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Para su hijo, también arquitecto, véase Albert Speer Jr..

Albert Speer
Bundesarchiv Bild 146II-277, Albert Speer.jpg
Reichsadler Deutsches Reich (1935–1945).svg
Ministro de Armamento y Producción Bélica del Reich
8 de febrero de 1942-30 de abril de 1945
Predecesor Fritz Todt (como Ministro de Armamento y Municiones del Reich)
Sucesor Karl Saur
Información personal
Nombre de nacimiento Berthold Konrad Hermann Albert Speer Ver y modificar los
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Nacimiento 19 de marzo de 1905 Ver y modificar los datos en Wikidata
Mannheim (Alemania) Ver y modificar los datos en Wikidata
Fallecimiento 1 de septiembre de 1981 Ver y modificar los datos en Wikidata (76
años)
Londres (Reino Unido) Ver y modificar los datos en Wikidata
Causa de muerte Accidente cerebrovascular Ver y modificar los datos en Wikidata
Sepultura Bergfriedhof Ver y modificar los datos en Wikidata
Nacionalidad Alemana
Características físicas
Altura 1,87 m Ver y modificar los datos en Wikidata
Ojos Marrón castaño Ver y modificar los datos en Wikidata
Cabello Castaño Ver y modificar los datos en Wikidata
Familia
Padre Albert Friedrich Speer Ver y modificar los datos en Wikidata
Cónyuge Margarete Weber Ver y modificar los datos en Wikidata
Hijos Albert Speer Ver y modificar los datos en Wikidata
Educación
Educado en
Universidad Técnica de Berlín
Universidad Técnica de Múnich
Universidad de Karlsruhe
Helmholtz-Gymnasium Heidelberg Ver y modificar los datos en Wikidata
Información profesional
Ocupación Político, arquitecto, autobiógrafo, ingeniero y urbanista Ver y
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Obras notables
Campo Zeppelín
Catedral de luz
Estadio Olímpico de Berlín Ver y modificar los datos en Wikidata
Rama militar Schutzstaffel Ver y modificar los datos en Wikidata
Partido político Partido Nazi Ver y modificar los datos en Wikidata
Miembro de
Sturmabteilung
Schutzstaffel Ver y modificar los datos en Wikidata
Distinciones
Placa Dorada del Partido Ver y modificar los datos en Wikidata
Información criminal
Cargos criminales crimen de lesa humanidad Ver y modificar los datos en Wikidata
Firma Albert Speer Signature.svg
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Berthold Konrad Hermann Albert Speer12 (Mannheim, 19 de marzo de 1905-Londres, 1 de
septiembre de 1981), conocido como Albert Speer, fue un arquitecto alemán que
ejerció como ministro de Armamento y Producción de Guerra de la Alemania nazi
durante gran parte de la Segunda Guerra Mundial.3 Aliado cercano de Adolf Hitler,
fue condenado en los juicios de Núremberg y sentenciado a veinte años de prisión.2

Arquitecto de formación, Speer se afilió al Partido Nazi en 19304 o en 1931.235


También en 1931 ingresó en las SA.5 Sus conocimientos de arquitectura le
permitieron destacar dentro del partido[cita requerida] y llegó a convertirse en
miembro del círculo más cercano de Hitler.5 El Führer le encargó el diseño y
construcción de edificios como la Cancillería del Reich6 y el Campo Zeppelín para
los Congresos de Núremberg. En 1937 Hitler lo nombró inspector general de edificios
de Berlín, cargo desde el que fue el responsable del Departamento Central de
Reasentamiento, que desalojó a propietarios judíos de sus hogares en la capital
alemana. En febrero de 1942, Speer fue designado ministro de Armamento y Producción
de Guerra del Reich. Sirviéndose de estadísticas manipuladas, se promocionó a sí
mismo como el responsable del «milagro del armamento» que permitió que Alemania se
mantuviera en la guerra. En 1944 creó un equipo de trabajo para aumentar la
producción de aviones de combate. También fue uno de los responsables principales
en la explotación de trabajadores forzados en beneficio del esfuerzo bélico alemán.

Después de la guerra, Speer estuvo entre los veinticuatro «principales criminales


de guerra» arrestados y acusados de los crímenes del régimen nazi en los juicios de
Núremberg. Fue declarado culpable de crímenes de guerra y de crímenes de lesa
humanidad, sobre todo por haber empleado trabajadores forzados, y se salvó por poco
de la pena de muerte. Tras cumplir toda su condena, fue puesto en libertad en 1966.
Utilizó sus escritos de prisión como base de dos libros autobiográficos, Memorias:
Hitler y el Tercer Reich vistos desde dentro y Diario de Spandau. Sus libros fueron
un éxito porque a los lectores les fascinaba tener una visión del interior del
Tercer Reich. Albert Speer falleció por un infarto cerebral durante una visita a
Londres en 1981. Se conserva muy poco de sus obras de arquitectura.

A través de sus autobiografías y entrevistas, Speer construyó cuidadosamente una


imagen de sí mismo como un hombre que lamentaba profundamente no haber descubierto
los monstruosos crímenes del Tercer Reich. Continuó negando el conocimiento
explícito y la responsabilidad del Holocausto, una imagen de su figura que
predominó en la historiografía en las décadas posteriores a la guerra, durante las
cuales se creó «El mito de Speer»: era visto como un tecnócrata apolítico
responsable de revolucionar la máquina de guerra alemana. El mito comenzó a
desmoronarse en la década de 1980, cuando el milagro armamentístico se atribuyó a
la propaganda nazi. El historiador británico Adam Tooze escribió que la idea de que
Speer era un tecnócrata apolítico era «absurda»,7 mientras que Martin Kitchen
declaró que gran parte del aumento en la producción de armas de Alemania se debió
en realidad a los sistemas creados por su predecesor Fritz Todt y, además, que
Speer estuvo íntimamente involucrado en la «Solución final».8

Índice
1 Primeros años
2 Arquitecto del partido y funcionario del gobierno
2.1 Ingreso en el partido (1931-1934)
2.2 Arquitecto nazi (1934-1937)
2.3 Inspector general de edificios de Berlín (1937-1942)
3 Ministro de Armamento
3.1 Nombramiento y poder creciente
3.2 Consolidación de la producción de armas
3.3 Derrota de la Alemania nazi
4 Posguerra
4.1 Juicios de Núremberg
4.2 Encarcelamiento
4.3 Liberación y vida posterior
5 El mito de Speer
5.1 El buen nazi
5.2 Negación de responsabilidad
5.3 El milagro armamentístico
6 Legado arquitectónico
7 Referencias
8 Bibliografía
8.1 Bibliografía consultada
8.2 Bibliografía adicional
9 Enlaces externos
Primeros años
Albert Speer nació en Mannheim, en el seno de una familia adinerada de clase media–
alta, segundo de los tres hijos de Luise Máthilde Wilhelmine (Hommel) y Albert
Friedrich Speer.9 En 1918 la familia arrendó su residencia en Mannheim y se
trasladó a una casa que tenían en Heidelberg.10 De acuerdo con Henry T. King,
fiscal adjunto en los juicios de Núremberg que más tarde escribió un libro sobre
Speer, «el amor y la calidez escaseaban en el hogar de juventud de Speer».11 Sus
hermanos Ernst y Hermann lo acosaron durante la infancia.12 Speer fue un activo
deportista que practicó esquí y montañismo.13 Siguió los pasos de su padre y su
abuelo y estudió arquitectura.14

Comenzó sus estudios de arquitectura en la Universidad de Karlsruhe en lugar de en


una institución más prestigiosa por culpa de la crisis de hiperinflación de 1923,
que limitó los ingresos de sus padres.15 Al año siguiente, con el alivio de la
crisis, se trasladó a la «mucho más reputada» Universidad Técnica de Múnich16 y en
1925 se trasladó de nuevo, en este caso a la Universidad Técnica de Berlín, donde
estudió con Heinrich Tessenow, a quien Speer admiraba.17 Tras aprobar sus exámenes
en 1927, Speer se convirtió en asistente de Tessenow, un gran honor a sus 22 años18
porque así pudo impartir algunas de las clases de Tessenow mientras continuaba con
sus estudios de posgrado.19 En Múnich y Berlín comenzó una estrecha amistad que
duraría medio siglo con Rudolf Wolters, quien también estudió con Tessenow.20

A mediados de 1922 Speer empezó a cortejar a Margarete (Margret) Weber (1905–1987),


hija de un próspero industrial que empleaba a 50 trabajadores. Esta relación no era
aprobada por la conciencia de clase de su madre, que sentía que los Weber eran de
clase inferior, a pesar de lo cual la pareja contrajo matrimonio en Berlín el 28 de
agosto de 1928; pasaron siete años hasta que Margarete Speer fue invitada a
quedarse en casa de sus suegros.21 La pareja tuvo seis hijos, pero Speer se
distanció progresivamente de su familia a partir de 1933 y también después de salir
de prisión en 1966, a pesar de los esfuerzos de él por forjar vínculos más
estrechos.22

Arquitecto del partido y funcionario del gobierno


Ingreso en el partido (1931-1934)
En enero de 1931, Speer solicitó la afiliación al Partido Nazi y, el 1 de marzo de
1931, se convirtió en el miembro número 474 481.23 Ese mismo año, con los
estipendios reduciéndose en medio de la Gran Depresión, renunció a su puesto como
asistente de Tessenow y se mudó a Mannheim, con la esperanza de ganarse la vida
como arquitecto. Tras fracasar en este empeño, su padre le dio un trabajo a media
jornada como gerente de sus propiedades. En julio de 1932, los Speer visitaron
Berlín para dar apoyo al Partido antes de las elecciones al Reichstag y mientras
estaban allí su amigo, el oficial del partido nazi Karl Hanke, recomendó al joven
arquitecto a Joseph Goebbels para ayudar a renovar la sede central del partido en
Berlín. Cuando completó este encargo, Speer regresó a Mannheim mientras Hitler
asumía el cargo de canciller en enero de 1933.24

Speer junto a Hitler en Núremberg en 1933.


Los organizadores del congreso del partido Nazi en Núremberg en 1933 llamaron a
Speer para que presentara sus diseños y le pusieron en contacto con Hitler por
primera vez. Ni los organizadores ni Rudolf Hess estaban dispuestos a decidir qué
plan era aprobado, por lo que Hess envió a Speer al apartamento de Hitler en Múnich
para buscar su aprobación.25 Este trabajo le dio su primer puesto nacional como
«Comisionado para la Presentación Artística y Técnica de los Congresos y
Demostraciones del Partido».26

Poco después de llegar al poder, Hitler comenzó a hacer planes para reconstruir la
cancillería y a finales de 1933 contrató a Paul Troost para renovar todo el
edificio y a Speer, cuyo trabajo para Goebbels lo había impresionado, para
gestionar las obras.27 Como canciller, Hitler tenía una residencia en el edificio e
iba todos los días para ser informado por Speer sobre el progreso de la
construcción. Tras uno de estos encuentros, Hitler lo invitó a almorzar, para gran
excitación del arquitecto.28 Este se convirtió rápidamente en parte del círculo
íntimo de Hitler, y esperaba la llamada del canciller por la mañana para pasear o
charlar, ofrecer asesoramiento en materia arquitectónica y discutir sus ideas. La
mayoría de los días lo invitaban a cenar.2930

En sus memorias Speer afirma que el partido nazi le ofreció una «nueva misión» y en
una entrevista con William Hamsher dijo que se unió al partido para «salvar a
Alemania del comunismo». Después de la guerra, afirmó haber tenido poco interés en
la política y que se había unido casi por casualidad. Al igual que muchos de los
que ostentaron poder en el Tercer Reich, él no fue un ideólogo, sino un «un
antisemita instintivo».23 El historiador Magnus Brechtken dijo que Speer no
pronunciaba discursos antisemitas, que su antisemitismo se puede entender mejor a
través de sus acciones antisemitas31 y que, a lo largo de su vida, sus motivaciones
fueron acumular poder, gobernar y adquirir riqueza.32

Arquitecto nazi (1934-1937)


Véase también: Arquitectura de la Alemania nazi

La Catedral de Luz sobre la tribuna del Campo Zeppelín en septiembre de 1937.


A la muerte de Troost el 21 de enero de 1934, Speer lo reemplazó como arquitecto
jefe del partido. Hitler lo nombró dirigente de la Oficina Principal de la
Construcción, puesto con el que entró nominalmente en el equipo de Rudolf Hess.33
Uno de sus primeros encargos tras la muerte de Troost fue el Campo Zeppelín, el
campo de desfiles militares que aparece en el documental de Leni Riefenstahl El
triunfo de la voluntad y que tenía capacidad para 340 000 personas.34 Speer
insistió en que se celebraran de noche el mayor número de espectáculos posibles
tanto para resaltar los efectos de iluminación como para ocultar a los miembros del
Partido Nazi, muchos de los cuales tenían sobrepeso.35 Núremberg fue sede de muchos
de los edificios oficiales del Partido Nazi, pero algunos nunca se construyeron,
como el Deutsches Stadion, que podría haber acomodado a 400 000 espectadores.34
Modificó los planes de Werner March para el Estadio Olímpico de los Juegos
Olímpicos de Berlín de 1936 añadiendo un exterior de piedra que gustó a Hitler.36
También diseñó el pabellón alemán para la Exposición Internacional de París de
1937.37 Mientras planeaba estas estructuras, inventó la teoría del «valor de la
ruina» –Die Ruinenwerttheorie–: el edificio no solo está construido para ser
utilizado por sus contemporáneos, sino también para suscitar la admiración de
quienes lo encontrarán en el estado de vestigio mil años después.38

Inspector general de edificios de Berlín (1937-1942)


En 1937 Hitler nombró a Speer inspector general de los edificios de la capital del
Reich con el rango de subsecretario de estado en el gobierno del Reich. Este puesto
suponía extraordinarios poderes sobre el gobierno de la ciudad de Berlín y lo hizo
responsable solo ante Hitler.39 También hizo al arquitecto miembro del Reichstag,
aunque este organismo tenía entonces muy poco poder efectivo.40 El canciller le
ordenó elaborar planos para reconstruir Berlín como capital del mundo,
Welthauptstadt Germania. Speer elaboró un trazado que se basaba en una larga
avenida de cinco kilómetros que corría de norte a sur y que el arquitecto llamó
Prachtstrasse, la Calle de la Magnificencia,41 o también el «Eje norte-sur».42 En
el extremo norte de esta avenida dispuso la Volkshalle, un enorme edificio de
asamblea cerrado por una gigantesca cúpula de más de 200 metros de altura y con
espacio interior para 180 000 personas. En el extremo sur de la avenida habría un
arco de triunfo, también de colosales proporciones, de al menos 120 metros de
altura y capaz de contener el Arco de Triunfo de París. La principal estación de
ferrocarril existente iba a ser demolida y en su lugar se levantarían otras dos
grandes estaciones.43 Contrató a Wolters para su equipo de diseño y le dio una
especial responsabilidad para diseñar la Prachtstrasse.44 El estallido de la
Segunda Guerra Mundial en septiembre de 1939 obligó a posponer y finalmente
abandonar estos planes.45

Fachada de la nueva Cancillería del Reich en marzo de 1939.


Desde 1934 se estaba planificando la construcción de una nueva Cancillería del
Reich. El terreno se adquirió a finales de 1934 y a comienzos de marzo de 1936 se
derribaron algunos edificios para ensanchar la calle Voßstraße.46 Speer estuvo
implicado virtualmente en este proyecto. Tras la Noche de los cuchillos largos se
le había encargado renovar el Palacio Borsig en la esquina de Voßstraße con
Wilhelmstraße como sede de las SA.47 Los trabajos preliminares para la nueva
cancillería estuvieron completos en mayo de 1936. En junio de ese año el arquitecto
cobró unos honorarios personales de 30 000 Reichsmark y estimó que la cancillería
estaría terminada en un plazo de tres o cuatro años. Los planes detallados
estuvieron listos en julio de 1937 y la primera estructura se completó el 1 de
enero de 1938. Poco después, el 27 de enero, Speer recibió plenos poderes por parte
de Hitler para que finalizara la nueva cancillería en la fecha límite del 1 de
enero de 1939. Con fines propagandísticos, Hitler afirmó durante la ceremonia de
finalización el 2 de agosto de 1938 que había ordenado a Speer que terminara la
cancillería ese año.48 Debido a la escasez de mano de obra, Speer obligó a los
obreros a trabajar en dos turnos de diez y doce horas.49 Las Schutzstaffel (SS)
construyeron en 1938 dos campos de concentración y obligaron a los internos a
extraer piedras para su construcción. A instancias de Speer, se construyó una
fábrica de ladrillos cerca del campo de concentración de Oranienburg; cuando le
comentaron las pobres condiciones del lugar, el arquitecto dijo: «Los judíos se
acostumbraron a hacer ladrillos cuando eran esclavos de los egipcios».50 La
cancillería estuvo terminada a comienzos de enero de 1939 y el edificio fue
aclamado por Hitler como «la gloria suprema del gran imperio político alemán».49

Un tren del Holocausto llegando al campo de concentración de Auschwitz.


Durante el proyecto de la nueva cancillería se produjo el pogromo de la Noche de
los cristales rotos (Kristallnacht). Speer no hizo mención a este suceso en el
primer borrador de sus Memorias, y fue solo tras el aviso urgente de su editor que
añadió una reseña que afirma que vio desde su coche las ruinas de la Sinagoga
Central de Berlín.51 La Kristallnacht aceleró los esfuerzos de Speer por desahuciar
de sus hogares a los judíos de Berlín. De 1939 en adelante el Departamento que
dirigía aplicó las Leyes de Núremberg para desalojar a los inquilinos judíos en
Berlín, para así hacer sitio a inquilinos no judíos desplazados por la
reurbanización o los bombardeos.52 Finalmente, 75 000 judíos resultaron desplazados
por estas medidas.53 Speer negó que supiera que los estaban subiendo a los trenes
del Holocausto y afirmó que los desplazados eran «completamente libres y que sus
familias todavía estaban en sus apartamentos».54 También dijo: «... de camino a mi
ministerio en la autopista de la ciudad, pude ver ... multitudes de personas en los
andenes de la cercana Estación de ferrocarril Nikolassee. Sabía que estos debían
ser judíos de Berlín que estaban siendo evacuados. Estoy seguro de que un
sentimiento opresivo me golpeó al pasar. Presumiblemente sentí eventos sombríos».54
El historiador alemán Matthias Schmidt afirmó que Speer en persona inspeccionó
campos de concentración y describió sus relatos como «una farsa absoluta».55 Martin
Kitchen escribió que este repetía a menudo de manera hueca que no sabía nada de las
«cosas terribles», porque no solo era plenamente consciente del destino de los
judíos, sino que participaba activamente en su persecución.56

Cuando Alemania hizo estallar la Segunda Guerra Mundial en Europa, Speer puso en
marcha escuadras de reacción rápida para construir carreteras o limpiar
escombros.57 Recurrió a trabajadores forzados para estos trabajos junto a obreros
alemanes libres.58 Los trabajos de construcción se detuvieron en Berlín y Núremberg
con el estallido de la contienda. Aunque el almacenamiento de materiales y otros
trabajos continuaron, esto también se detuvo a medida que se necesitaban más
recursos para la industria armamentística.59 Las oficinas de Speer emprendieron
trabajos de construcción para cada rama del ejército y para las SS utilizando mano
de obra forzada.58 El negocio de la construcción lo convirtió en uno de los
miembros más ricos de la élite nazi.60

Ministro de Armamento
Nombramiento y poder creciente

Speer (izq.) junto a Hitler y el escultor Arno Breker en el París ocupado el 23 de


junio de 1940.
El 8 de febrero de 1942 el ministro de Armamento Fritz Todt moría en un accidente
de avión poco después de despegar del cuartel oriental de Hitler en Rastenburg.
Speer, que llegó a Rastenburg la noche anterior, había aceptado el ofrecimiento de
Todt para volar con él a Berlín, pero lo canceló pocas horas antes del despegue
porque había estado hasta tarde en una reunión nocturna con Hitler.61 El Führer
designó a Speer sustituto de Todt, una elección nada sorprendente según el
historiador británico Martin Kitchen porque el arquitecto era un hombre fiel a
Hitler que además tenía experiencia en la construcción de campos de prisioneros y
otras estructuras militares.62 Además, lo designó jefe de la Organización Todt, una
enorme empresa constructora estatal.63 Como era habitual, el canciller no dio a
Speer ningún mandato claro, sino que dejó que se abriera hueco entre la élite del
nazismo en la lucha por el poder y el control, un empeño en el que se mostraría
ambicioso, implacable y despiadado.64 El nuevo ministro se propuso no solo obtener
el control de la producción de armamento para el ejército, sino para todas las
fuerzas armadas.64 No mostró a sus rivales políticos que sus llamadas a la
racionalización y la reorganización escondían su deseo de apartarlos y tomar el
control.65

Speer era festejado en esa época, como también lo fue en la posguerra, por el
«milagro del armamento» que consistió en un espectacular aumento en la producción
de guerra alemana. Este milagro se detuvo en el verano de 1943 por, entre otras
causas, los persistentes bombardeos aliados sobre Alemania.66 A aquel aumento
productivo probablemente contribuyeron más otros factores que el propio Speer. La
fabricación de armas en Alemania ya había comenzado a aumentar antes, bajo
dirección de su predecesor Todt. El armamento naval no estuvo bajo control de Speer
hasta octubre de 1943 y el de la fuerza aérea hasta junio del año siguiente, a
pesar de lo cual todos mostraron un aumento comparable al que controlaba el
ministro de armamento.67 Otro factor que contribuyó al auge de las municiones fue
la política de asignar más carbón a la industria del acero.68 La producción de cada
tipo de arma alcanzó su punto máximo en junio y julio de 1944, pero a partir de
agosto de 1944 el crudo rumano dejó de estar disponible y por tanto el combustible
empezó a escasear. La producción de petróleo decayó tanto que imposibilitó
cualquier acción ofensiva y el armamento quedó almacenado.69

Speer inspeccionando las obras del Muro atlántico en mayo de 1943.


Como ministro de Armamento, era el responsable de suministrar armas al ejército.70
Tras acordarlo con Hitler, decidió priorizar la construcción de carros de combate y
se le dieron plenos poderes para asegurar su éxito.71 Hitler estuvo muy involucrado
en el diseño de los tanques, pero cambiaba continuamente de opinión sobre sus
especificaciones, lo cual retrasó el programa sin que Speer pudiera remediar la
situación. En consecuencia, a pesar de que la producción de tanques tenía la máxima
prioridad, se gastó relativamente poco del presupuesto de armamento en ella y eso
llevó a una derrota importante del ejército alemán en la batalla de Projorovka, un
importante punto de inflexión en el frente oriental contra el Ejército Rojo
soviético.72

Como jefe de la Organización Todt, estuvo directamente involucrado en la


construcción y modificación de campos de concentración. Acordó ampliar Auschwitz y
algunos otros campos, asignando 13,7 millones de Reichsmark para esos trabajos.
Esto permitió construir 300 barracones adicionales en Auschwitz, aumentando su
capacidad total hasta 132 000 internos. En las obras se incluyó material para
construir cámaras de gas, crematorios y morgues. Las SS llamaron a esto el
«Programa Especial del Profesor Speer».73

Speer se dio cuenta de que, con seis millones de trabajadores alistados en las
fuerzas armadas, había una escasez importante de mano de obra en la economía de
guerra e insuficientes trabajadores para sus fábricas. La respuesta de Hitler fue
designar a Fritz Sauckel como un «dictador de mano de obra» para conseguir nuevos
trabajadores,74 empeño en el que colaboró con el ministro.75 Hitler dio a Sauckel
total libertad para conseguir trabajadores, algo que deleitó a Speer, quien había
solicitado un millón de trabajadores «voluntarios» para satisfacer las necesidades
de la industria armamentista. Sauckel ordenó que se detuviera por la fuerza a los
habitantes de pueblos enteros de Francia, Holanda y Bélgica y se los enviara a las
fábricas.76 En otras ocasiones usó métodos todavía más brutales,77 como en zonas de
la Unión Soviética donde habían actuado grupos de partisanos y en las que hombres y
mujeres fueron detenidos en masa y enviados a trabajar por la fuerza en Alemania.78
Hacia abril de 1943, Sauckel había conseguido para Speer 1 568 801 trabajadores
«voluntarios», que en realidad eran trabajadores forzados, prisioneros de guerra e
internos de campos de concentración que el ministro usó en sus fábricas de armas.
Fue principalmente por el maltrato a esta gente por lo que a Speer lo condenaron en
los juicios de Núremberg.79

Consolidación de la producción de armas


El nombramiento como ministro de Armamento le dio a Speer únicamente el control
sobre la producción de armas para el ejército, pero él codiciaba controlar la
producción de suministros también para la Luftwaffe (fuerza aérea) y la
Kriegsmarine (armada). Comenzó a extender su poder e influencia con una ambición
inesperada80 sirviéndose de su estrecha relación con Hitler, lo cual le proporcionó
protección política para ser capaz de burlar y superar a sus rivales en el régimen.
El gabinete de Hitler no vio con buenos ojos sus tácticas, a pesar de lo cual fue
capaz de acumular nuevas responsabilidades y más poder.80 En julio de 1943 ya había
obtenido el control de la producción de armamentos para la Luftwaffe y la
Kriegsmarine.81 En agosto de 1943, tomó el control de la mayor parte del Ministerio
de Economía, para convertirse, en palabras del almirante Karl Dönitz, en «el
dictador económico de Europa». Su título formal cambió a «Ministro del Reich para
Armamento y Producción de Guerra». Se había convertido en una de las personas más
poderosas de la Alemania nazi.80

Speer y el elegido como director de construcción se submarinos, Otto Merker, creían


que la industria naval estaba siendo frenada por métodos anticuados, y que los
revolucionarios nuevos enfoques que impusieran ellos mejorarían drásticamente la
producción.82 Esta creencia resultó incorrecta, y el intento de ambos de construir
la nueva generación de submarinos de la Kriegsmarine, los Tipo XXI y Tipo XXIII, a
base de secciones prefabricadas en diferentes instalaciones en lugar de en
astilleros individuales contribuyó al fracaso de este programa estratégicamente
importante. Los diseños se mandaban demasiado rápido a producción, por lo que los
nuevos submarinos estaban plagados de fallos por culpa de las nuevas técnicas de
construcción. Aunque se construyeron decenas de submarinos, muy pocos entraron en
servicio.83

Speer (con la banda de la Organización Todt) y el general de la Wehrmacht Eduard


Dietl en el aeropuerto de Rovaniemi en Finlandia en diciembre de 1943.
En diciembre de 1943, Speer visitó a los trabajadores de la Organización Todt en
Laponia, pero estando allí se dañó gravemente la rodilla y estuvo incapacitado
durante varios meses.84 Se puso bajo los dudosos cuidados del doctor Karl Gebhardt
en una clínica médica llamada Hohenlychen, donde los pacientes «misteriosamente no
lograban sobrevivir».85 A mediados de enero de 1944, sufrió una embolia pulmonar y
cayó gravemente enfermo. Deseoso por retener su poder, no designó a un delegado y
continuó dirigiendo el trabajo del Ministerio de Armamento desde su cama. Su
enfermedad coincidió con la «Gran Semana» Aliada, una oleada de bombardeos aéreos
sobre las fábricas alemanas que fueron un golpe devastador para la producción de
aeronaves.86 Sus rivales políticos aprovecharon la oportunidad para socavar su
autoridad y dañar su reputación ante Hitler, cuyo apoyo incondicional perdió junto
con gran parte de su poder.84

En respuesta a los bombardeos de los aliados, Adolf Hitler autorizó la creación de


un comité de cazas de combate con el objetivo era garantizar la preservación y el
aumento de la producción de aviones de combate. El grupo de trabajo se creó por una
orden de Speer del 1 de marzo de 1944 con apoyo de Erhard Milch, del Ministerio del
Aire del Reich.87 El resultado fue que la producción de aviones de combate se
duplicó en Alemania entre 1943 y 1944,88 aunque este crecimiento se debió en gran
parte a la construcción de aeronaves ya obsoletas que demostraron ser presa fácil
para los cazas de los aliados.89 El 1 de agosto de 1944, el ministro fusionó este
organismo con el recién creado comité de armamento (Rüstungsstab).90

El comité de cazas de combate fue fundamental en el aumento de la explotación de


trabajadores forzados en la economía de guerra.91 Las SS proporcionaron 64 000
prisioneros para veinte proyectos distintos de varios campos de concentración,
incluyendo Mittelbau-Dora. Los prisioneros trabajaban para empresas como Junkers,
Messerschmitt, Henschel y BMW, entre otras.92 Para aumentar la producción, Speer
introdujo un sistema de castigos para sus trabajadores, por el cual a los que
fingían enfermedad, se relajaban, saboteaban la producción o intentaban escapar, se
les negaba la comida o se los enviaba a campos de concentración. En 1944 esto ya
era habitual y más de medio millón de trabajadores fueron arrestados.93 En esa
época 140 000 personas trabajaban por la fuerza en las fábricas subterráneas, que
eran verdaderas trampas mortales por la disciplina brutal y las habituales
ejecuciones. Por ejemplo, se acumularon tantos cadáveres en la fábrica subterránea
de Dora que se saturó el crematorio. El propio personal de Speer describió las
condiciones allí como un «infierno».94

Speer con el mariscal de la Luftwaffe Erhard Milch y el diseñador de aeronaves


Willy Messerschmitt en mayo de 1944.
El mayor avance tecnológico bajo su mando se produjo en el programa de cohetes, que
había arrancado en 1932, pero no había suministrado ninguna arma reseñable. Speer
lo apoyó con entusiasmo y en marzo de 1942 hizo un pedido de cohetes A4, el
predecesor del primer misil balístico del mundo, el cohete V2. La investigación
para su desarrollo, así como el de la bomba voladora V1, se hizo en las
instalaciones de Peenemünde. El primer objetivo del V2 fue París el 8 de septiembre
de 1944. El programa, aunque ya avanzado, demostró ser un impedimento para la
economía de guerra porque requirió de una importante inversión de capital sin
efectividad militar.95 Los cohetes fueron construidos en una fábrica subterránea en
Mittelwerk, donde la mano de obra para construir los cohetes A4 provino del campo
de concentración Mittelbau-Dora. De los 60 000 internos en este campo, 20 000
murieron debido a las pésimas condiciones.94

En el verano de 1944, Speer ya había perdido el control de la Organización Todt y


de la producción de armamento.96 Se opuso al atentado del 20 de julio de 1944
contra Hitler, no participó en el complot y desempeñó un papel menor en los
esfuerzos del régimen para recuperar el control sobre Berlín después de que el
Führer sobreviviera.97 Destapado este complot, los rivales del ministro atacaron a
algunos de sus aliados más cercanos y su sistema de gestión cayó en desgracia ante
los radicales del partido, con lo que perdió aún más autoridad.96

Derrota de la Alemania nazi


Las pérdidas territoriales y la incesante campaña de bombardeos estratégicos de los
aliados causaron el colapso de la economía alemana a fines de 1944. Los ataques
aéreos a la red de transporte fueron particularmente efectivos, ya que cortaron los
principales centros de producción de los suministros esenciales de carbón.98 En
enero de 1945, Speer le dijo a Goebbels que la producción de armamento podría
mantenerse durante al menos un año.99 Sin embargo, concluyó que la guerra estaba
perdida después de que las fuerzas soviéticas capturaran la importante región
industrial de Silesia a finales de ese mes.100 A pesar de todo, el ministro creía
que Alemania debía continuar en la guerra el mayor tiempo posible con el objetivo
de obtener mejores condiciones de los Aliados que la rendición incondicional en la
que insistían.101 Durante enero y febrero, afirmó que su ministerio entregaría
«armas decisivas» y aumentaría la producción de armamento, lo cual «provocaría un
cambio dramático en el campo de batalla».102 Speer obtuvo el control sobre los
ferrocarriles en febrero y le pidió a Himmler que suministrara prisioneros de los
campos de concentración para trabajar en su reparación.103

Albert Speer (izq.), Karl Dönitz y Alfred Jodl (derecha) tras ser arrestados por el
ejército británico en Flensburgo en mayo de 1945.
A mediados de marzo, Speer había aceptado que la economía de Alemania colapsaría en
las próximas ocho semanas. Si bien trató de frustrar las órdenes para destruir las
instalaciones industriales en áreas en riesgo de captura, para que pudieran usarse
después de la guerra, aún apoyaba continuar la guerra. Le entregó a Hitler un
memorando el 15 de marzo, que detallaba la grave situación económica de Alemania y
buscaba su aprobación para cesar las demoliciones de infraestructuras. Tres días
después, también le propuso a Hitler que los recursos militares restantes de
Alemania se concentraran a lo largo de los ríos Rin y Vístula en un intento por
prolongar la lucha. Todo esto ignoraba la realidad militar, que era que las fuerzas
armadas alemanas no podían igualar la potencia de fuego de los Aliados y se
enfrentaban a una derrota total.104105 Hitler no solo rechazó su propuesta de cesar
las demoliciones, sino que emitió la «Orden Nerón» el 19 de marzo, que pedía la
destrucción de todas las infraestructuras a medida que el ejército se retiraba. El
ministro se horrorizó por esta orden y convenció a varios líderes militares y
políticos para que la ignoraran.106 Durante una reunión con Speer entre el 28 y 29
de marzo, Hitler rescindió el decreto y le dio autoridad sobre las demoliciones.107
Este las detuvo, aunque el ejército continuó volando puentes.108

En abril, quedaba poco de la industria armamentística alemana, y Speer tenía pocos


deberes oficiales.109 Visitó el Führerbunker el 22 de abril por última vez, se
reunió con Hitler y recorrió la cancillería dañada antes de abandonar Berlín para
regresar a Hamburgo.110 El 29 de abril, el día antes de suicidarse, Hitler dictó un
testamento político final que dejaba a Speer fuera del nuevo gobierno; su sustituto
sería su subordinado, Karl Saur.111 A este le decepcionó que el Führer no lo
eligiera como su sucesor.112 Después de la muerte de Hitler, ofreció sus servicios
al llamado Gobierno de Flensburgo, encabezado por el sucesor de Hitler, Karl
Dönitz. Asumió un papel en ese régimen de corta duración como ministro de Industria
y Producción.113 A partir del 10 de mayo, Speer proporcionó información a los
Aliados sobre los efectos de la guerra aérea y sobre otros muchos temas. El 23 de
mayo, dos semanas después de la rendición de las fuerzas alemanas, las tropas
británicas arrestaron a los miembros del Gobierno de Flensburgo y pusieron final
formal a la Alemania nazi.114

Posguerra
Juicios de Núremberg
Artículo principal: Juicios de Núremberg

Speer en los juicios de Núremberg.


Speer fue llevado a varios centros de internamiento para funcionarios nazis e
interrogado. En septiembre de 1945, le dijeron que lo juzgarían por crímenes de
guerra, y varios días después, lo trasladaron a Núremberg y lo encarcelaron
allí.115 Fue acusado de cuatro cargos: participar en un plan común o conspiración
para perpetrar un crimen contra la paz, planear, iniciar y librar guerras de
agresión y otros crímenes contra la paz, crímenes de guerra, y por último, crímenes
de lesa humanidad.116

Robert H. Jackson, juez de la Corte Suprema de los Estados Unidos y fiscal jefe
estadounidense en Núremberg, alegó: «Speer se unió a la planificación y ejecución
del programa para emplear prisioneros de guerra y trabajadores extranjeros en la
industria de guerra alemana, que creció en producción mientras los trabajadores se
morían de hambre».117 El abogado del antiguo ministro, Hans Flächsner, presentó a
su defendido como un artista empujado a la vida política, que siempre había
permanecido fuera de toda ideología.118

Speer fue declarado culpable de crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad,


aunque fue absuelto de los otros dos cargos. Había afirmado que no sabía nada de
los planes de exterminio nazis y eso probablemente lo salvó de morir en la horca.
Se supo que su afirmación era falsa tras el hallazgo de una carta privada escrita
en 1971 y revelada públicamente en 2007.119 El 1 de octubre de 1946 fue sentenciado
a veinte años de prisión.120 Aunque tres de los ocho jueces (dos soviéticos y el
estadounidense Francis Biddle) inicialmente abogaron por condenarlo a muerte, el
resto de jueces no lo hizo, y el acuerdo de sentencia se alcanzó tras dos días de
debates.121

Encarcelamiento
Véase también: Prisión de Spandau
El 18 de julio de 1947, Speer fue transferido a la prisión de Spandau en Berlín
para cumplir su condena.122 Allí fue conocido como el Prisionero Número Cinco.123
Sus progenitores murieron mientras estaba encarcelado: su padre, que murió en 1947,
despreciaba a los nazis y guardó silencio al encontrarse con Hitler, mientras que
su madre, que murió en 1952, fue una nazi que había disfrutado mucho de cenar con
el Führer.12 Rudolf Wolters y su secretaria durante años Annemarie Kempf, que no
tenían permitida la comunicación directa con el antiguo ministro, hicieron lo que
pudieron para ayudar a su familia y llevar a cabo las solicitudes que Speer le
envió a su esposa, la única comunicación escrita que se le permitió oficialmente. A
partir de 1948, Speer contó con los servicios de Toni Proost, un simpatizante
neerlandés que pasó de contrabando su correo y sus escritos.124

Speer cumplió casi toda su condena en la prisión de Spandau.


En 1949 Wolters le abrió una cuenta bancaria a Speer y comenzó a recaudar fondos
entre los arquitectos e industriales que se habían beneficiado de las actividades
del ministro durante la guerra. Inicialmente, los fondos se usaron solo para
mantener a la familia de Speer, pero con el tiempo el dinero se usó para otros
fines, como pagarle unas vacaciones a Toni Proost y sobornar a quienes pudieran
asegurar su liberación. Una vez que el recluso supo de la existencia del fondo,
Speer envió instrucciones detalladas sobre qué hacer con el dinero.124 Wolters
recaudó un total de 158 000 marcos alemanes para Speer durante los últimos
diecisiete años de su sentencia.125

A los prisioneros se les prohibió escribir memorias. Sin embargo, Speer se las
arregló para enviar 20 000 páginas de escritos a Wolters.126 Había completado sus
memorias en noviembre de 1953, las cuales se convertirían en la base del libro
Dentro del Tercer Reich.127 En Diarios de Spandau pretendía presentarse como un
héroe trágico que había hecho un pacto con el diablo por el cual soportó una dura
sentencia de prisión.128

Gran parte de sus energías las dedicó a mantenerse en forma, tanto física como
mentalmente, durante su largo encierro.129 Spandau tenía un gran patio cerrado
donde a los reclusos se les asignaron terrenos para jardinería y Speer creó un
elaborado jardín con césped, flores, arbustos y árboles frutales.130 Para hacer sus
paseos diarios por el jardín más atractivos, se embarcó en un viaje imaginario
alrededor del mundo. Midiendo cuidadosamente la distancia de su recorrido, las
trasladó a la geografía del mundo real y llegó a caminar más de 30 000 km hasta que
fue liberado, momento en el que estaba, imaginariamente, cerca de Guadalajara,
México.131 También leyó, estudió revistas de arquitectura y repasó los idiomas
inglés y francés. En sus escritos afirmó haber leído cinco mil libros mientras
estuvo en prisión, una exageración porque tuvo poco más de un día para acabar cada
uno de ellos.132

Los defensores de Albert Speer no dejaron de pedir su liberación. Entre los que
prometieron apoyo para que se conmutara su sentencia estuvieron el presidente de la
república francesa Charles de Gaulle, el diplomático estadounidense George Wildman
Ball133 y Willy Brandt, canciller de Alemania Occidental,134 que puso fin a los
procedimientos de desnazificación en su contra que podrían haber acabado en la
confiscación de sus bienes.135 Sus esfuerzos para que le concedieran una liberación
anticipada quedaron en nada. La Unión Soviética, que había exigido una sentencia de
muerte en el juicio, nunca lo consintió.136 Así, cumplió la totalidad de su condena
y fue puesto en libertad en la medianoche del 1 de octubre de 1966.137

Liberación y vida posterior


La puesta en libertad de Albert Speer fue un acontecimiento mundial en los medios
de comunicación. Los periodistas abarrotaron tanto las calles de los alrededores de
Spandau como el vestíbulo del hotel berlinés en el que Speer pasó la noche.138
Habló poco y reservó la mayoría de sus palabras para una gran entrevista publicada
en el periódico Der Spiegel en noviembre de 1966.139 Aunque afirmó que esperaba
reanudar una carrera arquitectónica, su único proyecto, una colaboración para una
cervecería, no tuvo éxito.22 En cambio, revisó sus escritos de Spandau en dos
libros autobiográficos. Más tarde publicó un tercero sobre Himmler y las SS. Sus
libros incluyen Memorias (en alemán Erinnerungen, literalmente Recuerdos)140 y
Diario de Spandau, para cuya redacción recibió el asesoramiento de Joachim Fest y
Wolf Jobst Siedler, de la editorial Ullstein.141 Por otra parte, se encontró
incapaz de retomar la relación con sus hijos, incluso con su hijo Albert Speer Jr.,
que también era arquitecto. Según su hija Hilde, «Uno por uno mis hermanas y
hermanos renunciaron. No había comunicación».142 Ayudó económicamente a su hermano
Hermann después de la guerra, pero su otro hermano Ernst había muerto en la batalla
de Stalingrado, a pesar de las repetidas peticiones de sus padres para que lo
repatriara.12

Después de ser puesto en libertad, Speer donó su diario personal al Archivo Federal
de Alemania. Había sido editado por Wolters y no contenía ninguna mención a los
judíos.143 El escritor inglés David Irving descubrió discrepancias entre el diario
engañosamente editado y documentos independientes. Speer le había pedido a Wolters
que destruyera el material que había omitido de su donación, pero Wolters se negó y
conservó una copia original.144 La amistad entre ambos se deterioró y un año antes
de la muerte de Speer, Wolters le dio al historiador alemán Matthias Schmidt acceso
al diario sin alterar. Schmidt escribiría el libro Albert Speer: El fin de un mito,
el primero que fue muy crítico con el antiguo ministro nazi.145

Las memorias de Speer fueron un éxito fenomenal. Los lectores quedaron fascinados
por una visión interna del Tercer Reich y así un importante criminal de guerra se
convirtió en una figura popular casi de la noche a la mañana. Es importante
destacar que proporcionó una coartada a los ya ancianos alemanes que habían sido
nazis, porque si el mismísimo Albert Speer, tan cercano a Hitler y poderoso, no
conocía el alcance total de los crímenes del régimen nazi y solo estaba «siguiendo
órdenes», ellos también podrían decirse a sí mismos y a los demás que hicieron lo
mismo.146 Speer proporcionó un lavado de cara a toda una generación de antiguos
nazis. Tan grande era para todos ellos la necesidad de creer este «mito de Speer»,
que Fest y Siedler pudieron fortalecerlo, incluso frente a la creciente evidencia
histórica de lo contrario.147

Tumba de Speer en Heidelberg.


Speer estuvo a disposición de historiadores y de cualquier otro interesado.148 En
octubre de 1973 el arquitecto alemán hizo su primer viaje al Reino Unido para ser
entrevistado en el programa Midweek de la BBC.149 Ese mismo año apareció
entrevistado en la serie documental El mundo en guerra. Regresó a Londres en 1981
para participar en el programa Newsnight de la BBC, pero estando allí sufrió un
derrame cerebral y murió el 1 de septiembre de 1981.150 Aunque no se había
divorciado de su mujer, había entablado una relación con una alemana que vivía en
Londres y se encontraba con ella en el momento de su muerte.151 Su hija Margret
Nissen escribió en sus memorias publicadas en 2005 que después de abandonar la
cárcel, su padre había empleado todo su tiempo en construir «El mito de Speer».152

El mito de Speer
El buen nazi
Después de su liberación de Spandau, Speer se construyó la imagen del «buen
nazi».153 Era un hombre bien educado, de clase media y burgués, en claro contraste
con los psicópatas y asesinos que, en el imaginario popular, tipificaban a los
«malos nazis».154 En sus memorias y entrevistas había distorsionado tanto la verdad
y ocultado tantas cosas que sus mentiras se conocieron como «mitos».155 Speer llevó
su creación de mitos a los medios de comunicación y sus «disculpas astutas» se
reprodujeron innumerables veces en la Alemania de la posguerra.155 Isabell Trommer
escribe en su biografía de Speer que Joachim Fest y Wolf Jobst Siedler fueron
coautores de las memorias de Speer y cocreadores de sus mitos156 a cambio de una
parte de sus derechos de autor y otros incentivos financieros.157 Speer, Siedler y
Fest habían construido una obra maestra, la imagen del «buen nazi», que permaneció
inalterable durante décadas, a pesar de las evidencias históricas que indicaban que
era falsa.158

Speer durante una visita a una fábrica de municiones en mayo de 1944.


Speer había construido cuidadosamente una imagen de sí mismo como un tecnócrata
apolítico que lamentaba profundamente no haber podido descubrir los monstruosos
crímenes del Tercer Reich.159 Después de la muerte de Speer, Matthias Schmidt
publicó un libro que demostró que había ordenado el desalojo de judíos de sus
hogares en Berlín.160 Ya en 1999, los historiadores habían demostrado con claridad
que había mentido extensamente.161 A pesar de ello, la reputación de Speer no
cambió sustancialmente hasta que el director de cine Heinrich Breloer rodó en 2004
una producción televisiva biográfica que sería el comienzo de un proceso de
desmitificación y revaluación crítica.146 El historiador británico Adam Tooze
afirma en su libro The Wages of Destruction que Speer se había movido entre las
filas del régimen de forma diestra y despiadada, y que la idea de que era un
tecnócrata que cumplía órdenes a ciegas era «absurda».7 Trommer dijo que no era un
tecnócrata apolítico, sino uno de los líderes más poderosos y con menos escrúpulos
del régimen nazi.157 Martin Kitchen dijo que había engañado al Tribunal de
Núremberg y a la Alemania de la posguerra,161 mientras que Magnus Brechtken opinó
que si su profunda participación en el Holocausto se hubiera conocido en el momento
de su juicio, habría sido condenado a muerte.31

La imagen del buen nazi se sustentó sobre numerosos mitos de Speer.155 Además del
mito de que era un tecnócrata apolítico, afirmó que no tenía pleno conocimiento del
Holocausto o de la persecución de los judíos. Otro mito postula que Speer
revolucionó la máquina de guerra alemana después de su nombramiento como Ministro
de Armamentos gracias a un aumento espectacular en el envío de armas que se
publicitó como el motivo de que Alemania se mantuviera en la guerra.162 Otro mito
era que ideó un plan falso para asesinar a Hitler con gas venenoso, una falsedad
que se le ocurrió al recordar el pánico que sentía cuando los gases del automóvil
entraban por el sistema de ventilación de aire, a lo cual añadió los detalles.163
Brechtken escribió que su mentira más descarada fue inventada durante una
entrevista con un periodista francés en 1952. El periodista describió una escena
inventada en la que Speer rechazaba las órdenes de Hitler y el Führer se iba con
lágrimas en los ojos. A Speer le gustó tanto que la añadió a sus memorias, con lo
que el periodista había colaborado involuntariamente en uno de sus mitos.31

Speer también buscó retratarse a sí mismo como un oponente al liderazgo de Hitler.


A pesar de su oposición al complot del 20 de julio, afirmó falsamente en sus
memorias que simpatizaba con los conspiradores. Sostuvo que Hitler fue amable con
él por el resto de su vida después de enterarse de que lo habían incluido en una
lista de posibles ministros, otro elemento clave de sus mitos.164 También afirmó
falazmente que se había dado cuenta muy pronto de que la guerra estaba perdida, y
que por ello trabajó para preservar los recursos necesarios para la supervivencia
de la población civil.101 En realidad, había tratado de prolongar la guerra hasta
que fuera imposible resistir más, contribuyendo así a la gran cantidad de muertes y
la enorme destrucción que Alemania sufrió en los últimos meses del conflicto.101165

Negación de responsabilidad

Nuevos prisioneros del campo de concentración de Mauthausen esperando su


desinfección.
Speer mantuvo en los juicios de Núremberg y en sus memorias que no tenía
conocimiento directo del Holocausto. Solo admitió sentirse incómodo con los judíos
en la versión publicada de los Diarios de Spandau.56 En términos más generales,
Speer aceptó la responsabilidad de las acciones del régimen nazi. El historiador
Martin Kitchen afirma que Speer era «plenamente consciente de lo que les había
sucedido a los judíos» y que estuvo «íntimamente involucrado en la 'Solución
Final'».8 Magnus Brechtken dijo que Speer solo admitió una responsabilidad general
del Holocausto para ocultar su responsabilidad directa y real.155 Speer fue
fotografiado con trabajadores esclavos en el campo de concentración de Mauthausen
en 1942 y Blaine Taylor sostiene que si la foto hubiera estado disponible en los
juicios de Núremberg habría sido ahorcado.166 En 2005, el periódico The Daily
Telegraph publicó que habían aparecido documentos que indicaban que Speer había
aprobado la asignación de materiales para la ampliación del campo de concentración
de Auschwitz después de una inspección de las instalaciones realizada por sus
asistentes en un día en que casi mil judíos fueron masacrados.167 Heinrich Breoler,
al hablar sobre la construcción de Auschwitz, dijo que Speer no era solo un
engranaje en el trabajo, sino que era el «terror mismo».167

Imagen externa
Fotografía de Speer en Mauthausen
Atención: este archivo está alojado en un sitio externo, fuera del control de la
Fundación Wikimedia.
Speer también negó estar presente en los discursos de Posen (Poznan) a los líderes
nazis en una conferencia el 6 de octubre de 1943, en la que Heinrich Himmler dijo:
«Se tuvo que tomar la grave decisión de hacer que esta gente desapareciera de la
tierra»;168 y más tarde, «Los judíos deben ser exterminados».169 Himmler menciona a
Speer y se dirige a él en varias ocasiones durante este discurso.169 En 2007, el
diario The Guardian informó que se había encontrado una carta de Speer con fecha
del 23 de diciembre de 1971 en una colección de su correspondencia con Hélène
Jeanty, viuda de un combatiente de la resistencia belga, en la que el antiguo
ministro admite que «No hay duda: estuve presente cuando Himmler anunció el 6 de
octubre de 1943 que todos los judíos serían asesinados».119

El milagro armamentístico

La ciudad alemana de Colonia en ruinas al final de la guerra.


A Speer se le reconoció como el responsable del «milagro armamentístico». Durante
el invierno de 1941-1942, a la luz de la desastrosa derrota de Alemania en la
Batalla de Moscú, los líderes alemanes, incluidos Fromm, Thomas y Todt, llegaron a
la conclusión de que la guerra no se podía ganar.170 La posición racional a adoptar
era buscar una solución política que pusiera fin a la guerra sin derrota, pero la
respuesta de Speer fue usar su habilidad propagandística para demostrar un nuevo
dinamismo en la economía de guerra.170 Publicó unas estadísticas espectaculares en
las que se alegaba que se había multiplicado por seis la producción de artillería y
consiguió que esa propaganda se difundiera por todo el país. Así logró acallar la
discusión sobre que la guerra debía acabar.170

El «milagro» armamentístico era un mito sostenido sobre la manipulación estadística


que Speer efectuó para respaldar sus afirmaciones.171 La producción de armamento en
efecto aumentó; sin embargo, se debió a las consecuencias lógicas de la
reorganización realizada antes de que Speer asumiera el cargo, a la implacable
movilización de trabajadores forzados y a una reducción deliberada en la calidad de
la producción en favor de la cantidad. En julio de 1943, la propaganda sobre
producción de armamento de Speer se volvió irrelevante porque ya no pudieron
ocultarse al pueblo alemán una serie de derrotas dramáticas en el campo de batalla
que pusieron a Alemania ante la perspectiva de perder la guerra.172 Brechtken
escribe que Speer sabía que Alemania iba a perder la guerra y deliberadamente
extendió su duración, causando la muerte en los campos de exterminio y de batalla
de millones de personas que de otro modo habrían vivido.155 Kitchen dijo: «No puede
haber ninguna duda de que Speer realmente ayudó a prolongar la guerra más de lo que
muchos creían posible, como resultado de lo cual murieron millones de personas y
Alemania quedó reducida a un montón de escombros».173

Legado arquitectónico

Tribuna del Campo Zeppelín de Núremberg, diseñada por Speer (Vista en 2012).
Poco queda, más allá de fotos y planos, de las obras arquitectónicas más personales
de Albert Speer. En Berlín no queda casi ningún edificio diseñado por el arquitecto
en la era nazi, salvo el Schwerbelastungskörper, un cuerpo de carga pesada
construido hacia 1941 que tiene forma de enorme cilindro de hormigón de 14 metros
de altura que se utilizó para medir la subsidencia del suelo como parte de los
estudios de viabilidad para un gigantesco arco de triunfo y otras grandes
estructuras propuestas como parte de Welthauptstadt Germania, el proyecto de
renovación de posguerra de Berlín propuesto por Hitler. El cilindro ahora es un
hito protegido y está abierto al público.174 La tribuna del Campo Zeppelín en
Núremberg, aunque parcialmente demolida, se puede visitar.175

La Cancillería del Reich, en cuya construcción participó Speer, resultó muy dañada
durante los bombardeos aéreos de la batalla de Berlín. Sobrevivieron sus muros
exteriores, pero fueron desmantelados por los soviéticos. Rumores sin fundamento
sostenían que sus restos se usaron para otras construcciones como la Universidad
Humboldt de Berlín, la estación de metro de Mohrenstraße o monumentos de guerra
soviéticos en Berlín.176

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Enlaces externos
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