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Las urgencias en |g Quardig de un hospital MARINA Luis Cualquier humano llega en deter ‘minado momento a a zona en Ia que no hay respuestas,.. es aquella en Ia que el sentido que hasta entonces atributamos a nues- tras vidas se derrumba... - H. A, Murena. Propongo de inicio interrogar el titulo de este escrito: ur guardia, hospital. Urgencia, en una primera aproximacién, que urge, alo que no admite espera, guarda relacién con) table y por ende con el riesgo de poner en peligro la vida. Parece or tonces, establecerse una especie de unidireccionalidad entre quien es- t4 en esta situacion critica y la accién que tenderia a resolverla. Una guardia se constituye como aquel dispositivo institucional, Para responder ante las urgencias. Toma diferentes particularidades, xxorde al ambito donde se sittian, por ejemplo en un Hospital Gene. "al, un psiquiatrico. Ahora bien, si la urgencia no es privativa de un imbito fisico determinado, sino més bien de cierta encrucijada en la que se halla un sujeto, éporqué considero necesario situar el escenario donde hacen su entrada? x primer lugar porque es desde ali, que nos acercamos a alguna Weencia, en tanto profesionales pertenecientes a ese ambito. No re- Hn, © dejar por fuera el escenario institucional, nos brinda la posi- bilidad de ceftir sus obstéculos y utilizar las herramientas que es cl hospital pone a nuestro alcance. Por ejemplo una intereon a Reurologia, el nuevo chequeo clinico, etc., que permita despe- YRo confundir una urgencia. a José leg6 traido en wn episodio de franca comms | Sano es jene® femedaban un aparente brote wa derivacén nos nose hizo esperar. La cautela que tan inmedia emir ae junto a las entrevistas con el paciente y sus ran las tomo- \ 10s decididamente que se realizai cerebral. inentes. José presentaba un ae ciertas 0 no constituye la urgencia, le imp gencia, alude alo lo insopor- Scanné avec CamScanner | viowaruaaxa v1 v ounsinyo¥so¥ nn 1" particularidades a ca 3] Marina Luis da urgencia, que considero oportun, iderarlas, a priori banales. der por consi pecan como funcionan en el imaginarig SOG; No es lo mismo una urgencia que hace su ingreso aun hospit * . neral, que a un psiquidtrico. Enel a se le adjudica a ta ¢ c Be. ta algin compromiso orgénico, convocando al dmbito Médico, and gundo se Je supone una connotacién tinicamente “mental” se sospecha una mayor gravedad. Si Ja consulta tiene lugar en Ee s, torio externo de psicopatologta, podrfa estar funcionando cierto re a te hecho de algtin padecimiento psiquico, cuestion enlazada steel mente ala dimensiOn de la espera. En cambio si se ditige a un cons’ torio particular, se supone Ja posibilidad de contar con ¢} ten transferencial, dirigido 0 enlazado al nombre de alguien, Es decir, sino rechazamos de antemano las particularidades de) cenario donde tiene lugar una urgencia, nos da la oportunidad de quedar nosotros atrapados en tal imaginario y, sin embargo, servirn de él en cada caso. Julio llega en reiteradas consultas a la guardia de un hospital neral, aquejado de un fuerte dolor en su espalda. La medica que lo cibe escucha también que lo que persisten son unas fuertes discusi nes con su mujer. Concluye que no tiene nada y efectia la derivacic Almomento de la entrevista, la insistencia de Julio es que “Ie duele espalda y no le creen”. La tentacién podria ser inmediata: forcejear te los argumentos de Julio e indicar que debe hablar de otra cosa. P 10, gcudl es el crédito? Fue a partir de dejar en suspenso tal tentacién, en la obligatoried de consultarnos, que la intervencién de que se realizara los anéli traumatol6gicos, otorgé estatuto de credibilidad a su dolor. A los cos dias, angustiado, solicita una consulta en psicopatologia’ Lo que domina el escenario de una guardia no son los ‘movimi tos rpidos, muchas veces necesarios, sino lo que Iamaria “cont si6n apresurada”, bien diferente de la prisa en la urgencia del mo! to de concluir. Conclusién apresurada, de quien ante lo insoport ioe iuicidarse y entonces caido es trasladado a la camila han ae lia. Del médico que concluye en un eae eta Tia) no tiene nada, es un psicético, hay que inte! saa tcteme a quiso suicidarse con aspirinas. La nuestra 8 donde no se a eramiento, es decir, imaginar un psico came a lucido el minimo terreno para en espa Kish 3 Honces otra pregunta, ;c6mo propiciar allt std P una unidireccionalidad entre quie? © 20 deste Yeadems. 1 Fragmer E ‘gmento clini ido por P. Marrello (Htal. Castex) Scanné avec CamScanner Ofertamos una escucha, disponernos a escuchar no es sinénimo, ni ea reduce a ofertar entrevistas. Acci6n de escuchar, que no es sino la con. dicign de la palabra. stones vayamos por partes, cual es nuestra puerta de entrada? Un pedido. Pedido, verbalizado en general por algtin médico, a veces por al- grin familias, 0 sencillamente las manifestaciones de alguna subjetivi- dad en riesgo. Pedido que podria condicionar, precipitadamente nuestros movimientos, sin ningtin registro, Atender ese pedido, si es responsabilidad de un analista, seré intentando mantener ablerta I, brecha, el espacio, de alguna pregunta que podria formularse alli, Por lo pronto gqué es lo que ese pedido vehiculiza? El registro de ingreso de una urgencia, no constituye un mero ac- to administrativo, quién llega, c6mo llega, quiénes lo acompaiian. en fin ¢de quién es la urgencia? Se suceden indicaciones, explicacio. res, una conversacién, una intervencién judicial, una interconsulta médica. Es decix, un abanico de maniobras, que cada vez y en cada on a oes y circunscriben alguna particularidad. Parecieran arte de lo que supone i i ome a ponemos es el campo analitico pero, ic6- oe de pate que muchas veces se disponen como condi. oe sane 8 anti, sino que permite que algo allf se des- i bye oan de lo necesario que hace lugar a lo ae Pm y cuando sostengamos que lo imposible fuerza a no eee entero, exige ser soportado cada vez. fra “con gn sones due si bien pueden finalizar alli, y el paciente se re- = consting Pequefia ganancia”, han de estar determinadas por lo que ce Te a horizonte en nuestra préctica: la emergencia del Vouctide y define nuestra posicién desde el ini ertiginosidad del accionar en una guardia oponemos una Pasa, Pausa como i * a los moving ‘0 intervalo, corte de un continuo, que no indica que entos no han de ser rdpidos. Prisa, entonces, no es correr a 4 en a verdad como si nosotros la tuviésemos, “la verdad no lalla Poder darsela... estamos allf para responderle cuando porque ‘“MP0C0 se trata de cabalgar leguas y leguas de compren- i Porallf vamos a extraviarnos. a urgencia, entonces la cuestién se das de una escena. Un sujeto no es lica el campo del Otro, sin el cual na- congreso de psiquiatria”, en Intervenciones Scanné avec CamScanner on su ungencia y Ia acci6n estandatizada que se tiene para offecor © | vionanuaexa v1 v oinainvousoy wn — islumbrado del juego real de esta relacign, da puede oe vi idad de aaa escena desde donde cn eae también la particularidad de una esew: ita la intervenci6n que conviene. , pH a i una urgencia nos alerta de la legitima prisa subjetiva en salir una posicién donde el deseo “se ha extraviado”, reclama enton P i te, tendiente a impedir A nuestra presencia como soporte, te a impedir que el sujeto allf suponemos quede absolutamente aniquilado. Reclama de Nuestra intervencién, pues convengamos que un Sujeto No se supone por gene. racién esponténea, es supuesto por el significante, se cumple, se Teali- zaen la palabra. Este ultimo punto, nos orienta en relacién con la finalizacién de ese tiempo critico llamado urgencia, que no necesariamente conti. nua su prosecucién, en la direccién de un tratamiento. Pero cuando en algtin caso, el paciente decide continuar, cuando ya la conclusién apresurada, como pura descarga motriz, cede a un tiempo repartido en repeticiones, es decir, la cadena de discurso se muestra en su efi- cacia, invitar a hablar, eso tan aparentemente inofensivo como es un “cuénteme que lo trae por ac&”, vuelve a acarrear las consecuencias més inesperadas, Posibilitar que el significante haga su juego, introduce lo que esde un muy distinto pafio. La urgencia vuelve, cada vez, en una nueva vuelta. “Siel que padecié una urgencia loca decide continuar, no dejaré de sneontrarse en lo sucesivo, con aquello que lo desencadené, y cada vuelta seguir dando claridad a lo que nunca dejaré de ser opaco”? fo ie Petia de la urgencia, toca también a un analista en su recom experiencia, pero la suya, la propia y de ello depende lap Sicién en la que se ubica en relacién con la practica. + Entong, 85 UN sujeto no, cha, que pre TE cc J se 8° La Uraencia ne to v8 ant Rel Scanné avec CamScanner

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