCEL, J., Op. Cit., pp. 379 ss; LUCAS, L. R., Op. Cit, pp. 176 ss.
47
Si no hay libertad, no existiría responsabilidad ni virtud, obligación moral o deber y no
tendrían sentido tantas leyes y prescripciones. Kant afirmaba que la existencia de la
libertad no era demostrable por la razón teórica, pero sí por la práctica y por eso llega a
ella derivándose del deber. Sin embargo, es solamente un postulado de razón no
demostrable en el ámbito fenomenológico.
El principio ético “haz el bien y evita el mal” es intrínseco al ser humano e implica la
existencia de una voluntad libre, en cuanto que esta obligación conlleva a la necesidad
de optar libremente.
A pesar que la libertad se muestra, por una parte, dada y constituida porque le ha sido
participada al hombre por la Libertad Absoluta como don gratuito, por otro lado se
presenta como manifestación de lo inacabado del hombre, es decir, la perfección
humana no es dada desde el inicio sino que debe construirse progresivamente. El
hombre debe hacerse mediante la libertad.
76
Cf. LUCAS, L. R., Op. Cit., p. 176.
77
Cf. DEZZA, P., Síntesis de filosofía, No. 135
48
4.1 - Libertad y realización.
El hombre por ser libre tiene la posibilidad de apropiarse íntimamente de sus actos hasta
el punto de poder decir “esto es mío”78. El hombre es sujeto y por lo tanto es él quien
obra, quien elige, quien constituye la libertad. La libertad no es solo un atributo de la
naturaleza humana, es también un ideal, una aspiración, una conquista cuya posibilidad
radical poseen los hombres en sí mismos, pero que no todos realizan. La libertad
consigue su mayor despliegue solo en la medida en que el hombre educa su voluntad
para optar por el mejor de los bienes. Pues ella siempre tiende hacia el mayor de los
bienes en quien se halla la felicidad perfecta y una vez que la encuentra se deja invadir
por ella y queda extasiada al punto de ya no volver más a hacer ejercicio del libre
albedrío.
Ser hombre no significa tener una naturaleza humana dada (fin último) sino hacer su
naturaleza en medio de su existencia. Aunque no solo debe forjar su esencia sino que
debe elegir aquello que será.
La doctrina tomista sobre la libertad se resume bajo el concepto de “juicio libre” que se
refiere a la inteligencia de la que ha sido dotado el hombre para actuar en el mundo
natural, para actuar con libertad81.
78
RAMÓN, Op. Cit., p. 179
79
DE S. TOMAS., S. Th. I, q. 80 a. 1
80
Ibidem. I, q.83 a. 1c
81
Cf. LOBATO, A., El hombre en cuerpo y alma, p. 594.
49
En el acto humano siempre hay un juicio previo a la acción, esto explica que el hombre
cuando actúa en cuanto tal, actúa inteligentemente. De allí brota la responsabilidad que
él debe asumir en coherencia con la elección hecha y que debe ejecutar con urgencia.
De toda acción debe surgir una vocación en el sentido de tendencia hacia la realización.
El actuar auténtico del hombre es aquello que debe hacer, es su propia vocación. Por
ello, su vida debe girar siempre en torno a su vocación, que le da sentido a su existencia.
La vocación es el proyecto de aquello que cada uno debe ser, la tendencia hacia un
obrar. Al principio este proyecto es oculto y tan solo se posee un conocimiento vago de
él, pero poco a poco se desvela a la conciencia hasta llegar a convertirse en norma de
obrar. La vocación es un proyecto personal que nunca debe venir impuesto al hombre,
sino propuesto. El hombre se hace plenamente libre cuando actúa en función de ella,
pero puede arruinar su vida si renuncia a ella y falsifica su estilo de vida. En la medida
en que se acepta la propia vocación se puede crecer en autenticidad, siguiéndola se
puede llegar a ser lo que se debe ser, libre.
Toda vocación implica una elección entre las diversas posibilidades de ser. Pero tan
solo existe una posibilidad para cada persona, que lo conduzca a su autorrealización,
que le da sentido a su existencia. Es inauténtico quien no opta a conciencia y no llega a
ser plenamente él mismo, experimentará en su vida frustración, división y falsedad
porque no puede llegar a la madurez como estado de libertad.
Por consiguiente, la realización de la propia vocación conduce a la autenticidad, es
decir, a descubrirme a mí mismo como persona única e irrepetible, lo que me hace
responsable, asumiendo las renuncias que la verdadera libertad acarrea hasta llegar a
asumir a comprender el don de la vida como máxima expresión de la libertad.82
5) Libertad y amor
La libertad tan solo se deja entender plenamente en su relación con el don del amor que
es el vínculo de interacción con los demás y con el mundo, partiendo de la propia
persona.
Entre libertad y amor existe una íntima relación hasta el punto de no poder entenderse el
uno sin el otro: el mayor acto de libertad es el amor y no existe amor sin libertad. La
única opción para el hombre ser enteramente libre es el amor. No se debe pensar que el
hombre tenga que elegir entre el amor y el egoísmo, así como tampoco se debe pensar
que debe elegir entre el bien y el mal. El hombre para satisfacer su necesidad de
perfección sólo se puede realizar en el amor.
Ninguna libertad puede desarrollarse hasta que no logre alcanzar la madurez en una
relación de amor. Ama quien es capaz de donarse totalmente y alcanza un estado de
perfecta libertad humana. El amor afirma a las relaciones y funda a la persona.
No se puede amar sin vivir la autenticidad, es decir, sin realizar la propia vocación. Ni
se puede, tampoco, amar sin tener en cuenta al otro como una elección que me ayuda a
realizarme y que yo ayudo a realizar. Querer al otro es querer su libertad y solo quien
ama de verdad es auténticamente libre.
Amar al otro significa querer que el otro se realice. Afirmar al otro y enaltecerlo en su
ser es el verdadero significado del amor. Yo quiero la realización del otro si le permito
ser autónomo85.
Todo amor verdadero es incondicionado, es decir, se dirige al otro no por lo que tiene
sino por lo que es; es desinteresado, no busca el bien individual; y es fiel a una persona
concreta. El amor es la realización más profunda de las necesidades del hombre, de la
existencia humana. Por tal motivo, es un reduccionismo concebir el amor al contacto
afectivo o sexual. Todo esto es válido para la relación de amor con Dios quien es la
plenitud del amor.
6 – La opción fundamental.
La opción fundamental o básica es la elección por la que cada hombre decide explícita o
implícitamente la dirección global de su vida, lo que desea ser. No es una elección
determinante porque la voluntad puede elegir de formas diversas, pero si es dominante
en cuanto influye sobre las demás elecciones. Esta elección es básica en la vida de la
persona porque tiene que ver con toda ella y la realidad que la rodea. La opción
fundamental se va construyendo y fundamentando en cada elección particular, aunque
muchas veces parezca espontánea. Es el fruto de la maduración interior, aunque sea de
forma inconsciente.
83
Cf. GEVAERT, J., Op. Cit., p. 214.
84
Cf. LUCAS, L., Op. Cit. 184
85
Cf. Ibidem, 185
51
El secreto de la vida está en la validez de la opción fundamental, pues es la elección de
un valor que va a regir la escala de los demás valores86. Esta opción se debe convertir en
un hábito de la voluntad que dependiendo de la dirección tomada empuja al hombre
hacia el bien o hacia el mal obstaculizando el ejercicio de la virtud. Las elecciones
particulares ofrecen un número infinito de posibilidades, la opción fundamental tan solo
se hace entre un “Sí” o un “No”, aceptándose o rechazándose a sí mismo. La opción se
hace presente y se renueva en cada acto libre, aunque en muchas ocasiones entra en
choque con elementos psicofísico, impulsos que no se pueden controlar.
8 – LA CULTURA
La cultura es otra de las grandes ventanas, (junto al lenguaje y al trabajo) que se han
abierto en los últimos tiempos sobre el misterio del hombre. Es verdad que el hombre
siempre ha hecho cultura porque es por esencia un ser cultural y no un ser natural. Esta
verdad del hombre ha tomado fuerza por dos razones: por el desarrollo de la
86
Cf. VELEZ, J., Op. Cit. 410.
87
Cf. LUCAS, L. R., Op. Cit., p. 186.
52
antropología cultural como ciencia, la cual insiste en el valor y en la función que tiene la
cultura en el desarrollo y en la caracterización de los pueblos; y por la crisis de la
cultura occidental en estos últimos tiempos.
88
Cf. MONDIN, B., Antropología filosófica, p. 162.
Tengamos también presente la definición de cultura en algunos filósofos: Platón entiende la cultura como educación del
hombre. Esta visión se encuentra en la república y en las leyes. Los griegos exaltaban el ideal caballeresco como Homero.
Según Platón, el hombre está hecho para la verdad, y esto presupone la práctica de la virtud y una educación apropiada y
solo se hace plenamente hombre el que alcanza la contemplación de la verdad. Los pensadores cristianos, aún los de la
época antigua y edad media conciben la cultura como contemplación, sin embargo, ya no contemplan una verdad abstracta
sino una persona “Jesucristo”. Él es el pedagogo, el maestro, el educador por excelencia. Santo Tomás, para él la cultura es
una disciplina y ésta perfecciona a la virtud. Martín Grabmann, reconstruye las líneas fundamentales de la filosofía de la
cultura de Aquino y la define como formación de la persona con la asimilación de los valores del bien, belleza, santidad y
verdad. G. Herder, dice que la cultura es algo secundario, es algo profundo tienen una función humanista, el hombre sin
cultura no se realiza plenamente.
E. B. Tylor: la cultura es aquel conjunto o totalidad que comprende las capacidades y hábitos adquiridos por el hombre
como miembro de una sociedad. F. Boas: la cultura abraza todas las manifestaciones de los hábitos sociales de una
comunidad. Expresando también este concepto Herskovits, la cultura es una parte del marco total de la existencia humana.
Cassirer: menciona el lenguaje, arte y religión como etapas sucesivas del proceso cultural que preludian la etapa
conclusiva, aquella de la ciencia.
En síntesis, la cultura es el mejoramiento y perfeccionamiento del hombre expresando así, su forma de vivir y de pensar, lo
cual dentro de nuestra sociedad en general ha cultivado de tal forma que le han dado características específicas, es decir
aquello que diferencia al hombre de los animales. Cf. MONDIN, B., Una nuova cultura per una nuova societa, p. 43 ss.
53
Es una visión estática del hombre fundada en el primado del intelecto sobre la
voluntad, de la contemplación sobre la acción, de la naturaleza sobre la historia.
Hay una vía intermedia de las dos anteriores, que no considera al hombre ni como
ser natural, ni como ser histórico, sino como un ser cultural, el hombre es producto
de la naturaleza y de la historia, y esta amalgama entre la naturaleza y la historia es
precisamente la obra de la cultura.
Hay dos sentidos de ver al hombre como un ser cultural: uno en cuanto es artífice de
la cultura, es decir que él mismo es el primer destinatario y el máximo efecto de la
cultura. El objetivo de la cultura es hacer del hombre una persona, un espíritu
plenamente desarrollado, ha de aportar la cultura la plena realización del hombre
como proyecto. Y por otra parte, el hombre en cuanto ser cultural no es prefabricado,
él debe construirse con sus propias manos, luego puede modificar su cultura, su
entorno, y de esta manera se modifica él mismo. 89
Además de ser la cultura una de las manifestaciones del ser humano, también es la
característica que especifica, unifica y distingue a los grupos sociales. Es decir, la
cultura distingue a los franceses de los españoles, de los chinos, etc.
89
Cf. MONDIN, B., Antropología filosófica, p. 163 ss.
54
y de pensamiento que no son peculiares del individuo sino que caracterizan a todo un
grupo social.
Para que se forme una cultura no basta el lenguaje (que es la base genérica común a
todas las culturas), es necesario la lengua ya que ésta, constituye el elemento
fundamental primario de una cultura. Donde no haya lengua, no puede existir ninguna
sociedad, no se puede formar un pueblo, una nación y, por consiguiente, no puede
desarrollarse ninguna cultura. La lengua es el primer elemento que hace salir el
individuo de sí mismo y lo pone en comunicación con los demás. El congregarse social
resulta ante todo y sobre todo gracias a la lengua y por esto se impone sobre los otros.
En síntesis, la lengua es el símbolo principal y fundamental además de ser el
instrumento primario de cada cultura.
Las costumbres. La lengua por sí sola no es suficiente para una determinada cultura.
Existen tantos pueblos y naciones que hablan la misma lengua (así los ingleses, los
canadienses, los irlandeses, los americanos, los australianos, etc., hablan todos el
inglés) pero poseen culturas diferentes.
Entonces, se necesitan otros elementos que conforman las costumbres, por ejemplo:
el alimento, el vestido, la educación de los niños, la dedicación a los ancianos, la
educación sexual, las creencias religiosas, los modelos de comportamiento, la
organización social, política y económica etc. Las costumbres nos revelan la nobleza
o la bajeza del alma de un pueblo, la disponibilidad al diálogo y al auxiliar los otros
pueblos, el egoísmo, la violencia y la prepotencia, la tolerancia y la amabilidad, la
pureza o la lujuria, etc. En una palabra, el corazón de un pueblo se hace visible en sus
costumbres.
55
Los valores. Cada pueblo posee su conciencia de los valores, llamado también, la
sabiduría de un pueblo. Mediante dicha conciencia cada pueblo reconoce más o
menos intuitivamente, el valor positivo o negativo de la realidad y sabe cuál debe ser
su comportamiento frente a ella.
90
? Cf. ASINOV, J., La vita e l'energia, p. 12-13, Citado por B. MONDIN, Op. Cit. p. 176
91
Cf. MONDIN, B., Op. Cit., pp. 167 – 182.
56
¿Es posible juzgar las culturas?, ¿se puede hablar de superioridad, o inferioridad
entre las culturas?, qué pensar de estas expresiones: aquella literaria es superior a
aquella preliteraria, o esta urbana superior a la rural, campesina, o una cultura laica a
la eclesiástica, etc.
Hemos visto que las culturas no son otra cosa que la humanidad en grande, son el
alma de la sociedad. La cultura es la forma espiritual que asume un grupo social en
su devenir histórico. Es una realidad exclusivamente humana fruto de la inteligencia,
de la voluntad, de la fantasía y de los sentimientos.
Así como el hombre es sujeto de juicio moral, por sus acciones personales, por su
comportamiento, la cultura también puede ser valorada moralmente. Pero, ¿a quien
le compete la valoración moral de una cultura?, ¿quién puede decir que esta cultura
es buena o mala?, ¿existen criterios absolutos para formular un juicio de este género?
Este juicio no puede pertenecer a la antropología cultural, quien adopta criterios
científicos de investigación, clasificación y comparación. Este trabajo le compete al
filósofo (que procede sobre base de la ética natural) y al teólogo (que juzga sobre la
base de la palabra revelada).
Ellos utilizan un metro para medirla y juzgarla, pero este metro es análogo con el
que se mide y se juzga al hombre, a la persona singular. Este metro con que se mide
al individuo son los valores morales y espirituales, porque es por medio de ellos que
el hombre se realiza así mismo en la dimensión que más cuenta, la dimensión
interior, espiritual. Del mismo modo, la cultura de una sociedad es buena o mala,
viéndola desde el punto de vista moral, según favorezca u obstaculice el crecimiento
interior, espiritual y moral de sus miembros.
Por esto existe un criterio válido para juzgar las culturas y los proyectos culturales:
es la verdad del hombre, es decir una verdadera antropología filosófica (o para ser
exacto una antropología teológica que se modele en el Hijo de Dios, el Verbo
Encarnado, el hombre nuevo y el hombre escatológico).92
9 – EL TRABAJO Y LA TÉCNICA
Aquí estamos haciendo referencia al homo faber, es decir a la capacidad productiva del
hombre, propia de su naturaleza, de su ingenio, que por mucho siglos no llamó la
atención a los filósofos, solamente hace unas pocas décadas, se constituyó en material
92
Cf. MONDIN, B., Antropología filosófica, pp. 188 – 190.
57
de reflexión. Hoy día se ha comprendido que el hombre es esencialmente artífice,
creador de formas, realizador de obras, que su naturaleza es productiva. 93
Por otra parte, el trabajo es lo que distingue al hombre de los animales, ningún otro ser
dispone en su naturaleza esta capacidad. Gracias al trabajo el hombre construye su
propio ambiente (casas, calles, pueblos, ciudades, tecnologías, etc.), se preocupa de su
alimento y vestido, produce medios de comunicación, de transporte, de diversión, etc.
Por esto el trabajo, la técnica, y el arte constituyen una dimensión esencial de todo ser
humano.94
1)Definición de trabajo.
Para distinguir el trabajo de las otras actividades humanas se tienen en cuenta los
siguientes factores: * la acción tiene un resultado útil (lo distingue del arte, el cual tiene
una finalidad de placer estético); * el uso del cuerpo para transmitir energía (lo
distingue de la actividad inmanente); * y el esfuerzo y la fatiga (lo distingue del juego).
Entre los órganos del cuerpo humano que más ayudan a entender en qué consiste el
trabajo es la mano; ella es el instrumento viviente, que está en mayor disposición a mi
libertad para transformar el mundo, ella prevalece sobre todos los otros instrumentos
separados de mi cuerpo. Cada órgano de mi cuerpo, cada instrumento de mi oficina se
refiere a la mano como el arquetipo que lo mide y lo supera. El instrumento se reporta a
la mano como a su principio, éste se considera como su prolongación. En sí misma la
mano es politécnica: ella toma, estira, rompe, divide, pica, aplancha, une, etc. Pero cada
uno de estos poderes es limitado. Mis fuerzas humanas son escasas, limitadas y mi
campo de acción es restringido.
Hoy día es reconocida universalmente la importancia del trabajo, de ahí que sea un
derecho fundamental del hombre; sin olvidar que esta importancia ha estado presente
desde el principio del universo cuando el Creador le dijo a Adán, que se ganara el pan
con el sudor de su frente.
Al inicio de la era industrial el trabajo adquirió una enorme importancia aunque por
razones puramente instrumentales, es decir para satisfacer las necesidades físicas,
corporales del hombre, y no tanto por la promoción de la persona humana en cuanto tal.
El trabajo era importante para la sociedad pero no para todos sus miembros; era un peso
que se descargaba sobre las clases inferiores, o sobre los esclavos.
A partir de la era industrial la importancia del trabajo toma un nuevo rumbo ya que se
comprende que el trabajo es una de las actividades específicas del hombre y uno de los
componentes esenciales de la cultura. Esta ha sido la gran intuición de Marx, quien ha
visto en el trabajo y en la técnica la actividad primaria del hombre y la estructura
portante de la sociedad.
El trabajo es una actividad específica del hombre, pero no es la única dimensión que
posee, luego no se puede definir exclusivamente por lo que hace. Para realizarse
plenamente como persona humana debe cultivar armónicamente todas sus dimensiones
(pensar, querer, hablar, comunicar, hacer, trabajar, etc.). Este criterio de la realización
armónica de todas las actividades es válido no solamente para los individuos
particulares sino también para las sociedades. Pero el trabajo (la técnica) no es el más
importante y el más fundamental de las actividades humanas, ya que este puede causar
daño a las otras dimensiones del hombre y a los otros componentes de la cultura.96
Tiene un valor cósmico, porque con el trabajo el hombre transforma la tierra, el agua,
la piedra, los minerales, etc. Mediante el trabajo da al mundo un rostro nuevo,
trazando calles, construyendo ciudades, deteniendo o canalizando el peligro de las
aguas. El trabajo contiene al mundo antes desordenado, estéril o amenazante un
cierto perfeccionamiento, una humanización. Ésta se entiende en dos sentidos: * en
el que el hombre hace del mundo una morada más habitable, confortable y
hospitalaria; * y en el que el mundo gracias al trabajo se convierte en el reino del
hombre y no de otras potencias o de otros seres divinos incluso monstruos. El
95
Cf. MONDIN, B., Antropología filosófica, pp. 192 – 194.
96
Cf. MONDIN, B., Antropología filosófica, pp. 196 – 198.
59
mundo es el jardín que hay que cultivar, es el material confiado al hombre y solo a
él.
El trabajo tiene también un valor religioso, cuadrando así con el plan de salvación
establecido por Dios, nos damos cuenta desde el mismo Génesis donde el hombre ha
sido ordenado por Dios para cultivar la tierra y también lo notamos en la persona de
Jesús, quien durante su vida fue obrero.97
El papa J. P. II. habla de tres tentaciones que se deben evitar del desarrollo tecnológico:
realizarlo con la única finalidad de hacerlo crecer en sí mismo; al servicio exclusivo de
la utilidad económica; y para la adquisición de poder, especialmente el militar.98
La facilidad y la habilidad con que el hombre crea la técnica siempre nueva y más
perfecta, ha suscitado en las generaciones recientes una confianza en el progreso
humano. Con posibilidad de superar hasta el misterio del hombre, ¿la ciencia y la
técnica estarán en capacidad de resolver todos los enigmas humanos? Todo esto ha
llevado a un problema principal dentro de la sociedad, una pérdida de los valores
fundamentales del espíritu, de haber deshumanizado el hombre, privando al individuo
de la libertad y del espíritu de sacralización y de amistad (Scheler y Bernanos) y
también de haber causado una irreparable devastación del mundo provocando la crisis
energética (Buber y Heidegger).
El trabajo tiene valor personal sea en cuanto procede de la persona humana, sea en
cuanto tiene en el hombre su fin último. El trabajo es un bien del hombre, de su
humanidad, porque mediante el trabajo el hombre no solo transforma la naturaleza
adaptándola a sus propias necesidades, sino que se realiza así mismo hombre y realiza
su proyecto de hombre.
El trabajo tiene un valor social como todas las otras actividades culturales. Este causa
beneficio o perjuicio al hombre mismo y a la sociedad, al grupo al que pertenece. Juan
Pablo II afirma: “el trabajo tiene como característica propia que, antes que nada, une a
los hombres y en esto consiste su fuerza social”. 101 El derecho de la propiedad privada
sea de los medios de producción, sea de los productos realizados va contenido en su
función y en su valor social del trabajo; es decir, que no se puede tratar como un
derecho absoluto, intocable como quiere el capitalismo.
El trabajo también tiene un valor ético, es decir, que puede ser bueno o malo
moralmente de acuerdo al fin del hombre. A causa de la gran ambigüedad moral del ser
99
Cf. MONDIN, B., L´uomo chi é?, pp. 234 ss.
100
Cf. MONDIN B., Antropología filosófica, pp. 199 – 204.
101
JUAN PABLO II, Laborem exercens, No. 20 ; 14.
61
humano el trabajo también tiene su propia ambigüedad. El trabajo es bueno cuando
contribuye al propio desarrollo y crecimientos interior de aquel que lo realiza.102
10 – EL JUEGO Y LA DIVERSIÓN
El juego es una actividad típica del ser humano. Con esta actividad también el ser
humano se distingue de los animales. El hombre inventa juegos y se divierte como
ningún animal sabe hacerlo. Homo ludens.
102
J. P. II, en L. E. No. 2, dice: “no hay duda de que el trabajo humano tiene un valor ético, el cual está vinculado completa
y directamente al hecho de que quien lo lleva a cabo es una persona, un sujeto consciente y libre, es decir, un sujeto que
decide de sí mismo”.
103
Cf. MONDIN, B., Antropología filosófica, pp. 204 – 208.
62
de sonidos o bien de otros signos. Ejemplos de juegos lingüísticos: dar órdenes,
describir un fenómeno, agradecer, mandar, hacer un discurso, pedir un permiso, etc.
Además del contexto lingüístico la categoría del juego ha tomado otros contextos, el de
la lógica, la geometría, la matemática, y la búsqueda filosófica hoy día muchos la
consideran como un juego.
Hay muchas formas de jugar y esto lo hace difícil de definirlo y se puede confundir con
otra actividad del hombre. Se tiene como criterio para saber si es un juego o no, aquella
actividad que conlleva la distracción y la diversión.
Con lo dicho hasta el momento podemos distinguir el juego de otras actividades que
tienen características comunes a él y se pueden confundir fácilmente como es: la
actividad estética, científica y técnica. Si aquello que hacemos tiene la finalidad de la
diversión cae inmediatamente en la esfera de las actividades lúdicas. Por ejemplo el
fútbol profesional no es un juego sino una profesión, un trabajo, porque se hace en vista
a un salario.
Para que una actividad sea considerada como lúdica tiene que tener como objetivo
principal: la diversión, el placer, la alegría, la distracción. Aunque la actividad estética
causa cierto placer, descanso, no es un juego ya que su objetivo primario es el bello, la
armonía. También el comer y el beber tienen como ingrediente importante el placer, no
se consideran como juegos. En definitiva, lo que caracteriza al juego de cualquier otra
actividad humana es la diversión.
Ahora confrontemos el juego con las bromas, y los desafíos. En el lenguaje ordinario,
común y corriente utilizamos expresiones como: “hacer por jugar”, “hacer por
bromear”. Si tomamos coextensivamente los términos: jugar y bromear falseamos la
naturaleza de la actividad lúdica, porque en el juego, es verdad que hay diversión, riza,
es decir, un elemento de no seriedad, pareciéndose ligeramente a las bromas, por otra
104
S. TOMAS, S. Th., II-II, q. 168, a. 2, habla sobre el juego: Sabiendo que el descanso del alma se halla en el placer,
debemos buscar un placer apropiado que alivie la fatiga espiritual procurando un rebajamiento en la tensión del espíritu[...]
En la vida - dice Aristóteles – es necesario cierto reposo, y para conseguirlo hacen falta las distracciones que lo
proporcionen. Sin embargo hay que tener presente: no buscar dichos placeres en actos nocivos, no perder la armonía del
espíritu, el juego debe acomodarse a la dignidad de la persona. Todas estas cosas han de estar ponderadas por la razón, por
ello a través del juego puede darse la virtud.
63
parte en el juego siempre hay una buena dosis de seriedad, de determinación, de
compromiso, que la broma no posee.
Por la presencia simultánea en el juego de estos dos factores (bromas y desafíos) los
griegos definían al homo ludens como “serio – sereno”. Para Senofante “saber bromear
con seriedad” es arte sublime en el plasmar de la vida.105
El término persona es el que mejor describe la realidad del ser del hombre. Es exclusivo
del hombre.108 La expresión “sustancialidad”, aplicada al hombre, indica que el hombre
es un ser permanente y sustancial. Este sujeto, no solo se presenta a la conciencia como
distinto de la propia actividad, sino también como uno, idéntico e indiviso en el
transcurso y en el sucederse de la actividad.109
107
Cf. MONDIN, B., L’uomo chi é?, p. 254.
108
Cf. MONDIN, B., Antropología filosófica, p. 263.
109
Cf. LUCAS, L. R., El hombre espíritu encarnado, p. 255.
65
Históricamente la palabra “Persona” señala la línea de demarcación entre la cultura
pagana y la cultura cristiana. El significado común de la palabra persona era el de
máscara.
Hasta la llegada del cristianismo no existía ni en griego ni en latín una palabra para
expresar el concepto de persona, porque ese concepto no existía en la cultura pagana;
ésta no reconocía valor absoluto al individuo en cuanto tal y hacia depender su valor
esencialmente de la clase, del censo y de la raza.
Para San Agustín la persona significa el singular, el individuo. Esto confirma que en
el siglo IV la palabra persona había adquirido un significado profundamente diverso
de aquel ofrecido en la latinidad pagana. Pero en San Agustín no hay una definición
rigurosa de persona, como la encontramos en Boecio y Santo Tomás.
Según Santo Tomás entre persona y naturaleza hay distinción como entre el todo y la
parte; la persona es el hombre singular y concreto, en toda su concreticidad, unicidad
e irrepetibilidad, mientras la naturaleza humana es solamente parte de la persona,
aunque es la parte fundamental y sustancial. La persona como totalidad del ser
singular abarca: la materia, la forma sustancial, las formas accidentales y el acto de
ser. El acto de ser es la perfección máxima y es esto lo que le otorga la actualidad a
la sustancia y a toda sus determinaciones. El acto de ser otorga a la persona la
propiedad de la incomunicabilidad, gracias a tal acto la persona se hace completa en
sí misma, ontológicamente cerrada. La persona, precisa Santo Tomás goza de triple
incomunicabilidad: el individuo que es persona no puede comunicarse con otras
cosas como parte, existiendo como un todo completo; no puede comunicarse con el
universal, se comunica con los singulares, por cuanto la persona es subsistente; no
puede comunicarse como una cosa asumible, porque lo que es asumible pasa a la
personalidad del asumente, ya no tiene una propiedad propia.
Descartes no define la persona en relación con la autonomía del ser, sino en relación
con la autoconciencia. El hombre tiene una garantía de ser él mismo, de existir
efectivamente, de no ser un puro sueño sino una auténtica realidad, porque se piensa
así mismo. Con estos argumentos se le valora a Descartes: * el conocimiento
intelectivo, la razón es un requisito esencial de la persona; * la autoconciencia es un
distintivo del hombre; * se puede ofrecer una definición de la persona en clave
psicológica.
Las propiedades que resalta Mounier de la persona son tres: Vocación, toda persona
tiene un significado tal que no puede ser sustituida en el puesto que ocupa en el
universo; Acción, la vida de la persona es acción incansable, es la búsqueda hasta la
muerte de una unidad presentida, deseada intensamente y que jamás se realiza;
Comunicación, encuentro con los otros, el primer movimiento que revela un ser
humano en la primera infancia es un movimiento hacia los otros.
Según Mounier la tarea fundamental es luchar por la persona, esto significa luchar
contra aquellas formas innumerables de alienación que amenazan con aniquilar el
hombre en el compromiso masificante, y con destruirlo espiritualmente. Pero, luchar
por la persona significa al mismo tiempo luchar por la comunidad, donde el vínculo
más profundo está en la interioridad de las existencias encarnadas que viven en
comunión. La comunidad de las personas es la comunidad del prójimo, del yo y de
los otros, capaces de realizar un nosotros. A ella se llega a través de una
revaloración cultural que tiene su más directo adversario en el individualismo
despersonalizante.
68
2) La teoría actualista.
Los representantes de esta teoría actualista son: Hume, Stuart, Mill, Taine, W. James.
El hombre, según esta teoría, es un conjunto de actos sin ningún sujeto que los produzca
o los sostenga. Lo que constituye propiamente al hombre es la realización del programa
vital, el centro de actos intencionales. La persona no es lo que es sino lo que hace.
Esta teoría se funda en el hecho de que la ciencia psicológica no conoce nada que se
asemeje a una sustancia, ya que la introspección sólo encuentra actos o asociaciones de
actos psíquicos. Además, hay un rechazo de la sustancia como elemento objetivizante y
cosificante. La sustancialidad del hombre es concebida como estática y fija, mientras el
hombre es dinamismo, capacidad infinita de ser infinitas cosas, sin estar ligado a una
sustancia.
110
Cf. MONDIN, B., Antropología filosófica, pp.265 – 277.
69
Para los filósofos actualistas el ser es la vida de cada hombre en su forma concreta y
singular. El ser del hombre es su existir, su vida; y dado que la vida es quehacer, el
hombre es un quehacer. No tiene un ser fijo y por tanto tiene que hacerse cada instante.
El hombre está continuamente decidiendo lo que va a ser.
Los representantes de la teoría actualista afirman que el hombre no es una cosa, que no
tiene una naturaleza, que no tiene un ser dado. “El hombre no tiene naturaleza pero
tiene historia”, decía Ortega y Gassset. Esto quiere decir que lo que constituye al ser
humano no es la naturaleza de la que dispone, sino su quehacer dramático. El hombre se
explica desde su quehacer.
3) La persona humana.
111
Cf. LUCAS, L. R., El hombre espíritu encarnado, pp. 255 – 258.
112
Cf. LOBATO, A., El pensamiento de S. Tomás para el hombre de hoy, T. 1, p. 685.
70
entes accidentales que presuponen y perfeccionan el ente sustancial en el que tienen
el ser.
3. 2 – El humanismo personalista.
Los objetivos fundamentales del personalismo son los siguientes: afirmar el valor
absoluto de la persona humana; poner a cada hombre en situación de poder vivir
como persona; hacer “una revolución personalista, comunitaria y espiritual”.
De acuerdo a este sistema veamos los rasgos fundamentales del hombre como
persona. Mounier describe la persona como: “Un ser espiritual subsistente e
independiente. Mantiene su subsistencia mediante su adhesión a una jerarquía de
valores libremente adoptados, asumidos y vividos en un compromiso responsable y
113
Cf. LUCAS, L. R., Op. Cit., pp. 267 – 270.
71
en una constante conversión. La persona unifica toda su actividad en la libertad,
desarrollando a impulsos de actos creadores de singularidad de su vocación”. Por
esto la persona se estructura a partir de tres dimensiones fundamentales: * Vocación:
Dimensión trascendente, que es apertura mas allá de lo dado, de lo adquirido, de lo
pasado. * Encarnación: Dimensión descendente, que lleva al compromiso con las
realidades mundanas. * Comunión: Dimensión horizontal, que es desprendimiento
de sí mismo y donación a los otros.114
Estas tres dimensiones generan las siguientes características que determina el perfil
de la persona:
La persona es un ser encarnado. Mounier piensa que el hombre puede vivir como
persona o como individuo. El individuo es una caricatura de la persona, en el
individuo queda desfigurado el rostro humano. El hombre es una persona encarnada
en un individuo. En él se da una tensión permanente entre éstas dos realidades:
persona e individuo. Si la individualidad domina, el hombre se dispersa y se
convierte en una cosa, se deshumaniza. Si predomina la personalidad, el hombre
realiza plenamente la peculiaridad de su vocación.
117
Fundamentar el valor absoluto del hombre en Dios no es ninguna falta contra el humanismo, sino más bien es la única
vía para realizar en pleno las aspiraciones del humanismo y para asegurar un válido fundamento a la dignidad del hombre.
En efecto, el valor Dios garantiza con su amor, generosidad, libertad, misericordia el valor hombre y no lo hace solamente
durante la fase histórica de la vida terrena, sino lo hará también en aquella trashistórica de la vida eterna: gracias a la
inmensa bondad de Dios cada hombre es un valor perenne, un valor eterno. Cf. M ONDIN, B., Antropología filosófica, p.
279.
118
Cf. LUCAS, L. R., Op. Cit., p. 272 ss.
74
12 – TRASCENDENCIA Y ESPIRITUALIDAD DEL HOMBRE
La persona humana no puede ser interpretada como conciencia cerrada y aislada del
cuerpo y de los otros, no es sujeto despersonalizado. Al contrario, cada hombre es una
persona individual, única respecto a los demás con los que convive en el mundo. El
cuerpo pertenece realmente al hombre y participa de toda la realización de su existencia.
Por el cuerpo el hombre se inserta en todo el proceso evolutivo de la materia. Así es
como surge el problema del materialismo, de esa conciencia de que el cuerpo participa
de todas las expresiones de la vida humana. El materialismo se presenta como
absolutización de una característica real del hombre: el- ser- en- el mundo, que expresa
la pertenencia del hombre a una totalidad, al mundo.119 Pero, ¿será que el hombre está
limitado únicamente a lo material, o tendrá una dimensión que va mas allá de lo
fenomenológico?
Son varias las formas como muestran al hombre desde su materialidad, siempre nos lo
presentan de una manera reduccionista, es decir incompleto, solamente bajo un aspecto.
Entre ellas tenemos:
a) El materialismo marxista.
En el origen de esta doctrina, está Feuerbach, que reduce al hombre a una realidad
inmanente, y origina un materialismo y un inmanentismo absolutos. Pero, en su base
antropológica, hay una falsa visión del hombre y de Dios. Para hacer grande al hombre,
se necesita destruir a Dios, porque la existencia de Dios empobrece al hombre y lo
aliena. Las raíces filosóficas de este materialismo se encuentran en Hegel, para quien la
única realidad es el espíritu absoluto, que se realiza en la historia. La persona concreta,
el individuo, es algo irreal, cuya existencia tiene sólo la función de realizar los
proyectos del Absoluto.
Marx, le da la vuelta al anterior sistema y especifica la esencia del hombre como praxis,
como la transformación de la materia por medio del trabajo. El hombre es aquello que
hace; es su trabajo entendido como capacidad de producción. El hecho fundamental del
hombre y la historia es el trabajo, con el que transforma el mundo material y produce
plusvalía. Es mediante el trabajo, que se eleva el hombre a la dignidad de ser humano.
La meta última del proceso de autorrealización del hombre es la superación total de toda
alineación y la reconciliación del hombre con la naturaleza.120
119
Cf. LUCAS, L. R., El hombre espíritu encarnado, p. 277.
120
Cf. LUCAS, L. R., Op. Cit., p. 278.
75
b) Materialismo humanista.
El Materialismo humanista concede gran importancia a los valores humanos que deben
llevar a la humanización del hombre por el hombre. El sentido del hombre se halla
dentro del hombre y solo en el horizonte humano. A. Camus presenta un humanismo
que se yergue sobre las necesidades humanas y da testimonio del respeto del hombre
hacia el hombre. Todo lo que es ideología, política, religión, es fruto de la maldad del
hombre.
André Gidé, nos presenta al hombre, como ser que puede obtener por sí mismo, sin
trascendencia alguna, la serenidad, la paz y la felicidad, aun frente a situaciones
dolorosas como la muerte. Este humanismo consiste en aprender a prescindir de la
trascendencia y exigir por virtud humana lo que cree se debe a Dios. Es un humanismo
donde el hombre está llamado a ser autosuficiente.121
d) Materialismo Psicoanalítico.
Freud propone, no solo una relación entre conciencia e instinto sexual, sino una especie
de reducción de la conciencia a ese trasfondo de orden natural. Freud ha insertado las
terapias psicoanalíticas y las teorías sobre el origen de las neurosis, en un cuadro
121
Cf. Ibíd., p. 280.
122
Cf. Ibíd., p. 281.
76
materialista, sin serlo de hecho, para hacerlos funcionar como pruebas de su
interpretación materialista del hombre.123
1.2. Características:
a) Cientificismo.
b) Ateísmo.
Los materialismos no pretenden definir filosóficamente la materia, sino que afirman que
el hombre es un ser que sólo se comprende y se realiza totalmente en la historia.
Pretenden un humanismo radical dentro de la historia. Niegan todo tipo de
trascendencia.
c) Dogmatismo.
Todo esto lleva a una sociedad que multiplica los males, porque Dios ha desaparecido
del horizonte del hombre, y Dios desde cualquier ángulo que se vea siempre representa
una ley. Por tanto si no existe Dios no existe una ley. De esta forma es una sociedad
permisiva y libertina, que es el materialismo absolutizado y degradado a consumismo.
El hombre vale en cuanto consume cierta cantidad de productos y genera otros.
Los diversos materialismos afirman que las mismas idénticas categorías que sirven para
explicar las cosas naturales, sirven también para ofrecer una explicación exhaustiva del
hombre. Ellos formulan una teoría incoherente con la que no es posible dar cuenta de la
propia existencia como filósofos.
Por otra parte, esta teoría niega y elimina la función del sujeto singular y libre, aun
cuando lo introduce clandestinamente, para hacer que funcione la explicación
125
Cf. GEVAERT, J., Op. Cit., p. 132; LUCAS, L. R., Op. Cit., p. 286.
126
Cf. GEVAERT, J., Op. Cit., p. 134; LUCAS, L. R., Op. Cit., p. 285.
78
materialista del hombre. Otra incoherencia está en el tema del trabajo, como auto
creación del hombre por parte del hombre. Marx afirma que el ser, es decir los medios
de producción y las relaciones de trabajo, determinan la conciencia. Pero en realidad,
los medios de producción sólo existen en virtud de una conciencia y de una iniciativa,
que no son el reflejo del nivel económico o de la estructura concreta del trabajo. Hay
que reconocer en el hombre una conciencia original que no se identifica con las formas
de conciencia de las que habla Marx.127
* El espíritu como alteridad de los sujetos o de las personas. Cada uno existe como
sujeto, como persona, como alguien, como un yo frente a un tú. Lo que existe es una
persona concreta e inconfundible, que piensa, quiere, ama, etc., por eso mismo, el
problema del espíritu no se refiere en primer lugar a la inmaterialidad de las
facultades intelectivas o volitivas, sino a la alteridad o unicidad de las personas. El
hecho de la intersubjetividad de las personas es el lugar donde con mayor claridad se
manifiesta la naturaleza del espíritu y con mayor certeza se revela su irreductivilidad
a la materia corpórea y evolutiva.130
130
Cf. GEVAERT, J., Op. Cit., pp. 138 – 142.
131
Cf. LUCAS, L. R., Op. Cit., pp. 288 – 289.
80
o Porque tiene capacidad de abstracción y percibe lo general en lo particular.
o Porque de lo sensible del objeto va al inteligible. Capta lo particular y lo
trasciende para captar el todo.
o Porque es apertura. Es decir, posee la capacidad de moverse dinámicamente
hacia la perfección ilimitada, absoluta. La apertura tiene como objeto = el Ser
Absoluto, el que incluye todos los objetos posibles. La apertura tiene a Dios
como término.
o Lo constitutivo del hombre es la apertura hacia Dios, fin último de su ser. Él
es realización plena de la existencia humana.132
El inmanentismo panteísta, afirma que nuestra alma es una parte de Dios, un fragmento
de la divinidad. Doctrina evidentemente absurda, porque contradice todos los atributos de
Dios, y destruye la naturaleza del hombre.
El traducianismo, afirma que el alma humana tiene su origen en un germen espiritual que
se arranca del alma de los padres, del mismo modo que el cuerpo tiene origen en un
germen o semilla material. También es una doctrina falsa, porque contradice la
naturaleza del alma espiritual que es simple y no tiene partes; no puede pues, tener origen
por escisión.
132
Cf. LUCAS, L. R., El hombre espíritu encarnado, pp. 289 ss. El Padre De Finance nos dice: lo que importa reconocer es
que la tensión hacia el ideal es posible y tiene sentido sólo por la presencia del ideal subsistente que atrae y aspira (el Otro
Absoluto), es su presencia la que introduce en mí un principio de tensión interior y de trascendencia. Cf. Ibíd., p. 293.
133
Ibíd., p. 294 ss.
81
Nosotros aquí desde una antropología integral, abierta al trascendente afirmamos que ya
al inicio, en el periodo cigótico, el nuevo ser no es simple suma de los códigos genéticos
de los padres, no es un individuo en potencia, sino un individuo real, aunque no hayan
madurado todas sus capacidades. Es un ser con un proyecto y un programa nuevos, que
no había existido nunca y no se repetirá jamás. Esto significa que desde el momento
mismo de la fecundación, el espíritu humano está presente entitativamente como forma
sustancial, constituyendo un nuevo ser humano por su unión con la materia prima.135
3.3 – El espíritu humano comienza a existir por creación inmediata por parte de
Dios.
El espíritu humano no es producido por generación del organismo que informa, sino que
es creado directamente por Dios, porque es intrínsecamente independiente de la materia.
No obstante, la generación del hombre es natural, aunque el alma no sea producida
partiendo de la potencialidad de la materia.
Rahner plantea las siguientes dificultades: * El nuevo hombre sería uno, mientras las
acciones serían dos: la acción inmediata de los padres respecto al organismo, y por otra,
la creación inmediata de Dios, respecto al espíritu. Respondemos son dos acciones
unidas y complementarias.
* La acción de los padres tiende a producir sólo una parte del hombre, es decir, que hay
una especie de dualismo. Respondemos que el hombre como espíritu encarnado, es uno
y por tanto, en él no hay partes sustanciales, sino unidad sustancial. La generación
humana según el orden existente en la naturaleza exige, por tanto, la acción conjunta
por parte de los padres y de Dios, siendo la acción de Dios inmediata por cuanto
134
Cf. DEZZA, P. Filosofía, No. 141. Complementar en LUCAS, L. R., Op. Cit., p. 299.
135
Cf. LUCAS, L. R., Op. Cit., pp. 300 ss.
82
concierne a la creación del espíritu. Los padres son verdaderos padres porque se da
verdadera generación.
* La acción inmediata de Dios sería una acción especial, de tipo milagroso y rompería
el orden natural constituido. Respondemos, no es una acción especial, porque el
nacimiento de un nuevo hombre, no es un efecto especial en cuanto forma parte del
orden natural del universo creado. En ese orden natural se da en cada nuevo ser humano
la creación inmediata del espíritu por parte de Dios.136
136
Cf. LUCAS, L. R., Op. Cit., pp. 308 ss.
83
13 – LA MUERTE Y PERSPECTIVAS DE ESPERANZA
Hay en la existencia humana diversas clases de situaciones, pero entre ellas hay unas
específicas que se salen de la normalidad, y la persona tiene que asumirlas, darles un
sentido. Ésta indiscutible realidad Jaspers las llama situaciones límite.137
Frente a las situaciones de frontera el hombre tendrá que tomar una actitud
absolutamente distinta a la científico-técnica. La única salida real será dar el paso a la fe
religiosa, porque estas situaciones son cifras de la trascendencia. Estas expresan la
necesidad de salvación.
Entre todas las experiencias negativas de fracaso y de límite ocupa un lugar central la
situación límite de la muerte. Por ello, todas las antropologías que intentan aclarar el
misterio del hombre han de tratar la problemática de la muerte.
Pero vale la pena que tengamos presente, que la filosofía no busca contentarse con unas
cuantas indicaciones vagas o con una definición acrítica sobre la muerte; ni tampoco,
busca la mejor fórmula. La intención de la filosofía es preguntarse por el significado de
la muerte para un ser que tiene que realizarse con los demás en el mundo. Solamente
después de haber aclarado la naturaleza de la muerte, será posible formular el problema
de la supervivencia después de la muerte.
1) La conciencia de la muerte.
El hombre es consciente de que tiene que morir, en esto se diferencia del animal.
La conciencia de la vida va unida a la conciencia de la muerte.
La muerte se inscribe entre las condiciones y leyes que regulan los seres vivos.
Este ha sido el aporte de las ciencias desmitologizar el fenómeno de la muerte.
Dice Jaspers: no me es posible vivir sin sufrimiento y sin lucha, que inevitablemente me cargo de culpas, que tengo que
137
La muerte arroja una luz positiva sobre el significado mismo del tener: la
búsqueda de bienes materiales y culturales, la creación de una civilización
humana, el reino del tener y de las estructuras en general, tienen sentido si sirven
a la promoción de los demás y son usados para reconocer a los otros.
Dice A. Camus al tener que morir, todos los hombres son extranjeros en el
mundo. La muerte se presenta como la alineación fundamental de la existencia.
No existe el mañana, no existe el porvenir, ya que la muerte destruye todas las
ilusiones. Por todo esto, es preciso aprovechar el momento presente. Hay algo
con sentido la solidaridad con el que sufre; hay que construir un frente común
contra la miseria y la muerte violenta, rebelarse contra la muerte y contra el
absurdo. 144
142
Cf. Ibíd.. pp. 300 ss.
143
Cf. Ibíd.. pp. 302 ss.
144
Cf. GEVAERT, J., Op. Cit., pp. 304 ss.
145
Cf. MONDIN B., Antropología filosófica, pp. 285 ss.
86
1. Es universal: todos los hombres y mujeres caen bajo la faz de la muerte. No se
detiene ante ninguno, no tiene ni raza, ni posición, ni edad. Tarde o temprano
a todos nos llega.
2. Es ineludible: contra la muerte no hay nada que hacer. Nadie la puede detener,
ni la oración, ni la fuerza, ni la medicina. Cuando se le enfrenta se le distrae,
se le pospone, se le retarda, pero nos arrebata definitivamente algún día.
3. Es inminente: amenaza continua. Ella es una potencia siempre presente, que
continuamente se entreteje con la vida y continuamente la amenaza.
Heidegger dice: la amenaza de la cercanía de la muerte es un modo de ser del
hombre, es un existencial.
4. Es inexorable: delante de la muerte toda plegaria, súplica, invocación es inútil.
Todo hay que dejarlo (casa, familia, bienes, proyectos, etc.). El espectro de la
muerte avanza inexorablemente hacia todos los hombres sin excepción
ninguna.
5. Es temible. La muerte suscita en el hombre horror, temor y angustia, por esto,
es detestada y es mejor no hablar de ella. Lo más contradictorio de esta
sociedad tan planificada, organizada y futurista es que no se le tiene en cuenta
su efectiva presencia y llegada. Con su silencio se le quiere exorcizar como se
hacía con los antiguos tabúes.
1. La muerte, como caducidad del ser, es una posibilidad del ente en cuanto tal,
es decir, que la muerte es expresión del ser finito, a diferencia del Ser
Subsistente. En la muerte la esencia del hombre se revela como esencia de una
criatura. Ella es para el hombre una necesidad biológica.
2. La muerte del hombre es diversa a cualquier otro ser inferior al hombre
mismo. Él tiene conciencia de la muerte; puede hacerle argumento de
meditación durante toda la vida y puede comprometer su vida para la muerte,
como la hacen los mártires y los héroes.
Por esto, antes que una reflexión filosófica, la inmortalidad personal es una experiencia
vivida. La auténtica idea de la inmortalidad implica que el ser inmortal es espiritual y
personal. Una inmortalidad de tipo cósmico en la que se pierda la espiritualidad del ser,
manifestada en la conciencia y en el amor, y su individualidad personal, no satisface
plenamente.
Realicemos algunas distinciones:
149
Cf. LUCAS, L. R., Op. Cit., p. 324.
150
Cf. LUCAS, L. R., Op. Cit., pp. 327 ss.
88
Siguiendo a Lucas Lucas 151
tenemos las siguientes pruebas:
Prueba moral. La inmortalidad es también una exigencia del orden moral natural. La
conciencia impone el respeto absoluto de los valores morales y afirma que no puede
ser indiferente actuar bien o mal; de ello deriva que el ser moral es necesariamente
inmortal.
6 ) Dificultades y anotaciones.
151
Cf. Ibíd.. pp. 329 ss.
152
S. TOMAS, en S. Th., presenta cuatro elementos de esta prueba: 1) espiritualidad y simplicidad (I, q. 75, a. 2; q. 75, a. 5);
2) incorruptibilidad (I, q. 75, a. 6); 3) subsistencia (I, q. 75, a. 6; q. 97 a. 3); 4) actividades propias de tipo intelectual (I, q.
77, a. 8). Citado por LUCAS, L. R., Op. Cit., p. 333.
153
Cf. GEVAERT, J., Op. Cit., pp. 341 ss ; LUCAS, L. R., Op. Cit., pp. 335 ss.
89
Se nos presentan dos grandes dificultades: respecto al espíritu subsistente por sí e
incorruptible (alma separada) y respecto al lenguaje sobre la inmortalidad. Al hablar
sobre cada una de ellas haremos las respectivas anotaciones.
Se debe mantener la existencia del sujeto personal íntegro en todas sus dimensiones
constitutivas. Dejar entender que el espíritu separado es un ser solitario y autosuficiente
es contrario al sentido fundamental de la persona; por ello, se debe mantener
explícitamente la dimensión interpersonal y comunitaria, en cuanto constitutiva de la
persona; sin olvidar que aumentarán las dudas sobre la inmortalidad cuando desaparece
la certeza de Dios creador, que está en el origen de la persona individual, en una
relación interpersonal.
Nos trae dificultades el lenguaje utilizado, por ejemplo la misma frase: la “inmortalidad
de la persona humana” ha perdido mucha credibilidad porque se ha antropomorfizado el
155
Cf. LUCAS, L. R., Op. Cit., pp. 337 ss. Tengamos bien presente que la filosofía cuando trata temas como: Dios, la
inmortalidad, hace aproximaciones, ella no llega a formular una prueba satisfactoria desde todos los puntos de vista. Cf.
GEVAERT, J., Op. Cit., p. 346.
90
más allá. Lo que hoy se concluye es que todo lo que vale para una reflexión sobre la
inmortalidad vale también para una reflexión sobre Dios.
Terminemos las anotaciones y reflexiones sobre la inmortalidad desde la filosofía con las palabras de Tresmontant, citado
por Gevaert: “No tenemos argumento racional decisivo que nos costriña a asegurar, apoyándonos solamente en lo que
somos, que continuaremos existiendo después de la muerte, una muerte que nos puede sobrevenir, mañana, quizás. Para la
metafísica cristiana, la existencia es un don. ¿Qué nos puede confirmar, pues, que este don no sea conservado, con bienes
mucho más excelentes tadavía? En nosotros mismos, en nuestra propia naturaleza, nosotros no podemos encontrar esta
seguridad. Solamente la encontraremos en aquel de quien recibimos hoy el ser”. G EVAERT, J., Op. Cit., p. 348.
159
Cf. LUCAS, L. R., Op. Cit., pp. 340 ss. En teología escatológica aún se insiste en el concepto de alma separada, aunque
se hacen esfuerzos por evitar el término “separada”. Cf. Ibíd.. nota No. 36.
91
El sentido último del hombre no es una cosa al lado de la relación con Dios, sino que es
la misma relación interpersonal con Dios. La inquietud espiritual es en el fondo el deseo
de ser alguien en la presencia de Dios, de vivir en una relación dialogal permanente
dentro de la fidelidad y del amor. Además, descubrir a Dios como creador en el origen
de la vida personal significa al mismo tiempo descubrirlo como aquel que está en la
base de las relaciones esenciales de las personas, de manera especial en la comunión
intersubjetiva y en el ejercicio de una libertad plena.
Estas reflexiones ofrecen una fundada perspectiva de inmortalidad personal, que apela
esencialmente a un elemento no filosófico; la manera con que Dios es el sentido de la
vida humana y los caminos por los cuales realizará la comunión plena, la verdad plena,
la libertad, siguen estando escondidos a los ojos de la razón y por tanto solamente
pueden ser objeto de esperanza. Además, la fuerza convincente de la perspectiva de la
inmortalidad, arraigada en la relación interpersonal con Dios creador, depende de la
medida con que el hombre, a nivel prefilosófico, y filosófico consiga descubrir y
reconocer al Dios de amor.
En últimas, el misterio del hombre es una invitación a caminar hacia el misterio del
Dios de amor. Pero estas líneas tenues y vagas solamente pueden adquirir claridad y
fuerza cuando Dios sale de su ocultamiento revelándose como el Dios de amor a la
mente de quienes le creen y lo acogen.160
160
Cf. GEVAERT, J., Op. Cit., pp. 350 ss.