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Amor y Odio en Manhattan - Marcia DM
Amor y Odio en Manhattan - Marcia DM
HERMANOS WALKER #1
MARCIA DM
Amor y Odio en Manhattan © 2021 by Marcia DM
Todos los derechos reservados
Ninguna parte de este libro puede reproducirse de ninguna forma ni por ningún
medio electrónico o mecánico, incluidos los sistemas de almacenamiento y
recuperación de información, sin el permiso por escrito del autor, excepto para el
uso de breves citas en una reseña de un libro.
“Nueva York es realmente el lugar para estar; cuando
vas a Nueva York, vas al centro del mundo”.
Zubin Mehta.
ÍNDICE
Capitulo 1
Capitulo 2
Capitulo 3
Capitulo 4
Capitulo 5
Capitulo 6
Capitulo 7
Capitulo 8
Capitulo 9
Capitulo 10
Capitulo 11
Capítulo 11
Capítulo 12
Capitulo 13
Capitulo 14
Capitulo 15
Capitulo 16
Capitulo 17
Capitulo 18
Capitulo 19
Capitulo 20
Capitulo 21
Capitulo 22
Capitulo 23
Capitulo 24
Capitulo 25
Capitulo 26
Capíulo 28
Epílogo
Agradecimientos
Acerca del Autor
Otras Obras de Marcia DM
CAPITULO 1
LAUREN
Pasado.
Willow High.
2007
Presente.
Pasado
2007
La casa de los Walker
“La alquimista posee magia negra, solo ella sabe cómo embrujarme, juega
con mi cabeza, me hunde en la locura, proyecta imágenes en mi mente
donde toco su cuerpo, lamo sus pechos—”
Presente.
Pasado
2007
Mi casa.
Presente
Pasado
2007
Willow High school.
Pasado
2007
Willow High.
2007
Mi casa.
Presente.
2007
Lauren: DondeEstaLaBarraEspaciadora.
Silas: La era de las cavernas llamó, quiere que vuelvas a
su época. Está en el medio abajo de todo.
Lauren: Ya la encontré.
¿Pero qué…?
Respiro aire por la nariz.
Exhalo por la boca.
Tengo que dejar de hablarle antes de que revolee el celular y lo
estalle contra la pared.
(Mentira)
¿Qué demonios?
–¡Lauren! –grito mirando hacia la puerta.
Ella asoma su rostro perfecto, pero no entra, sabe que
viene una tormenta.
–Estaba esperando esa reunión, ¿dijo por qué canceló?
–Su secretaria dijo que tenia un compromiso que no podía
aplazar, ¿quieres que lo llame de todas maneras? –da un
paso dentro de la oficina pero no pasa del umbral de la
puerta.
–No, lo llamo yo. –da unos pasos hacia atrás. –Quieta
ahí, no terminé contigo.
Se detiene.
Dios, si así empieza mi proyecto, esta destinado al fracaso.
Me levanto de mi silla porque la ansiedad esta manejando
mis músculos, busco en mi celular el contacto mientras
camino como un toro enfadado.
De golpe siento una presión muy fuerte en el centro de mi
pecho, como si un yunque marca ACME acabara de caer sobre
mi, lo cual me obliga a sentarme inmediatamente en el sillón
del salón.
Todavía estoy intentando descubrir qué demonios me
pasa cuando Lauren ya está a mi lado.
–¿Silas? ¿Qué ocurre?
–No lo sé…–digo casi sin aire, mientras masajeo mi
pecho.
Mi brazo izquierdo comienza a hormiguear.
Calor sube, sube, sube.
–¿Te duele el pecho? –su voz tiene un dejo de
emergencia, pero al mismo tiempo hace preguntas con
precisión, como si fuese un médico diagnosticando a un
paciente.
–Sí, ¿Qué mierda es esto?
Lauren me sienta lo más erguido que puede, para que
apoye la espalda en el respaldo, coloca su mano en mi frente
y toma mi pulso con la otra.
–¿Sientes nauseas?
–Si…, ¿como sabes que—?
No puedo terminar la frase, me falta el maldito aire.
En la desesperación de tener un poco de oxígeno, abro la
boca, pero nada entra.
Arranca el celular de mi mano y se lo lleva al oído.
Comienza a hablar rápido, da la dirección de la compañía y
algunos datos más.
–¿Qué haces? No llames al 911, estoy bien. –quito su
mano de mí frente e intento pararme, pero las piernas casi
no me responden, siento que corrí el 5K del Central Park
hace dos horas.
–Quieto Silas. –me deja allí y sale corriendo.
Sudor corre por mi frente y mi espalda, mi garganta se
tensa con ganas de vomitar, mi visión comienza a
borronearse y siento que la superficie debajo mío no puede
sostenerme.
–Abre la boca. –la escucho decir.
No me había dado cuenta que tenía los ojos cerrados,
Lauren introduce una pastilla.
–Mastícala y trágala.
Acato su orden solo porque no sé qué demonios es lo que
me pasa, podría estar metiéndome una pastilla de cianuro
aprovechando que me siento horrible.
–¿Qué…? –¿qué es esto? Quiero preguntarle, pero no tengo
suficiente aire.
–Una aspirina, –responde como si escuchara mis
pensamientos, sinceramente espero que no. –los médicos
están en camino, intenta quedarte consiente, ¿sí? Quédate
conmigo.
Quiero decirle que sí, quiero asentir, pero nada responde
en mí, al menos siento su mano entrelazada con la mía y
caricias en mi brazo izquierdo que casi no siento.
Quiero sentirla.
–Ya escucho la ambulancia, no te preocupes que todo va a
estar bien.
De golpe tengo miedo.
–N-no te vayas…–susurro.
–No me iré a ningún lado, estoy contigo, siempre. –
escucho ruidos por la puerta, pasos y personas hablando a
los gritos.
–Estoy segura que es un infarto, le acabo de dar una
aspirina.
¿Infarto?
¿Pero qué…?
CAPITULO 11
SILAS
Pasado
2007
Mi Casa
Silas: Exacto.
Lauren: Hagámoslo.
Presente.
MOVIMIENTO ME DESPIERTA.
Los colores del cuarto son anaranjados, el amanecer está
aquí otra vez y Silas también. Abro apenas mis ojos y lo veo
deslizarse dentro de la cama y se acomoda cerca de mí, (sin
tocar un solo punto de mi cuerpo) y comienza a roncar.
Supongo que esta es su forma de hacer las paces.
Trabajo desde la cama entonces, es viernes y parece un
buen día para tomar el mando de la empresa y ayudarlo a
Silas con sus correos y otros andares de CEO. Entre los mails
del día, encuentro uno de Estela, preguntándole como estoy
desempeñando mi papel, contándole que en poco tiempo va a
tener a una niña y que le gustaría que la conozca, al menos
una vez.
Que extraño, suena casi como una súplica a un amante,
más que una invitación a un jefe. Pero bueno, sé que tienen
muchos años de trabajar juntos, seguramente ella sabe que
Silas no está interesado en bebes y todas esas cosas.
A las once de la mañana vuelve a moverse y se estira
levantando sus brazos por encima de su cabeza. Con ojos
perdidos se enfoca en mí, pero no sonríe.
–¿Cómo te sientes? –pregunto dejando la notebook en la
mesa de luz.
–Como si hubiera dormido una eternidad. –mira su reloj
y abre los ojos cuando se da cuenta lo tarde que es se sienta
de golpe en la cama y lo detengo.
–Tranquilo, no hay nada que hacer hoy, corrí tus
reuniones, ya me encargué de tus hermanos y les deseé a
todos tus empleados una feliz navidad en tu nombre.
–Pero falta una semana. –se queja.
–Ya sé, Scrooge 1, pero la gente normal se toma estos días
para pasar tiempo con su familia, deberías hacer lo mismo.
Chista como un viejo enojado y cascarrabias, dejandose
caer en la cama.
–Mi familia me genera más estrés que el trabajo, créeme.
Ninguno de los dos menciona de la conversación de
anoche, tampoco el hecho de que comenzamos la noche en
camas separadas y terminamos la mañana en la misma.
El día transcurre como el de ayer, la única diferencia es
que libero la agenda de Silas para la semana entrante así no
debe preocuparse por nada más que su salud.
A las cinco de la tarde, me cambio a mis ropas de oficina y
comienzo a recolectar mis cosas.
–¿Dónde vas? –escucho su voz detrás de mí.
–A mi casa, Silas, tengo que volver en algún momento. –
trato de ser fría y firme, por una simple razón, puede que si
lo mire no quiera irme de aquí.
Después de dos días, creo que es hora de que me vaya, ya
no hay más excusas y honestamente quiero una ducha y mi
ropa de cama.
–Pero...
Volteo y lo enfrento.
–Llámame si me necesitas, voy a trabajar desde casa el
resto de la semana. –el único sonido son mis tacos sobre el
suelo de mármol, camino decidida a la puerta, pero sé muy
bien que inconscientemente quiero que me ruegue que me
quede, que me diga que todavía no está listo para romper
esta burbuja, que mi presencia lo hace sentir mucho mejor…
Lo único que recibo es silencio.
–No.
Me doy la media vuelta y me muevo hacia la cocina,
aunque son apenas unos pasos.
–Lauren, vamos, no quiero que estés aquí sola. –escucho
la petición de Silas, sus palabras ruegan, pero él se queda
anclado en el lugar.
–No quiero tu lastima, Silas.
–¿Vas a pasar Navidad aquí? Vamos, te estoy ofreciendo
un fin de semana en los Hamptons, no tienes que hablarme
si no quieres, solo ven, pasa el rato con mi familia, luego te
traigo aquí y puedes ser miserable por el resto del año.
–¡No soy miserable!
–¡Lo sé! ¡Sabes a lo que me refiero! –grita exasperado.
Siento que cada vez que estamos en el mismo cuarto
terminamos gritándonos, pero él también lo nota, por eso
baja el volumen y se tranquiliza. – Te necesito conmigo.
Eso hace que me detenga.
–Silas… –no quiero oír esto porque sé que no puedo
decirle que no.
–Escúchame, si no voy, voy a romper el corazón de mi
madre, pero no sé si puedo sobrevivir unos días con ellos sin
que mi corazón quiera salir por la garganta, te necesito ahí,
tú…tú me calmas.
Creo que es mi cerebro está a punto de hervir, pero luego
recuerdo que había preparado todo para hacer té y la tetera
esta silbando . La quito del fuego y busco mi taza de Mickey
vestido de Santa, siempre me saca una sonrisa.
–No me mientas, me quieres ahí para que tu familia se
enfoque en otra cosa y no en ti.
Su rostro vira y sé que lo atrapé en una mentira.
–¿Ves Silas? Esto es a lo que me refiero, pretendes ser
Hades, ¡pero en realidad eres Zeus! Manipulador y—
–Sabes que me calmas, no me digas que no lo notaste
antes, por favor, ven conmigo, solo tres días.
–No.
Quita su boina y pasa la mano por su cabello color
caramelo con exasperación. Camina de un lado a otro,
buscando la manera de convencerme. Sus pasos se escuchan
pesados sobre el viejo suelo de madera, las tablas crujen
quejándose del peso que tienen encima.
Yo pretendo que no está en la habitación mientras vierto
el agua en la taza.
Se detiene.
–Dime que quieres, es tuyo, ayúdame a negociar. –mueve
sus manos frenéticamente.
Muevo el saquito de arriba abajo, viendo como el agua se
tiñe a un color más oscuro y pienso mi respuesta con
cuidado.
Quizás esta sea mi única oportunidad, algo que quise
hacer toda mi vida.
–Tengo algo en mente.
–Lo que sea. –su voz está más cerca, casi detrás mío.
–Escucha mi condición primero. –digo sobre mi
hombro–Cuando llegue el momento donde yo esté lista, voy
a hacerte una serie de preguntas. –volteo y tomo un sorbo
con la taza entre mis manos, Silas me observa como si
estuviera tomando cola de carpintero. –Preguntas que
siempre quise hacerte y que necesito que sean honestas.
–Pregúntame.
–No, ahora no, cuando esté lista dije, pero tienes que
prometerme que vas a ser completamente honesto.
–Palabra de chico explorador. –levanta su mano derecha
en el aire.
–¿Fuiste un chico explorador?
–Por un tiempo, luego me echaron porque casi incendio
una reserva ecológica.
Pasado
2007
Casa de los Walker
Presente
Pasado
2007
La Casa de Los Walker
Presente.
Pasado
2005
Willow High School
Querida Perséfone:
Fin.
Segunda oportunidad en Miami
Hermanos Walker #2
***
Amiga lectora:
—Marcia.
ACERCA DEL AUTOR
Marcia DM es una Argentina que vive en Estados Unidos hace seis años. En su
travesía por encontrar nuevos territorios, Marcia retomo un gran amor que era la
escritura y hoy lleva publicado ocho libros en español y tres en ingles.
Marcia vive en una pequeña ciudad de Texas, le gusta mucho la decoración de
interiores, hacer proyectos en su casa (sus manos lo pueden demostrar) y dibujar.
Puedes seguirla en tus redes sociales favoritas, pero Marcia tiene que admitir
que Instagram y el grupo privado de Facebook es donde más interactúa con sus
seguidoras.
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Resiliencia
Stamina
Deber
Solos:
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Amor y Odio en Manhattan.
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