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TERCERA CLASE La direcci6n de la cura en Freud I El primer punto que me interesa destacar se encuentra al comien- 20 de uno de los escritos téenicos ce Freud. Se trata de un pasaje del articulo “Sobre la iniciacién del tratamiento” de 1913, alls compara el anilisis con el juego de ajedrez. Querria destacar dos aspectos de esta metéfora, el primero es que en el juego del ajedrez, las jugadas légicas y casi predeterminadas son las del comienzo y las del final. Se trata de ciertas jugadas que ‘uno puede hacer al inicio de la partida y que, por supuesto, no deter- minan el resultado pero sf una orientacién de Ia partida, Por ejem- plo, si a quien le toca mover mueve en un sentido, la partida se orienta en ese sentido y en determinado momento de Ia misma, se dan las jugadas del final que culminan en el jaque mate o en las tablas, Pero en ese interin, entre el comienzo y el final de la partida puede parecer que se ha perdido el rumbo, que no se sabe bien hacia Gnde se va, Puede haber tin lapso donde el decurso pueda ir hacia un sitio © hacia otro. La idea de Freud es que tanto los movimientos del comienzo como los del final cel andlisis son movimientos que se pueden expo- ner sistemdticamente, Idgicamente y en el media estan esas movidas que no se siguen tan sistematicamente. De alli que é] afirme que cl comienzo de andlisis sigue una logica y depende cémo comience un anélisis las posibilidades de terminarlo © no de la buena manera. Ustedes me dirdn y es sabido, que los andlisis duran mucho tiempo, pero de alli no se desprende que podamos ocupamnos de su finaliza- ida sdlo a tiltime momento, La concepcién de Froud es que la fina- 33 Fasian NAPARSTEK lidad, hacia dénde se dirige el andlisis, tiene que estar desde el comienzo, es decir, que el fin de analisis al menos en el doble senti- do, hacia dénde va y en donde termina, el objetivo del anilis depende del fin que uno tenga en el horizonte, de cémo uno va a orientar -mas alld de si uno arriba a ese final~ la cura Segtin la orientacién lacaniana en el sfntoma hay un aspecto que permanece como un incurable; por eso aquel que piensa que todo lo teprimido puede interpretarse, se orientard en otro sentido. Depende lo que uno conciba como final que el rumbo de la cura tome un camino u otro. La segunda caracteristica es pensar al analista mismo como un jugador ce ajedrez, no lo dice Freud explicitamente, pero se puede desprender de st pensamiento. Tomemos también otra metéfora que utiliza Freud que os la del analista camo un eirujano. Esta otea ‘comparaci6n va en el mismo sentido; ustedes saben que el ajedrez. es un juego de pura légica y quienes juegan, los maestros, pueden jugar mas de un partido a fa vez. Van moviendo una ficha en cada tablero, mas alta de cual sea el contrincante, les aleanza con mivar las fichas y de acuerdo a cémo estan ubicadas, hace su movimiento. Es decir que poco importan la caracteristica mas sentimentales, pasio- nales 0 animicas del contrincante. Ea otros juegos, en cambio, el estado del conirincante es fundamental, si el contrincante se pone nervioso, si est dubitativo, puede cometer errores que en otro esta- do no cometeria y que podrian atentar contra su nivel de juego. En cambio, en el ajedirez. no importa el aspecto emocional del contrin- cante, lo que importa es cmo estén ubicadas las fichas. En este sen- tido es muy parecida la concepeién clel analista como jugador de aje- drez a la del analista como cirujano, porque ambos tienen que sus- traerse de sus propios sentimientos, Bs una queja habitual de aquellos que toman contacto con algiin cirujano Ta de que son gente con pocos sentimientos, que son muy frios y la verdad es que lo primero que aprenden es que no les tiene que temblar el pulso, que para hacer bien su trabajo, no tiene que haber nada que se cruce en el medio y que les haga temblar el pulso en el punto donde hay que operar. En ese punto para el cirujano es mejor operar un corazén que operar a Juan, a Pedro o a Maria, de alguna manera en lo que se concentra el cirujano es en el Grgano al cual tiene que intervenir InTRODUCCION A LA CLINICA CON TOXICOMANIAS ¥ ALCOHOUSMO III Respecto del analista, no quiere decir que no importe si se trata de Juan, Pedro o Marfa; importa pero lo que importa es cémo ope- rar esa estructura que tiene determinadas coordenadas y para pen- sar esas coordenadlas de la estructura poco importa lo que el analis- ta siente. Para operar mejor con la estructura de cada paciente es major sustraerse de los propios sentimientos. No se trata, por ejem- plo nuestras intuictones. Solemos escuchar decires tales como: “Me huele que es un psic6tico”. No, no huele a nada, [a neurosis, la psi- cosis 0 la perversin no huele, no lanzan ningtin aroma. Hay que poder fundamentarlas légicamente cual es la estructura. No se trata de una intuicién; cuando uno se guia por Ia intuicién en el psicoa- nélisis va por mal camino, mas bien conviene ajustarse a la légica estructural de cada caso. Por cierto en contraposicién al olor, que es algo que se percibe en el acto 0 a la intuicidn, eso puede llevar mueho tiempo y uno puede encontrarse en un momento sin asit la Iogica de un caso, Lo leo tal como lo dice Freud en “Consejos al ‘médico en el tratamiento psicoanalftic “He de recomendar a mis colegas que procuren tomar como modelo de tratamiento psicoanalitco, la conducta del cirujano que pone silencio a todos sus afectos ¢ incluso a su compasi6n humana y ‘concentra todas sus energias psfquicas en su nico objetivo, praeticar la operacién conforme a tocias las reglas del arte” En otro de sus escritos técnicos, “Observaciones sobre la transfe- rencia”, Freud ubica una cuestidn més, que es que para poder operar como cirujano, los analistas deben realizar a su vez un andlisis. Para que alguien pueda correrse de sus sentimientos, de su intuicién, mientras esta operando como analista. Porque si el cirujano, conti- nuando con la metéfora anterior, cuando ve un corazén se pone a llo- rar, no va a estar ala altura de su tarea. Hay que poder sustraerse de eso y para ello hace falta un andlisis, hace falta conocer el incons- ciente, no porque cuanto mejor uno conozea el inconsciente propio va a pocier tratar mejor el inconsciente del otro, sino porque va a posicionarse como analista a partir de estar un poco desembarazado de lo que Fzeud llama “los puntos ciegos’, vean como lo dice Freud 30 BauuD, 8, “Consejos al médico en el tratamiento psicoanalitico”, Obras Completas, Biblioteca Nueva, Madrid, 1973, pig, 1656. 35 Fasidn Naranstex. “Nuestro dominio sobre nosotros mismos no es tan grande que 1nos encontramos de pronto que habiamos ido mas alld de lo que nos habiamos propuesto, mi opinion es que no debemos apartamos ni tun punto de la neutralidad que nes procara él vencimiento de la trasfecenia reeiproca” Es decir que para que uno pueda tener eso que se conoce como “neutralidad analitica’, para que une pueda ubicarse alli, debe haber pasado por un analisis, debe haber avanzado un poco més. Freud parte de la idea de que cada sujeto tiene un modo de satis- faccién particular, Afirma que la pulsién no tiene objeto pero que en cada sujeto, una vez que se fija un objeto, eso adquiere fijeza hasta tornarse pricticamente inconmovible. El ejemplo extremo, mas des- nudo de esto es el fetichista, porque el fetichista goza de tun zapato patticular, con determinadas caracteristicas que no es intercambia- ble con otros, se trata de un zapato X. Si uno prosigue este zazonamiento y piensa que el analista es una persona como las demas, Hegamos a ia conclusién de que también éste tend su forma de satisfaccidn; frente a esto, desde esa logica, ante un paciente quedan s6lo dos alternativas posibles: o el modo de satisfaccidn que trae el paciente resulta compatible con el del analis- tay ambos pueden gozar juntos y entonces la interpretacién del ana- lista es al fallido del analizante, como el hilo es a la aguja, encajan perfectamente; 0 bien, si no gozan de lo mismo, le queda al analista la posibilidad de rechazar a ese paciente. Les doy, a continuacién, un ejemplo freudiano, esta incluido en elhistorial del Homibre de las Ratas: se trata de un sefior que cuenta su modo de arreglérselas para su satisfaccién sexual. Relata que organiza una salida ce campo con las hijas de sus amigos y se las arregla también para que pierdan el tren de retorno y tengan que quedarse pasar una noche en un pueblo y en esa noche este hombre masturba a las jévenes. Luego de este relato, cuando va a pagar el monto de la sesidn, le da billetes nuevos; entonces Freud le dice que se reconoce répidamente a quién trabaja en un banco. El sefior le res- ponde que él mismo limpia y plancha los billetes para evitar todo ‘aquello que estos podrian trasmitir. Entonces Freud le sefala la con- tadiccién que hay entre las dos practicas: masturbar a jovencitas y 31 Parup, S,, “Observaciones sobre Ia teansferencia”, Op. ci. pig, 1692. 36 ITRODUCCION A LA CLINICA CON TOXICOMANIAS Y ALCOHOLISMO IIL planchar los billetes. El sentido de lo que le dice lo podriamos tra- ducir como: “Usted plancha los billetes porque tiene las manos sucias”. Obviamente, el hombre nunca volvié. Les cuento esta pequefia vifieta para ilustrar cémo la satisfaccién del otro, siempre es sucia y asi es vivida por cada uno; de alli que la satisiaccién siempre se esconda un poco. Se trataba de la satisfaccin deeste hombre, fo cual no quiere decir que uno tenga que avalar una practica como ésta, pero para poder anelizar esa satisfaccién hay que dojarla entrar en el andlisis, si se la rechaza eso queda por fuera del andlisis y en ese mismo gesto se deja por fuera al sujeto, Siempre me pregunté qué podria haber hecho Freud en ese caso, Pensemos, por ejemplo, que hubiera sucedido si Freud hubiese arru- gado los billetes y le hubiera devuelto arrugado aquello que el sefior habfa limpiado y planchado con tanto esmero. Se trata de dar otra alternativa que no es ni aceptar ese modo de satisfaccidn en el senti- do de proponer un goce compartido, en el sentido del “gocemos jun- tos” ni de constituir una comunidad de goce. Ni aceptarni rechazar ‘ese modo de satisiaccién particular, sino propiciar que esa satisfac ion se instale en el analisis para poder analizarla, Eso es lo que plantea Freud respecto a cuando un paciente viene a anillsis y dice que quiere irse a la cama con el analista, Plantea que si se pasa a la satisfaccisin erdtica se va en contra de la posibiliciad de realizar un andlisis. Para hacer un andlisis la satisfaccién debe estar coartada en su fin, pero no por una cuestién moral, sino porque en términos de libidinales sélo se sostiene un analisis mientras se ahora algo, mientras se sufre de algo. Una persona puede llegar al analista y decir: “Vengo porque me separé” y uno le dird que cuente acerca de ello; sin embargo, como psicoanalistas podemos preguntarnos si esa separacién es una com- plicacién o una solucién, porque quizas encontré la solucién en ef andlisis, para que haya andlisis tiene que haber necesariamente sufrimiento y éste estd ligado a una insatisfaccién, a algo que esta coartado en su fin, En cambio, cuando alguien consulta porque quiere conocerse a sf mismo, podemos asegurar que, si bien eso muy interesante sabemios que el psicoandlisis no se dedica a eso, se dedica a curar. Cuando alguien declara: "Vengo porque estudio psicologia”; uno podria pen- sar que estudiar psicologia podria ser un sufrimiento pero tiene que 37 FaBian Naparstex verificar bajo qué padecimiento se encuentra esa persona. Es decir, que todos 1os motivos son validos pero hay que orientarse en tomo a aquello de lo que trae a la consulta que encierra un padecimiento, Freud avanza més y dice que para comenzar un andlisis no slo hay que tener un suftimiento sino que hay que mantenerlo, si ese padecimiento no se sostiene el andlisis se cae. Si un paciente viene Porque tiene insatisfacci6n e intenta resolver esa insatisfaccién en el andlisis mismo, pasando a la cama con el analista -més alld del aspecto ético del asunto- en términos légicos el andlisis mismo se imposibilita ya que solamente es posible, y en esto Freud es muy contundente, si Ia satisfaccién esta coartada en su fin, entances lo que empuja al analisis es el sufrimiento. En cambio, si el analista est urgido por encontrar una satisfaccién sustitutiva, répidamente ese paciente va a sentir alivio pero no va a haber una cura posible. Vean como lo dice Freud hacia el final de “Sobre la iniciacisn det tratamiento” “El primer motor de la terapia esté en la dolencia del enfermo y en el deseo de curacién por éstas generado, de la magnitud de esta fuerza motivacional hemos de sustraer algo que s6lo en el curso del analisis descubrimos: ante todo Ia ventaja secundaria de Ia enferme: dad, Pero la energia misma ha de ser conservada hasta el final del tratamiento. Todo alivio produce una disminuecidn de la misma. Mas ppor si sola es incapaz de suprimir la enfermedad Es decir, que si queremos maniener la cura, lamentablemente, el paciente tiene que seguir sufriendo, no debe encontrar una satisfac- cin sustitutiva o un camino alternativo que le permitan velozmen- te cortar el verdadero camino de la terapia, Siguiendo todos estos razonamientos observamos que hay una idea que también es central para el dispositiva y que es que para poder analizar a alguien no solamente la satisfaccién debe estar coartada en su fin sino que esa satisfacci6n y ese sufrimiento tienen que ser puestos en el andlisis. Para decirlo de alguna manera, no podemos intervenir con un paciente si no nos tree el sintoma que tiene y lo deposita en el divén, no se trata que la gente hable del sin~ toma que tuvo por atios, sino que tiene que traerlo al andlisis para 3 Faeun, S, “La iniciacion del tratamiento”, Op. cit, pig. 1674 38 INTRODUCCION A LA CLINICA CON TOXICOMANIAS ¥ ALCOHOLSMO III que podamos operar ahi, Nuevamente, como en el caso del cirujano, como cuando uno va a la operacién, uno va con el cuerpo, no se hacen operaciones virtuales, tiene que llevar su cuerpo y depositar- lo en Ia camilla y ahf se interviene. En el andlisis hay algo que fun- ciona de idéntica manera, se trata de ir con el cuerpo de unoy poner- Jo sobre el divin, llevarlo abt y llevarlo con el sufrimiento que a uno Jo aqueja, sino no hay manera de operar sobre eso, el andlisis no es nada abstracto y por eso se realiza cuerpo a cuerpo. Ni de un lado ni del otro, por e90 el analista no puede poner un suplente y decir bueno yo después le doy los tltimos toques. También el analista, con su propio cuerpo esté obligado a estar alli y el andlisis se juega en ese cuerpo a cuerpo del analista y el analizante. De esto hablamos cuando decimos que es necesario que se esta- blezea la transferencia: se trata de evar el sufrimiento al andlisis y ligarlo al anabsta para que el analista, a partir de la transferencia, pase a ser parte del suftimiento del analizante, Bsto es muy habitual en la clinica, los pacientes cuando entran en andlisis manifiestan que el anélisis se transforma en un sufrimiento mismo: “Llego y ya me agarro la cabeza porque no sé lo que voy a decir y no sé tampoco lo que va a pasar”, “Me angustio porque acs tengo que hablar”. Elané- lisis mismo se transforma en el suirimiento del paciente. Entonces, es a partir de estas ideas que Freud propone que como la primera movida de la partica del ajedrez, toda la partida desde ol comienzo, apuntan hacia un tinico lugar que es el establecimiento de la transferencia. fsa es la primera jugada en un anilisis: se trata de buscar de qué forma se establece la transferencia, por eso se habla de las entrevistas preliminares, que apuntan a esa jugada, es decir, a que se establezce la transferencia, a que el paciente traiga su sinto- ‘ma al andlisis, sus satisfacciones insatisfechas, sus sufrimientos. Freud distingue tres cuestiones respecto de la transferencia, par- tiendo de una idea central que es que s6l0 es vélido interpretar do esta establecida la misma, es decir, que cualquier interpretacién fuera del marco de la transferencia es para Freud una interpretacicn salvaje. Para él se trata siempre de interpretar en transferencia; se interpreta cuando la transferencia esté establecida. Otra cuestion anuy distinta es interpretar la transferencia, se interpreta el lazo mismo del analizante con el analista, Hay 1m tiempo poco delimita- ble que es cuando atin no esté establecida la transferencia, y cuando 39 Faoian NaransreK lo que uno dijo hace que se establezca la transferencia. Pero siempre ‘ese saber Io tiene que producir el analizante en andlisis; lo que tiene el analisia es confianza en que ese sintoma posce una cauisa y €s0 es lo que les hace creer a los analizantes. Les hace creer que el sintoma puede tener un sentido, En muchas ocasiones la interpretacién viene del lugar menos esperado, no necesariamente tiene que ser proferida por el analista mismo, en general los actings se dan fuera de la sesién, poco importa 50, lo importante es que tengan peso y que entren en el marco del anilisis. Pero debemos distinguir lo que es interpretar en transferen- cia de lo que es interpretar la transferencia porque la transferencia no sélo es el motor del andlisis sino que es también un obstéculo. Los post-freudianas se proponian interpretar Ia transferencia, entonces decian cosas tales como: “Listed me trata a mi como trata ba a sus padres’, eieétera y Lacan va a desaconsejar totalmente ese tipo de interpretacién. Nos resta entonces una tercera opcién que es el manejo de la transferencia a partir de que la misma se instala. Luego de estos dos objetivos iniciales: que se establezca la trans ferencia y elaborar un diagnéstico que constituye algo mucho mas amplio que decir si se trata de una neurosis, una psicosis © una per- versién. Por ejemplo para Freud hay que diagnosticar la pasicién sexual que el paciente tiene, no importa si viene vestido de hombre © mujer. En lo que respecta a las entrevistas preliminares, fundamental- mente, no debemos dar nada por sentado. En el caso de las toxico- manias, en particular, debemos interrogarnos acerca de qué lugar ocupa la droga para alguien; nos tomamos el tiempo necesario para tratar de localizar ante determinada persona que consume una sus- tancia, qué usa y para qué la usa, Esto es central, no partimos de la idea que la droga tiene una funcidn tinica, partimos de que el uso del narestico puede tener multiples funciones, tantas como sujetos que tusen esa sustancia, {Por qué es central esta pregunta al respecto? Porque a partir que podamos detectar qué funcion cumple la droga, podremos pensar tuna estrategia sobre el consumo de estupefacientes para ese paciente En las dos puntas de una gama infinita de usos posibles de la droga, tenemos el uso de la droga como un remedio y el uso de la 40 INTRODUCCION A LA CLINICA CON TOXICONANIAS ¥ ALcaHOLISMO IIT droga como ua yeneno. Esta concepcin responde a Ia etimologia del término Pliarmakon, de la cual ya he hablado en otro momento. Es decir que en un extremo tenemos un uso que puede estar en fun- cién de remediar algo y en el otro extremo, se encuentra el uso de la sustancia como veneno con el cual la persona busca para matarse. Cuando afirmamos que la droga es una solucidn esto no equiva- le a decir que sea buena; la gente encuentra soluciones que acarrean padecimiento y que, muchas veces, finalmente, terminan mal: el veneno, por ejemplo, puede utilizarse como una solucién final. Pero centre estos polos que nombraba: entre el remedio y el veneno, exis- te una gama infinita de usos posibles de la droga que hay que deter- minar frente a cada caso. Frente a la problematica de las toxicoma- nias hay entonces dos posiciones claramente diferenciables: la que concibe a la droga como una solucién y la que concibe la droga s6lo como un veneno. Desde esta segunda perspectiva, de lo que se trata es de quitarle el veneno a la genie. Pero desde la concepcién del psicoandlisis, a veces esto puede significar arrebatarle la solucidn al sujeto; enton- ces, puede resultar peor el remedio que la enfermedad. Fs muy ries- oso si no se tiene la prudencia clinica necesaria, es decir, si no se toma un tiempo para ver qué funcién cumple allf el consumo. Fsto no quiere decir que haya que mantener el consumo toda la vida, pero si es una soluciGn hay que ver qué solucién uno le ¥a.a propo- her a partir del trabajo analitico, para que encuentre un camino pro- pio, diferente al que encontré. $e trata de no dejarlo sin una solucién ‘a mano y frente al abismo de la estructura, En términos concretos, hay instituciones asistenciales para toxi- cémanos constituidas sobre ia base de la abstinencia y lo que se corrobora es que realizan largas internaciones de pacientes que cuando salen vuelven a consumir. Se encuentran en el mismo punto que cuando entraron, consumen igual que el dia previo a la intema- Gidn en la granja, es decir, estuvieron dentro de un invernadero pero eso no tuvo utilidad alguna, La discusi6n que subyace es siel veneno esté en la droga o si ests enel sujeto y si partimos de la idea que el veneno es propio del suje- to cambia toda la perspectiva de esta problemética, Si apuntamos a que el problema est en cl sujeto, la terapéutica va a estar dirigida a éste y vamos a escuchar al sujeto, si se piensa que el problema est 41 Fagan NAPARSTEK en el objeto, la terapéutica va a estar centraca en el objeto. No estoy hablando solamente de Ja terapéutica lacaniana, hay una enorme cantidad de terapéuticas que tienen en cuenta al sujeto y ala trans- ferencia pero las que se fundan sobre la conducta apuntan al objeto, desde esa visién se trata de aislarse del objeto maligno. La utilizaci6n de las entrevistas preliminares en estos casos se centra en la idea de que el tinico veneno es la pulsién de muerte, es decir, que tenemos que evaluar al sujeto frente a quien estames y no poner el énfasis en el objeto, Antes de intervenir, tenemos que éscu- char al sujeto. Se desprende rpidamente que el trabajo analitico de las toxico- manfas es mucho mas laborioso porque desde la segunda perspecti- va, la que se centra en la sustancia si llega a una clinica un paciente que consume cocaina va al 1° piso, otro que consume marihuana va al 2°, heroina al 3°, y asf sucesivamente. En cambio desde el psicoanalisis lo vamos a escuchar y vamos a pensar que hay un grupo de inclasificables, cada uno en ese punto es inclasificable por mas que consuma la misma droga. Si hay algo que muestra la clinica es que no hay nada mas diferente a un toxi- cémano que otro toxicémano, Finalmente se ve que los consejos que da Freud para el comienzo de un posible andlisis estan centrados en pensar que se trata de un sujeto que tiene cuerpo y goza con é1 que ubicarse como un jugador de ajedrez o un cirujano supone pensar al posible analizante como un ser gozante y tinico cada vez a2 (CUARTA CLASE La direccién de la cura en Freud IT En esta clase vamos a comenzar trabajando el texto “Sobre la dindmica de la transferencia”, de 1912. Voy a tomar dos aspectos de la transferencia que estén muy desarrollados en la primera pagina y media del texto, siguiendo la orientacién de Lacan, pero que se pue- den seguir claramente en Freud, se trata de la distinciGn de dos aspectos de la transferencia, que también podemos encontrar en el sintoma. Lo pocemos enunciar de maneras diversas: en términos de registros, hay un aspecto simbdlico e imaginario por un lado y, por ro lado un aspecto real de la transferencia o bien, como vemos a partir del sintoma: hay un aspecto que esté ligado a los sentidos y otro ligado a lo pulsional. Fn ia transferencia también tenemos pre- sentes estos dos aspectos, uno va por la via del sentido, la transfe- rencia en términos del Edipo y otro ligado a cémo se pone en juego lo pulsional de la transferencia. ‘Una indicacién de Freud, es que la transferencia no es mas que el amor y para éi no hay nada que distinga el amor de la vida cotidia- na del amor de transferencia. Lo que sf puede ser diferente, es la res- puesta del analista, a una demanda de amor, ,por qué? Porque en general, ante una demanda amorosa, quedan dos alternativas: 0 aceptarla, es decir, corresponder el amor o por el contrario, no corresponder ese amor y rechazar la demanda. La propuesta freu- diana es que pueda aceptarse esa demanda sin corresponder a ese amor, se acepta la demanda pero no st la satisface, se Ta toma para los fines del andlisis. No se la rechaza pero se la mantiene insatisfe- cha. 43 FABIAN Naparstex La transferencia no es un invento freudiano sino su descubri miento, y el fendmeno de transferencia se da en cl dispositive anali tico ya que éste lo favorece claramente pero no se da s6lo en el dis- positivo analitico sino en muchos otros émbitos: entre el paciente y su médico, entre los nifios y sus maestros, etastera Es un fenémeno que se da independientemente del dispositive analitico, a partir de que Freud descubre eso, el desatfo es cémo hhacer un uso de esta fuerza en pos de la cura, Para ello vamos a ir situando por qué es necesaria la transferencia para el desarrollo de Un andlisis. Para ello, nos vamos a detener en que el amor posce un aspecto de carécter edipico y otro pulsional. Freud establece que las experiencias infantiles y la disposicién congénita determinan las condiciones pulsionales de la eleccién de objeto. Cuando Freud sittia esto hay que poder ubicar un aspecto que tienen que ver con la eleccién de abjeto en el caso de los varon- citos, y el Edipo indica un ordenamiento del campo. “Ordena” posee tun doble sentido del término: da una orden y esto permite ordenar el campo. EI Edipo enuncia que con una en particular no es posible e indica con cuales sf, A partir de eso el sujeto sale a la biisqueda; en del vardn, de una que no sea la madre pero que tenga algiin rasgo de ella y es entonces que se establece como objeto de eleccién amorosa. EL Edipo determina la cantidad de posibilidades que cada quien tiene pero no dice exactamente por qué entre todas esas posibilida- des se elige a una y, en ese punto, establece otro aspecto de lo que Freud vaa llamar las condiciones de la vida amorosa. Es decir, como el erotismo, lejos de ser libre se encuentra condicionado por cierta fijeza propia de la vida erotica y c6mo la pulsién se satisface dentro de esas condiciones, Desarrolla la idea de un clisé 0 una serie de ellos, repetidos o reproducidos, a través de la vida en cuanto lo per- miten las circunstancias exteriores y la naturaleza de los objetos, pero determinado. Para Freud ademas de esta superestructara que determina el Ediipo -~que determina el campo posible y de lo prohibido-, hay ade- més un clisé que establece la experiencia. Un clisé es una mattiz, un molde. Una matriz, por ejemplo, como las que utilizan los ninos para jugar en la playa con la arena. Puieden colocaria en tna direc- Cidn 0 en otra pero siempre se obtiene la misma forma, se encuentre el cas 44 INTROBUCCION & LA CLINICA CON TOXICOMANIAS ¥ ALCOHOLISM Il uno con lo que se encuentre va a tomar la misma forma. A partir de Ja formaciéin de esa matriz. todas las relaciones eréticas cobran la misma forma, y esa forma tinica es la que permite que el sujeto satis- faga parcialmente la pulsién De aqui se desprende por qué Freud dice que la libido infantil polimorfa. Lo dice en el sentido de que, previamente a la formacién de esa matriz, existen muchas formas de satisfaccién: la pulsién, implica muchas formas, oral, anal, félica, eteétera, Pero en la evolu- ‘ign de la vida pulsional la sexualidad perversa polimorfa se trans- forma en unimorfa: se satistace de una sola forma, Esto se observa claramente en la neurosis y en la perversién, En la perversisn al sujeto fetichista le es posible satisfacer su pul- sién sexual a través de una sola cosa, con un zapato determinado y bajo cierlas condiciones muy precisas, Esto que Freud Hama ciisé en ‘otros momentos de su obra lo Hama la condicién fetichista o la con- dicién erstica, son distintas variantes de lo mismo. Atribamos entonces a la idea de que el Edipo ordena el campo y que la evolucién de la vida libidinal va a dar lugar a un elisé que determina nuestra forma de descarga pulsional, aun molde que va a facilitar al individuo un modo de eleccién entre todas las posibili- dades, Un caso ejemplar es el principe de La Cenicienta, $i bien, todas Jas mujeres incluidas en la fiesta eran factibles de ser elegidas por él, in embargo, elige a la Cenicienta, porque encuentra un zapatito que encaja con el molde, encaja en el clisé del principe, es decir, que le permite descargar la pulsién de una forma unimorfa, tinica, siempre igual Llevado esto al campo del amor y de la transterencia, lo que Freud termina planteando es que efectivamente los individuos se enamoran de quien esta dentro de las posibilidades edipicas, que tiene que ver con lo permitido dentro de ese campo, que no es la pero a la vez posee algtin rasgo de aquella madre prohibida. La primera pregunta que se hace Freud es por qué la transferen- cia surge esponténeamente en toda cura psicoanalitica y a partir de esto que venta desarrollando afirma que: 's, por tanto, perfectamente normal y comprensible que la carga de libido que el individuo parcial mente insatisfecho mantiene espe ranzadamente pronts, se oriente también hacia la persona del médi- co. Conforme a nuestra hipétesis esta carga se atendrd a ciestos 45 Fapidn NapaRsTeK modelos, Se enlazaré a uno de los cise: dados en el sujeto de que se trate o, dicho de otro modo, incluira al médico centro de una de las series psiquicas que el paciente ha formado hasta el momento".® Entonees, por ese empuje de la pulsién a la satistaccisn el pacien- te, cualquiera sea, que viene a vernos va a tender a ligar a la perso- na del médico a través del clisé Si nos detenemos, por ejemplo, en el caso “Dora” observamos que hay un aspecto edipico de la transferencia donde Dora liga a Freud con el padre y con el Sr. K: Freud va al lugar del padre a par- tir del humo. Lo que puede agregarse es que c] humo articula una forma erdtica oral. predominante en Dora, ese aspecto agrega el aspecto pulsional de la transferencia, ademas de poder decir que Freud esti relacionado can el padre hay que poder decir como se enlaza con la satisfaccién pulsional especifica del sujeto. Enel caso del Hombre de las Ratas, luego de una sesidn el pacien- te se despide llamando a Freud “capitin”; el punto esencial por el que Freud va a parar al lugar del torturador es porque le pide que hable, y es eso lo que exige un torturador, “que hable”. Es una forma de satisfaccién pulsional propia del Hombre de las Ratas; se trata de hacerse arrancar las palabras, antepone la condicién de que el Otro le arranque algo que tiene para decir y no dice, con una manera obsesi- va, por cierto. Ese es su modo singular de satisfaccién. Freud le res- ponde que no tiene inclinacién. alguna por la crueldad, que no quic- re ser un torturador pero que hable y al decir esto queda ubicaco en el lugar del torturador. Es decir, que hay una trampa que lo deja ante Freud, hacigndose demandar que hable; éa es su forma de gozar, encontrar algunos por la vida que le exijan que diga lo que no dice, Hay un aspecto entonces que tiene que ver con lo simbélico y otro aspecto de orden pulsional, ligado a una modalidad de satisfacci6n. De alguna manera el caso del paciente que consume agua™, que se hacia extraer como modalidad de satisfaccién gran cantidad de agua y lo ponia al Otro en una posicién que lo terminaba cuestio- nando; allf lo que se esperaba era que alguien no dé mas de esa préc- 3 Purp, S, "La dindmica de la transforancia”, Op. ct, pig. 1649. 3 Anrio, E, "El agua t6xica de Mario”, en tniroduccion a Secon cm txtco- ‘antes y afcoholismo , Fabidn Naparstek (comp), Grama ediciones, Bs. As, 209. 46 INTRODUCCION A LA CLINICA CON TOXICOMANIAS Y ALCOHGLISMO IIL tica de extraccién y él queria mas y mds y finalmente es que eso le reintroduce a ese hombre algo de humanidad, porque la ciencia hace que el cuerpo se transforme en un objeto de la practica cientifica y médica, Ante la mecanizacién del cuerpo, é1 introduce algo humano que es el goce y él ademés de alimentarse quiere un poco mas, advertimos que ese poco mas que se quiere, también aqui tiene que ver con Ia satisfaccidn pulsional Ahora bien, la cuestiGn es cémo eso interviene en ta cura, en pri- mer término Freud se detiene a pensar cémo interviene en el amor. En el amor hemos visto que para Freud el hombre tiene dos opciones: 0 bien, elige a una mujer que se parece a la mace y entonces la trata con mucho respeto, como a una madre, no la toca ni Ia besa o elige a ‘una mujer que, por el contrario, lejos de representar a la madre es un parienaire puramente sexual, En el primer caso, busca una relacion de caracter sexual por fuera del campo del matrimonio. Eso obedece a que en el momento del acto sexual es necesario degradar un poco a esa mujer a la condicién erdtica de ese hombre ~para poder conjugar ambas vertientes-, transformarla en una parte corporal. Recuerdan el caso del Hombre de los Lobos que cada ver. que vefa tuna mujer agachada se enamoraba, es que en el momento del acto sexual es necesario poner el énfasis no en la mujer perfecta, del ideal ‘como en el amor, debe tratarse més bien de la corporeidad, para que pueda accederse carnalmente a esa mujer. En el momento del acto sexual el hombre debe dejar a la madre afuera para poder tener una ereccidn y en esta biparticiin, se ven los dos aspectos que nosotros estamos {rabajanclo: el aspecto edpico y el exdtico o pulsional Puede extraerse toda una psicupatologia de la vicia a partir de esto. Esto también se presenta en el caso de la mujer que puede pasarla muy bien con un hombre a condicién de obtener cierto reba- jamiento, un grado de maltrato en el sentido del erotismo, que no sdlo la ame sino que también “le ponga una mano encima”. ‘Como les decia, esto lleva a una psicopatologfa de la vida cotidia- na muy habitual en la clinica y, finalmente, en el horizonte de esto se encuentra el problema de esta modalidad de satisfaccidn si se pone en juego o no en el anslisis. Si no se pone en juego no va a haber anslisis posible, para interrogar eso, hace falta ponerlo en el andlisis. Esa modalidad de goce, es una modalidad que tiene las caracterfsticas pro- pias de la condicién humana, da satisfaccién y a la vez hace sulrir y 47 Fasian Naparsrex: por e50 Freud afirma que debe incorporarse al analista en esa serie, como un objeto mas de goce. De ese modo el analista ir a parar all lugar del fantasma del analizante, de la fantasia erotica del analizante, Esto es Io que Freud va a Tamar la neurosis de transferencia; lo vamos a ver también en relaci6n con el sintoma. La neurosis de trans- ferencia es una neurosis artificial, porque es provocada por el dispo- sitivo y el destinatario de esa neurosis es el analista, éste pasa a for- mar parte de la neurosis del analizante, Cuando Freud dice que no se puede hacerse un andlisis i efigie ni in absentia esta afirmando que es indispensable poner el cuerpo en el analisis y poner la satisfacci6n en cl andlisis. Va a decir que en la neurosis de transferencia se trata de que la neuresis original se vuelque hacia la figura del médico y el paciente sufra ahora por el parienaire analista. Una vex que esa neu- rosis original se liga al analisia, la cuestiGn es cémo mantener ese clisé porque inmediatamente surge el reclamo erstico, de la forma que sea. No solo de la forma menos velada: “Me quiero acostar con usted”, sino como en el ejemplo que les citaba del Hombre de las Ratas. Como mangjar la transferencia a sabiendas de que el sujeto encuentra una satisfaccidn en que Ie estén sacando las palabras. Fl Hombre de las Ratas encontré por esa via un “Capitan cruel” en Freud y podria que- darse tal vez toda la vida con ese “Capitén cruel" que quiere saber cada vex. més. El desaffo es cémo intervenir a sabiendas de ese ctisé del paciente para producir algo novecoso en ese modo de satistaccién propio, singular, de cada analizante. Si uno puede pescar el modo de satisfaccion como un modelo siempre idéntico, se trataré de cémo aceptarlo y no expulsarlo =como con el paciente de Freud que plan- chaba los billetes-, pero a la vez también, como no corresponder a ese modo de satisfacci6n Se trata del manejo de la transferencia, aquello que Freud propo- ne en “Recordar, repetir reelaborar’, tomando sus propias palabras: La mojor manera de refrenar la compulsién repetidora del enfermo y convertirla en un motivo de recordar, la tenemos en el ‘manejo de la transferencia™ EI paciente llega al andlisis en busqueda de satisfaccién y si uno le corresponde a ese modo de satisfaccion, no se analiza. El desafio, % fav, S, “Recuerdo, repeticion y elaboracion”, Op. cit. pig. 1687. 48 InTRODUCCION A LA CLINICA CON TOXICOMANIAS ¥ ALCOHOLISMO III es entonces, cémo mantenerlo insatisfecho, carente de ese modo de satisfaccién, repetitive, que se enmarca dentro de un disé, de un modelo fijo, para que coartado en su fin, en vez de repetir algo, recuerde. En el campo de las toxicomanias este punto es central, porque partimos de la idea de que finalmente si tenemos que pensar'un goce propio dle la toxicomanta se trata de un goce autoerético. Si hay algo alo que se resiste cl toxicémano es a hacer entrar en el campo del Otro su propia satisfaccién, hay una batalla para no permilir el acce- so del modo de satisfaccién al campo del Otro. Por ejemplo, recuerdo un caso en que un alcohdlico en quien se habia logrado conmover algo, llega a fin de afo y le regala al analis- ta una botella de vino con motivo de las fiestas y en el mismo acto, ‘comete un fallido. Se yen los dos aspectos: como en el fallide, que tiene que ver con el apellide del analista y que lo liga a su propia his- toria, a la serie paterna y a la vez.en el mismo acto estaba haciendo entrega de ese objeto de goce al campo del Otro, No se trata de sechazar la botella, sino todo lo contrario, sino de que cada vez. que venga el paciente esté la botella al lado del analista indicando que ese objeto ha pasado al campo del Otro. Queda marcado un punto: la abstinencia que se propone en el andlisis, que sigue la I6gica de que tiene que haber cierto sufrimiento, cierta insatisfaccién pero indica que la abstinencia, por excelencia es la del analista, es él quien tiene que abstenerse de gozar en el lugar de Ja transferencia. El ana- lista tiene que absienerse de corresponder a esa demanda, siempre supone un grado de tentacién. Voy asituiar un tilimo punto que Freud plantea hacia el final del texto. EI dice que llega un momento en que en el andlisis el paciente ha recordado su historia, se han interpretado los senticos de los sin- tomas, todo ha marchado bien y, sin embargo, el sintoma persiste, Entonces, lo que persiste es un modo de satisfaccién, es el hueso duro de roer y Freud dice no alcanza con la interpretacién que va por la via del sentido sino que hay que hacer una elaboracién. No da mayores indicaciones acerca de qué es eso; el término que usa aqut también Jo usa para referirse al duelo, en lo que Tlama la elaboracion. del duelo y la elaboracicin del duelo implica un trabajo de separacién del objeto de satisfaccién, en este caso un objeto perdido. En el and- lisis ocurre algo parecido, por eso se piensa muchas veces que el 49 Fagin NAPARSTEK final de un andlisis tiene que ver con ef duelo. Una vez que se esta- blece la transferencia con el analista, va a haber que hacer un traba- jo para deshacerse del analista también, en el buen sentico de la palabra y ahf tiene que haber un analista dispuesto a caer del lugar de la transferencia, a salirse del lugar ée la transferencia. Yemos finalmente, que toda la cura para Freud esté en relacién a Ja neurosis de transferencia que implica la curacién de la neurosis, y que para que eso sea posible hay que separarse de ese modo de satis- faccién siempre idéntico, repetilivo y ligarse a otro objeto o al mismo objeto pero de diferente manera. No necesariamente tn anlisis con- cluye cuando alguien se separa de su partenaire, pero sf se verifica que puede separarse de un modo de satisfaccién que obtenia con stu partenaire. En el caso del Hombre de las Ratas, se trataré de que ya no se haga arrancar las palabras. En los casos de toxicomanias tenemos dos grandes dificultades, siguiendo el planteo que vengo desarrollando. Por un lado ~como ya Io he planteado- la gran dificultad de darle un sentido a su vida y especialmente a su padecer. Hay alli una tensién entre el analista que ‘busca la causa y el analizante toxicémano que no encuentra ningyin sentido a lo que hace mas alla de que eso le da cierta satisfacci6n. Por otro lado, la satisfaccién misma a la que hacemos referencia en las toxicomanias no es una satisfaccién que se ligue al Otro, no es una satisfaccién que el sujeto quiera hacer pasar al campo del Otro 0 de la palabra. De ambas dificultades se deduce un gran impedimento para establecer transferencia, Se entiende que si no se logra hacer pasar el goce al campo del Otro ~como condicién necesaria para la transferencia~ diffcilmente se pueda transferir ese goce al dispositive analitico y por ende analizarlo, La vez anterior plateabamos la nece- sidad de verificar la funci6n de la droga en las enirevisias prelimina- res, Ahora se plantea que en un primer tiempo ademas es necesario provocar la ligazén con el analista de manera tal que esa satisfaccién sea puesta en el andlisis y a partir de allf analizarla, Esto hace de esta clinica algo muy peculiar ya que vemos analistas que trabajan duran- te un tiempo prolongado sin que se establezca ese lazo transferencial. Por otro lado, si el sujeto logra ligarse amorosamente al analista, decir, transferencialmente, algo de su padecimiento habré ya cam- biado, ya que dejé de encontrar esa satistaccién solitaria para ligarla a un Otto y eso implica una modificaci6n del modo de satisfaccién, 50 Quinta ctase Sintoma y toxicomania I Vamos a trabajar el concepto de sintoma. Como anticipamos, Freud no concebia la cura como la desaparicién de los sintomas -mas adelante vamos a relativizar que es lo que entende- mos por la desaparician de los sintomas-. Desde sus primeros tex- tos, Freud dice que tenemos un fin practico y un fin cientifico: el cientifico es hacer conciente lo inconsciente y el préctica es hacer desaparecer los sintomas. Para poder ubicar esta direccidn del tratamiento a partir del toma vamos a dar un primer rodeo y detenernos en c6mo entende- ‘mos el sintoma, tratar de situar la estructura del sintoma, Esto tiene dos momentos: el primero, es pensar al sintoma en el aquf y ahora, como si pudiéramos ponerlo sobre el escritorio y hacer una disec- cion del sintoma. El segundo momento es cémo se manifiesta ese sintoma a lo largo de la cura. En la sincronfa, partimos de ubicar la estructura del sintoma en términos generales, lo que llamé “el sit ma al natural”, es decir, cuando tenemos un sintoma al natural que es lo que encontramos antes de la cura, el sintoma sin haber sido tocado por el dispositive analitico. Es decit, veremos cual es la com- posicidn del sintoma y luego cémo se manifiesta la composicién del sintoma a lo largo de la cura La idea originaria de Freud es que el sintoma tiene dos aspectos, uno somatico y otro de sentido; segtin Freud el aspecto somaético es el que posee la capacidad de repetirse. Penséndolo a partir del con- cepto de trauma, el sintoma es una respuesta @ un hecho traumati- ©. 51

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